Ulises no sabe contar

10 sept. 2011 - una historia real o ficticia; pero, y ahí esta el punto, Ariel Farace. (director de .... res y la tecnología. En la Sala Carlos Care- lla, Bartolomé Mitre ...
2MB Größe 28 Downloads 103 vistas
ESPECTACULOS

I

Sábado 10 de septiembre de 2011

OPINION TEATRO TEATRO

((((( MUY BUENA

COMEDIA

ERNESTO

Ulises no sabe contar

SCHOO

El mundo de lo sensible y de las palabras, en una nueva propuesta de Ariel Farace

La miel que se destila a diario

J

L DRAMATURGIA: COMPAÑIA VILMA DIAMANTE. L ELENCO: GABRIELA DITISHEIM, LUCIANA MASTROMAURO, ANDRES RASDOLSKY, GUIDO RONCONI, IGNACIO SANCHEZ MESTRE, MATIAS VERTIZ Y JUAN MANUEL WOLCOFF. L MUSICA ORIGINAL: GUIDO

RONCONI L ILUMINACION: MATIAS SENDON L VESTUARIO: CECILIA ZUVIALDE ESCENOGRAFIA: MARIANA TIRANTE L DIRECCION: ARIEL FARACE L DURACION: 90 MINUTOS L SALA: TEATRO SARMIENTO L

El mundo de los libros, de las evocaciones, de las anécdotas, de las palabras y de los cuentos de un tal Ulises que, según dicen los de su entorno inmediato, no sabe contar. En realidad, podrá ser que Ulises no sepa transmitir una historia real o ficticia; pero, y ahí esta el punto, Ariel Farace (director de esta propuesta) y la Compañía Vilma Diamante sí lo saben. Así es que, a medida que avanza la trama, cada uno de los intérpretes se convierten en sutiles piezas para que este trabajo escrito por el grupo tome cuerpo, respire, se expanda. La propuesta está armada con retazos de la novela Ulises, de Joyce. Se llama Ulises no sabe contar. “Trabajamos con la «sensación» de ésa y otras tantas lecturas”, expresa el director, en una información de prensa. Farace es el mismo que montó en 2007 Luisa se estrella contra su casa, trabajo que todavía sigue en cartel. Lo cual, claro está, es todo un dato en sí mismo. Las sensaciones –justamente– son el hilo conductor del trabajo. Al principio, puede suceder que esas sensaciones suenen a lejanas, como si las dimensiones de la sala Sarmiento no fueran la caja de resonancia adecuada para un

trabajo en el cual la proximidad entre el público y el actor parece algo vital. Esa intimidad es la que, por diferentes motivos que ligados a los mecanismos de producción transformados en lenguaje estético, los directores de la escena alternativa suelen manejar con enorme talento. Pero, claro, Ulises no sabe contar toma cuerpo en una sala inmensa si se la compara con las del Abasto y Almagro. Desde otra perspectiva, el personaje de Ulises a veces queda un tanto desdibujado, mientras que algunas acciones físicas carecen de cierta contundencia que, quizá, posibilitarán al espectador entrar al mundo de la propuesta con mayor fluidez. De todos modos, cada espectador es un mundo... Claro que, puede suceder, que en algún momento (momento imposible de definir y que no tendría ningún sentido el mínimo intento de hacerlo) la delicada maquinaria de lo sensible toma cuerpo. Entonces, la expresividad de esos intérpretes se afirma y la contagiosa sensación de libertad que produce cualquier juego escénico comienza a entablar un bello diálogo interno de fuerte carga poética. Un carga en la cual desde las actuaciones hasta la música interpretada en vivo,

Ignacio Sánchez Mestre, al frente de un virtuoso elenco pasando por la forma en que la escenografía se va reformulando ante la vista de todos, entablan un fluir sumamente seductor. En ese marco (en ese viaje), de buenas a primeras entra un perro. A los minutos, los personajes se ponen a correr en círculo, y suena una musiquita, y los personajes mueren, y resucitan y juegan y se ríen. “Es increíble cómo la historia del mundo se repite”, dice uno de ellos. Y lo repite una vez, dos, tres, catorce veces. Entonces, el rostro de Ignacio

Sánchez Mestre –el que se repite y ilumina la escena paradito arriba de una tarima– ilumina a una historia que, a medida que pasan los minutos, toma cuerpo, respira, se expande. Y así pasan los minutos, contándose historias, compartiendo palabras de otro poetas y transformando a ese montón de palabras que explotan en sus manos en una historia que cada uno de ellos sabe contar.

Alejandro Cruz

CARLOS FURMAN

4

uan Gil-Albert (1904-1994) es un admirable escritor español, nacido y muerto en Valencia, de quien sólo en estos últimos años ha comenzado a valorarse la vasta obra que abarca poesía, ensayo, crítica, relatos varios, notas periodísticas y memorias. Tras militar en las filas republicanas durante la Guerra Civil de 1936-39, se exilió y vino a parar a la Argentina, donde vivió un tiempo y colaboró en este diario. Residió luego en México y volvió a su patria en 1947, para ser minuciosamente ignorado durante los años del franquismo. En 1974 empezó el deshielo, al publicar sus recuerdos de infancia y adolescencia, titulados Crónica general, que la editorial Pre-textos, de Valencia, reeditó al año de su muerte, en 1995, en homenaje conjunto con el Instituto de Cultura que lleva el nombre del escritor. El lector de esta columna ya sabe que estoy siempre al acecho para sorprender, en cualquier texto que caiga bajo mis ojos, alusiones al teatro, o reflexiones sobre el apasionante mundo de la escena y sus criaturas, tantas de ellas efímeras y otras, las menos, instaladas para siempre en el imaginario colectivo. Al releer en estos días esa fascinante Crónica general, reencuentro mis subrayados en el capítulo donde Gil-Albert evoca su afición por el cine y su pasión por el teatro, y los compara. Del primero dice (quizá con injusticia) que es un grato entretenimiento dependiente, en gran parte, de la electricidad, y que aísla al espectador en vez

de integrarlo. “En cambio, para mí, el teatro no terminaba en la escena, estaba poblado, por dentro, de seres que venían a horas desusadas y entraban por unas puertecitas traseras, envueltos en sus abrigos, sin que el hombre de guardia les impidiera el paso, como hubiera hecho, por ejemplo, conmigo, porque reconocía sus rostros, por lo que quedaba en ellos de formato personal imborrable, incluso sin las mascarillas del maquillaje, y ellos, criaturas grises y callejeras que venían diariamente a inmolar su individualidad ante las candilejas de los viejos escenarios (…) y desprendiéndose de sus ropas, que cuelgan como disfraces de una percha, asumen sus barbas, se añaden unas trenzas, cíñense una corona de metal o se apoyan en el báculo de la vejez, mientras oyen, sobre el rumor del público que va aposentándose en la sala, como un mar que se agita, los golpes de martillo de los tramoyistas sobre los endebles maderos, como si estuvieran levantando un cadalso. Sí, el teatro es como un vivero, como una colmena cuya miel no se fabrica, como en el cine, a millares de kilómetros del mercado de consumo, con pagos de aduana. En el teatro, la miel se destila a diario, allí mismo, dentro de la respiración del espectador, al alcance de la mano, podríamos decir, bajo los efectos visibles de una concentrada transmutación personal, la del hombre en personaje, la de la realidad en farsa, en espectáculo. El cine simula la vida, la sustituye; el teatro la representa.”

SINTESIS ESTA NOCHE

Elena Roger, en concierto La talentosa artista se presentará con un concierto que recorre lo mejor de su repertorio, con dirección musical de Javier López del Carril (guitarra) y de Gaby Goldman (piano). Hoy, a las 21.30, en el Sha, Sarmiento 2255. Desde $ 120. AGUSTIN ALEZZO

El círculo cambia de horario

Con dirección de Agustín Alezzo y Nicolás Dominici, la vida de un escritor que de la noche a la mañana se convierte en best-seller, con Laphitz y Néstor Duco, entre otros. El círculo sube a escena en El Duende, Aráoz 1469, viernes, a las 21.30; sábados, a las 19 y 21.30; domingos, a las 17; $ 45. AFRODESCENDIENTES

Ultimas funciones

Un grupo de jóvenes afrodescendientes busca la historia de sus ancestros en Calunga Andumba, dirigida por Alejandra Egido, con Carmen Yanonne e Irene Gaulli, entre otros. Sábados, a las 21.30 en el C. C. Raíces, Agrelo 3045; $ 35. UNIPERSONAL

Una historia verídica Dirigida por Carlos Ceppeda y con la actuación de Marcelo Lirio, Martín Bresler, de Alejandro Finzi, cuenta la historia de un hombre, acusado injustamente, que organiza la fuga de presos más grande de la historia patagónica. Sábados, a las 23, en Pata de Ganso, Pasaje Zelaya 3122.

Elena Roger PARA LOS CHICOS

Títeres, percusión y danza La sorprendente historia de Víctor Frankenstein sube a escena los sábados, a las 15.30 (hasta el 24 de este mes). Con dirección de Cristian Vélez, una reflexión sobre los valores y la tecnología. En la Sala Carlos Carella, Bartolomé Mitre 970; $ 40. ELENCO DE LUJO

Los poetas de Mascaró Interpretada por Alejandro Awada, Patricio Contreras, Leonor Manso, Ingrid Pelicori, Elena Tasisto y Claudia Tomás, Los poetas de Mascaró sube a escena los sábados, a las 18, en el C. C. de la Cooperación, Corrientes 1543; $ 50. EN PUERTA ROJA

Una obra sobre Sarmiento Promesa de padre es una mirada personal sobre aspectos de la vida de Sarmiento, con dirección de Daniel Kargieman y un atractivo elenco: Pablo De Nito, Gabriela Moyano, Sofía Carricaburu y Marina Cohen. En Puerta Roja, Lavalle 3636, viernes, a las 20; $ 40. MARCELO SAVIGNONE

Función especial

Martín Bresler

Con motivo de sus 30 funciones, hoy Hamlet x Hamlet tendrá una edición especial, se dará una charla sobre el proceso creativo, a las 21.30, y después de la obra, que empieza a las 22, se ofrecerá un brindis. En Belisario, Corrientes 1624.