Carlos Casella, entre causas y azares

14 jul. 2010 - porque suponía que Casella sólo se involucraba en proyectos propios–, el bailarín aceptó agradecidísimo. No sólo porque era Arias el que.
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Espectáculos

Página 4/LA NACION

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Miércoles 14 de julio de 2010

DANZA Desde mañana en el Teatro Argentino de La Plata

Carlos Casella, entre causas y azares El coreógrafo, bailarín y cantante estrena finalmente Random, la obra que tuvo que esperar un año para poder ver la luz El hombre es elegante por naturaleza, pero eso no le impide treparse a un cantero o saltar para la lente del fotógrafo aun a riesgo de sus blanquísimos pantalones. Al elegante inicial se le puede agregar amable, entrador y sumamente paciente. Así se presenta Carlos Casella cuando –en su faceta de coreógrafo– recibe a LA NACION en su casa de San Telmo para conversar de su carrera y de su vida, que bulle en un momento de vorágine y alta exposición. Es que este artista polifacético no sólo está a punto de estrenar Random –una pieza coreográfica que le comisionó el Teatro Argentino para que inaugurara hace un año su Centro de Experimentación y Creación (Tacec), hecho que la gripe A postergó (compromisos mediante) todo este tiempo–, sino que también está ensayando Tatuaje, un espectáculo musical que dirige Alfredo Arias y que estrena en un par de semanas en el Alvear; y, en paralelo, trabaja con parte del Ballet Contemporáneo del San Martín en Syracusa, una nueva obra que también estará en ese teatro de la avenida Corrientes dos semanas más tarde. Como si esto fuera poco, una vez cada tanto (el fin de semana último, por ejemplo) saca a relucir su cada vez más alto perfil como cantante y se pone al frente de Babooshka!!, un show con formato de recital en el que interpreta un puñado de canciones de mujer. “En general me sucede así, vienen todas las cosas juntas”, dice Casella muy a gusto con lo que le pasa. Lejos de sentirse agotado o fastidiado por horarios que se cruzan en un damero casi imposible de desentrañar, Casella está “chocho, chocho, chocho”, y si en algún momento la ansiedad lo consume apela a su otra afición, la escultura. De hecho, uno de los rincones de su living está dominado por el caballete donde descansa una escultura a medio terminar. Y ahí se empieza a sospechar que la superposición o la superabundancia de actividades no es nada casual, sino que forma parte de él. “Hace mucho que hago esculturas”, explica tranquilamente como si fuese fácil para su interlocutor

Multifacético Casella no sólo estrenará mañana Random en La Plata, sino que en dos semanas subirá a escena en el Alvear con Tatuaje, la obra de Alfredo Arias sobre la vida de Miguel de Molina; escenario que días más tarde ocupará el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín para estrenar su pieza Syracusa, una obra de corte marcial que remite a un ideario troyano FOTOS/ MAXIE AMENA

asumir que su entrevistado no sólo baila, piensa y crea coreografías, canta, monta espectáculos teatrales y musicales para sí y para otros sino que también esculpe. La naturalidad con que lo asume quizás se explica en el origen de todo. De chico, en su casa la única instrucción artística que adquirió fue la musical, pero eso sólo le sirvió para abrir múltiples posibilidades que comenzó a explorar en el secundario cuando conoció a su coequiper artístico, Ana Frenkel. Lo que durante ese tiempo compartido en el colegio Vicente López asumía forma de protoespectáculos coreográficos, más tarde se convertiría en lo que nutriría los diecisiete años de trayectoria de El Descueve, la emblemática compañía que ambos crearon junto a Mayra Bonard y Gabriela Barberio, previo paso por el taller de danza del Teatro San Martín. Allí, en grupo y con otros actores/bailarines invitados, fueron creando, produciendo, diseñando,

volviendo tangibles sus proyectos en los que la danza llevaba las de ganar, pero en los que lo teatral y lo musical fueron ganando terreno. Allí estaba toda esa multiplicidad de actividades y ocupaciones que hoy reproduce y convierte en hechos artísticos. “El Descueve fue un lugar de muchísimo crecimiento, aunque también tuvo algo de freno, porque muchos creativos trabajando en un mismo espacio crea límites porque no entra todo de todos, cada idea iba pasando por el filtro de los demás. Y entonces sí empezó a surgir una necesidad de expandirse y empezar PARA AGENDAR

Random, espectáculo coreográfico de Carlos Casella. Centro de Experimentación y Creación del Teatro Argentino (Tacec), acceso por 53 y 10, La Plata. De jueves a domingo, a las 21. Entradas: $ 5.

a tomar más riesgo individual. También fue un desafío reconocerme con una fuerza menor como individuo a la que tenía como grupo, nosotros nos complementábamos y entonces cuando arranqué solo sentí que tenía un brazo y una pierna menos, una debilidad que no conocía. Con Guarania mía –su primer espectáculo fuera de El Descueve– tuve que rearmarme y empezar a reconocer qué era lo mío y qué me venía prestado”, recuerda Casella, que se fue fortaleciendo o acompañándose de otras personas. También fue por eso que cuando hace tres años lo convocó Arias para hacer Tatuaje –un poco tímidamente porque suponía que Casella sólo se involucraba en proyectos propios–, el bailarín aceptó agradecidísimo. No sólo porque era Arias el que proponía el convite sino porque no iba a tener que ocuparse de otra cosa que de interpretar; otro era el creador, el director, el que tenía que estar hasta en el último de los

detalles. El sólo debía meterse en la piel de entrañable Miguel de Molina para interpretar y disfrutar la faceta de estrella del cantante español. ¿Qué mejor?

Desde mañana Pero tampoco va en contra de su esencia. Ahora, a causa de la vorágine de trabajo –y la felicidad que éste le provoca– tiene que hacer un esfuerzo para recordar lo que le pasó en el cuerpo hace justo un año cuando le dijeron que se disponía el cierre de los teatros por la gripe A. Faltaban 20 horas para el estreno de Random, la obra con la que abriría el Tacec y ya se veía venir lo que pasaría. Igualmente no fue menor el golpe cundo Martín Bauer –responsable de la flamante sala– le anunció el cierre. “Encontré palabras que no había usado nunca para describir mis sensaciones: devastado, apabullado, demolido.” Y no era para menos, junto al grupo de bailarines (Leticia Mazur,

Noelia Leonzio, Margarita Molfino, Pablo Lugones, Mariano Kodner y Lucas Cánepa –ahora reemplazado por Diego Stanca–), su amiga y asistente Gabriela Barberio, el músico Alejandro Terán y demás equipo creativo se habían esforzado mucho en ocupar un espacio no convencional en donde el tema frío y polvo entonces no estaba del todo resuelto. Así el trabajo de este año fue volver a darle vida y organicidad a ese Random (que tenía poco de azaroso, según su significado en inglés). “Por suerte volví a sentir que está buenísmo lo que logramos. Es una puesta retrofuturista con una impronta que bien podría ser de película clase B o cercana a Blade Runner, en el que la música de Terán tiene un rol fundamental, a tal punto que muchas veces queda en primer plano”, concluye Casella, que está acostumbrado a compartir, elegantemente, sus protagonismos.

Verónica Pagés

Aniversario

Petipa, el padre del ballet clásico Se cumplen 100 años de la muerte del coreógrafo francés que triunfó en Rusia ¿Habrá soñado alguna vez Marius Petipa –con su hermano Lucien, tercera generación de bailarines de la familia–, cuando avanzaban los años 30 en el siglo XIX, que se convertiría en el más prolífico de los coreógrafos clásicos (con más de cien danzas)? Tal vez después de colgar las zapatillas y mudarse de Francia a Rusia haya empezado a vislumbrar que habría para él una carrera exitosa más allá de los escenarios, sobre todo, ya en los 50, trabajando codo a codo primero y como sucesor después de Jules Perrot. También puede ser que, tras varias de sus primeras obras estrenadas (La hija del faraón), haya tenido noción de que haría algo verdaderamente grande, como Don Quijote o La Bayadera. Algo perenne. Pero sería imposible creer que, aun en los años previos a su muerte, el genio marsellés haya imaginado que todavía en el siglo XXI Paquita, Raymonda o El corsario; La bella durmiente del bosque (1890), El cascanueces (1892) y El lago de los cisnes (1895), la célebre trilogía de Tchaikovsky, serían el eje central del repertorio de toda gran compañía de ballet que se precie de tal,

Una imagen de Marius Petipa ACHIVO

sin importar su bandera. ¿Qué hubiera, sido sin Marius, de los pas de deux con elegantes entradas, adagios y remates virtuosos?

Camino a San Petersburgo De una creatividad prodigiosa, figura fundamental del ballet imperial ruso, Petipa sembró su afortunado camino en San Petersburgo, adonde cosechó seis décadas de éxitos, varios en complicidad con su asistente, Lev Ivanov. Para él, el ballet era un “gran espectáculo”. Tuvo períodos (español, ruso, italiano) y un estilo innegociable: producciones lujosas, con un cuerpo de baile importante, para afrontar escenas diversas, dan-

zas de carácter con el color local alternadas con escenas narrativas y variaciones que requieren un alto nivel técnico, entre otras características. Se ocupó de la investigación de la materia de sus obras, cuyos preparativos detallados organizó y trabajó estrechamente con el diseñador y el compositor. La modestia no fue su fuerte y, en más de una ocasión, se lo llamó “dictador” por el poco lugar que dejaba a otros al hacer valer sus ideas: de su colaboración con Tchaikovsky en La bella durmiente del bosque, se hizo famosa la imposición al compositor del número de medidas para un baile o una variación. Sin más, escribió en sus diarios: “Soy asombroso”. Más de esto se lee en sus Memorias, de 1906, que también dan cuenta de sus casamientos y otros momentos de su vida personal. Marius Petipa murió a los 88 años, el 14 de julio de 1910. Hoy se cumplen exactamente cien años de su fallecimiento. Ballet y Petipa siguen siendo dos palabras que no se pueden separar.

Constanza Bertolini