POLÍTICA | 13
| Viernes 11 de abril de 2014
tensión gremial | manifestantes y damnificados
Jorge Ayala. “Estar en la calle es la única manera de reclamar” “Se siente mucha bronca porque te dicen que podés llegar a fin de mes con $ 6000. En mi lugar de trabajo, donde soy delegado, realizamos una asamblea y decidimos realizar una acción directa en reclamo de un aumento.” Desde las cinco de la mañana, Jorge Ayala se preparaba para la movilización de agrupaciones de izquierda a la intersección de la autopista Panamericana y Henry Ford. Con un grupo de compañeros se dirigió a la vera de la vía rápida con los militantes de su agrupación. En su fábrica de neumáticos, llevan desde anteayer una medida de fuerza por reclamos de salarios. “Entiendo que hay gente que se puede ver perjudicada y que hay otras maneras de reclamar, pero hoy estar en la calle es el único medio de hacer visible nuestro problema”, explicó Ayala a la nacion. Y agregó: “Estoy seguro de que si en todas las fábricas y lugares de trabajo tuvieran la posibilidad de
Actividad: obrero neumático Edad: 43 años Distrito: San Fernando expresarse y decidir en asamblea, como hicimos nosotros, también se habrían sumado al paro”. “Fuimos temprano a garantizar el cumplimiento del paro en la planta y desde ahí nos fuimos a la Panamericana, donde nos encontramos con otros compañeros.” Su gremio, el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático de la Argentina (Sutna), está afiliado a la CTA oficialista y no había adheri-
do al paro. La huelga coincidió con una medida de fuerza que impulsa junto a otros delegados en su propia fábrica, FATE. “En la asamblea decidimos reclamar un aumento del 40%”, dijo Ayala. La fábrica es su lugar de trabajo desde 1993, pero se inició en la militancia de izquierda en el Nuevo MAS, en 2008, luego de un proceso de conflicto. “Hubo compañeros que estuvieron al lado mío en momentos que para mí fueron muy difíciles. Ahí, como muchos otros delegados independientes, me acerqué a las ideas de izquierda”, relató. Tras la movilización y el corte de ayer, que terminó cerca de las 13, Ayala fue con otros delegados hacia el puesto de Gendarmería, donde estaba detenido el delegado de la empresa Donnelley. Por la tarde, pudo descansar unas horas y prepararse para el turno noche, en el que trabaja desde las 22 hasta las 6 de la mañana.ß Au-
relio Tomás
Mariela Pica. “Menos mal que no tengo hijos y no pago un alquiler” Vestida con su ya clásico guardapolvo blanco, la docente Mariela Pica, de 28 años, decía presente en la manifestación sobre el puente Pueyrredón, ayer por la mañana, para sumar su adhesión al paro general de una manera activa. La menuda mujer calificó como válido el reclamo del que participaba y se distanció de la convocatoria gremial que la invitaba a quedarse en su casa y no salir a protestar. “No queremos hacer un paro dominguero. Acá es donde tenemos que estar para reclamar que se mejoren los salarios y las condiciones en las que trabajamos, sobre todo los docentes”, dijo con firmeza, consciente de su decisión. Hace cinco años, cuando se recibió de profesora de historia, Pica esperaba algún día mejorar su situación económica. Pero desde entonces no pudo hacer mucho. A pesar de que tiene trabajo en tres
Actividad: Prof. de historia Edad: 28 años Distrito: Capital escuelas porteñas, su realidad tiende a complicarse. “Por trabajar 16 horas como profesora titular en una escuela de la Capital cobro $ 4500”, relató a la nacion, mientras participaba de la protesta El bajo nivel de su salario la obligó a tomar suplencias en otras dos instituciones educativas de la ciudad de Buenos Aires y, aun así, no
le alcanza para vivir con comodidad. A veces, incluso, transcurren hasta tres meses hasta que puede percibir su ingreso. “Menos mal que no tengo hijos y tampoco debo pagar un alquiler”, suspiró aliviada la docente, que está afiliada al gremio Ademys. Sin embargo, y debido a los frecuentes aumentos en los precios, Pica tuvo que restringir algunos gastos diarios. “Estamos hoy en una situación preocupante. Por eso adherimos al paro y apoyamos cada reclamo de los docentes. No podía quedarme en casa mirando cómo nuestros sueldos, pobres en muchos casos, pierden su valor”, explicó la docente. “Es el producto de nuestro esfuerzo, nuestros estudios”, resumió, convencida de que sólo el paro activo podía mostrarles a los gobernantes el enojo “ante la seguidilla de ajustes económicos”.ß Valeria Musse
César González. “Tuve que dejar el taxi y crucé el puente caminando” Cuando César González partió ayer, a las cuatro de la mañana, desde su casa en Lomas de Zamora hacia la Capital Federal para trabajar con su taxi, como lo hace havitualmente, no tuvo problemas para cruzar el puente La Noria. Sin embargo, la vuelta a su hogar no fue así de fácil y se demoró más de lo acostumbrado. Alrededor de las 10 de la mañana, en plena jornada de paro, el taxista decidió dar por finalizada la jornada laboral en el centro porteño y emprendió el viaje de retorno, pero en el camino se encontró con un escollo. Metros antes de llegar al puente, dos efectivos policiales le impidieron continuar circulando por la avenida General Paz. Más adelante, y ya del lado del distrito de Lomas de Zamora, unos 300 manifestantes realizaban un piquete que impedía el paso vehicular. “Me dijeron que no podía pasar manejando, entonces tuve que de-
Actividad: taxista Edad: 36 años Distrito: Lomas de Zamora jar el auto del otro lado y crucé el puente caminando”, relató el conductor del taxi, en diálogo con la nacion. Sentado en un cantero, esperaba a que su mujer lo viniera a buscar en su auto para, de una vez por todas, llegar a su casa a descansar. No tenía otra forma de movilizarse. “¿Escuchaste la canción «La argentinidad al palo» [en referencia al tema musical de la banda de
rock Bersuit Vergarabat]?, preguntó González a esta cronista. “Bueno, esta situación es lo más parecido a eso que describe la letra”, agregó González, padre de familia, resignado. Pese a que tuvo que reorganizarse para volver a su hogar y ver a sus dos pequeños hijos, el conductor estaba tranquilo. En su opinión, “el reclamo de las organizaciones gremiales es legítimo, pero, lamentablemente, quienes organizan las medidas de fuerza se agarran de una necesidad social para un beneficio político propio”. Para el taxista, en cuyo vehículo muchos pasajeros intentan arreglar el mundo durante un viaje, el problema económico que hoy preocupa a los argentinos es “más profundo”. Y está convencido, además, de que el problema “no se soluciona con un par de cortes, que sólo complican la vida de los pares”.ß Valeria Musse
Juan Carlos Bahamondes. “No me puedo dar el lujo de perder un día” “A mí no me gusta que me metan la mano en el bolsillo.” Ante la primera consulta de la nacion, el canillita Juan Carlos Bahamondes explicó sin medias tintas qué pensaba sobre el reclamo de ayer contra el ajuste económico, entre otras demandas gremiales. Sin embargo, a pesar de la protesta, había decidido abrir su puesto de venta de diarios y revistas, ubicado en Avellaneda, y dejar a un lado, así, el paro de actividades al que habían convocado las organizaciones gremiales. “Justamente, en el momento por el que estamos pasando, no me puedo dar el lujo de perder un día de trabajo. Al final del mes, un día menos de venta se nota demasiado en las cuentas”, contó resignado. Para Bahamondes, “los cortes de calle no resuelven nada y complican a los laburantes”. Hay algo que enoja aún más al canillita de Avellaneda. “No pue-
Actividad: canillita Edad: 56 años Distrito: Avellaneda de ser que quiera comer un asado y no pueda hacerlo. Como casi todos los argentinos, soy muy carnívoro, pero hoy me cuesta mucho comprar unos bifes para compartir con mis seres queridos”, dijo a la nacion Bahamondes, de 56 años, visiblemente enfadado por el alto y cambiante nivel de los precios con los que convive cotidianamente.
Al respecto, el vendedor de diarios y revistas fue terminante con los efectos de la inflación y no anduvo con vueltas para describir lo que sucede: “Con la comida no hay que meterse. Está todo muy caro”. Aunque los otros cinco integrantes de su familia tienen trabajo, Bahamondes afirmó que “es muy difícil” cubrir los gastos, ya que “todo aumenta, pero los sueldo no”. Antes de abrir el puesto de venta de diarios, Bahamondes se aseguró de que no hubiera problemas para trabajar. “Por suerte está todo tranquilo, pero el corte en el puente me afecta las ventas”, expresó, cerca del mediodía, cuando la jornada de reclamo ya había dado muestras de un descontento generalizado. A su alrededor, casi no había gente que caminara las veredas del centro de Avellaneda.ß Valeria Musse