Tinder, la aplicación de moda para conocer gente a un clic de ...

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SÁBADO

objeto de culto

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| Sábado 11 de enero de 2014

| Sábado 11 de enero de 2014

Verano 2014

Coctelería tiki: los tragos de fantasía que llenan de color el verano Hechos a base de ron, frutas y presentaciones divertidas, se ven cada vez más en los bares Rodolfo Reich

Si hay coincidencia, se habilita un chat para hablar en privado

PARA LA NAcIoN

Vínculos

Tinder, la aplicación de moda para conocer gente a un clic de distancia

Con Hawaii a todos lados

Esta plataforma opera a través de geolocalización y ya es furor entre los jóvenes Ludmila Moscato PARA LA NACION

El tema es simple, universal y atraviesa todas las épocas: cómo conocer gente. La respuesta, en plena era de las redes sociales, viene de la mano de una app gratuita para Android y iPhone, de la que todos hablan y que, según sus creadores, genera más de 5 millones de matches por día. Se llama Tinder, fue lanzada en los Estados Unidos en septiembre de 2012, y logró desmitificar la idea de que sólo los nerds hacen uso de la virtualidad para encontrar el amor. A diferencia de apps como Lulu (en donde se rankean hombres para que otras chicas tengan un profile fidedigno antes de salir) o Down (ex Bang with friends, pensado para elegir amigos de Facebook con los que se quiere pasar una noche), Tinder opera como un intermediario que, tomando en cuenta los datos de perfil de Facebook del usuario, brinda opciones de personas compatibles en edad, intereses, zonas geográficas y amigos en común. Así, uno puede ver desfilar fotos de posibles candidatos con algo de información (como el nombre de pila y la edad) a los cuales debe calificar con una cruz o un corazón. Según la compañía, este simple ejercicio (rankear profiles) se lleva a cabo 500 millones de veces en un día. Sólo si uno le dio el Ok a una foto y esa misma persona hizo lo propio con uno, el usuario se entera si hubo coincidencia. En ese caso se produce un match y se habilita un chat. Uno de los mayores logros de Tinder, y lo que probablemente haya generado un crecimiento exponencial en el país, es haberse convertido en una plataforma para conocer gente, sin la carga o el

prejuicio de estar frecuentando un sitio de citas. Nada de armarse un perfil como uno puede llegar a encontrar en Macht.com o en Badoo, al estilo “soy romántico, me gusta la música y mi hobbie es ir al cine”. Los intereses se basan en los likes del Facebook, y al encontrar no sólo eso, sino más de un amigo en común, una edad o profesión parecida, y un atractivo físico, el match está casi garantizado. Así lo entiende Justin Mateen, Co Founder de la aplicación, en diálogo con la nacion: “Tinder es cool. Hay incluso celebrities que lo utilizan, porque no hay un estigma asociado a estar en la plataforma. En realidad es como estar en una fiesta o en un coffee shop”. Y explica qué espacio vacante vinieron a llenar: “Antes, había un montón de redes sociales que hacían un excelente trabajo conectándote con gente que ya conocías, pero no había plataformas sociales que efectivamente te ayudaran a conocer gente nueva. Tinder es una plataforma de descubrimiento social que te conecta con personas que querías conocer”, sostiene. Según Tomás Balmaceda, periodista especializado en Tecnología, a contraposición de los prejuicios iniciales que vinculaban el uso de Internet o de las redes al aislamiento, hoy gracias a Facebook y Twitter, estamos más conectados que nunca. Y agrega: “El auge de las redes sociales inevitablemente estaba destinado a cambiar varios aspectos de las relaciones humanas y era de esperar que, además de la noción de ‘amistad’, cambiaran las formas de conquista y vínculo amoroso. Tinder, Grindr y aplicaciones similares ofrecen una promesa demasiado tentadora como para rechazar: conocer a alguien que te pueda atraer y que esté muy cerca de tu casa o de tu oficina”.

en algún lugar del mundo Hernán Iglesias Illa

La mala fortuna de Rossolino

E

NUEvA YORk

l miércoles bajé a la peluquería de Rossolino, en el sótano de una calle lateral en Brooklyn, y lo encontré en una silla, leyendo el New York Post, sin clientes y de mal humor. Le pregunté cómo estaba y refunfuñó: “Cómo querés que esté, pésimo, con este frío no viene nadie”. Afuera hacía quince grados bajo cero. “Esta semana no voy a hacer ni 200 dólares”. Pero hace varios años que me corto el pelo con Rossolino, o Ross, como se rebautizó en Estados Unidos después de emigrar desde Sicilia, y el paisaje en su peluquería es casi siempre el mismo: los cuatro sillones giratorios vacíos, las revistas viejas desperdigadas, el hilo único de una FM de baladas dulzonas. Hace 15 años, Ross tenía media docena de peluqueros trabajando para él, que ocupaban todas las posiciones y tenían clientes en espera. “Los pibes de ahora prefieren cortarse con esas máquinas del demonio –dice, sobre su enemigo favorito–. Ya nadie valora la técnica de un buen corte con tijera.”

No es un tipo fácil Ross. Habla sin parar y su discurso oscila, casi sin excepciones, entre la queja y el sermón: o protesta por su mala suerte o da lecciones de vida. En la vidriera tiene colgado un cartel enorme que dice “Nuevos clientes: 15 dólares”, pero mi primer día, en 2007 o 2008, me cobró 25 dólares, porque, gruñó, tenía el pelo demasiado largo. Todavía hoy, si tardo más de dos meses en volver, me insulta. “¡Hay que cortarse cada seis semanas!”, insiste, disfrazando de consejo un reclamo comercial. Igual, es casi imposible no encariñarse con él. Algunas de sus historias de infancia en la Sicilia de posguerra son conmovedoras. “Si yo hubiera tenido educación –siempre dice–, habría llegado lejos. Pero mi padre no quiso”. El día que se acordó del cinturón de su viejo, y de cómo lo fajaban, me pareció distinguir una lágrima en sus cachetes rosados y curtidos. Aterrizó en Brooklyn en 1972 o 1973 y se hizo peluquero. Se casó con una hija de italianos, tuvo tres hijos y nunca perdió el acento.

Para que esto sucediera, fueron las redes sociales las que allanaron el camino: “Creo que los mensajes directos de Twitter y los inbox de Facebook acercaron a más personas al ‘arte del levante online’, una práctica divertida y que puede traer muchas satisfacciones. Eso eliminó prejuicios y preparó el camino para que no haya miedos a la hora de usar una app destinada exclusivamente a encuentros personales”, asegura Balmaceda. De hecho, dónde conocer gente es el problema de la mayoría de los solteros: “Tinder facilita el proceso –asegura Ana, diseñadora de 27 años–. El famoso mito de tener que salir para encontrar a alguien nunca funcionó conmigo, es más probable que encuentre a un hombre en Tinder que en un bar”. Otra de las ventajas que tiene es que la información de los usuarios es fidedigna ya que se sincroniza con Facebook: “Lo que me gusta de Tinder es que podés scannear a la persona; lo que habla por vos es la cantidad de amigos y de intereses en común con el otro. A mí me pasó de encontrar chicos con los que por ahí tenía más de 30 intereses en común, estilo ISAT, Mad Men, Miranda July, Centro Cultural Recoleta, Fundación PROA… ”, comenta Sofía L, de 31 años. Sin embargo, no todos buscan encontrar a su media naranja. Pablo, productor de eventos de 35, sólo quiere divertirse, y no le va nada mal: en dos meses ya tuvo doce encuentros con chicas, y en la mitad de ellos pasó algo. Como todos los testimonios recolectados, jamás había incursionado en sitios de citas, pero un amigo le recomendó Tinder, y enseguida se enganchó. Lo que más valora: el target de gente que lo frecuenta, en general profesionales, de cierto grado de nivel cultural, interesados en sus

Esta semana quiso hablar sobre sus inversiones en la Bolsa. “Estuve así de cerca de ser millonario”, me dijo, juntando el pulgar y el índice con los que agarraba la tijera. “Pero la codicia, ah, la codicia. Me nubló la mente”. Esto pasó hace 13 años, en el primer boom de empresas de Internet. Ross se enamoró de Novell y de su joven CEO, Eric Schmidt. Empezó a comprar acciones de la empresa cuando valían seis dólares. Cuando llegaron a 44 dólares, su broker amigo, a quien le cortaba el pelo y quien le había enseñado a leer balances, le suplicó que vendiera todo y se llevara la plata a su casa. “Pero yo le había perdido el respeto –dice–. Me había recomendado vender cuando Novell valía 20, después 30, y había seguido subiendo”. En marzo de 2000, estalló la burbuja, las acciones se desplomaron y Ross, en lugar de aceptar la derrota, siguió comprando. Perdió todo. Si todavía está cortando pelo, a una edad en la que podría estar jubilado, es en parte por culpa de aquellos meses. Hace un tiempo pareció que había recuperado parte de su clientela. Un puñado de reseñas positivas en la Web (“verdadero corte clásico, ¡con tijera!”) había atraído a algunos de los nuevos vecinos. El efecto duró poco. Antes de que me fuera, el otro día, con el pelo corto y la barba afeitada, Ross volvió a criticar las máquinas y a maldecir su suerte. Le di la razón. No quise decirle que la peluquería de la vuelta, manejada por unos rusos que también cortan con tijera, está siempre llena de padres y niños. Quizá ya lo sabe.ß

carreras. Y claro, encontrar chicas cerca de su casa. “Su fuerte es su simplicidad –opina Balmaceda–. Uno puede entender y dominar su uso en menos de un minuto. Esto, más el efecto de recomendación boca en boca desatado en las últimas semanas, multiplicó la cantidad de usuarios en el país, lo que constituye una de las ventajas de Tinder sobre sus competidores: una amplia oferta de gente dispuesta a conocerse a través de esa app.” El hecho de que los usuarios se lo recomienden unos a otros está incluso premeditado, como explica Mateen: “En todos nuestros mercados focalizamos en atraer primero a influenciadores sociales, y una vez que estos le encuentran valor, sus amigos siguen al líder y se bajan Tinder”. Sin saberlo, fue el caso de Sofía: “Tenía prejuicios, pero cuando una amiga que vivió mucho tiempo afuera me lo mostró, se me fueron. Me dijo: «Mirá, el siglo XXI viene por acá, si querés subite»”. Además, Sofía sostiene que su vida entera pasa por su smartphone: desde qué es lo que tiene que hacer, mirar el clima para saber cómo vestirse, hasta buscar una receta; por lo cual, toma Tinder como “una actividad más”. Sosteniendo entonces una mirada desprejuiciada, y tomando como referentes desde los efímeros encuentros que propone Speed Dating, la célebre sección “Da para Darse” del programa de Andy kusnetzoff en Metro, hasta los clásicos sitios de citas y aplicaciones como Tinder, Grindr, OkCUpid o Down; pareciera que lo que se busca, y lo que se facilita, es darle forma a una sola, milenaria, y común inquietud que nos atraviesa a los seres humanos: cómo y dónde encontrar compañía. Al menos, por un rato.ß

Las camisas hawaianas, sí, aquellas que usaba Tom Selleck en Magnum en los ochenta y que George Clooney lució en Los descendientes, volvieron con todo. Esta prenda, creada por el chino Ellery Chun, allá por los años 30 en Waikiki, Hawaii, tiene un largo recorrido por la cultura popular, lo kitsch y, ahora, lo cool. Hay imitaciones, pero las originales hawaianas (o aloha, como se llaman) son de tela fina brillante tipo quimono y en la Argentina pueden encontrarse a un precio de entre 300 y 500 pesos.

ideas y personas Julieta Sopeña

Mujeres de Punta del Este, a pleno galope

H

punta del este

ay una sensación muy cómoda en Punta del Este que es que acá pareciera reducirse al mínimo el margen de error: una pizza en una cervecería modesta es tan reconfortante como el plato más elaborado de La Bourgogne; el metro cuadrado de José Ignacio poco tiene que envidiarle a la playa Chihuahua. David Guetta, Agapornis, L’Auberge, que sigue en vigencia, o el puente de La Barra mal pavimentado. En Punta del Este hay tanta espectacularidad como rincones. Y, sobre todo, buena oferta, en todo sentido. Seguramente sea ese abanico lo que bienpredispone a los turistas argentinos, que, a pesar de tener que pagar casi el doble por un kilo de helado, se muestran rozagantes (hasta respetan las reglas de ingreso y egreso de las cientos de rotondas que se suceden a lo largo de la ruta 10). Entonces, aquí un recorrido por algunos eventos y datos útiles que los mantuvo complacidos en la última semana.

Santas Negras – el local de decoración y restaurante de Paula Martini y la “Negra” Torres– nunca se vio tan rebasado de gente como la noche que tocó el Zorrito von Quintiero junto a su banda y una gran Silvita Pereyra Iraola interpretando diferentes covers, desde viejas Locas hasta Bob Marley. Fue la noche del domingo pasado. Quizá, la más divertida de la temporada. Un tema recurrente entre casi todas las mujeres de José Ignacio: las túnicas de Anushka. Anushka Elliot, esa rubia debilidad que posee, junto a su madre y hermanas, la tienda Sentido – uno de los puntos más concurridos del pueblo, pegado a La Huella–, tiene, además, un rinconcito denominado “Anushka” en el que vende túnicas y vestidos despampanantes. No hay mujer a la que no se le hayan ido los ojos, la boca o las manos. Hasta la misma diseñadora sugirió una temporada record en ventas. Algunas marcas prefieren las casas privadas a las locaciones tra-

dicionales. Así como el año pasado Chandon eligió la casa de valeria Mazza para su fiesta de blanco, anoche el punto de encuentro fue lo de la familia Tinayre. Días atrás, el miércoles por la tarde, Ana Rusconi también había abierto las puertas de su morada –enorme, en la zona de Rincón del Indio– para llevar el cabo el Six O’clock Tea de Carminne Dodero, que este año trajo a la diseñadora brasileña Isabella Capetto. La pregunta del millón es a cuánto las alquilan por una sola tarde o noche. Una expresión que cotiza en el Este es “encuentro de mujeres”. Esta semana, por ejemplo, Cathrine Roemmers fue la anfitriona de sus elegantísimas amigas: Flavia Martini, Amelia Sabán, Cecilia Zuberbuhler, Nathalie Sielecki, Teresa Calandra, Georgina Alliata o Clarice Costantini, entre otras. Lo mismo sucedió en el Fasano Las Piedras con el atardecer de la revista Hola. Mujeres muy agraciadas como Concepción Blaquier, Susana Giménez o valeria Mazza se dieron cita en un escenario natural de impacto. Y, sin ridiculizar a mi género, sino más bien enalteciéndolo, todas, sin excepción, se ponderaron los atuendos en una fiel caricatura de la mujer tipo. Y el dato de color: esa tarde brillaron, a campo abierto, unos caballos de paso peruano que andan recorriendo Punta del Este que son un espectáculo en sí mismo. A tono están con Ludovica Squirru –cuyo libro no falta en las bibliotecas esteñas– que anticipa el 2014, el Año del Caballo justamente, como uno emocionante y extrovertido.ß

Mansiones, mujeres con flores en el cuello y coloridos cócteles de bienvenida con decoraciones exóticas: visto en perspectiva histórica, ese imaginario que instaló la mítica serie La isla de la fantasía fue el epílogo de una época y una estética nacidas mucho antes. Se trata de la cultura tiki, que tuvo a la coctelería como máxima expresión, con tragos repletos de frutas tropicales y especias, presentaciones divertidas y el ron caribeño como espirituosa principal. Hace unos meses, como parte de Tales of the cocktail on Tour Buenos Aires 2013, vino a la Argentina Jeff Beachbum Berry, considerado por

la prestigiosa revista Imbibe uno de los 25 personajes más influyentes de la coctelería del siglo XX. Beachbum Berry se especializó en investigar y recuperar el gran movimiento tiki que brilló a mediados de siglo pasado en los Estados Unidos. Esa misma coctelería que hoy comienza a verse en la Argentina. “La coctelería tiki fue la moda de mayor duración en la historia. Por más de 50 años, desde los 30 hasta los 80, los tragos tikis ocuparon la escena, con restaurantes diseñados por los mejores escenógrafos de Hollywood. Eran sets de filmación, sin ventanas a la calle, al entrar uno se veía transportado a una playa del Pacífico. Los cócteles eran caros y los bartenders guardaban sus recetas en secreto y los distintos lugares se

En Mar del Plata, Matías Merlo montó Rico Tiki Bar, donde los tragos se sirven en jarros de cerámica peleaban por contratarlos”, explicó Beachbum Berry. La historia del tiki tiene dos grandes precursores. El principal es Don the Beachcomber, quien tras viajar por el mundo se instaló en Los Ángeles con la idea de abrir su propio espacio. comenzó con un speakeasy (eran los años de la ley seca), y tras levantarse la prohibición, inauguró su bar Don the Beachcomber’s. “En esa época, era mucho más barato el ron de calidad que el gin o el whisky. Y como Don conocía de rones, aprovechó esa espirituosa barata para armar sus cócteles”, cuenta Federico cuco, jefe de barra de Verne club, y uno de los principales especialistas en coctelería tiki de la Argentina. “Pronto empezó a propagarse la moda del tiki. Los bartenders que conocían las recetas eran robados por otros, así que Don comenzó a identificar los ingredientes con referencias secretas. Los tragos tikis tienen muchos productos caseros, almíbares especiados, el falernum, el orgeat. Por eso fue tan importante que Beachbum Berry haya descifrado esas recetas.” El otro gran personaje en esta historia es Trader Vic, un joven que intentó convencer a Don de ampliar su bar y hacer una cadena con su nombre. Ante la respuesta negativa, Vic abrió Trader Vic’s y comenzó a investigar por su lado. Viajó por el caribe, probó daiquiris en El Floridita de La Habana, volvió a los Estados Unidos y usando las influencias aprendidas creó el cóctel que se convertiría en el símbolo de esta cultura: el Mai Tai. Las guerras marcaron el apogeo, pero también la caída del imperio tiki. Tras la Segunda Guerra Mundial, los soldados norteamericanos volvieron a los Estados Unidos con sed de seguir bebiendo aquello que habían conocido en sus viajes por el Pacífico. La economía entonces vivía un boom, Hollywood recorría sus años dorados y todo llevó a que la felicidad tiki creciera sin lími-

te. Hasta el fracaso de Vietnam. A mediados de los 70, con la caída de Saigón, el exotismo oriental dejó de ser una fantasía para convertirse en El trago fue inventado pesadilla. Y los bares terminaron de en 1944 por Trader Vic aniquilar una tendencia que había durado 50 años. “En pleno auge, muchos lugares se ocuparon de bastardear a la cultura tiki. Hay infinitos recetarios donde se dice que un Mai Tai es ron con amaretto y granadina. Nada que ver. La cocte30 ml de jugolería de lima tiki es muy compleja. Hay que 30 ml de ron oscuro y 30 hacer almíbares, comprar especias, mlml dede ron ligero 30 jugo de lima cordiales. En los 80, con la preparar 15 ml ml de de ron triple sec y 30 de los jugos y las pul30 oscuro propagación 7ml de almíbar deartificiales, lo tiki se convirtió ml de ron ligero Mezclar 30 ml de jugo pas 1 orgeat* 15 ml de triple en secalgo de baja calidad. Y cayó en de lima, 30 de ron oscuro, 30 de ron ligero, 15 de triple cuenta Martín Vespa, 7ml de almíbardesgracia”, de sec, 7 de almíbar deorgeat* orgeat* bartender de Rey de copas.

La receta del mítico Mai Tai

2 Tras agitar bien en coc-

telera, colar en un vaso doble de whisky con un hielo partido adentro

3 Por último, decorar con la media lima usada y una rama de menta

*Según reza el Rico Tiki Bar, se prepara con 500 g de almendras, 800 ml de agua, 700 g de azúcar, 100 ml de brandy, 2 cucharadas de agua de rosas y unas gotas de agua de azahar. Pasos a seguir: hacer un almíbar con el azúcar y el agua, agregarle las almendras peladas, licuar y guardar 24 horas en la heladera. Después colar en una botella limpia, y agregar el brandy, el agua de rosas y el agua de azahar.

En la Argentina se consigue comenzada la década de 2000, y con el bartender como nueva figura de la gastronomía mundial, la coctelería tiki volvió a crecer. Surgieron bares en ciudades tan distantes como San Francisco (Forbidden Island), Hong Kong (Honi Honi), Londres (Mahiki) e incluso Mar del Plata. Allí, hace tres años, Matías Merlo armó Rico Tiki Bar. “combina todo lo que a mí me gusta: el surfing, el mar, la llama de los años 60 con su rockabilly, el aloha –cuenta–. El tiki representa un estado de ánimo, a un bar tiki podés ir en ojotas y está perfecto. Pero a su vez, exige una enorme calidad de producto. En el bar, cada semana nos turnamos para hacer los distintos componentes que hacen a un cóctel tiki. Son todos estilos de almíbares. Para hacer el falernum, hay que rallar muchísimas limas; para el orgeat hay que pelar almendras. Son preparados que duran apenas una semana y eso exige cuidado, eficiencia y tener siempre producto fresco en la barra. El gran problema fue cuando se confundió a los clientes y se les hizo creer que alcanzaba con una sombrillita arriba de un copón enorme para ser tiki.”

La amargura también se lleva bien con el placer En Manantiales, las barras privilegian los aperitivos, como el Spritz, por sobre los dulzones frozen o los daiquiris Fernando Massa ENVIADo ESPEcIAL

PUNTA DEL ESTE.– A la salida de la playa, o ahí mismo cuando cae el sol. Un set relajado de fondo, la copa característica, la rodaja de naranja, ese rojo brillante que lo identifica a distancia y el sabor fresco, cítrico, con ese infaltable touch de soda que le da vigor y también su nombre. El Spritz es el trago del verano en Punta del Este. Y no por estar en manos de todos. Son los europeos los que lo reconocen, muchos porteños quienes lo buscan, y una mayoría que lo descubre. El Spritz es la punta de lanza de la cruzada de los aperitivos, que se instaló desde hace unos años en Buenos Aires con la revalorización de la coctelería clásica, y que busca su lugar en Punta del Este de la mano de reconocidos bartenders, el impulso de las marcas y el aporte de los restaurantes que ya no sólo se preocupan por lo que sirven en el plato sino que buscan el maridaje perfecto más allá de los vinos y los espumantes. Y que a nadie se le ocurra pedir un frozen antes de sentarse a comer: la sugerencia desde atrás de la barra en complicidad con el chef será un aperitivo, valga la tautología, que abra el apetito. “La aceptación del aperitivo viene por el lado de los atardeceres y ya no tanto por la noche –dice Mona Gallosi, reconocida bartender que se hace cargo de las barras cuando el

vermouth que da base al Spritz copa distintos bares y restaurantes de Manantiales para abrir las puertas de los Aperol Spritz Sunsets, mientras SRZ musicaliza con sus sets–. En Buenos Aires ya está instalado, pero en Punta del Este todavía no. Estos atardeceres son una vidriera para que unos lo reconozcan y otros lo descubran.” El Spritz es un trago típico italiano a base de Aperol, prosecco, una rodaja de naranja, hielo y soda, aunque acá en Punta del Este, como también en Buenos Aires, se lo reversiona con algún espumante o con vino blanco. Allá en Italia, donde se lo sirve desde hace cien años, se lo puede pedir en cualquier bar o restaurante, idealmente en verano acompañado de un picoteo libre al atardecer. “Es un trago con equilibrio, donde ningún sabor sobresale. Tiene notas dulces y un color y una copa muy característicos”, describe Mona, que armó la carta de los dos Negroni, el de Palermo y el de Manantiales. Este último, furor desde hace dos temporadas entre los treintañeros que gustan del buen beber, y que ya fue anfitrión en dos oportunidades de los Spritz Sunset. Porque de eso se trata según ella: ir educando el paladar. Por ejemplo, que las mujeres, que tienden más a lo dulce, entiendan que lo amargo también está bueno. Y que la idea de optar por un aperitivo se relacione con el concepto de disfrute. “Vemos

Bianca Scopel, Giovani Scopel y Cynthia Kochler, en Negroni, Manantiales que los adolescentes de 18 a 25 no aprecian nada. Es todo reviente –dice–. De los 25 a los 40, ya disfrutan aprender. Pero los de 40 en adelante son los que realmente lo aprecian.” Esta búsqueda del disfrute con una copa en mano al atardecer no es más que el rescate de aquel momento del vermouth que inmortalizaron nuestros abuelos con la bote-

lla de cynar, Hesperidina o Amargo obrero sobre la mesa cuando aún no se habían colocado los cubiertos. “Si bien el espumante que usamos es dulzón, el Spritz es un trago seco y liviano. No para tomar demasiados. Es que justamente se trata de cambiar el paradigma de tomar sólo cuando salís. Es esa tradición europea o estadounidense de to-

fernando font / e. especial

mar una copa después del trabajo o incluso durante un brunch. Es el disfrute sobre el hábito social”, dice Julieta Henke, bartender de Isabel, en Buenos Aires, y que debuta esta temporada en Punta del Este a cargo de la barra de Sipan. La carta de este restaurante de Manantiales, que esta semana tuvo su propio atardecer donde corrieron

mauro V. rizzi

Así, Rico Tiki Bar representa el punto más alto del tiki local. Un ambiente playero, tablas de surf, muebles y barra de caña, y en especial su vajilla y decoraciones de los cócteles. Es que una parte indispensable del tiki es la estética: el trago se sirve usualmente en mugs (jarros) cerámicos, con forma de tótems o similares. “El tiki es divertido”, dice Gastón cabrera, tras la barra del recién abierto Röt. “Yo participé del curso sobre tiki que dieron Federico cuco y carlo contini. Y me encantó esa frescura. cuando uno piensa en la coctelería clásica, se imagina al bartender con camisa, tiradores, mucho años 20. El tiki, en cambio, es sinónimo de diversión, de servir tragos que son un espectáculo.” cabrera trabajó hasta hace tres meses en Soria, donde todavía hoy sirven su receta tiki, un cóctel a base de rones y almíbares de Malbec y de cítricos, que se presenta con media lima prendida fuego. “En Röt estamos planeando una semana especial dedicada al tiki.” De cara a los calores del verano, entonces, el tiki dice presente en muchas de las mejores barras de Buenos Aires: de lugares de lujo como Pony Line a barras de culto como Dill&Drinks, del playero Rico al juvenil Soria. Siempre, ofreciendo su esencia: la posibilidad de viajar a la isla de la fantasía. Una fantasía repleta de especias, frutas tropicales y detalles kitsch.ß

Dónde pueden probarse b Rico Tiki Bar. Alem 3690, Mar del Plata b Soria. Gorriti 5151 b Rey de copas. Gorriti 5176 b Pony Line. Posadas 1086

los Spritz acompañados de platitos con ceviche, tuvo su renovación en agosto pasado para esta temporada 2014: y no sólo en sus platos, también en su coctelería con la irrupción de una variedad de aperitivos que no por casualidad se ofrecen en la primera página del menú. “La coctelería se empezó a tomar más en serio también en Punta del Este –dice Jona Gerlero cogo, su chef ejecutivo–. En Sipan la vedette es la cocina, pero no por eso vamos a descuidar lo otro. Si una buena comida es acompañada con buenos tragos, mucho mejor.” Más coctelería clásica, menos frozen y daiquiris. Eso pretenden en Sipan, especialmente para quien disfruta de un trago antes de comer: sabores amargos que abran el apetito en vez de tragos con azúcar que lo cierren. Que además de pisco, champagne o un vino, haya otras opciones para el maridaje. “El Spritz no sé si lo tomaría con una comida –dice–, pero sí en un sunset con una entrada de tiraditos o un ceviche.” Además del Spritz, que ahí lo castellanizaron chorrito, el aperitivo recomendado por Julieta es el Serrano (ron blanco, campari, amargo aromático, pepino y agua tónica) mientras que el más solicitado es el clásico Negroni, en sus versiones con pisco, gin o whisky americano. Y quien ande en busca de más opciones de aperitivos, además de los ya populares campari con naranja y tónica o el Julep de cynar, puede hallar en las barras de Manantiales el Manolito (campari, Hesperidina, Syrup de Ananá, tónica, trozos de ananá, arándanos frescos y menta), con sello de Mona Gallosi. Los italianos de temporada en Punta del Este, como en casa.ß