Espectáculos
Página 4/LA NACION
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Jueves 21 de octubre de 2010
CINE
Madre e hija en busca de algo en común Enrique Stavron dirigió Ma fille, un inusual largometraje Buena ((( Ma fille (Argentina/2007). Dirección, guión, cámara, fotografía y sonido: Enrique Stavron. Con Susana Beltrán, Isabelle Moreau y Michel Agogué. Montaje: Martín Paniagua y Enrique Stavron. Hablada en francés. Duración: 72 minutos. Calificación: apta para todo público.
Surgido de la pléyade de realizadores independientes de la cinematografía local, Enrique Stavron comenzó a basar su trayectoria artística en varios cortometrajes y en un largometraje estrenado en circuitos no comerciales. Con estos antecedentes se decidió a presentar Ma fille (“Mi hija”), una producción que posee una muy buena dosis de interés, ya que fue rodada en blanco y negro (sólo algunas escenas están viradas a un tenue color), es hablada totalmente en francés con subtítulos en castellano y recorre una historia que se centra casi en su totalidad en sus dos intérpretes. Atípica en su forma, esta producción se centra en Susana, una actriz argentina que debió trasladarse a Francia para luego volver a Buenos Aires tras dejar en París a Isabel, su hija. Pasaron veinticinco años des-
de que la madre se separó de quien ahora es una muchacha que decide viajar a nuestro país para reencontrarse con esa mujer, y de este reencuentro nacerán rencores, alegrías, sorpresas y cálidas evocaciones de un tiempo ido. El guión se ciñe simplemente a los diálogos de las dos mujeres en un solo ambiente (el departamento de la madre), y de ellos surgirá todo un pasado en el que las dos remontarán sus memorias a un padre casi desconocido y volverán al presente, cuando la hija hace insólitas confesiones a una Susana que sabe perdonar y que, a su vez, buscará el perdón de Isabel por haberla abandonado. El realizador concentró la trama en un solo ámbito, lo que por momentos convierte al film en demasiado teatral, pero una cámara atenta a todos los movimientos de ese dúo eleva el potencial del film, que, sin duda, posee la necesaria ternura como para que el público no se sienta indiferente ante la problemática expuesta en la pantalla. Las actuaciones de Susana Beltrán, de Isabelle Moreau y, en una breve parte, de Michel Agogué apoyan con seguridad esta original obra.
Adolfo C. Martínez
Susana Beltrán en un pasaje del film nacional, hablado íntegramente en francés
SONY
Andrew Garfield y Jesse Eisenberg como Eduardo Savarin y Mark Zuckerberg, mejores amigos separados por una idea
Cómo perder amigos y alienar a la gente Fascinante retrato generacional, Red social también tiene mucho que decir sobre la naturaleza del alma humana Excelente ((((( Red social (The Social Network, Estados Unidos/2010). Dirección: David Fincher. Con Jesse Eisenberg, Rooney Mara, Bryan Barter, Dustin Fitzsimons, Armie Hammer, Joseph Mazzello, Patrick Mapel, Max Minghella y Andrew Garfield. Guión: Aaron Sorkin, basado en la novela The Accidental Billionaires, de Ben Mezrich. Fotografía: Jeff Cronenweth. Música: Trent Reznor y Atticus Ross. Edición: Kirk Baxter y Angus Wall. Diseño de producción: Donald Graham Burt. Presentada por Sony Pictures. Duración: 121 minutos. Apta para mayores de 13 años.
A esta altura, ya prácticamente todos saben que Red social es la película que reconstruye los orígenes de Facebook a partir de la biografía (no autorizada, claro) de su creador, el jovencísimo Mark Zuckerberg. Parece historia antigua para una red que ya superó los 500 millones de usuarios, pero Facebook tiene menos de ocho años y Zuckerberg es uno de los principales multimillonarios del mundo cuando aún no cumplió los 26. Pero quien crea que Red social
es “apenas” un film sobre cómo convertirse en rico y famoso a partir de una buena idea (encarnación del espíritu del sueño americano) estará apuntando sólo a una pequeña parte del vasto alcance de esta historia escrita por Aaron Sorkin (el elogiado autor de la serie The West Wing) y dirigida con gran timing, sofisticación y energía por David Fincher (El club de la pelea, La habitación del pánico, Zodíaco). Red Social es una película de amor, un thriller judicial, un relato épico y, sobre todo, un retrato generacional sobre los jóvenes nacidos y criados en la era digital. Zuckerberg, el (anti) héroe interpretado con múltiples matices por Jesse Eisenberg (Adventureland: Un verano memorable, Tierra de zombies) es el paradigma del nerd y del geek, términos en inglés que definen a aquellos que tienen dificultades para conectarse emocionalmente en el mundo real, pero poseen una gran capacidad para lidiar con las nuevas tecnologías de la web 2.0. Según Red Social, basada en la novela The Accidental Billionaires, de Ben Mezrich, Facebook surge
como consecuencia de un desengaño amoroso: en la primera escena, Mark es abandonado por su novia Erica (Rooney Mara) y éste, despechado, decide escribir mal sobre ella en un blog y robarse las fotos de sus compañeras de Harvard para crear un juego cruel.
Traiciones y sorpresas Pero no sólo de crueldad habla este film del talentoso Fincher. Antes de alcanzar el éxito y la fortuna, Zuckerberg traicionó a tres compañeros de la universidad (que tenían una idea similar que luego él mejoró) y hasta a su mejor (único) amigo y principal socio, Eduardo Saverin (gran trabajo de Andrew Garfield), para luego vincularse con poderosos fondos de inversiones y hasta con Sean Parker (sorprendente Justin Timberlake), un ser arrogante y afecto a los excesos que ya había puesto en jaque a la industria discográfica desde Napster. Narrada con constantes (pero nunca pretenciosos ni complicados) saltos temporales (la película va y viene en el tiempo y tiene como eje los diversos casos judiciales que
enfrentó Zuckerberg), y a partir de unos punzantes, despiadados diálogos a-lo-Sorkin que son como dagas clavadas en los más profundo del alma humana, Red social resulta una película fascinante, un thriller atrapante (con un gran manejo de la tensión y el suspenso) incluso cuando se hable de algoritmos. Fábula moral sobre el deseo y la ambición a cualquier precio, sobre los celos y la envidia, sobre la hipocresía, el cinismo y la falta de escrúpulos, sobre la incomunicación íntima en tiempos de hiperestimulación e hiperconexión, Red social tiene el doble mérito de lograr que nos identifiquemos y nos compadezcamos de su protagonista (víctima y victimario a la vez), un joven que hizo historia, que logró “unir” a 500 millones de personas, pero que sufre las carencias emocionales y expone las miserias humanas del más patético de los seres humanos. En ese sentido, la paradoja de la escena final –desoladora– es también toda una declaración de principios.
Diego Batlle
Una mirada sobre la restauración del Colón El documental rescata la etapa 2006/2007 Buena (((
DISTRIBUTION COMPANY
Claudia Lapacó y Virginia Innocenti, como madre e hija
Teatro Colón: música, palabras, silencio (Argentina/2008). Idea y dirección: Bebe Kamin. Fotografía y cámara: Carlos Wajsman y Guido Lublinsky. Edición: Miguel González Massenio. Presentada por Magoya Films. 64 minutos. Apta para todo público.
Por más que remita de inmediato a lo que ocurrió el 25 de mayo último, cuando se reabrió el Teatro Colón luego de una prolongada parálisis por las obras de remodelación, este documental de tardío estreno registra en realidad los primeros pasos del largo proceso de restauración de nuestro primer coliseo. De hecho, los créditos finales indican que las imágenes fueron tomadas entre octubre de 2006 y septiembre de 2007, y entre los agradecimientos aparecen los nombres de Jorge Telerman y Marcelo Lombardero, por entonces jefe de gobierno porteño y director artístico del Colón, respectivamente. Además, hay breves segmentos de las últimas obras representadas en aquel momento, precisamente antes del cierre, como la ópera Boris Godunov, de Mussorgsky. De todos modos, el más reciente documental de Bebe Kamin (Adiós Sui Generis) evita toda polémica y se concentra en la meticulosa tarea de ingenieros, artesanos, orfebres, técnicos y operarios, todos mancomunados en el rescate del esplendor original del teatro. La cámara se pone todo el tiempo a la altura de ellos y acompaña miradas, voces y trabajos en la búsqueda de una cabal comprensión de la magnitud de los trabajos, mientras procura elaborar un retrato de los perfiles menos conocidos del Colón. El relato fluye con elegancia, prolijidad, afán didáctico y cuidado por el detalle, aunque sin escapar de los convencionalismos de cualquier documental institucional.
Marcelo Stiletano
Lengua materna, film por y para mujeres Una historia de familias, silencios y revelaciones Buena ((( Lengua materna (Argentina/2010). Guión y dirección: Liliana Paolinelli. Con Claudia Lapacó, Virginia Innocenti, Claudia Cantero, Mara Santucho, Ana Katz, María Simone y Nancy Anka. Fotografía: Guido Fillipi. Música: Juan Bouscayrol. Edición: Lorena Moriconi. Dirección de arte: Mariela Ripodas. Sonido: Leandro de Loredo. Presentada por Distribution Company. Duración: 80 minutos.
En su segundo largometraje tras la muy atendible Por sus propios ojos, la guionista y directora Liliana Paolinelli se arriesga con temas bastante controvertidos y poco transitados por el cine argentino (desde las relaciones homosexuales hasta el aborto) y los aborda con un bienvenido recato, con austeridad y con sensibilidad, sin por ello dejar de exponer con contundencia su visión sobre ciertos prejuicios sociales. La película narra la historia de Ruth (Virginia Innocenti), una mujer que desde hace ya mucho tiempo mantiene una relación de pareja con una política (candidata a diputada). Sin embargo, para su madre, Estela (Claudia Lapacó), ellas siempre han sido “amigas”. Hasta que un día la mamá descubre (o deja de negar) que su hija –que ya ha pasado los 40 años– es lesbiana. Tras el shock inicial, hace un enorme esfuerzo por entender la situación e interiorizarse del tema (compra libros, va a bares
gays, charla con sus amigas). El problema para Ruth es que Estela –en su intento de “aceptarla”– empieza a entrometerse cada vez más en su vida, en su hogar y hasta en la relación afectiva con su pareja, que no está pasando por su mejor momento. La madre parece no tener límites: pasa de la inacción inicial a la invasión de la privacidad. Al gran trabajo del dúo protagónico se le suman sólidos aportes de otras actrices en los papeles secundarios, como Claudia Cantero, Mara Santucho y Ana Katz, en una película de, con, sobre y para (aunque no exclusivamente, claro) mujeres. El film aborda el conflicto con honestidad, pero sin caer en la solemnidad (durante la primera mitad hay muy logradas pinceladas de humor). Por momentos, Lengua materna se acerca demasiado a un costumbrismo un poco forzado y el desenlace no está a la altura del resto de la propuesta, pero aun con sus desniveles e indecisiones esta segunda película de Paolinelli propone una sincera e inteligente indagación no sólo de una relación lésbica sino de sus implicancias familiares y sociales. En momentos en que la aprobación de la ley de matrimonio igualitario generó un arduo debate con posiciones encontradas, el equilibrio y la nobleza de este film resultan un entrañable y bienvenido aporte al diálogo.
Diego Batlle