Colón, la historia sin fin “Trapitos” y limpiavidrios: una extorsión

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| Jueves 17 de abril de 2014

Fundado por Bartolomé Mitre el 4 de enero de 1870 Número 1, Año 1 “la nacion será una tribuna de doctrina” Director: Bartolomé Mitre

“Trapitos” y limpiavidrios: una extorsión inadmisible La necesidad social no debe ser motivo para legitimar la ilegalidad mediante decisiones coyunturales y demagógicas que no resuelven los problemas de fondo

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or cuarta vez en menos de un lustro, la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires se apresta a debatir proyectos antagónicos sobre una problemática de vieja data: qué hacer con la actividad de los denominados “trapitos” que actúan en la Capital. Mientras los legisladores macristas proponen prohibirlos directamente, los representantes del kirchnerismo en el Parlamento porteño propician la creación de un registro de cuidadores de vehículos, por entender que quienes se desempeñan en ese tipo de actividades en la vía pública son personas que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad social. Un tercer proyecto del Movimiento Socialista de los Trabajadores también busca regular la actividad con registros, permisos y control público, con pago voluntario, no compulsivo. Así, la discusión oscila entre la prohibición total y la legalización de una actividad que hoy ya está prohibida en el Código de Contravenciones, pero cuyas sanciones casi nunca se aplican porque la misma ley hace casi imposible a los automovilistas demostrar que son extorsionados. A los damnificados por los “trapitos” se les exige, entre otras cuestiones, contar con testigos del “apriete” o que las autoridades de control los pesquen in fraganti y luego se animen a denunciarlos. Y se sabe de la poca, por no decir nula, predisposición policial a hacer cumplir esa norma, ya sea por desinterés o porque, en no pocos casos, o tienen temor o participan económicamente del producto de esas mafias. Desamparados, muchísimos automovilistas porteños y visitantes de la Capital terminan por acceder a esas presiones que, cada vez en mayor medida, derivan en incidentes graves, como ocurrió con la muerte de un cuidacoche en una disputa de poder con otros grupos igualmente ilegales, a fines del año pasado en Plaza Italia. O como ocurre diariamente en los corredores comerciales de alta concurrencia de público, donde son frecuentes los enfrentamientos, las agresiones verbales y hasta los golpes entre quienes defienden su derecho a estacionar en lugares públicos no tarifados y entre quienes hacen de esa práctica un negocio. El espacio público, que es de todos, termina así siendo apropiado indebidamente por personas que no siempre se encuentran en una situación de vulnerabilidad, como quieren hacer constar quienes promueven los registros de cuidadores de coches. Ese argumento resulta inaceptable. Creer que los cuidadores de vehículos que extorsionan a los automovilistas dejarán de hacerlo porque estén anotados en una lista o porque se cree una comisión y se nombren más funcionarios es de una inocencia supina, de una demagogia extrema. Los porteños, que ya pagan sus impuestos y tasas, no deben ser obligados a pagar más para sostener una nueva estructura burocrática con el fin de legitimar una actividad que se presta a prácticas de lo más dudosas. Por otro lado, estimar que

esas personas operan ilegalmente porque carecen de un marco regulatorio es desentenderse de la razón por la cual han llegado a procurarse el sustento de esa forma. Es atender –y de la peor manera– a las consecuencias de la enorme exclusión social que se registra en el país, en lugar de buscar las soluciones que correspondan para sacarlas del estado de indefensión que dicen querer reparar. Por otra parte, si de lo que se trata es de contribuir a superar la situación de vulnerabilidad social –que debería ser realmente probada en cada caso–, en la ciudad ya existen mecanismos, como la autorización que ofrece el distrito a ese tipo de personas otorgándoles permisos para cuidar vehículos en la vía pública, las que se encuentran debidamente identificadas. Desde ya que esas autorizaciones, sin los necesarios controles, tampoco resultan efectivas. Hoy en la ciudad, muchos de esos cuidacoches habilitados cobran “en negro” una tarifa por estacionar, sin entregar el debido comprobante que acredita ese pago y que debe ser expuesto en la luneta de los vehículos, con día y hora de vencimiento. En esos casos, no puede dejar de citarse también la responsabilidad de los automovilistas que aceptan esa negociación incorrecta. Pero el caso se torna aún mucho más grave cuando, como sucede cada vez con mayor frecuencia, se pone en juego la integridad física de víctimas y victimarios e, incluso, la carrocería de los vehículos cuyos dueños se niegan a pagar la extorsión. Del mismo modo, deben considerarse las presiones que ejercen los limpiavidrios callejeros que se lanzan sobre los autos detenidos en los semáforos exigiendo una contribución a los conductores, generalmente bajo amenaza. Está probado que muchos de ellos actúan en connivencia con asaltantes que aprovechan ese momento para apoderarse de los bienes de las personas. El Código de Contravenciones no establece actualmente sanciones para quienes operan como limpiavidrios. El proyecto presentado por Pro dispone penas tanto para los “trapitos” como para los limpiavidrios y para aquellas personas que circulen por la calle con palos, cadenas o cualquier tipo de arma no convencional que pueda ser usada para intimidar o agredir. La oposición parlamentaria ya había logrado convertir en ley un proyecto similar al que ahora promueve, el que fue vetado por el Poder Ejecutivo local. Es hora de que oficialismo y oposición en la ciudad decidan a conciencia la mejor forma de solucionar este tipo de graves atropellos. Es tiempo de que los ciudadanos recuperen el espacio público, de combatir con firmeza a las mafias y de desandar el camino de exclusión en el que se encuentran sumidas tantas personas que no logran lo mínimo para su subsistencia. Pero insistimos: esa decisión nunca debe pasar por legalizar lo ilegal ni por el avasallamiento de derechos consagrados en la Constitución y en las leyes.

Colón, la historia sin fin

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más de 500 años del descubrimiento de América, hecho por el que el navegante genovés Cristóbal Colón entró definitivamente en la historia, no sólo se desguaza el monumento en su honor, sino que ahora se le niega hasta la posibilidad de dar nombre a un salón en la Casa Rosada y se lo sustituye por otro que suena mucho más adaptado a las modas que corren, como es Pueblos Originarios. Los caprichos de los que sustentan el poder a veces pueden transformarse en hechos muy graves contra la responsabilidad, la discreción y la justicia con que ese poder debe ser ejercido. El caso de la estatua de Colón, más toda la serie de sucesos alrededor de ella, iniciados en mayo del año pasado, ha recorrido todos los caminos posibles: desde un primer momento de justificado asombro ante la idea de su traslado a Mar del Plata –para reemplazarlo por la estatua de Juana Azurduy, regalo de Evo Morales– hasta la indignación de los ciudadanos de la Capital cuando vieron que, en menos de un año, se destruyó un tesoro fundamental de su patrimonio arquitectónico y cultural, y, lo que es aún más grave, se burlaron todas las disposiciones de la justicia local. Sin embargo, esta absurda historia aún no ha terminado; por el contrario, sigue acumulando dislates. Al penoso espectáculo del monumento totalmente desguazado al que asisten porteños y turistas todos los días se agregó últimamente una penuria más, denunciada por la colectividad italiana. En efecto, el procedimiento dentro de la cripta del monumento por el cual se hallaron films, diarios y dinero de la época, entre otros objetos, en un cofre de plomo dispuesto por los donantes se hizo sin autorización alguna, y hasta

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ahora sigue sin saberse quién se hará cargo de los elementos descubiertos. Mientras tanto, proliferan los posibles lugares donde se reubicaría el monumento –esto siempre que pueda ser restaurado con felicidad, contra todo lo que creen los especialistas en preservación– y ninguno tiene aceptación, por distintos motivos. Para que ello pueda ocurrir , además, se necesita un cambio normativo, porque una ley nacional determinó que la estatua fuera colocada detrás de la Casa Rosada, su actual emplazamiento, y porque se necesita también que el traslado sea legitimado mediante una ley local, independientemente de que tanto las autoridades nacionales como las porteñas hayan llegado finalmente a un acuerdo para hacerlo. Faltaba, empero, una última y absurda humillación para el Gran Almirante: por un acto, el lunes pasado la presidenta Cristina Kirchner inauguró el renovado y rebautizado Salón de los Pueblos Originarios, acompañada por una decena de dirigentes de distintas etnias, en lo que quizás intentó ser una peregrina reivindicación de pueblos indígenas “colonizados” en su momento. Aunque este acto vino a contrastar, inesperadamente, con el hecho de que muchos otros representantes aborígenes han sido sucesivamente defraudados en sus legítimos reclamos al gobierno nacional y a gobiernos provinciales, a pesar de su pertenencia de siglos a estas tierras. Una vez más el relato y las apariencias son más importantes que los hechos. Ni el recuerdo de Colón ni la realidad sufriente de tantos descendientes de las etnias originales de la Argentina merecen ser protagonistas de esta especie de sainete criollo, incomprensible para los de adentro y los de afuera.

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Culpa

Vicente Massot

En ningún país un partido político, luego de permanecer más de once años en el poder, puede deslindarse de los problemas que existen en él. Es muy responsable por no haber podido solucionar los problemas que venían de los gobiernos anteriores y por generar los propios. Seguir echando la culpa a los 90 de los problemas del presente demuestra una gran incapacidad de gestión. Imagino a la ciudadanía argentina eligiendo otros partidos políticos para gobernar. En caso de no ser así, se seguirá confirmando el dicho popular “la culpa no es del chancho, sino del que le da de comer”. Rafael López Saubidet [email protected]

La Comisión Permanente de Homenaje a la Conquista del Desierto hace pública su solidaridad con el doctor Vicente Massot, persona por demás destacada por sus condiciones personales y profesionales, y defensor a ultranza de los principios republicanos, sujeto en estos momentos a denuncias, producto de una actitud persecutoria propia de la intolerancia con que se castiga a quien piensa diferente, sin tener en cuenta lo que significa la libertad de expresión. Cabe esperar que la intervención de la Justicia actúe de acuerdo con los principios fundamentales de nuestra Constitución. Dr. Juan Carlos Álvarez Gelves LE 5.126.522

D’Elía

Niñez en riesgo

Luis D’Elía copó una comisaría en La Boca y la destruyó, incluidos cuadros y computadoras; golpeó a un hombre mayor en Plaza de Mayo por ser opositor; visitó Irán y defendió internacionalmente su régimen terrorista, y pidió el fusilamiento del político opositor venezolano Leopoldo López porque asegura que es agente de la CIA. ¿Puede un personaje así hablar de amor? Matías Despo DNI 30.493.188

Todos estamos preocupados por la seguridad. El gobernador Scioli también lo está. Quienes escribimos estas líneas trabajamos día a día en el barrio El Progreso, de la localidad de Villa Elisa, partido de La Plata, en la ONG Casa del Niño Arco Iris, atendiendo la seguridad de casi 100 niños y sus familias en cuanto a alimentación, contención, educación y recreación. En resumen, para sacarlos de la calle y todo lo que eso implica. Para realizar esta tarea,

Ferrocarril Sarmiento No puedo creer lo que leo: el señor Claudio Cirigliano, presidente de Cometrans (principal accionista de TBA), remarcó en su declaración ante el juez que el ferrocarril Sarmiento “nunca había tenido accidentes”. Desconozco cuántas horas de viaje puede acreditar el señor Cirigliano en los trenes de la citada línea, pero es sabido que TBA presentaba (y presenta) incidentes todas las semanas, como mínimo. El empalme Maldonado es un claro ejemplo de ello. Un incidente es similar a un accidente, pero no causa lesiones o daños a bienes o procesos. Los incidentes son importantes por tres razones: el mecanismo que produce un incidente es igual al que produce un accidente, el incidente ocasiona pérdidas materiales o de tiempo, y por último son importantes por su frecuencia. Se estima que por cada accidente con lesión incapacitante ocurren cientos de incidentes previos a los que no se les presta la debida atención. Gabriel Motta [email protected]

En la Red Murió Eliseo Verón Facebook

Es una vergüenza cómo tenemos que liquidar los impuestos a las ganancias y los bienes personales los contadores todos los años, con aplicativos y resoluciones mal hechos. Este año se llegó al exceso de lo aceptable. ¿Hasta cuándo los contadores vamos a tener que aceptar los atropellos de la AFIP y otros organismos públicos provinciales sin que ninguna entidad que reúne a los profesionales en ciencias económicas nos represente ni defienda? ¿Cuándo van a entender AFIP, AGIP, ARBA, etc., que no somos máquinas ni adivinos? Florencia Franchino DNI 26.257.710

Violentos en el fútbol Me indigna leer que el señor Berni va a solicitar a la AFA una sanción por las declaraciones emitidas por Ramón Díaz sobre la barra brava de River (con las cuales estoy en total desacuerdo, aclaro). ¿No es mucho más grave que la señora Presidenta desde el atril de la Casa Rosada haya alabado “a esos muchachos de los paraavalanchas” sin que al señor Berni ni a ningún fiscal se le moviera un pelo? ¿No es mucho más grave que la justicia argentina impida informar a las autoridades de Brasil los antecedentes de toda esa gente que tiene prohibida la entrada a una cancha de fútbol en este país por haber provocado desmanes? Parece que no queda más remedio que esperar a 2015 en la esperanza de que todo esto que estamos viviendo cambie. Alberto Lombardia [email protected]

Motociclistas La ridícula normativa que nos obliga a circular de a uno en moto, con un chaleco y patente en el casco, me recuerda la frase de Benjamin Franklin; “Aquellos que resignen libertad por un poco de seguridad no merecerán ni libertad ni seguridad”. Julián Randle DNI 16.396.089

¿Ciudad verde o gris? En la esquina de Dorrego y Amenábar el gobierno de la ciudad autorizó la construcción de un gran edificio. El proyecto talará cuatro árboles añosos, sanos, de más de 15 metros de alto y unos 80 años de edad. Se trata de un predio de media manzana de superficie. Y los árboles están sobre la línea de edificación. A pesar de eso, se aprobó un proyecto que no integra los árboles a la construcción. Sigue creciendo el cemento sobre nuestro patrimonio verde. Y el jefe de gobierno no le pone freno. Martín Prieto DNI 14.363.629

Caos vehicular

“Qué pena, otra pérdida tan valiosa” Hebe Viglione

“Adoro su teoría; amé semiótica en la facultad; gracias, Eliseo Verón” Gabriela Accrogliano

Liquidar impuestos

porque le pongan tres policías más en el barrio (y esto sin menosprecio de la policía ni de su tarea). Pensar esto sería no conocer los mecanismos de la delincuencia. Ahora, una persona con una niñez segura en cuanto a alimentación, educación y contención es muy difícil que vaya a salir a robar. Por eso le pedimos al gobernador que no abandone a la niñez en riesgo, para empezar a resolver el problema de la seguridad. El largo camino empieza por el primer paso. María Eugenia Carrera DNI 5.156.281 Patricio Daniel Andrés DNI 14.768.194

“Estudio la teoría del discurso y su desarrollo en la sociedad... un máster con todas las letras” Mónica Villanova

“Enorme pérdida” Héctor Vezzi

que constitucional y políticamente es obligación del Estado, se firma un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social bonaerense. Por este convenio se paga a nuestra organización y a miles de organizaciones más en la provincia, a través de las Unidades de Desarrollo Infantil (UDI), la suma de 15 pesos diarios por niño. Con ellos se debería atender a más de 200.000 chicos, dando alimentación, educación y atención a las innumerables problemáticas que enfrenta esta niñez en estado de vulnerabilidad y abandono. Nosotros –y muchos otros– no lo estamos haciendo por el incumplimiento del estado provincial, que nos da 63 UDI, cuando la organización atiende a casi 100 niños y además nos adeuda las UDI de enero, febrero, marzo y abril. Los recursos se han agotado, los proveedores ya no nos pueden “aguantar”, los trabajadores no tienen ni para viajar y la opción que se nos presenta es dejar a los chicos en la calle. Un ladrón no deja de salir a robar

Con referencia al excelente artículo publicado en la nacion Revista del domingo pasado referente al caos vehicular que existe en la ciudad de Buenos Aires, creo que éste se solucionaría si se cumplieran algunas normas establecidas. Por ejemplo, los camiones que cargan y descargan a cualquier hora, cuando deberían hacerlo en cierto horario. Además, se debería agrandar el microcentro y en él sólo deberían circular taxis y colectivos. Ernesto Quiroga Micheo DNI 4.229.153

Ciudad judicial La obligada venta de un predio de casi cuatro hectáreas por parte del Jockey Club de Buenos Aires a la Municipalidad de San Isidro crea una oportunidad única para paliar la deteriorada calidad de vida causada por la hiperpoblación de gente y automóviles, que obstaculiza gravemente la circulación y el estacionamiento. La transformación de casas unifamiliares en módulos de tres pisos que albergan entre cuatro y ocho departamentos (con igual número de autos por cada unidad) es una de las principales causas. Otra es la existencia de varios colegios dentro del centro urbano, que a las horas de entrada y salida taponan el tránsito con ómnibus y autos particulares. Por último, el asentamiento de la sede central del Poder Judicial y sus juzgados satélite distribuidos en el centro de la ciudad, con sus correspondientes estacionamientos reservados, completan esta lamentable situación. Creo que sería razonable dedicar esas cuatro hectáreas a establecer allí una ciudad judicial donde se pueda centrar toda esa importante actividad, con amplias playas de estacionamiento para funcionarios, vehículos celulares para el traslado de presos, así como para el público que debe asistir a esas sesiones. No sería utópico pensar que en un futuro no lejano pueda dedicarse alguna área de cierta extensión, como la ex Obras Sanitarias en Beccar, como para fundar una ciudad educativa, a semejanza de la que existe en Nordelta, dedicando las áreas liberadas a la construcción de playas de estacionamiento. El progresivo aumento del parque automotor es y será inevitable. Dr.Tomás Angelillo Mackinlay DNI 5.607.680

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