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SÁBADO
| Sábado 11 de mayo de 2013
ideas y personas Julieta Sopeña
Hacer de un nombre una marca registrada
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El equipo de RouteAtlas recorrió más de 30.000 kilómetros por varios países sudamericanos
Turismo
Un atlas rutero de América del Sur para guiar a los intrépidos viajeros Un equipo relevó las alternativas de transporte para viajar de un punto al otro dentro de un país Laura Reina LA NACION
“La distancia entre dos puntos es igual a la raíz cuadrada de la suma del cuadrado de las diferencias de las coordenadas.” Esto que parece un problema matemático de difícil resolución es lo mismo que un viajero, extranjero o argentino puede sentir al tratar de encontrar la mejor manera de unir dos puntos geográficos dentro del país. Y es lo mismo que motivó a Dana Bottazzo, una abogada inglesa de 32 años que llegó como turista y hoy vive en Buenos Aires, a hacer, casi de manera artesanal, un relevamiento de las terminales de la Argentina: una herramienta de consulta que despliega todas las alternativas de transporte, horarios y precios, haciendo especial énfasis en los ómnibus de larga distancia. “El 90% del tráfico de pasajeros se realiza a bordo de micros de larga distancia; sólo el 8% elige el avión y el 2% el tren –explica Dana, que relevó y documentó 1350 terminales sólo en la Argentina–. Por eso el corazón del proyecto son los ómnibus, es el único medio de transporte que te lleva de un punto a otro de la región y el único que no está relevado en su totalidad. De hecho, muchas empresas de buses no figuran en la Web e incluso las grandes compañías no despliegan toda la información de sus viajes.” Toda la información está condensada en RouteAtlas (www. routeatlas.com), una plataforma 2.0 que está en su etapa inicial (de
hecho es una versión beta) desde abril y se actualiza mediante el equipo comandado por Dana, pero también, y sobre todo, por una comunidad de viajeros comprometidos con mejorar y aportar datos para que el viaje sea una experiencia inolvidable. “El éxito de RouteAtlas se basa en dos pilares: ayudar a resolver los momentos iniciales de la planificación del viaje, al ofrecer un menú completo de información de trenes, buses, aviones, barcos y rutas que unen dos puntos geográficos, y la participación de los usuarios. Son ellos los que, basados en su experiencia, recomiendan las mejores maneras de ir de un punto a otro”, cuenta la creadora de RouteAtlas. Es que, acorde con los tiempos de compartir experiencias a través de las redes sociales y demás soportes tecnológicos, los viajeros confían más en los comentarios y las recomendaciones de otros viajeros que en los anuncios y las ofertas de las agencias tradicionales. “A la hora de decidir, las recomendaciones de personas que se comportan, viven y consumen de manera similar tienen un peso enorme –opina Dana–. En el 90% de los casos, los viajeros depositan su confianza en otros usuarios que vivieron la experiencia y opinan con libertad y sin restricciones.” Equipo multinacional Fue tanto el entusiasmo que despertó su proyecto entre sus conocidos, que Dana decidió relevar también las terminales de traslado de Paraguay, Uruguay, Chile y un
El autor de Making Ideas Happen expuso su receta para una creatividad productiva
Scott Belsky. “Una idea es un deseo, un problema que requiere solución” Texto José Crettaz | Foto Aníbal Greco
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cott Belsky es emprendedor, escritor, conferencista y un activo inversor ángel en start ups. Su libro Making Ideas Happen es best seller en Estados Unidos desde 2010. Allí ofrece una receta simple para “hacer realidad las buenas ideas, hacer que ocurran”. Como pasó con Behance, un portfolio online para profesionales y equipos creativos, que Belsky creó en 2006 y que en diciembre último vendió a Adobe por una cifra no revelada, pero que el sitio TechCrunch estimó en US$ 150 millones. Más de 1,5 millones de usuarios comparten allí fotografías, diseños gráficos e ilustraciones, entre otras muchas piezas creativas. Anteayer, Beslky –que nació y vive en Nueva York y el mes último cumplió 33 años– quedó impresionado con las historias que escuchó en el teatro Vorterix durante el lanzamiento de la nueva campaña global de comunicación de Rexona, Hacé más. Los
deportistas Cecilia Baccigalupo (tricampeona mundial de paddle), Sebastián Crismanich (medalla de oro en taekwondo) y Luciana Aymar (la mejor jugadora de hockey del mundo), y el dueño de casa Mario Pergolini, narraban sus propias experiencias. “Es un ejercicio de humildad para uno tener que hablar después de estos oradores que tienen historias tan fantásticas sobre ideas que fueron alcanzadas”, dijo en esta entrevista con la nacion. –¿Y qué es una buena idea? –Es un problema que necesita solución, es un deseo, comienza con la curiosidad. Las ideas no suceden por accidente y en sí mismas no tienen ningún valor. Las ideas requieren de otras fuerzas: de la organización, de la manera en que se ejecutan, de la comunidad y el liderazgo. –¿Cuánto influye en la creatividad de una persona el lugar don-
estado de Brasil. A poco de andar, el proyecto fue tomando mayor magnitud y Dana fue convocando nuevos espíritus aventureros, que se suman atraídos por el potencial del emprendimiento y su pasión por los viajes. El equipo de RouteAtlas fue creciendo en cantidad de gente y nacionalidades. Hoy incluye argentinos, ingleses, españoles, colombianos, estadounidenses, brasileños, venezolanos y suizos con currículums descollantes en el mundo corporativo, y muchos tienen doctorados en las universidades más prestigiosas del mundo como Yale, Oxford, Cornell y Columbia. En total, ella y su equipo recorrieron más de 30 mil kilómetros a bordo de buses, autos alquilados y una destartalada combi VW modelo 82, que luego de varios problemas técnicos y dolores de cabeza vendieron. La noche la pasaban en hoteles modestos, en campings o en cualquier lugar donde pudieran armar una carpa y tirar unas bolsas de dormir. Uno de los más entusiastas miembros del equipo es el suizo Wilson Favre-Delerue, un treintañero con un título en Relaciones Internacionales que vino a la Argentina en septiembre último para visitar a Dana y se enamoró profundamente del país y del proyecto. Hoy vive entre Hong Kong y Buenos Aires, y su vasta experiencia en el desarrollo de emprendimientos y start-ups fue fundamental para darle vida a RouteAtlas. Wilson es, además de amigo, socio de Dana en este especial empren-
dimiento para los que aman viajar sin atarse a guías ni tours prearmados. “Siento pasión por la Argentina. El mix de país europeo y latino, su gente amigable, el excelente vino y la exquisita comida, sus espectaculares paisajes... No pasa un día sin sentir que realmente me siento como en casa”, cuenta Wilson, con el jet lag todavía a cuestas. Viajero entusiasta e incansable, Wilson contó cómo fue el relevamiento conjunto. “Empezamos a compilar información sobre terminales de ómnibus porque sentimos, como ávidos viajeros que somos, que esa información no estaba presentada de forma total o completa, ni tampoco de un modo adecuado –dice Wilson–. Después vimos que había una oportunidad de negocios detrás de esta plataforma.” Arrancaron con la estación de trenes y ómnibus de Retiro. Y no pararon. “No hay una última terminal, seguimos relevando y no tenemos intención de parar –aclara Wilson–. Ya tenemos listadas 5500 rutas en la base de datos y estamos trabajando para incorporar más y más. Lo que a mí me impresiona es la comunidad de fieles viajeros que se generó desde que esta plataforma está online.” El próximo gran desafío de RouteAtlas se llama Brasil: “Queremos tenerlo relevado antes del Mundial. Ojalá podamos hacerlo”, confió Wilson. Si, como dicen, la vida es un viaje, siempre hace falta alguien que marque cómo llegar a destino.ß
i hay una persona que puede llevar bien el rótulo de heroína, ésa es Jésica Trosman. Esta creativa del diseño ha pateado la industria de la moda como pocas. Cuando decidió volver a la Argentina, luego de haber estudiado en los Estados Unidos, no se equivocó. Estaba a punto de hacer historia. Sus inicios en Trosmanchurba (1999) marcaron un interesante puntapié inicial. Martín y Jésica fueron prácticamente los primeros en abrir un local en Palermo –una mítica y en ese entonces desolada esquina en la calle Soler– y en cuestionar la morfología de las prendas de la época. Fueron también muy imitados, pero nunca igualados. Llamativamente, en el apogeo de su reconocimiento, pusieron punto final a la sociedad. Así, en 2002, llegó Trosman, su marca propia. Esta etapa podría definirse como la de mayor expansión, tanto en el sentido comercial (desembarcó en los shoppings más grandes) como en el personal (adquirió una fama indiscutible). Pero en 2011, Jésica se desvinculó repentinamente de Trosman –imposible no incurrir en el paralelismo con Steve Jobs, cuando tuvo que abandonar su propia compañía–. La noticia tuvo impacto en el nicho de la industria, pero nunca fue altamente comunicada. Y otra vez, lejos estuvo de frenar su inquieta personalidad. Desde entonces, ha colaborado con algunas colecciones cápsulas para marcas masivas y a desarrollado telas para marcas de lujo, entre las cuales se encuentran la firma americana Rick Owens y la inconfundible Chanel. Dice que la inspiran tanto la vida de un vagabundo que selecciona bolsas de residuos para hacerse ropa como las fotos de las patinadoras de Atlanta de un tal “Niki” ( y lo menciona así, con tanta natu-
ralidad, que uno se inhibe a la hora de repreguntar quién es y en qué consiste su obra). Ha sido retratada por las mejores revistas del mundo y está a favor de la democratización de la moda. Y hasta ha creado, en Europa, un best seller de una remera cocida con hilo de pizza engomado. Sólo hasta acá valdría preguntarse si hay algo más que le falte realizar a esta rubia diseñadora. Y la respuesta es tan larga como los años que le quedan de vida. Hoy, dos episodios la vuelven a poner en el centro de la escena: en primer lugar, el lanzamiento de JT, su nueva marca, fresca y, según ella, “el proyecto más personal y estimulante” de su vida. Poco ha contado al respecto, con lo cual
La reinvención parece ser el estado natural de Jésica Trosman será una verdadera sorpresa para todos nosotros. En segundo lugar, el gigante chileno Falabella presentó hace poquitos días un plan muy astuto que logró lo que nadie creía posible: juntar nuevamente, luego de una década, a Trosman y a Churba para intervenir una colección de sweaters. ¡Cuánta razón tenían quienes perjuraban que todo vuelve! Así, la reinvención parece ser el estado natural de Jésica. Es una mujer de palabras justas, que ha sabido capitalizar cada una de sus andanzas de una manera tan rica como inteligente. Las agujas de su brújula siempre giran en todas las direcciones. Y apunten a donde apunten, todo lo que Jésica toca es, sin dudas, Trosman.ß
objeto de culto
La barrita de los noventa que vuelve Para muchos fue la golosina de los noventa. Pero de un día para el otro desapareció. Cubierta de chocolate, rellena de una especie de mousse de frutilla: la vuelta de tuerca a lo dulce empalagoso. Tuvo un éxito rotundo. Y, tal vez por eso, ahora vuelve. En la tendencia de los regresos de golosinas retro (alfajores Souchard, por ejemplo), la barrita Lila Pause está otra vez entre nosotros.
de nace, su familia, los amigos...? –Mis padres fueron una influencia muy importante en mi vida. Ellos me enseñaron una ética del trabajo muy fuerte. Mi padre es médico, mi madre es profesora de español [de ella aprendió los rudimentos de ese idioma], y tuvieron roles clave en relación a lo que es trabajar duro para hacer que las cosas sucedan. También tengo muchos amigos en diferentes contextos creativos, como escritores, arquitectos, fotógrafos, diseñadores..., a los que realmente admiro muchísimo, pero que muchas veces se sentían frustrados porque no podían concretar ideas o permanecían siempre en la lucha para que la idea se convirtiera en realidad. –¿Tiene la idiosincrasia impacto en el tipo de creatividad que se tiene? ¿Hay una creatividad latina, sajona, asiática...? –Sí, existen diferencias. Existen rasgos culturales en relación con la toma de riesgos ante el fracaso de una idea, sobre la conveniencia de compartirla o no antes de que esté lista, o los pedidos de ayuda. Todas cuestiones que se requieren en el desarrollo de una idea. Algunas culturas las adoptan más que otras. Hay que animarse a experimentar con las ideas, permitirse fracasar y reintentarlo una y otra vez. Por eso es difícil crear en una gran empresa, porque las grandes organizaciones no permiten el fracaso. –¿Y cómo se cambia eso en las grandes empresas? –Hay que generar un ambiente como los de start up, esos emprendimientos iniciales, donde no se tiene nada que perder. Las empresas deberían tener períodos de entre tres a seis meses para permitir a los emplea-
dos experimentar sin ningún tipo de penalización ni en su salario ni en su bono de fin de año. Las empresas deberían considerar darle a sus empleados lo que se denomina una tarea extendida, brindarles una oportunidad de experimentación. Tienen que darle espacio para el fracaso. –A la hora de invertir en instancias de start up, ¿qué criterios de evaluación aplica, hay indicadores objetivos o predomina la intuición? –Me gustan los equipos que se superponen en sus talentos, que son multifacéticos, que fomentan la meritocracia, que basan el éxito personal en función al rendimiento; que trabajan con un interés muy genuino muy interesados en el tema, porque desean que la idea surja y vea la luz, y aquellos que tienen la habilidad para ejecutar las ideas. Cuando uno tiene la buena fortuna de que un equipo tenga estas tres cualidades, ahí tenemos una buena oportunidad. –Considerando que ya tenemos mucha historia de start up tecnológico, ¿un emprendedor hoy se define de la misma manera que hace 10 años? –Hace diez años el emprendedorismo tenía que ver con lo irreverente, con rebelarse contra el sistema, no querer trabajar en un empleo tradicional en una industria tradicional. Ahora los emprendimientos tienen que ver más que nada con la resolución de problemas, y son más apasionados en el sentido de que pueden asumir el problema y acceder a recursos para resolver esos problemas. Por ejemplo es más fácil encontrar un diseñador online, ubicar lo que uno necesita en la nube.ß