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Pabón a su propio tempo

Todo Puerto Rico conoce quién es Roselí n Pabón. Lo describen como „el profesor‟, „el director‟ o „el músico‟ dependiendo de a quién se le pregunte. Pero pocos conocen la persona detrás de la batuta. A Roselí n le encanta conversar, toma largas caminatas en las mañanas y se queja de que los músicos siempre tienen “música en la cabeza”. Le gusta viajar y leer biografías y aunque no admite ser una figura pública, reconoce que tiene un ego grande. Le dedica de 2 a 3 horas diarias a practicar piano a pesar de que nunca ha sido solista y si bien ha viajado a casi todo el mundo, no vivirí a en otro lugar que no fuera aquí . Y es esta última determinación la que ha guiado una gran lista de decisiones que Pabón ha tomado a través de los años.

Con una encogida de los hombros y un “mi vino es amargo,

pero es mi vino”, ha renunciado a un sinnúmero de ofertas de trabajo que lo llevarían a vivir lejos de la Isla. Porque, aunque Roselí n manifiesta no ser polí tico, síadmite tener un gran sentido de lealtad por su identidad nacional y cultural. Quizás remontándose a los años en los que durante su maestrí a en Indiana fue coordinador de actividades en el Centro de estudiantes Latinos de la universidad. Fue durante estos tiempos que Roselín se tuvo que concentrar no solo en la música que tocaba, sino en los orí genes que la habí an hecho nuestra. Sigue

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Y posiblemente sea esto lo que impulse a que el aclamado director declare como su norte el “hacer por Puerto Rico todo lo que pueda hacer”. Pero Roselín no siempre fue, „el profesor‟ y „el director‟. En 1968, cuando terminó su bachillerato y regresóa Puerto Rico, donde único consiguiótrabajo fue como maestro de música en una escuela pública en Santurce. Complementaba su salario tocando en los hoteles de Condado y acompañando cantantes cuando apareciera la oportunidad. Ya para entonces estaba casado con su primera esposa, la americana Susan Young y tení a sus dos hijas mayores: Elizabeth y Christina. “Eran tiempos difíciles para los músicos”, recuerda Pabón. “Había mucho trabajo para la música popular, pero casi nada para la clásica”. Fue por eso que Roselí n comenzóa hacer arreglos en la música lí rica, dirigiendo algunos coros y una que otra zarzuela. Su meta nunca siendo el ser director, sino simplemente trabajando “en lo que apareciera”. Pero poco a poco su exposición siguióaumentando y eran muchos los que lo impulsaban a retomar sus estudios en la música, esta vez como director. Fue asícomo Roselí n se encontróde nuevo viviendo en los Estados Unidos. Allí completósu maestrí a y doctorado. Poco antes de regresar a su patria, ganóla competencia que lo colocarí a como Director Asistente de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico. Simultáneamente, le ofrecieron una jugosa

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oferta laboral en la prestigiosa Universidad de Indiana de la cual acababa de graduarse. La universidad le ofrecí a un sueldo que doblaba el que recibirí a en la Sinfónica. No obstante, ese mismo año regresóa Puerto Rico y comenzóa trabajar con la Orquesta. “Es un trabajador incansable. Una constante presencia en la música puertorriqueña”, comentóErnesto Cordero, director del Departamento de Música de la Universidad de Puerto Rico y colega de Pabón. “Él estudia las obras que va a dirigir muy profundamente,” agregó. Y es por esto que a los estudiantes de Pabón no se les va con rodeos. Durante las prácticas de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Puerto Rico, se ha sabido que el director detenga la práctica para señalar a alguno de los músicos con un “¿Qué pasa? ¿Por qué no me sigues?” o un “¿Qué? ¿No tienes ritmo?”. “Es una persona bastante exigente,” confirmó William Rivera, ex alumno de Pabón y ahora director del coro del Conservatorio de Puerto Rico. “Es bien perfeccionista”, recalcó. A pesar de que sus estudiantes lo consideran sumamente estricto, es una rigidez buena. Tiene como meta la superación del estudiante y no el desánimo. Entre otras cosas, por eso se considera una de las figuras más respetadas dentro del ámbito musical. Pero, Roselí n ha hecho más que solo educar buenos músicos. Entre sus legados se encuentran los famosos conciertos del Dí a de Reyes y de Navidad que ofrece la Orquesta

Sinfónica de Puerto Rico. Estos espectáculos de música puertorriqueña fueron iniciados por el profesor Pabón y todos los años son un éxito rotundo.

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Yeilis Quintana Ramí rez Perfil 13 de mayo de 2014 Página 4 Durante el proceso de selección de músicos, Roselí n audiciona a varios trovadores jóvenes y los prepara para que participen del espectáculo, acompañados de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico. “Conozco a muchos jóvenes que ha ayudado sin ningún tipo de interés personal,” admitió Rivera. Y no es de extrañarse que Roselí n dedique parte de su tiempo a ayudar a jóvenes a superarse en la música. Nacer en El Seco, -uno de los barrios más pobres en Mayagüez- y ser el tercero de cuatro hermanos, significóque en la casa de Roselí n nunca hubo dinero para clases de música privada. Fue cuando su hermana menor aprobóel examen de aptitud de la Escuela Libre de Música de Mayagüez, que él tuvo la oportunidad de aprender un instrumento. “Para ese tiempo las nenas buenas no andaban solas. Asíque para que mi hermana pudiera ir, me mandaron a mi también,” cuenta Pabón, con una sonrisa irónica. “Fue una de esas casualidades de la vida”, concluyó. Aunque Pabón ha recibido muchos honores por los logros que ha realizado en su materia, es la dedicación de un centro de formación musical en la recientemente inaugurada Escuela Libre de Música de Mayagüez la que más orgullo le ocasiona. “Fue una oportunidad de recordar a los que tuvieron un lugar en mi crecimiento como músico y como persona”, comentó el director que hace poco fue exaltado al Salón de Fama de la Música de Puerto Rico.

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Pero, aun con todos los reconocimientos que ha recibido, continúa sorprendiéndose sobre la prominencia que ha ganado nacional e internacionalmente. “Estaba jugando con una nena el domingo en la iglesia y ella sale y me dice, „tú estás en mi libro de la escuela‟”, cuenta Pabón. “Yo le dije „¿Cómo?‟ y ella me dice, „Sí, en mi libro de español‟. Y yo acá pensando, „¡Ojalá que la foto haya sido buena!” Aunque Pabón se identifica como “presbiteriano por tradición” dice ser “más cristiano que religioso”. Si bien intenta asistir regularmente a los servicios dominicales de la iglesia presbiteriana, recuerda con nostalgia los años de adolescencia en los que tocaba el órgano tanto en la iglesia presbiteriana como en la episcopal. “Era un trabajito que tenía por el lado,” recuerda Roselín, quien le atribuye a estas experiencias el que actualmente tenga una mente abierta en cuanto a los ritos y creencias religiosas. “Por un tiempo hasta canté en el coro de una iglesia metodista,” admitió. Actualmente Roselí n reside en Hato Rey con su segunda esposa, la pianista Diana Figueroa y sus dos hijas menores, Diana y Laura Pabón. A pesar de que no lo reconozca, sin duda Roselí n ha sido escrudiñado por los medios de comunicación en sobradas ocasiones, y esta no serála primera ni última mirada que se le déa su vida. Pero si ha dejado algo que decir de símismo, lleva la ventaja de que nunca ha sido nada malo. Y quémejor ejemplo puede dejar un profesor, director y músico, que el realmente haber hecho por Puerto Rico todo lo que puede hacer.

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