Catas privadas, íntimas y exclusivas

29 sept. 2012 - autor de artistas como Radiohead o Sigur Ros. La escena completa (quiénes mi- raban y qué miraban) encerraba una mística social de ...
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SÁBADO

| Sábado 29 de Septiembre de 2012

ideas y personas

Noche

Catas privadas, íntimas y exclusivas Se organizan en una casa a pedido del anfitrión para agasajar a amigos y familiares; las marcas también las ofrecen como una manera de fidelizar y promocionar sus productos

Por Julieta Sopeña

El fascinante arte de capitalizar belleza

Laura Reina LA NACION

Hace tres semanas, Paul Caillouel llegó desde Francia para hacer una pasantía. Matthieu Cottard, un amigo también francés, decidió darle la bienvenida con algo especial: una cata de vinos argentinos en el living de su casa de Palermo. Cualquier ambiente puede convertirse en el escenario ideal para realizar un viaje sensorial en la intimidad del hogar. Privadas, íntimas y exclusivas, las catas a domicilio se imponen como una forma de agasajo diferente. O, también, como una manera original de conocer y adquirir un producto. Sin dudas, el vino es el que convoca más interesados. El francés Antoine Dumazer encontró en las catas privadas a domicilio la mejor manera de dar a conocer los vinos que comercializa a través de La Cave à Vin (www.caveavin.com. ar), una vinoteca virtual con más de 700 etiquetas. “Las catas a domicilio son una nueva y original manera de conocer vinos –explica Dumazer, director comercial de La Cave à Vin–. Organizamos degustaciones a domicilio para que las personas puedan disfrutar del vino con amigos, de manera lúdica. Nosotros llevamos el vino y las copas. La comida la pone el anfitrión.” El servicio de cata tiene un costo de 500 pesos más el precio del vino que se degustará (hay etiquetas desde $ 25 hasta 2000 pesos). Cada botella rinde hasta diez comensales y para que la cata se realice se necesita un mínimo de cinco personas. El costo puede ser dividido entre los asistentes o lo asume el anfitrión si el evento está pensado como agasajo a sus invitados. “Se puede elegir qué vinos catar de una selección de etiquetas que tenemos para degustación o proponemos nosotros en base a lo que el cliente quiera”, contó Dumazer. Una cata clásica incluye un vino blanco, tres tintos (un syrah, un malbec y un cabernet sauvignon)

E

Paul Caillouel disfruta de una cata organizada en una casa de Palermo y un espumoso (así es como debe decirse) para terminar. Dentro del universo de bebidas alcohólicas, las catas privadas de whisky también están en pleno ascenso en Buenos Aires. Marcas como Chivas Regal y Johnnie Walker se encargan de organizar una degustación a domicilio para sus clientes más selectos. Estas catas no tienen costo y tienen como objetivo la fidelización y promoción. Según Sebastián Nazabal, brand ambassador de Pernod Ricard Argentina Cluster, que posee, entre sus marcas Chivas Regal 18 y Chivas Regal Luxury of Time, existe una creciente demanda de catas privadas, que están enfocadas a CEO, directores de empresas, líderes de opinión y artistas. “Muchos consumidores empiezan a interesarse en nuevas bebidas e incursionan en el mundo de los destilados. Si bien los spirits eran un objeto de consumo de un

grupo más exclusivo, hoy en día se está ampliando la demanda y la novedad es que las mujeres también se muestran muy interesadas en descubrir nuevas bebidas.” Johnnie Walker, con su brand ambassador Juan Carlos Boucher, también ofrece catas a domicilio para sus clientes más distinguidos. Quien la solicite debe ajustarse al perfil de la marca. Y piden que asistan veinte amigos del anfitrión para que la cata se realice. El té no está ajeno a esta tendencia de catar en la intimidad del hogar. Chez Pauline, una distinguida casa de té en Recoleta, brinda el servicio de degustación a domicilio, que es solicitado por mujeres de 30 a 50 años que buscan, en fechas especiales, como cumpleaños o en los días del Amigo o de la Madre, salir del típico té y hacer algo distinto. “Es una clase donde probamos tres tés: uno puro y dos blends. La cata guiada sirve para que puedan apreciarse las propiedades de cada

Foto: DIEGo SPIVACoW/AFV

té”, explica Marina Ortelli, gerente de Chez Pauline. La degustación, de la que participan entre 10 y 15 personas, se marida con pastelería francesa. “La tendencia de probar y catar tiene como objetivo conocer más sobre el producto. Cuanto más se sabe, se disfruta más, se aprecia de otra manera”, comentó Ortelli . El chocolate también es un objeto de deseo para las catas privadas. Vasalissa Chocolatier, una chocolatería premium, las organiza, a pedido, también a domicilio. “Hoy en día, el chocolate se considera un producto gourmet y la cata se convirtió en un arte, al igual que la cata de vinos, quesos, café y tés, por lo que se repasan conceptos técnicos, como chocolates de origen y blends. Lo que queremos es que la gente aprenda y distinga los diferentes tipos de chocolate y, sobre esa base, pueda elegir el que más le guste”, explicó Dadi Marinucci, dueña y creadora de Vasalissa Chocolatier.ß

s razonable medir a las corporaciones por su capital económico. Pero ¿y a las personas? Las medimos por su capital simbólico. Sólo que éste no es cuantificable. Entonces, exactamente, ¿qué parámetros son los que definen ese capital simbólico? Para algunos lo será la descendencia, para otros la trayectoria o incluso la habilidad discursiva. Yo elijo la belleza. Lo bello indefectiblemente agrada. Poco importa qué entendemos por bello (ése es otro problema, también no cuantificable). El punto es mucho más simple: lo que nos parece bello, nos fascina, o a efectos de mi punto, a la cualidad de bello le otorgamos capital simbólico. La semana pasada fue la presentación de la película Por el camino. O un canto a la belleza. Dirigida por el brasileño Charly Brown (ya es indefectiblemente simpático que se llame igual al mítico amigo de Snoopy) e interpretada por una dotación de argentinos, uruguayos, norteamericanos y una actriz suiza, cuenta las travesías mínimas de un viaje en auto por Uruguay de una pareja, “marineros de tierra”, según explicó el protagonista, Esteban Feune de Colombi. El encuentro fue en el Centro Cultural San Martin. La audiencia, una cumbre de mujeres espléndidas: desde Esmeralda Mitre y la excelentísima vestuarista Beatriz Di Benedetto hasta Laura Orcoyen, pasando por Dolores Blaquier, la artista Victoria Aguirre, Teresa Costantini y Concepción Cochrane Blaquier (sorprendente siempre, por su atuendo), entre muchas otras que se mostraron absortas frente a la simpleza de una narración bella. Dos detalles que llamaron su atención –en palabras de ellas mismas, ya que al final conversaron animosamente con el director–: las

Su sitio Cinismo Ilustrado es un éxito en la Web; allí, este hipster mexicano de 25 años satiriza sobre los aspectos cotidianos de la vida

apariciones, en una película independiente, del fallecido pintor Hugo Arias (ícono de la costa del Este, y amigo íntimo de casi todas ellas) y de la archiconocida modelo Naomi Campbell. Aunque, y sólo a título personal, sorprendió que el proyecto contara con los derechos de autor de artistas como Radiohead o Sigur Ros. La escena completa (quiénes miraban y qué miraban) encerraba una mística social de impacto. Unos días más tarde, precisamente anteanoche, Cinthia Cohen inauguraba su muestra “Deforme”, en el Centro Cultural Rojas. Valga la contradicción del título. Si bien la muestra hace alusión a elementos cargados de monstruosidad, lejos de molestar, su obra en realidad mimaba las retinas de los presentes, otro batallón de personalidades encantadoras: los artistas Ignacio Liprandi, Pa-

El Rojas busca reposicionarse como punto de encuentro en la ciudad blo Siquier, Jorge Miño y Eduardo Capilla rebosaban de alegría en un nuevo Rojas, que busca reposicionarse como un punto de encuentro de la ciudad. El comentario que quizá más llamó la atención fue el de Romana Fabbris, una italiana de alto perfil e hija del célebre corredor de Fórmula 1 Andrea Fabbris, que insistió toda la noche en aplicar el título de la muestra a la vida cotidiana, para llegar a la conclusión de que las deformidades propias de cada uno también son bellas. Ya se puso en mejores palabras: la belleza está en los ojos de quién la mira. Y esos ojos cobran vida. Son muchos, de hecho, en Buenos Aires.ß

De la Web a la Moleskine Salles ironiza sobre series y los hábitos cotidianos

Eduardo Salles. “Internet le quitó a la cultura pedante el monopolio del arte” Texto Lucía Marroquín | Fotos Soledad Aznarez

V

estido de amarillo, hipster, barbudo, el mexicano Eduardo Salles termina sus vacaciones en Buenos Aires y acaba de darse cuenta de que su sitio, Cinismo Ilustrado, es un éxito en Internet. El blog contiene afiches que Salles resume con una fórmula: Diseño + humor + crítica social. El espíritu cínico del sitio dio como resultado un post sobre el tsunami en Japón en el que la ola de Katsushika Hokusai se traga a personajes como Kitty o Mazinger Z. Salles se ríe de los usuarios de las redes sociales, de las pretensiones intelectuales y los estereotipos. “La mayoría de los chistes son sobre mis propias obsesiones”, dice durante una entrevista con la nacion. Salles, que tiene 25 años, no había pensado en dedicarse a la ilustración: “Creía que estaba enfilado a ser escritor –cuenta–. Ya estaba buscando la beca para la Sorbonne...”. En 2009, estudiaba Comunicación en la UNAM, cuando la gripe porcina llegó a México DF, donde vive. En ese encierro, surgió Cinismo Ilustrado. El primer post es una declaración de principios. “Son como diez mandamientos –dice–. Escribí que no habría plagios ni refritos, que sólo tendría contenido propio, y que cuando me aburriera del blog, lo mataría.” Ahí también se lee que el sitio no sería “una torre de marfil digital” ni su propio currículum. “Cuando empiezas un proyecto, la gente no sabe ni quién eres, tienes mucha libertad –cuenta Salles–.

Puedes hacer el chiste más negro del universo, o escribir el comentario más políticamente incorrecto, y nadie va a hacer un escándalo porque no eres nadie.” Cuando el sitio cobró relevancia, un publicista lo llamó para trabajar con él. Ahora es director creativo de la agencia JWT, en la que trabaja para Nike, Kit Kat y la Cruz Roja mexicana. Además, Salles da clases en la Miami Ad School, ilustra para el diario 24 horas y las revistas Rolling Stone España, Orsai y Picnic. –¿De dónde salen las ideas para tus afiches? –De lo cotidiano, que es obvio y por eso siempre pasa inadvertido. Me gusta mucho incomodar, poner en evidencia cosas cotidianas que no decimos o no vemos. –¿Por ejemplo...? –Hace poco publiqué un post que se llama “El oráculo del fútbol”, con la hipótesis de que la posición en la que jugaste de niño al fútbol determina tu carácter y tu forma de desenvolverte, y funcionó muy bien porque era cotidiano. –¿Vos de qué jugabas? –Yo era defensa si tenía suerte. –¿En qué lectores pensás para ilustrar? –Son cosas cada vez más universales. De repente, me ganan las referencias locales, porque soy mexicano, pero, en general, son temas como el amor, la muerte, la religión, la cultura, la pretensión, la inseguridad. –¿Tenés miedo de quedarte sin ideas?

–No. Si te obsesiona la opinión, ocurre la crisis. Pero si estás todo el tiempo experimentando, nunca dejas indiferente a la gente. La experimentación permite que siempre tengas una idea. –¿Qué tipo de post genera más incomodidad? –Cuando me meto con la cultura. La religión ya está muy criticada, pero la cultura sigue siendo intocable. Los libros, el arte, la literatura. Y dentro de la misma cultura es más políticamente correcto reírse de Coelho que de Borges. Si llego a hacer un post burlándome de Borges, viene la Santa Inquisición cultural y me prende fuego. –¿Te molestan los comentarios negativos? –En el sitio no hay comentarios, pero en Facebook me han escrito que soy el anticristo o un inculto. Es como el chiste de la señora que llamaba a la

policía para denunciar a un hombre que se bañaba desnudo en el río. Cuando le preguntaban: “¿Usted vive cerca del río?”, ella respondía: “No, pero voy a verlo”. En Internet, muchas veces es lo mismo. –¿Hay ideas que no te animás a publicar? –Sí, porque el problema de Internet es que no puedes contextualizar: las imágenes viajan de un sitio al otro, terminan en blogs, todo se comparte. –¿Estás en el movimiento Yo soy 132, la llamada “primavera mexicana”, que tomó uno de tus afiches como bandera? –No, hice el afiche en ese momento porque estaba de acuerdo con ellos, pero sin la intención de crear la bandera del movimiento. Cuando, después de las elecciones, hice el afiche de que se venía el invierno, algunos se molestaron. Ahora sigue la movi-

da, pero ya no hay un furor, no hay un objetivo tan palpable. –Te quejás mucho de la “alta cultura” y su hipocresía. ¿No existe eso en Internet? –Debo aceptar que sí. En principio sí existía esta cosa nueva y naíf de Internet, y sí creo que le ayudó a quitarle a esta alta cultura pedante y pretenciosa el monopolio del arte. Pero ya dentro de esta nueva sociedad digital comienza a haber también jerarquías. Igualmente, siempre existe la posibilidad de que un tipo que no es nadie salga de ahí. –¿Vos sos ese tipo? –Sí, porque no hago muchas relaciones públicas ni sé hacer lobby digital. No puedo. Tengo una torpeza social increíble. No soy capaz de fingir empatía por un beneficio, a riesgo de que muchos mexicanos crean que soy un pedante por ser directo.ß

^b^b^ A tres años del primer post de Cinismo Ilustrado, Eduardo Salles está planeando publicar un libro en la editorial Orsai, del escritor Hernán Casciari. “Quizá después del libro, mate el sitio, no sé”, dice a la nacion, y asegura no hacer nada si no le divierte. También afirma que quisiera abrir en algún momento su propio “laboratorio social”, una especie de agencia publicitaria sin los vicios de la publicidad tradicional ^b^b^ Aunque al principio coqueteó con la idea de ser incógnito, ya asumió la visibilidad que le toca: “Si estás en Internet, es que quieres ser visto. Si no te quedas haciendo dibujitos en tu libreta Moleskine”