Cronenberg, en el paseo de la fama

historia coral carece del espesor de films como Pacto de amor; eXistenZ, mundo virtual o Crash, extraños pla- ceres, por citar un puñado de obras en las que el ...
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espectáculos | 3

| Jueves 23 de octubre de 2014

cine

Sucesos no muy extraordinarios barroco (argentina/2013). ★★★ buena. dirección: Estanislao Buisel. elenco: Julián Larquier, Julián Tello, Walter Jakob, William Prociuk y Julia Mar-

tínez Rubio. guión: Estanislao Buisel, Walter Jakob. fotografía: Soledad Rodríguez. edición: Ignacio Masllorens. dirección de arte: Fabiana Gallegos. sonido: Tomás Fronthot. música: Gabriel Chwojnik. productora: El Rayo Verde. duración: 104 minutos. calificación: Apta para mayores de 13 años.

Julianne Moore y Sarah Gadon, en una escena del film

cine

Cronenberg, en el paseo de la fama Polvo de estrellas (MaPs to the stars, canadá-estados Unidos-Francia-aleMania/2014). ★★★ buena. dirección: David Cronenberg. guión: Bruce Wagner. fotografía: Peter Suschitzky. edición: Ronald Sanders.

música :

Howard Shore.

elenco :

Julianne Moore, Mia

Wasikowska, John Cusack, Evan Bird, Olivia Williams, Robert Pattinson, Kiara Glasco y Sarah Gadon. distribuidora: Alfa Films. duración: 111 minutos. calificación: apta para mayores de 16 años.

H

ay cuerpos lastimados, con heridas de las visibles y de las otras. Hay personajes certificadamente inestables y otros que, sin certificado, igual podrían concursar para el premio de desequilibrado del año. Hay familias disfuncionales que con sus retorcimientos renuevan y refrescan el concepto hasta darle nuevas y perversas declinaciones. Hay fantasmas, tramas en espejo y un poema –“Libertad”, de Paul Eluard– que funciona como leitmotiv de varios de los personajes y del desarrollo de la narración. Hay tantas cosas en Polvo de estrellas y todas ellas son reconocidas marcas de autor de David Cronenberg, que esta vez llevó a Hollywood su festival de sangre, dolor y heridas.

Casi como si se tratara de un neuropsiquiátrico a cielo abierto, la capital de la industria cinematográfica sirve como marco para que Cronenberg despliegue sus preocupaciones habituales. Claro que esta vez, quizás por su afán –o el de su guionista, Bruce Wagner– de mantenerse actual y en contexto, la historia coral carece del espesor de films como Pacto de amor; eXistenZ, mundo virtual o Crash, extraños placeres, por citar un puñado de obras en las que el sexo, el amor filial y la violencia son, como aquí, armas de doble y triple filo que lastiman a todos los involucrados. En este caso, el tono es más paródico y más cercano al humor negro –negrísimo– que al terror psicológico de antaño, aunque ahora también asomen imágenes

E alfa films

gore, escatológicas y no aptas para espectadores sensibles o poco acostumbrados a los modos del cineasta canadiense. Más allá de la transparente denuncia a los excesos de la sociedad de consumo e información representada por Hollywood, la historia y los personajes de Polvo de estrellas tienen vida, respiran, aunque sea un aire más bien contaminado. Y ninguna más contaminada que la estrella en decadencia que interpreta Julianne Moore, una patética y malvada actriz que entre masajes, terapias alternativas y desesperados intentos de salvar su carrera, se cruzará con Agatha, una misteriosa joven, aparente víctima de un incendio, que llega a Los Angeles en busca de algo más que las mansiones de las estrellas. El duelo entre la explosiva interpretación de Moore y la restringida actuación de Mia Wasikowska como la perturbada Agatha le da impulso a un relato que a veces se detiene demasiado en nombrar famosos (de Tatum O’Neal a Drew Barrymore, pasando por Emma Watson, Juliette Lewis, Al Gore y P.T. Anderson) y en aludir a situaciones reales. De hecho, cuando el relato se aleja de las minucias de Hollywood para volver a centrarse en la psicótica familia que integran los personajes de John Cusack, Olivia Williams y Evan Bird (un joven que parece resumir todo lo que está mal con la industria del cine), el film recobra la inquietante densidad por la que Cronenberg es tan conocido.ß natalia Trzenko

n los primeros minutos de Barroco, Estanislao Buisel deja delineado con eficacia el argumento de su ópera prima: Lucas acaba de dejar la carrera de Letras, entra a trabajar como empleado a una librería, tiene una novia que se dedica a la música barroca, prepara con la ayuda de un amigo una fotonovela y vive en un departamento que calienta haciendo fuego con desperdicios, ya que le cortaron el suministro de gas. Es el punto de partida de una historia que hilvanará

algunos sucesos no muy extraordinarios que serán narrados siempre en un tono sosegado, casi neutro, que sólo se verá alterado por una reacción violenta del protagonista con un pedante pianista que en el pasado tuvo una historia amorosa con su novia. Estrenada en el Bafici 2013, la película pone el foco en un sector social bien determinado: gente de la clase media porteña con un cierto nivel de ilustración que el espectador podrá confirmar a partir de algunos parla-

mentos deliberadamente explicativos. Buisel no altera el ritmo de la narración en ningún momento y mantiene el volumen discreto aun cuando aparece el conflicto que Julio desatará en su flamante trabajo cuando decide perpetrar un robo sin tomar los recaudos necesarios para que no lo descubran. Más tarde, comprobaremos que parte de la vida personal de los personajes se irá filtrando en esa fotonovela que funcionará como coda del film. En ese epílogo de casi veinte minutos que homenajea a un clásico de la fotonovela, la italiana Killing, publicada en la Argentina en la década del 70 –y que remite de algún modo al trabajo de Chris Marker, el artista francés al que se le atribuye la invención del documental subjetivo–, Buisel acelera necesariamente la velocidad de la narración y despliega un humor, una inventiva y un temperamento lúdico que asomaban con más recato en la otra zona de su película. Una vez más, la música de Gabriel Chwojnik, en esta ocasión de inspiración barroca, es excelente y colabora a generar clima en cada aparición sin apelar a subrayados ni lugares comunes.ß Alejandro Lingenti