Aportaciones de La educación que nos une al

Este párrafo es muy bonito y muchos de nosotros/as, lo suscribiríamos sin duda. El autor es desconocido pero, a priori, es difícil no estar de acuerdo con él.
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Aportaciones de La educación que nos une al Documento de bases para una nueva Ley de Educación del Foro de Sevilla Sobre la educación: El alumnado es el centro y la razón de ser de la educación. El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas, con pensamiento propio. Todos los alumnos y alumnas tienen un sueño, todas las personas jóvenes tienen talento. Nuestras personas y sus talentos son lo más valioso que tenemos como país. Este párrafo es muy bonito y muchos de nosotros/as, lo suscribiríamos sin duda. El autor es desconocido pero, a priori, es difícil no estar de acuerdo con él. No sé si alguien lo ha reconocido... es el primer párrafo del Preámbulo de la famosa “Ley Wert” (La LOMCE), con la que difícilmente podemos estar más en desacuerdo. Con todo esto queremos decir que el lenguaje es bastante agradecido. Así, los principios generales – las intenciones – que se plantean en prácticamente todas las reformas educativas y sus respectivas leyes (llevamos 7 en democracia) participan de un léxico muy similar. Nadie plantea reformas en educación (ni en ningún otro campo) diciendo que lo que pretenden son escuelas antidemocráticas y ciudadanos irresponsable y sumisos. Esto no significa que no haya que incluir esos principios, como marco general de los sistemas educativos en un modelo de estado democrático y de derechos, pero tampoco desde luego, que su mera existencia en el conjunto del vocabulario de la ley vaya a garantizar nada respecto el verdadero desarrollo de la misma. En definitiva, creemos que el documento “Texto para una nueva Ley” es un documento positivo, recoge ideas muy conformes con los modelos sociales y principios educativos que venimos defendiendo; algunos bastante acertados y realmente novedosos en cuanto a su inclusión en la ley. Estamos hablando por ejemplo, de la absorción de la red concertada por la pública, de una escuela inclusiva, de la crisis ecológica-energética, y muchos otros. Sin embargo, pensamos que el texto llevado al debate plantea dos dificultades importantes. Por un lado un formato ya muy acabado y extenso (en cuanto a principios, intenciones, etc.) difícil de analizar punto por punto, tanto por el tiempo necesario, como por el debate que puede ir surgiendo párrafo a párrafo, desde cuestiones de redacción o vocabulario, hasta la necesidad de modificar/incluir/sustituir términos precisos sobre las cuestiones planteadas. Por otro, la incertidumbre de si ese trabajo, ese tiempo, revertirá finalmente en la concreción de un articulado realmente coherente con todas las ideas expuestas o al final, se convertirá en un preámbulo con la retórica habitual, cuyo significado se va desinflando conforme se van redactando los capítulos que conformen finalmente el cuerpo de la ley. Es decir, creemos que si bien es importante dejar claro qué modelo social y educativo debe promover la ley quizá deberíamos centrarnos en aquellos aspectos que no puedan ser asumidos , por su generalidad u obviedad, por colectivos que defienden posiciones muy diferentes a las nuestras e ir viendo cómo se traducen realmente en borradores de artículos coherentes con las ideas expuestas. En este caso pensamos que hay que resaltar las diferencias sobre los modelos anteriores y centrarnos en ellas, diferencias que serían las que propondríamos para su inclusión en los colectivos que pretendan elaborar

leyes de gobierno para un futuro distinto. Por ejemplo, el crecimiento es consubstancial al capitalismo, es un requisito fundamental para la acumulación de capital, y desde la mayor parte de los postulados se obvia que vivimos en un planeta finito. La educación debe estar vinculada a la realidad y por ello el enfoque de la nueva ley debe tener como base para su desarrollo el momento crucial que social y ambientalmente estamos viviendo: hay evidencias científicas de que hemos llegado a “los límites del crecimiento”. Las reservas de recursos materiales son cada vez más escasas, los problemas ambientales globales como el cambio climático siguen aumentando su impacto, nuestra fuente energética principal, el petróleo, ha llegado a su máximo de extracción y nos enfrentamos a una sociedad con límites claros de disponibilidad de energía. Se está produciendo pues una quiebra del sistema en el que vivimos y de momento los efectos de esta situación de carencia se están saldando con una expoliación creciente sobre determinados países cada vez más empobrecidos y en guerra por los recursos y una naturaleza cada vez más esquilmada. Todo ello está condicionando nuestra forma de vida y nuestro sistema económico. Esta situación adquiere tal relevancia que debe constituir la idea fuerza que impregne TODO el currículo y las actividades de aprendizaje. La vida está en juego y requiere toda nuestra atención y cuidados. La educación es la base para comprender la magnitud del problema y la construcción colectiva de conocimientos y alternativas al modelo dominante. Pero para eso debe abandonar los parámetros normativos academicistas que impregnan habitualmente todo el currículo y optar explicita y decididamente por un currículo crítico, cosa nada fácil, dado que la información de los medios de comunicación esta secuestrada, bien por los contratos de publicidad de las grandes empresas, por las deudas contraídas con la banca, por las subvenciones del gobierno de turno o por la propiedad directa de los mismos (siete empresas controlan el 70% de los medios de comunicación mundiales). Los libros de texto no escapan a esta situación, forman parte de ella. Desde La educación que nos une, entendemos la educación como una herramienta para combatir por la justicia social local y global; que debe aspirar a la emancipación de la humanidad en su conjunto, y que debe plantear y denunciar desde las aulas que el actual modelo de explotación salvaje sobre el entorno natural, los pueblos y las personas, es una aberración que ha convertido en cotidiana la aceptación de lo inaceptable. Queremos una educación que rechace las lógicas y los discursos economicistas imperantes, incluido expresamente el lugar que el paradigma neoliberal reserva a la educación, como valor añadido a las personas que se forman para venderse, aumentando su cotización en el mercado que comercia con el “capital humano”. Una educación que consciente y voluntariamente se niegue a transmitir subliminalmente el paradigma meritocrático que legitima el hecho injustificable de que unas personas vivan como verdaderos dioses a costa de las vidas de otras personas, y de la esquilmación de los recursos que son patrimonio de todas las especies que habitan el planeta. Como acompañantes educativos, nuestra primera tarea será convertir los centros de enseñanza en lugares de integración y cuidado de quienes los habitan. Queremos que el marco legislativo nos permita recuperar el tiempo y habitar el espacio, liberarlos para decidir, de manera democrática mediante el diálogo real horizontal y abierto de toda la comunidad educativa, cómo distribuirlos y a qué dedicarlos. Rechazamos la imposición legal de convertirnos en agentes para la selección de personas según sus calificaciones, ya que entendemos que tal sistema convierte la etapa educativa en una competición estigmatizante para quienes participan, obligatoriamente además, en ella.