economía | 3
| Domingo 5 De enero De 2014
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la semana que pasó
Miércoles
Aumentaron 7% las naftas
La petrolera YPF, que vende el 55% de las naftas y el gasoil que se comercializa en todo el país, dispuso un aumento de precios en el nivel nacional del orden de 6,8% para todos sus productos. Shell y Axion (Esso) aplicaron un incremento similar. El litro de nafta premium se encareció más de 40% en doce meses y ya supera los $ 10.
ÁLTER ECO Sebastián Campanario PArA LA nACIon
Así es el calor: nórdicos felices, playas en Siberia, conflictos y efectos sobre el crecimiento m
alhumor, desgano, asfalto que pela, cortes de luz, noches sin dormir, tránsito enloquecido, días laborales y mercaderías perdidas, transporte público sofocante, escenas de películas catástrofe, pesimismo generalizado. Tenemos una idea bastante clara de cuáles son los costos a nivel “micro” asociados a las altas temperaturas de las últimas semanas. La novedad, entre los economistas, es la publicación reciente de estudios que miden el impacto macro del calor en forma mucho más precisa que lo que se había hecho hasta ahora. Y los resultados son preocupantes: no sólo porque los efectos sobre el crecimiento son mayores a lo que se pensaba, sino también porque los conflictos y la violencia parecen tener una correlación mucho más alta con el cambio climático de lo que se suponía. Como decían Los Abuelos de la nada: “Así es el calor”. “Hay muchas investigaciones que estiman el impacto de las altas temperaturas sobre el crecimiento en forma indirecta, a través de los menores rendimientos agrícolas, del mayor nivel del mar que provoca inundaciones en algunos países, etc. Pero hasta ahora se había hecho muy poco mezclando a la economía con conocimientos recientes de la fisiología y de la psicología sobre el impacto del calor en las personas”, cuentan los economistas Geoffrey Heal y Jisung Park en un trabajo publicado en diciembre por el national Boureau of Economic research (nBEr). Ambos investigadores son
de las universidades de Columbia y de Harvard, respectivamente. “La literatura de la fisiología tiene muy bien documentados los impactos negativos del calor sobre la performance física y cognitiva de las personas en muy diversos rubros, desde los atletas de alto rendimiento hasta los estudiantes que dan pruebas de matemática”, explican Heal y Park. Basados en estos estudios, los economistas construyeron un modelo de oferta laboral que muestra que en años sensiblemente más calurosos que el promedio, el producto per cápita puede crecer hasta un 3% menos que lo habitual. La magnitud del número sorprendió a Heal y Park, que a la hora de buscar explicaciones recurrieron a las neurociencias: nuestro cerebro es responsable de generar un 20% del calor del cuerpo y en determinados climas que se alejan de la temperatura “óptima” para trabajar, se gasta mucha más energía en esta tarea de regulación, que se termina restando de la disponible para las tareas laborales. La relación entre calor y pobreza viene de larga data. Uno de los primeros en notar que los países pobres tienen por lo general temperaturas más elevadas fue el pensador político Montesqieu en 1750. Una muestra de 150 países del año 2000 revelaba cómo en promedio el PBI de los países decrecía un 8,5% por cada grado celsius a medida que las naciones en cuestión estaban más cerca del trópico. El economista español Xavier Sala-i Martin mostró como las tasas de crecimiento bajan con
la latitud, que es un buen indicador aproximado de temperatura. Más recientemente, en 2008, economistas europeos descubrieron que para países pobres de África, cada grado celsius por encima del promedio de temperatura equivale a un punto menos de crecimiento del PBI en ese año caluroso. Pero el calor no sólo está correlacionado con un menor crecimiento, sino también con una mayor cantidad de guerras y conflictos. Los economistas Marshall Burke, Solomon Hsiang y Edward Miguel publicaron en agosto pasado un trabajo revelador al respecto, en el cual se cuantificó la relación causal entre conflictos
entre personas y cambios extremos en el clima. Ya sea se tomen en cuenta peleas entre personas o inestabilidad política a gran escala; sociedades ricas o pobres; episodios en la actualidad o de hace 10.000 años, la conclusión es la misma: la suba de la temperatura hace que la gente se vuelva más violenta. Burke, Hsiang y Miguel relevaron 60 de los mejores estudios que comparan niveles de violencia en períodos de temperatura promedio con los niveles de agresión en años de desvíos importantes en el clima. Los trabajos incluidos para este metaanálisis vienen de campos muy diversos, como la arqueo-
El Gobierno presentó la nueva canasta de productos con precios acordados. Se trata de 201 artículos masivos como alimentos básicos y productos de tocador. En principio, los valores acordados para estos bienes sólo regirán a partir de mañana en la Capital Federal y el conurbano bonaerense. Se podrán conseguir en las cadenas de supermercados.
logía, la criminología, la economía, la geografía, la historia, las ciencias políticas y la psicología. Aquí también la magnitud de los efectos descubiertos sorprendió a los investigadores: por cada desvío estándar hacia temperaturas más cálidas y lluvias menos copiosas, el promedio de conflicto entre grupos se incrementa un 14%. Para llegar a esta cifra se tuvieron en cuenta episodios como los aumentos del crimen en los Estados Unidos y Australia en años calurosos, los conflictos étnicos en Asia en períodos de poca lluvia y las invasiones de tierras en Brasil durante temporada de inundaciones. También se tuvo en cuenta el rol del clima en final de civilizaciones icónicas, como el del imperio acadio en Siria en el año 2000 a. C, el de los mayas en México en el siglo lX o el de Angkor Wat, en el siglo XV. Los análisis de la influencia del calor o del frío en eventos del pasado se nutren de técnicas de “paleoclima”, descubiertas en forma bastante reciente, que permiten conocer con precisión la temperatura en siglos anteriores. La economista Emily oster, de Chicago, citada a menudo en Álter Eco y con sensibilidad para temas no convencionales, notó que el aumento de quema de mujeres acusadas de “brujería” entre 1680 y 1720 en Europa coincidió con una “Pequeña era de Hielo” en el Viejo Continente, que congeló ríos y disminuyó el stock de alimentos disponibles, lo cual causó malestar social y alentó la búsqueda de chivos expiatorios. Hasta que oster publicó sus conclusiones, los historiadores atribuían esta intensificación en la quema de mujeres a otras causas. Volviendo al estudio de Burke, Hsian y Miguel, “en todos los casos se observó un patrón muy fuerte entre cambio climático y suba del conflicto”, dijeron los autores. Las chances de que esto ocurriera por azar equivalen a tirar una moneda al aire y que salga 60 veces seguida cara, o 60 veces seguidas seca. Sólo se incorporaron estudios que mostraran una relación causal muy clara entre clima y violencia (generalmente a través de períodos de escasez de alimentos). “Lo ideal hubiera sido tener dos planetas Tierra, calentar uno y observar cómo evolucionan los conflictos en ambos
casos, pero eso es imposible, así que tuvimos que recurrir a experimentos naturales”, dice Hsiang. Si estas conclusiones son válidas, hay que preocuparse por el futuro. Varios modelos climáticos están pronosticando un aumento de dos grados celsius en la temperatura promedio para el próximo medio siglo. Con el resto de las variables quietas, el mayor calor amplificaría la tasa de conflicto entre grupos, con eventos como guerras civiles, “en un 50% para muchas partes del mundo, una posibilidad aterradora para un planeta que ya vive un elevado nivel de conflicto”, remarcan Burke, Hsiang y Miguel, todos de la Universidad de California, en Berkeley. “Los tomadores de decisiones deben entender que el clima puede moldear en forma muy poderosa las interacciones sociales, y que los cambios de temperatura pueden llevar a estallidos sociales muy violentos si no se toman acciones coordinadas para prevenirlos.” Los efectos del calor en el trabajo y en la vida cotidiana de las personas están siendo estudiados desde otros ángulos de la economía y también del management. Está documentado que somos menos creativos e innovadores con temperaturas altas, por caso. Y la “economía de la felicidad” tiene al clima entre las principales variables para explicar el bienestar emocional agregado. En los países nórdicos, con inviernos crueles y altas tasas de suicidio y depresión, el cambio climático está generando mejoras en los indicadores de felicidad (oh casualidad: estas naciones protagonizan en los últimos dos años el modelo de crecimiento y desarrollo de moda entre los economistas). El físico ruso Andrei Vazhnov, que nació en Siberia, es experto en impresión 3D y director ejecutivo del Instituto Baikal, cuenta que se vino a radicar a Buenos Aires “porque el clima es el principal determinante de la felicidad” (el biólogo Diego Golombek no le cree: dice que “obviamente se vino por las minas”). Si la Argentina sigue siendo un horno en verano y las predicciones de cambio climático se cumplen, tal vez Vazhnov deba repensar su estrategia y considerar volver a lo que en algunas décadas serán las doradas playas de Siberia.ß
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El lado oculto del consumo
Consumo y Negocios
Las altas temperaturas fogonean los negocios de verano estacionalidad. Bebidas, protectores solares, paradores, juguetes y otros bienes y servicios florecen en los días cálidos Luján Scarpinelli LA nACIon
El verano calienta los negocios de temporada. Aunque también derrite otros, son muchos los rubros que se fortalecen en los meses de calor y vacaciones escolares. Bebidas refrescantes, churros y medialunas, balnearios, protectores para el sol y juguetes playeros. La estacionalidad natural y, en muchos casos, acompañada de reputación y ubicación estratégica, explican los picos que se alcanzan cuando quema el sol. Además de los hoteles, los productos de aire libre y los helados, de obvio repunte, las ojotas también alcanzan su esplendor. El exponente del calzado veraniego es la brasileña Havaianas, líder en el mercado local. En estos meses, concentra un 80% de sus ventas, apuntalada por el clima, la vestimenta informal y el solapamiento de las Fiestas con su pico de demanda. “La Argentina es un mercado particular por tener una temporada corta para nuestras ventas. Pero incluso con un tiempo tan reducido, figura como uno de los mercados más grandes de Havaianas fuera de Brasil”, señala Aloisio Guarnieri, gerente de cuentas internacionales de la firma para América del Sur. La explicación es que la marca logró convertirse en un producto de moda. Tanto que se pagan casi $ 400 por algunos modelos. Imprescindible como el calzado liviano es la bebida. Cuando el calor acecha, la sed se traduce en un alza en la demanda de gaseosas y cervezas. Casi 40% del total de litros de con-
Viernes
Lanzaron la nueva canasta
sumo anual se da entre diciembre y febrero, según datos de Claves Información Competitiva. En el caso de las cervezas, el consumo en ese tiempo asciendeaunos816millonesdelitros. El verano también empuja a la gastronomía en los centros turísticos y lugares de paso. En el parador Atalaya, en la ruta 2, se venden a diario un promedio de 1300 docenas de medialunas al año. En enero y febrero, cuenta Gustavo Giorgio, presidente de la empresa, se llegan a vender hasta 3400 por día, a $ 45. El intenso movimiento obliga a incrementar la producción y a reforzar el personal, como en épocas de cosecha. El trabajo suma un tercer turno y el servicio se extiende las 24 horas. “Eso –dice Giorgio– pese a que la estacionalidad se redujo, por los fines de semana largos y el cambio en la
forma de planear las vacaciones. Para nosotros es una buena noticia que la misma familia pare en Atalaya varias veces al año”. Pero concluye: “Seguimos siendo un negocio de verano, ya que entre las Fiestas y Semana Santa se concentra más del 60% de la facturación del año”, dice el responsable de la firma que inauguró un nuevo parador. Al cabo de ese camino, espera otro clásico: Manolo, el marplatense especialista en churros y pastelería. Avedis Sahakian, uno de los responsables de la empresa, cree que la brecha del verano se achicó. Pero no desaparece. “Si la diferencia era de tres a uno, ahora es de dos a uno”, grafica. Duplicar las ventas no es poco; la afluencia en los locales justifica mantener las puertas abiertas frente al mar, las 24 horas.
Y permite sumar puntos de venta en algunas panaderías y balnearios. Si hay chicos, el equipo de playa incluye balde, pala y rastrillo. “El verano es buena temporada para los fabricantes. Primero, son el regalo en las Fiestas, y luego las ventas se trasladan a la costa. La buena noticia es que 90% de los juguetes de playa es nacional”, afirma Matías Furio, presente de la entidad. En Duravit, uno de los líderes del segmento, la producción empieza tras el Día del niño y permite dar continuidad al negocio que, después del verano, se renueva con la vuelta a clases. “Esta temporada, las ventas crecieron entre 12 y 18% respecto de 2012, con juguetes clásicos. Pronto incorporaremos tecnología”, comenta Alejandro Macchiavello, de Duravit. El sol intenso y la mayor conciencia impulsa a la categoría de protección solar, que crece cada año. El 73% de la facturación se da entre noviembre y febrero, según nielsen. En Dermaglós, referente del mercado, destacan este mes como el pico de consumo. Según la Cámara Argentina de la Industria de Cosmética y Perfumería, en 2012 los productos para el sol movieron $ 217 millones. La playa genera más negocios. Balnearios, como Cr en Pinamar, alquilan sus carpas por $ 21.000 al mes, pero además sellan acuerdos con marcas que se promocionan, al tiempo que generan atracciones. Torneo de fútbol infantil, exhibición de polo, y clínicas de rugby, hockey y fútbol con figuras del deporte... todo tiene su sponsor en Cr. Parasoles, gorras, freesbies, paletas y lonas playeras tampoco faltan para hacerse ver en los centros turísticos donde se aprovecha la masividad para “comunicar a través de objetos”, señala Hernan Bernachia, presidente de Branding Merchandising. Aunque las empresas tienen menos entusiasmo por los costos que soportan, las promos se resisten a desaparecer y siguen a flote, de la mano de bancos, petroleras, firmas de telefonía celular y otras.ß
Alfredo Sainz PArA LA nACIon
Un aviso desató el misterio de Manaos Mercado. En un fin de año marcado por la baja en la inversión publicitaria, la gaseosa Manaos sorprendió con un comercial en el que reunía a Martín Palermo, Adolfo Cambiaso, Juan María Traverso y rodolfo ranni. El aviso se convirtió en un tema de discusión en las redes sociales, ya que tradicionalmente en la industria de las gaseosas la publicidad en TV era un terreno de las grandes como Coca-Cola y Pepsi. Detrás de Manaos, que en el Gran Buenos Aires ya le disputa consumidores a las líderes, se encuentra la embotelladora nacional refres now, que tiene su base de operaciones en Virrey del Pino, La Matanza. refres now nació en 2004, aunque sus dueños, la familia Canido, tiene una larga trayectoria en el negocio de las gaseosas. orlando Canido fue durante años distribuidor de CocaCola en gran parte del GBA y estuvo asociado con otra embotelladora, Sirsa, que producía y distribuía las gaseosas Sao y Beach y que está controlada por la familia Guida, que a su vez son ex embotelladores del sistema Coca-Cola. El último proyecto de Manaos antes del comercial fue la ampliación de su planta en Virrey del Pino, para alcanzar una de producción de 2,7 millones de botellas diarios y la convirtió en una de las fábricas de gaseosas más modernas de América latina. El de la operación de la planta está en manos de Walter Canido, el sobrino de orlando. lo que Viene
Los dueños de Manaos tienen una segunda marca que compite por precio, con el particular nombre de
La Bichy ahora. En la empresa dicen que el nombre surgió como una adaptación de la manera en que popularmente se conocía a otra marca de la que tenían la distribución. “Teníamos la distribución de la gaseosa Beach (playa en inglés), pero en los almacenes y los supermercados chinos nos la pedían con el nombre de la Bichy. Así se convirtió en una marca que se terminó imponiendo por sí sola”, explican en la compañía. el iMpacto del cepo
De acuerdo con un estudio de la consultora internacional Euromonitor, la Argentina lidera el consumo mundial de gaseosas, con un promedio per cápita de 131 litros anuales contra los 121 de los chilenos y los 119 de los mexicanos. La contracara de esta fuerte participación de las gaseosas es la menor incidencia de las llamadas segundas marcas, a las que les cuesta hacer frente a las inversiones millonarias de CocaCola y Pepsi. “Las segundas marcas tuvieron 25% del mercado, pero hoy están golpeadas por los problemas para importar insumos y los mayores controles impositivos”, señaló un hombre de la industria. Jugadores regionales
La avanzada de las segundas marcas tiene un componente federal y en cada región Coca-Cola y Pepsi enfrentan a competidores. Así como Manaos y La Bichy son motivo de desvelo en el sur y el oeste bonaerenses, en Córdoba es muy fuerte Pritty. Tubito se consolidó en Chaco y Misiones y Marinaro en Salta y Tucumán.ß