Y algún día lamentaremos no haberlo hecho ahora Perú tiene incontables retos para asegurar su crecimiento económico, pero uno es de urgente ejecución: fomentar la inversión extranjera directa en minería, pues más del 60% del valor de nuestras exportaciones corresponden a productos generados por es-
ta actividad económica desarrollada en casi todos los rincones del país. Si bien se proyectan inversiones promedio por encima de los US$ 6,000 millones anuales, preocupa que la inyección de capital nuevo, sobre todo en exploración, que
genera la posibilidad de descubrir nuevos yacimientos, se mantengan en un ritmo lento, por decir lo menos. La situación se podría explicar como consecuencia de la coyuntura económica internacional, que ha llevado a que la recuperación del dó-
lar genere la caída de los precios de los metales. Pero habría que añadir la pérdida de competitividad de nuestro país, mostrado en rankings internacionales. Y esto preocupa, porque los retrocesos se producen justamente en los lugares
que más necesitan de inversión privada directa y no de tantos programas sociales. Es el caso de Cajamarca, por ejemplo, donde este rubro ha caído en más de 50% en los últimos cuatro años. El resultado es alarmante y paradójico, pues este departamento
es el que registra el mayor índice de pobreza en el país, superior al 50%. Tenemos la obligación, en consecuencia, de buscar una salida a este problema, pues dentro de poco podríamos estar lamentando haber perdido una nueva oportunidad.
