Acusan de “mafiosos” a los Belsunce

vez que Horacio García Belsunce lo llamó a su celular ... García Belsunce, el 27 de octubre de. 2002, Horacio ..... jurisdicción. Hasta anoche, el caso era investi-.
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Información general

Jueves 5 de abril de 2007

LA NACION/Página 15

El juicio por el crimen en el country Carmel: explosivo testimonio del comisario general (R) Angel Casafús

Acusan de “mafiosos” a los Belsunce Continuación de la Pág. 1, Col. 2

narme con Casafús para montar una estrategia mafiosa”. En la audiencia de ayer también quedó claro el enfrentamiento entre el fiscal y los abogados de la madre de María Marta, que son particulares damnificados en la causa. Molina Pico sugirió que su actividad podría ser encuadrada en el prevaricato, porque no acompañan la acusación, como suele ser, y ellos respondieron que quieren evitar que una condena a Carrascosa deje el crimen impune. Casafús venía preparando la declaración. Se sentó frente al tribunal con su traje azul. Su humanidad apenas lo contenía la silla y ya se lo veía enojado, molesto. Relató la primera vez que Horacio García Belsunce lo llamó a su celular para decirle que tenía un problema de inseguridad con una de sus hijas. Era en agosto de 2002. “Pese a ser un periodista no muy conocido, en decadencia, lo atendí”, recordó. Explicó que se reunieron en el Shoping Soleil, de Panamericana y Camino de Buen Ayre, un domingo a las 9, por imposición del periodista, y que en esa charla se dio cuenta de que “era una mentira” lo del problema y que lo que quería García Belsunce (h.) era información sobre los secuestros extorsivos que asolaban la provincia, pues Casafús era responsable de investigarlos.

Las puertas de la amistad Dijo que “a partir de ahí buscó mi amistad. Siempre desconfié la manera en que entró en mi vida profesional y jamás le abrí la puerta de mi amistad”, afirmó. El día de la muerte de María Marta García Belsunce, el 27 de octubre de 2002, Horacio afirmó que esa noche lo llamó para pedirle que la policía tuviera consideración con la familia. Pero el jefe policial dijo que en esa llamada, al día siguiente, le pidió entre sollozos: “Sacame a la policía de encima”. Casafús dijo entonces: “Me di cuenta que el llanto era mentiroso, provocado”. Afirmó que llamó al entonces jefe de investigaciones de San Isidro Aníbal Degastaldi y le dijo: “Me está llamando el tarado de García Belsunce. Llamá al delegado de Pilar y ocupate de esto”, recordó. Con esto se inició la investigación, al día siguiente del crimen. Luego recordó la llamada que le hizo el fiscal ante la Cámara de Casación Martín Romero Victorica en la que le preguntó qué gestiones había hecho por el “tema de Horacio” y Casafús le explicó lo realizado. Hasta que después de la autopsia, cuando se descubrieron los cinco tiros en la cabeza de la víctima, Horacio García Belsunce (h.) volvió a llamarlo: “Angel, Angelito, te comprometí

El personaje

Un policía que rompió el silencio

RICARDO PRISTUPLUK

El comisario general (R) Angel Casafús, al retirarse de los tribunales de San Isidro, tras su explosiva declaración contra García Belsunce (h.)

El encubrimiento, en boca de varios testigos G. Martinelli (de una cochería)

Me llamó la atención que me pidieran que no interviniera la policía. Cuando vi a Bártoli en la TV reconocí que fue uno de los hombres que estuvieron en la cochería porque le dije al fiscal que te había llamado para que pararas a la policía”. Recordó que ahí nomás se sacó la camisa, se puso un traje y se presentó en la fiscalía a declarar. Allí se encontró con el abogado de la familia José Scelzi, a quien le dijo: “Este hijo de p... me cagó la vida. Dígale que se vaya a la ...”. “Puede decirlo, adelante”, lo alentó la presidenta del tribunal, María Angélica Etcheverry, y así completó la frase: “Que se vaya a la c... de la madre”. “Este sinvergüenza, no me cabe la menor duda de que formó parte

S. Biasi (médico)

Me pareció que había una trama orquestada y que estaba todo armado. Creo que si no hubiera estado en esa casa, tal vez todo esto habría terminado como un accidente

de una estrategia clara, minuciosa y direccionada para generarle compromisos a personas de distintos ámbitos para encubrir un horrendo crimen”, afirmó y siguió: “La actitud de este sinvergüenza me arruinó la vida, porque desde entonces soy el jefe policial que le paró la policía a Horacio García Belsunce y yo puse en marcha el mecanismo de la justicia”. La abogada Zulema Rivera, de la querella, marcó contradicciones porque, en su declaración por escrito, no había mostrado la misma vehemencia. El incidente no fue menor porque

M. Nölting (médico)

Le dije a Marcos Carranza que me iba al c... porque no podía tolerar lo que veía; no podía quedar pegado en una cosa así. Era obvio que no había sido un accidente el fiscal Molina Pico dijo que como particular damnificada no entendía el rol que cumplía la letrada cuando se quejaba de que el testigo aportara más datos, “lo que nos pone frente a la posibilidad del prevaricato”, dijo. La abogada no respondió, solo pidió que quedara constancia en la causa, tal vez para un futuro juicio. Su colega Gustavo Heschel, en cambio, dijo que su misión era evitar que, con la condena a Carrascosa, el crimen quede impune. Cuando Casafús regresó a su silla, la abogada Rivera siguió con el interrogatorio. El policía, con

Denunciaron que no volvió del colegio

Su hermano fue asesinado en un robo

Un hecho desgraciado vivido hace diez días lo ayudó a guardar la calma y actuar con tranquilidad ante la violencia de tres precoces ladrones armados. El 24 de marzo último asesinaron a uno de sus siete hermanos; anteayer, el entrenador de la selección de Buenos Aires de Rugby, Eduardo Fernández Gill, sufrió en carne propia la inseguridad en su casa de Bella Vista, en el partido bonaerense de San Miguel. Durante 20 minutos su vida y la de su familia estuvieron a merced de los ladrones. “La seguridad es una cuestión de Estado. La inseguridad es un problema de todo el país, no sólo del Gran Buenos Aires y de la Capital. Por mi profesión viajo al interior y me entero de que hay robos en todos lados”, dijo Fernández Gill, de 49 años, reciente ganador con la selección de Buenos Aires del 63er. Campeonato de Rugby. No fueron días fáciles para Fernández Gill. El 24 de marzo pasado asesinaron de dos balazos a su hermano Enrique, de 46 años. Con la ayuda de sus jugadores de la selección de Buenos Aires pudo concentrarse para jugar la final. Anteayer, a las 11, cuando salía de su casa situada en Zapiola al 200, en Bella Vista, se cruzó con tres ladrones armados, de entre 15 y 17 años. Al principio no pensó que eran delincuentes. Uno de los menores vestía un delantal blanco y otro llevaba en sus manos útiles escolares.

“Tiraron la bicicleta al suelo, me apuntaron con las armas y me obligaron a darles todo. Les entregué unos 500 pesos y un reloj deportivo. Pero no se conformaron y me dijeron: «Vamos adentro o te quemamo». Los tres estaban muy sacados”, recordó a LA NACION Fernández Gill. Dentro de la casa estaban su mujer, Elena Pastrana; su hijo Matías, de 21 años, y la empleada doméstica. Una vez dentro de la casa, los ladrones obligaron a permanecer a todos boca abajo en el comedor diario. “Me gritaban y me preguntaban dónde tenía dinero. Por suerte y de casualidad tenía unos 3000 pesos para cancelar el crédito de un automóvil. Les dije que la plata estaba en mi cuarto, pero no la encontraban. Entonces me pegaron un culatazo con el arma en la cabeza. Estaban muy violentos”, afirmó el entrenador de rugby. A pesar de que ya tenían los 3000 pesos, los precoces y violentos delincuentes querían más plata. “Me preguntaban si estaba por venir alguien. Yo les dije que estaban por llegar mis hijas y un plomero. Me contestaron que si entraba alguien lo quemaban.” Al final, los delincuentes se fueron. “La policía se portó muy bien, llegaron cuatro patrulleros en tres minutos. Creo que por lo que pasó con mi hermano pude controlar la situación. En todo momento traté de estar tranquilo”, agregó Fernández Gill. “Lo que pasó en mi casa no tiene nada que ver con el homicidio de mi hermano. Fueron dos hechos distintos”, concluyó el rugbier.

picardía, le preguntó: “¿La doctora, es de la defensa? Fuera del juicio, Horacio García Belsunce respondió: “Estoy sorprendido” y dijo que “esto se arma porque Molina Pico quiere tapar sus errores, que lo hubieran llevado a un jury porque no ordenó la autopsia, no preservó la escena ni los testigos”. El estrepitoso testimonio casi opacó la declaración del chofer de ambulancia Walter Beltrán, que desacreditó el relato del médico Santiago Biasi, que había afirmado que sugirió llamar a la policía.

* * * Ayer habló con una vehemencia que contrasta con el mutismo que en aquel último tramo de 2003 eran marca registrada para Casafús. Aunque no lo habían llegado a acusar de nada (el fiscal Molina Pico no le imputó encubrimiento por el crimen, a instancias de la llamada en la que Horacio García Belsunce le pedía como favor que “parara a la policía”). Si problemas por su trabajo no le faltaban (García Belsunce, los secuestros, las investigaciones en su contra), por aquellos días aciagos para él, Casafús pasaba un mal momento personal, producto de una dolorosa enfermedad que, finalmente, logró sortear, luego de una operación. Ayer pareció haber recuperado ese semblante combativo, esa “cara de bulldog” que tenía en sus épocas de policía duro.

Policías y vecinos buscan a un chico de 12 años en Matheu

Asaltan y golpean a un entrenador de rugby en Bella Vista De la Redacción de LA NACION

Un familiar de María Marta me dijo que quería un servicio para cremación o bóveda para una mujer que había muerto por un paro cardíaco mientras se duchaba

Preocupación en el partido de Escobar

Crece la inseguridad en el conurbano

Por Gabriel Di Nicola

O Sierco (cochería)

A Angel Domingo Casafús se lo vio ayer prácticamente igual que hace 40 meses. El traje, quizás, era lo que trazaba la gran diferencia respecto de cómo lo mostraban las fotos en los primeros días de noviembre de 2003: vestido con el uniforme oscuro de verano de la policía bonaerense, él, jefe Antisecuestros, palmeado en la mejilla por su entonces superior y ministro de Seguridad provincial, Juan José Alvarez, que lo felicitaba por la liberación de Pablo Belluscio, tras un largo cautiverio en el que este joven sufrió la mutilación de uno de sus dedos. Una semana después de eso, a Casafús lo desplazaban de la cúpula de la fuerza, le aceptaban el retiro que él mismo había pedido, aunque su salida tenía mucho, mucho mar de fondo. Se hablaba entonces de una investigación de su situación patrimonial (él admitía ser dueño de una distribuidora de café y de una 4x4 Ford Ranger). Pero si los secuestros y las investigaciones que alcanzaron a cientos de oficiales jefe de la bonaerense se convirtieron en los obstáculos finales para la carrera de Casafús, su destino comenzó a parecer sellado por su papel protagónico –clave y puesto en tela de juicio– en las primeras horas posteriores a la muerte de María Marta García Belsunce.

HERNAN ZENTENO

Eduardo Fernández Gill sufrió la violencia de tres ladrones armados

Un hombre con una vida dedicada al deporte Apreciado y respetado, Eduardo Fernández Gill, de 48 años, es uno de los entrenadores más considerados en el rugby nacional. Como buen residente de Bella Vista conoció este deporte en el Club Regatas, donde jugó de primera línea y llegó al conjunto principal. A causa de un conflicto interno, en la década del 70 emigró con varios compañeros al Buenos Aires Cricket & Rugby Club, en el que también participó en la máxima categoría del campeonato bonaerense. A mediados de los noventa, ya retirado como jugador, Fernández Gill regresó definitivamente a su querido Regatas. En su vuelta, se desempeñó como entrenador de divisiones juveniles. Poco demoró en ser promovido para unirse al cuerpo técnico del

plantel superior. En 2002, integró el staff de la primera división de Bella Vista que cumplió con la mejor campaña de su historia: fue subcampeón, al perder en una final con el SIC (16-10). Su trayectoria como coach prosiguió con el trabajo con el seleccionado Sub 20 de Buenos Aires, y su proyección al nivel nacional. Estuvo como técnico de la selección argentina de menores de 21 años en dos Mundiales: el de 2004 y el 2005. En 2006, asumió la conducción de Las Aguilas, la selección mayor de la URBA (Unión de Rugby de Buenos Aires), cargo en el que se encuentra actualmente y conjunto con el que acaba de coronarse bicampeón en el Argentino.

Policías y vecinos de la localidad bonaerense de Matheu buscaban desesperadamente a un chico, de 12 años. Según informaron fuentes policiales, el menor desapareció cuando iba al colegio en el partido bonaerense de Escobar. La denuncia fue radicada ayer por la tarde por la familia del pequeño en la comisaría de esa jurisdicción. Hasta anoche, el caso era investigado como una denuncia por averiguación de paradero y, hasta anoche, ningún fiscal federal se había hecho cargo de la causa, como si se tratara de un secuestro extorsivo. De hecho, las fuentes confirmaron que no hubo ningún llamado a la familia pidiendo rescate. El caso provocó conmoción en la zona, por que varios grupos de policías de la Jefatura Departamental Zárate - Campana se abocaron a la realización de rastrillajes con el fin de encontrar al muchacho, que sería integrante de la comunidad boliviana que se dedica al cultivo de hortalizas. Ayer, los padres del niño, que asistiría a una escuela privada de Escobar, en el norte del Gran Buenos Aires, se presentaron en la comisaría de Matheu, donde denunciaron

que el pequeño no había regresado del colegio. “La familia es de la zona, está integrada y es gente de trabajo”, dijeron los investigadores ante la consulta si la desaparación del chico podría tratarse de algún conflicto familiar. “El chico no volvió a la casa tras asistir a clases y los padres hicieron la denuncia”, ratificaron las fuentes, quienes dijeron que, luego de los primeros trámites, el caso era llevado por dependencias de mayor jerarquía. En tanto, en el Ministerio de Seguridad provincial las consultas al respecto obtuvieron permanentemente la respuesta de que no había información sobre la desaparición de un chico ni un posible secuestro. Además, en la DDI de Zárate-Campana, con jurisdicción en Escobar, se indicó que se ordenó canalizar cualquier pregunta a través del ministerio que conduce León Arslanian. En las últimas horas fueron denunciados varios casos de secuestros en la zona de Pilar, Escobar y Campana. No obstante, luego de indagar entre las familias de las supuestas víctimas, tanto la policía como la Justicia determinaron que habían sido falsas denuncias.

Misterioso doble crimen ■ LA PLATA.- Dos hombres fueron brutalmente asesinados en una quinta de Chivilcoy: uno fue fusilado de un tiro en la nuca; el otro fue maniatado, torturado y lo mataron con una horquilla. Los investigadores no descartaron un posible robo y siguen con atención un posible ajuste de cuentas. Las víctimas fueron identificadas como Miguel Angel Camisa, de 49 años, y Ricardo Surace, de 30, ambos compartían la finca. Según confiaron los investigadores, una de las hipótesis apunta a una importante deuda originada en una actividad marginal de Camisa: la prostitución.