Cómo actuar cuando alguien desaparece

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INFORMACION GENERAL

I

Domingo 21 de marzo de 2010

BUSQUEDAS DE PARADEROS s UN SISTEMA TRABADO POR LA BUROCRACIA

Cómo actuar cuando alguien desaparece Especialistas dicen que es un mito creer que hay que esperar entre 24 y 48 horas para hacer la denuncia; cualquiera puede pedir ayuda DANIEL GALLO LA NACION Perder contacto con una persona querida lleva a una situación desesperante. La primera decisión lógica es pedir auxilio a las autoridades. Pero en la Argentina la burocracia puede sumar más angustias. Los datos no son compartidos inmediatamente entre jurisdicciones o despachos. La información de NN hallados, vivos o muertos, no está disponible de manera informatizada. Todo esto quedó en evidencia ante el caso de Lucas Rebolini Manso, el hijo de los actores Antonio Grimau y Leonor Manso, cuyo cadáver estuvo en la morgue porteña 32 días hasta que se lo pudo identificar. Quienes se ocupan de la búsqueda de personas, desde oficinas públicas u ONG, recomiendan que las denuncias se hagan de manera urgente, y a la vez, ante la policía, juzgados y fiscalías para acelerar el proceso. “Es mejor una falsa alarma que dejar pasar un día”, afirmó a LA NACION el director del Registro de Personas Desaparecidas bonaerense, Alejandro Inchaurregui. No existen plazos legales de espera para presentar una denuncia por una persona extraviada. La tolerancia de 24 o 48 horas que se supone que debe cumplirse para exponer el caso a las autoridades es un mito popular. Cualquier ciudadano puede denunciar una desaparición en el momento en que se descubre la falta de un allegado. No es necesario ser familiar directo para hacer la presentación. Sólo debe dejarse constancia del vínculo que lo une a la persona perdida, que puede ser el parentesco, la amistad o una relación amorosa o laboral. “La denuncia debe hacerse inmediatamente en una seccional policial. Nadie debe obtener como respuesta que hay que esperar 24 o 48 horas para hacer una presentación de pedido de paradero”, indicó Marcelo Calabrese, defensor público de menores e incapaces. “Cuando se recibe la denuncia sobre un menor desaparecido, la policía tiene que informar al instante a los defensores”, agregó. En el Ministerio Público de la Defensa se explicó que, ante una persona desaparecida, el juez también debe

dar parte a los defensores de pobres y ausentes para que resguarde sus derechos. Por lo general, el caso comienza con una denuncia en una comisaría. El primer acercamiento lo deben hacer los agentes, que tienen que llegar al domicilio de la persona perdida para comprobar si la denuncia es verosímil mediante la observación del lugar y el testimonio de vecinos. Luego, se da parte a un juzgado. Comienza entonces un expediente en el cual el fiscal o el defensor público pedirán informes a la morgue, hospitales, pasos fronterizos y fuerzas policiales de otras jurisdicciones. Claro que la Justicia no tiene siempre los tiempos veloces de los angustiados familiares. “No hay que quedarse quietos, hay que hacer escándalo. Mi consejo es de barrio, pero hay que movilizar a los amigos, compañeros de trabajo y del club, que todos ayuden a que se conozca la desaparición para que la sociedad se comprometa en la búsqueda”, dijo Juan Carr, de Red Solidaria quien, junto con Missing Children, busca actualmente a 318 personas, de las cuales 180 son menores de edad. “Por suerte, el 90 por ciento de los chicos y el 60 por ciento de los adultos aparecen”, sostuvo Carr. En Missing Children aconsejan que apenas se sospecha de que un hijo se ha perdido se hagan consultas

NN: este adolescente está internado en el Hospital Fernández; buscan a su familia a compañeros de colegios, amigos y familiares para saber cuándo fue visto por última vez. También que se haga la denuncia en la comisaría más cercana y que se insista en que se tome la presentación aunque los policías digan que debe aguardarse un tiempo. Con una copia de la denuncia se debe concurrir al juzgado de menores y solicitar hacer una exposición del hecho, por más que la denuncia siga en la comisaría. Ayer, autoridades del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes difundió la imagen de un adolescente internado en el Hospital Fernández. Sufrió un accidente a principios de mes y se busca a su familia (ver foto). La Policía Federal cuenta con un sistema integrado con el SAME por

El celular, una ayuda vital ¿En qué medida hoy los teléfonos móviles contactan a la gente de modo de hacer más fácil una búsqueda? Pues en mucha, ya que se estima que apenas el 10 por ciento de la población argentina no tiene celular. El dato, de 2009, corresponde al Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Fue precisamente el año pasado que se comercializaron 50,4 millones de teléfonos celulares (entre los nuevos que se adquirieron y los de reposición). Si bien la cifra supera el número de habitantes del país (se proyecta una cifra cercana a los 40 millones), debe tomarse en consideración que muchos usuarios tienen más de una línea telefónica móvil y que no

todas están operativas. Al respecto, las empresas Claro, Movistar y Personal, operadoras de ese servicio, estiman que el número de líneas operativas es de 45,9 millones. Por caso, en Personal, hasta el año pasado se estimaba que 3 de cada 10 usuarios tenían más de una línea de telefonía móvil. Sin embargo, el dato no discrimina si se trata de cuentas con más de un teléfono o más de una tarjeta SIM (los chips que sirven para los teléfonos y los módem de banda ancha). Hacia fines de 2009, en el mundo había 4600 millones de celulares, según cifras de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Al finalizar 2010, podrían llegar a 5000 millones.

el que debería poder informar si una persona fue detenida o trasladada a un hospital. Eso, si la persona fue identificada. Más complejo es el caso de NN hallados en la vía pública. También la policía bonaerense tiene en una red informatizada los datos de personas halladas, que se cruzan con denuncias de extravíos. A ese sistema se integra el Registro de Personas Desaparecidas bonaerense, dependencia que recibe denuncias de particulares y observa los datos que se cruzan en la red policial para cotejar posibilidades de hallazgos. Se pide a los denunciantes que llenen una ficha con información, que incluye la ropa usada en el momento de ser visto por última vez y toda característica particular del buscado. “Si la persona perdida es de la provincia de Buenos Aires y pidió algún certificado de reincidencia para su trabajo, las huellas están en el sistema informático provincial. Si es de otra provincia se piden las copias dactilares al Registro Nacional de las Personas. En el corto plazo puede mejorar esa situación porque, después de muchos años, podía ponerse al fin en funcionamiento en red el sistema nacional de huellas y datos morfológicos, con lo cual se podrían hacer identificaciones más rápidas de NN”, contó Inchaurregui. Neuquén pidió trabajar con un sistema espejo de búsquedas de personas con el registro bonaerense, pero esas iniciativas tienen más de vocación que de marcos legales. En la Argentina no existe un registro nacional de personas extraviadas. En agosto del año pasado ingresó en la Cámara de Diputados un proyecto para crear un registro federal de información de personas, que debería centralizar las búsquedas de desaparecidos y entrecruzar datos sobre NN hallados en todo el país. La iniciativa no fue tratada y, dado que su autor, Hugo Acuña, legislador entonces por el Movimiento Popular Neuquino, finalizó su mandato en diciembre, será difícil que prospere. Sí, en cambio, fue creado en 2003 un registro nacional de menores extraviados. Pero no todas las provincias adhirieron a esa alternativa, por lo que hallar a una persona perdida sigue siendo una tarea artesanal en el país.

Más personas viven solas en la ciudad Cada vez son más las personas que viven solas en la ciudad de Buenos Aires. La Dirección General de Estadísticas y Censos del gobierno porteño registra más de 350.000 hogares unipersonales; esto es el 29 por ciento del total en la Capital. Y lo llamativo es que esa cifra se viene incrementando considerablemente desde hace una década, especialmente en las zonas de mayor poder adquisitivo. Mientras que el promedio en el país es de 15 por ciento de las viviendas monoparentales –según el censo de hogares realizado en 2001–, los datos actualizados en la ciudad marcan que, en Recoleta, por ejemplo, el 43 por ciento de los hogares tiene un solo habitante; en Puerto Madero, el 37 por ciento; en Belgrano, el 35 por ciento, y en Palermo, el 34 por ciento, mientras que esa característica tiende a bajar en los barrios del sur y del oeste de la ciudad. La cifra adquiere por estas horas una relevancia especial a la luz de la trágica historia de Lucas Rebolini Manso, el hijo fallecido de los actores Antonio Grimau y Leonor Manso, que vivía solo en un departamento en la zona de Barrio Norte. Sus padres hicieron la denuncia de la desaparición el 3 de este mes, pero el joven, de 36 años, había muerto el 10 del mes anterior, en soledad, en el hospital Fernández, sobre lo que se informa por separado. Lucas Rebolini Manso vivía solo en el departamento que es propiedad de la actriz. No tenía teléfono celular. Las cifras globales de viviendas no crecen en igual proporción que lo hacen las viviendas unipersonales, por lo que pueden tomarse como referencia los 147.000 hogares en los que vivía una persona sola en 1970 y comparar el dato con los 150.618 registrados en 1980, los 234.936 fichados en 1991, para a su vez vincularlo con el número actual.

OPINION

La fuga del hijo de Grimau fue filmada por el hospital

Dos actores que prefieren el silencio PABLO GORLERO

Las imágenes fueron grabadas por las cámaras de seguridad y están en estudio de la Justicia GABRIEL DI NICOLA LA NACION El momento en que el hijo de los actores Leonor Manso y Antonio Grimau se fugó de la guardia del hospital Fernández quedó registrado por las cámaras de seguridad de ese centro de salud. La filmación ya está en poder de la Justicia. Así lo informó a LA NACION un vocero de la investigación y una fuente del hospital. El video fue secuestrado anteayer por el fiscal de la causa, Marcelo Solimine. Es una de las medidas que habían solicitado al ser aceptados como querellantes los padres de Lucas Rebolini Manso. Se supone que también quedaron grabados por las cámaras de seguridad los dos ingresos de Rebolini Manso. Sucede que en el playón donde se estacionan las ambulancias está instalada una de las cámaras del circuito cerrado de televisión. “La secuencia del escape quedó grabada. No sé si se pudo registrar a los médicos que corrieron tras él para tratar de ayudarlo”, dijo a LA NACION un facultativo que trabaja en la guardia del centro de salud. El video muestra lo que sucedió en la guardia el 6 de febrero pasado. A las 0.45, el músico de 36 años fue trasladado por una ambulancia del Servicio de Atención Médica de Emergencia (SAME) al hospital Fernández. Ingresó con un cuadro de intoxicación psicomotriz. Fue derivado a una habitación y un médico ordenó una serie de estudios. A la 1, cuando lo fueron a buscar para realizarle los exámenes médicos, no estaba en la cama. Salió corriendo y se fue del centro de salud. Reingresó a las 2.10 trasladado también por el SAME. “En el informe médico se escribió «reingreso del paciente fugado». Nunca se ocultó que se había escapado. Esa documentación estaba en poder del fiscal mucho antes del allanamiento de ayer [por anteayer]. Lo único que se llevó el representante del Ministerio Público, que no tenía, era el video. La documentación médica y la historia clínica ya se la habíamos entregado el 11 de febrero

y el martes pasado. Si nos hubiera pedido las filmaciones, también se las hubiéramos dado sin necesidad de un allanamiento”, afirmó una fuente del hospital Fernández. En el allanamiento de anteanoche, el fiscal Solimine estuvo acompañado por personal de la Superintendencia de Asuntos Internos de la Policía Federal. Según explicaron a LA NACION voceros de la fuerza federal de seguridad, la decisión de que no participaran uniformados de comisarías fue tomada por el jefe de la Policía Federal, comisario General Néstor Vallecca, para evitar cualquier tipo de suspicacias, ya que un testigo citado por la revista Veintitrés afirmó que Rebolini fue golpeado por personal policial. “La primera autopsia no determinó que hubiera habido golpes. Estamos tranquilos con el accionar de los policías que participaron en la reducción y traslado de Rebolini Manso. En la causa judicial, no hay nada que los comprometa. Si hubiera sospechas firmes, tendríamos que haber pasado a disponibilidad a alguien, pero no se tomó ninguna medida en ese sentido porque no hay ningún indicio de malos tratos”, afirmó una fuente de la investigación.

Segunda autopsia Manso y Grimau tienen muchas dudas de lo que sucedió con su hijo. Por eso, como querellantes, pidieron una segunda autopsia. El juez de la causa, Carlos Bruniard hizo lugar a la solicitud y autorizó que en la necropsia participara un perito de parte contratado por la familia. El estudio comenzaría esta semana. Rebolini Manso murió a las 9.15 del 10 de febrero pasado, tras haber estado durante cuatro días inconsciente en terapia intensiva. Dos días después, su cuerpo, que figuraba como NN, fue trasladado a la Morgue Judicial de la ciudad de Buenos Aires. Según lo que se informó oficialmente, el músico murió por una insuficiencia respiratoria y un posterior paro cardíaco.

Eso no implica que aumente la cantidad de personas solitarias en la ciudad, sino que “la formación de una familia no es la única opción que hoy tienen las personas”, explicó María Cristina Castillo, docente del posgrado de clínica psicoanalítica con pareja y familia del Centro Dos. “Quienes viven solos por elección, y en eso hay que separarlos de aquellos que lo hacen forzados por las circunstancias, eligen cada momento en los que quieren estar acompañados y en los que quieren estar solos; en general no pasa por problemas de vínculos, sino por la priorización de decisiones individuales”, comentó la especialista en relaciones familiares. La relajación de presiones sociales, de aquellas visualizaciones colectivas que marcaban la línea de vida aceptada, como el momento de salida del hogar paterno, el casamiento y la formación de una familia favorecen esa tendencia a los hogares unipersonales. “Se ve mucho esa situación en la postergación que hacen las mujeres de la maternidad”, comentó Castillo. Uno de los fenómenos que pueden aparecer frente a estas características de la sociedad, que se da en mayor medida en los grandes centros urbanos, es el envejecimiento de la gente, como se da en la población europea. También, al dejar pasar más años para procrear, cuestiones biológicas llevan a la formación de familias con menos hijos que décadas atrás. Según Castillo, hay dos características extremas que se ven en la conformación de hogares. Por un lado, esa decisión cada vez más aceptada de no compartir una vivienda para no modificar la estructura de vida con otro y, por otra parte, la presencia de una adolescencia tardía, que lleva a vivir con los padres hasta los 30 años y más. Más allá de casos particulares, la opción de vivir solo por elección no implica necesariamente la pérdida de lazos sociales.

LA NACION

MAURO ALFIERI

En el monitor del hospital Fernández, se observan imágenes captadas por las cámaras de seguridad

Debate de médicos sobre ética por los pacientes que se escapan Se realizó en el hospital Fernández, donde analizaron la forma de actuar Los médicos no pueden obligar a las personas a permanecer internadas contra su voluntad. Pero ¿cómo actuar cuando el paciente está bajo los efectos del alcohol o de estupefacientes y no puede razonar sobre lo que es bueno para su salud? El debate ético tuvo lugar anteayer en el hospital Fernández, donde en horas de la madrugada del 6 de febrero pasado el hijo de los actores Leonor Manso y Antonio Grimau, Lucas Rebolini Manso, en una estado de intoxicación psicomotriz se escapó de la guardia del centro de salud. Como se informó, Rebolini Manso había sido llevado a la guardia del hospital Fernández a las 0.45 del 6 de febrero pasado, en una ambulancia del Servicio de Atención Médica de Emergencias (SAME). El músico, de 36 años, había sido socorrido en Anchorena al 1300. A la 1, cuando los médicos fueron a la habitación que tenía asignada para

realizarse una serie de estudios, advirtieron que el paciente no estaba en la cama. En el hospital aseguran que dieron inmediato aviso a la policía. El paciente reingresó a las 2.10, llevado por otra ambulancia del SAME y fue conducido a terapia intensiva, donde falleció cuatro días después.

Una situación común El hecho de la fuga de Rebolini Manso sorprendió a muchos. Pero lo cierto es que se trata de una situación que se repite casi diariamente en los hospitales públicos. “Tuvimos una reunión que denominamos «encuentro ético» en la que discutimos qué deberíamos hacer en casos especiales. No podemos obligar a nadie a quedar internado contra su voluntad. ¿Una persona que llega drogada a la guardia no puede decidir sobre lo que está bien o lo que está mal? ¿Sería mejor actuar de otra manera para poder ayudarlo?”,

contó a LA NACION sobre el debate uno de los médicos que participó de él en el hospital Fernández. Cuando LA NACION le consultó si habían llegado a una conclusión, el facultativo prefirió no responder y se excusó al decir que no estaba autorizado por la dirección del centro de salud a hablar con los medios de comunicación. “Es común que las personas que ingresan en la guardia se escapen antes de ser atendidas. Pasa en este hospital y en otros. Muchos llegan bajo los efectos de las drogas y el alcohol y no pueden ser controlados. Se van antes de ser atendidos. El caso del hijo de Manso y Grimau no fue el primer hecho que conocemos. No es una cuestión que nos sorprendió”, explicó otro médico, ayer a la madrugada, cuando terminaba su jornada laboral en el hospital Fernández. Y agregó: “Lo importante es que [al músico] se lo trató bien y que, en todo momento, se intentó ayudarlo”.

Silencio total. Esa es la complicidad implícita del ambiente artístico, cuando dos colegas queridos están en apuros. Es lo que ocurre actualmente en torno al drama de Leonor Manso y Antonio Grimau. Nunca fueron actores mediáticos que hayan utilizado la mínima excusa para obtener unas líneas en los medios de comunicación. Por el contrario, siempre –desde sus comienzos televisivos– guardaron un bajo perfil en torno a su vida privada, en oposición a una notoriedad adquirida como consecuencia de sus excelentes carreras. Prueba de eso es que muy pocos de aquellos que no sobrepasan los 40 años tenían conocimiento, incluso, de que alguna vez fueron una pareja. Mucho menos que tuvieran un hijo. La exposición gratuita nunca fue algo que les interesase. Por ese motivo, la semana pasada no hubo soplones ni infidentes. Así como ellos guardaron discreción y silencio, todos sus colegas hicieron lo mismo. Porque los quieren. Desde otro lado, se hacen conjeturas sobre la relación que sostenían con su hijo, se los señala, se elaboran hipótesis psicológicas y familiares de una historia que sólo ellos conocen. Ayer, una vocera de Daniel Grinbank, productor de la obra Todos eran mis hijos, de Arthur Miller, comunicó que Leonor Manso había tomado la decisión de no seguir formando parte del proyecto, que estaba en etapa de ensayos para estrenar el 18 de abril. Era lo esperado. Ni siquiera la profesión podría ayudarla a superar el dolor, ya que debía encarnar el papel de Kate Keller, una madre que sufre la ausencia de uno de sus hijos. Por su parte, Antonio Grimau comunicó a la producción de El anatomista, cuyo elenco integra, que no sabe aún cuándo, pero que se reintegrará a los ensayos. Por ahora, la fecha de estreno prevista para el 7 de abril no se modificó. Difícilmente, Leonor Manso y Antonio Grimau quieran hablar en algún momento de lo ocurrido. Es parte de su vida privada, de una intimidad que resguardaron celosamente desde siempre. Y por esa sola actitud, no merecerían que se los juzgara. Su mejor respuesta es, cuando el espíritu se lo permita, volver a conmover, a su modo, sobre un escenario.