Cristina Allende Casal La mujer que descubrió la

A pesar de haber acabado esta saga en 2007, Rowling sigue muy activa en el mundo literario: ha publicado Los cuentos de Beedle el Bardo, Bestias mágicas y ...
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Cristina Allende Casal La mujer que descubrió la magia Oficialmente se llama Joanne Rowling. Para transacciones privadas, utiliza Joanne Murray, cogiendo prestado el nombre de su actual marido. Es mundialmente conocida como J.K. Rowling. Y ella prefiere ser llamada “Jo” a secas. J.K. Rowling es la creadora del mundo de Harry Potter y la escritora juvenil más influyente de la primera década del siglo XXI. No es para menos: la marca Harry Potter valía ya en 2007 15 millones de dólares. Sus libros han sido traducidos a 74 idiomas, incluyendo lenguas muertas como el latín o muy minoritarias como el bable. Esto, por supuesto, sin contar las traducciones extraoficiciales, las traducciones fans, que se estima que pueden hacer alcanzar el centenar. A pesar de haber acabado esta saga en 2007, Rowling sigue muy activa en el mundo literario: ha publicado Los cuentos de Beedle el Bardo, Bestias mágicas y dónde encontrarlas, de la que está preparando ahora con Warner Bros la adaptación cinematográfica para 2016, y Una vacante imprevista, además de varias novelas policiacas con el seudónimo de Robert Galbraith. Sin embargo, no deja de hacer incursiones en el universo de Harry Potter: el sábado 5 de diciembre anunció que desde el día 12 de ese mes hasta la víspera de Navidad, publicaría cada día un nuevo fragmento sobre el mundo mágico, uno de los cuales se centrará en el antagonista de Harry Potter, Draco Malfoy, en la web para fans que ella misma ayudó a crear: Pottermore. J.K. Rowling es una mujer profundamente británica, que pidió expresamente que el elenco de las películas, así como las localizaciones, fuesen británicos como ella: de ojos azules, piel pálida, rubia, con rasgos sajones como los labios finos y los pómulos altos. Una mujer corriente, podríamos decir. Y lo es. A pesar de su fama mundial, aún puede ir a los cafés de Edimburgo a escribir sus novelas, pues el ajetreo de estos locales la inspira. Ama su privacidad hasta el punto de querellarse contra periódicos por la publicación de fotografías de su familia, como ocurrió con la revista OK! en 2003. Es una mujer que fue corriente y lo sigue siendo, que dona lo que puede a la caridad, siendo la primera persona en pasar de la lista de los billionaries (mil millonarios) de Forbes a la de millonarios a secas a través de actos de caridad. Es una mujer corriente que todavía escribe por diversión, que explora el mundo que ha creado y, a veces, deja entrever a los fans de esta saga las maravillas que sigue creando. El grupo favorito de esta mujer corriente es The Smiths, aunque dice que en su etapa más punk empezó a escuchar The Clash. Una etapa en la que su ídolo fue la autora de Hons and rebels, la escritora comunista Jessica Mitford. Su hija se llama también Jessica por ella, aunque nunca ha dejado claro si por la influencia en su vida o por la sonoridad del nombre. Intentó entrar en Oxford, pero tuvo que quedarse en Exeter, decepcionada por no encontrar amigos tan radicales como ella. “Son etapas por las que todos pasamos”, dijo en una entrevista en USA en 2005, aunque no quiso seguir profundizando en el tema. Se considera a sí misma profundamente religiosa. Cristiana, por supuesto, y practicante, a pesar de las duras críticas que algunos sectores de conservadores cristianos (casi todos estadounidenses, huelga decirlo) han dedicado a sus libros. Recientemente ha saltado a los medios una mujer americana que tenía la intención de reescribir la obra entera y colgarla en Internet para hacerla apta para sus hijas, por miedo a que tras leer el libro sin censurar se dedicaran a la brujería. Quería cambiar detalles insignificantes, nimios, como, por ejemplo, el nombre de la escuela: de

Hogwarts, Escuela de Magia y Hechicería, a Hogwarts, Escuela de Rezos y Milagros. Aún siete años después de su publicación, esta saga sigue levantando ampollas. La autora no se pronunció sobre este hecho, pero sí que lo hizo sobre otras situaciones parecidas. Ella misma confesó pelear contra su fe a la hora de escribir, sobre todo respecto a la muerte y lo que pasa tras ella. No quiere imbuir una filosofía y una religión en niños de tan diversos ambientes, pero tampoco renunciar a su fe. Lo ha hecho bastante bien, podríamos decir: a lo largo de la saga, la figura de Dios no aparece, pero sí la idea del amor, la vida como viaje y la muerte como un nuevo principio, todos principios cristianos aunque también de la mayoría de las religiones. A pesar de lo que diga la leyenda popular, su gran saga no nació gracias a sus hijos: cuando salió de Oporto en 1994, huyendo de un divorcio mal llevado, se llevaba consigo de vuelta a Escocia una hija de apenas un año y los primeros tres capítulos de la que sería la historia de una generación entera. No escribía por necesidad, pues aún no le rentaban, sino por placer, por expresarse, como suele pasar con los escritores. Sus primeros cuentos los data de cuando tenía seis años, cuando se los contaba a su hermana pequeña de camino al colegio de Chipping Sodbury, en el sudoeste de Inglaterra, cerca de Bristol, donde había nacido en 1965. A los seis años, con esas primeras historias, decidió ser escritora, y en 1990 le llegó la idea para su primera novela en un tren que se retrasaba de Londres a Manchester. Sin embargo Harry Potter y la piedra filosofal fue publicado en 1997, no sin un gran esfuerzo: doce editores rechazaron el primer manuscrito del que fue el Mejor Libro Infantil del Año, y cuyas secuelas lo serían todas en sus sucesivos años. Rowling creía en su obra, estaba dispuesta a luchar por ella y sobre todo, le gustaba escribirla. Luchó por su obra hasta el punto de obviarse a sí misma para conseguir su reconocimiento: su editor le pidió que utilizase solo las iniciales de su nombre, para no desalentar a los chicos en la lectura de un libro escrito por una mujer. Rowling incluso se inventó un segundo nombre, poniéndose el de su abuela, Kathleen. Ha confesado muchas veces que en sus libros está muy reflejada, sobre todo en los primeros. La sabelotodo Hermione Granger es, dice, una caricatura de ella misma, un personaje que la retrataba a ella cuando iba a cuarto curso, aunque se arrepiente de este hecho. “Hermione es valiente, la más inteligente de la clase y busca lo mejor para sus amigos. Yo era solo una más de un grupo de chicas lectoras a las que se les daba más o menos bien Lengua Inglesa”. La pérdida de Harry Potter refleja la suya propia: perdió a su madre con veinticinco años, cuando estaba empezando a escribir Harry Potter. Conoce la pérdida y la reflejaba en sus libros, volcando toda su experiencia vital en ellos, algo que, tal vez, explique el éxito de la saga. Jo dice que la fama no la ha cambiado. Tal vez sea verdad, aunque a la vuelta de Oporto tuviera que vivir de las prestaciones del Estado y ahora viva en una mansión. El dinero que le daba el Estado le servía para vivir ella y su hija, permitiéndole así tiempo para elaborar sus novelas. Y es que, a pesar de buscar trabajo, no lo había. Saber cómo se siente una cuando no se tiene nada ha marcada esta nueva etapa de la vida de Rowling. Ella es consciente de que, a pesar de que sus novelas son de calidad y hablan por sí solas, muchas cosas podrían haber salido mal: que nunca nadie la hubiera publicado, haber perdido las notas de aquella primera idea o, simplemente, que nunca hubiera pensado en Harry Potter, que nunca hubiera podido inventarlo. Sabe que lo suyo ha sido mucho trabajo y mucha suerte, y que mientras que ella ya no vive del wellfare muchas aún lo hacen. Por eso es famosa por sus proyectos solidarios, el más reciente Lumos que pretende proporcionar libros y educación para

niños de Europa del Este sin acceso a ellos, como podría haberle pasado a ella o a su hija. O su labor como presidenta en la asociación One Parent Families, una agrupación de padres y madres solteras, como ella fue. O cuando a día de hoy y desde 1990 financia la investigación sobre el tratamiento de la esclerosis múltiple, enfermedad de la que falleció su madre. O cuando en 2005, Rowling y la eurodiputada Emma Nicholson fundaron el Children's High Level Group, para mejorar las condiciones de los hospitales psiquiátricos infantiles, como ella… No, esta vez no. Aunque sí es cierto que existen ciertos temas que la apasionan y otros que deja más de lado. No es difícil, entonces, adivinar las ideas políticas de esta mujer. En 2008, en una conferencia laborista, declaró que había donado un millón de libras esterlinas a este partido, pues creía que ellos protegerían mejor a las familias con menos medios, de forma que otras personas no tuviesen que sufrir lo que ella había sufrido siendo madre soltera cuando “una pareja sin hijos y con dos ingresos, pero casada, es más merecedora de ayuda financiera que aquellas que luchan, como yo lo hice una vez, por mantener a sus familias a flote en tiempos difíciles”. J.K. Rowling sigue escribiendo. En Halloween publicó un nuevo relato sobre una de las antagonistas de la saga, Dolores Umbridge, y una nueva hornada de ellos se aproxima. Además, en 2016 habrá una nueva película de ese universo mágico que encandiló a miles de niños y sigue apasionando a millones de jóvenes que crecieron con ellos. A pesar de haber declarado en repetidas ocasiones que no continuara con la historia de Harry Potter durante los próximos diez años como mínimo, sigue escribiendo, compartiendo, interactuando. No puede desprenderse de ese universo donde empezó a ser feliz.