Nº 4 - marzo de 2012 Coordina:Isidro Felipe Acosta
La apasionante vida de Angelito García Abrante, el realejero que curaba la lepra A pesar de carecer de estudios médicos, llegó a tener bajo su tratamiento a cientos de enfermos, no sólo en Cuba, sino en paises como Puerto Rico, Méjico, Paraguay, Colombia, Argentina y España. Ángel García Abrante, nació en 1871? en el municipio de Realejo Alto. Cuando contaba 5 años de edad se trasladó en compañía de sus padres, Ignacio García González y Paula Abrante a la República de Venezuela, permaneciendo tres o cuatro meses en aquel país, de donde marcharon a Cuba, sentando residencia en Hoyo Colorado. En 1891, la familia se traslada a Zulueta, provincia de Santa Clara; en el 98 empezó a sentirse enfermo y más tarde fue declarado leproso por el Dr. D. Pedro Rojas Orias. Cuando llevaba dos años de enfermedad, la que fue su esposa se casó con él para velar por su salud. En 1904 ingresó en el hospital de San Lázaro de la Habana, donde permaneció 4 años, al fin de los cuales, observando que no encontraba mejoría en su enfermedad se marchó a su finca «La Ceiba», en la jurisdicción de Zulueta, y en aquella campiña comía de varias clases de hierbas, encontrando en una las prodigiosas virtudes de
matar el bacilo de su enfermedad, que unido con baños calientes y otras medicinas, hicieron que al año se hallara completamente sano de sus dolencias. Después se dedicó a curar algunos vecinos atacados del mismo mal, los cuales quedaron curados dentro del plazo de un año. En vista de los progresos obtenidos en la cura de tan terrible enfermedad se trasladó a la Habana para darse a conocer, llegando a tener bajo su tratamiento a cientos de enfermos no sólo de Cuba sino en países como Puerto Rico, Méjico, Paraguay, Colombia y Argentina, sin que le haya fallado ni un solo caso con la bondad de su tratamiento. Durante este tiempo nunca se olvidó de su tierra, pasando cortas estancias con su familia de Los Realejos, mientras realizaba sus tratamientos con enfermos de otras islas y de su propio pueblo. En 1918, la Asociación Canaria de la Habana le nombra socio de mérito.
Angel García. Foto cedida por el Sanatorio de Fontilles (Alicante).
Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepra Ángel García logró una fórmula que hacía asimilable en el grado más sorprendente el aceite curativo y fatal hasta entonces.
Angelito García ingresó en 1904 en el Hospital de San Lázaro de La Habana.
Cartas desde Cuba, Ángel García y la lepra El diario republicano «El Progreso» en su edición del 20 de Agosto de 1920 publicaba «Cartas de Cuba, Ángel García y la lepra» el artículo de opinión que reproducimos en parte y que está fechado en La Habana el 30 de Junio de 1920, y firmado por P. H.A. «Cuando estas líneas se publiquen ya estará en España y quizá su nombre se haya popularizado, un hombre que ha prestado a la humanidad uno de los beneficios más grandes que reconoce la historia. Angelito García, como popularmente se le llama en Cuba, el ex leproso descubridor de un remedio que cura positivamente la terrible enfermedad. Ángel García, no es un curandero vulgar que oponiendo maquiavelismos de toda eficacia, rehuye los dictados de la ciencia médica. Es amante de ésta, falto desgraciadamente de un título y de nociones científicas, pero que por azar primero y por dedicación después, dado que las prácticas las realizada en su propio organismo,
logró encontrar un remedio para la dolencia que hasta el presente se había considerado incurable. La historia es bien sencilla Ángel García, era un leproso recluido en el hospital de San Lázaro de La Habana desde hacia bastante tiempo. Al amparo de la disposición reglamentaria del establecimiento, determina que todo enfermo que ser atendido en un lugar apartado libre de todo contacto exterior y siguiendo un régimen sanitario escrupuloso puede solicitar su libertad. Ángel García la pidió y fue a refugiarse en una finca situada en un intrincado lugar de la provincia de Santa Clara. Sabía el enfermo, por dedicación al estudio de todos los tratados sobre la lepra, que ella era de curación segura con el aceite de Chaulmogra, pero que este es de asimilación dificultosa, aún para el estómago más fuerte, que dos o tres gotas han ejercido en muchas ocasiones los efectos de un tóxico fulminante y fatalísimo. Y con una perseverancia raya-
no al heroísmo y realizando prácticas de todo género y combinaciones múltiples de herbolario de conocimientos arraigados. Ángel García logró una fórmula que hacía asimilable en el grado más sorprendente el aceite curativo y fatal hasta entonces. Sometido ya Angel García al tratamiento definitivo y al poco tiempo las manchas horribles que socialmente lo tenían muerto, las llagas imponentes y torturadoras fueron desapareciendo y el Leproso a quien las leyes sanitarias ordenaban en beneficio de la humanidad la reclusión, se presentaba ante los médicos del Hospital de San Lázaro, donde antes hubiese estado encerrado, pidiendo ser reconocido, pues se consideraba totalmente curado. Reconocieron minuciosamente los galenos al ex leproso. Clínicamente estaba curado. Pero faltaba la prueba decisiva, la infalible, la que emanaba del examen microscópico de la sangre, varios análisis se realizaron con escrupulosidad nacida del interés de los médicos
Angel García (1920). Foto: Sanatorio de Fontilles (Alicante).
ante la extrañeza de tan maravillo resolución de un profano. El resultado fue análogo. Angel García estaba totalmente curado de la Lepra. La prensa de La Habana verifico informaciones de distintas índoles. Las investigaciones periodísticas confirmaron el triunfo del
modesto agricultor de la provincia de Santa Clara, y éste se dedicó a la cura de otros enfermos. Y como en Cuba, Méjico, Centroamérica y los Estados Unidos el nombre de este sencillo campesino que logró encontrar la fórmula que domina un azote de la humanidad, será reverenciado.»
Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepra Se concedió a Ángel García un crédito de 3.000 dolares para someter con su tratamiento, y durante un año, a un número indefinido de enfermos.
La Habana en 1920.
El Senado de Cuba da apoyo al Plan de Angel García Consideró que aunque el inventor no tuviera título académico, no era motivo racional para dejar de prestarle los elementos necesarios para la experimentación oficial de su procedimiento. «La historia nos enseña que los grandes inventos que han beneficiado a la humanidad no siempre se debieron a hombres con títulos universitarios»
Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepra «Si yo ofrezco la oportunidad de una cura radical, ¿Por qué hemos de dejar por el mundo que haya hombres que pierdan la vista, se despedacen poco a poco y mueran presa de terribles sufrimientos?» (Angel García)
Imagen de la populosa ciudad de La Habana.
Ángel García defiende ante la prensa de La Habana los resultados de su tratamiento Ángel García Abrante ha vuelto a hablar en los periódicos de Habana de su método para curar la lepra. Primeramente trata del proceso de aquella enfermedad tratada por el método curativo de su invención. Y termina con las frases siguientes: «Los Gobiernos que deseen implantar este tratamiento, tienen como resultado inmediata, no solo el bien que difunde entre los enfermos, sino que obtiene tina inmediata economía en los presupuestos de vendajes, algodones, antisépticos y otros medicamentos. Entre las pruebas que puedo aportar para estudio de los comisionados de los Gobiernos, figurará la documentación de 2 años de práctica en este país y en los que actualmente se aplica, así como un resumen de las investigaciones que en los últimos siglos se han lleva-
do a cabo, para conocer el origen de la lepra, su evolución, sus diferentes formas y las manifestaciones del microbio en el organismo. Estas manifestaciones del microbio las he clasificado, dándoles una adecuada nominación para distinguir las variedades de la lepra. Poseo también, y lo hago en todos los hospitales y países que visito, las actas de investigaciones de todo lo relacionado con la lepra, 40 años antes de visitar el lugar donde comienzo a implantar el tratamiento, para saber qué cantidad de leprosos existen en determinados perímetros alrededor del hospital o ciudad, así como los leprosos de tránsito que se hubieran observado. Por las manifestaciones del leproso anotadas en las hojas clínicas me propongo averiguar o consoli-
dar la opinión que tengo formada del origen de esta enfermedad, tantos siglos desconocida por los hombres de ciencia. Como la mayoría de los enfermos, generalmente saben o tienen una noción de cómo se enfermaron y porque motivo los leprosos no han de recordar o saber de qué manera contrajeron la enfermedad. Para comprobación del aserto del párrafo anterior, a la terminación de este escrito incluyo una de las actas a que me refiero. Deseo hacer constar aquí, que al hacer esta exposición, no me guía ningún deseo de propaganda utilitaria, que bastante propaganda me han hecho o me hacen, los individuos a quienes he curado en todas partes del mundo. Fue el pueblo, fue la prensa, los que se encargaron de difundir la nueva por todo el mundo, y a cuyo desinte-
rés deben la vida centenares de desgraciados que no esperan otra cosa que el asilo del sepulcro. Hago este escrito impulsado por un alto ideal de humanidad y en cumplimiento de un sagrado deber fraternal con todos aquellos que han sufrido y sufren los horribles efectos del bacilo de Hansen. Es necesario no olvidar de que fui leproso y caso gravísimo, y aquello que yo sufrí y la experiencia de lo que luego he hecho me obligan a tratar por todos los medios de acabar con los sufrimientos de todos los demás. Si yo ofrezco la oportunidad de una cura radical, ¿Por qué hemos de dejar por el mundo que haya hombres que pierdan la vista, se despedacen poco a poco y mueran presa de terribles sufrimientos? Expongo mis experiencias, mis teorías, respetando
todas las demás y con la intención de aumentar el acerbo de la ciencia, ofreciéndole tanto a ella como a los gobiernos, los últimos adelantos en el empeño de vencer una de las enfermedades que más terriblemente ha azotado a la humanidad. Por las hojas clínicas que ofrezco se resumen todos los tratamientos puestos en vigor hasta hoy, comparándolos con el observado por mí, para que se vea cual es el que mejor resultado ha obtenido a través de los siglos. Es necesario tener en cuenta de que yo sé porque fui leproso y porque lo son los demás. Y al exponer mis ideas, al ofrecer mi experiencia y mi plan de curación, lo hago para que llegue el día que nadie sufra como yo sufrí.» «El Progreso», Marzo de 1917
Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepra Está siendo tema de verdadera actualidad entre los médicos de la Habana y de Nueva York, el descubrimiento de que es autor el lazarino Ángel García. Ya hacía tiempo que en los círculos médicos americanos se tenía noticia de las curas asombrosas que realizaba en la Habana en casos de lepra desesperados, un campesino de ese país, sirviéndose al efecto de un preparado químico, cuya fórmula mantenía secreta. Además, en fecha 26 de Septiembre, «The New York Times» publicaba el siguiente despacho de la Habana, que dio pábulo a viva curiosidad, agregando el fundamento necesario a los rumores que venían circulando: «El doctor López del Valle, director de Sanidad, anunció esta tarde el propósito de presentar mañana en el Departamento Nacional de Higiene una nueva cura de la lepra, descubierta por Ángel García un campesino desprovisto de educación científica de toda clase...»
El New York Times se hace eco del descubrimiento de Angelito
García curaba a16 leprosos
Ya hacía tiempo que en los círculos médicos americanos se tenía noticia de las curas asombrosas que realizaba en La Habana en casos de lepra desesperados
Ángel García tenia en asistencia unos 16 leprosos, asilados como él en el Hospital de San Lázaro, y obtenía con ellos mejoras acentuadas, como ya las obtuvo consigo mismo, depurándose de todo germen de lepra. Los 16 leprosos parecen que están ya en franco período de curación. Numerosos médicos neoyorkinos que se trasladaron a la Habana inmediatamente de recibirse la noticia referente al doctor del Valle, declararon que se hallaban en presencia de un caso especialisimo, digno de detenido examen. Van a continuación los únicos antecedentes que se tenía acerca del descubrimiento de Ángel García, con anterioridad a la lectura por
Las eminencias médicas de todos los tiempos han luchado sin éxito para conseguir lo que afirma haber conseguido este hombre rústico, con sus experimentos, en el Hospital de San Lázaro.
el doctor del Valle a la memoria en que dio cuenta de él al Departamento Nacional de Higiene: Actualmente hay asilados en el Hospital de San Lázaro, de la Habana, 167 leprosos, de los cuales 125 son hombres y 41 mujeres. Pero, como queda dicho, García tenia solamente bajo su cuidado 16 leprosos. El doctor Borrel, director del hospital, prestó decidido apoyo al curandero, permitiéndole que pusiera en práctica su preparado con los leprosos por él escogidos para los ensayos que realizaba en la lepra. Rehusa lucrar con su invención. De cuanto hasta entonces se conocía sobre di-
chos experimentos, podía traslucirse que Ángel García había logrado un verdadero triunfo en la curación de la lepra. Esta podrá curarse en un periodo de 5 a 8 meses. Y es curioso esto: las eminencias médicas de todos los tiempos han luchado sin éxito para conseguir lo que afirma haber conseguido este hombre rústico, sin saber leer ni escribir, con sus experimentos, en el Hospital de San Lázaro. Ángel García se muestra entusiasmado con su invención. Sus aspiraciones no son de conseguir dinero por puro lucro personal. Prueba evidente de ello es que no admite remuneración por las curas que practica, deseando úni-
camente que el gobierno le preste el apoyo necesario para poder perfeccionar su descubrimiento y curar a sus compañeros de infortunio: Esa es la aspiración de García. No puede ser más humanitaria ni más digna de protección. Se espera que se dispensará esa protección a García, pues nunca sería criticable que se perdieran unos cuantos miles de pesos en el estudio de ese específico, caso de que no resultase eficiente, y cuando, si lo fuera, se lograría un triunfo que seria la salvación para millares de infelices que arrastran una existencia abyecta y una agonía atroz. Ángel García ha sido
visitado por numerosos médicos extranjeros, entre ellos el doctor Ricardo Gutiérrez Lee, ministro de Colombia en la Habana,El doctor Gutiérrez habló extensamente con el inventor pues parece que, bien impresionado, deseaba transmitir a su gobierno las impresiones que le hayan sugerido los experimentos. Asimismo, varios médicos americanos se disponen a seguir de cerca el desarrollo de las curaciones y comunicar sus resultados a las academias médicas correspondientes, a fin de no dejar malograr un sistema curativo que merece la ayuda de los espíritus filántropos. «El Progreso» 8 de marzo de 1917
Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepra «Ha sido el tratamiento por el aceite de chaulmoogra en diversas formas con lo que se han logrado en nuestros Lazaretos varias curaciones comprobadas en el curso de ocho años.
Enfermos y enfermeras del sanatorio de Aguas de Dios en Colombia.
Las curaciones de Angelito García en Colombia «Ángel García, ha llegado procedente de Colombia portador de una carta del Presidente de aquel país en la cual lo felicita por su labor en la cura de los leprosos de Caño Loro, Agua de Dios y Contratación. La fama del tratamiento de Ángel García también llegó hasta Colombia. En una reseña del diario «El Progreso» de 10 de septiembre de 1919, se dice: «Ángel García, el canario que cura la lepra ha llegado procedente de Colombia portador de una carta del Presidente de aquel país en la cual lo felicita por su labor en la cura de los leprosos de Caño Loro, Agua de Dios y Contratación, donde ha tratado más de cinco mil pacientes con éxito afirmando los médicos de allí que los enfermos mejoran, pero no curan pues en su sangre queda el bacilo, pero que siendo un tratamiento que mejora debe emplearse. Ángel García visitó el islote en que están los lazarinos y manifestó que indudablemente esos pobres están sufriendo las más grandes torturas, porque el enemigo más grande que tiene la lepra es el salitre y en la
isla de Cabras baten demasiado las olas. El sr. García embarcará dentro de cuatro días probablemente para Venezuela y pasará después a La Habana donde recibirá cinco mil dólares que han puesto a su disposición los jesuitas del Colegio de Belén para que se traslade a Alicante (España) donde va a someter a su tratamiento a los enfermos del hospital de Fontilles». Revista de Higiene de Bogotá En el número 102 de la Revista de Higiene editada en Bogotá en julio 1917, se dice: «Ha sido el tratamiento por el aceite de chaulmoogra en diversas formas con lo que se han logrado en nuestros Lazaretos varias curaciones comprobadas en el curso de ocho años. El aceite se ha aplicado o tomado o en inyecciones subcutáneas o intramusculares, según la
fórmula aconsejada por el ·doctor Jeanselme, y últimamente en inyecciones intravenosas de colobiasa de chaulmoogra. Estas últimas se aplican desde hace muy corto tiempo, por lo cual no hay derecho para decir que hayan curado, pero sí que han producido mejorías visibles en varios casos. No obstante la falta de hospitales especiales, en los tres Lazaretos se han estado aplicando las diversas formas del tratamiento de que se ha hablado en el consultorio y en el domicilio de los enfermos que lo piden. En el presente año han salido de Agua de Dios tres leprosos curados, en quienes el diagnóstico, al ingresar a la Leprosería, era perfectamente cierto, basado en exámenes clínicos y bacteriológicos. Uno de estos individuos es un caso de’ curación espontánea, como la admite el doctor Hansen; en los otros dos la curación se obtuvo con el aceite de
chalmougra. Muchos de los demás enfermos tratados de la misma manera presentan mejorías verdaderamente notables. Lo anterior explica porque no nos sorprenden las curaciones que se que ha obtenido en Cuba el señor Ángel García. La Junta ha solicitado datos sobre tales curaciones, y el ilustrado médico doctor L. Gutiérrez Lee, Ministro de Colombia en Cuba, informa que ha tenido ocasión de seguir cuidadosamente lo que se ha investigado respecto al método de García, en que, según dice él, no tiene nada de original, porque está basada, en la aplicación del aceite de chalmougra, del mangle rojo y de los baños calientes. Esto mismo informa el doctor E. Meier Flégel a la Academia de Medicina de Caracas. Según el doctor Gutiérrez Lee, lo que podría considerarse propio de García es la administra-
ción de algunas sustancias vegetales, que hacen tolerables las dosis fuertes de chaulmoogra (glóbulos. de Bories), que él hace ingerir a los enfermos. Pero esto no es esencial, porque hoy se prefieren las inyecciones de chaulmoogra en las formas indicadas . Para obtener nuevas informaciones, la Junta Central de Higiene las ha pedido a la Academia Médicoquirurgica de La Habana, compuesta, como se sabe, de eminentes médicos de Cuba, y cuyos miembros habrán tenido ocasión de ver y estudiar los resultados que se hayan estudiado. Pero en vista de que la prensa extranjera ha continuado llamando la atención al tratamiento de García, sería conveniente el enviar a Cuba una Comisión de especial competencia, compuesta de dos o más médicos, que estudie el método del tratamiento mencionado y rinda un informe».
Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepra
La Curación de la lepra. Un canario que será inmortal «Hace unos meses dedicamos detenida atención a la curación de la lepra por medio del plan inventado por el ya célebre isleño Ángel García, natural de Tenerife. La Ciencia va a dictar su veredicto. Un número de afamados médicos de la Habana, representantes de varias entidades científicas, van a seguir detenida y cuidadosamente el tratamiento a que serán sometidos cinco enfermos de lepra por el Dr. Borrel, utilizando el método de Ángel García. Este que era también un leproso, después de padecer durante cuatro años de tan terrible enfermedad logró curarse. Su plan hasta ahora es casi ignorado. Se sabe que hace ingerir a sus enfermos aceite de chaulmoogra; pero aún se ignora los productos vegetales de que se vale para preparar la composición que suministra a sus clientes, que es precisamente la que les hace tolerar el aceite. El célebre profesor Unna dijo del aceite de chaulmoogra que si todos los pacientes toleraran ese medicamento por largo tiempo, en las dosis elevadas necesarias, tendrían el remedio para la lepra la misma importancia que el mercurio para la sífilis. La esposa de un alcalde de un municipio de la provincia oriental, enferma de lepra, que se está curando con el plan García, ingiere diariamente 75 glóbulos, que equivalen a 226 gotas. Son tantos los enfermos que desean curarse que en los dos últimos pedidos que recibió el doctor Borrell son de 200.000 glóbulos (el día 11 de Abril próximo pasado) y de 400.000 el día 28 del mismo mes. Los baños de agua caliente forman parte del tratamiento de Angelito García.
Federico Grande Rossi
Los doctores Arístides Agramonte- en esta foto. y Federico Grande Rossi, formaron parte de la comisión que dictaminó sobre el tratamiento de Angelito.
Ellos son muy necesarios, pues dándoseles los baños con agua fría si se entorpece el curso de la enfermedad empeorándose el leproso.
El ministro de la Gran Bretaña en Cuba, Mr Stephen Leach, es uno de los extranjeros que con más detenimiento y entusiasmo sigue
la marcha de los enfermos que se someten al plan curativo de Angelito. El referido diplomático no espera más que el informe científico que tiene que ser favorable, por estar demostrada ya la efectividad del plan para dar cuenta del mismo a las autoridades de su país en donde se considera de una importancia suprema la curación de la lepra, toda vez que en la mayoría de las colonias inglesas este mal está sumamente desarrollado. La comisión de médicos eminentes está integrada por los facultativos que siguen: Doctor Aristides Agra-
monte, presidente del Congreso Médico y catedrático de Bacteriología; Dr. Alfredo Domínguez, médico del Puerto de la Habana; Dres. Antonio María Valdés, Dapena, Federico Grande Rossi y Aballi catedráticos de la Facultad de Medicina, y doctor Oscar del Jaime, director del Dispensario de Tuberculosis. Los enfermos que van a ser sometidos al plan curativo de Angel García por el Dr. Borrell, se encuentran alojados en la clínica que este facultativo dirige. Los enfermos son los siguientes: Rafael Muñoz, Felipe Ali, Josefa García, Pablo Mena y Nieves Marlotica Ángel opina que de los casos que va a tratar algunos de ellos estarán curados antes de seis meses, y los otros más graves, para esa fecha se encontrarán en bastantes buenas condiciones, habiendo desaparecido las llagas que cubren sus cuerpos». Las Canarias, Madrid, 4 de agosto de 1921
Dictamen de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana sobre el Plan curativo de Angel García Otro asunto de importancia para la salud pública, fue el sometido a la consideración de la Academia por el Dr. M. Ruiz Casabe en su calidad de miembro de la comisión nombrada por el Dr. Borrell para estudiar los casos de lepra tratados por el plan del Sr. Ángel García. Hace una ligera reseña del asunto sobre que informa; de los miembros que integraron dicho comisión; de los trabajos por ella realizados, y da cuenta de las actas firmadas por todos sus componentes, entre los que figuraban las representaciones de la Academia y de la
Sociedad de Estudios Clínicos de la Habana. Señala el estado de los cinco sujetos sometidos a dicho tratamiento; el resultado obtenido, ya desde el punto de vista bacteriológico, ya desde el punto de vista clínico y los acuerdos tomados por unanimidad por la comisión, cuyas conclusiones son : 1º — Que todos los casos presentan en su linfa y mucosidades el bacilo de Hansen, por cuyo motivo no pueden darse por curados. 2º. — Que la mejoría observada en algunos de estos enfermos, opina la comisión que se puede obtener por los tratamientos usuales
Academia de Ciencias Médicas de La Habana
y 3º. — Que la comisión no puede declarar como curativo el tratamiento a que han sido sometidos los casos. En la discusión de este trabajo intervinieron los Dres. Coronado, Torralbas y Agramonte, quien mostró las firmas de todos los miembros de dicha comi-
sión, en el acta levantada el seis de marzo último; acordando la Academia, por unanimidad, hacer suyas las conclusiones de la comisión y darles la mayor publicidad posible; lo que se realizó en el acto utilizando para ello las columnas de la prensa periódica.
Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepra «Como es sabido, ya la Comisión designada por la Academia de Ciencias emitió su informe respecto al plan de Angelito García, para la curación de la lepra, A decir verdad, el público desconfía muy mucho de los informes científicos; no obstante estaba pendiente de la resolución que en este caso diera la susodicha Comisión del plan García», dada la resonancia que éste ha tenido por tratarse de dolencia tan repulsiva, y por los éxitos que se ha propagado haber obtenido. El lacónico informe de la Comisión Científica ha defraudado por completo las esperanzas del público, que esperaba que los sesudos señores componentes de la mencionada Comisión explicasen clara y concisamente, por qué el plan «García» es aceptable o ineficaz. En síntesis, en concreto, los señores de la Comisión no han dicho nada de particular. Se han limitado al examen bacteriológico como ha expresado el doctor V, Dapena, en las columnas de «La Discusión»; pero en lo que se se refiere al estudio clínico, lo han pasado en silencio o no lo han realizado. El público, como decimos, no ha quedado satisfecho, y, lo que es más grave, llevado de su natural sentimentalismo, da la razón a Ángel García y estima que por puro egoísmo profesional, por no reconocerle a un profano, a un intruso, mérito, es por lo que le niega eficacia al «Plan García» para la curación de tan terrible dolencia. Nada de particular tiene que exista, al hacer la negativa a que se contrae el informe, cierto prurito de egoísmo profesional, en no concederle beligerancia a un indocto, y declarar aceptable su plan curativo. Todas las corporaciones científicas, en todas partes del mundo, han mostrado este celo, este conser-
«Por puro egoísmo profesional, por no reconocerle a un profano, a un intruso, mérito, es por lo que se le niega eficacia al «Plan García» para la curación de tan terrible dolencia.
Vertiendo ideas, El Plan de Angelito García Lo que opina un sabio particular vadurismo. Jenner necesitó 20 años para que fuese admitida oficialmente la vacuna variolosa para el tratamiento de la viruela. Cuando los científicos la aceptaron, ya los campesinos de muchos países europeos practicaban la inoculación del referido virus. Después de todo las comunidades científica de cada época representan los conocimientos adquiridos hasta aquel momento, no los del porvenir. En este sentido proceden lógicamente: deben resistir, defender su baluarte hasta el último extremo. En el caso particular referido del plan, concretaremos que su Ineficacia no es porque ios bacilus se encuentren en la sangre del paciente, sino porque dado el estado general del enfer-
mo, no cabe que alcance su completa normalidad en un escaso espacio de tiempo. El doctor V.Dapena. miembro de la Comisión, en sus manifestaciones a «La Discusión», corrobora lo que dejamos expresado. Para la Academia de Ciencias el examen de los enfermos presentados por Ángel García no podía ser sino bacteriológico; dado que la medicina clínica estima que la enfermedad es producida por ta invasión microbiana, y, claro, mientras encuentre bacilus en el paciente sometido a su examen declarará necesariamente que la dolencia subsiste, sin fijarse para nada en los demás caracteres clínicos. Partiendo del principio de que la enfermedad se ha-
lla arraigada en el hombre civilizado a causa, no del microbio, sino de múltiples vicios, de hábitos y costumbres que han hecho degenerar el organismo, se comprenderá en primer término: que para que un paciente alcance un relativo estado de normalidad se precisa que abandone vicios, hábitos y costumbres personales. De lo dicho se deduce que el plan de Ángel García, como hemos repetido, no es capaz de curar—tal como debe entenderse esta frase, tan mal, empleada comunmente—la manifestación de la enfermedad conocida en la medicina clínica por lepra. Pudiera resultar que las sustancias empleadas por García hagan desaparecer en los enfermos sometidos a su plan los caracteres clínicos pero
esto no es curar: en tal caso, lo que harán es desviar el «proceso de enfermedad» Este es el efecto que produce el 608 para la sífilis: Sabido es que los médicos eminentes comienzan a desconfiar de la eficacia de esta sustancia y sospechan, para los que se ia aplican, no muy halagüeñas consecuencias. Curar, en el verdadero sentido de la palabra, es todavía, desdichadamente, cosa desconocida para la ciencia médica; comienza a bosquejarse su alcance, pero hasta el presente no es más que una esperanza, una ilusión, un ensueño que pudiera convertirse en realidad; nada más». Eugenio Leante. Gaceta de Tenerife. Abril de 1918
Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepra En el devenir del Sanatorio de Fontilles, merece ser destacado el conflicto suscitado por la aplicación en 1920 del método curativo ingeniado para combatir la lepra por parte del sanador cubano de origen canario Ángel García (67). Desde septiembre de 1916, la revista Fontilles, venía transcribiendo las noticias de prensa procedentes de La Habana (fundamentalmente del Diario de la Marina de aquella capital), y que informaban de la curación de la lepra por medio del método que había ideado el «curandero » Ángel García, antiguo enfermo leproso, (68) y que consistía básicamente en dar a tomar aceite de chaulmoogra mezclado con distintos cocimientos y poder evitar así los efectos secundarios que aquel tenía sobre la mucosa gástrica (69). Como acabamos de señalar, el método de Angel García se aplicó a algunos enfermos de Fontilles entre 1920 y 1921, y bajo la dirección personal del sanador, quién habría recibido la correspondiente autorización de la Dirección General de Sanidad y beneplácito de la dirección médica del Centro se le obligaba a no salir del Sanatorio para evitar conflictos con el Delegado de medicina, pues carecía de titulo profesional, y sólo estaba autorizado para hacer un ensayo dentro del establecimiento. El número de enfermos tratados fue de ochenta y algunos en avanzado estado de su enfermedad. Tras varios meses de tratamiento ninguno había empeorado, cinco habían mejorado y el resto aunque continuaba más o menos igual había mejorado el estado de sus llagas, pues aunque no hubieran cerrado estaban reducidas y en vía de franca cicatrización. En todos los enfermos, sin excepción, había desaparecido la obstrucción de las fosas nasales e incluso «han recobra-
firmar documentos a favor de cada uno de los enfermos que quisiera salir del Sanatorio para curarse en su casa y por su cuenta, con aquel tratamiento, «y se le ofrezcan diez mil pesetas para cuando estén totalmente curados dc la lepra y dados de alta por dos facultativos, uno de cada parte y por el Instituto Médico Valenciano en caso de discordia».
Angel García en el Sanatorio de Fontilles (Alicante) Josep Bernabeu Mestre - Teresa Ballester Artigues * * Lepra y sociedad en la España de la primera mitad del siglo XX: La Colonia Sanatorio de Fontilles (1908-1932) y su proceso de intervención por la segunda República.
do las cejas y ven aparecer el vello en distintas partes del cuerpo (70). En diciembre de 1920 Angel García abandonaba Flontilles, argumentando, según se recoge en la propia revista del Sanatorio, no poder permanecer más tiempo y no ser necesaria su presencia personal para seguir el tratamiento, si bien se comprometía a volver en mayo de 1921 (71). Pese a los resultados obtenidos, una vez hubo abandonado el Sanatorio el tal Ángel García, la Dirección del mismo se mostró reacia a seguir con la continuación del tratamiento, pero ante la presión de los enfermos decidió en febrero de 1921 solicitar el dictamen imparcial de una comisión médica acerca del mencionado método curativo y de sus resultados (72). Dicha comisión estaba integrada por
los catalanes Jaime Peyrí (profesor de dermatología en la Universidad de Barcelona), Luis Cirera Salse e Isidoro Pujador, junto con los doctores, José Darás, médico ordinario del Sanatorio y del pueblo de Laguart, José A. Torrent, Alapont de Valencia, y Mauro Guillén, director médico del Sanatorio. El resultado del dictamen, emitido por unanimidad, recomendaba continuar el tratamiento,«hasta ver los resultados definitivos, ya que, aún cuando no se veía a ninguno de los enfermos verdaderamente curado, las mejorías eran tales que aconsejaban no abandonar lo comenzado». El 15 de febrero de 1921 se reiniciaba el tratamiento, si bien se advertía a los enfermos que si alguno estaba cansado y
quería retirarse lo podía hacer libremente, pues iban a ensayarse en el Sanatorio, otros tratamientos modernos que, quizá, dieran mejores resultados (73). A pesar de esta última oferta, todos los enfermos sometidos al método curativo de Ángel García prefirieron continuar (7 4). La polémica no quedaría, sin embargo, zanjada con el dictamen de la comisión, y aunque se continuó aplicando el tratamiento a los enfermos que lo solicitaban, estos reclamaban la presencia física de Angel García, quien a pesar de anunciar repetidamente su regreso, siempre según la versión de la revista Fontilles (75), no volvió al Sanatorio. La tensión fue aumentando; en marzo de 1922 la Junta de Gobierno (76) autorizaba al administrador del Sanatorio para que pudiera
Por fin, en agosto de 1922, un grupo numeroso de enfermos, al conocer la noticia de que el susodicho Angel García se encontraba en Valencia, optó por huir y desplazarse a aquella ciudad. Detenidos por las fuerzas del orden, el Gobernador Civil de Valencia ordenó su reingreso en Fontilles, pero la Junta de Gobierno del Patronato se negó a readmitirlos al argumentar que con la huida se había infringido el reglamento de la Institución y que resultaba de todo punto imposible volverlos a admitir. Por orden gubernativa volverían a ingresar en Fontilles, aunque en régimen carcelario y ocupando las celdas que a tal fin se habilitaron (77). (67) EL CRONISTA DE FONTILLES (1920). Lo que falta en Fontilles. Fontilles, diciembre de 1920, 2.076. (68) Ángel Garcia Abrantes, natural de Canarias, casado en La Habana, ingresa en el 24 de agosto de 1904 en el Hospital de San Lázaro de La Habana con el diagnóstico de Lepra, enfermedad que conseguiría superar con la aplicación de su método curativo. (ESPERANZAS BELLAS. La curación de la lepra, :se habrá descubierto?, experiencias de un enfermo, lo que dice el Doctor López del Valle en San Lázaro, !venga ese secreto! Fontilles, abril de 1917, 1.358-60). (69) ESPERANZAS BELLAS 11 y 111. La cura de la lepra (1917). Fontilles, julio y agosto de 191 7, 1.408-9, 1.422-23. (70) LO QUE FALTA EN FONTILLES (1921). Fontilles, marzo de 1921, 2.120-5. (71) COMO SIGUEN LOS LEPROSOS? (1922). Fontilles, febrero de 1922, 2.295-2.296. (72) Ibidem. (73) LO QUE FALTA EN FONTILLES (1921), op. cit. en nota 70, 2.120-22. (74) Ibidem 2.122. (75) COMO SIGUEN LOS LEPROSOS? (1922), op. cit. en nota 71, p. 2.295-6. (76) Junta de Gobierno de 30 de marzo de 1922 (AAP). (77) El Luchador, 3 de agosto de 1922, publica la noticia de que un grupo numeroso de enfermos había abandonado el Sanatorio de Fontilles y se había dirigido a pie hasta Gandía con el objeto de desplazarse desde allí a Valencia, ciudad en la que tenían noticia de que se había instalado el curandero Ángel García. En el acta de la Junta de Gobierno de 15 de octubre de 1931 (AAP) se hace mención a los sótanos de la clínica, «no pueden olvidar que aquello ha sido cárcel y aunque abiertas las rejas lo recuerdan».
Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepra
El Padre Vilariño y el tratamiento de la lepra de Angelito García El Padre Remigio Vilariño Ugarte, escritor y periodista vizcaíno, nació en Gernika el 1 de octubre de 1865 y murió en Bilbao el 16 de abril de 1939. Ingresó en 1880 en la Compañía de Jesús. En 1902 fue designado director de la revista “El Mensajero del Corazón de Jesús” en la que había comenzado a colaborar un año antes. Poco después comenzó a publicar “Rayos de Sol”, hojas doctrinales; en 1911 funda la revista “De broma y de veras”. Posteriormente, pone en marcha publicaciones como “Sal Terrae”, la infantil “Hosanna” y “Manresa” dedicada a los ejercicios espirituales. Autor de numerosas y variadas obras, siempre de carácter religioso. El 21 de marzo de 1921, el periódico «El Defensor de Canarias», diario católico de información, editado en Las Palmas de Gran Canaria, recogía esta carta : «Por ser de Oportunidad, honra hoy nuestras columnas una de las «Sextas Cartas de otro mundo» que el Eminente P. de la compañía de Jesús, Remigio Vilariño, publica en «El Mensajero» de diciembre, en la cual habla de la estancia de Angelito en la leprosería de Fontilles (Alicante) y de los efectos maravillosos de su tratamiento de la lepra. «CARTA 3.-¿SE CURARÁN?... Mis Carísimos cuatro: ¿Esperanzas?. Quién pronuncia en este Valle del Dolor esa dulce palabra que parece capaz de quitar la mitad, por lo menos, de la acerbidad al llanto? ¿Esperanzas? ¿Es que olvidamos que la lepra no tiene Cura? ¿que, precisamente, ese es el fundamento de su mayor horror?...
Escultura del Padre Vilariño en Bilbao.
Sí, carísimos, esperanzas. Ya oirían ustedes cómo en Cuba había aparecido un señor que aseguraba que la lepra se podía curar, que él sabía la manera, que él mismo se había curado a sí mismo, que su nombre figuró en la lista de los leprosos de otro tiempo, pero que ya, gracias a Dios, podía presentar su cara limpia de lepra. La noticia corrió por todos los periódicos, y resonó jubilosamente en todos los corazones que conocían la suprema desgracia del leproso. El nombre de Angelito García apareció como el de un redentor de estos pobrecitos condenados a la cadena perpetua de los bacilos Hansen. Claro está que en Fontilles, donde tanto se ama al
leproso, desde el primer momento se fijaron todos en esta aparición, y miraron hacia la aurora de esta esperanza. Cúreme usted un leproso, decía el P. Ferris, con su hermoso corazón, y saldremos de rodillas pidiendo a todo el mundo, a la reina, al rey, los remedios que sean necesarios para los gastos de esta horrible tortura. Por fin, después de la guerra, hemos conseguido traer al hombre. Ángel García está en Fontilles, y ha llevado allá toda una intensa batería de medicamentos conforme a su sistema, y ha comenzado ya la batalla. Porque, en efecto, esto,. carísimos, es una verdadera batalla, una brega continua desde la mañana
hasta la noche y durante la noche misma. Cocimientos de mangle a las siete de la mañana, píldoras blancas una hora más tarde, lavado nasal a media mañana, glóbulos Boris antes de las comidas, comenzando por cuatro y subiendo hasta 40 y 50 y aún 109, gotas de no sé qué después de las comidas, nuevo lavado nasal a la tarde, glóbulos y gotas a la cena» nuevo lavado nasal a la noche y para terminar la jornada una noche si y otra no, baño de preparado con de mangle a 40%, por 8 minutos, con una jabonadura de jabón Glen, para acostarse en seguida con toda su espuma sin secarse, y el día que no toque baño, frotamiento de todas las partes escamosas con una pomada. Régimen de comida, y por bebida aguas hervidas de doradilla grama y raíz de zarzaparrilla. Vieran ustedes aquí revolución, brega y batalla de todos los enfermos. Aquí se ve lo que es el ansia de la salud, sobre todo cuando se trata de escapar de esta terrible y repugnante amarradura de la lepra. Todo se hace con el beneplácito del Director General de Sanidad y bajó la Inspección del Director del Sanatorio. En toda regla. Don Ángel es un caballero sencillo, trata al enfermo con bondad y cariño, muestra tanta confianza en sus procedimientos que a quienes estamos en expectativa, nos parece excesiva; se dedica con todo ardor y al propio tiempo con tranquilidad a su faena, su diagnóstico parece ser muy acertado respecto de las lepras, que conoce y distingue muy bien, cuanto yo alcanzar puedo. Su pronóstico y teoría es, poco más o menos, si acierto ésta: la le-
pra es una invasión del bacilo de Hansen en el cuerpo humano; con las prescripciones que él señala, a pocos días queda sin acción; ese enemigo que invadía al enfermo y le arrancaba las carnes y los huesos, le doblaba las coyunturas, le arrebataba los dedos, le pelaba el cabello, le roía las uñas, le surcaba la lengua, le arañaba la laringe, y en fin, le torturaba los nervios y los músculos, por lo menos vuelve atrás y no avanza adelante. Esto es lo que Ángel promete a los pocos días de su tratamiento, A los varios meses, ocho, diez, doce o más, según la diversa clase de enfermos, la lepra está curada. Tal vez queda, dice el bacilo, pero como queda en otras enfermedades, aun después de curados los enfermos, en estado innocuo, sin acción, creo que los técnicos dicen en estado de saprofitos, es decir de gérmenes corrompidos y por tanto, inactivos. Hasta que gracias a nuevas purificaciones ya más sencillas de tiempo en tiempo, aun esos restos desaparecen del todo y el enfermo entra en la vida ordinaria de todo el mundo. Tal es, si no comprendí mal, lo que Angelito pronostica. La base de los remedios Aunque el método, como han visto, es muy complejo, la base principal, sin embargo, es según creo una desde antiguo conocida la sal de Chaulmoogra era por todos tenida por remedio eficaz como ninguno contra la lepra, sino que era tan difícil de digerirla y asimilar, que causaba el estrago de la vida por el estómago antes de sanar la lepra. Angelito dice haber (Pasa a la página siguente)
Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepra
Jesuitas del Sanatorio San Francisco de Borja, situado en Fontilles (Alicante). (1909)
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hallado la manera de evitar tales estragos, y llegar a curar la enfermedad antes de matar a la persona, y aún antes de hacerle daño nuevo. y ¿qué? Pues que en un mes que llevan los enfermos de cura, desde cuando esto escribo, muchas caras están más limpias, muchas gargantas más claras, muchas lenguas más lisas, muchas narices más libres, muchas llagas cerradas, muchos músculos más flexibles y, sobre todo, domina por todo el ambiente y circula por todos los corazones la esperanza de que se curarán. Y se curarán? Eso es lo que yo no me atrevo a decir. Angelito dice que no hay duda, y que el no viene a hacer experiencias ni probar que puede curar pues se sabe ya y está certificado que ha curado. Pero nosotros, como no lo
hemos visto, tenemos que aguardar la prueba. Y la prueba, acaso en ningún sitio mejor que en Fontilles puede, darse. Aquí, aunque los gastos han aumentado extraordinariamente, no se niega nada de lo que es necesario para observar el método; Angelito posee todo cuanto quiere; los enfermos son muchos, variados, evidentes, en las mejores disposiciones para la medicación y la observación. Si en alguna parte cura, aquí ha de curar; si aquí no cura en ninguna parte curará. Ha sido hasta ahora tan rebelde esta enfermedad, y estamos tan acostumbrados a la idea de su incurabilidad, y ha habido algunos desengaños tan grandes... que nos parece sueño que sea curable. Pero ¿por qué no? el Señor, dice fecit sanabiles nationes, hizo a las plantas que nacen de la tierra capaces de sanar. Yo no dudo que algunas de ellas o varias
combinadas tienen también la virtud de sanar la lepra. ¿Será Angelito el que ha descubierto la combinación que no podía descubrir la ciencia? ¡Ojalá! Esperamos... Y si curan? Si curan... ¡adiós Fontilles! .,.Aunque no, no crean ustedes que desaparecerá tan pronto. Primero, porque esperemos a ver si curan los pobrecitos. Segundo, porque si curasen acaso no curarían todos; porque una cosa es que haya remedio para la lepra, y otra que todos sanen. Tercero, porque hay aun por esos mundos muchos leprosos. Acaso no bajen de cuatro mil que hay en toda la Península. Por donde ya ven ustedes qué servicios tan grandes podría entonces prestar este Sanatorio. ¡Qué idea más hermosa y qué porvenir más dichoso para los esfuerzos que aquí ha hecho la ca-
ridad cristiana de tantos amigos! Dar la salud a los cien que ahora aquí viven, y mandarlos a casa, y recibir otra brigada de enfermos y sanarlos también, y así sucesivamente...Entonces Fontilles, es decir, el Corazón de Jesucristo, que es quien ha fundado a Fontilles, se llenaría de gloria, y diría desde este nido de amor humano y divino; Venid, venid a mí los que estáis leprosos y yo os aliviaré. Y entonces vendrán acá no los diez que fueron a Jesucristo, sino turbas de leprosos a buscar la salud, y cantarían aún con más sentimiento, Tu fuiste mi criador ¡qué bueno eres! qué bueno eres! Tú eres mi vida y mi luz ¡qué bueno eres!... Y seria éste un precioso sanatorio de cuerpos y de almas, ya que aquí, como saben muy bien ustedes, no menos se da el alivio de alma que el de cuerpo. Interrumpo ya ésta y voy a saludar a An-
gelito, que viene hacia acá, para dar un paseo con él y conversar con los enfermos. Ahora van a tomar las inyecciones nasales vespertinas; se las da el nuevo Practicante, don Juan Bautista Fayó, que voluntariamente ha venido acá con su esposa y dos hijitos, y que es una adquisición muy buena. Un jeringazo por una fosa nasal, otra por la otra, y andando...Ponen una cara los pobrecitos al tomar esta rapé... que se ve bien que parece hecho de agujetes, cuya picante esencia penetra hasta la nuca. Pero por la salud, y más por esta salud sería uno capaz de comerse clavos y puntas de París. No terminaré ésta sin saludarlos de parte de todos estos enfermos, que se acuerdan mucho de Bilbao y de sus bienhechores, de ahí y de todas partes. Suyo seguro y afectísimo h. en Cto».
Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepra A principios de 1921 , según publicaba el periódico «El Defensor de Canarias»:, El pleno del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, acordó por unanimidad, a propuesta del prestigioso consejero don Antonio Cuyás y contando desde luego, con la autorización del facultativo del establecimiento, someter al tratamiento de Angelito García a los enfermos de lepra recluidos en el Hospital de San Lázaro, Al efecto se nombró una comisión que se pusiera al habla con Angelito tan pronto llegara a esta ciudad. Angelito García se encuentra ya entre nosotros. Acuerdo es este que honra mucho a nuestra primera Corporación Insular porque pone de relieve sus generosos sentimientos en pos de nuestra isla en todas sus manifestaciones. Cuando los pobres leprosos apilados en San Lázaro no veían una estrella que les anunciara el fin de sus tormentos y agonías, sin que pudieran oponer a su avance otro valladar que el de la resignación. La Excma. Corporación que tanto se desvive por la beneficiencia ha infundido un rayo de esperanza en aquellos desgraciados haciéndoles concebir la idea de que sus dolores de cuerpo y alma van a tener su fin en día no lejano. Nosotros no podemos prejuzgar los efectos del tratamiento de Angelito, porque nuestra condición de profanos en la materia nos impide, pero si podemos asegurar que, por declaraciones de un médico notable, sabemos que un leproso de esta ciudad ha encontrado su curación merced a dicho tratamiento. Por otra parte hemos leído en la prensa de La Habana grandes elogios de las maravillosas curaciones realizadas en Cuba por el Sr. García y en el mismo «Heraldo de Madrid » vimos, hace unos meses, con oca-
Vista Parcial de Las Palmas de Gran Canaria en la década de los 20. Archivo de la FEDAC
Su estancia en Gran Canaria y los problemas con el Cabildo de esa Isla sión del viaje de Angelito a Fontilles donde dejó a más de cien enfermos en tratamiento, que los efectos de su medicación son verdaderamente sorprendentes. No podemos ni queremos adelantar juicio, repetimos; pero nos llama grandemente la atención que sea tan unánime el coro de alabanzas que se tributan a Angelito por donde quiera que pisa aplicando su remedio a la curación de la lepra. Antes de venir a Fontilles curó en Méjico a un facultativo que padecía la lepra y nos consta que un médico de La Palma atacado de la misma enfermedad le ha escrito, reclamando su presencia en aquella Isla. Hemos tenido ocasión de tratar a Angelito y es hombre afable, cariñoso y
humanitario. Nos dice que no son sus propósitos hacer inaccesible por el precio su medicamento a los enfermos más pobres, sino por contrario prestar toda clase de facilidades a los desheredados de la fortuna. Pese a las súplicas de los enfermos, el Cabildo se opone al restablecimiento del tratamiento de Angelito García El 22 de junio de 1923. «La Gaceta de Tenerife» reflejaba en sus páginas: «En una de las sesiones que acaba de celebrar el Pleno del Cabildo lnsular de Gran Canaria, el presidente de dicha Corporación, don Tomás de Zárate, da cuenta de haberse recibido una instancia suscrita por varios leprosos asilados en el Hospital da San
Lázaro en súplica de que se lea trate con el medicamento de don Ángel García. Hace uso de la palabra el señor Millares para oponerse contra el restablecimiento del tratamiento que citan los leprosos, extendiendo sus manifestaciones en sentido de que las inyecciones de aceite de choulmoogra producen en los enfermos mejoría. El señor Zárate lee el telegrama dirigido al Cabido, de la Dirección general de Sanidad, en el que se manifiesta que ante la actitud de rebeldía de parte de los leprosos asilados por la Corporación, se siga aplicando el aceite de choulmoogra en los enfermos que accedan a ello, no haciéndolo en los que se opusiesen, pero desterrando terminantemente el tratamiento del expresado
don Ángel García. Pide el señor Millares que dictamine sobre el asunto el Cuerpo Médico. Se adhiere a las manifestaciones del señor Millares don Pedro del Castillo. Intervienen los señores Sánchez Torres y González Cabrera, quienes se manifiestan contrarios al tratamiento de don Ángel García. Añade el señor Cabrera que hay empleados en el establecimiento donde se hallan asilados los leprosos, que hacen presión sobre los enfermos. Opina que deben ser expulsados los leprosos rebeldes, admitiendo a los que esperan turno. Hace diversas aclaraciones el señor presidente solicita el señor Sintes que se incoe el oportuno expedien(Pasa a la página siguente)
Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepra (Viene de la página anterior )
te para aclarar los hechos que denuncia el señor González Cabrera, Se opone a la expulsión da los enfermos, del establecimiento, a menos que no sea acordada por la Superioridad, evitando responsabilidades. Hacen uso de la palabra los señores Navarro Ruiz y Sintes Reyes. Se acuerda dar las gracias a los médicos que administran el aceite de chaulmoogra a los enfermos; y que informen sobre la cuestión el Cuerpo Médico de Beneficencia Insular, y si es preciso se pidan también informes a la Junta de Sanidad y a la Dirección General. En la edición de «La Gaceta de Tenerife» de 3 de agosto de 1923, Angelito García mostraba su tristeza por la medida con las siguientes pa-
Vista de Las Palmas. 1920. Archivo de la FEDAC
labras: «Con desconsuelo, con gran pena, he leído en la prensa de las Islas la noticia de que en el Hospital de San Lázaro, de Las Palmas, se ha prohibido mi tratamiento. Más que por mí, lo he sentido por los
desgraciados enfermos que allí existen, pues la culpa no ha sido de ellos sino de quienes han desechado mi tratamiento para implantar otro de cuya eficacia puedo, sin temor a sufrir una equivocación, descon-
fiar en absoluto. He dicho que más que por mí lo lamento por ellos, y no me rectifico, pues razones tengo para hacer tal afirmación, máxime al ver que con mis medicamentos en vías de
curación y ahora lo mucho que habían adelantado lo volverán a perder, sin ningún género de dudas. Muchos sacrificios me había impuesto por llegar a la curación, de mis enfermos canarios, pero ya que no he visto coronados por el éxito mis esfuerzos, por lo menos me cabe el orgullo de saber que mi nombre es bendecido par aquellos desgraciados que habían perdido la salud, pero que aun guardan el más profundo agradecimiento hacia mi persona, que aunque momentáneamente les he librado de los dolores y padecimiento Con que infinita amargura verán los enfermos recluidos en el hospital, a aquellos otros que como ellos, padecieron de igual mal y no han recobrado la salud».
Angelito hace una curación en Paraguay El 9 de Octubre de 1923, «La Gaceta de Tenerife» anunciaba en sus «ecos de sociedad» la salida para la República del Paraguay, en el trasatlántico «Reina Victoria Eugenia», de nuestro paisano don Ángel García, el afamado curador de la lepra. El 14 de noviembre de 1925 el mismo periódico anunciaba que el conocido curador de la lepra, nuestro paisano Angelito García, que actualmente se encuentra en esta capital ha obtenido un nuevo acierto con la curación de un atacado de la horrible enfermedad. Este otro caso de lepra a quien Angelito García ha puesto remedio, sometiéndolo al tratamiento da su innovación, se refiere a una persona residente en la Asunción (República del Paraguay), quien le muestra su agradecimiento por haberle curado con la Siguiente carta: «Esti-
Vista de Asunción, la capital paraguaya que visitó Angelito García en 1923.
mado Sr: En mi poder su estimada misiva de fecha 19 de Agosto, por la que me entero de su viaje a Tenerife, cosa que hemos sentido mucho cuantas personas le estamos reconocidas por el gran bien que nos ha causado curándonos radicalmente de la enfermedad que padecíamos.
Para su satisfacción le envío dos certificados médicos expedidos por el Instituto Nacional de Microbiología, de esta República del Paraguay y por ellos verá el resultado satisfactorio de su tratamiento, ya que en ellos consta estar completamente curado. Yo no tengo palabras, señor García, para expre-
sarle mi más profundo agradecimiento por haberme Vd. devuelto la salud, pero sírvanle estas líneas como el testimonio de mi incondicional adhesión y afecto. Deseando tener el gusto de verlo pronto por esta República, le saluda atentamente su agradecido y s. s». F. Carreras Álvarez.
«Como Se ve, Angelito García, sigue obteniendo resultados satisfactorios con su método de curación de la lepra. Por este nuevo éxito felicitamos sinceramente a Angelito García, deseándole prosiga en igual forma en su humanitaria y bienhechora labor de curar tan contagiosa enfermedad».
Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepra «Si la ciencia es suficiente ¿por qué no cura? porqué los lazarinos tienen necesidad de fugarse de allí para que los cure Ángel García?
El Trasatlático Reina Victoria Eugenia que cubria la ruta entre España y los puertos del Río de la Plata.
Viaje a Argentina y nueva defensa de la prensa cubana Su viaje El próximo domingo y a bordo del hermoso trasatlántico español «Reina Victoria Eugenia» se embarcará para la República Argentina, don Ángel García Abrante, conocido vulgarmente con el nombre de «curador de la lepra». Consideraciones El objeto de su viaje es reconocer al sinnúmero de atacados de tan terrible mal, atendiendo a las reiteradas demandas que, desde hace tiempo se le hacían, a las cuales no había podido corresponder debido a las múltiples ocupaciones que sobre él pesaban. Pero desembarazado ya de tales trabas, se apresta a complacer a los bonaerenses, hasta quienes ha llegado la noticia de las curaciones que ha logrado con su plan. La Prensa cubana Mucho se ha censura-
do a Angelito García, pero a pesar de todo él ha sabido salir incólume y la verdad y la justicia se ha abierto paso, llegando hasta aquellos que ponían en tela de juicio su labor curativa. A nuestra vista tenemos un importante diario que se publica en Cuba, en el cual se insertan juicios muy laudatorios acerca de las curas que ha realizado; he aquí algunos párrafos de dicho diario: Los Lazarinos y los niños confundidos Pero se habrá visto mayor descaro regular siete mil tikets para baños en un lugar que arremolinados y pegándose llaga con llaga de lazarinos no caben nada más que mil personas. La poceta de los baños Carneados no vale tres mil pesos su construcción y se le alquila al Ayuntamiento por temporadas en ese precio.
Bueno sería que la Sanidad se diese una vueltecita por aquellos contornos y viera que hay muchos individuos con llagas padeciendo enfermedades venéreas, etc., y son tan canallas que se bañan con inocentes niños, muchos a consecuencias de la trasmisión de, enfermedades se quedaron ciegos, y ¿quién es el responsable de esta ignominia? Nadie más que la Sanidad, que lo permite y no clausura los baños, pues aquellos no ofrecen comodidad a nadie, no hay ni un pequeño clavo donde colgar las ropas, bueno que no hay nada...., nada más que lazarinos y enfermos venéreos». «El aceite de Chaulmoogra confeccionado por el lazarino García dio resultado estando en San Lázaro, pero allí se lo dio por que era Director un hombre consciente no un vanidoso y qué le pasó a director que
al haber admitido a un hombre de las condiciones de Angelito García, tuvo que dimitir ante la cizaña de sus queridos compañeros, y el fenomenal negocio de los curas. Es esta una cuestión de negocios los lazarinos pues los encargados de administrar la religión católica, les conviene que existan lazarinos para su negocio. Es abominable que los encargados ante nuestro Código Religioso de prodigar la caridad y de aliviar al desgraciado lucren de la manera tan cochina que lo hacen para ganar miserables pesetas a base de sacrificar a infelices que no tienen una autoridad que saque la cara por ellos. «Si la ciencia es suficiente ¿por qué no cura? porqué los lazarinos tienen necesidad de fugarse de allí para que los cure Ángel García?
¿Por qué a Angelito García le tienen prohibida las autoridades el que llegue hasta Rincón? ¿Se quiere mayor ignominia, ni en tiempos de la esclavitud? Es de vampiros dejarlos morir, cuando tienen remedio. Acaso Angelito es un criminal, porque trata de curar a los que como él sufren. Doblen la cerviz y reconozcan su impotencia; después de todo es de sabios rectificar errores, y errores y palos de ciego son los que ha cometido la ciencia médica hasta el presente. Lleve feliz viaje el señor García y que su labor obtenga por ahí el resultado merecido. «La Mañana» Diario Independiente Santa Cruz de Tenerife 7 de septiembre de 1923.
Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepra «El desahogo de algunos charlatanes ha llegado al extremo de publicar aún pretendidos éxitos, con el mayor descaro, en las columnas de los periódicos diarios.»
Vista de Santa Cruz de Temerife. Archivo de la FEDAC
El Colegio Oficial de Médicos de Tenerife le acusa de charlatán Sr. Director de «GACETA DE TEÑERIFE, Muy señor mío;: Mucho agradeceré a V. la publicación del adjunto aviso del Colegio de Médicos de mi presidencia, pues ya es hora de que por todos se procure hacer desaparecer la plaga de curanderismo que unas veces disfrazados con ropajes más o menos científicos y otros con la más grosera vulgaridad, tanto perjudican a la salud pública, a los intereses de los pobres enfermos y, al prestigio de la profesión médica. Gracias anticipadas señor director, José Naveiras. Santa Cruz de Tenerife 21 de noviembre de 1921 Aviso al público El instituto médico y la charlatanería, desarrollase cada día con mayor pujanza en España, debido a la incu-
rabilidad de muchas de las dolencias que aquejan a la pobre Humanidad, y a la impunidad en que suelen quedar las gentes sin conciencia que al lucrativo negocio de la Medicina clandestina se dedican. El desahogo de algunos charlatanes ha llegado al extremo de publicar aún pretendidos éxitos, con el mayor descaro, en las columnas de los periódicos diarios, haciendo alarde de la infalibilidad de los remedios utilizados; teniendo en nuestra capital un reciente ejemplo de frescura, en el suelto aparecido en «La Prensa» del 23 de los corrientes, y firmado por un tal Ángel García, titulado curador de la lepra. Como este Colegio Oficial de Médicos está convencido de que la ayuda y defensa más eficaz de tales charlatanes la suministran la credulidad de las gentes in-
cautas, que son las principales víctimas de tales «industriales », cree cumplir un deber, además de haber denunciado el caso al Juzgado de Instrucción, advirtiendo al público para que no se deje engañar de este despreocupado curador de la lepra. A este Colegio le consta que el remedio infalible y secreto, que el eminente Angelito utiliza, no es otro que el aceite de chaulmoogra, convenientemente disfrazado, medicamento que usa todo el mundo médico, y con el cual el logra aliviar alguna de las manifestaciones leprosas, pero no la curación definitiva de dicho mal, que no ha sido hasta la fecha comprobada en ningún caso, por los más renombrados especialistas. Ténganlo, pues en cuenta los enfermos, para
El doctor José Naveiras. Presidente del Colegio de Médicos. Foto de la galería de Presidentes del Circulo de Amistad XII de Enero.
no dejarse estafar y al mismo tiempo y en interés de todos, este Colegio ruega con todo encarecimiento a cuantas personas tengan conocimiento de la intervención profesional del Ángel García, se sirvan comunicarlo a este Colegio
oficial de Médicos, que firmemente se ha propuesto realizar todos los esfuerzos posibles, para lograr desarraigar de nuestro país a toda esta taifa de frescos que ilegalmente comercia y se enriquece a costa de los dolores del prójimo.
Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepra
«La Voz de la Revolución», de México, da cuenta de un nuevo rasgo de Angelito García, el curador de la lepra Angelito García cuidó a un cubano y a cinco yucatecos a sus expensas, y de este nuevo acto demostrativo se ocupa la prensa de aquel país en los términos siguientes: «En nuestra redacción ha hecho su entrada en forma un tanto descompuesta, un hombre alto y con evidentes señales de haber sufrido una de esas en enfermedades que dejan marcas indelebles. Vengo a protestar, nos dice después de hacernos saber que se llama Fernando González Espina, contra lo que afirma en su entrevista el Director del Departamento de Salubridad e Higiene, Le rogamos que se tranquilice y después de hacerle tomar asiento nos disponemos a escucharlo. —Usted dirá lo que provoca su indignación…? —En la entrevista a
El Zocalo de Cudad de México.
que me refiero y que publicó este diario en pasados días, afirma el doctor Gil Rojas Aguilar que la lepra puede considerarse como la tuberculosis entre las enfermedades contra las que no puede seguirse campaña alguna —Y usted toma….? —Todo lo contrario.
Existe un plan curativo y yo soy un ejemplo viviente de los beneficios de ese plan. Es el plan de Ángel García, conocido en nuestra ciudad, en la que cuenta con un buen número de enfermos, que han mejorado notablemente, como consta a los mismos médicos de Sanidad. Háblenos de su en-
fermedad…? — Hace más de trece años que se me presentó una llaga en pie, primera manifestación de la enfermedad, inútil resultó cuanto hice por curarme y a los cinco años la lepra se me presentaba en forma alarmante. He gastado grandes sumas de dinero y todo en balde En el primer
viaje que hizo a esta ciudad Ángel García, hace un año, me presenté a él y me sometí a su plan No tengo llaga alguna en el cuerpo mis manos funcionan perfectamente y en todas partes vuelve a salir el vello. Es ésta la demostración más terminante de que si hay una campaña contra la lepra y que esta enfermedad puede ser curada. Entre los casos aliviados notablemente, se cuenta personas muy conocidas en esta ciudad. - Bien, y es su objeto...? - El que se haga público esto que le refiero. Damos seguridad a González de que sus palabras serían finalmente traídas a estas Columnas y después de proveernos de dos documentos gráficos nos despedimos de nuestro visitante». «El Progreso» 15 de junio de 1918
Angelito García, un Dios o un charlatán Isidro Felipe Acosta Angel García Abrante no tenía títulos, pero descubrió un remedio para mejorar la vida a miles de enfermos que padecían como él la terrible enfermedad de la lepra. Calificado por algunos profesionales médicos como un charlatán, era para sus enfermos un Dios, ya que hasta la aparición de su tratamiento, la medicina oficial no había encontrado la clave para aliviar las secuelas de tan penoso padecer. Estamos ante un personaje excepcional, uno de los realejeros más influyentes de principios del Siglo XX., un hombre elogiado y discutido en Argentina. Cuba, Paraguay, Colombia Méjico y Estados Unidos, pero un gran desconocido para todos los habitantes de nuestro municipio. Todo empezó con una simple nota aparecida en el periódico GACETA DE TENERIFE de febrero de 1921 que decía: En el Infanta Isabel de Borbón ha llegado a esta capital, procedente de Barcelona, nuestro paisano el curador de la lepra, Angel García, que desde hacía muchos años residía en Cuba donde comenzó a emplear con éxito su tratamiento para combatir aquel mal, y útimamente, en diversas poblaciones de la Península ha asistido con gran éxito a numerosas personas atacadas de la lepra. Angel García ha marchado para Realejo Alto, su pueblo natal, donde pasará una temporada en unión de sus familiares.
Sólo espero que esta humilde aportación anime a los investigadores profesionales a profundizar en la vida de este singular personaje. Yo, con los medios que poseo seguiré haciéndolo. Agradezco el apoyo de Adolfo González Pérez Siverio, Concejal de Cultura, la colaboración de mi compañero de Gabinete de Prensa, Sergio González Martín, y sobre todo, la existencia del Archivo de Prensa Digital de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que tanto ha facilitado nuestra labor. Ha sido también imprescindible la colaboración de la Biblioteca del Sanatorio de Fontilles en Alicante, que puso a nuestra disposición todo lo relacionado con la estancia de nuestro Angelito García en ese centro. Mil gracias, VERÓNICA MAS OLIVER. En el momento de cerrar esta edición especial sobre la vida y obra de Angelito García, siguen apareciendo nuevos documentos que vienen a aumentar aún más si cabe, la leyenda de este hombre del que se decía que no sabía leer ni escribir, pero que trajo de cabeza a los más prestigiosos médicos de su época. Todo lo que rodea Angelito García es hasta ahora un misterio. Sólo tenemos claro que era realejero por la gran cantidad de citas que en este sentido aparecían en la prensa. Esperemos que pronto sepamos más y podamos poner un poco de luz a la vida y milagros de este singular personaje.