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martes 10 de marzo del 2015 Gestión

OPINIÓN Esto sí es urgente EDUCACIÓN. La reforma de la educación ya está obteniendo resultados: el 44% de los alumnos de segundo grado de primaria entiende lo que lee y el 26% alcanza un nivel satisfactorio en matemáticas (respectivamente, once y nueve puntos porcentuales más que en la evaluación previa). Hemos pasado de uno a catorce colegios de alto rendimiento y el Ministerio de Educación (Minedu) ha logrado comprometer a un grupo de empresas para que inviertan en la construcción y mantenimiento de escuelas bajo el esquema de obras por impuestos.

“La carrera magisterial tiene que dejar de ser el ‘plan B’ de los jóvenes y convertirse en un imán vocacional”. Pero este solo es el inicio, pues tantas décadas desperdiciadas no se pueden revertir en el corto plazo. Si bien la brecha de infraestructura y la mejora de la calidad del servicio ya cuentan con estrategias y planes, un aspecto que aún espera el inicio del cambio es la revalorización de la carrera docente. El propio ministro Jaime Saavedra ha reconocido su urgencia, al tiempo de señalar que un profesor percibe hoy, en promedio, un tercio de lo que ganaba hace 40 años (en términos reales). Con este nivel de remuneraciones, es lógico que los jóvenes descarten la opción de estudiar Educación –o peor, que la consideren la última alternativa, si no logran acceder a una carrera más rentable–. Según datos del Minedu del 2012, más del 90% de los postulantes a los institutos pedagógicos a nivel nacional consiguió ingresar; el resto no se presentó a los exámenes de admisión. En otras palabras, hubo más vacantes que postulantes. El desinterés por convertirse en profesor es tal que el 45% de locales escolares estatales es multigrado. Es decir, en una misma aula un docente dicta clases a estudiantes de más de un grado. Faltan profesores y, lamentamos decirlo, muchos de los que hoy ejercen la profesión lo hacen porque no tuvieron más remedio. ¿Cómo revalorar la profesión? Un paso es elevar las remuneraciones, una meta ya planteada por el presidente Humala (duplicar salarios al 2021) -que seguramente contará con la opinión favorable del MEF-, pero también es necesario un salto de calidad en la preparación de los futuros docentes y en la capacitación, que debe ser constante. La carrera magisterial tiene que dejar de ser el “plan B” de los jóvenes y convertirse en un imán vocacional, como ocurre en los países que ocupan los primeros lugares de las pruebas PISA.

Post mórtem opinión Javier Portocarrero

Director Ejecutivo CIES (*)

S

e derogó la ley pulpín. Muerto el perro, ¿se acabó la rabia? No. El espectacular auge 2004 - 2013 generó mucho empleo y 30 puntos menos de pobreza. Sin embargo, el trabajo y el emprendimiento juvenil continúan siendo un desafío, sobre todo ahora, con la reducción del crecimiento económico. Los jóvenes de 15 a 29 años, unos 8.5 millones de compatriotas, constituyen nuestro bono demográfico, siempre y cuando sepamos enfrentar sus vulnerabilidades y aprovechar su potencial. La tasa de desempleo juvenil es 3.5 veces mayor que la de los adultos. Uno de cada cinco jóvenes, 1.7 millones de personas, son ‘ninis’: ni estudian ni trabajan. Dentro de los que sí trabajan, cerca de dos tercios poseen solo educación básica. Entre aquellos con educación superior, 58% se emplea en ocupaciones que no corresponden a su formación, es decir muestran subutilización ocupacional. A la vez, en aparente paradoja, cuatro de cada diez empleadores mani-

caricatura

porCarlosLavida

fiestan tener dificultades para cubrir vacantes debido a la falta de talento disponible. Pasando al tema del emprendimiento, poco más del 20% de la PEA juvenil tiene alguno, en su mayoría precario, de subsistencia. Nueve de cada diez de estos jóvenes son autoempleados, ocho no tienen profe-

“La tasa de desempleo juvenil es 3.5 veces mayor que la de los adultos. Uno de cada cinco jóvenes, 1.7 millones de personas, son ‘ninis’: ni estudian ni trabajan”. sión universitaria ni técnica, y sus ingresos están por debajo de la remuneración mínima vital. Además, la cultura emprendedora se ve afectada por barreras al crecimiento que ocasionan una alta tasa de mortalidad empresarial. Estas cifras ilustran la prevalencia del empleo informal juvenil como un problema agudo que es a la vez causa y efecto de los bajos nive-

les de productividad y competitividad en nuestro país. Por consiguiente, es necesario diseñar políticas públicas y programas de responsabilidad social empresarial que promuevan la empleabilidad de los jóvenes y la competitividad de sus emprendimientos. Por ejemplo, se debe impulsar la adecuación de la oferta formativa a la demanda ocupacional del sector privado, la simplificación administrativa y las mejoras en los procesos de formalización, los sistemas de información del mercado laboral, la capacitación, el financiamiento y la eficiencia en la protección social, entre otras acciones. Para tal efecto, se debe promover una investigación aplicada que genere la evidencia necesaria para un buen diseño de las mencionadas políticas y programas. Asimismo, se debe capacitar líderes en el Estado, la empresa y la academia que dialoguen entre sí e impulsen el protagonismo económico de la juventud. En este sentido, la elaboración del Plan Nacional de Empleo Juvenil 2016-2021 ofrece una oportunidad para diseñar una política de articulación entre los diversos sectores del Estado, y de cooperación con la empresa privada y la academia. Por ejemplo, para sistematizar la experiencia de los fondos del Estado y los aportes voluntarios de las empresas orientados al desarrollo económico local. (*): Opinión personal.