10
|
el mundo
| Sábado 1º de marzo de 2014
Una adicción brasileña. Por qué los nombres raros son furor Muchos padres se inspiran en la cultura norteamericana y otros se guían por la musicalidad de las palabras; para algunos hijos es un orgullo, pero, para otros, un dolor de cabeza Simon Romero
THE NEW yORk TIMES
SAN PABLO.– Cuando llegó a la adolescencia, Wonarllevyston Garlan Marllon Branddon Bruno Paullynelly Mell Oliveira Pereira hizo lo que cualquier persona cohibida, preocupada por las burlas despiadadas de sus pares hubiera hecho: les rogó a sus padres y a los tribunales que le permitieran cambiarse el nombre. “Nunca tuve nada en común con Marlon Brando”, dijo, en referencia al actor estadounidense por quien le pusieron algunos nombres. Así es que, con el permiso de sus padres y del sistema jurídico, redujo los nueve nombres y apellidos a cuatro: Bruno Wonarleviston Oliveira Pereira. “No quería ir por la vida con algo más complicado que eso”, explicó el estudiante universitario, de 19 años. Tener un nombre extraordinario es algo generalizado en Brasil. Sólo hay que echar un vistazo a los cronogramas de amigos brasileños en Facebook o estar en la fila en una oficina pública y escuchar cuando un burócrata llama a las personas que esperan que les sellen documentos. Algunos académicos dicen que la práctica surge de una tendencia a tener en mayor estima a ciertos países ricos que a Brasil, lo que provoca que algunos padres prefieran nombres que suenen extranjeros y que puedan parecer ilustres. Una tradición menor para honrar a presidentes estadounidenses produjo nombres como Abraao Lynconn Sousa Santana y Francisco Lindon Johnson Menezes da Luz Junior. El otro lado de la división ideológica también está representado en un nombre como Mao Tse Tung Lima de Moura. Otros dicen que refleja siglos de inmigración, conquista y esclavitud, un proceso en el que se mezclaron culturas autóctonas, africanas, europeas y asiáticas para pro-
ducir una fusión de identidades. En un país con un conjunto de tradiciones musicales, desde el melodioso bossa nova hasta la música country, los expertos en nombres también mencionan la forma armoniosa en la que resuenan algunos nombres insólitos cuando los acuñan los padres antes del nacimiento. Por supuesto que un nombre como Sherlock Holmes da Silva, pronunciado Sheri-Loqui Joli-mis en Brasil, tiene un tono distintivo. “Si le preguntás a alguien por qué escogió un nombre, te dice que fue por el sonido”, señaló Elaine Rabinovich, una psicóloga que investigó las prácticas para poner nombres en Brasil. Algunos países, como Alemania e Islandia, regulan estrictamente los nombres que pueden elegir los padres. Sin embargo, en Brasil, donde no hay restricciones, poner nombres parece un deporte de competencias. La vecina Venezuela también compite con sus Stalin, Nixon, Hiroshima, Tutankamón y Taj Mahal. Cambiarse el nombre es muy complicado en Brasil y requiere de la aprobación de un juez que determina si es ridículo u ofensivo. El proceso es a menudo interminable y laborioso, como lo son muchos asuntos burocráticos en el país, y se necesita un abogado. “La tendencia de los tribunales es a negar cambios de nombre”, señaló Gerson Martins, un abogado especializado en ayudar a los brasileños a cambiarse el nombre. Aunque son muchos los brasileños que se quejan de sus nombres extravagantes, otros los disfrutan. “Tengo un nombre maravilloso que hace que sobresalga en la multitud”, señaló Creedence Clearwater Couto, de 34 años, un estudiante llamado así en honor a la banda norteamericana de rock Creedence Clearwater Revival. “Ahora, casi nadie en Brasil sabe quiénes son, y el 90% de las perso-
Las razones que explican el fenómeno Estima Según académicos, la práctica de poner nombres infrecuentes surge de una tendencia a tener mayor estima a ciertos países ricos que a Brasil Ilustres Hay padres que prefieren nombres que suenen extranjeros y que puedan parecer ilustres Proceso Hay quienes creen que la práctica refleja siglos de inmigración, conquista y esclavitud, un proceso en el que se mezclaron varias culturas en Brasil
Algunos casos insólitos b Wonarllevyston Garlan Marllon Branddon Bruno Paullynelly Mell Oliveira Pereira b Francisco Lindon Johnson Menezes da Luz Junior b Mao Tse Tung Lima de Moura b Sherlock Holmes da Silva b Mike Tyson Schwarzenegger Pradella
nas no puede pronunciarlo correctamente”, notó Couto. Mientras que la elite tiende a adherirse a los nombres tradicionales en portugués, como Pedro, Gabriel, Julia y Carolina, es evidente que la cultura popular estadounidense fascina a amplios sectores de la sociedad, lo que explica nombres como Oleúde José Ribeiro, un atleta retirado, cuyo nombre de pila es la ortografía fonética de Hollywood. No lejos de San Pablo, un canal de televisión encontró hace poco a una familia en la que a siete hijos los llamaron en honor a Elvis Presley: Elvis, Elvisnei, Elvismara, Elvislei, Elvicentina, Elvislaine y Elvislene. Algunos brasileños advierten que poner nombres se volvió algo tan extremo que son necesarios los límites. “Llegamos a un punto en el que hay que hacer sonar la alarma”, notó Osny Machado Neves, de 73 años, un abogado que trabajó durante más de 35 años en una notaría pública. Estupefacto por los nombres con los que se topó, compiló unos 8000 en un libro. “A veces los padres no saben el trauma que infligen a sus hijos”, expresó Neves, al mencionar nombres de pila como Colapso Cardíaco. Varían tremendamente las fuentes de inspiración. José Miguel Porfirio, un acordeonista en Recife, llamó a sus tres hijos Xerox, Autenticada y Fotocópia, palabras que vio en un cartel en un registro civil. Luego está Petroswickonicovick Wandeckerkof da Silva Santos, un prodigio del fútbol que –con 12 años– ya empezó a entrenar con el Corinthians, uno de los principales equipos de Brasil. Hasta en un país inundado de nombres asombrosos, sus nombres de pila llamaron la atención. “La mujer en la notaría pública me dijo que estaba loco”, comentó Dos Santos en una entrevista. “Pero le dije que yo llamaba a mi hijo como yo quería.”ß
Pese a los traspiés, el Tea Party se enfoca en la carrera hacia 2016
ee.uu. A punto de cumplir cinco años, el grupo ultraconservador busca llegar a la Casa Blanca Silvia Pisani
CORRESPONSAL EN EE.UU.
WASHINGTON.– El movimiento ultraconservador Tea Party –un conglomerado de grupos que básicamente expresa malestar social– cumplió cinco años esta semana, en una etapa de dificultad política y cierto retroceso en imagen, pero convencido de que están aquí “para quedarse” y para ser parte activa de la vida política norteamericana. “No estamos en venta. Estamos aquí para quedarnos”, se enfervorizó el representante por kansas Tim Huelskamp, que llegó a la Cámara en 2011 con la promesa de reducir el Estado y terminar con el “Obamacare”, como se conoce al plan de reforma sanitaria de Barack Obama. La oposición radical a los principales proyectos de la Casa Blanca ha sido uno de los lemas de este movimiento, que tiene la particularidad de haberse convertido en una máquina obstruccionista en el Congreso. Eso, al parecer, fue uno de los principales motivos de su retroceso de imagen. Según una encuesta de Gallup, el 51% de la población tiene una imagen negativa del Tea Party, mientras que capta el apoyo del 30%. “Eso significa que uno de cada tres norteamericanos es del Tea Party”, dicen los más fanatizados. Otros advierten el mensaje y tratan de buscar otra vía de acción, más integradora. “Si queremos vivir políticamente, nuestro mensaje debe ser vital, optimista y de integración”, dijo el senador Rand Paul. “Podemos estar en desacuerdo con el presidente, pero sin insultarlo”, añadió. El llamado a la “integración” del legislador por kentucky reconoce el daño que la imagen de obstruccionismo le hizo al grupo. Sobre todo cuando ese bloqueo termina siendo costoso para el país o, incluso, derrotado a último momento, como ocurrió a principios de año con el frustrado llamado a resistir la emisión de más deuda pública. “¿De qué sirvió toda esa campaña?”, se preguntan los más
críticos, al recordar el tour de force del senador texano Ted Cruz, que en septiembre habló durante 21 horas en la Cámara, en un vano esfuerzo por bloquear el aumento de la deuda. Pero, aun con sus contradicciones internas y golpeado, el movimiento sobrevive y se prepara tanto para las elecciones legislativas de noviembre como para la gran apuesta: la candidatura presidencial de los republicanos para las elecciones de 2016. Con la particularidad de enfrentarse tanto a los republicanos como a los demócratas, el grupo conforma una corriente que desvela a la clase política norteamericana y al que, más de una vez, se dio erróneamente por acabado. Tema favorito para la ironía política, no pocos lo cuestionaron. “Parece que todos los que están allí dejan el cerebro en la puerta”, le dedicó en su momento Bill Clinton. Con más cautela, Obama habló de habitantes de ciudades chicas con problemas económicos que “se aferran a sus armas, a su religión o su antipatía hacia los que consideran diferentes”. Otros les dijeron, llanamente, idiotas o “suicidas políticos”. Compuesto por un abanico de grupos, el Tea Party empezó su escalada en 2009, durante los primeros meses de gestión de Obama, una etapa signada por la recesión y un costoso plan de “rescate de la economía”, cuya mención fue para el movimiento lo más parecido al socialismo. El perfil mayoritario de su militante es el del ciudadano blanco no urbano, de mediana edad o mayor, que considera que Obama redistribuye su patrimonio a sectores más jóvenes de la sociedad, que no se lo merecen. En la actualidad, se estima que tres de los 100 senadores son del Tea Party, al igual que 48 de los 435 integrantes de la Cámara de Representantes. Sin embargo, sus fuerzas podrían ser mayores, con otros legisladores que, sin pertenecer al movimiento, a veces los acompañan con el voto. En noviembre próximo, con las elecciones de renovación del Congreso, volverán a probar sus fuerzas.ß