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LIMA, martes 24 de marzo del 2015

Lucy Kellaway

Comentarista de Management

La maternidad es difícil e intensa pero no es un empleo Cuando regresé al trabajo después del nacimiento de mi primer hijo, fui a visitar a una amiga abogada que también acababa de tener un bebé y había decidido quedarse en casa para cuidarlo. El almuerzo iba bien hasta que dije que le envidiaba no tener un empleo: debía ser lindo estar con su hijo todo el día. Me lanzó una mirada casi de desprecio. Ella si tenía un empleo, me dijo abruptamente. Criar a un hijo definitivamente era un empleo, y más valioso que cualquier cosa que tuviera que ver con la ley corporativa. ¿Pero tenía ella razón? ¿Es un empleo la maternidad? Margaret Thatcher pensaba que sí según ella, criar a los hijos era un empleo de gestión administrativa. La Reina aparentemente piensa lo mismo y le dijo a Kate Winslet que era “el mejor empleo” que había. Pero ahora parece que las madres de clase media han cambiado de opinión. El mismo tipo de mujer que antes se ponía furiosa cuando alguien implicaba que criar a los hijos no era un empleo, ahora se indignan con los que dicen que lo es. La semana pasada Mumsnet, la red social para los padres, publicó un comunicado de prensa estableciendo la nueva ley: “La maternidad es un viaje emocional, no un empleo”. Esta es la respuesta correcta, pero por la razón equivocada. Criar a los hijos no es un empleo, y nunca lo fue. Es un trabajo – a veces extremadamente arduo – pero no es un empleo ya que no se recibe sueldo. La cosa es que con un empleo uno opta por hacerlo y puede renunciar cuando quiera, pero mientras uno lo hace hay

que seguir las normas. Como columnista, tengo que escribir esta columna porque es mi empleo. Como madre, puedo decidir que no tengo ganas de cocinar y pido comida a domicilio en vez. En casa en casos extremos puedo gritar o tirar cosas; si hiciera esto en el trabajo probablemente sería despedida. No importa lo mucho que mis hijos piensen que estoy haciendo un desastre al criarlos, no pueden deshacerse de mí. Ser padre es para toda la vida. Los empleos, no. Pero tampoco es un “viaje emocional” la maternidad. Un viaje es algo que implica trasladarse del punto A al punto B, mientras que ser madre tiende a ser bastante estático; en mi caso toma lugar casi totalmente en la cocina. Ni tampoco es un viaje en ningún cursi sentido metafórico. La maternidad comienza a todo motor emocional y sigue por el mismo curso para siempre. Lo peor de describir la crianza de niños de tal manera no es que sea estúpido, sino que es extremadamente repelente. Si alguien me hubiera dicho al principio que me embarcaba en un “viaje emocional” me hubiera curado completamente de la idea. ¿Entonces por qué han cambiado de opinión las madres sobre la cuestión del empleo? Sospecho que es porque ya no pensamos en los empleos de la misma manera que antes. Hace veinte años un empleo era un signo de status; ahora se ve como algo tedioso y sugiere una falta de imaginación. A quien le guste el suyo tiene que fingir que no lo ve en lo mínimo como un empleo, sino como una expresión de su pasión y creatividad. Las madres insistían en llamar lo que hacían un empleo

ilustración: víctor aguilar

“ La crianza de hijos es

un trabajo arduo que requiere habilidades de gestión bien afinadas, excepto que uno no recibe sueldo”.

porque les hacía sentirse mejor; ahora hacen lo inverso. Pero ambas reacciones son tontas. Los empleos y la crianza de niños son igualmente vitales para la supervivencia de la raza humana, pero las dos actividades existen en planos diferentes y no deberían intervenir las comparaciones morales. Saatchi & Saatchi ha hecho algunas investigaciones para Mumsnet sobre criar a los hijos. Ha concluido que las madres cumplen ocho diferentes papeles emocionales, con cinco de

los cuales yo estoy de acuerdo – cuidadora, admiradora, amiga, heroína, casa de seguridad– mientras que los tres restantes – cómplice criminal, entrenadora y rompedora de reglas – me preocupan muchísimo. ¿Rompedora de reglas? ¿Cómplice criminal? ¿Qué pasó con ejecutora de reglas? ¿Qué le debo decir a mi hijo adolescente cuando llega a casa de la escuela con la mochila llena de tarea de trigonometría? Deja eso, aquí tienes un carnet de identidad falso, ¿por qué no te vas a la taberna en vez? Esta insensata lista de papeles nos dice que hay algo que la crianza de niños moderna tiene en común con los empleos modernos. Ambos se han apartado tanto de la Teoría X de la motivación – que todo el mundo es básicamente perezoso y por lo tanto hace falta un poco de autoritarismo – que ahora evitan decir: yo soy quien manda. Los administradores tienen que fingir que su mayor habilidad es la de entrenador; los padres tienen que hacer la misma cosa. Todo es por las apariencias: se da muy poco entrenamiento en las empresas, aún menos en los hogares. Los entrenadores tienen que tener distancia, paciencia y objetividad, muy difícil sentir ninguna de estas cosas hacia el hijo querido y enloquecedor. Simular que la maternidad es una excursión larga, democrática, emocional y divertida es una mentira más grande que la que afirma que la maternidad es un empleo. A final de cuentas estoy de acuerdo con Margaret Thatcher, quien insistía que ser madre era un empleo de gestión administrativa. Estaba equivocada en lo del empleo; correcta en lo de gestión administrativa.

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