domingo 18 de enero de 2015
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La Patagonia, de gala
Pingüinos en marcha De Chubut a Tierra del Fuego, el verano es temporada alta para visitar las pobladas colonias de los plumíferos más elegantes Texto carlos W. albertoni
Corbis/marCo simoni
L
legan cuando el invierno se extingue sin remedio, allá en las últimas semanas de septiembre. Y se van cuando los primeros fríos anuncian el final del buen tiempo, en abril. Los pingüinos son habitantes estacionales de la Argentina y forman sus colonias durante la primavera y el verano de cada año. Sobre el litoral marítimo de la región patagónica, estas colonias se componen de ejemplares que en su gran mayoría emigran desde las aguas cálidas del sur de Brasil para reproducirse y criar a sus pichones durante los siete meses más calurosos de la temporada. Después, las aves regresan otra vez a los mares brasileños para reiniciar así el ciclo de sucesivas migraciones que se repite temporada tras temporada. En la Argentina casi todas estas colonias estacionales están formadas por pingüinos de Magallanes, una especie de casi medio metro cuya característica más saliente es que tienen una cabeza negra con una franja blanca alrededor del ojo y los oídos. Sin embargo existen además colonias de pingüino papúa y de penacho amarillo, este último conocido también como pájaro bobo saltador por su costumbre de moverse de un lugar a otro con saltos torpes y muy pequeños. “Las colonias de magallánicos son muy numerosas y en algunos pueden llegar a tener un millón de ejemplares, como es el caso de la asentada en Punta Tombo. Las colonias de las otras especies son realmente excepcionales y sus poblaciones son bastante escasas en relación a las de los magallánicos, aunque su interés está dado justamente en esa excepcionalidad”, dice Carlos Zonza Nigro, actual titular del Ente Patagonia Argentina, organismo oficial que agrupa la actividad turística en la región más austral del país. Prácticamente la totalidad de estas colonias de pingüinos se encuentra en áreas protegidas, muchas acondicionadas especialmente para ser visitadas por el turismo. En el noreste chubutense, la ya mencionada Punta Tombo es la colonia que mayor número de turistas atrae, especialmente en diciembre y enero en los que la población de pingüinos alcanza su mayor número anual. Sin embargo, casi todas las otras colonias se han acostumbrado a recibir importantes contingentes de visitantes, tanto como para haber
convertido las pingüineras en uno de los principales atractivos turísticos para aquellos que viajan a la Patagonia. “El número de turistas que llega a las colonias de pingüinos se incrementa año tras año, por eso fue necesario mejorar los accesos y también las instalaciones montadas alrededor de las colonias, para permitir así un adecuado avistamiento de las aves y que no altere perjudicialmente el espacio natural”, detalla Zonza Nigro. La colonia más septentrional del país se encuentra en el islote Redondo, sobre las costas de la provincia de Río Negro. Y la más austral está en la isla Martillo, en el archipiélago de Tierra del Fuego. Entre una y otra hay una gran cantidad de pingüineras que pueden visitarse, algunas enormes, otras mucho más pequeñas. La siguiente es una lista con cinco imperdibles. Como para agendar antes de salir de viaje hacia el sur patagónico.
Estancia San Lorenzo, Chubut
En el norte de Chubut, Península Valdés es uno de los santuarios de fauna más importantes del país. Allí habitan importantes poblaciones de lobos marinos, elefantes marinos, cormoranes, orcas y ballenas francas. Y también de pingüinos magallánicos, cuya principal colonia se encuentra en el extremo norte de la península, en la zona ocupada por la Estancia San Lorenzo. Formada por medio millón de ejemplares, esta colonia es la segunda más grande de la Argentina y puede ser visitada a través de un sendero de ochocientos metros que serpentea entre las cuevas cavadas en la tierra en las que las aves empollan sus huevos. “La puesta de los huevos se realiza en octubre y la gestación dura exactamente cuarenta días, período en el que los padres se turnan para empollar e ir al mar a alimentarse. En San Lorenzo hay cuevas que están a más de un kilómetro de la costa, lo que obliga a los pingüinos que ocupan esos nidos a hacer un muy largo y lento camino hasta el agua, que les puede demandar casi todo el día”, explica Carlos Zonza Nigro, que además de estar al frente del Ente Patagonia Argentina es también titular de la Secretaría de Turismo de Chubut. Continúa en la Pág. 6
En Estancia San Lorenzo se reúne medio millón de aves
Carlos W. albertoni