Barranca abajo, una obra clásica reactualizada

3 jun. 2013 - culo, tanto en la gráfica como en la TV y la radio ... cine, teatro y TV y realizan atractivas entrevistas. ... grama de una hora, pero a la semana.
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espectáculos | 3

| Lunes 3 de junio de 2013

El director Edgardo Dib fue el encargado del montaje

Barranca abajo, una obra clásica reactualizada federalismo. El Teatro Nacional Cervantes estrenó el texto de Florencio Sánchez interpretado por la Comedia Cordobesa Carlos Pacheco PARA LA NACION

CÓRDOBA.– El Teatro Nacional Cervantes continúa desarrollando su proyecto Plan Federal y, hace unos días, estrenó, en el Teatro Real de Córdoba, Barranca abajo, de Florencio Sánchez. La interpretación está a cargo de la

Comedia Cordobesa y la dirección es responsabilidad del santafecino Edgardo Dib. Con una vasta y reconocida trayectoria como actor, director y docente, Dib es un apasionado por la relectura de los clásicos. A veces hasta de manera irreverente, como lo demostró hace un par de años en su puesta Edipo y yo (ver-

habló laurie

teatro

Sensible monólogo interior sentir amares. ★★★ buena. idea, libro y canciones: Carolina Gómez. adaptación: Carolina Gómez y Diego Jaraz. interpretación: Carolina Gó-

mez. dirección: Diego Jaraz. música: Diego Rodríguez. iluminación: Gonzalo Córdova. vestuario: Natalia Martínez. escenografía: Lucila Rojo. sala: Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034 (4863-2848). funciones: lunes, a las 22.

D

esde la primera escena, sentada en un sillón, los pies dentro de una pecera con agua y plantas, Carolina Gómez impone una presencia de mucho relieve, el grato metal de una voz bien templada y modulada (que más adelante mostrará su habilidad para el canto), su personal belleza. Ella encarna a un ama de casa, esposa y madre que deja fluir sus pensamientos en un tiempo suspendido que podría ser el de una jornada como la de La señora Dalloway, en esa novela de Virginia Woolf donde Clarissa, la protagonista, mantiene un monólogo interior, filtrando la realidad a través de sus percepciones, asociaciones libres, reflexiones y flashbacks. Un vagabundeo mental donde la anécdota es lo de menos y mínima la acción. A la mujer que tiene los pies en la pecera en esa imagen onírica del comienzo se le disparan las ideas, trata de convencerse a sí misma de su felicidad doméstica, de las presuntas alegrías del hogar que se van revelando aflicciones a medida que ella –cuyo nombre nunca es pronunciado– empieza a sincerarse, a respirar por esas heridas que le ha dejado el tiempo. Como subraya más tarde, después de un intento –probablemente soñado, fantaseado– de fuga, “a más tiempo, más heridas”. A su modo, este personaje femenino, que teje crochet y plancha –y que se ve reflejado en la vecina que limpia, lustra y ordena obsesivamente su casa–, va abriendo oblicuamente esa zona íntima que los franceses llaman “jardín secreto”. Es decir, ese espacio mental íntimo, reservado, casi siempre intransferible. Ella lo desvela por momentos con el lenguaje de las flores, como aquella doncella granadina de “vida mansa por fuera y requemada por dentro”, según la describiera su propio autor, Federico García Lorca, en Doña Rosita, la soltera. La mujer que interpreta con finísima sensibilidad Carolina Gómez –incluso elevando su propio texto cuando éste se vuelve un tanto literal– habla de ese jardín donde cultiva alegrías que no son tales, rosas con espinas, pensamientos que se marchitan en la rutina de la domesticidad,

sión de la pieza de Sófocles para seis actores). El creador cuenta que introducirse en estos materiales le plantea un gran desafío. “Lo que más me interesa –explica– es ver cómo se cuentan esas historias en este presente. Cómo hago para que la gente se entretenga de la misma manera que lo hacía cuando esos materiales fueron creados.”

En un espacio despojado, en el que sólo aparecen algunos objetos (cajones de madera, baldes con agua), los actores Oscar Mercado, Adriana Quevedo, Silvia Pastorino, Carolina Godoy, Cecilia Román Ross, Pablo Tolosa y Raúl Sánchez dan vida a los conflictivos personajes de Florencio Sánchez, bajo un magnífico marco lumínico de Leandra Rodríguez, que no hará más que intensificar los climas de unas situaciones que Dib dibuja en ese espacio con buenas resoluciones. Al director le importan esos personajes como intensos arquetipos. Carga las tintas sobre ellos y, cuando sus apasionados deseos o sus severas pobrezas se dejan ver, la tensión de su puesta se complejiza y logra que el melodrama llegue al espectador con una notable limpieza. No habrá manera de no conmoverse con ese mundo cargado de insatisfacción, violencia y necesidad de venganza. Edgardo Dib reescribe además algunas situaciones, profundiza el mundo de algunos personajes, algo desdibujados en el original, y promueve la reiteración de ciertos textos con la intención de que ellos reafirmen el valor primario de esas criaturas. Uno de los más claros atractivos de esta puesta son las atmósferas que logra en momentos clave de la historia. También, sin duda, la resolución final. La extrema decisión de Zoilo (el padre) se proyectará de manera también dramática en el mundo de Aniceto (el ahijado). El espectáculo resulta una muy atractiva recuperación de un material estrenado hace un siglo en Buenos Aires y que con poca frecuencia se revisita. Sus temas siguen muy vigentes, sobre todo en sociedades en crisis: la quiebra económica, el desalojo, la ruptura de los vínculos familiares, el suicidio como posible escape al dolor que produce tanta desolación.ß

Carolina Gómez fuentes fernández

pero que repuntan y se remozan después de un gesto de insubordinación… Al revés de Doña Rosita, que en otra época lleva la soltería como un estigma, la protagonista de Sentir amares ha cumplido el rol social que se esperaba de ella, que todavía se espera de las mujeres en general: se casó, tuvo una hija ahora ya adolescente independiente, y por cierto trató de cubrir al pie de la letra el papel de ángel del hogar. Pero algo salió mal, aunque ella al comienzo de la obra insiste en que está todo bien, que se quieren mucho con el marido, que no conoce la soledad. La profundidad del escenario del Portón de Sánchez da la posibilidad de crear cinco espacios bien diferenciados por los primores de la escenografía y la luz, donde se expresan primero entre líneas y luego progresivamente las fases del malestar de este personaje que ya empieza a narrarse desde ese título que habla de la intensidad sofocada de sus sentimientos, de su predilección por el mar que da origen a uno de los momentos más bellos y sugerentes de la representación: cuando ella, con la complicidad de las luces y las sombras, deja caer de los bolsillos de su abrigo una lluvia de arena que ha de convertirse en su propia playa privada. Una playa que bordea el mar de oscuras profundidades donde la mujer que extraña a la niña que fue, sueña que nada plácidamente, pero se ahoga.ß Moira Soto

en la mueca

Lou Reed, recuperado tras un trasplante

Historia de amor, en viaje a la Luna

El cantante, compositor y poeta estadounidense Lou Reed, de 71 años, salvó su vida gracias a un trasplante de hígado al que se sometió en abril, afirmó su esposa, la gran Laurie Anderson, informó Télam. “Estaba al borde de la muerte. Algo así no se hace por gusto”, sostuvo Anderson en una entrevista que mantuvo con un diario londinense y publicada en DPA, en la que agregó que su marido está en recuperación después de haber sido operado en Cleveland. “No creo que se recupere totalmente de esto, pero sin duda volverá a hacer las cosas en unos pocos meses. Ya está trabajando y haciendo tai chi chuan. Estoy muy contenta. Es una nueva vida para él”, dijo la música, quien comparte la vida con el ex líder del grupo Velvet Underground desde hace 20 años. ß

Julia y Pablo se conocieron a los siete años, fueron amigos, novios y a los treinta años se casaron. Duró poco, al año se separaron… pero ya habían pagado su sueño, un viaje a la Luna. En su segunda temporada, Te quiero hasta la luna, ¿ida y vuelta?, cuenta el reencuentro de Julia y Pablo en la nave espacial antes del gran despegue. Algunos inconvenientes técnicos harán del viaje toda una aventura que pondrá a prueba el vínculo que los une. Es un texto de Matías Puricelli, dirigido también por él mismo junto con Francisco Ruiz Barlett, quien protagoniza la propuesta al lado de Sofía González Gil. La obra sube a escena los lunes, a las 20.30, en el nuevo espacio de La Mueca, Cabrera 4255 (4867-2155). Entradas: 80 pesos. ß

Jorge Lafauci y Guillermo Blanc, amigos

marcelo gómez

Lafauci y Blanc, sinónimo de show protagonistas de la radio. Amigos de las

estrellas, están en Radio 10 y Del Plata

alicia Petti

PARA LA NACION

Dos periodistas de reconocida y larga trayectoria en el mundo del espectáculo, tanto en la gráfica como en la TV y la radio, conducen sendos y populares programas dedicados al mundo del espectáculo: Guillermo Blanc los sábados, de 12 a 13, con Cartelera 1030, en Radio del Plata AM 1030) y Jorge Lafauci, con Todo por hacer, los domingos de 12 a 13, por Radio 10 (AM 710), ambos muy escuchados y referentes. Allí analizan y comentan cine, teatro y TV y realizan atractivas entrevistas. En sus programas tienen como punto en común que los protagonistas son los artistas. “En Todo por hacer prefiero a los actores antes que a los mediáticos. Y trato de rescatar lo mejor de cada figura. Presento al personaje como gran actor, gran actriz, con trayectoria. Y a los mediáticos normalmente. Me puedo referir a ellos como «figuras populares». Igual hago muy pocos”, aclara Lafauci. “A mí me pasa exactamente lo mismo. Igual, siempre les digo a mis productores, que son jóvenes, que yo hago notas a grandes figuras del espectáculo o a mediáticos con el mismo respeto e igual trato. Son mayoría los primeros”, agrega Blanc. Lafauci define a su programa como una mixtura entre el espectáculo y la vida diaria, los vínculos, las historias de ciudad y del país. Suele haber una entrevista sobre el tema del día, al principio, y después sobrevienen las opiniones de la gente y los planteos del staff. Sobre el asunto, se van sucediendo las notas del espectáculo y las críticas de cine, teatro y televisión que hace el mismo periodista. En un principio estuvo acompañado

por Karin Cohen, hasta que fue reemplazada por Fátima Slame, cuando quedó embarazada. “La radio es lo que hago con más alegría. Me da gusto levantarme el domingo y hacer el programa, o pasar la tarde del sábado trabajando”, dice. A su vez, él hace “Planeta Lafauci”, segmento al que define como “una especie de observación propia: editoriales y homenajes a mucha gente del cine y del teatro, o aniversarios. En medio de todo eso y las críticas van las notas, que son siete u ocho por programa”. Cartelera 1030 es netamente de espectáculos. Tiene información, comentarios, críticas de teatro, de cine y reportajes. Comenzó como un programa de una hora, pero a la semana ya era de dos, y a los dos meses, de tres horas. Lo acompañan Marta Versace, en la locución, y Gabriel Fresta, en el cine nacional e internacional. “Terminé creando un sector, que es «El Escenario de la Escuelita Blanc», que es mi producción. Allí desfilan cantantes, humoristas en vivo, y el público lo ha recibido muy bien. La mayoría dice que no tienen lugar para difundir lo que hacen, ya sea en TV o en radio, por más que se denominen de espectáculos”, afirma. “Nuestros programas tienen mucha convocatoria. De alguna manera, la televisión se quedó sin gente que pueda hablar de lo que está haciendo a nivel espectáculos de verdad. Mirtha Legrand tenía un espacio para eso, pero ahora no está”, sentencia Lafauci. “A ambos nos tocó ser vehículos de todas las grandes figuras del espectáculo: Hugo Del Carril, Sandrini, Troilo, Goyeneche…, a todos los grandes de aquella época, hasta adaptarnos a la época actual”, concluye Blanc. ß

Los tiempos de antes “Antes, los antiguos importantes te atendían el teléfono, como Mirtha Legrand o Alfredo Alcón. Ahora tenés que pasar por asesores o secretarios”, reflexiona Blanc. “Cuando empezamos, nos decían que a los ídolos no había que destruirlos, porque por algo el público los había elegido. Ahora yo veo que no importa

quién sea, que se dice cualquier cosa”, agrega Lafauci, quien recuerda que le hizo la primera nota a Andrea del Boca, cuando ella todavía no sabía leer, y Blanc rememora reuniones en la redacción de Radiolandia 2000 con Mirtha, Susana, Porcel, Olmedo y Claudio Levrino. Ellos son parte del espectáculo.ß