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SÁBADO
Una aventura ideal para disfrutar en familia teStIMoNIo Paula Urien LA NACION
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El contrato mínimo, en general, va de los 17 a los 30 días de alquiler
Viajes
Al Mundial en motorhome, una opción que ya está en marcha
iajar en motorhome es una modalidad a la que adhieren 5 millones de europeos. Recorrer el Viejo Continente en una casa rodante con toda la familia aquí es algo fuera de lo común, pero allá es normal y todo está muy preparado para este tipo de viajero, que mueve la aguja del negocio del turismo. Según el sitio www.viajalibre.com realizado por un conjunto de empresas de autocaravanas, hay más de 200 fabricantes de motorhomes en Europa, que ofrecen más de 2000 modelos de Mercedes Benz, Ford, Volkswagen, Peugeot, Fiat, etc. Existen autocaravanas desde unos 24.000 euros hasta más de 50.000 las de lujo. Viajar de esta manera fue una aventura extraordinaria para nosotros e integrar a los chicos la hizo perfecta. Recorrimos casi 3000 kilómetros en 24 días con destinos como Madrid (donde nos entregaron la motorhome), la Costa Vasca, Londres, París, los castillos de Loire, llegamos a Venecia, volvimos por la Costa Azul hasta Barcelona y la devolvimos para tomar el avión de vuelta a Buenos Aires. Los chicos de 11, 9 y 8 años estaban fascinados. Después de pocos días
era su casa. Dormían en cuchetas y nosotros, en la cama grande con televisión por radio y unos 40 canales para ver a la noche. Teníamos cocina con tres hornallas, baño con ducha, agua caliente y presión perfecta, heladera, comedor... No era de las más lujosas, pero sí un modelo nuevo, como casi todos los que se ofrecen en alquiler, por 130 euros por día. La pregunta que todos se hacen es: ¿dónde paraban a dormir? Y la respuesta es: en cualquier lugar donde se pudiera estacionar. Lo único prohibido es hacer en la vereda un despliegue de mesas y sillas de camping; para eso están los paisajes que se ven por el camino y no las grandes ciudades. Pero nada más. Lo ideal es vislumbrar algún playón al aire libre. Otra opción son los campings, que tienen buenas instalaciones y están llenos de viajeros jóvenes, por lo que hay un buen ambiente, divertido para las familias. Ahí se puede lavar y secar la ropa, hacer compras en almacenes o comer alguna pizza. La seguridad en general es excelente, las rutas casi todas autopistas y hay áreas especiales para cargar agua por todos lados. El GPS marca absolutamente todo. Pasó casi un año y los chicos siguen hablando del viaje y planificando, esta vez ellos mismos, el próximo. Esperemos que la Argentina actual se los permita.ß
MBA de Harvard, este coleccionista y flamante presidente de arteBA se define como un obsesivo de la tecnología y el buen uso del tiempo
Alec Oxenford. “Mi ocio también es decidido y organizado” Texto Soledad Vallejos | Foto Santiago Filipuzzi
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o hizo, por lo menos, en tres ocasiones, por eso puede decirse que él es un emprendedor serial. DeRemate.com fue su primera gran conquista, pero ya había tenido algunas experiencias previas en la Web fuera del país. Luego llegó OLX.com, el portal de clasificados gratis más grande del mundo. Y ahora, orgulloso, estrena un nuevo traje: es el flamante presidente de arteBA, tras la salida de Facundo Gómez Minujín. Para Alec Oxenford (44), empresario con un MBA en Harvard y joven coleccionista, la única dedicación posible es la full time. Y así va por la vida, despuntando el vicio de la especialización y “el asesoramiento de calidad” en todo lo que hace y en todo lo que emprende. Un día se le dio por salir a correr y a los pocos años ya había participado en dos de
las maratones más importantes del mundo, en Nueva York y Berlín. La entrevista transcurre en el candy corner de sus propias oficinas, en Palermo, en un espacio luminoso y de paredes coloridas. Antes de iniciar la charla apoyó su iPhone sobre la mesa: nunca dejó de sonar... –¿Te alcanzan las horas del día para cumplir con todo? –El tiempo nunca me alcanza. Pero intento ser lo más organizado y riguroso posible. De otra manera, sería imposible llevar todo adelante. –¿Te quedan momentos de ocio? –Mi ocio también es decidido y organizado [suelta una carcajada]. Nunca me vas a encontrar haciendo algo que no haya decidido especialmente. ¿Tengo tiempo de leer? ¿Cuánto? Una hora y media. Perfecto. Y otro de mis grandes momentos de ocio,
Con miras a Brasil 2014, quienes alquilan casas rodantes son grupos de amigos de entre 30 y 45 años; según las empresas, casi no quedan vehículos disponibles Viene de tapa
Salir de viaje en casa rodante no es un tipo de turismo muy consolidado en la Argentina, como sí sucede en Estados Unidos, Canadá o Alemania. Pero con miras a Brasil 2014, la opción pisa cada vez más fuerte entre turistas argentinos y otros latinoamericanos. Lo confirman desde las empresas locales en distintos puntos del país. “Tenemos una flota de equipos con base en Salta, Buenos Aires y Ushuaia, y en los tres lugares ya tenemos reservas. Desde mediados del año último que comenzamos a recibir consultas, y hay grupos que ya pagaron todo. En general son hombres que promedian entre los 30 y 45 años, y los grupos están conformados por amigos y familiares”, dice a la nacion Zulma Mirón, de la empresa Motorhome Time, que desde hace más de 20 años se dedica al alquiler y la fabricación de este tipo de vehículos.
La ropa y nada más Listos para partir: hay vajilla, vasos, cubiertos, ollas, heladera, microondas y cocina eléctrica. Ropa blanca, sillas, mesa de camping e incluso una parrilla portátil para hacer asados. Hasta la primera carga de gas viene de yapa, junto con guías turísticas y un mapa rutero del país vecino. “Vienen con todo incluido, como si fuera un departamento equipado. Se alquilan con seguro completo y los permisos para el cruce de frontera –agrega Antonio Cellamare, de Patagonia Austral Motorhome–. Nosotros tenemos varias reservas confirmadas y viajes totalmente pagos. El contrato mínimo para este tipo de viajes son 17 días de alquiler, pero muchos piensan en una prórroga del viaje si la Argentina pasa de ronda.” Eso tienen en mente algunos de los que integran el grupo de amigos de toda la vida oriundos de Mar del Plata. En total suman diez y viajarán repartidos en dos motorhomes. Al principio eran nada más que unos pocos, según cuenta Rodrigo Osambelar, pero hubo en efecto contagio y en menos de una semana llegaron a diez. Hace un mes reservaron todo. Ahora sólo les queda pagar el traslado de las camionetas desde Ushuaia (donde la empresa tiene base) hasta Mar del Plata. “Somos amigos del colegio, fuimos juntos al Don Orione y tenemos 32 años. La mayoría seguimos viviendo en el barrio San José, y todas las semanas nos juntamos para comer y jugar al fútbol. Casi todos estamos casados y con hijos, y ésa fue una de las partes más complicadas. No nos quedó otra que negociar con las mujeres”, revela Rodrigo a la nacion, y suma algunos detalles. “Siempre algo hay que ceder. Algunas pidieron a cambio un viaje en familia, o en pareja; otras desde una cirugía estética hasta vacaciones anticipadas. Pero mejor me callo porque si sigo contando mi mujer me mata”, confiesa entre risas. Casi como en un viaje de egresados, el grupo marplatense organizará unas tres o cuatro fiestas durante el año con objeto de recaudar fondos para el viaje al Mundial.
El grupo marplatense irá al Mundial en 2 motorhomes
A la hora de alquilarlas Algunos datos que es conveniente saber El modelo ideal Hay motorhomes diseñados para andar por ruta, un viaje sin grandes exigencias. Para los que quieren aventura están las camionetas 4x4, aptas para caminos más difíciles, ripio, arena y senderos de montaña. La capacidad varía entre dos y ocho personas. Cuánto cuestan Las tarifas se dividen según temporada alta o baja. En Patagonia Austral Motorhome publican las tarifas en la Web. Depende del modelo, los valores van desde los 170 dólares hasta los 330 dólares por día, por unidad. En Motorhome Time, el precio promedio es de 500 pesos por persona y por día. Equipadas a full Cuentan con cocina, baño y camas, vajilla y ropa de cama. Se entregan con garrafa de gas, tanque de agua y tanque de combustible lleno, y elementos químicos para baño. También seguros y permisos para el cruce de frontera.
mauro v. rizzi
Hay un pozo común denominado Brasil 2014, y allí van a parar las ganancias extras del equipo. “La mayoría tenemos un trabajo independiente, y los que están en relación de dependencia ya se pidieron los días. Por el momento nos vamos unos 15 o 17 días. En mi caso, por más que la Argentina siga en pie me tengo que volver, pero con la compañía ya pautamos una posible extensión del viaje –explica Rodrigo–. Como hay un 90% de posibilidades de que la Argentina juegue la fase de grupo en el sur de Brasil, vamos a ir directo a Porto Alegre, que son unos 1700 kilómetros. Excepto dos, manejamos todos, así que no hay problemas con eso y nos iremos turnando. Los que manejan ya saben, les toca cocinar.” En Motorhome Time, en cambio, el contrato de alquiler mínimo para ir al Mundial de fútbol es de 30 días. Leonardo Tovarg y sus cinco primos, todos colombianos, se juntarán en Buenos Aires los primeros días de junio del año próximo para partir rumbo a Brasil. “Dos vivimos acá, otros dos están en Bogotá y los otros dos en Miami, y arrancamos todos juntos desde Capital”, cuenta Leonardo, que estudió kinesiología y vino a Buenos Aires hace cinco años para perfeccionarse. “Aunque Colombia no clasifique nos vamos igual, ya está decidido. Y, obviamente, nuestro corazón estará con la Argentina hasta la muerte. Nos quedamos el mes completo que dura la competencia, y si no podemos conseguir entradas viviremos la fiesta desde afuera de los estadios. Un mundial supera lo netamente futbolístico, todo es un gran espectáculo, y es la primera
vez que tenemos la oportunidad de vivirlo tan de cerca.” Sin novias ni esposas, en este caso, Leonardo asegura que no hubo que negociar ni ceder nada a cambio para conseguir la autorización. “Por el momento estamos todos solteros, sin complicaciones –afirma–. Y también vamos a aprovechar para hacer un poco de turismo. En principio, lo único que tenemos definido es que iremos a alguna sede del sur, ni San Pablo ni Río de Janeiro. Pero antes haremos una parada en las cataratas del Iguazú, que mis primos no conocen. La motorhome está muy bien equipada. A los que están afuera les mandé fotos para que me dieran el OK y les pareció buenísima. Así que en octubre del año pasado la reservamos y pagamos el 20% del viaje.” Viajar en una casa rodante significa, entre otras cosas, ser dueño absoluto del tiempo y del destino del viaje. No hay check-in en hoteles ni búsqueda de restaurantes ni ajustes de horarios para llegar a la terminal de ómnibus o al aeropuerto. “En este caso del Mundial hay un objetivo más concreto. Pero muchos de los que eligen viajar en motorhome lo hacen para probar una experiencia diferente. Algunos buscan llegar a lugares más remotos donde ni siquiera haya hotelería. Imponen su propio ritmo de viaje. Paran donde quieren, duermen donde quieren y pueden cocinar sin depender de una proveeduría o restaurante. Llevan todo en un mismo espacio”, grafica Zulma Mirón. La noche y la seguridad En un camping, en la playa o en la calle. Según el grupo en cuestión, las decisiones de dónde pasar la noche varían. “Nos estuvimos asesorando un poco y en los lugares turísticos no hay inconveniente de parar en la calle. Si es un lugar de playa podemos pasar la noche ahí, y si no será en alguna estación de servicio o cerca de alguna estación de bombero o policía. No queremos ir a un camping, ésa es la última opción”, dice Gonzalo Seoane, que convivirá con su grupo de amigos un poco más de un mes. No piensan igual los hinchas marplatenses. Según el vocero del grupo, la idea, sí o sí, es dormir en un camping. “Veremos cuál es el más cercano en cada lugar al que vayamos, pero es una cuestión de seguridad a la que no nos vamos a arriesgar. Parar el motorhome en una calle, aunque se pueda, no nos deja tranquilos”, asegura Rodrigo Osambela. Para la puesta en marcha a Brasil 2014 no hacen falta grandes preparativos. El agua para abastecer la casa rodante se carga en una estación de servicio o alguna canilla vecina, que los pasajeros usarán para la cocina y el baño. Eso sí, más que nunca, y sobre todo si el grupo es numeroso, habrá que economizar los recursos y ser amigables con el medio ambiente. Un bolso con la ropa y la cámara de fotos. Falta un poco más de un año, pero ir al Mundial en motorhome es una experiencia que muchos ya echaron a rodar.ß
objeto de culto
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| Sábado 25 de mayo de 2013
| Sábado 25 de mayo de 2013
sobre todo cuando viajo, es ver películas. –¿Tu dispositivo favorito? –iPad. En todos los tiempos muertos, aeropuertos y más aeropuertos, aprovecho para ver pelis. –¿Y cómo hacés para ensamblar tantos viajes con la vida familiar? Tus dos hijos nacieron en la década más intensa y productiva profesionalmente. –Sí, es difícil. Y no te voy a decir que no hay reclamos. Pero yo creo que nada es perfecto. Comencé a viajar mucho desde que mis hijos eran chiquitos. Hoy tienen 11 y 13 años. Pero después de cada partida siempre hay un regreso. Y esos reencuentros con mi familia, luego de cada viaje, son momentos intensos. De gran disfrute. Y aprendí, como en otros aspectos, que el tiempo de calidad es el que más vale, el que mejor se aprovecha. –¿Cuándo compraste tu primera obra de arte? –Mi acercamiento al arte fue progresivo. Arrancó como algo inesperado, en 2001, cuando Vicky de Carabassa me llamó para armar la Asociación de Amigos del Malba. Me acuerdo que nos reunimos con otras treinta personas en el Malba, que aún estaba vacío, y después de que cada uno expusiera sus ideas Vicky dijo: «Ahora tenemos que votar a las autoridades». Y me fui de esa reunión como el presidente de la asociación. Me cayó de arriba y yo creo que las cosas suceden por algo. Hay que dejar fluir, seguir a la corriente. Y a partir de ahí me involucré con el arte cada vez más, hasta que terminó por convertirse en una pasión. Hasta ese entonces sólo compraba cuadros que quedaran bien con la pared y los colores de mi casa. Pero la primera obra que compré con un fin no decorativo, digamos, fue un cuadro de Catalina León, que era tan grande que lo tuve que guardar por cuatro años en el sótano de la casa de mi abuela. –¿Te importa la decoración de tu casa? ¿Opinás sobre esas cuestiones? –Sí, me importa y mucho. Y estando en el grupo de la asociación desmitifiqué esa creencia de que a los hombres no le importan esas cuestiones. Es más, a todos los que estábamos ahí nos importaba tanto o más que a nuestras propias mujeres. Porque la casa también tiene que ver con uno. –¿Y qué coleccionás? –Arte contemporáneo argentino. Pero, como creo fuertemente en el asesoramiento de calidad, pedí consejo a Inés Katzenstein. Juntos empezamos a armar una línea de colección. Un cuerpo de obras
con un sentido, un criterio. Ella me ayuda a seleccionar cosas y yo elijo. Bah, en realidad, yo siento que estoy eligiendo, pero en el fondo elige ella [Se ríe]. –¿Creés que siempre es así? –Tal cual, una mujer quiere comprar algo, y te dice: «¿Cuál te gusta más, ésta o ésta?» Elegí vos. Ya está. Listo. –¿Sostenés que el coleccionismo no es exclusivo de gente adinerada? –Por supuesto. Creo que hay muchos motivos para acercarse al arte. Primero, te ayuda al alma. Cuando me siento mal, no hay nada que me reconforte tanto como admirar una linda obra. Me serena. Como cuando la gente reza. A mí el arte me reconforta el espíritu. Y creo que el arte no tiene nada que ver con la billetera. Existen obras baratas, no todas cuestan millones de dólares. –¿Se pueden encontrar en arteBA obras que estén al alcance del común de la gente? –Literalmente, por unos cientos de pesos podés comprar una obra de arte, y muy linda. Una obra curada. Y me parece bueno resaltar que hay pocas cosas en la Argentina que sean verdaderamente de calidad internacional. El arte contemporáneo es una de ellas. –¿Y cuál es tu trabajo como nuevo presidente? ¿Qué objetivo te impusiste? –Mi trabajo es impulsar el coleccionismo, generar una escena revitalizada en los artistas. Que ellos
puedan producir más y que la gente pueda acercarse al arte. Comprar un cuadro no es sólo una cuestión económica. –¿Dónde te sentís más cómodo, rodeado de artistas o de techies? –Si agarrás un grupo de artistas y techies dentro de un cuarto y los mezclás, no vas a reconocer cuál es cuál. Tienen el mismo aspecto. Bastante desalineados, muy informales, no les dan bolilla a los horarios, no son nada jerárquicos y sólo te respetan si tenés algo para aportar. Y todos tienen ese aspecto fresco. En realidad, con ambos me energizo, me refresco y, al mismo tiempo, puedo llegar a volverme loco. Por eso también necesito tomar otro aire, alejarme de todo ese mundo. –¿Y con qué te desconectás que no sea tu familia? ¿Con tecnología, tal vez? –Absolutamente. Es algo que no puedo dejar de hacer. –Tenés cuenta en Facebook, Twitter y un blog abandonado hace casi un año. ¿El último post fue en junio del año pasado? –Sí [ríe]. Lo abandoné por Twitter, que es un microblogin. Tuiteo todos los días, me parece una herramienta mucho más ágil. También tengo cuenta en Instagram, que utilizo bastante. Pero el blog no lo cerré por la cantidad de comentarios que tiene. En algún momento pensé en darlo de baja, pero ahora que lo mencionás pienso retomarlo el mismo día que lo dejé, pero un año más tarde.
Salidas
Un recreo de música y baile a la hora del almuerzo En Nueva York, cada vez más personas cortan la rutina laboral para sumarse a fiestas gratuitas en pleno mediodía Sheila Marikar
THE NEW YORK TIMES
El aperitivo del pueblo argentino En épocas de regresos rimbombantes, no sorprende que este clásico nacido hace 125 años vuelva a las ligas. Cuenta la leyenda que fue gestado en el fragor de las luchas sindicales (el sabor amargo, dicen, era para oponerse a los sabores dulzones de la burguesía) y de ahí que, históricamente, se lo haya asociado al peronismo. Con semejante mito a cuestas, hoy se lo relanza con el eslogan: El aperitivo del pueblo argentino. Claro que, lejos del campo de batalla de otros tiempos, la idea es hacerlo competir con el Fernet y ya es uno de los preferidos en el circuito de bares porteños. En supermercados, el litro se vende a 18 pesos.
–¿Estar prendido a la tecnología te ayuda a no envejecer? –Creo que la juventud es una actitud. Absolutamente. Y todo lo que tiene que ver con la actividad tecnológica es joven, de vanguardia. Yo soy muy curioso, inquieto, y me intereso ante cada cosa nueva. Además, estar con gente joven también te rejuvenece, y en OLX, por ejemplo, el promedio de edad es de 25 años. En arteBA pasa algo parecido, tal vez, el rango es un poco más amplio. Pero los artistas son personas dinámicas, luminosas. Y en ambas disciplinas existe el trato horizontal, cero conservador, nada de jerarquías. No hay casillas estancas. –¿Sos estricto en cuanto al uso de la tecnología con tus hijos? –En casa somos todos bien tecnológicos, y ellos tienen todo. Cada uno su computadora, su iPad, su teléfono. No están prendidos a la iPad todo el día. Es algo que tienen naturalizado, y no me preocupa. También salimos a andar en bicicleta, jugamos a la pelota, tenemos otras actividades. –También sos hincha de River. ¿Fanático? –Soy de River, simpatizo. Pero el fanático es mi hijo. Con apenas 10 años se bancó todo el descenso y la mala racha. Que tu club se vaya a la B es complicado. Pero se ve que él también cree que de los fracasos se aprende. Son necesarios para estructurar las bases y salir nuevamente adelante. El verdadero hincha es él. Yo lo acompaño.ß
NUEVA YORK.– Poco después del mediodía de un templado viernes de abril, Laura Batista, asistente ejecutiva de una agencia de publicidad de Manhattan, subió a un taxi con tres compañeros y se dirigió a Marquee, un club nocturno en la 10ª avenida. Después de hacer la fila logró canjear su ticket por un cóctel de vodka y ponche de frutas. Media hora después tenía puestos unos marcos de anteojos violeta, agitaba una vara de gomaespuma y cantaba al ritmo de Regulate, de Warren G. Las luces rebotaban en una bola de espejos. El sudor perlaba las frentes. En los parlantes tronaba Gin and Juice. Era mediodía, pero en Marquee parecían las 2 de la mañana. Batista fue una de las 300 personas que asistieron al más reciente Lunch Break (Recreo del almuerzo), una serie de fiestas gratuitas al mediodía auspiciadas por la guía cultural Flavorpill y la marca de vodka Absolut. Las Lunch Breaks comenzaron el verano último en Nueva York, y son las más animadas de una serie de fiestas de mediodía que se realizan en todo el mundo. El objetivo: conseguir que las masas adictas a las pantallas salgan a mover el esque-
leto, por lo general lubricadas con alcohol. Pero a no emborracharse: no se trata de uno de esos almuerzos de tres martinis de antaño, que terminaban con secretarias perseguidas alrededor de sus escritorios. Y por favor, dejen sus tarjetas de negocios en la oficina. “Estar en red está bueno, pero no deja de ser trabajo”, dice Sascha Lewis, fundadora de Flavorpill. “Esto es diversión, una fiesta diurna para que la gente se divierta.” ¿Cómo hacer que los jóvenes profesionales, que suelen enterarse de estas fiestas en la Web, logren bajar un cambio cuando llegan a la disco? En Lunch Break, los tragos gratis ayudan. “Me dijeron que la fiesta tiene que arrancar no bien cruzan la puerta”, plantea Ahmir Thompson, DJ y percusionista de la banda de soul y hip-hop The Roots. Conocido por el nombre de Questlove, ha sido el DJ de tres Lunch Breaks, agitando a la multitud con una mezcla sin solución de continuidad de hip-hop de los 90 y clásicos del pop. Questlove también exige la menor cantidad de luz posible. “La gente baila más cuando sabe que no la están observando”, dice. Otra serie de fiestas, las Lunch Rocks (algo así como El almuerzo es lo más), fueron creadas en 2012 por Thomas Rudy, un administrador de
El club Marquee, en Chelsea, fue sede del último Lunch Break neoyorquino
fondos de inversión de 31 años, y por su esposa, Amanda Tan, de 29. “Podría haber un Lunch Rocks cada 10 cuadras”, plantean. En cuanto a Lunch Break comenzó en agosto de 2012 en Le Bain, la discoteca del último piso del hotel Standard, cuando los encargados de marketing de Absolut notaron
que en Suecia estaban funcionando muy bien las fiestas diurnas llamadas Lunch Beat, creadas por Molly Range, madre de esta minitendencia. Su primer evento fue en un garaje de Estocolmo en 2010: asistieron 14 personas. Hoy preside más de 50 ediciones de Lunch Beat en todo el mundo, incluida Nueva York.
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Los veinteañeros y treintañeros se agolpan en estas fiestas. Al echarle una mirada a los más de 100 asistentes que se sacudían bajo las luces intermitentes del Slate, Stephanie Cooper, de 25 años, advirtió la diferencia entre estas fiestas y las que suele frecuentar. “La diferencia es que no estamos borrachos –opi-
na–. Eso cambia bastante las cosas.” Pero debido a su horario, estos eventos también atraen a una población normalmente ausente de la escena nocturna de Manhattan. “Yo pasaba caminando y una chica me dio un volante. Y como no tenía nada que hacer a la hora del almuerzo, fui”, dice Dorothy Vazquez, de 68 años y vecina de Brownsville, Brooklyn, que asistió a la última edición de Lunch Beat. Aunque estas fiestas tienen la palabra almuerzo en su nombre, la comida es lo de menos. En el Slate, las bandejas de pasta se enfrían y las quesadillas pasan a un segundo plano. Al final de cada Lunch Break, Flavorpill distribuye bolsitas con sándwiches de mantequilla de maní, una fruta y una barra de cereal. El principal objetivo de estas fiestas, dejó entrever Lewis, es contrarrestar el letargo al que induce cada vez más la cultura de la virtualidad. “Es dar vida a nuestra misión: Levantate del sillón, apagá la computadora y salí a la calle a tener experiencias”, explica. Salir a tener experiencias es lo que hicieron Lauren Tempera y su compañero de trabajo Caitlin Brown, cuando decidieron cambiar su rutina de almuerzo habitual –picotear lo que haya en la cocina– y asistir a una fiesta. “Ese día no había nadie en la oficina, así que dejamos a la pasante atendiendo el teléfono y nos escapamos –cuenta Tempera–. Sándwiches gratis, Absolut y el DJ Questlove: ¿qué más se puede pedir?”ß Traducción de Jaime Arrambide