Tobas, moscovies y ojotaes reducidos en el valle de Jujuy. Prácticas ...

Sin embargo, la zona denominada Valle de Jujuy, limite sur de la antigua frontera. (op. cit. : 1990 y ..... capitantes Francisco de Salas y Juan de los Ríos del Fuerte de San Francisco [...] con parte de las ..... 238, 1643), « [...] digo yo agustin.
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Sandra Sánchez Gabriela Sica

« Por ser gente de otra ley ». Tobas, moscovies y ojotaes reducidos en el valle de Jujuy. Prácticas y discursos (siglos XVII y XVIII) In: Journal de la Société des Américanistes. Tome 83, 1997. pp. 59-80.

Résumé « Por ser gente de otra ley [...] ». Les réductions toba, moscovi et ojotae dans la vallée de Jujuy. Pratiques et discours (XVIIeet XVIIIe siècles) L'article offre à la fois un aperçu et une interprétation ethnohistorique de l'insertion des indigènes « chaqueños » dans la société hispano-créole de la région du Nord-Ouest argentin. Des réductions non religieuses et la vente de captifs, ce sont là quelques-uns des aspects non Abstract « Рог ser gente de otra ley [...]». Toba, Moscovi and Ojotae Indians reductions in the Jujuy Valley. Practice and discouse (XVIIXVIII centuries) This article proposes a glimpse and an ethnohistorical interpretation of the indigenous Chaqueños insertion in the Spanisch-Creole society of the Northwest Argentine. Non-religious reductions and the sale of captives are some of the unknown aspects in the forms of relationship, practice and discourse, which originated between the Chaco Indians and the Spanish, on the eastern frontier of Jujuy at the end of the XVIIcentury and beginning of the VXIII century. Resumen El artíulo propone una mirada e interpretación etnohistórica de la inserción de los indígenas chaqueños en la sociedad hispanocriolla del Noroeste Argentino. Las reducciones no religiosas y la venta de cautivos, son algunos aspectos desconocidos dentro de las formas de relación, prácticas y discursos, que entre los indios del Chaco y los españoles se generaron en la frontera oriental de Jujuy a fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII.

Citer ce document / Cite this document : Sánchez Sandra, Sica Gabriela. « Por ser gente de otra ley ». Tobas, moscovies y ojotaes reducidos en el valle de Jujuy. Prácticas y discursos (siglos XVII y XVIII). In: Journal de la Société des Américanistes. Tome 83, 1997. pp. 59-80. doi : 10.3406/jsa.1997.1671 http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/jsa_0037-9174_1997_num_83_1_1671

« POR SER GENTE DE OTRA LEY ». TOBAS, MOCOVIES Y O JOTAES REDUCIDOS EN EL VALLEDE JUJUY. PRÁCTICAS Y DISCURSOS (SIGLOS XVII Y XVIII) Sandra SÁNCHEZ * y Gabriela SICA **

El artíulo propone una mirada e interpretación etnohistórica de la insertion de los indígenas chaquefios en la sociedad hispanocriolla del Noroeste Argentine Las reducciones no religiosas y la venta de cautivos, son algunos aspectos desconocidos dentro de las formas de relation, prácticas y discursos, que entre los indios del Chaco y los espafioles se generaron en la frontera oriental de Jujuy a fines del siglo xvn y principios del siglo xvni. Palabras cla ves : frontera, Jujuy, Chaco, reduction, cautivos, venta, resistencia, fuga. « Рог ser gente de otra ley [...]». Toba, Moscovi and Ojotae Indians reductions in the Jujuy Valley. Practice and discouse (xvn-xvm centuries) This article proposes a glimpse and an ethnohistorical interpretation of the indigenous Chaquefios insertion in the Spanisch-Creole society of the Northwest Argentine. Non-religious reductions and the sale of captives are some of the unknown aspects in the forms of relationship, practice and discourse, which originated between the Chaco Indians and the Spanish, on the eastern frontier of Jujuy at the end of the xvn century and beginning of the xvni century. Key words : frontier, Jujuy, Chaco, reduction, captive, sale, resistance, absconding. « Por ser gente de otra ley [...] ». Les réductions toba, moscovi et ojotae dans la vallée de Jujuy. Pratiques et discours (xvif et xvnř siècles) L'article offre à la fois un aperçu et une interprétation ethnohistorique de l'insertion des indigènes « chaquefios » dans la société hispano-créole de la région du Nord-Ouest argentin. Des réductions non religieuses et la vente de captifs, ce sont là quelques-uns des aspects non * Museo Etnográfico, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Giiemes 4574, 1°B, Buenos Aires — Argentina, ** Facultad СР. 1425 de Humanidades, (E-mail : [email protected]) Universidad Nacionál de Jujuy, Argentina. Jorge Newbery 328, 9°B, San Salvador de Jujuy, Argentina. СР. 4600 (E-mail : [email protected]) Journal de la Société des Américanistes 1997, 83 : p. 59 à 82. Copyright © Société des Américanistes.

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connus qui ont marqué les rapports, les pratiques et les discours établis entre les Indiens du Chaco et les Espagnols sur la frontière orientale de la vallée de Jujuy à la fin du xvne siècle et début du xviiie. Mots clés : frontière, Jujuy, Chaco, réduction, captif, vente, résistance, fuite. La insertion de los indígenas chaqueňos en la sociedad hispanocriolla constituye un campo y problemática relativamente nuevos para la historiografïa del NOA l. En este sentido y desde háce unos aňos atrás, el tema de los indígenas y las fronteras llamó la atención de las investigaciones etnohistóricas que centraron sus reflexiones — fundamentalmente — en torno a los conflictos bélicos entre los grupos indígenas chaquefios y los espanoles. Sin embargo, las formas de relación, prácticas y discursos en este espacio de « guerra continua », tanto desde la perspectiva de los « bárbaros salvajes » como de sus potenciales conquistadores, rebasan el usual encuentro de lucha. Elias, nos muestran una gama de alternativas para « domesticar » por un lado y frustar, enganar о asimilar por el otro, las opciones para insertarse y paralelamente consolidar la « nueva frontera tucumano-chaquefia ». Las modalidades que asumieron éstos vinculos — a lo largo del tiempo y del espacio — en la frontera oriental de Jujuy, vienen siendo objeto de nuestra investiga tion (Sanchez y Sica : 1990, 1991, 1993 ; Sica : 1993). Sin embargo, la zona denominada Valle de Jujuy, limite sur de la antigua frontera (op. cit. : 1990 y 1991), présenta algunos aspectos prácticamente desconocidos dentro del abanico de posibles encuentros y desencuentros entre la gente « infiel » del Chaco y los nuevos « civilizadores ». Por un lado, la novedosa práctica de reducir en manos de particulares о bajo la temerosa y laxa supervision de algunos pocos soldados, grupos numerosos о parcialidades enteras de tribus capturadas ; por el otro, la no menos singular de venderlos en las ciudades y centras más alejados como el Peru, amplían el marco de estrategias espanolas en pos del sometimiento de los « indolentes e indómitos » indios. A la vez que resaltan y explican el por que de la manifiesta « animadversion, odio y sana » que en sus raids, asaltos y huidas sobre los núcleos espanoles, se esmeraban en ejecutar los indígenas de la llanura. El présente trabajo aborda estos aspectos a través de un conjunto de documentos, algunos de ellos inéditos hasta el momento. No obstante, son dos los escritos colonial es que alentaron el mismo. El primera, se refiere a un proceso judicial seguido en contra de los indios Catamori y Quitanacati (tobas) acusados de conspiration durante el ano de 1 676. El segundo — cuyo estado de détériora es lamentable —, nos aproxima al momento en que Don Cristobal y su grupo (ojotae) aceptan vivir reducidos, alla por el ano de 1710. El original de ambos documentos se encuentra en el Archivo de Tribunales de Jujuy (A.T.J. leg. 537, 1676 y leg. 838, 1710). Ataques chaqueňos, corredurías espaňolas y captura de piezas A partir de la fundación de la Ciudad de San Salvador de Jujuy en 1 593 — ubicada en el camino que unia la Gobernación del Tucumán con las regiones mineras del Altiplano — , se inició la ocupación de las tierras circundantes del Valle de Jujuy, con el surgimiento de haciendas, estancias y chacras. Asi, el siglo xvn se inaugura con la

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necesidad de asegurar esta ocupación frente a las incursiones de los chaquenses y, primordialmente, la de integrar en su totalidad los nuevos territorios — ricos en pastos para invernada, engorde de ganado, cultivo de trigo, maiz y algodón — bajo la nueva organization económica (op. cit. : 1993). Esta unidad geográfica y productiva, maxima expansion colonial hasta avanzado el siglo, constituyó un gran atractivo para los pueblos chaqueňos, como lugares en donde obtener ganado de origen europeo. Más alla de estas zonas colonizadas, hacia el oriente, grandes porciones de territorio quedaron fuera de dicha orbita. Sin embargo, las poblaciones que habitaban ese espacio montano, recibieron indirectamente el impacto de los cambios producidos en las areas dominadas. Uno de los más relevantes fue la adoption del caballo que transformé la vida cotidiana de algunos de los grupos asentados en la llanura chaquena. Esta incorporation no sólo les permitió una nueva movilidad, sino también nuevas formas de relaciones y la integration a distintos mercados régionales. Como seňala Palermo, antes de la aparición del ganado europeo, los indígenas del chaco no estuvieron cerrados al intercambio con grupos vecinos (chaquenos o andinos). Pero a partir de la introducción de los animales europeos, el panorama se hizo más complejo en distinta escala, con la aparición de nuevos interlocutores portadores de una tecnología diferente. Los Guaycurues desarrollaron una intensa actividad vinculada con la captura de animales robados en las haciendas que luego vendian en determinados puntos de comercialización o intercambio (Palermo, 1986 : 167-170). Los vecinos hacendados de la frontera jujena desde el afio de 1640, en correspondencia con los ataques indígenas sobre las instalaciones productivas — asiduos debido a la ecuestrización de algunos grupos —, abandonaron en un primer momento sus explotaciones agropecuarias periféricas más expuestas a los asaltos. Más inmediatamente, crearon una linea defensiva cuyos instrumentos fueron las entradas o corredurias y la instalación de pequenas torres de vigilancia o atalayas. Tiempo después, anadieron a sus tácticas defensivas la construction de dos fuertes : el de Ocloyas y el del Pongo (op. cit., 1991), obstruyendo el fácil acceso de los chaquenos por esos parajes. Las entradas o corredurías (según el lenguaje de la época), eran campafias punitivas de tiempo y magnitud variables, en las que los espanoles se adentraban en el territorio de los indígenas como represalias a sus ataques. Durante el desarrollo de las mismas, la obtention de piezas sueltas y pueblos enteras — a juzgar por las evidencias del juicio de 1676 — para el servicio personal, fue una de las principales atracciones para los que comprometían bienes o vida en esta guerra de frontera. Recompensa, sumamente importante, en un contexto de competencia por la mano de obra. Esta práctica general a toda la Gobernación del Tucumán y, que llegó hasta fines del siglo xviii, parece ser una de las razones que explican la enconada resistencia indigena 2, al tiempo que acentuó el carácter socialmente discriminatorio que entre los espanoles tuvieron los conflictos fronterizos (Garavaglia, 1984 : 28). TOBAS Y MOCOVÍES I CAUTIVOS REDUCIDOS EN JUJUY. SlGLO XVII Como producto de estas expediciones, desde mediados del siglo xvn en adelante se formalizó la costumbre de reducir grupos de cautivos indígenas de una misma tribu o, de parcialidades diferentes pero emparentadas. En esta primera etapa, la instalación

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de los chaqueňos, se llevó a cabo en tierras privadas de los vecinos hacendados que habian participado en las incursiones. Asimismo a otros vecinos, de estrato social más bajo, les fueron otorgadas piezas sueltas. En su conjunto, los cautivos estaban obligados a prestar servicios al espanol al cual habian sido entregados. Los asentamientos denominados reducciones en el siglo xvn, no deben ser confundidos con las reducciones creadas a partir de 1745-1750, a lo largo de la frontera oriental de la Gobernación. Très principios las diferencian claramente : el carácter de premio о recompensa por un acto meritorio - servicios de guerra — a un particular, el carácter no eclesiástico y el carácter no militar, ya que se establecieron dentro de los limites del mundo colonial. En contraposición, las reducciones de mediados del siglo xviii también llamadas misiones religiosas, estuvieron a cargo de las ordenes de franciscanos y jesuitas, se asentaron en el umbral del mundo « civilizado » y el « bárbaro » y representaron puestos de avanzadas de la sociedad hispanocriolla en territorio indigena ; y como tal, cumplieron una función clara en la estrategia militar (Armando, 1994 : 218-219 ; Teruel, 1994 : 227). En el Valle jujeňo existieron varias reducciones durante el siglo xvn. Las fuentes certifican que la primera en instalarse fue la de los indios pelichocos y labradillos, en las tierras que poseyó el capitán Francisco Arias en el Rio Blanco (A.H.J., Caja xxi, legajillo n° 3, 1644 ; A.T.J., leg. 276, 1647). Contiguas a estas, las chacras de Palpalá 3, sirvieron de « morada » transitoria e involuntaria para indios tobas y mocovies que fueron entregados a vecinos importantes — encomenderos, terratenientes y comerciantes — de la ciudad, como Diego Ortiz de Zkrate, Juan Martinez de Iriarte y Alexandro de Urrutia. Una de las reducciones más numerosas — de la única que poseemos información gracias al juicio de 1676 —, fue la reunida por el capitán Juan Rodriguez de Vieyra (A.T.J., doc. cit., 1676) 4. Desde los primeras tiempos, se estableció una clara delimitación de las tareas. Los hombres fueron utilizados como mano de obra para el cultivo de las chacras y requeridos para aprovisionar de lena la casa de su amo. Mientras que las mujeres se desempeňaban como empleadas domésticas en las haciendas y en las casas citadinas : « [...] [los varones pelichocos y labradillos] cuando iban a cortar maděra [...] » (doc. cit., fs. 1, 1647) « [...] dixo que se llama catamori que es de nazion toba de la provincia del chaco y que es del servicio del capitán juan Rodriguez a quien ha serbido en asistir en una huerta [...] y de traer lena para su casa [...] » (doc. cit., fs. 5 v., 1676) « [...] Dixo Llamarse Vitoria y ser de nazion toba y estar al serbicio de pedro garzon en esta ciudad [...] y asi mismo esta que déclara labando en El rio llego el dicho yndio catamori que benia de traer lena entre otras cosas [...] » (ibid., fs. 1 v.-2) Si bien no podemos precisar el numero de intégrantes de cada reducción, a lo largo del juicio se menciona la existencia de rancherias con sus propias autoridades : « [...] con El curaca que huyo de aqui Y otro Don Juanillo [...] » (doc. cit. f. 3, 1676) « [...] y que es hijo [...] del curaca que murio en palpala [...] » (ibid, fs. 5 v.) « [...] A los ranchos de los demas de su nazion que estan en palpala [...] » (ibid., fs. 6) « [...] El yndio Vizente caSique de Los yndios tobas del dicho capitan juan rodriguez vieira [...] » (ibid., fs. 30).

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Sabemos que el grupo toba del cacique arriba mencionado, al momento de la captura e inmediata reduction, estaba conformado por varias familias. Aunque hacia el afio de 1676, las unidades domésticas ahora reducidas, afrontaban un proceso de désintégration. La presencia de mujeres era mayoritaria, dado que una peste habia diezmado a parte de los hombres : « [...] en dicha chacra de palpala [...] de Los yndios tobas [...] y Las yndias que an quedado de esta nazion por auerSe muerto Los yndios Sus maridos de la peste de Las Virguelas [...] » (ibid.) Estas unidades familiares no parecen ser sólo una reunion de cautivos, ya que la mention de personas con algun grado de autoridad designadas como curacas о caciques, sugiere la existencia de estructuras o relaciones más complejas que la simple aglomeración. Desconocemos el tipo de potestad y los alcances del poder que acompafiaban al individuo que portaba el titulo de cacique, al igual que si este « grado politico » reflejaba una situation de imposition о una recreation del propio grupo. Nos inclinamos por esta ultima suposición y, nos aventuramos a conjeturar que el verdadero jefe de los tobas asentados en Palpalá fue Catamori y no el anciano curaca Vicente, que, según el documento, portaba tal jerarquia. Advertimos un par de hechos que nos insinuan la idea. En relation a la designation de los jefes entre los tobas, Karsten comenta que : « por régla general el hijo mayor de un cacique sigue a su padre como jefe de la tribu. Pero aunque un toba pueda heredar la jefatura después de su padre, siempre debe exhibir ciertas cualidades prominentes para ser aprobado por su pueblo. Estas cualidades son el valor, la habilidad y la experiencia en la guerra tanto como su inteligencia y elocuencia. Las virtudes guerreras son las más apreciadas » (Karsten, 1993 : 25). Como primer punto, es tremendamente sugerente que Catamori, hijo del ex-curaca de la reduction, haya sido el principal mentor de la exitosa fuga general, acontecimiento que resalta no sólo sus dotes guerreras sino también su poder de convocatoria. El segundo punto se relaciona con el poder que le cupo a don Vicente. Llama nuestra atención que, a lo largo de las diligencias judiciales no se le tome testimonio al mencionado curaca, ni que en momento alguno se le atribuya algún tipo de culpabilidad por el accionar de un individuo bajo su autoridad. Es conocido que en ocasión de reducirlos, el nuevo amo, advertia de la obediencia que todos debian propinar al jefe. Remarcaba, además, la responsabilidad que le cabia a este en los actos y obligaciones laborales de sus indios y sobre todo, en su obligation de mantenerlos en paz (cfr. infra). Sabemos que, junto al jefe toba, existió un Consejo de Ancianos que observaba la conducta y la actividad del primera y confirmaba su election (Karsten, ibidem). Tal vez, a la muerte del padre de Catamori, y por motivos insondables por ahora — demasiada juventud, desconfianza о peligrosidad —, el sucesor no era el adecuado para el cargo bajo la mirada espaňola. Por lo tanto en este contexto, se decidió que asumiera Vicente, uno de « Los Viejos » del Consejo. О al contrario, aquél cedió su lugar al « biejo » Vicente, con el fin de tener mayor libertad y movilidad para planear, convocar y ejecutar sus intentos. Lo cierto es que al momento de la partida, « [...] catamuri Y quitanacati ympenSadamente LLegaron a Su Rancheria [...] Y hallando en Ella a Vizente Su curaca que es Muy biejo [...] Y no queriendo dicho Vizente hir con Ellos por fuerza Y como aRastrandoLo Lo LLebaron por Ser biejo [...] » (doc. cit., fs. 30 v.-31, 1676).

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Posiblemente y dentro de la óptica de los jefes y de los hombres « honorables » de una tribu, el adjetivo « Muy biejo o biejo » con que se lo désigna a Vicente, refleje la significación y alcance de la figura del curaca para Catamori y su grupo ; y alli el por que de llevarlo por la « fuerza ». La incorporación de estos hombres y mujeres a la esfera de dominio hispano, fue en carácter de « cautivos », en una situación a mitad de camino entre los indios de encomienda y los esclavos 5. También la utilización de su fuerza laboral, no puede ser asimilada con las formas de trabajo que implicaba el tributo en las encomiendas de servicio personal 6, como tampoco pueden ser considerados un bien patrimonial al igual que los esclavos. Tal diferencia se materializaba en la manera en que se reproducia la fuerza de trabajo. En el caso de los esclavos, su manutención y reproducción corrió directamente a expensas de sus amos. Mientras que las reglamentaciones coloniales para las poblaciones encomendadas establecian normas tendientes a lograr su sustento y autoreproducción a través del resguardo de sus tierras originarias o facilitando el acceso a otras nuevas. Esto sucedió tanto en la tierras altas como en la zona de valles de la actual provincia de Jujuy 7. Con anterioridad a la instalación de los tobas reducidos en Palpalá, existían otros grupos indígenas (ocloyas, osas y paipayas) también reducidos en tierras privadas de sus encomenderos, que a la par de cultivar para los espaňoles se abastecían con la producción de sus propias chacras 8. La solución al problema del sustento de los cautivos chaquefios, parece haber estado centrada en permitirles conservar sus tradicionales pautas de subsistencia. Con lo cual los espafioles, se libraban de implicar parte de sus tierras en la reproducción de los indígenas. Asi los chaqueňos establecidos en Palpalá continuaron con las actividades de caza, pesca y recolección base de su dieta alimenticia. Al culminar sus jornadas de trabajo en las chacras del amo, se adentraban al monte en busca de animales salvajes, pescado y algorroba « (...] en las Vezeš que Ellos Y los demas de esta su parzialidad bajauan a dichos parajes con pretesto de la Algarroua Caza Y pesca [...] que yendo a coger algarrova al páraje del pongo [...] » (doc. cit., fs. 25 y 7) La proximidad a su habitat natural y el mantenimiento de la comunicación con los no reducidos en sus incursiones al monte, favoreció la continua resistencia 9 y las fugas entre los hombres « [...] y hablo con algunos que benian de su tierra de noche a comunicar con los de dicha Reduzion y se yban con ques zierto se an comunicado siempre los Unos con los otros [...] » (doc. cit., fs. 3) « [...] y que esto era con consulta que tenian echa con los demas que abian benido de su tierra y estaban en esos parajes del pongo [...] » (doc. cit., fs. 2-2 v.) « [...] yendo mas adelante a un páraje donde esta un serrillo Colorado hallo una junta grande de gente de su nacion tobas mocovies y mataguay [...] » (doc. cit., fs.7) 10. De esta manera, capturados para paliar la falta de mano de obra, no siempre sirvieron para este propósito. Con ritmos de trabajo muy diferentes y con una gran resistencia a la dominación, los chaqueňos constituyeron, en esta etapa, una mano de obra difïcil de disciplinar y por lo tanto poco aprovechable. Esta resistencia explica,

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que en el siglo siguiente se hiciera costumbre tanto en la frontera chiriguana como en la del Tucumán la práctica casi exclusiva de repartir mujeres, ya que los hombres morían o huían (Saignes, 1990 ; Garavaglia, 1984) n. Las actuaciones judiciales contra catamori y quitanacati En los primeros dias del mes de febrero de 1676, tras una entrada de pillaje y robo sobre las chacras de Palpalá fueron apresados dos indios tobas reducidos, acusados de conspiradores y organizadores de una fuga general de la gente del chaco establecida en el campo y en la ciudad. Su apresamiento dió inicio a un proceso y levantamiento de una sumaria information en la que testificaron varios de los cautivos tobas y mocovies. La mayoria de los testigos fueron mujeres, casi todas se expresaron a través de un interprete en la lengua general del Cuzco, en la cual algunas se presentaron como ladinas y otřas sólo parecían entenderla. Tanto el Promotor Fiscal como el Protector de Naturales coincidieron en calificar al proceso como una cuestión de suma gravedad — por el peligro que implicaba el problema de la inseguridad en la frontera —, y la necesidad de elevar dicho asunto a la consideration final de La Real Audiencia y del Gobernador. En sus escritos, acusador y defensor se diferenciaron en cuanto al móvil de las acciones y la naturaleza de los indios apresados. Para el primera, este intento de conspiration era el inicio de un ataque general para arrasar la ciudad de Jujuy : « [...] no es la pritencion soltar cuatro piesas que tienen entre los otros sino es de asolar las provincias que les sera muy fasil por el natural Unibersal de todos los yndios de su fasilidad inclinacion mala y dada a la ociosidad [...] » (A.T.J. doc. cit., fs.ll v.). En contraposition, el Protector de Naturales sostuvo en la vista de causa que el intento de fugarse no constituía una amenaza publica ni un delito : « [...] porque los dichos mis partes y los demas de su nacion han sido desnaturalisados y separados Unos de otros sin justificacion de causa= en solisitar la livertad y bolver a sus patrias que es el sentro amable del hombre no cometen delito alguno= y a los misérables yndios faboresen tantas y tan repetidas çedulas de su Magestad que Dios Guarde poniendo todo su conato en que tenga cumplido efecto el no sacarlos de su natural [...] » (A.T.J. doc. cit., fs. 13). A raiz de los dichos del Protector de Naturales sobre las innumerables leyes coloniales que protegían a los indígenas, y las promulgadas en contra de su desnaturalización, el Fiscal, pone en duda que estas cédulas reaies tengan alcance sobre la situation de los indígenas del chaco. La falta de conviction del mismo, se origina sobre el principio de fidelidad versus infidelidad : « [...] que estos yndios no estaban aun sujetos a ymperio y monarquia sino que estaban y bibian en su gentilidad sin reconoser sefior porque y a causa no les ligaban ningunas leyes y para haserlos culpados y ponerle acusasion como se me ordena a de ser examinando si a estos yndios ynfieles les comprenden los derechos de la fidelidad y en que forma binieron a la sugesion de su Magestad y si fue por partido y si les cumplieron las condisiones y y esto no lo debe venir en la misma sino los tribunales superiores [...] » (A.T.J. doc. cit., f. 15).

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Concluidas las actuaciones en la ciudad de Jujuy, el expediente fue elevado al Gobernador de Tucumán para que dictara sentencia « [...] este Gouierno para la determinazion de Ellos Y en que Vistas las alegaziones de dicho Protector Y promotor fiscal en la aqusacion Echa contra dichos Reos y que por lo arduo de dicha causa en que comprende lo comun del Seguro de estas fronteras con la comunicazion entre dichos Reos Y demas Jentio de este enemigo no se atreuia a resoluer enteramente a declarar la Pena a que devian ser punidos Y para asegurar las contienjenzias futuras que amenazan considerado todo este Gouierno mandaua y mando que dichos Yndios sean desterrados Y que los desterraua Y desterro de esta Prouinzia a las del Peru declarandolos Y dandolos como los déclara Y dio Por sujetos a seruidumbre Perpétua a la Casa de la moneda de la Villa Imperial de potosi [...] » (doc. cit., fs.26) El representante real, justificaba este castigo, sobre la base de la experiencia de otros casos similares ocurridos en distintos puntos de su jurisdiction : « [...] pues se tiene por Esperienzias que desde la Ciudad de Cordoua distante cerca de Duzientas Léguas de sus Tierras de donde fueron desnaturalizados se an buelto a ellas muchas familias de Su nazion Y de otras ciudades desta prouincia por averse Echo capazes de nuestras tierras Y de las entradas Y salidas que nos hazen hostilidades Con Imbasiones atajando El camino Real de Esteco a Jujui [...] » (doc. cit., f 26-26 v.). Ambos reos, enfermos repentinamente, lograron la suspension del destierro. Un mes de convalecencia fue el tiempo suficiente para restablecerse y planear un nuevo intento : « [...] tube abiso de como El yndio toba catamori Y Su companero quitanacati que estaban desterrados por Sentencia del Seňor Gouernador [...] El Martes en La noche Se abian SaLido de dicha caSa E ydose Al Balle de palpala A la chacra de dicho Su amo donde estaba Vizente [...] E yndias de Su nazion Y todos Juntos abian hecho fuga E ydose a dicha prouincia del chaco a Juntarse con Los [...] de Su nazion [...] » (doc. cit., fs. 29). Los anos cuarenta del siglo dan paso a un movimiento de expansion en los avances que desde el rio Bermejo tobas, mocovies y otros grupos habian iniciado a punta de caballo sobre los bordes coloniales de Jujuy. Los espafioles a partir de entonces intentaron una politica de « laxa colonization », concentrando conjuntos de grupos capturados en sus tierras privadas con un doble objetivo : utilizar la fuerza de trabajo y « domesticar » a los infieles. No obstante, ninguno de ellos se cumplió, porque en cierto sentido esta politica « temerosa » favoreció los contactos con gente no reducida y por consiguiente con su tierra. Además de que se apoyó económicamente, en las pautas de subsistencia indigena. De amores, fugas y convicciones La frontera como espacio de contacto entre sociedades diferentes, generó una série de relaciones complejas que testimonian multiples elecciones de vida y, constituyó un area franqueable para espafloles e indios. Dentro de la gama de opciones de vida que este escenario generó, podemos observar a través del juicio de 1676 distintas actitudes en los actores involucrados.

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La permanencia en el estado de sometimiento despertó resistencias, que se concretaron en acciones de fugas y en el envio de espias de los grupos chaquefios no reducidos, con la intention de facilitar la huida de los capturados. Esto debe entenderse dentro de la situation de conflicto que se vivia en la frontera y que agudizaba las relaciones sociales de domination y contestation, no sólo llevadas al extremo de la guerra, sino también vividas como ese malestar y reclamo constante que vienen a representar los cautivos y los indios presos (Tagmanini, 1993). A lo largo de las actuaciones judiciales, se menciona que en diversas ocasiones los indios tobas y mocovies reducidos, emprendieron la fuga desde las haciendas del valle hacia el monte. En la mayoria de los casos los espanoles no lograron capturarlos nuevamente : « [...] donde Dixo = que yendo el que déclara a coxer algarroba Al páraje del pongo yendo mas adelante a Un páraje donde esta un serrillo Colorado hallo una junta grande de gente de su naciofl toba mocovies y mataguayes de la provincia del chaco y llegando a Elias el hablo vido y conocio que benia entre ellos el casique que se huyo desta ciudad del Maestre de campo don Diego Ortiz de Zarate y El otro compafiero Y todos le dijeron a este que déclara venian en busca de los yndios que tienen аса y recojerlos y a El, le dijeron se fuese con Ellos о se quedase en esse páraje [...] y despues que estubo en El An benido por dos beses dos yndios a su mesmo Rancho y de noche a persuadirle se baya El y sus companeros con Ellos a su tierra [...] » (testimonio de Quitanacati, doc. cit., fs. 7) 12. Las declaraciones de Catamori y Quitanacati ejemplifican la manera en que se planificaban los escapes. Ellos solían entrar al monte y comunicarse con sus parientes o estos ultimos se acercaban a las chacras de Palpalá. Posteriormente trataban de informar sobre el intento a toda su gente, tarea poco difïcil entre los que se encontraban en las reducciones, pero la comunicación con las mujeres que vivian aisladas en las casas citadinas presentaba mayores inconvenientes. La ocasión propicia se daba cuando estas, como parte de sus labores domésticas, se reunian en el rio chiquito de la ciudad a lavar la гора 13. Para reforzar el intento de huída solían entrar de noche algunos espias a la reduction. Llegaban en grupos de a dos, de los cuales uno tomaba el puesto de vigia y el otro trataba de convencer al resto sobre las posibilidades de la evasion. Estas incursiones les Servian también para conocer con detalles los recursos con que contaban las haciendas del valle y la factibilidad de los ataques, information que era discutida entre los chaqueňos libres para decidir la mejor ocasión de un asalto : « [...] y también entre Ellos se comunicavan el dano que pudieran hazer a esta ciudad y sus abitadores y que muchos eran de parezer de entrar hasta la ciudad y llebarsela Y otros lo contradezian por dezir que en la ciudad no podian salir bien de su yntento por ser muchos los espafloles y que los abian de matar que quando mucho podrian entrar hasta la chacra de san pedro que ténia menos gente y que se la Uebarian [...] » (testimonio de Lorenza india toba, doc. cit. f 9). Las incursiones de espionaje tenian una ventaja complementaria, como era la de poder obtener algunos bienes a través de los que habitaban en la reduction : « [...] Preguntado quien les dio mais a dichos yndios enemigos porque los espafioles que fueron a Reconoser hallaron en su aloxamiento marlos de mais [...] Dixo que El no save que sus mugeres les darian porque en ocaziones an benido de noche a los ranchos Algunos de dichos enemigos [...] » (Testimonio de Quitanacati, doc. cit., f. 7 v).

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A pesar de los esfuerzos de las autoridades coloniales por cortar esta comunicación y potenciales huidas, muchos de ellos fueron en vano, como demuestra la culmination de este juicio. La incapacidad de los espanoles se manifesto en la práctica general de desnaturalizar y desterrar a los cabecillas de conspiraciones о a los acusados рог delitos, trasladándolos a ciudades muy alejadas de su habitat. Entre las formas de relation que se generaron en la frontera chiriguana, los ava accedieron al universo colonial de forma provisoria a través de viajes de trueques о trabajos agrícolas temporarios. Pero también en forma definitiva mediante la libre instalación en los asentamientos fronterizos o el cautiverio (Saignes, 1989 : 66). El hecho del cautiverio implicaba una situation de violencia, frente a la cual no siempre hay una respuesta unica. La gama de actitudes puede ir desde aquellos individuos que internalizan las pautas de los dominadores hasta aquellos que las aceptan por resignation, consenso, tradition о la misma fuerza. Pero dentro de la dinámica de estas actitudes existen formas de asimetria social, por ejemplo las divisiones de género. En la frontera de Jujuy la contracara de la tenaz resistencia masculina, fue la actitud de mayor asimilación que mostraron las mujeres capturadas. Muchas de ellas fueron renuentes a ser llevadas a su tierra y prefirieron continuar sirviendo al espanol. Posiblemente, su disposition tuvo relation directa con el trabajo de « puertas adentro » que efectuaban en los hogares de sus amos y por lo tanto, la consecuencia de vivir aisladas en la ciudad aceleraba los proceso de incorporation a la sociedad colonial. En algunas circunstancias trabajaban en las casas bajo las ordenes de otros sirvientes que las controlaban coercitivamente, prohibiéndoles la comunicación con gente de su grupo 14. En los testimonios de estas mujeres se observan distintos grados de adaptation, con actitudes que van desde el intento de fuga (con los hombres) hasta la total asimilación. Pero en la toma de decision se confundieron historias personales, en las que se entrelazaron amores, celos y profundas convicciones religiosas. En el juicio son llamadas a declarar cinco mujeres tobas y una mocovi, ellas ejemplifican la gama de situaciones planteadas. Asi Vitoria en su testimonio saca a la luz la intention de Catamorin de huir con otra que no era su propia mujer : « [...] que conose al yndio catamori que se le pregunta [...] y que aunque a hablado con El no le a comunicado cosa de su yntento mas de que Ana yndia [...] le dijo a esta déclarante como dicho yndio Catamori las andaba conbocando a Ella y a otra [...] nombrada Antonia para que se fuesen a su tierra con El y asi mismo la muger del dicho yndio Catamuri le dijo a esta que déclara que estubiese con cuydado que su marido tratava de hirse a su tierra para lo quai y llebarse consigo andaba conbocando todas las que ay de su nazion en esta ciudad que séria su yda con esta luna [...] » (testimonio de Vitoria, doc. cit., fs. 2) 15. Otra de las testigos Uamada Ana, sin condenar a quienes intentaron fugarse, alegó no querer volver, dado que estaba acostumbrada a esa vida y : « [...] que no queria porque no ténia a que hir por no tener padre ni madré ni parientes en su tierra y estar ya hecha en esta tierra [...] » (doc. cit., fs. 4 v.). Un testimonio angustiante es el de Petrona y su madré indias tobas, que intentaron salir al monte en la fuga general que provocaron Catamori y Quitanacati, pero las

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dolencias fïsicas no les permiteron alcanzar su objetivo y apresadas por los espanoles fueron compelidas a regresar « [...] dixo=que [...] esta que deClara no pudo hir con Ellos рог tener a Su Madré Siega Y Ella estar enferma de Una pierna hinchada Y que no Supo otra Cosa [...] » (doc. cit., fs. 30-31). Por ultimo, la declaration más dramática que muestra la total aceptación de las formas de vida y valores de los dominadores es el discurso que tiene Lorenza, una de las tobas. En sus dichos enfatizó su condition de india cristiana y bautizada que la distinguia de las demás. Creencia que se evidencia con fuerza en su juramento y declaration : « [...] Dixo= llamarse lorensa y ser de nacion toba [...] y que es xphtiana y Baptizada por [...] el cura y Vicario desta ciudad quien la yntruyo y catatisso en las cosas de nuestra santa fe catolica para hazerlo en que lo esta y save la obligazion que tiene a la ley xptiana de dezir la berdad de lo que supiera en lo que se le preguntare Y de no lo hazer asi la pena que tendra en la otra bida Y en esta fee [...] » (doc. cit., f 8). Al mismo tiempo reproduce vívidamente la distinción utilizada por los espafioles para mostrar a estos pueblos del Chaco como salvajes distinguibles por su naturaleza de los indios « domésticos y amigos » : « [...] y todos juntos le dezian se fuesse con Ellos a que les respondia esta testigo que no queria por ser ya xptiana y estar hecha en esta tierra que aunque tubiese padres en la suya no queria hirlos a buscar por ser gente de otra ley como bestia y Ella xptiana Y que ellos que no lo eran se fuesen muy en ora buena [...] » (doc. cit., f 8 v). Tal asimilación le habia costado a Lorenza el aislamiento frente a la gente de su propia etnia, con la consiguiente pérdida de su identidad dentro del grupo. Por lo tanto, no podia comprender el conjunto de sentimientos que acarreaba la privation de libertad, junto con la dolorosa idea de morir en tierra ajena : « [...] con que se enojaban con esta testigo y la Renian diziendole se abia de morir en esta tierra como los demas de su nazion [...] » (doc. cit., f 8 v). Los espanoles pudieron en ciertos casos, Uevar a cabo una verdadera asimilación, como lo demuestra el testimonio anterior. Con la proyeccción de sus valores lograron crear una importante diferenciación entre los miembros de una misma comunidad (Vitar, 1989). Asi lo confirmé Lorenza, quien renegaba de su gente y los despreciaba por ser « salvajes », que no pertenecian al mundo civilizado al que ella habia accedido por medio de la religion. « Apresados y pasificados ». Reducción y venganza de los ojotae (s. xviii) Al parecer, el proceso de « domestication », iniciado unas décadas atrás, no rindió los frutos esperados en esta primera etapa de implementation. Muy por el contrario, recrudecieron las invasiones y ataques de los pueblos orientales 16. En consecuencia, esta especie de táctica defensiva que transitaba entre las campanas punitivas y los nucleamientos indigenas, fue renovada. Desde los primeras afios del siglo xviii, el Estado Colonial tentará la guerra ofensiva y las reducciones al abrigo de los fuertes.

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También recurrirá con mayor frecuencia, a la venta de cautivos, práctica implementada a fines del siglo xvn. El pilar de esta segunda etapa hacia la conquista total del Chaco, lo constituieron la diagramación e inmediata construction de una linea de fuertes que, a diferencia de la etapa anterior, comenzaron a irrumpir tibiamente en los dominios del enemigo. En lo que respecta a la frontera de Jujuy, se fundaron los fuertes de San Francisco (Pampas de Ledesma) 17, Nuestra Seňora del Rosario, sitio de San Roque Valle del Chaco (Ledesma), Santa Barbara y Dolores 18. Por el mes de septiembre del айо de 1710, luego de una сатрайа « a sangre y fuego » a tierras enemigas, « [...] habiendo buelto de la сатрапа el maestre de campo don Juan Antonio de Garate y capitantes Francisco de Salas y Juan de los Ríos del Fuerte de San Francisco [...] con parte de las familias de la nacion ojotae y por caudillo de ellos [roto] que se entregaron dijeron auiendose apresado ante mano cinco de ellos [...] » (A.T.J., leg. 838, fs.l, 1710). Sorprende la facilidad y solicitud con que los « barbares » ojotaes se entregaron a la cuadrilla militar. óPor que no pensar que la intention del momento era lograr el amparo de la fuerza espafiola ? Estrategia circunstancial utilizada — a partir de la irruption de los espaňoles en la zona — , por otros grupos del Chaco cuando estaban apremiados por sus doblemente belicosos vecinos (Sanchez y Sica, 1990 : 488-489). Según Lozano, los mencionados indios en aquel periodo, sufrian la captura de sus « mujeres y chusma » a manos de los chiriguanos (Lozano, 1989 [1733] : 237). Entonces, que mejor oportunidad para sortear esta coyuntura de guerra intertribal, que refugiarse al abrigo del fuerte espafiol. No obstante la ansiedad de los espafioles para captar a los ojotaes dentro del grupo de « indios amigos » y, atentos a la experiencia y resultados de épocas no tan lejanas en referencia a las reducciones en tierras privadas de los hacendados 19, el Gobierno reformuló su postura. La nueva propuesta espafiola, para aprehender la voluntad de los rebeldes chaquefios, subrayaba claramente las condiciones sobre las cuales se llevaria a cabo la reduction. El primer punto del acto fundacional versaba sobre el nuevo « status juridico de los pacificados » y en consecuencia, de la « obediencia debida » : « [...] y dandoles a entender por el lenguaje 20 que llaman de [roto] Debaxo de las condiciones siguientes : La primera que han de ser leales vasallos del Rey Nuestro Sefior como taies obedecen a los Seflores gobernador y capitanes générales de esta provincia y a sus thenientes de la ciudad de Juxui y demas ministros militares y politicos [...] y obedientes debaxo de cuias calidades y condiciones que se le ha dado a entender con toda expresion por medio del interprete [...], les admito como a vasallos del Rey Nuestro Sefior [...] » (doc. cit., fs. lv.-2, 1710. El subrayado es nuestro) De esta manera, trataban de subsanar, la situation juridica ambigua y diferenciada que distinguia a estos indigenas en relation a los indios encomendados. Ahora ellos también pertenecian al conjunto de « leales vasallos de su Magestad ». Por lo tanto, una « traición » podía ser castigada con mayor severidad y crueldad. La alianza requeria una incondicional amistad con los protectores y, se empenaba en agudizar las enemistades entre parcialidades

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« [...] y que han de mantener firme amistad con los espanoles, siendo amigos de nuestros amigos y enemigos de nuestros enemigos que no han de tener comunicacion con los tobas mocovies mataguayes ni con las otras naciones que son ni en adelante fueren enemigos [roto] han de ayudar a los espanoles y obedecer [roto] que an escogido y se les [roto] viviendo al abrigo de dicho fuerte[ ...] » (doc. cit., fs. 1 v.) « [...] asi mismo he entregado al dicho D. Xpobal ciete mataguaias que se cautivaron en la entrada [...] » (doc. cit., fs. 2 v.) La agiornada propuesta, trató de asemejar — salvando las distancias — la figura de los llamados caudillos a la de los caciques de los pueblos sedentarios. Рог un lado, redefiniendo su roi en cuanto a las obligaciones intragrupales e intergrupales (los blancos), por otro, creando nivelés jerárquicos dentro de la sociedad indigena. De ahora en nias, el jefe se transformé en « gobernador, cacique o capitán », una persona con « honores » : « [...] en fee de ello al dicho Don Xpobal le nombre en el real nombre por governador y cazique principal de las familias que ha traido y en senal de pocesion le entrego la insignia de tal advirtiendoles a todos la obediencia que le han de tener, y la obligacion de este de mantenerlos juntos y en paz con sus familias en su poblacion y en firme amistad obedeciendo al cavo [...] doi [...] [roto] Don Xpobal de lo mesmo un capotillo, almilla y calzón y montera y calzado » (doc. cit., fs. 2) Los indios ojotaes, unas noventa y cuatro piezas de todas edades y sexos, fueron sitiados al abrigo del fuerte de Nuestra Seňora del Rosario de Ledesma, en una poblacion y reduction cercana denominada « San Antonio de los Ojotaes » (doc. cit., fs. 5 v.y fs.7 ; Lozano, op.cit. : 382). Para emprender la vida en reducción, las autoridades, comprometieron ayuda y bienes para la susbistencia material de los indígenas « [...] se advierte a dicho gobernador el cuidado que an de tener en que sus indios se apliquen al cultivo de la tierra para su manutencion a cuio fin se les dara el fomento nesesario y para que vean en la forma que se cultiva y se forman las chacras y en serial de Venebolencia los formo con los soldados he Indios amigos las chacaras en bastante copia para la manutencion de un айо у le doi a dicho cazique y governador para que [roto] Indios diesiseis [roto] cavallos [roto] y uno macho para cria [roto] que puedan melear y a todos los Indios grandules y muchachitos e Indias [roto] de très varas de pafiete y mantas del Peru [...] y cada semana una vaca [...] » (doc. cit., fs. 2). La alimentación se complementaba con los recursos que obtenian de las tierras del monte de los alrededores. Sin embargo, no podian ir cada dia en busca de los mismos. Ahora, se establecieron periodos y licencias para desarrollar sus tradicionales actividades económicas « [...] que dichos ojotaes se fueron a cazar y melear los unos con lizencia del capitan Ventura Gomez [...] por nueve dias y que los otros con la mesma se fueron a ver sus chacras [...] » (doc. cit., fs. 5). Imaginamos que la coyuntural protection espafiola, no fue el unico objetivo que movilizó a estos chaquefios. Casi podemos asegurar, que el acceso y aprovisionamiento de productos como caballo, гора у carne, formaron parte del incentivo.

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Los « buenos tratamientos y lo bien hallados » 21 que los indios se encontraban en este transita, de acuerdo a las palabras de cabos y soldados, no lograron borrar los anhelos de un retorno a la vida en libertad. Sólo siete meses bastaron para que se intentara una fuga general « [...] Mui Sefior mio Uegue a este Ledesma domingo donde he allado la averia de aberse Ido todos los ojotaes que dijo el capitan Ventura se fueron algunos el viernes Santo pidiendo licencia querian ir a melear dando termino de nueve dias y los demas que quedaron se fueron todos miercoles despues de pascuas pidiendo lizencia querian yr a ber sus chacaras y por aver si estaban donde solian yr otra vezes despache el lunes a mi teniente y mientras [roto] [to ?] dabia estamos con esperanzas [roto] de bolber [roto] que el caso requiera y que parezieren se h [roto] tantamente apesadumbrados a la fuga [...] » (doc. cit., fs. 2v.) 22. Inmediatamente se dispone realizar una sumaria averiguación para dar principio judicial a la diligencia. Los testigos interpelados — el cabo de guardia, un soldado y el capitán de corazas —, negaron cualquier comunicación del grupo en fuga con indios no reducidos, remarcando la excelente disposición de los reducidos y las inmejorables relaciones entre ellos y los indígenas (doc. cit., fs. 3-6 v.). En el entretanto, se manda a una compariia de la ciudad a « correr la tierra » y a don Cristobal que, al parecer, habia permanecido en el fuerte, se le ordenó salir a buscar a su gente. El caudillo de los ojotaes, « los avia hallado en las cabezadas del rio de sora faldas del Zerro de Calilegua 23 y se havia llevado asta ocho [roto] que quedaron los demas de bolverse el dia siguiente [...] » (ibidem). Mientras retornaba al fuerte es apresado por la compafiia que venia de la ciudad y, la version oficial cuenta que, « ofresio este guiar donde estava su parcialidad y haser se entregasen todos porque a el se le otorgase la vida » (doc. cit., fs. 7). No obstante, a renglón seguido se agrega : « [...] y muy quejoso Don Xpobal y todos sus ojotaes por tener entre los vendidos algunos Parientes [...] » {ibidem, el subrayado es nuestro). No era la primera vez que los ojotaes experimentaban el apresamiento y venta de parte de su gente. En tiempos del gobernador D. Angel de Peredo, salieron a la frontera en seňal de paz con la promesa de que no iban a ser desmembrados « [...] y que es segun se a entendido [la venta y desmembración] el motibo del odio que an profesado por haverles faltado, quando salieron en tiempo del Sefior Don Angel a lo que se les ofresio [...] » (doc. cit., fs. 7 v.). La venta de cautivos se explica, si la correlacionamos con el avance de la frontera sobre las ricas tierras del oriente jujeňo, y con la mayor fluidez de mano de obra libre o encomendada plausible de ser contratada. Ahora los espaňoles solicitaban a la Corona en recompensa a sus contribuciones en la guerra, mercedes de tierras. De esas tierras que habian ayudado a conquistar, ampliando los bordes coloniales 24. Por lo tanto, repartir piezas sueltas como premio no sólo no era negocio, sino que alimentaba el nivel de peligrosidad que representaban los chaqueňos que vivían como yanas en la ciudad (cfr. nota n° 3). Asi las cosas, la venta fue más alla de la detestada reprimenda « del destierro » de cabecillas, conspiradores y apóstatas. Significó también la manera de conseguir dinero para gratificar a los leales servidores del Rey, alivianar las areas estatales y una posibilidad de lucro para quien se hacia cargo del negocio. Un

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documenta, aunque un poco alejado por su fecha al intento de fuga de los ojotaes, es elocuente al respecta « [...] En la ciudad de San Salvador de Jujuy, [...] ante mi [...] y de los testigos de usso [...] parecieron présentes el General D. Diego Martinez de Iriarte, Alcalde Mayor Provincial de la Santa Hermandad y Gobernador de las Armas de esta dicha ciudad y su jurisdiction y fronteras [...] de la una parte y de de la otra el theniente de Caballos Corasas Roque Jacintho Gonzalez, y el cappitan Pedro Morillo, [...] y dexeron que el dicho general les ha entregado a los ssusodichos quinse piesas entre hombres y mugeres, naturales de la provincia del chaco apresados en guerra en esta ultima campafia, que se acaba de hacer de las quales quinse piesas las dos se las ha dado el dicho General a los dichos Roque Jazintho Gonzales, y Pedro Morillo, en remuneration de sus servicios, y las trese restantes se las ha entregado en precio y quantia de trescientos ochenta y cinco pesos, corrientes de a ocho el peso para que las lleben por cuenta y riesgo de los ssusodichos a las provincias del Peru, las más remotas que se pudieren para que no se puedan volver porque no conviene que queden en esta ciudad por el riesgo de que hagan fuga, y se vuelban a su patria y en las dichas provincias del peru dispongan de ellas como de cosa que les cuesta su dinero para con su producto gratificar a los demas soldados, que se han sefialado en dicha campafia [...] y los dichos [...] dixeron, que otorgan recibo en forma, y que se obligan de pagar los dichos trescientos ochenta y cinco pesos de plata corriente a la buelta del viaje que estan próximos a hacer [...] » (A.T.J., leg. 1246, fs. 59-59 v., 1730). Pero óen que momento de este segundo encuentro entre los ojotaes y el tercio de Jujuy se vendieron algunas familias ? Nuevamente es Lozano quien nos acerca pistas de los hechos. El religioso anotó que, « luego que toda la nation Ojotá se confédéré y ajusta alianza perpétua con los Espafioles se conservaron acampados junto al fuerte de San Francisco, hasta que salieron a la frontera para ser conducidos al fuerte de Buenos Aires y, poblados allí ser doctrinados lejos de su pais sin riesgo de apostatar » (Lozano, 1989 [1733] : 352-353). Lo cierto es que, una vez concentrados en el sitio de San Francisco fueron disgregados. Una parte desterrada y « vendida » a Buenos Aires y la otra remitida al fuerte del Rosario para su reduction ; como relata el documenta, « haviendo buelta [...] con parte de las familias de la nacion ojotae » (doc. cit., fs. 1, el subrayado es nuestro). Caben dos suposiciones al respecto. La primera, que don Cristobal y su gente ignoraban el destino de sus parientes al momento de ser conduc idoshacia la nueva población y, luego de anoticiarse de lo acontecido, prepararon la huida. La segunda, que conociendo el destierro de las familias y en atención al momento de tension con los chiriguanos, optaron por esperar, protegerse, aprovisionarse y conquistar la confianza de los espanoles para luego fugarse. Conjeturas al margen, los hechos sefialan lo mal dispuestos que estaban Don Cristobal y su gente por haberse enterado que entre los vendidos — al parecer unos pocos lograron sustraerse del castigo — , habian parientes suyos. En este punto de la situation, ni los espanoles, ni los indios se encontraban en position de exigir y, entre los multiples discursos de la frontera, surgió la négociation. El caudillo propuso que « [...] y haver hallado cinco familias dilatadas que luego recogio en su alojamiento pidiendo quedasen todos en Ledesma que el aseguraba serian firmes amigos, quedando a su cuydado dar tiempo aviso de qualquier novedad que yntentasen, y que de lo contrario lo pagaria con su caveza [...] » (doc. cit., fs. 7)

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Por su parte el Gobierno, anteponiendo la necesidad de consolidar la amistad de las naciones bárbaras y recordando que la desmembración que tanto aborrecen los naturales del Chaco ha costado tantos « desaciertos », aconseja : « [...] no parece sera conveniente dejarle quejoso [D. Xpobal] y expuesto al peligro de perderse ni [...] faltarle a la palabra [...] ;y para evitar Vno y otro ynconveniente podra Vuesa merced disponer que el caudillo [...] quede con los suyos al abrigo de esse presidio con separacion de los ojotaes dandoles a entender quanta piedad ace Vssa con el y los suyos perdonandoles tantos delitos que tiene cometidos y que a la primera novedad seran castigados [...] » (doc. cit., fs. 7 Por encima del tono entre amenazante y apiadatorio del capitán del presidio, la primera novedad fue al aňo siguiente, cuando los ojotae se alzaron y destruyeron la reduction (A.T.J., leg. 842, 1712) 25. Las primeras décadas del siglo xvih, dan cuenta de un proceso de paralización en el movimiento expansivo chaquefio hacia los bordes coloniales. No obstante, habrá que esperar las ultimas décadas del siglo xvin para que las reducciones religiosas junto con los comandantes de los fuertes de frontera, logren asimilar a los indígenas a los modos y costumbres europeos, integrarlos a la economia monetaria e incorporarlos como agricultores — cultivo de cana de azucar y cria de ganado — estacionales о permanente (Teruel, 1994). COMENTARIOS HNALES Los afios cuarenta del siglo xvn dan paso a un movimiento de expansion en los avances que desde el rio Bermejo tobas, mocovies y otros grupos habian iniciado a punta de caballo sobre los bordes coloniales de Jujuy. Asi, se fue creando del lado espaňol una linea defensiva cuyos instrumentos fueron las entradas o corredurías y la instalación de pequefias torres de vigilancia o atalayas. Estas entradas o corredurías (según el lenguaje de la época), eran campafias punitivas de tiempo y magnitud variables, en las que los espanoles se adentraban en el territorio de los indígenas como represalias a sus ataques. Durante el desarrollo de las mismas, la obtention de piezas sueltas y pueblos enteros para el servicio personal, fue una de las principales atracciones para los que comprometían bienes o vida en esta guerra de frontera. Como producto de estas expediciones, desde mediados del siglo xvn en adelante se formalize) la costumbre de reducir cautivos indígenas de un mismo grupo o de parcialidades diferentes pero emparentadas. En esta primera etapa, la instalación de los chaquefios, se llevó a cabo en tierras privadas de los vecinos hacendados que habian participado en las incursiones. Los asentamientos de estos cautivos fueron denominados reducciones en el siglo xvn, y se caracterizaron por ser privadas, no religiosas y sin funciones militares. Rasgos que asumieron las reducciones posteriores, creadas a partir de 1745-1750, a lo largo de la frontera oriental de la Gobernación. Al interior de las reducciones era posible encontrar diferentes unidades familiares. Estas no parecieron ser sólo una reunion circunstancial de prisioneros, sino que la mention de personas con algún grado de autoridad designadas como curacas о

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caciques, sugiere la existencia de estructuras o relaciones más complejas que la simple aglomeración de personas. En su conjunto, los indígenas chaqueňos estaban obligados a prestar servicios al espanol al cual habían sido entregados. Pero desde el principio, se estableció una clara delimitación de las tareas. Los nombres fueron utilizados como mano de obra para el cultivo de las chacras y otras tareas rurales о de recolección, mientras que las mujeres se desempeňaban como empleadas domésticas en las haciendas y en las casas citadinas. La incorporation de estos hombres y mujeres a la esfera de dominio hispano, fue en carácter de « cautivos », en una situation a mitad de camino entre los indios de encomienda y los esclavos. También la utilization de su fuerza laboral, no puede ser asimilada con las formas de trabajo que implicaba el tributo en las encomiendas de servicio personal, como tampoco pueden ser considerados un bien patrimonial al igual que los esclavos. Tal diferencia se materializaba, en la manera en que se reproducia la fuerza de trabajo. En el caso de los esclavos, su manutention corrió directamente a expensas de sus amos, mientras que las reglamentaciones coloniales para las poblaciones encomendadas establecian normas tendientes a lograr su autoreproducción a través del resguardo de sus tierras originarias о facilitando el acceso a otras nuevas. La solution al problema del sustento de los cautivos chaquenos parece haber estado centrada en permitirles conservar sus tradicionales pautas de subsistencia. Con lo cual los espaňoles se libraron de utilizar parte de sus tierras en la reproduction de este tipo de mano de obra. Asi, los chaquenos establecidos en las diferentes reducciones continuaron con las actividades de caza, pesca y recolección, base de su dieta alimenticia. Esta ambiguedad, es posible encontrarla también en los discursos de las autoridades judiciales sobre la naturaleza de los chaquenos. Los argumentos desplegados por el Fiscal y el Protector de Naturales en el juicio contra Catamorin y Quitanacati, se centraron en la condition de « infieles » de los chaquenos y la permanente divisoria colonial entre « indios amigos » e infieles con que los ojos espaňoles miraban la realidad de los cautivos. El estado de sometimiento despertó resistencias en los chaquenos. El hecho del cautiverio implicaba una situation de violencia, frente a la cual no siempre existieron respuestas univocas. La gama de actitudes fue desde aquellos individuos que internalizaban las pautas de los dominadores hasta los que las aceptaban por resignation, consenso, tradition о la misma fuerza. Pero dentro de la dinámica de estas actitudes, existieron formas de asimetria social, por ejemplo las divisiones de género. En la frontera de Jujuy la contracara de la tenaz resistencia masculina fue la actitud de mayor asimilación que mostraron las mujeres capturadas. Muchas de ellas fueron renuentes a ser llevadas a su tierra y prefirieron continuar sirviendo al espafiol. Posiblemente, su disposition fue consecuencia de vivir aisladas en la ciudad — por el trabajo doméstico —, hecho que aceleraba los proceso de incorporation a la sociedad colonial. En los testimonios de estas mujeres se observan distintos grados de adaptat ion, con actitudes que van desde el intento de fuga (con los hombres) hasta la total asimilación. Pero en las tomas de decisiones se confundieron historias personales, en las que se entrelazaban amores, celos y profundas convicciones religiosas.

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Al parecer, el proceso de « domestication », iniciado a mediados del siglo xvn, no rindió los frutos esperados en la primera etapa de implementation. Muy por el contrario, recrudecieron las invasiones y ataques de los pueblos orientales. En consecuencia, esta especie de táctica defensiva que transitaba entre las campafias punitivas y los nucleamientos indigenas, fue renovada con algunas caracteristicas nuevas. Desde los primeros aňos del siglo xvin, el Estado Colonial tentará la guerra ofensiva y las reducciones al abrigo de los fuertes militares. También recurrirá con mayor frecuencia, a la venta de cautivos, práctica que se comienza a implementar a fines del siglo xvn. El pilar de esta segunda etapa hacia la conquista total del Chaco, lo constituyó la construction de una linea de fuertes que, a diferencia de la etapa anterior, comenzaron a irrumpir en los dominios del enemigo. Algunos grupos buscaron el amparo de los espafioles, como modo de solution de tensiones y conflictos con sus vecinos. En estas nuevas reducciones, a la sombra del fuerte militar, las autoridades intentaron aprovechar la experiencia recogida del proceso anterior de las reducciones del siglo xvn. Asi, en un primer paso trataron de subsanar la situation juridica ambigua y diferenciada que distinguía a los chaqueňos en relation a los indios de las tierras altas bajo régimen de encomienda. Al aceptar los indigenas la paz y un nuevo asentamiento — bajo jurisdiction espaňola — se les otorgaba status de « leales vasallos de su Magestad », y su cacique recibía títulos jerárquicos e insignias. La alianza asi sellada, requería del grupo asentado en la reduction una incondicional amistad con los protectores, quienes intentaban, de esta manera, agudizar las enemistades entre las diferentes parcialidades chaquenas. Sin embargo, las autoridades coloniales, situadas entre las demandas de los que participaban en la guerra de frontera, los problemas financieros y el intento de atraer a las poblaciones indigenas, combinaron la politica de reduction y la negotiation con « sus nuevos Vasallos » con la práctica de la venta de los cautivos. Esta ultima se explicaba como manera de conseguir dinero para gratificar a los leales servidores del Rey, alivianar las areas estatales, acrecentar las posibilidad de lucro para quien se hacia cargo del negocios, junto con las experiencias de las reducciones, del siglo anterior, que habian dejado la sensation de la « peligrosidad » que representaban los chaqueňos cautivos. Este doble juego politico, que encerraba semejante contradic tion, terminará con fracasos como el del intento de reduction de los ojotaes y en parte con la paralización de la expansion de la frontera chaqueňa durante los primeros 50 anos del siglo xvin. Pero más alla de las politicas y de los conflictos, la frontera oriental de Jujuy aparecia como un espacio en el que se generaban tensiones, negociaciones, relaciones personales y prácticas diferentes. Espacio complejo y fragmentado, en el cual es posible hallar discursos que confluyen y se acercan desde actores (aparentemente) distantes. Sólo allí, las miradas y percepeiones de un fiscal y una cautiva se pueden encontrar para distinguir que aquellos, los del monte, no son más que « infieles y barbares », es decir « gente de otra ley ». San Salvador de Jujuy, marzo de 1996 * * Manuscrit reçu en mai 1996, accepté pour publication en avril 1997.

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NOTAS Agradecemos al Dr. Thierry Saignes (t) quien nos alentó para que escribiéramos este trabajo, ya que muestra aspectos desconocidos, dentro de la problemática de la formation de las fronteras coloniales, asi como al Lie. Miguel Angel Palermo рог sus valiosas sugerencias. 1. Noroeste Argentine 2. Resistencia que llegó a provocar que « [...] en la sublebacion pasada que asociados los rebeldes de la plèbe [enemigos tupamaristas] con los infieles tobas [...] », A.T.J., leg. 1873, fs. 1-lv., 1787 [1781]. 3. Palpalá y Rio Blanco, entre otras tierras repartidas por el fundador de la ciudad, constituyeron el area más importante de chacras y estancias ganaderas que abastecían los mercados locales y régionales y donde se invernaba el ganado que se fletaba hacia los mercados mineros de las tierras altas. 4. Durante los afios de 1670 y 1671, se realizaron dos grandes entradas para castigar y capturar a tobas y mocovies, particularmente belicosos. Es muy posible que en estas dos importantes corredurias, para las cuales se juntaron los tercios de Jujuy, Salta, Esteco y Tarija, (Lozano, 1989 [1733] : 201), se hallan apresado los grupos que encontramos reducidos en el Valle hacia 1676. 5. La situation juridica ambigua de los cautivos chaquefios, se evidencia en los alegatos del Promotor Fiscal y del Protector de Naturales durante el juicio contra Catamori y Quitanacati, cfr. A.T.J., doc. cit., fs. 11-17,1676. 6. La encomienda de servicio personal fue la forma prédominante que asumió esta institution en el Tucumán colonial. No obstante, en la zona de Jujuy, la encomienda tomó una forma combinatoria entre el servicio personal y la monetización del tributo (Doucet, 1980 ; Lorandi, 1988 ; Sanchez y Sica, 1991, 1996 ; Zanolli y Lorandi, 1994 ; Sanchez, 1996). 7. Ver : Madrazo, 1982 ; Sanchez y Sica, 1991, 1993 ; Sica, 1993 ; Sanchez, 1996. 8. Sobre las poblaciones andinas reducidas en el Valle de Jujuy, ver Sanchez y Sica, 1991 ; sobre paipayas ver Sica, 1993. Cabe recordar que, paralelamente a la guerra contra el Chaco, los espafioles tenían otro frente de lucha abierto : la guerra contra el Valle Calchaquí. Asi, la misma metodologia de reducir capturados la aplicaron para las poblaciones calchaquies. En este sentido, la dinámica de la frontera oriental del Valle jujefio cobra su real espesor, cuando recordamos que « [...] sin parar paso a Jujuy [el gobernador Alonso de Mercado y Villacorta], donde condujo el pueblo de Luracathao que hizo asentar en Perico, y que sefialasen tierras para los taquigastas, que dio en encomienda al capitán Alonso de Salcedo [...] » (Lozano, 1875 : 249). Information corroborada por las fuentes históricas : « [...] tiene la ssusodicha dos estancias en cuyas tierras estan situados los indios pulares y luracataos [...] » (A.T.J., leg. 238, 1643), « [...] digo yo agustin ramirez que he recibido del capitan Francisco de Salcedo el abio que por la justicia mayor se le ordeno por la obligacion de la vecindad de taquigastas para la correduria que se hase y entrada [...] » (A.T.J., leg. 365, 1664). 9. En 1644, pelichocos y labradillos Uevaron a cabo un alzamiento, matando a varios espaňoles e indios amigos, y provocaron el alboroto y miedo de los pobladores del Valle de Palpála (Doc. cit., fs. 265/66 y 288 v./89, 1644). Al parecer, en el siglo siguiente esta reduction se habia extinguido : « [...] de que V.M. se sirva hacerme merced de un pedazo de tierras en esta jurisdiction [nombradas Pelichoque] que es el sitio donde antiguamente fueron poblados los indios pelichocos que ya son muertos todos [...] » (A.T.J., legs. 1605, fs. 1-lv. y 1699, fs. 26, 1774-1778). 10. Modalidad habituai entre los chaquefios reducidos. También los indios pelichocos y labradillos se juntaban con su gente en el rio de Siancas cuando iban a cortar maděra : « [...] se comunicavan con los suyos y parientes ya que se hallaron rastros de auer Uegado muchos indios y una vincha de palma cologada en un palo [...] » (doc. cit., 1647). 1 1. «[...] el Indio apostata Christoval [...] con otros indios malabaes havia venido a robar y matar [...] y tube a bien desterrarlo a la Real Casa de la Moneda a cuyo fin fue remitido [...]; y en el paraxe nombrado el Rodero hizo fuga é Intento matar a los arriéras [...] » (A.T.J., leg. 1242, fs. 4, 1752) ; « [...] se aprisionaron en el segundo avance [...] en el terreno enemigo infiel como constara por los autos y distribucion de piezas y demas viveres que en las rancherias se cogieron y fueron adjudicadas a los benemeritos [...] si la chinita mocobi [...] que V.M. le dio [...] para su servicio [...] » (A.T.J., leg. 1259, 1740-1750) ; « [...] las párvulas cautivas mataguayas [...] » (A.O.J., Documentos sueltos, 1757) ; « [...] ciete mataguaias que se cautivaron en la entrada [...] » (A.T.J., leg. 838, 1710). 12. También se menciona la fuga de otros caciques con su gente, vease doc. cit., fs. 3, 8 v.

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13. « [...] Dixo=que las diferentes ocaziones esta déclarante a bisto al dicho yndio catamori y hablado con El ques de nacion toba el quai suele yr a esperar a la yndia Antonia yanas que son todas al rio donde suele hablar con ellas [...] » (Testimonio de Juana india močoví, doc. cit, fs. 3 v.). Véase los testimonio de Quitanacati, Catamori, Vitoria, Antonia, Ana y Lorenza indias tobas, en : doc. cit., fs. 1 a 9v. 14. « [...] Y estando en esto bino la mulata a cuyo cargo esta la cassa de su amo y hablandole al dicho catamorin con esta déclarante le dio muchos golpes con Un palo y lo Echo rieniendo a esta déclarante para que lo abia consentido entrar [...] » (doc. cit., fs. 4 v.). También en folio 5 v., testimonio de Catamorin. 15. Esta historia es ratificada por el mismo Catamorin, en un comentario a Vitoria le dijo que se queria ir a su tierra junto con Antonia, dejando a su mujer en la ciudad. La propia Antonia, contó como Catamorin la persuadia de acompaňarlo al monte con la promesa de casarse con ella y dejar a su mujer. Otra testigo Juana močoví, relató, en el juicio, los encuentros entre Antonia y Catamorin (doc. cit., fs. 2-4). 16. « [...] porque hallandose oy segun parese convocadas todas las naciones que havitan El chaco, saliendo a nuestras fronteras trozos de quatrocientos y quinientos Indios quando antes era el mayor de ciento, es preciso exercito [...] y por la experiencia consta no basta la guerra defensiva [...],pues se entran a ella siempre que quieren como se ven en la de Tucumán [...] se ha perdido la mexor parte de terreno despoblandose las mexores haciendas y perecido muchos al cuchillo de el bárbaro de que résulta que la guerra defensiva es la que mas consume esta provincia y le dara fin segun parece si nose elije el medio propuesto y pedido por las ciudades de Salta, Jujuy y Tucumán que son las que mas padecen y las mas necesarias para el comercio [...] A.V.E. en nombre de esta provincia se sirva atenderlla como merece la lealtad de sus vecinos y como pide el évidente peligro en que se hallan permitiendo se haga guerra ofensiva a estos barbaros que ynsesantemente las Ynfestan [...] » (A.N.B. E.C., № 4008, fs. 2v-4v., 171 1). 17. El padre Lozano afirma que el fuerte de San Francisco fundado por el tercio de Jujuy en las pampas de Ledesma — al parecer hacia 1710 quedaban unas pocas ruinas — , es el páraje donde estuvo antiguamente situada la ciudad que se despobló de Santiago de Guadalcázar (1626) a sesenta léguas de distancia del fuerte y misión de San Ignacio de los Tobas (1756) (Lozano, 1989 [1733] : 237 y 351). 18. Los fuertes de Santa Barbara, Dolores y los pueblos о misiones de Mataguayes de Santa Maria y José y el de San Ignacio de los Tobas, son fundaciones de mediados del siglo xvin (1750) en adelante (A.N.B.E.C. № 1 12, 1750-1756, fs. 4). El fuerte de Nuestra Seňora del Rosario nace entre los afios de 1710-171 1 (A.T.J., leg. 838, 1710, fs. 1). Es posible que el segundo segmento de su nombre « sitio de San Roque », aluda a las calidades de insalubridad de la zona. Conocemos que el santo invocado era el protector de pestes y enfermedades, y en tal carácter, su imágen fue sacada en procesión por la ciudad de Jujuy en varias oportunidades durante el siglo xvn. Sospecha confirmada por el citado religioso cuando dice, « Ledesma por ser sitio insalubre » (Ibidem, nota 18). 19. « [...] porque de ser encomendados a los Espafioles, se sigue ordinariamente la desolación de las reducciones о a lo menos su menoscabo [...] » (Lozano, 1989 [1733] : 385). 20. La lengua de los ojotaes, parece era un idioma muy atravesado (Lozano, 1989 [1733] : 237). 21 . Segun las expresiones de los espafioles apostados en el fuerte, los ojotaes se encontraban muy a gusto en esa plaza, y ellos no sentian ningun recelo e inseguridad « por la buena correspondencia que tienen » (doc. cit., fs. 4-5). 22. Résulta paradójico que también los soldados hagan fuga del fuerte, como relata una carta del capitán de frontera de Jujuy (A.T.J., leg. 833, 1710). 23. La documentación sefiala, que « las faldas de la cordillera de Calilegua », fue un lugar habituai de reunion y habitation de algunas naciones chaqueňas (A.T.J., leg. 1081, 1730). 24. Como Matheo Salinas, quién resalta que entre sus méritos, consta el de haber fusilado a dos de los más famosos caudillos chaquefios, Santiago Marini y el capitan Josef (A.T.J., leg. 1854, fs. 1 v). 25. Lamentamos no poder ponerle un final a esta historia. Pero, cuando regresamos al archivo para transcribir el documento, no pudimos ubicarlo. Es de esperar que sólo se encuentre traspapelado. Por ahora, debemos conformarnos con saber que los ojotae, también intentaron volver a sus tierras. REFERENCIAS A.T.J. : Archivo de Tribunales de Jujuy. A.H.J. : Archivo Historico de Jujuy. A.O.J. : Archivo del Obispado de Jujuy. A.N.B.E.C. : Archivo Nacionál de Bolivia. Expedientes Coloniales.

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