Voyeurismo poco convencional

12 jun. 2014 - buena. dirección: Denis Villeneuve. guión: Javier Gullón, basado en la novela de José Saramago. fotografía: Nicolas Bolduc. música: Danny.
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espectáculos | 3

| Jueves 12 de Junio de 2014

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Voyeurismo poco convencional

La dura rutina de un obrero petrolero boca de pozo (argentina/2014). ★★★ buena. dirección: Simón Franco. guión: Salvador Roselli, Luis Zorraquín y Simón Franco. fotografía: Diego de Garay. música : Nicolás Sorín. edición: Cristina Carrasco. dirección de arte: Betania Rabino. elenco: Pablo Cedrón, Nicolás Saavedra, Paula Kohan,

Livia Fernán, Ana Livingstone, Augusto Barquin. distribuidora: Primer Plano. duración : 82 minutos. calificación : apta para mayores de 13 años, con reservas.

C

omo en Tiempos menos modernos, Simón Franco vuelve a transitar por su Patagonia y nuevamente por un ambiente conocido: el de los trabajadores del petróleo, los boca de pozo, tal como son llamados los encargados de hacer las perforaciones en los yacimientos y que en esa función pasan la mitad de su vida en la planta: quince días encerrados en el campo donde trabajan y otros quince de descanso, en sus casas, en Comodoro Rivadavia. Un régimen de trabajo que es al mismo tiempo un régimen de vida, y no

cine

Víctimas de la explotación Jake Gyllenhaal, según Denis Villeneuve

energía

la novela de José Saramago. fotografía: Nicolas Bolduc. música: Danny

los ojos abiertos de américa latina (argentina/2014). ★★★ buena. direc-

Bensi y Saunder Jurriaans. edición: Matthew Hannam. diseño de producción:

ción, guión y montaje:

Patrice Vermette. elenco: Jake Gyllenhaal, Mélanie Laurent, Sarah Gadon

rra. cámara y fotografía: Sabrina

el hombre duplicado (enemy, canadá-españa/2013). ★★★

buena. dirección:

Denis Villeneuve. guión: Javier Gullón, basado en

Miguel Mi-

e Isabella Rossellini. distribuidora: Energía. duración: 90 minutos. cali-

Jones. música: Armando Guerre-

ficación: apta para mayores de 16 años

ño. distribuidora: Independiente.

D

obles, simetrías, opuestos… No es que el director canadiense Denis Villeneuve ofrezca aquí una clase matemática, pero esta muy libre transposición de la novela de José Saramago tiene una estructura (circular por un lado y dominada por triángulos y cruces, por el otro) que bien podría ser analizada a través de cuadros, gráficos y diagramas. El hombre duplicado bebe del cine de David Cronenberg, Brian De Palma y David Lynch, al trabajar no sólo el tema del doble sino también al apelar al erotismo y sumergirse en el terreno de las obsesiones más enfermizas, con una apuesta que por momentos se enfoca más en la construcción de climas y en exponer los vericuetos psicológicos de sus personajes que en desarrollar una trama más clásica, precisa y contundente. El film está diseñado para el lucimiento de Jake Gyllenhaal (que también trabajó con Villeneuve en la reciente La sospecha), quien interpreta a dos hombres de rostros y físicos idénticos, pero muy distintos entre sí en cuanto a su personalidad: Adam es un tímido e inestable profesor universitario de historia que mantiene una abu-

duración:

rrida relación con su novia Mary (Mélanie Laurent); y Anthony, un impulsivo actor de poca monta cuya esposa, Helen (Sarah Gadon), está embarazada de seis meses. Cuando viendo un video Adam descubre la existencia de Anthony no puede contener la ansiedad de conocerlo. Lo que en principio era una simple curiosidad se convertirá luego en obsesión y no sólo de él sino mutua y con alcances inesperados, que incluirán también a sus respectivas parejas. El talentoso director de Incendies regala a pura estilización algunos pasajes sugerentes y enigmáticos, con no pocos toques de un voyeurismo perverso (el arranque remite a Ojos bien cerrados, de Stanley Kubrick). La película –que algunos podrán conectar desde lo cinematográfico, también, con Vértigo, del gran Alfred Hithcock, o con ese clásico literario sobre el desdoblamiento de personalidades que es Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Stevenson– no es todo lo concisa y seductora que podría esperarse, pero aun con sus desniveles resulta una propuesta poco convencional, que asume múltiples riesgos y que, por lo tanto, resulta bastante valiosa.ß Diego Batlle

120 minutos. califica-

ción: apta para todo público.

E

l documental de Miguel Mirra –conclusión del análisis iniciado con Los ojos cerrados de América latina– tiene como centro las agresiones al medio ambiente en el continente, por parte de intereses extranjeros y a través de lo que su director juzga como turbios negociados y de grupos espurios. El film recorre distintos casos, de México a la Argentina, centrándose en los costos: rostros de hombres, mujeres y niños azotados por la carencia, ríos contaminados, campos en los que la depredación hizo trizas el trabajo de muchos años. Psicólogos, escritores y personalidades como Adolfo Pérez Esquivel, además de algunos habitantes de esos lugares, exponen las aristas de la problemática, acompañada por fragmentos de noticieros, recortes de diarios y revistas y de programas de TV. Es, fundamentalmente, un retrato de la desigualdad de clases. Una música de indudable calidad y un excelente montaje hacen de éste, pues, un documental para ver y no olvidar.ß

Adolfo c. Martínez

precisamente de los más saludables, aunque tengan el beneficio de una remuneración considerablemente alta. Es natural que Lucho, el protagonista casi excluyente de esta historia (un estimable trabajo de Pablo Cedrón), lleve una vida tan poco satisfactoria. Su singular rutina laboral se extiende a todas las circunstancias que lo rodean. Ningún dinero compensa la chatura de su vida ni puede liberarlo de un futuro al que se sabe condenado. Tampoco lo compensan los placeres que puede

pagarse: ni el alcohol ni el juego, ni la compañía de una prostituta con la que a veces sueña alguna forma de amor, ni siquiera el consumo de cocaína que ha terminado llenándolo de deudas. Ni hablar de la deteriorada relación con su mujer, o con su hijito, o con una madre a la que ve pocas veces y escucha menos. Son durísimos los períodos de trabajo –donde sólo se vincula, muy superficialmente, con un obrero chileno que sólo ha llegado al yacimiento atraído por el buen sueldo–, pero es difícil establecer si no son igualmente angustiantes las dos semanas de “descanso” en la ciudad. El film empieza y termina en la planta petrolera con una serie de imágenes descriptivas que tienden a lo documental, aunque tal vez intentan transmitir alguna carga metafórica acerca del peso que agobia el sentimiento de Lucho y de su com-

plejo estado psicológico. La segunda parte, ya en la ciudad, también procura ahondar en el drama interior, aunque no siempre lo consigue, un poco porque el guión se cierra demasiado sobre el parco personaje (la cámara lo sigue casi continuamente) y a él quizá le ha faltado mayor elaboración, acaso porque los personajes secundarios han tenido escaso desarrollo, con lo que el retrato se hace algo reiterativo. A su favor, en cambio, debe anotarse el aporte de las locaciones reales. Sin duda, donde el film mejor acierta es en la pintura del ambiente. Haber desarrollado todo el rodaje en la Patagonia, tanto en la ciudad de Comodoro Rivadavia como en el campo, les da a las imágenes, con su soledad y su clima hostil, una verdad que se refleja en los personajes y que de otro modo habría sido difícil de alcanzar.ß Fernando López