INFORMACION GENERAL
Lunes 11 de enero de 2010
I
9
COSTA PELIGROSA s UNA PROHIBICION QUE POCOS RESPETAN
El río, insalubre refugio para el calor De San Fernando a Quilmes, decenas de miles de personas se bañan en aguas contaminadas cada fin de semana; cuáles son los riesgos Lautaro, un joven de 21 años de la localidad bonaerense de Boulogne, llegó hasta el Paseo de la Costa, Vicente López, para refrescarse. El cartel que indica no pasar y no bañarse parece no ser un impedimento para él. Todavía está descalzo y mojado cuando se sienta sobre un trozo de una vieja viga herrumbrada, y observa cómo su amigo Mariano, de 19, improvisa una caña de pescar con tres metros de tanza, un pequeño anzuelo y una de las ramas que dejó la baja de la marea entre las piedras, las botellas rotas y la basura. El tercer joven que integra el grupo se llama Cristián, tiene 17 años y en plena charla con LA NACION interrumpe la conversación para alertar a Lautaro: “¡Ahí esta! Debajo de esa piedra se escondió la rata. ¡Traé la resortera que le damos!”. Como estos tres jóvenes, en estos días de calor sofocante miles de personas se refrescan en las contaminadas playas que bordean el Río de la Plata. Desde San Fernando, pasando por San Isidro, Vicente López y hasta Quilmes, cada fin de semana soleado del verano decenas de miles de personas se sumergen en el peligro, que no desconocen, pero al que le restan importancia. “Sabemos que están contaminadas, pero hoy hacía mucho calor y las piletas son caras”, relata un grupo de cinco jóvenes, que llegaron desde Isidro Casanova hasta la zona norte para darse un chapuzón. Familias completas con varios niños llegan hasta la costanera de Quilmes, traen sus reposeras, sombrillas, conservadoras, pelotas y paletas. Estas playas gratuitas y cercanas, en principio, no tienen nada que envidiarle a la Bristol marplatense. Hasta guardavidas y lanchas protegen a los bañistas en caso de tener algún problema en las aguas. Los niveles de contaminación de las aguas que bañan la denominada Franja Sur del río, que va desde San Fernando hasta Magdalena, son medidos periódicamente desde hace diez años por un equipo del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). Para la medición del nivel de contaminación, se utiliza una escala que va del 1 al 100. Entre 93 y 100 el agua es apta para todo uso; entre 53 y 92, para uso limitado; entre 24 y 52, para usos mínimos, como la navegación y generación de energía, y por debajo de ese número, para ningún uso. A lo largo de la citada franja los niveles oscilan entre los 37, a la altura del Club Universitario de Buenos Aires (CUBA), en el barrio porteño de Núñez, y los 54 en Cuatro Bocas, a la altura de Dock Sud.
La salud, en riesgo LA NACION consultó al ex director del Instituto Malbrán y epidemiólogo Emilio Santabaya sobre los problemas de salud que puede ocasionar bañarse en las aguas contaminadas. “Las enfermedades más comunes que genera la exposición a las aguas contaminadas son las estomacales y gastrointestinales, y se deben al fácil ingreso que tienen las bacterias por la boca y la mala higienización de las manos”, explicó el especialista. También dijo que con menor frecuencia se presentan casos de tétanos o de gangrena por heridas con vidrios o con los elementos cortantes que abundan en las costas.
“He visto pasar hasta roperos”, dice un pescador Algunos consumen lo obtenido en la pesca
FOTOS DE LEANDRO ARANDA
Mientras un lujoso crucero se aleja en el horizonte, los vecinos de Quilmes se refrescan en las sucias aguas del río
Punta Lara, la playa top del conurbano Aseguran que no hay contaminación en sus aguas
Las advertencias no alcanzan en la costa de Vicente López Las estadísticas al respecto, según Santabaya, son malas o escasas, ya que sólo se registran las muertes, no así las personas que presentan algún cuadro de diarrea o descompostura gastrointestinal. Desde los municipios de Vicente López y de Quilmes afirman que cuentan con ordenanzas y con decretos que prohíben el ingreso, a través de sus costas, de las personas en el agua. Pero que no pueden sacar a nadie una vez que está en el río, pues es jurisdicción de Prefectura Naval Argentina. Por el mismo motivo, no están previstas multas ni otras penalidades. Desde la entidad naval el subprefecto que se identificó como Martínez, consultado por LA NACION, explicó: “Nuestro trabajo es hacer controles por la navegación, no por la gente que ingresa en el río. Sí, solemos acercarnos y por megáfono informamos a la gente de la prohibición, pero no los podemos retirar del agua”. El director de Defensa Civil de
Quilmes, Néstor Guglielmino, dijo que frente a la realidad de recibir entre 30.000 y 40.000 personas cada sábado y domingo, de las cuales cerca de la mitad ingresa en el río, debieron tomar otras medidas, más allá de los intentos de concientización y de la instalación de carteles. “Nosotros hacemos un trabajo como si se tratara de una playa normal. Contamos con 42 bañeros, cinco lanchas y puestos de enfermería que cubren toda la costa quilmeña”, afirmó el funcionario, que, además, contó que el pico máximo de gente en esta temporada se dio el primer día de 2010, en el que 80.000 personas se acercaron hasta la ciudad sureña para apaciguar los 30 grados con los que empezó el año. “La gente de enfermería realiza decenas de suturas por fin de semana y entre el 1° de diciembre y el 5 de enero los guardavidas ya hicieron más de 60 rescates”, dijo Guglielmino.
José María Costa
UN DIA AGOBIANTE EN LA CAPITAL
La lluvia trajo alivio tras una sensación térmica de casi 40° Durante el mediodía, la ciudad fue un horno; temporales en el Litoral El calor en la Capital y el Gran Buenos Aires se hizo sentir ayer con la sensación térmica más alta en lo que va del verano: casi 40 grados en pleno mediodía. A las 10, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) registraba en la ciudad de Buenos Aires y alrededores una sensación térmica de 36 grados, dos más que la máxima prevista. Dos horas más tarde, llegaba a 39°6 (la temperatura real era de 35°1) y miles de porteños y bonaerenses optaban por pasar el domingo en piletas y parques. Pero cerca de las 14 el cielo se puso negro y comenzó una tormenta que trajo un poco de alivio. A las 16, hora en que terminó la lluvia, la temperatura era de 22°8. Pero el respiro, sin embargo, duró poco, dado que luego asomó el sol y el calor volvió a superar los 30 grados. El SMN prevé para hoy en la Capital y alrededores una mínima de 22 grados y una máxima de 31°, con nubosidad variable, además de vientos que soplarán de leves a moderados del sector este. Mañana, según el organismo, habrá cielo nublado y probabilidad
FERNANDA CORBANI
Palermo, un oasis en la ciudad de precipitaciones por la mañana, con vientos moderados del sector norte, en una jornada con una mínima estimada en los 18 grados y una máxima de 25. Además de la lluvia que cayó sobre la ciudad, hubo temporales en varias localidades del país que tuvieron diversas consecuencias. Las lluvias intensas comenzaron
antes de la medianoche de anteayer en el norte de Entre Ríos, donde cayeron más de 120 milímetro; en la localidad de Chajarí hubo 150 evacuados, que fueron llevados a centros comunitarios. Poco después, una lluvia muy intensa azotó Gualeguaychú y obligó a suspender la segunda jornada del carnaval, que debía realizarse anoche. Además, un temporal con fuertes lluvias, vientos y una importante granizada afectó una vasta zona de la ciudad de Santa Fe. Según expertos, se habría tratado de la cola de un tornado. La comuna de Monte Vera, 15 kilómetros al norte de la capital provincial, fue la más afectada al sufrir caídas de árboles y postes, voladuras de techos y la destrucción de cables de energía de media y baja tensión que dejaron a 8000 personas sin luz. En la ciudad de Córdoba hubo una temperatura máxima de 29°8 y la sensación térmica llegó a los 37°1. Mediciones similares fueron registradas en las ciudades de Santiago del Estero (32°2), Formosa (32°5), Reconquista (31°8) y La Rioja (30).
LA PLATA.– Sebastián Ojeda, de 18 años, supo del balneario Punta Lara por intermedio de un compañero de teatro. “La excursión hasta acá nos costó 25 pesos”, dice el joven de González Catán, mientras juega a las cartas con tres amigos, sentado en la arena de esta playa de río, cercana a La Plata y perteneciente al partido de Ensenada, donde cada fin de semana llegan más de 100.000 personas. Gonzalo llegó en un ómnibus escolar, en un viaje organizado por un particular que salió a las siete de la mañana de Merlo y que lo llevará de vuelta a casa cuando anochezca. Todos los sábados y los domingos del verano pueden verse, en los alrededores de la costa de Punta Lara, centenares de ómnibus que transportan gente de diferentes sitios del conurbano, como Moreno, Merlo, Morón, San Justo, Boulogne, Wilde o Burzaco. El frente costero de Punta Lara abarca 18 kilómetros, de los cuales diez están habilitados para bañarse y ocho, para la práctica de pesca deportiva. En algunas zonas, se distinguen selvas en sus márgenes. Algunos llegan con sus kayaks, motos de agua, semirrígidos, gomones, lanchas y veleros. Otros practican windsurf, esquí acuático o hasta se animan al kitesurf. Asimismo, próximos a la costa, existen espacios de uso público y privado. A los primeros, se los distingue porque sus mesas, bancos y parrillas de hormigón están pintados de color verde. Los privados, en cambio, per-
tenecen a clubes, algunos de gremios y sindicatos. “El primer fin de semana del año ingresaron más de 140.000 personas”, aseguró Néstor Canutti, jefe de guardavidas de este lugar, 60 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires. A diferencia de los fines de semana, de lunes a viernes la concurrencia de público disminuye y proviene de otros lugares. Son, en su mayoría, vecinos locales, de La Plata, o residentes de zonas cercanas, como Berisso, quienes visitan esta playa que, cuando el río está bajo, puede alcanzar los 600 metros de ancho. “En temporada, 1.500.000 de personas ingresan en la localidad de forma recreativa”, afirmó el intendente de Ensenada, Mario Secco. El director de turismo comunal, Adrián Espósito, explicó: “Por ser una de las playas de río de mayor extensión y por la apertura de senderos hacia la costa, que permite una mejor distribución de la gente, Punta Lara ha crecido año tras año en cantidad visitantes”. Dada la afluencia de gente y las características propias del Río de la Plata, de fondo arenoso o de barro, se estableció un equipo de 46 guardavidas municipales y otros veinte que corresponden a clubes privados. “Es una alternativa buena, cercana y económica”, opina Sebastián, antes de enfilar hacia el río para refrescarse.
María Delia Pérez
Ya sea por recreación o distracción, por tradición familiar o con fines comerciales, centenares de personas se acercan cada semana a la Costanera Norte porteña para pescar, o al menos intentarlo. Todos coinciden en que año tras año es más difícil encontrar peces de buena calidad, pero la diferencia de visión surge al momento de decidir si consumir o no lo pescado. “Yo ni mamado consumo un pescado de acá, vengo por deporte. Recién incluso andaba una víbora”, dijo Antonio Ocampo, y agregó: “Si venís a la mañana temprano, está lleno de profilácticos”. Para Héctor Hernández la postura de no comer los pescados es infundada. “Todo pescador sabe algo: si el agua tiene contaminación, el pescado se va. Entonces, con adobarlos y prepararlos bien, alcanza.” Quienes van por deporte comentan que varias veces le piden los pescados. “Cuando saco carpas, se acercan chinos y me los piden porque es un pez típico de allá. Yo se los doy, otros los venden”, aseguró Juan Carlos Latife, que desde hace cinco años va dos o tres veces por semana a pescar frente al aeroparque Jorge Newbery. “El sábado pasado me llevé 13 bogas y las vendí a todas. A los paraguayos y bolivianos les gustan mucho y yo se las vendo entre diez y doce pesos cada una”, comentó Juan Manuel González, que mostraba el magro resultado de cuatro pescados obtenidos en las más de cinco horas que llevaba instalado con su caña en el Paseo de la Costa, de Vicente López. “Yo vengo hace 20 años a pescar a la Costanera y en los últimos 10 años se vino a pique esto. Antes sacábamos mucho más y de diferentes variedades. Ahora, por la contaminación, no hay nada acá, inclusive vi pasar roperos, árboles enteros y grandes manchas de aceite; por eso a los pescados no los como”, dijo Jorge Tissera.
Evitar el consumo Los especialistas médicos aconsejan tratar de no consumir los pescados sacados en la Costanera. Sin embargo, en caso de consumo recomiendan tener en cuenta que se deben limpiar en profundidad y cocinarlos o freirlos por un tiempo prolongado para matar todas las bacterias y toxinas. Aún así, aseguran que esto no elimina el mal sabor que pueden tener los pescados sacados en la costanera metropolitana. “Consumirlos crudos o sin una buena cocción puede provocar intoxicaciones. Por eso es fundamental que sean correctamente higienizados”, dijo el doctor Emilio Santabaya.