Botero: “Hoy el arte está en el peor momento de la historia”

20 jul. 2008 - cable, Fernando Botero, uno de los artistas contemporáneos más famosos y cotizados del mundo, es lapidario. “Pienso que el arte hoy está en ...
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Página 20/LA NACION

Cultura

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Domingo 20 de julio de 2008

LA INTIMIDAD DE UN CREADOR / El escultor colombiano, en su casa de Italia

Para el artista colombiano, el arte actual es desechable, como un pañuelo de papel FOTOS GENTILEZA DE COSTA CROCIERE

Botero: “Hoy el arte está en el peor momento de la historia” También dice que no respeta nada de lo que ve en las muestras y museos que visita Por Elisabetta Piqué Corresponsal en Italia PIETRASANTA, Lucca.– “El arte hoy es desechable, como un Kleenex.” Barba arregladísima, mirada intensa, bronceado impecable, Fernando Botero, uno de los artistas contemporáneos más famosos y cotizados del mundo, es lapidario. “Pienso que el arte hoy está en el momento más bajo de toda la historia. Hoy no me gusta nada de lo que veo, no tengo respeto por nada”, dispara el pintor y escultor colombiano. Camisa de jeans, pantalón caqui, y 76 años muy bien llevados, Botero habló así durante una charla con LA NACION en este encantador pueblo medieval con vista al mar, a los pies de la cadena de las montañas Apuane, donde vive al menos tres meses al año desde hace tres décadas. En este sitio, conocido en todo el mundo por sus canteras de mármol –de aquí Miguel Angel extrajo la piedra para hacer el David–, y sus talleres de fundición, Botero suele trabajar en sus monumentales esculturas, y además, juntarse con su numerosa familia durante el verano. “En todas las casas que tengo, que son muchas –París, Nueva York, Monte Carlo, Grecia, México, Colombia, Pietrasanta–, tengo un estudio, porque si no me aburro: para mí trabajar es un placer”, asegura. Nacido en abril de 1932 en Medellín, Colombia, Botero, que pasó la mayor parte de su vida fuera de ese país, saltó a la fama gracias a sus figuras “gordas”, que él prefiere llamar “voluminosas”. En su carrera hizo 145 muestras individuales, de las cuales al menos 60 en museos, recuerda. Su gran inspirador, asegura, fue el pintor florentino Piero della Francesca. Fiel reflejo de la importancia de la figura femenina en su obra, un irónico Botero cuenta que se casó tres veces. Y hoy tiene siete nietos, con edades que van de los 2 a los 20 años. La imagen de su tercera esposa, la artista griega Sofía Vari, escultora de joyas, se encuentra inmortalizada en un graciosísimo fresco sobre el Infierno que el artista realizó

Botero trabaja en Italia

sobre una pared de la pequeña iglesia de San Antonio Abate, de este pueblo. Ahí también está pintado él mismo –su cabeza barbuda aflora desde un pantano–, el narcotraficante Pablo Escobar, Hitler y su jardinero. En otro fresco sobre el Paraíso, en la pared opuesta, salta, en cambio, a la vista una colorida Virgen “gorda”, de indudable estilo Botero. Sentado a una mesa de Il gatto nero, su restaurante preferido en Pietrasanta, a pocas cuadras de su casa de Via della Rocca, mansión rodeada de palmeras y añejos olivos, Botero revela que nunca estuvo en la Argentina. “La verdad es que nunca estuve al sur de Colombia. Mi hermano Juan David vivió allí muchos años; me habla de la Argentina como el lugar más lindo y maravilloso del mundo y tengo muchos amigos, pero nunca estuve”, confiesa el autor de Busto, escultura que puede verse en el Parque Thays, de Buenos Aires. Botero también habló sobre la reciente liberación de Ingrid Betancourt, mujer que conoce desde “pequeñita”, ya que es amigo de familia, según contó. “Todos en Colombia estamos muy felices de que Ingrid Betancourt y los demás secuestrados hayan sido liberados”, dijo. “Fue

Una “gorda” se irá a navegar PIETRASANTA, Lucca (De nuestra corresponsal).– Fernando Botero lanzará una de sus “gordas” al mar. En el taller de fundición Mariani, uno de los tantos que hay en este pueblo donde crea sus famosas obras, el maestro mostró a LA NACION Mujer reclinada 2004, escultura que será colocada el año que viene en una nueva nave de Costa Cruceros. Se trata de una imponente escultura de bronce patinado que representa a una mujer acostada, con mirada fija, casi ausente, cuya posición de las piernas expresa un movimiento dinámico. De más de tres metros de largo, 1 metro y medio de ancho, y 910 kilos de peso, la

escultura fue comisionada por Costa Cruceros, que en el marco de su programa artístico a bordo de su flota de cruceros –que llevan distintas obras de arte–, la adquirió para ser la estrella de Costa Luminosa, una nueva e inmensa nave de la flota para 2800 pasajeros, que será inaugurada en junio del año próximo en Venecia. “Me parece fantástico que en la nave esté no sólo mi escultura, sino también otras obras de arte porque es una forma de que el público que no va a los museos vea el arte”, dijo Botero. “Y es una forma más relajada porque están en un crucero, de vacaciones, sin estar de prisa. Además, es linda la idea de que la obra también navega”, agregó.

una operación de una inteligencia extraordinaria, el presidente Uribe y su ministro Santon han hecho un trabajo espectacular, a tal punto que ahora quieren hacer una película en Hollywood sobre la operación... En fin, todo el país está contento de este éxito”, agregó. –¿Se siente más pintor que escultor? –Me siento más pintor porque lo fui durante 58 años, y escultor solamente 30. Aunque trabajo en escultura tres o cuatro meses al año, sobre todo aquí en Pietrasanta, mi productividad es más grande que la de la gran mayoría de escultores: tengo más de 200. –¿Qué siente al saber que en todo el mundo hasta los niños reconocen su obra? –Es una gran satisfacción, y se debe a que mi estilo es muy claro, muy radical. Y es cierto que también los chicos reconocen un Botero a un kilómetro de distancia. Y esto me impresiona mucho. –¿Por qué se ofende si dicen que son “gordas” sus famosas esculturas? –No me ofendo. Lo que digo es que no son gordas, sino voluminosas. Si hago una fruta, un paisaje, un animal, un hombre, cualquier cosa, está la deformación para exaltar el volumen. Entonces, no los veo como gordos, sino como voluminosos. Gordo puede ser también Miguel Angel, Masaccio o todo el arte florentino que es voluminoso. Decir gordo es una simplificación. Como cuando la gente habla de Picasso como el artista que hace los dos ojos del mismo lado. Algo que impacta se convierte en la simplificación del estilo... –¿Cómo juzga el arte contemporáneo? –Tengo la peor imagen del arte contemporáneo. Pienso que el arte hoy está en el momento más bajo de la historia. Es la decadencia más grande. Por ejemplo, al final del siglo XIX estaban los impresionistas, Cezanne, etc... ¡Pero al final del siglo XX no había nada! –¿Y Botero? –Yo no hablo de mí. Hablo de una cosa general del arte, que está en decadencia. –¿Por qué? –Hoy el arte es como una moda, buena para las distintas estaciones, o por dos o tres años, y después hay otra moda, y no es algo sólido, que permanece. Hoy el arte dice algo en el momento que se hace porque es la moda, pero no es arte verdadero. –¿Y entonces no le gusta nada? –Nada de nada, y lo lamento. Cuando estoy en Nueva York voy a museos o exhibiciones, porque hay que ver todo, pero no me gusta nada, no tengo respeto por nada. –¿Y cuándo se detuvo el arte? –Cuando el arte se volvió conceptual y eliminó el objeto. La historia del arte es una historia de cosas muy concretas, que se pueden tocar. Desde el momento que el arte sintió repulsión por el objeto, porque era comercial, y entonces había que crear cosas efímeras, entonces terminó el arte. –Entonces las “instalaciones” que se ven hoy, para usted, son horrendas... –Esos son cosas temporales, y el arte debe ser permanente. El arte hoy es desechable, como un Kleenex.

...mientras tanto...

De Meryl Streep a la “Tota” Santillán » LONDRES.– “No es mayor sorpresa que vengan de la misma tierra que Ingmar Bergman.” El matutino The Independent afirma esto respecto del POR JUANA grupo de música LIBEDINSKY Abba en un artículo reciente, en el cual dice tener la esperanza de que “la gente sepa apreciar las letras más profundas de la historia del pop”. El comentario, inesperado para muchos, es parte de la crítica publicada sobre Mamma mia, el musical basado en las canciones del grupo sueco, que después de años de éxito en el

teatro llegó a la gran pantalla, protagonizado por Meryl Streep, y que inmediatamente escaló al número uno de los films más vistos. Dentro de la misma línea de The Independent se encolumnó una cantidad considerable de críticos. Esta temporada, como la inclusión de letras de Amy Winehouse en un examen de fin de curso de la Universidad de Cambridge ya indicaba, parece que no es suficiente con disfrutar de estos fenómenos populares de la manera habitual (en el caso del film de Abba, cantando a los gritos, moviendo la cabeza como en los viejos videos del grupo y, en los números lentos, elevando los brazos con los celulares encendidos, como en un recital), sino que se les debe encontrar algún tipo de vinculación con la alta cultura.

Mamma mia puede ser arte elevado. Quien no se da cuenta de esto es ciego respecto a que el gran arte también puede ser accesible”, decretó The Times. El diario subrayó que si Shakespeare, Joyce o Puccini hubiesen estado en las butacas, hubiesen aprobado acaloradamente y que Ibsen aplaudiría la manera como el personaje de Meryl Streep recupera el poder de las mujeres mayores. El punto que, sin embargo, causó mayor debate fue el argumento de que la gente con cierta pretensión de cultura no tiene confianza para ignorar el esnobismo que decreta que cualquier cosa con atractivo popular –a excepción del fútbol– tiene que ser espantosa. Quizás esto tenga algo de cierto, pero no queda claro que el musical de Abba sea el mejor ejemplo para sos-

tener la teoría. Lo que no se puede negar, en cambio, es que el film causó una explosión de creatividad. Los múltiples especialistas que lo detestaron, comunicaron su desagrado de las maneras más originales: un crítico de The Guardian, por ejemplo, empezó la reseña de la obra reescribiendo una de las letras más famosas de Abba poniendo palabras que rimaban de manera similar pero para contar lo malo que es el film. Y la gente que se negaba a ir a verlo también fue creativa para expresar lo radical de su posición, como el caso de un sofisticado argentino que, de paso por islas británicas, sugirió que antes que al de Abba prefería ir a un musical de bailanta dirigido por la “Tota” Santillán. Esto, después de todo, puede no ser tan mala idea…