Concurso de microrrelatos “Al volver se encontró el libro abierto sobre ...

Primer finalista: Víctor Sáez Torregrosa, por “Libro abierto”. Al volver se encontró el libro abierto sobre la mesa, tal como lo habían dejado para su consulta.
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Concurso de microrrelatos “Al volver se encontró el libro abierto sobre la mesa” Primer finalista: Víctor Sáez Torregrosa, por “Libro abierto” Al volver se encontró el libro abierto sobre la mesa, tal como lo habían dejado para su consulta. Ese libro había dormitado pacientemente sobre el anaquel de la biblioteca durante muchos años, esperando poder ofrecer al visitante su contenido. Por eso, cuando la luz mortecina de la bombilla iluminó su interior, despertaron las letras impresas, aunque cegándose en una fotofobia inesperada. Pero al final, brillaron. Refulgieron como azabache sobre el papel amarillento. Las serifas de las Garamond se recompusieron rematando los tipos. Los puntos, las comas y demás signos se asentaron bien en la sintaxis, perfectamente alineados con la línea base, aunque alguna que otra tilde reclamaba un cícero más de espacio porque la ceguera transitoria la había desplazado hacia una consonante. Acabado el ajuste, la caja de texto se presentó uniforme y orgullosa al esperado lector, que, tras barrer con su mirada experta los primeros párrafos, quedó pensativo en el contenido del escrito. La letra capital que iniciaba la página izquierda observaba desde su atalaya la intención de quien leía, que, una vez hecha la consulta, se disponía a cerrar el libro. Todas las Garamond, incluidas negritas y cursivas, se temían lo peor. Pero yo estaba al quite. Quise ayudarlas, así que me hice presente entre los anaqueles. El lector huyó, asustado, dejando el libro abierto sobre la mesa de consulta, mientras sus páginas centrales vibraban de contento al poder exhibirse un poco más de tiempo. Los ratones de biblioteca estamos para echar una mano.