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miércoles 25 de marzo del 2015 Gestión

OPINIÓN El lastre de los megaproyectos demoras. La segunda etapa del proyecto Majes-Siguas, en Arequipa, puede considerarse el ejemplo más elocuente de las demoras que las trabas burocráticas ocasionan en los megaproyectos de infraestructura. La concesión fue adjudicada el 13 de setiembre del 2010, dos días antes de la fecha programada originalmente, pues había que adelantarse a una resolución del Poder Judicial que ordenaba la suspensión de la entrega de la buena pro. Ese fallo fue consecuencia de las protestas de los pobladores de la provincia cusqueña de Espinar, a quienes los agitadores de siempre les hicieron creer que el proyecto les dejaría sin agua –su objetivo es el trasvase de aguas, lo cual no significa secar el cauce de ningún río–. La falta de decisión de las autoridades retrasó el diálogo y tuvieron que pasar varios años para que este conflicto social se resolviera.

“Las 46,000 hectáreas de tierras nuevas ya deberían estar produciendo, pero habrá que esperar cuatro años más”. Pero la forzada paralización de las obras no debió ser motivo para que otras entidades estatales congelasen sus respectivas obligaciones. Por ejemplo, el Gobierno Regional de Arequipa tenía que constituir un fideicomiso para respaldar el equilibrio financiero de la concesión, en tanto que el Ministerio de Cultura tenía que emitir un certificado de inscripción de restos arqueológicos. Hasta el MEF y ProInversión están “colaborando” con las demoras, pues en sus manos están los trámites necesarios para suscribir el texto único ordenado del proyecto. Así las cosas, se han suscrito adendas al contrato de concesión con nuevas fechas para el inicio de las obras, la más reciente este mes, con lo que se estima que la primera piedra sea colocada en junio. En suma, han pasado cuatro años y medio, periodo que ha incrementado en 30% el presupuesto hasta US$ 550 millones, aunque los costos son mayores: las 46,000 hectáreas de tierras nuevas ya deberían estar produciendo, pero habrá que esperar cuatro años más, que es el tiempo que tomará la construcción de la infraestructura de riego. Encima, todavía no se convoca la concesión de la parte energética del proyecto. Es claro, entonces, que el mayor lastre de los megaproyectos es el propio Estado. ¿Hasta cuándo?

Desaceleración en el mercado laboral limeño opinión Sandra Flores Pérez Analista económico de Macroconsult

S

egún la Encuesta Permanente de Empleo (EPE), durante el periodo 2008–2013 el empleo en Lima Metropolitana creció a una tasa de 2.4% promedio anual. Sin embargo, durante el año 2014 se comenzó a evidenciar un proceso de desaceleración, creciendo a una tasa promedio de 1%. Producto de esta desaceleración, en el mes de febrero se ha registrado el primer dato negativo desde hace siete años. La Población Económicamente Activa (PEA) ocupada disminuyó en 0.2%. Los sectores en donde más se ha evidenciado esta desaceleración son manufactura, servicios y comercio. Durante el periodo 2008-2013 estos sectores crecieron a una tasa de 4.6%, 2.1% y 1.6% promedio anual. Sin embargo, durante el 2014 han evidenciado un proceso de desaceleración. En el caso de manufactura se observa que desde enero del 2014 ha presentado una tasa de crecimiento negativa promedio de 1.6%, servicios una tasa de 1.1% y comercio una tasa de 0.9%. Como dato

caricatura

porCarlosLavida

puntual, se observa que en febrero del 2015 el sector comercio ya evidencia una tasa de crecimiento negativa (-0.9%). Se observa que este proceso de desaceleración se ha centrado en la PEA ocupada de menor productividad. El empleo de los trabajadores

“La población más afectada por la desaceleración es la de menor productividad”. con solo educación básica inició a desacelerarse a finales del 2013 y muestra tasas de crecimiento negativas desde enero del 2014. Un resultado puntual a mencionar es que en febrero del 2015 este sector ha alcanzado las mayores tasas negativas. Los trabajadores con educación primaria se han reducido en 14.8% y los de educación secundaria en 4.5%. Por otro lado, se observa que el empleo de los trabajadores de mayor productividad, trabajadores con estudios superiores, no ha seguido un proceso de desaceleración; sino que ha seguido incrementando. Durante el 2014, la PEA ocupada con

educación superior no universitaria se ha incrementado en 8.3%, por encima del promedio anual de los últimos cinco años (2.6%). Esta desaceleración del empleo también se está evidenciando en indicadores de calidad de empleo. Si bien, según la EPE, el empleo adecuado ha registrado un incremento de 3.7% durante febrero del 2015 durante todo el año 2014 el empleo adecuado ha registrado una desaceleración. Durante los últimos cinco años la PEA ocupada adecuadamente empleada creció a una tasa promedio anual de 7.5% mientras que en el 2014 creció a una tasa promedio de 5%. Por otro lado, esta desaceleración aún no se ve reflejada en los ingresos. En el 2014, el ingreso promedio laboral ha crecido a una tasa de 9%, por encima del crecimiento promedio anual de los últimos cinco años (7.2%). Siendo el sector comercio y servicios los sectores que han visto más incrementados sus ingresos, 13.1% y 11.4%, respectivamente. Este proceso de desaceleración del mercado laboral se debe al menor dinamismo por el que ha pasado la economía peruana. Sin embargo, lo interesante a resaltar es que ha generado problemas heterogéneos, pues la población más afectada es la de menor productividad.