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espectáculos
| Viernes 17 de enero de 2014
Una mujer que son muchas victoria herrera. La actriz sevillana encara el mismo
espectáculo que hizo en España Antonia San Juan Alejandro Rapetti PARA LA NACioN
Victoria Herrera es una actriz española que decidió estrenar en Buenos Aires. Desde el primer viernes de enero, representa el espectáculo Mujeres, en el Paseo La Plaza, una selección de monólogos del reconocido guionista español Félix Sabroso, con la dirección de Paula Manzone, donde interpreta a seis mujeres ligeramente alteradas, según el título original. Nació en Sevilla en 1978, en el seno de una familia con mucho humor negro: “Como el día que estábamos echando las cenizas de mi papá. Fuimos a una plaza de Sevilla, que está prohibido, así que tuvimos que esperar a que se fueran dos borrachos, uno que no se me va a olvidar en la vida, con una música de Michael Jackson. Y nosotros esperando ahí con mi madre, en una situación heavy. Y ya empezábamos a reírnos de eso”, advierte la sevillana de gracioso acento español, antes de avanzar directamente sobre el caso. “Llegó un momento en que se fueron, y justo cuando las estábamos echando alrededor del árbol, me dicen ¡vino la policía! Y con el apuro por arrojarlas me las tiran encima. Tú puedes verlo como una desgracia, o pensar bueno, nos estamos riendo todos juntos por última vez. Pensé que era lindo eso”, recuerda. Herrera llegó a Buenos Aires en 2005, becada por tres meses para estudiar con Augusto Fernandes. Ya había estudiado la Carrera Superior de Arte Dramático de Madrid y con Juan Carlos Corazza, el maestro argentino de Penélope
Victoria Herrera hace Mujeres
Textuales “No elegí al humor, sino que él me eligió a mí. Me han dado drama y la gente se ha reído igual.” “Una vez compartí una cena con Almodóvar en casa de un amigo. De tanta impresión que me dio, no abrí la boca.”
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Cruz y Javier Bardem. También vivió un año en Londres, trabajó en el teatro independiente, y participó en diversos filmes y cortometrajes españoles. En la televisión argentina debutó como panelista del programa Acoso textual, conducido por Horacio Cabak, en América. Luego llegó El elegido, Jorge y Farsantes, donde hizo de amante de Alfredo Casero. Pero también pasó por la pantalla grande con La Ventana, de Carlos Sorín, y en teatro en La leyenda de Lis Chi y Olor a pobre, con Maruja Bustamante. Entre la ola de calor y los brindis
pos fin de año, ahora nos convida seis personajes de estética almodovariana: Marta, una morena que confiesa que es falsa, pero entiende que por aceptarlo es menos hipócrita que el resto del mundo; Lucía, que llora desesperada por su novio y está con el síndrome premenstrual. Se suman Marga, que toma gin tonic en la pileta de la cuñada y se lamenta porque el cuñado es un divino exitoso y su marido un imbécil; Remigia, que ha tenido problemas en la vida por no ser linda; y la señora Resquejo, que dice tenerlo todo mientras se asoma al vacío existencial. Sobre el final, una actriz ya acabada. Se trata de los mismos monólogos que interpretara Antonia San Juan, en Madrid, cuando Almodóvar la “descubrió” para hacer un papel en Todo sobre mi madre. “Son unos monólogos con un humor muy maricón, que es el humor que a mí me divierte, ¿entiendes?”, dice Victoria, que además se dedica seriamente al estudio de la astrología. Mujeres abre el telón con un video de presentación en el que participa Mónica Antonópulos, y en medio de cada monólogo, promete comerciales españoles de los años 80 y 90, como para salpimentar el estofado. “Tú te pones a ver esos comerciales y te das cuenta del mandato social que nos dan a las mujeres, que tenemos que estar siempre lindas, jóvenes, depiladas, divinas, ahorrar, limpiarlo todo. Y esta obra se ríe mucho de eso –sigue la sevillana, admiradora de Juana Molina y de Diego Capusotto–. El humor es como el agua para mí. Si no me puedo reír de lo que me va pasando, no podría vivir. El humor es la base de todo. ¡Si estamos y nos vamos! No hay que tomársela tan en serio la vida”, concluye.ß
Mujeres Con Victoria Herrera. Viernes, a las 23, en la sala John Lennon, del Paseo La Plaza, Corrientes 1660. 80 pesos.
“Si me das a elegir, yo prefiero el sainete o el costumbrismo” fito yanelli. Es uno de los actores más solicitados; hoy, en El conventillo de la Paloma “Si me das a elegir, prefiero el costumbrismo, el grotesco, el sainete. Desde la actuación me siento comodísimo en esos estilos.” Quien lo dice es Fito Yanelli, un actor muy versátil, de bajo perfil, que en los últimos años reparte su actividad entre el teatro y el cine, además de mantener su sala La Clac, en Avenida de Mayo y Salta. Yanelli participa en la reposición de El conventillo de la Paloma, de Alberto Vacarezza, producción del Teatro Nacional Cervantes que, con la dirección de Santiago Doria, sube a escena en la sala Mar del Plata, de martes a domingos, con entradas a 120 pesos. “En mi carrera he pasado por todos los estilos de actuación pero, dentro de este tipo de obras, me siento muy cómodo –aclara–. Son textos que se escribieron hace cien años, pero la gente se sigue conmoviendo con ellos.” Lo cuenta quien en las últimas temporadas ha interpretado Las d’enfrente, de Federico Mertens (con el protagónico de China Zorrilla) y En familia, de Florencio Sánchez. “Me formé con maestros como Pepe Bove, Agustín Alezzo y Raúl Serrano, gente que por ahí toca una cuerda distinta pero, mi primer acercamiento al teatro, siendo muy joven, se dio con un sainete: El conventillo de la Paloma. Mi tío era bandoneonista y hacía el acompañamiento musical en una de aquellas puestas. Ahí me enamoré del teatro, de esos personajes. Esa gente está en la memoria de todos nosotros porque son parte de nuestra historia”, reconoce el actor. Ese mismo texto que movilizó su carrera ahora llega como por arte de magia. “Se cierra un ciclo –explica Yanelli, conmovido–. A veces las cosas parecen estar preparadas. Y esta convocatoria que me hace Santiago Doria, a quien estoy muy agradecido, no hace más que demostrármelo. Es muy emocionante. Te diría que es un homenaje a mi tío. Lo siento así, cada vez que me pongo en la piel de José, el gallego, ese personaje tan entrañable que me toca interpretar.” Acostumbrado a recrear italianos, esta vez el rumbo se trastoca. No le ha resultado difícil encontrarle el tono a su José y es que, en verdad, Fito Yanelli expresa hasta cierta adoración por este tipo de dramaturgias. “En esos personajes hay mucha sensibilidad. Son de una ingenuidad extrema. Si hay maldad, bronca o celos, ellos lo exponen de manera frontal. Y es verdaderamente tierno observar cómo esos inmigrantes se cruzaban con los porteños y trataban de construir una historia común. Y en el conventillo, un ámbito tan particular, van descubriendo un equilibrio para sus vidas.” –¿Por qué este tipo de obras sigue conmoviendo? –Son historias simples, fantásticas.
Fito Yanelli
g. gorrini
A En familia, por ejemplo, cambiale la ropa, el ambiente, y vas a ver que es una historia de hoy. Es que el ser humano está fallado. Nos pasan las cosas que nos pasan porque, aún hoy, nos estamos buscando. La ideología, la política, tienen que ver con una esencia que el ser humano todavía no puede descubrir. No puede dominar esa parte animalesca que tiene. Creemos que avanzamos, pero pareciera que no lo hacemos. ¿Cómo se explican las matanzas?, ¿las guerras civiles?, ¿las graves cuestiones ecológicas? El teatro sigue trascendiendo porque cuando está bien escrito y toca “ese granito” uno se siente identificado, protagonista de la historia. El autor hace catarsis y obliga a un llamado de atención. –¿Al teatro le cuesta tocar “ese granito”, como vos decís? –El teatro tendría que acompañar sentimentalmente, emotivamente, todos los aspectos de la sociedad. El teatro es una expresión del pueblo. Yo tengo aspiraciones de burgués, por ejemplo, y se me cuestiona. Y qué quiero decir con esto: que busco estar bien. Y hoy no la paso bien. Y si critico algo, me ponen en la vereda de enfrente. En este país estamos siendo sectarios. Y no quiero callarme la boca, no quiero tener miedo. Quiero, con mi crítica, aportar para que estemos mejor. Pero no se entiende así. Y eso el teatro no lo está mostrando. La actuación está muy ligada al latir de lo que pasa, si no no tiene sentido. En los últimos meses, Fito Yanelli se mostró también en cine. Formó parte del elenco de Puerta de hierro, la película de Víctor Laplace. Allí encarnó el difícil papel de José López Rega. “La visión de Víctor es fantástica –cuenta Yanelli–. Se podría pensar que lo suyo es una bajada de línea respecto del peronismo. Sin embargo, no lo es. Por el contrario, es prolija, arriesgada, aleccionadora.” También se lo vio en El diario del peludo, un texto de Gonzalo Demaría que se repondrá en los próximos meses.ß Carlos Pacheco