Carlos Berlocq. “Hoy valoro todo porque la pasé

Miércoles 3 de abril de 2013. 8 |. Carlos Berlocq vive un sueño. ... del ATP World Tour. Padeció altiba- ... los cuartos de final frente a Francia y, memorioso, lo ...
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| Miércoles 3 de abril de 2013

A los 30 años, tras una cirugía y luego de luchar en los Challengers, disfruta del tenis y la vida

Carlos Berlocq. “Hoy valoro todo porque la pasé realmente mal” Texto Sebastián Torok | Foto Patricio Pidal/AFV

C

arlos Berlocq vive un sueño. Un sueño que comenzó en su infancia en Chascomús, en la intimidad de una numerosa familia de clase media a la que nunca le sobró nada. Empeñoso y luchador, desde hace un puñado de años que Charly da batalla en la máxima categoría del tenis, pero, claro, no siempre saboreó las “facilidades” del ATP World Tour. Padeció altibajos emocionales, estuvo inactivo por una cirugía en la muñeca derecha, fluctuó entre futures, challengers y ATP, y tuvo diversas carencias económicas, más allá de los sacrificios que hicieron sus padres, Carlos y Esther. Incluso, sus amigos llegaron a organizar rifas para ayudarlo. Hoy, a los 30 años, tras un 2012 en el que debutó en la Copa Davis, participó de los cuatro Grand Slams y de los Juegos Olímpicos, Berlocq disfruta de lo que vive, de ser uno de los elegidos para los cuartos de final frente a Francia y, memorioso, lo valora todavía más por los obstáculos del pasado. “Pasé momentos duros en mi carrera. Hace años tenía la presión de ganar partidos o torneos para poder continuar, viajar, para trabajar del tenis. En juniors tenía la presión de estar entre los mejores de la Argentina para ser becado y viajar a un sudamericano o a un mundial. Eso me fue fortaleciendo, pero en profesionales pasé momentos difíciles. En 2005 me metí top 100, terminé 78° en el año y tenía muchas expectativas, quería quedarme en el nivel ATP, pero me puse muchas presiones. Tuve un ida y vuelta entre ATP y challengers, no me fue bien, caía en el ranking, volvía, pero no lo disfrutaba. El 4 de febrero de 2009 me operaron la muñeca: se me desprendió un tendón, fue en un challenger jugando contra Machi González. Estuve siete meses sin competir. Pero ahí hice un clic emocional, me propuse tratar de disfrutar cada momento. Y bueno, acá estoy”. —¿Recurriste a un psicólogo? —No, lo más importante fue mi esposa (María Noel). Emocionalmente, hace años, era muy inestable. Siempre fui trabajador y luchador, siempre soñé con ser un tenista profesional, pero de la cabeza era inestable. Ahí, la que más trabajó fue ella. Algunos

no se imaginan los esfuerzos que hacen los que están al lado nuestro, que viajamos todo el año, dejamos todo. Ella estaba avanzada en una carrera universitaria y la dejó para acompañarme. Fue un compromiso que tuvo conmigo. Estamos juntos desde 2002, al año y medio nos fuimos a vivir. Me enseñó los verdaderos valores. Ahora, cuando estoy en un torneo, no sé si volveré algún día, así que lo tomo con pasión, lo disfruto. Y más después de lo que sufrí por mi muñeca, que de un día para el otro no jugué más. —¿Temiste que no volverías? —Tenía miedo de no volver a ser lo que era, de pegar normalmente. Cuando iba a la rehabilitación para poder mover de a poquito, interiormente decía ‘uh, voy a tener que trabajar durísimo para volver’. Los médicos me habían dado seguridad. Pero después, cuando escuchás algunos casos de operados que no vuelven..., temés. Me pongo orgulloso por lo que hice y lo que aguantó la muñeca. Pero en ese momento no sabía a qué nivel iba a volver, si iba a tener que jugar futures, challengers o qué. Pero siempre la luché: en profesional llegué a jugar qualy y hasta pre-qualy de torneos satélite. En su momento hasta jugué torneos por dinero; para arrancar el año necesitaba plata y los primeros tres meses jugaba ahí. La época de future fue bastante dura, tenía 18 años y viajaba solo. Antes, a los 17, fui seis meses a Europa con un entrenador, que en teoría me iba a acercar un sponsor y después no pasó nada y me tuve que volver. Me costaba irme del país, extrañaba mucho a la familia. Tenía seis hermanos; ahora somos cinco porque falleció uno. En la semana me entrenaba y estaba ocupado, pero los domingos, cuando llamaba a mi casa y todavía no estaban las facilidades de Internet, era un momento duro hablar con mi familia. Hoy valoro todo porque la pasé realmente mal. —¿En qué notaste el cambio de categoría, de challenger a ATP? —Cuando jugaba challengers todos destacaban cómo me entrenaba, las horas que me pasaba en el gimnasio o el tiempo que elongaba. Sentía que pocos hacían ese esfuerzo. Pero cuando llegué a la ATP me di cuenta de que yo era uno más, todos van al

Charly, en el Parque Roca; pasado mañana debería medirse allí con Tsonga gimnasio, todos tienen su profe, todos elongan. Una anécdota: hace unas semanas, en Indian Wells, me levanté temprano para ir al club, salgo con el auto del hotel, y en un semáforo lo veo a David Ferrer todo transpirado, volviendo de correr, y eran las 8 de la mañana. O sea..., por algo está ahí y rompe físicamente a muchos rivales. Las cosas son por algo. Después, hay diferencias de otro tipo: uno llega a un torneo ATP y tiene menos gastos, le pagan más noches de hotel, te dan más comidas. En futures, por ejemplo, llegás y tenés que comprar las pelotas o durante toda la semana te entrenás con pelotas usadas. —¿Te sentís un obrero del tenis? —Empecé a ser denominado de esa manera. Me gusta que vean que soy luchador, que soy profesional, que hago cosas que quizás otros no hacen. Cada uno tiene su manera de ser, no quiero decir que sólo lo mío está bien. Claro que a veces la gente

pone hincapié sólo en eso y se olvidan de que hay potencia, tiros, un saque. Para estar en un nivel alto tenés que ser completo. Me río mucho cuando escucho que Rafa Nadal o Ferrer son sólo lucha y mentalidad, porque tienen golpes enormes. O, por ejemplo, no se habla del físico de Federer, y sin embargo dentro de la cancha vuela. También escuché que me llaman el nuevo Titán, por Gumy (sonríe). Me acuerdo mucho de Hernán. Físicamente era un toro, le gustaban los partidos largos. Cualquier comparación es bienvenida. Mi cultura es el trabajo. Siento que de esa manera fui logrando un montón de cosas. —Tu mujer y tu pequeña hija, Stefania, suelen viajar con vos a los torneos, algo que no es tan común en un tenista. ¿Te ayudan a no martirizarte por las derrotas? —Cuando fui papá, con todas las vivencias en su nacimiento, me hicieron madurar muchísimo. Stefi y

mi esposa me dan una fuerza extra en los torneos. Ellas viajan casi todo el año conmigo y si no estuvieran allí me costaría muchísimo, es verdad. Si perdés y estás solo, se sienten muchísimo más las derrotas. Cuando pierdo y están ellas, me enojo un poquito y me pongo a disfrutar de la familia. —Es casi un hecho que pasado mañana vas a tener la responsabilidad de medirte con Tsonga, el mejor de Francia. ¿Qué expectativas tienen para la serie? —Ya estamos mentalizados. Uno va trabajando la cabeza, mirando videos de los rivales o de uno propio para intentar mejorar. Es una serie que motiva un montón. La Argentina nunca pudo ganarle en la historia a Francia, que es completo en los cinco puntos, pero contra Alemania tampoco éramos favoritos. Somos locales, el público se hace sentir, el ida y vuelta con la gente genera energía y es bueno creértela un poco. Confío en eso.ß