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Además de doctrinas relacionadas a la obra del Espíritu Santo, vamos a analizar ciertas doctrinas y prácticas cristianas que nos pueden ayudar a entender ...
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Temas Doctrinales Controversiales Introducción ¿Qué queremos decir con “Temas Doctrinales Controversiales”? Hay doctrinas que han hecho una división entre una iglesia y otra por su manera de interpretar la Biblia. El enfoque de este estudio no es para discutir, pelear o polemizar, sino entender por qué creemos lo que creemos. La base de todo estudio es la hermenéutica – las reglas de interpretación. Por esa razón necesitamos primero ver algunos principios básicos de la hermenéutica bíblica, porque de ahí sacaremos nuestras conclusiones sobre estas doctrinas o prácticas cristianas. Las conclusiones correctas siempre dependen de una interpretación correcta de la Palabra de Dios. Cómo aplicaremos las enseñanzas a nuestra vida solo puede venir después de una clara interpretación del caso. Además de doctrinas relacionadas a la obra del Espíritu Santo, vamos a analizar ciertas doctrinas y prácticas cristianas que nos pueden ayudar a entender mejor nuestras creencias. Reconozco que no todos vamos a estar de acuerdo 100% con todo lo que aquí está expuesto, pero espero que a través de este estudio lleguemos a entender las diferencias doctrinales que existen en la Iglesia de hoy. Anoto una lista inicial de algunos de los temas que queremos analizar en este estudio. Posiblemente estaremos anotando otros según la necesidad que se presenta. 1. La Base de Nuestro Estudio de la Palabra de Dios: La Hermenéutica 2. El Bautismo del Espíritu Santo 3. El Hablar en Lenguas 4. Milagros, Sanidades y Prodigios 5. Revelaciones, Profecías, Sueños y Visiones 6. La Unción 7. La Imposición de Manos 8. La Batalla Espiritual 9. La Seguridad de Salvación 10. El Ayuno 11. Maldiciones, Bendiciones y Prosperidad 12. La Enfermedad y la Sanidad 13. La Santa Trinidad

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Lic. David A. Stoddard M.

1. La Base de Nuestro Estudio de la Palabra de Dios: La Hermenéutica La hermenéutica es la ciencia de la interpretación. Mayormente se usa para cualquier documento escrito, entonces podemos decir que es la ciencia de interpretar correctamente el lenguaje y los pensamientos de los autores. Necesitamos ciertas reglas para ayudarnos a entender lo que un autor ha escrito, especialmente cuando ha sido escrito en otro tiempo, en otra cultura y bajo diferentes situaciones históricas. Lo que un autor escribe durante tiempo de guerra tiene un propósito o interpretación distinta a lo que escriben en tiempos de paz y prosperidad. Luego entonces, la hermenéutica bíblica, es la ciencia de la interpretación del Antiguo y Nuevo Testamentos. Aún es necesario interpretar los dos Testamentos por aparte, según su tiempo, lenguaje, historia, etc. Y no es posible interpretar el Nuevo sin consideración al Antiguo ni el Antiguo sin conocimiento pleno del contenido del Nuevo. La Biblia es un solo libro, un conjunto, y si vamos a interpretar bien la Palabra de Dios, es menester conocerla en su totalidad. La hermenéutica tiende a establecer los principios, métodos y reglas que son necesarios para revelar el sentido de lo que está escrito. El propósito mayor es entender la idea exacta del autor para predicar, enseñar y comunicar correctamente la Palabra de Dios (1 Timoteo 4:16; 6:3-5; 1 Pedro 4:11). Toda secta es resultado de la mala interpretación. Entonces la hermenéutica es para cada creyente; para defenderse de la mala doctrina, las sectas y el legalismo. Debemos interpretar cualquier experiencia personal a la luz de la Biblia, y no interpretar la Biblia según nuestras experiencias personales. Hay necesidad de estar bien equilibrado en su interpretación para evitar los extremos. Las reglas de la hermenéutica son guías, normas, ayudas y principios que debemos usar para hacer todo bien coordinado y eso sólo viene a través de la práctica. El problema mayor de toda interpretación es imponer nuestras propias presuposiciones [dar por sentada algunas cosas previamente] sobre el texto. Todos tenemos opiniones previas que afectan nuestra interpretación, por esa razón tenemos que tener mucho cuidado de dejar que el texto diga lo que en realidad dice. También es bueno tener cuidado con sistemas de interpretación, porque tenemos la tendencia de buscar como acomodar o cuadrar pasajes bíblicos a dichos sistemas. Tener la mente abierta y bajo el control del Espíritu Santo es una prioridad. La obra del Espíritu Santo no es darnos hoy nuevas revelaciones sino iluminarnos a entender lo que ya está escrito. Cuidado con “Dios me dijo...”, a menos que tenga un versículo bíblico para apoyarlo. El éxito en la vida cristiana no depende en conocer las reglas de hermenéutica, sino de la cantidad de la Biblia que logramos atesorar en el corazón, y nuestra obediencia a ella. No es mi propósito en este breve discurso dar sólo información, sino que por medio del aprendizaje logremos apreciar y aplicar la Palabra de Dios a nuestra vida personal. Hay tres pasos primordiales en el estudio de la Biblia: Observación, Interpretación y Aplicación. El enfoque de la hermenéutica es en la observación y la interpretación. La aplicación viene después de una buena y correcta interpretación. Muchas personas aplican pasajes bíblicos sin primero hacer el proceso de una buena hermenéutica y caen en error. Hay una importancia grande en entender bien la Biblia. Es la Palabra de Dios y El revela su voluntad para nuestra vida a través de ella. La Biblia fue escrita para revelar la verdad y no esconderla. Entonces si no la entendemos, puede ser que no queramos entenderla; no queramos obedecerla; no queramos aceptarla, o simplemente no queramos esforzarnos en escudriñarla por perezoso. ¡Qué seamos como los de Berea (Hechos 17:11)! ¡Lee, estudie, aprende y piense! El Método de Interpretación: Gramático-histórico El único método correcto para interpretar las Sagradas Escrituras es por el método gramático-histórico. Es decir, reconocer las reglas gramaticales, la presencia de figuras literarias y modismos, el contexto literal, y tomando en cuenta el tiempo histórico. Siempre se requiere que el individuo interprete de acuerdo con las características del idioma en que la Biblia fue escrita, así como aquel al cual fue traducida. La interpretación se hace estudiando las palabras en sí a la luz de lo que esas palabras significaban cuando fueron usadas en el tiempo de escrito. Considere que la Biblia fue escrita como historia fidedigna; es decir, que su historia no es alegórica ni compuesta de fábulas, leyendas, mitos, tradiciones, engaños, etc., excepto donde las mismas Escrituras indiquen que algún pasaje debe entenderse en alguno de estos sentidos no literales. Es importante reconocer el principio de la “analogía de la fe”: la regla de que la Escritura debe interpretar a la Escritura. Siempre comparamos textos con otros textos para entender los textos más difíciles de explicar. Así que, este método reconoce las siguientes reglas como principios de la interpretación. Podemos decir que son nuestros 10 mandamientos de la interpretación. 2

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La Primera Regla: Leer con Cuidado Todo lector de la Biblia debe aprender a leer con cuidado, prestando atención a lo escrito y leyendo lo que realmente está escrito. (Aveces escuchamos a alguien leer y lee mal una palabra, pero sigue leyendo sin corregirse, es decir, no sabe lo que está leyendo. Si leemos algo sin poder entenderlo, debemos volver a leerlo para averiguar si nos equivocamos al leerlo la primera vez.) El propósito de leer con cuidado es para llegar a conocer el contenido del pasaje. Es fácil acostumbrarse tanto al lenguaje bíblico que llega a leer por encima de las palabras muy conocidas, creyendo que las lee con toda exactitud. Para evitar esto, lea utilizando una versión diferente a lo acostumbrado. Cuando decimos: leer con cuidado, estamos haciendo una diferencia entre una lectura simplemente como pasatiempo, y el verdadero estudio. Este paso requiere labor y un trabajo serio y diligente porque tenemos que leer el pasaje bajo estudio varias veces y hacernos preguntas al leer. Las preguntas nos ayudan a prestar más atención y sacar las respuestas del pasaje mismo evitando las presuposiciones. Las preguntas de observación nos hace averiguar: ¿Qué veo en el texto? Así que, las preguntas son: ¿Quiénes?, ¿Qué?, ¿Dónde?, ¿Cuándo?, ¿Por qué?, y ¿Para qué? Son las preguntas que hace todo investigador. La Segunda Regla: Interpretar Literalmente El método de interpretación, gramático-historico, emplea la idea de una interpretación literal de esta manera: literal significa en el sentido normal o sencillo, es decir, tomar lo escrito como lectura normal. Este se contraste con métodos místicos o alegóricos. El intérprete siempre ha de interpretar una palabra en su sentido literal a menos que sea imposible por ser una figura literaria (vea Regla 10). Dios ha hablado en lenguaje figurado o simbólico pero su cumplimiento siempre ha sido literal. Ejemplo: Daniel 2:31-43 es una historia claramente simbólica pero tuvo su cumplimiento literal. Vea Juan 2:19; ¿Cuál es la figura, y se cumplió literalmente? Aclaramos esta regla con los siguientes puntos: 1. El uso del Antiguo Testamento en el Nuevo refleja una interpretación literal. ¿Qué quiere decir esto? Que los personajes en el Nuevo Testamento entendían el Antiguo Testamento en forma literal. Ejemplo: Mateo 12:40. 2. Una interpretación literal previene errores de interpretaciones personales; evita acomodar las Escrituras a nuestro parecer, y no dar aprobación a nuestra manera de vivir. 3. Mirar si el autor desea que se le entienda en forma literal o no (1 Corintios 3:16, 17). 4. Que la interpretación sea apoyada por el mismo pasaje y el contexto bíblico. La Biblia no se contradice. No podemos decir que cierto pasaje bíblico dice una cosa cuando hace otro texto que contradice nuestra interpretación. La Tercera Regla: Reconocer la Revelación Progresiva de la Biblia Nosotros sabemos mucho más del plan de Dios a través de la historia humana de lo que supieron Adán y Eva, o Abraham, o Moisés, o aún los profetas, etc. Dios ha revelado su plan progresivamente. Nosotros tenemos la ventaja de ver el conjunto total de la Biblia. Así nosotros debemos interpretar el pasaje según el conocimiento de las personas que lo escucharon por primera vez. La idea de revelación progresiva es que Dios no cambia Su plan, es decir, hay unidad de plan desde Génesis a Apocalipsis. Cada aspecto de Su plan progresivamente apunta a Su propósito final: Glorificarse por medio de la redención del hombre. La Cuarta Regla: Identificar el Período Histórico Muchas religiones están basadas en su mitología (como ejemplos: el sintoísmo y el budismo). La Biblia en su mayor parte es histórica. Es un documento histórico, el récord de la autorevelación de Dios al hombre en el tiempo y en el espacio. Habla de personas reales, no ficticias. Así que la cuarta regla de la hermenéutica es identificar el período histórico en el cual fue escrita la porción bíblica. Primero debemos preguntarnos si es antes de la muerte y resurrección de Cristo o después. Las Escrituras están arraigadas en la historia humana y es un documento histórico. El propósito de conocer la historia, geografía y cultura del tiempo en el cual fue escrito el pasaje bajo consideración es para entender el trasfondo del pensamiento del autor y sus primeros lectores. La Quinta Regla: Entender las Diferencias entre Culturas Una vez que hemos identificado el período histórico es importante conocer las costumbres y la cultura de los oyentes (a quiénes se dirigió esas palabras por primera vez). La cultura de una persona es el sistema integral de patrones aprendidos de conducta que son características de los miembros de una sociedad y que no son el resultado de herencia biológica. La cultura toma una forma visible en las maneras, métodos, costumbres, herramientas, instituciones y producciones literarias de un pueblo. La cultura determina como y cuando se va a celebrar un matrimonio o cumpleaños, la forma de expresar afecto, la forma de saludar a otro, como se va a sepultar a los muertos, y el desarrollo de un culto religioso. En la Biblia hay muestras de muchas diferentes culturas. Aún, la cultura de Abraham era diferente a la del pueblo de Israel. 3

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Y el pueblo de Israel tenía que enfrentarse con muchas culturas del mundo. Toda cultura tendrá que ser analizada a la luz de los principios eternos de Dios. Así no vamos a acomodar cosas culturales del pasado a nuestro entorno hoy. Ejemplo: ¿Debemos seguir el ejemplo de Abraham en Génesis 16:2? Vea como Jacob llegó a tener 12 hijos. ¿Es permitido entonces si una mujer es estéril buscar una sustituta? O tal vez debemos seguir el ejemplo de este hombre en Jueces 19:22-25, para mostrar hospitalidad. Nuevamente, estos son casos obvios, pero sirven para mostrar la importancia de conocer la cultura de un período histórico. Otros casos tal vez no son tan obvios, pero de igual importancia. La Sexta Regla: Ver la Diferencia entre la Nación de Israel y la Iglesia de Cristo Esta regla va de la mano con la anterior. Israel no es la Iglesia, ni la Iglesia es Israel. Son dos entidades distintas con diferentes propósitos de Dios. Dios estableció muchas normas y prácticas, y prometió muchas promesas a la Nación de Israel que no fueron dadas a la Iglesia. Tenemos que separar lo que son principios eternos de Dios para toda persona y cultura y lo que son normas especiales para la nación de Israel. Así también con la Ley de Moisés. La Ley de Moisés era toda un sistema religioso y gubernativo. Se puede dividir la Ley de Moisés en tres aspectos principales: Ley Moral, Ley Ceremonial y Ley Civil. En otras palabras podemos decir que daba a la nación de Israel su cultura: su forma de vida. Ellos eran el único pueblo con una cultura dada por Dios. Así que encontramos leyes diatéticas (lo que se puede comer y cómo prepararlo), leyes acerca de las propiedades y la herencia, de matrimonio, de organización, un código penal, un almanaque de meses, fiestas, etc., del seguro social o la asistencia social, y la música. Además había la ley moral, lo que Dios exige para una vida de santidad. Ahora, lo único que nos concierna como Iglesia es la ley moral, lo cual es eterno y no cambia a través del tiempo ni de cultura. La Ley Ceremonial -cultos, sacrificios, etc. - fue cumplida en Cristo. La Ley Civil dependerá del sistema cultural donde uno vive. Ejemplo: un principio de Dios que no cambia es el matrimonio; pero cómo contraer matrimonio dependerá de la cultura y las leyes donde uno vive. Segundo, la prohibición al pueble de no comer cerdo, no implica que el cristiano no pueda comer cerdo. Mas o menos vemos esa ilustración con Pedro y el lienzo lleno de animales prohibidos (Hechos 10). Siendo que la Ley de Moisés era un sistema perfecto, muchas culturas y gobiernos han adaptado principios y leyes de este ejemplo. Los 10 mandamientos son incorporados en muchos códigos penales del mundo. Es importante también reconocer que la Ley moral de Dios nos dice cómo debemos vivir, pero la Ley en sí no da el poder para cumplirla. Las leyes de Dios fueron dadas para que nosotros podamos vivir en una manera feliz y armoniosa. Entonces, que de la Iglesia. La Iglesia vive en muchas naciones del mundo. La Iglesia no es una nación, sino vive dentro de las naciones. Así los miembros de la Iglesia necesitan obedecer a los gobiernos donde estén (Romanos 13:1; Tito 3:1; 1 Pedro 2:17). Los miembros de la Iglesia de Cristo van a tener muchas diferentes costumbres según su cultura. La iglesia no necesita adaptarse a la cultura judía del Antiguo Testamento para ser un buen cristiano. Ejemplo: Si la nación de Israel fue prohibido comer cerdo, ¿puede o debe un cristiano comer cerdo? ¿Por qué? ¿Es cuestión moral? ¿Es para toda cultura por igual? La Séptima Regla: No Hacer Propio las Promesas Ajenas Tenemos que distinguir entre las promesas particulares y las promesas generales o universales. Si Dios promete algo especial para una persona, no necesariamente es para toda persona. Ilustración: Dios prometió a Abraham, “Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:2, 3). Esto no significa que Dios hará de cada uno de nosotros una nación grande. Además Dios prometió bendiciones y maldiciones al pueblo de Israel, como nación. Bendiciones por obediencia y maldiciones por desobediencia. Allí vemos que toda la nación (creyentes y no creyentes) recibiría las consecuencias del comportamiento de la nación en general. Por esa razón personas como Daniel o Jeremías tuvieron que sufrir el mismo exilio como los demás por los pecados de los rebeldes. Cuando una nación es pagana, los cristianos dentro de esa nación podrán sufrir mucho. Entonces ¿cómo podemos decir que un cristiano debe siempre ser próspero (rico), cuando hay millones de cristianos sufriendo pobreza en muchos países del mundo? Pensemos en otro ejemplo: Josué 1:3, “Todo lugar que pise la planta de vuestro pie os he dado, tal como dije a Moisés.” –– Deuteronomio 11:24, 25, “Todo lugar donde pise la planta de vuestro pie será vuestro; vuestras fronteras serán desde el desierto hasta el Líbano, y desde el río, el río Eufrates, hasta el mar occidental. 25Nadie os podrá hacer 4

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frente; el SEÑOR vuestro Dios infundirá, como El os ha dicho, espanto y temor de vosotros en toda la tierra que pise vuestro pie.” A veces personas toman esta promesa como si fuera personal para todo cristiano. Entonces comienzan a caminar por todo el barrio clamando esta promesa. La promesa de Dios fue dada antes de aún pisar la tierra prometida. Josué no ganó la tierra por pisarla. Simplemente fue una forma para Dios decir que donde sea que caminara, esa tierra estaba ya destinada para el pueblo de Israel. Era una promesa de la conquista de la tierra prometida para la nación de Israel, y no para el cristiano. Siguiendo en la vida de Josué, vemos la promesa de Dios en Josué 1:8, “Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.” ¿En qué forma debemos tomar esta promesa? ¿Cuál fue la tarea designada para Josué? Si él guardaba la ley (la Ley de Moisés), ¿en qué sentido prosperaría su camino y tendría éxito? ¿Exito en qué? Ahora, ¿por qué se prosperó su camino y tuvo éxito al conquistar Jericó, pero fracasó con la pequeña ciudad de Hai? (Josué 7:10-13). ¿Cómo debe el cristiano emplear esta promesa? ¿Está hablando de riquezas? ¿Dios prometió a Josué riquezas, o un camino de prosperidad? Entonces, ¿qué diferencia hay entre ser rico y ser próspero, en sentido bíblico? La prosperidad de la nación, según las promesas de Dios, no significaba que cada persona en la nación iba a ser rica, eso es obvio por los mandatos de Dios en cuanto a lo que deberían hacer para ayudar a los pobres (ejemplo: Exodo 23:11). La Octava Regla: Mirar el Contexto Literario La palabra “contexto” se refiere a los párrafos anteriores y posteriores al texto que se va a interpretar. Habla de la conexión de pensamiento que se supone debe existir en cada uno de los pasajes o períodos que, sumados, forman el conjunto del documento. Hablamos del contexto inmediato (cercano al texto) y el contexto remoto. El contexto general de cualquier texto bíblico es la Biblia entera. Entonces, un versículo puede ser el contexto de otro versículo, una frase puede ser el contexto de otra frase, un pasaje para otro pasaje, un libro para otro libro (ej. Exodo para Hebreos, Daniel para Apocalipsis), o el Antiguo Testamento para el Nuevo Testamento. La Biblia no puede contradecirse, entonces es menester interpretar un pasaje a la luz del mensaje total. “Un texto sin contexto es sólo un pretexto.” De ahí sale una cantidad de doctrinas erradas y heréticas. Pensemos en un ejemplo muy obvio para entender lo que significa un contexto. Si nosotros descuidamos el contexto, podemos decir que la Biblia dice: “No hay Dios.” Esto está comprobado en Salmo 14:1 y 53:1. Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Por qué importa leer todo el contexto? No debemos hacer doctrina de pasajes aislados del contexto bíblico en general. La Novena Regla: Determinar el Significado de las Palabras Aquí vemos la importancia de conocer bien el lenguaje de la Biblia. Si la Biblia habla de la santificación, necesitamos conocer el significado de la palabra. ¿Qué es ser un santo? Es menester un diccionario bíblico para darnos el significado de las palabras según el contexto bíblico. Es decir, ¿Qué entendieron los primeros lectores al leer esa palabra? Es importante saber cómo la Biblia emplea ciertas palabras claves. Ninguna traducción de la Biblia es perfecta, en el sentido de dar una palabra en un idioma (español por ejemplo) que sea precisa para traducir la palabra en el original (hebreo o griego). La Décima Regla: Entender El Lenguaje Figurado Como vimos arriba, el método gramático-histórico reconoce la presencia del lenguaje figurado. No todo es literal en nuestro hablar; tenemos que reconocer el uso del lenguaje figurado. En nuestro hablar común estamos acostumbrados de detectar el significado de un modismo sin tener que pensar, es automático. Si alguien dice que salió disparado de su casa, entendemos fácilmente lo que se quiso decir, aunque no habló literalmente. Pero, muchas personas desconocen o por lo menos rehusan reconocer la diferencia entre un hablar literal y un hablar figurado al leer la Biblia. O otros quieren poner una interpretación mística a todo en la Biblia en vez de tomarla en forma natural. La Biblia fue escrita en lenguaje común del tiempo para que los oyentes entendiera fácilmente el significado. Los escritores no buscaban esconder significados ocultos en sus escritos. Nuestras Biblias son traducciones, y los traductores buscan darnos el significado en nuestro idioma lo que el autor originalmente quiso decir. Así que, tengamos presente estas reglas al hablar de las siguientes doctrinas. 5

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2. El Bautismo del Espíritu Santo “Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: La cual, les dijo, oísteis de mí; 5pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días.” Hechos 1:4, 5 Introducción ¿Qué es ser bautizado “en” o “por” o muchos han dado una definición muy pienso que es un ministerio integral y identificación en el Cuerpo de Cristo. argumentos.

“del” Espíritu Santo? ¿En qué momento sucede este bautismo? Tal vez estrecha de lo que es el bautismo del Espíritu Santo. Yo personalmente que no se puede separar lo que es la morada, el sello, la capacitación y la Así sugiero para el bautismo del Espíritu Santo la siguiente definición y

I. Definición El bautismo del Espíritu Santo es el acto por lo cual Dios nos da el Espíritu Santo (nuestra posesión); nos coloca en el cuerpo de Cristo (nuestra posición); nos identifica con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección (nuestra participación); nos da el poder necesario para el ministerio a través de los dones (nuestra capacitación), y a la vez nos lleva a tener una unión espiritual con todos los demás creyentes (nuestra relación). II. La Promesa de Cristo Juan 7:37-39, “En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: --¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva. Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.” Juan 14:15-17, “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.” Juan 15:26, “Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí.” Juan 16:7, “Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes.” La venida del Espíritu Santo a morar en todo creyente fue una promesa propia de Cristo. Es algo nuevo, jamás existía antes una relación tan personal e íntima con el Espíritu de Dios. Y no solo eso, sino que sería una morada permanente en contraste al Antiguo Testamento donde fue posible perder el ministerio y el poder del Espíritu Santo como en el caso del rey Saúl, y el temor que tenía David después de pecar (Salmo 51:11). III. El Bautismo del Espíritu Santo por Cristo Lucas 3:16 (Mateo 3:11), “Yo los bautizo a ustedes con agua --les respondió Juan a todos--. Pero está por llegar uno más poderoso que yo, a quien ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias. El los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.” Hechos 1:5, “Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.” Es importante ver que el bautismo del Espíritu Santo que Cristo prometió se cumplió en el día de Pentecostés. Como a los judíos les gustan las señales visibles, vemos que el bautismo que sería “con fuego” se hizo literalmente en el día de Pentecostés como señal y símbolo de haber recibido el Espíritu Santo como el agente de la purificación (fuego como símbolo de purificación o refinamiento (Zacarías 13:9)). “Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.” Hechos 2:3. Nota: Nunca se habla nuevamente de lenguas de fuego en los próximos casos. En Lucas 3:16, Juan el Bautista declara que Cristo “los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.” En el griego solo aparece una sola vez la palabra griega “en” (con) lo que da una interpretación literal de “los bautizará con el Espíritu Santo y fuego”. Dando a conocer que es un concepto unido: el Espíritu-fuego, y que es un solo bautismo y no dos. Esto da mayor contraste con el bautismo de Juan que era solo con agua y fue para arrepentimiento. IV. El Desarrollo Doctrinal Progresivo Vemos a través de toda la Biblia que hay un desarrollo doctrinal progresivo. Todo el Antiguo Testamento apunta a Cristo como el cumplimiento real de las sombras descritas. Con la muerte, resurrección y ascensión de Cristo al cielo, se inició una nueva etapa doctrinal con la salvación espiritual basada en la obra redentora completa y perfecta de Cristo. 6

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Tal vez podemos decir que la primera obra que hizo Cristo en el cielo fue la de enviar al Espíritu Santo según Su promesa a Sus discípulos. Esto sucedió en el día de Pentecostés como cumplimiento a la profecía de Joel 2:28, 29. Esto le permitió al creyente comenzar una nueva relación con el Espíritu de Dios. En el Antiguo Testamento sólo un grupo especial recibía al Espíritu Santo con el propósito de revelar una verdad y preparar o dar poder para cumplir un ministerio específico. Desde Pentecostés el Espíritu es derramado sobre todos los creyentes sin acepción. El único problema fue que sólo los judíos recibieron esa promesa ese día de Pentecostés. Más adelante, el evangelio se extiende también a los samaritanos, y era necesario confirmar su nueva relación con el Cuerpo de Cristo a través de una señal visible que podemos describir como un segundo Pentecostés o la prolongación de ese día (Hechos 8). Tenemos que ponernos en la posición de los apóstoles y los primeros discípulos. Ellos no pensaban que una persona que no sea judía podría llegar a ser cristiana. Podemos suponer que Dios en su infinita sabiduría, demoró el derramamiento del Espíritu Santo sobre los samaritanos hasta la llegada de los apóstoles, para que ellos pudieran ver y comprobar la obra de Dios entre ellos. Así también fue necesario confirmar la aceptación de gentiles al Cuerpo de Cristo (Hechos 10), y a personas que sólo habían conocido el bautismo de Juan como creyentes al estilo del Antiguo Testamento (Hechos 19). Nota: Después de la muerte y resurrección de Cristo, ya no basta ser “creyente” al estilo del Antiguo Testamento. Ya es necesario creer en Cristo como Señor y Salvador personal. Por esa razón fue necesario llevar el evangelio a los judíos y a los “temerosos de Dios”. No recibieron el Espíritu Santo hasta que recibieron por la fe el mensaje del evangelio. El caso de Pedro con Cornelio aclara la falta de disposición de los judíos en aceptar a los gentiles. Después de su visión y experiencia en la casa de Cornelio, Pedro hace este comentario sobre lo sucedido: “Cuando comencé a hablarles, el Espíritu Santo descendió sobre ellos tal como al principio descendió sobre nosotros. Entonces recordé lo que había dicho el Señor: ‘Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.’ Por tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros al creer en el Señor Jesucristo, ¿quién soy yo para pretender estorbar a Dios? Al oír esto, se apaciguaron y alabaron a Dios diciendo: --¡Así que también a los gentiles les ha concedido Dios el arrepentimiento para vida!” (Hechos 11:15-18). Ojo: el Espíritu Santo cayó sobre ellos al escuchar el evangelio de la salvación en Cristo. Ellos no eran creyentes cristianos antes. Como cada uno de estos grupos había experimentado el bautismo del Espíritu Santo de la misma manera que lo habían experimentado los judíos en Pentecostés, no había forma de rechazar su inclusión en la Iglesia. Con la aceptación de estos casos específicos, se da por sentado que no hay acepción de personas en cuanto al evangelio y el bautismo del Espíritu Santo en el Cuerpo de Cristo. Ahora, es necesario dejar estos casos específicos como experiencias únicas. El resto del libro de Hechos no vuelve a mostrar otra experiencia como estas. Es necesario reconocer la naturaleza del libro de Hechos. Es un libro histórico que narra el avance del evangelio desde Jerusalén hasta la capital del imperio romano: Roma. Hechos es un libro de transición. Su propósito primordial es dar un relato histórico y no doctrinal. No podemos sacar como normativo para la iglesia de hoy una doctrina basada en 3 ocasiones especiales de los primeros capítulos de Hechos lo que no vuelvan a repetirse en el resto del Nuevo Testamento. Las Epístolas comienzan a darnos la doctrina cristiana, muchas veces aclarando y explicando la relación entre los hechos históricos y las verdades doctrinales. V. Las Epístolas: Fundamento Doctrinal Es necesario ver qué posición tienen las Epístolas en cuanto al propósito y la verdad del bautismo del Espíritu Santo. Las experiencias personales nunca pueden contradecir la Verdad ni dictan la verdad. La Palabra es nuestra única regla de vida y fuente de toda doctrina. A. La Presencia del Espíritu (Su morada) “¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? 1 Corintios 3:16. “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.” 1 Corintios 6:19, 20 “Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.” Romanos 8:9 La promesa de Cristo primordialmente tenía que ver con la presencia real y literal del Espíritu Santo con y en cada creyente. El objetivo era para reemplazar la presencia personal y física de Cristo y llegar a ser “otro Consolador”. Pablo nos dice que nosotros llegamos a ser templo de Dios porque el Espíritu Santo mora en 7

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nosotros. Su presencia es total, en el sentido que no recibimos una parte del Espíritu para más tarde recibir más de El. Es incorrecto pedir más del Espíritu Santo. Lo que sí necesitamos hacer es darle más de nosotros; entregarle todo nuestro ser: cuerpo, voluntad, deseos y aspiraciones. Romanos 8:9 aclara que ninguno puede ser cristiano sin la presencia del Espíritu. Si alguno es de Cristo, tiene el Espíritu Santo viviendo en él (Judas 19). La morada es para siempre según la promesa de Cristo (Juan 14:16). Por lo menos mientras vivimos en este cuerpo mortal. Al llegar al cielo, no será necesario su morada en nuestra vida. Además, vemos que su presencia en nosotros es un sello de garantía, arras de nuestra salvación y nuestras bendiciones futuras. Es decir, que vamos a recibir mucho más en el futuro, y la presencia del Espíritu es garantía de todas esas bendiciones espirituales (Efesios 1:14; 1 Pedro 1:4-9). B. El Bautismo en el Cuerpo de Cristo “Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo --ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres--, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” 1 Corintios 12:13, “Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.” Efesios 4:4-6. Uno de los propósitos del bautismo del Espíritu Santo es colocarnos en el Cuerpo de Cristo. Hay una unidad y unión espiritual única por el hecho de que hay un solo Espíritu, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo y un solo Dios. A todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Haciendo memoria de las palabras de Cristo, “-¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva. Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él.” (Juan 7:37-39). C. El Bautismo y la Unión con Cristo Romanos 6:3, 4, “¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.” Gálatas 3:27, “Porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.” El bautismo del Espíritu nos pone en una relación íntima y vital con Cristo, la Cabeza del Cuerpo. Esto nos hace partícipes en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo para que podamos decir con Pablo, “He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.” Gálatas 2:20. Esto nos da la capacidad de vivir una vida que agrada al Señor. D. El Recibir el Espíritu Gálatas 3:2, “Sólo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje?” Gálatas 4:6, “Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abba! ¡Padre!.” Se recibe el Espíritu Santo al igual que la salvación: por medio de fe, y esto nos da la nueva capacidad de llamar a Dios, ¡Abba! ¡Padre!.” No hay ningún texto después del día de Pentecostés que muestra la necesidad de pedir el Espíritu Santo. Siempre fue algo inmediato junto con la salvación de la persona. Hay unos casos especiales en el libro de Hechos que no hacen la norma, sino muestran definitivamente que el recibir el Espíritu Santo es para todos, judíos, samaritanos y gentiles. Ya no hay barrera de razas en el Cuerpo de Cristo. E. El Testimonio Interno del Espíritu Romanos 8:16, “El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.” Juan 16:13, “Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará 8

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por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.” 1 Corintios 2:10, 11, “Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios. En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.” El testimonio interno del Espíritu es triple: nos convence de que somos hijos de Dios, nos convence de que la Biblia es Palabra de Dios y nos ilumina para entender y aplicar la Biblia. El Espíritu nos hace someter ante la evidencia precisa de la verdad de las Escrituras. Miremos las palabras de R. C. Sproul: “En su testimonio interior, el Espíritu Santo no nos ofrece ninguna información nueva y secreta o ningún argumento inteligente que no estuviera de otro modo a nuestra disposición. Lo que hace, en realidad, es operar sobre nuestros espíritus para quebrarlos y vencer nuestra resistencia a la verdad de Dios. Nos mueve a rendirnos ante las enseñanzas claras de la Palabra de Dios y a abrazarlas con total seguridad. “El testimonio interno del Espíritu no es una huida al misticismo o un escape al subjetivismo, donde los sentimientos personales son ascendidos a un rango de absoluta autoridad. Existe una diferencia crucial entre el testimonio del Espíritu Santo a nuestros espíritus y el testimonio humano de nuestros espíritus. El testimonio del Espíritu Santo es a la Palabra de Dios. Nos viene con la Palabra y a través de la Palabra. No nos viene por fuera de la Palabra o sin la Palabra. “Del mismo modo que el Espíritu Santo da testimonio a nuestros espíritus de que somos hijos de Dios, confirmando su palabra a nosotros (Romanos 8:16), el Espíritu Santo también nos asegura interiormente que la Biblia es la Palabra de Dios.” [R.C.Sproul, Las Grandes Doctrinas de la Biblia, pp. 125, 126]. “La iluminación no debe ser confundida con la revelación. Hoy en día se ha vuelto un lugar común oír hablar a las personas sobre revelaciones privadas que dicen haber recibido del Espíritu Santo. La obra de iluminación del Espíritu Santo no es la de proveer nueva información o nuevas revelaciones aparte de las que encontramos en la sagrada Escritura. “El cristianismo reformado niega enfáticamente que Dios esté dando hoy día nuevas revelaciones normativas. El Espíritu todavía está trabajando para iluminar lo que ha sido revelado en la Escritura. El Espíritu nos ayuda a entender la Biblia, nos convence de la verdad de la Biblia, y aplica esta verdad en nuestras vidas. Trabaja con la Palabra y a través de la Palabra. Su tarea nunca consiste en enseñar algo contrario a la Palabra. Por lo tanto, resulta siempre necesario comparar lo que escuchamos con la enseñanza de la Escritura. La Escritura es el libro del Espíritu.” [R.C.Sproul, pp. 128]. VI. Aclaraciones y Conclusiones No hay ningún mandato para un cristiano a buscar o pedir recibir el bautismo del Espíritu Santo. Todos los versículos doctrinales enfatizan el hecho que se recibe el Espíritu Santo con todo Su poder y presencia al momento de creer en el resucitado Señor Jesucristo. El bautismo se recibe una sola vez y es igual para todo verdadero cristiano. No es una señal de espiritualidad o madurez. Unas pocas experiencias no hacen la norma. Es decir, por el hecho de que al principio en los primeros años de la Iglesia sucedió el hablar en lenguas en el mismo momento de recibir al Espíritu Santo, no significa que el hablar en lenguas es la única prueba del bautismo del Espíritu. O para decirlo de otra forma, hablar en lenguas no es la única evidencia de la morada interior del Espíritu Santo en la vida del cristiano. Tampoco se debe confundir lo que es el bautismo del Espíritu con las declaraciones de: “y fueron llenos del Espíritu”. Esto se repetía muchas veces, sin embargo el recibir el Espíritu Santo siempre ocurre por una sola vez. Las tres veces donde algunos señalan que recibieron el Espíritu Santo después de ser cristianos, es de todos modos una historia de revelación progresiva para incluir a toda clase de personas en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia Universal. Lo importante es ver que el resto de Hechos y todas las Epístolas no hacen una distinción entre recibir a Cristo y luego en otro momento recibir el Espíritu Santo. También tenemos que enfatizar nuevamente la diferencia entre un “creyente” al estilo del Antiguo Testamento (bajo el antiguo pacto) que no tenía el Espíritu Santo (exceptuando algunos escogidos especiales para un ministerio), y el “creyente cristiano” después del prometido día de Pentecostés (bajo el nuevo pacto por la sangre de Cristo). Para el día de hoy, una persona que cree en su corazón con fe verdadera que Jesucristo es su Señor y Salvador, recibe 9

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instantáneamente, junto con la regeneración, el Espíritu Santo en toda su plenitud, sin tener que pedirselo. Palabras de R. C. Sproul en Las Grandes Doctrinas de la Biblia, pp. 129-131. “ ‘¿Has recibido el bautismo del Espíritu Santo?’ A cualquier persona hoy en día que se convierta en cristiano tarde o temprano se le hará esta pregunta. Esta pregunta la suelen formular los cristianos carismáticos, muy entusiastas de sus experiencias con el Espíritu Santo. “Una doctrina que en un tiempo estaba confinada a las Iglesias Pentecostales y a las Asambleas de Dios, se ha convertido ahora de vital importancia para un número muy extendido de creyentes. El movimiento neoPentecostal ha alcanzado a casi todas las denominaciones cristianas. Un sentimiento de excitación y de renovación espiritual suele acompañar este descubrimiento fresco de la presencia y el poder del Espíritu Santo en la iglesia. “El neo-Pentecostalismo ha buscado definir la doctrina del bautismo del Espíritu Santo basándose en las experiencias de las personas. Esta doctrina ha sido motivo de mucha controversia. “Por lo general, si bien no siempre, el cristiano carismático considera que el bautismo del Espíritu Santo es una segunda obra de gracia, distinta y subsiguiente a la regeneración y la conversión. Es una obra del Espíritu Santo que está disponible para todos los cristianos, pero que no todos los cristianos toman posesión de ella. Los carismáticos están divididos entre sí sobre el tema de si el hablar en lenguas es una señal o manifestación necesaria del ‘bautismo’. “Los Pentecostales señalan que en el libro de Hechos los creyentes (que obviamente ya habían experimentado la obra de regeneración del Espíritu con anterioridad a Pentecostés) fueron llenos del Espíritu Santo y hablaron en lenguas. Este modelo bíblico, que incluye el transcurso del tiempo entre la conversión y el bautismo del Espíritu, es visto como normativo para todas las edades. Los Pentecostales están en lo cierto cuando distinguen entre la regeneración del Espíritu Santo y el bautismo del Espíritu Santo. La regeneración se refiere al Espíritu Santo otorgángole al creyente una nueva vida --resucitando a la vida a alguien que estaba muerto en el pecado. El bautismo del Espíritu Santo se refiere a Dios dotando a su pueblo del poder para el ministerio. “Si bien la diferencia entre la regeneración y el bautismo del Espíritu Santo es legítima, el hacer que el transcurso del tiempo entre ambos sea normativo para todas las edades no es válido. El modelo normal, desde el tiempo de los apóstoles, ha sido que los cristianos recibieran el poder del Espíritu Santo de manera concomitante con la regeneración. No es necesario que los creyentes busquen un bautismo específico a una segunda obra del Espíritu, subsiguiente a su conversión. Todos los cristianos están, en mayor o menor grado, llenos del Espíritu -dependiendo de cuanto de sí han rendido al Espíritu. “Otro problema relacionado con la doctrina pentecostal es que nos brinda una visión inadecuada de Pentecostés. Pentecostés representa la divisoria de las aguas en la historia del Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, solo un grupo muy selecto de creyentes habían recibido los dones de Dios para el ministerio (véase Números 11). Este modelo se modificó en Pentecostés. En Pentecostés todos los creyentes presentes (quienes eran todos judíos) recibieron el bautismo. De manera similar, recibieron el bautismo del Espíritu cuando el Espíritu también se derramó en los convertidos en Samaria (Hechos 8), los creyentes en la casa de Cornelio (Hechos 10), y los discípulos gentiles de Juan en Efeso (Hechos 19). “Los primeros creyentes no pensaban que los samaritanos, los temerosos de Dios, y los discípulos gentiles de Juan podían ser cristianos. Por eso, el bautismo del Espíritu Santo sirvió como confirmación de su calidad de miembros dentro de la iglesia. Como cada uno de estos grupos había experimentado el bautismo del Espíritu Santo de la misma manera que lo habían experimentado los judíos en Pentecostés, no había forma de rechazar su inclusión en la iglesia. Pedro mismo tuvo esta experiencia personalmente. Cuando Pedro vio que el Espíritu Santo había venido sobre los gentiles temerosos de Dios que estaban en la casa de Cornelio, concluyó que no había ningún motivo para mantenerlos alejados de la plena comunión en la iglesia. Pedro dijo: ‘¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?’ (Hechos 10:47). “Los episodios del bautismo del Espíritu Santo subsiguientes a Pentecostés por medio de la cual todo el cuerpo de Cristo tiene el don del ministerio. En la iglesia del Nuevo Testamento no todos los creyentes hablaban en lenguas, pero todos los cristianos tenían el don el Espíritu Santo. Se había cumplido así con la profecía de Joel (Hechos 2:16-21).” 10

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3. El Hablar en Lenguas Introducción La Biblia es nuestra única regla de fe y práctica. Esto ha sido el lema histórico y convicción de los que creemos que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios. Si alguna cosa se entremete entre la Biblia y el creyente, el resultado es un error doctrinal. El desuso de la Palabra de Dios muchas veces se manifiesta en un deseo intenso por anhelar o buscar una experiencia significante para llenar el vacío que es el resultado de dejar de un lado la Biblia, sin leerla, estudiarla y practicarla. Hay una experiencia, aparentemente genuina, que han tenido muchos cristianos que les hace entender mal el mensaje de la Biblia en cuanto al ministerio del Espíritu Santo entre los hombres. Esto no quiere decir que la vida cristiana no es una experiencia, es decir, que la Biblia no puede experimentarse en la vida nuestra, pero significa que nuestras experiencias cristianas deben basarse en el testimonio sólido de la Palabra única y autoritaria de nuestro Dios. Reconocemos que el hablar en lenguas fue unos de los dones del Espíritu Santo que encontramos en Romanos 12 y 1 Corintios 12-14. Así que antes de entrar al tema debemos hablar de los dones en general para entender la razón de este don. La palabra “don” viene del griego, karisma, de donde tenemos la designación “los carismáticos”. Ellos al enfatizar algunos de los dones por encima de los demás han equivocadamente dicho que si uno no habla en lenguas entonces no tiene el Espíritu Santo, o nos acusan de no creer en el Espíritu Santo. Pero es obvio por el punto que vimos anteriormente sobre el bautismo del Espíritu Santo, sí creemos en El y lo tenemos morando en nuestra vida desde el momento de creer en Cristo con fe verdadera. Si somos hijos de Dios entonces tenemos toda la plenitud del Espíritu en nosotros. Ahora, al hablar de los dones del Espíritu Santo, obviamente estamos diciendo que hay varios. Analizando los pasajes bíblicos sobre el uso específico de la palabra karisma en relación con la obra del Espíritu Santo, concluimos que un don del Espíritu Santo es: una habilidad (o capacidad) dada por Dios al creyente para el servicio y el provecho de la Iglesia, el Cuerpo del Señor. Esta definición nos lleva a mirar las características específicas de un don espiritual: 1. Es una habilidad sobrenatural y no un talento natural. En la misma forma que uno recibe ciertos talentos al nacer físicamente, al “nacer de nuevo”, espiritualmente, uno recibe capacidades especiales por parte de Dios, entonces uno no recibe el don espiritual de escribir, don de música, don de educación, o don artístico, etc. 2. Es una manifestación del poder del Espíritu Santo. Nosotros somos instrumentos para la manifestación del poder de Dios. 3. No es un aumento a una capacidad natural, sino conlleva el propósito de revelar lo que el Señor puede hacer por su pura gracia en la persona que se entrega a El de lleno. 4. No son dados para un ministerio en particular; es decir, no hay un don de ministerio juvenil o de damas o de universitarios, etc., pero cualquier persona puede usar su don dentro de uno de estos ministerios particulares. 5. Es para el servicio en el crecimiento y la edificación de la iglesia y no para un puesto de autoridad. Vemos que los primeros diáconos no fueron escogidos por sus dones sino por su carácter y testimonio. Sin embargo, hoy en día al nombrar diáconos buscamos a personas con la disposición de servir o el don de servicio, pero el énfasis para todos los dones debe ser en cuanto al servicio y el provecho general de la iglesia (1 Corintios 12:7, “Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común.”). OJO: No son para provecho privado, ni para el crecimiento espiritual personal. 6. Que hay una diversidad de dones pero el Espíritu es el mismo (1 Corintios 12:4), y cada uno se reparte según El quiere (1 Corintios 12:11). Estas características determina los propósitos de los dones espirituales. Primero, enfatizamos que el propósito declarado de los dones del Espíritu Santo es para “el bien común” [LBLA]; para el provecho de todo el Cuerpo de Cristo. Es muy claro que los dones son dados para el crecimiento espiritual y numérico de la iglesia, y no para ensalzar a los que los poseen. Son para servicio y dados “...para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.” 1 Pedro 4:11. Segundo, debemos ver la necesidad mutua dentro de la Iglesia. Todos los miembros son necesarios para el crecimiento del Cuerpo (1 Corintios 12:21, 22). Cada creyente tiene una función necesaria para el bien del Cuerpo. 11

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El crecimiento del cuerpo depende de la unidad y la actividad de todos los miembros. “De quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.” Efesios 4:16 Con esta introducción al tema de los dones en general, seguimos con mirar específicamente el don de lenguas. En los últimos años ha crecido el número de estudiantes bíblicos que, según su propio testimonio, han estado “otorgando” el don de lenguas a la iglesia. Algunos de ellos piensan aún que el Espíritu Santo les ha conferido este don, y creen que han hablado en lenguas. Todos estos eventos nos hacen escudriñar de nuevo nuestra Biblia a fin de que ni nuestras prácticas ni nuestros deseos estén fuera del marco indicado por la Palabra. (Juan 5:39; Hechos 17:11). I. El Lugar Dado en el Nuevo Testamento El don de lenguas es definitivamente uno de los dones mencionados en el Nuevo Testamento. El problema es determinar exactamente lo que es; cómo se debe usar; y el propósito por lo cual fue dado. Sólo tres libros mencionan esta habilidad (aunque un caso es dudoso); parece ser un don poco usado dentro de las iglesias neotestamentarias y en cuanto a iglesias establecidas se menciona sólo en relación con la iglesia en Corinto, y en ese caso es para corregir el mal uso. Analicemos lo que el Nuevo Testamento dice al respeto. A. Las Citas Bíblicas 1. Marcos 16:15-18 “Hablarán nuevas lenguas” (v. 17). Estos versículos mencionan varias señales espectaculares, incluyendo el hablar en nuevas lenguas. No hay forma para saber si se habla del mismo “don de lenguas” del Espíritu Santo. De todos modos era algo dado a los apóstoles para confirmar el mensaje de Jesucristo (2 Corintios 12:12; Romanos 15:18, 19). Nota importante: Esta porción (Marcos 16:9-20) ha sido discutida por el hecho de que no aparece en los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento, ni otros testimonios de la antigüedad. Hay duda que Marcos la haya escrito. Entonces no debemos basar ninguna doctrina sobre este pasaje. 2. Hechos Hay tres pasajes en el libro de los Hechos que hacen mención de este don. Estos pasajes son descriptivos, narrativos e históricos, no doctrinales. Relatan las experiencias de los discípulos primitivos cuando se manifestaron las lenguas. A través de los tres pasajes, vemos que el enfoque de la aparición de lenguas era para atestiguar y confirmar la nueva relación de distintos grupos de creyentes en Dios por medio del Espíritu Santo. Era necesario comprobar que Cristo estaba conformando Su Nueva Iglesia de otros grupos étnicos. a. Hechos 2:1-13 Muchos judíos de varias partes del imperio romano habían llegado a Jerusalén para celebrar la fiesta anual de Las Semanas (Pentecostés) y Cristo había mandado a sus discípulos a esperar la venida del Espíritu Santo. Cuando llegó el día de Pentecostés, los discípulos recibieron el Espíritu; fueron llenos y hablaron “en otras lenguas” [“otras” = heteros - de otra clase] [“lenguas” = glossa], y “cada uno les oía hablar en su propia lengua” [“lengua” = dialektos]. El hablar en lenguas fue un don sobrenatural para poder hablar en idiomas extranjeros y terrenales, conocidos por alguien presente. Fue una señal a los judíos confirmando que el mensaje predicado era de Dios. b. Hechos 10:34-48 Esta vez, el hablar en lenguas sucede en la casa de Cornelio, un gentil. Probablemente todos en la casa eran gentiles menos Pedro y los judíos que fueron con él. Pedro estaba en un proceso de transición. El nunca antes se asociaba con gentiles. ¿Será que los gentiles tienen derecho a la salvación y a recibir el Espíritu Santo? Pedro predicó el evangelio; el Espíritu Santo cayó sobre ellos de la misma manera como en el día de Pentecostés, y hablaron en lenguas. Pedro tomó esta señal para comprobar que el mensaje de salvación incluye a los gentiles. (Hechos 11:15-17). c. Hechos 19:1-7 Aquí tenemos unos creyentes de Juan el Bautista; obviamente de la nacionalidad judía quienes habían creído en el Mesías pero sin conocer la nueva relación con Jesucristo y el bautismo en el Cuerpo de Cristo por 12

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medio del Espíritu Santo; al entender mejor y recibir el nuevo bautismo en el nombre de Cristo en vez de Juan, también recibieron el Espíritu Santo y hablaron en lenguas como señal. De aquí en adelante, no vemos el hablar en lenguas como parte de la conversión de los creyentes. En todos los viajes misioneros de Pablo y en el establecimiento de muchas iglesias, no hay ninguna mención del uso de este don. Recordamos nuevamente que el libro de Hechos es un libro histórico de transición mostrando el crecimiento de la Iglesia y el esparcimiento del evangelio desde Jerusalén hasta los fines de la tierra. 3. 1 Corintios 12-14 La iglesia de Corinto sin duda estaba manifestando el hablar en lenguas. Sin embargo, Pablo vio la necesidad de tomar 3 capítulos para corregir el mal uso. Son 3 capítulos muy importantes para ver el enfoque que debemos tomar sobre este don. No vemos Pablo diciendo que se debe hablar en lenguas, al contrario, muy pocos deben hacerlo y siempre con interpretación y con orden. Jamás se vuelve a hablar de este don en sus otros escritos. ¿Se corrigió el problema? ¿Cesó el hablar en lenguas después de esto? B. El Enfoque Bíblico 1. El Orden en la Lista de los Dones Hay dos listas que incluyen el don de lenguas (1 Corintios 12:8-10 y 28-30), y ambas están en el mismo libro. Otra lista de los dones del Espíritu se encuentra en Romanos 12:3-8 y no hay mención de este don. Por alguna razón Pablo no vio la necesidad de mencionar este don a la iglesia de Roma unos años después. Nota: Pablo escribió Romanos unos 2 años después de escribir a los corintios. Es importante fijar que en las dos listas de 1 Corintios, el hablar y el interpretar lenguas vienen al final dando así mayor importancia a los primeros dones. En el pasaje de 1 Corintios 12:28-30, es aún más destacado la importancia de los primeros dones por el uso de las palabras “primeramente”, “luego”, “tercero”, “luego”, “después”. Me hago entonces la pregunta, ¿por qué tantas iglesias ponen mayor énfasis en el hablar en lenguas? Si el cristiano no tiene todos los dones, ¿por qué se dice que todos debemos hablar en lenguas? 2. La Prioridad Descrita En segundo lugar hay una prioridad descrita en 1 Corintios 14. Pablo se dedica un capítulo entero a hacer una comparación de dos de los dones mencionados: lenguas con profecía. El capítulo demuestra claramente la superioridad de la profecía sobre las lenguas. Este don debe ocupar siempre su propio lugar con respecto a los demás dones del Espíritu. No es un don de prioridad para la iglesia. II. La Naturaleza de Lenguas en el Nuevo Testamento Ahora necesitamos analizar lo que eran “lenguas” en el Nuevo Testamento. ¿Cuál era su naturaleza? Luego podemos preguntarnos, ¿qué son las lenguas que se experimentan hoy? A. Las Palabras Significativas 1. Lengua “extraña” o “desconocida” (1 Corintios 14:4, 13, 14, 19, 27) Es importante saber que esas palabras (“extraña” o “desconocida”) no aparecen en el original como se puede verificar en otras traducciones (Nácar-Colunga; Torres Amat; Versión Hispano Americana; Nueva Versión Internacional; La Biblia de las Américas; y más). En la versión Reina Valera, parece que quisieron añadir esas palabras para aclarar la clase de lenguas, sin embargo ha resultado lo contrario y ha servido para la mala interpretación. Lo que ha pasado es que muchos han creído que las “lenguas extrañas o desconocidas” son expresiones extáticas que no tienen significado en algún lenguaje humano; sino que son un lenguaje celestial; eso es basar una enseñanza sobre palabras que no existen en el texto griego original. Vea: 1 Corintios 14:4, “El que habla en lenguas, a sí mismo se edifica, pero el que profetiza edifica a la iglesia.” v. 13, 14, “Por tanto, el que habla en lenguas, pida en oración para que pueda interpretar. Porque si yo oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.” v. 19, “Sin embargo, en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para instruir también a otros, antes que diez mil palabras en lenguas.” v. 27, “Si alguno habla en lenguas, que hablen dos, o a lo más tres, y por turno, y que uno interprete.” [LBLA]. 13

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2. “Lengua” (glossa) El uso uniforme de la palabra “lengua” (glossa) en el Nuevo Testamento es: “un lenguaje usado por habitantes del mundo.” La única excepción a esta regla es cuando la palabra se usa para designar el miembro del cuerpo humano llamado “la lengua”. 3. “Géneros” de lenguas (genos) (1 Corintios 12:10) La palabra “genos” significa nacionalidad, raza, o grupo de personas. Lo que esto significa entonces es que Dios da la capacidad de hablar una diversidad de idiomas nacionales humanos mas no celestiales. Vea la traducción de LBLA, “Hay, quizás, muchas variedades de idiomas en el mundo, y ninguno carece de significado.” y sigue la explicación de la clase de idiomas que se refiere en el versículo 11, “Pues si yo no sé el significado de las palabras, seré para el que habla un extranjero, y el que habla será un extranjero para mí.” B. La Habilidad de Hablar en Lenguas Hemos visto que los dones del Espíritu son capacidades o habilidades sobrenaturales y no naturales, así que no es algo que podemos imitar ni aprender. También vimos que la habilidad de hablar en lenguas es la habilidad de hablar un lenguaje extranjero sin antes tener la oportunidad de haberlo aprendido por medios ordinarios. Esto sí sería un don del Espíritu Santo. Una pregunta retórica de reflexión: ¿Por qué Dios no ha dado el don de lenguas a los misioneros al entrar a una tribu, pero a tantos en nuestra ciudad sí? III. Propósito del Don de Lenguas en el Nuevo Testamento La razón de ser de este estudio de la enseñanza bíblica sobre el don de lenguas tiene que ver con el propósito divino al dar este don a su Iglesia. ¿Por qué fue dado este don a ciertos creyentes? ¿Será todavía necesario? A. El Propósito Expresado La Biblia dice específicamente que el don de lenguas sirve como una señal a los no creyentes (1 Corintios 14:22). La palabra “señal” tiene un significado especial en el Nuevo Testamento. Esencialmente es una muestra o manifestación que lleva consigo un mensaje especial como un hecho milagroso que da evidencia de un poder sobrenatural. El uso claro de esta palabra “señal” se encuentra en Juan 20:30, 31, “Y muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro; 31pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre.”. Estos versículos hacen referencia a ciertos milagros que fueron recordados o escritos en el evangelio, no tanto por la admiración que produjeron, sino por el mensaje que enseñaron (v. 31). Entonces, el don de lenguas fue una señal; una dádiva sobrenatural (divina), y dada para desempeñar una función específica. El objeto de esta función específica de lenguas, nuevamente, era una señal para personas incrédulas, especialmente miembros de la raza judía. Compare “este pueblo” en 1 Corintios 14:21. Este versículo da el fondo histórico para la declaración que se encuentra en el verso 22: “Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos.” Sin duda el pasaje citado por Pablo es Isaías 28:11, 12, “En verdad, con tartamudez de labios y en lengua extranjera, El hablará a este pueblo, al cual había dicho: Aquí hay reposo, dad reposo al cansado; y: Aquí hay descanso. Pero no quisieron escuchar.” [LBLA]. Donde los de otras lenguas eran los Asirios, y aún así el pueblo no quería creer y arrepentirse. Escuchar lenguas era un llamado y señal a los judíos incrédulos a - creer en y obedecer a - el mensaje de Dios. Por eso la gran reacción de los oyentes en el día de Pentecostés, “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?” (Hechos 2:37). Pedro declaró que aquello que “ellos vieron y oyeron” fue la autenticación divina de su mensaje: que Jesús es el Mesías prometido. Precisamente lo que ellos habían rechazado, “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.“ (Hechos 2:36). El mensaje de Pedro les llegó al corazón. No había duda de que Dios estaba en medio de ellos llamándolos al arrepentimiento, las lenguas extranjeras comprobaba el mensaje de salvación. Del libro de los Hechos es muy evidente que cuando se ejercitó el don de lenguas estuvieron presentes algunos judíos, lo cual sirvió de señal para ellos. Esta declaración puede demostrarse al leer los pasajes que tienen que ver con el ejercicio de dicho don en los tiempos apostólicos. La conclusión clara es que el don de lenguas fue dado como una señal a los judíos de que Dios estaba actuando, sin señales no quisieron creer. “Los judíos 14

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piden señales, y los griegos buscan sabiduría.” (1 Corintios 1:22). Esta declaración no incluye solamente a los judíos netamente incrédulos (no salvos), sino puede incluirse también judíos que tenían dudas o falta de comprensión acerca del mensaje predicado a los gentiles. Está bien creer que la salvación es para los judíos, pero ¿será posible que Dios quiera salvar a los gentiles también? La manifestación de lenguas tanto en el día de Pentecostés como en el caso de Cornelio aclaró la respuesta (Hechos 11:15-18). Comprobado: la salvación sí es para todos, sean judíos o gentiles. Nota: Debemos notar también que no hay evidencia de que esas personas de la casa de Cornelio siguieron hablando en lenguas después de ese día. Era una señal del momento para Pedro y sus compañeros judíos, y no una habilidad permanente. Tampoco hay razón para decir que los discípulos después del día de Pentecostés siguieron hablando en lenguas en todas sus reuniones. Simplemente no hay evidencia bíblica para decirselo. B. El Propósito Explicado El mensaje exacto a comunicarse al judío no creyente por medio de esta señal se encuentra expresado claramente, tanto en el libro de los Hechos como en 1 Corintios 12. Antes de presentar la lista de los dones espirituales en 1 Corintios 12, Pablo señala uno de los problemas mayores que había en Corinto. Los primeros tres versículos indican que existía el problema de discernir cuales declaraciones o enseñanzas provenían de Dios y cuales no. Los habitantes de Corinto no tuvieron el Nuevo Testamento para poder examinar y demostrar la validez de un mensaje que supuestamente venía de Dios. Existió la necesidad de un método por el cual tales declaraciones pudieron ser juzgadas. Otras declaraciones en el capítulo 14 sirven para confirmar el punto de vista de que el don de lenguas fue dado para autenticar el mensajero de Dios y su mensaje; sin embargo, Pablo pide que ellos verifiquen la veracidad y autoridad de su mensaje por medio de uno que sea profeta o espiritual entre ellos (1 Corintios 14:37, “Si alguno piensa que es profeta o espiritual, reconozca que lo que os escribo es mandamiento del Señor.”). IV. La Práctica de las Lenguas según el Nuevo Testamento (1 Corintios 14) ¿Cómo practicaban este don en el Nuevo Testamento? Obviamente no tenemos mucho relato bíblico para conocer la práctica en las iglesias originalmente. Sin embargo, por el mal uso del don de lenguas en Corinto, Pablo dio ciertas reglas para controlar el ejercicio del don. Al comparar con la Biblia mucho de lo que se dice hoy en cuanto al hablar en lenguas, poco tendría que ver con el concepto bíblico y la validez de la práctica; es decir, en muchos casos no se sujetan a las reglas de la Palabra de Dios dadas para gobernar el uso de este don. ¿Cuántas iglesias hoy estarían bajo la misma exhortación que la de Corinto? A. El Uso Limitado El don se debe ejercer por dos o tres personas, pero no más de este número (1 Corintios 14:27), y que se hablen por turnos, no hablando a la vez. No hay forma de recibir un mensaje de Dios si todos están hablando y nadie interpretando. El uso es limitado y es para edificar a la congregación. B. La Necesidad de un Intérprete Así entonces vemos la necesidad de que un intérprete esté presente cuando uno ejerce el don de lenguas. De una u otra manera ellos que tenían el don debían averiguar si había un intérprete en la concurrencia. Si no se encontraba, el que quería hablar debía callarse (1 Corintios 14:28). ¿Qué valor hay si alguien habla en alemán en la iglesia y no hay nadie para interpretar lo que dijo? C. El Espíritu Santo es el Dios de Paz En vista del abuso del don de lenguas, la iglesia de Corinto se vio en la obligación de dar ciertas reglas para refrenar a algunos miembros entusiastas de dicha iglesia. Por falta de observar estas instrucciones, es evidente que muchos grupos que profesan tener el don de lenguas nunca han recibido este don del Espíritu Santo. No es de esperar que el Espíritu Santo otorgara tal don a personas que continuamente abusan de él. El Señor no es autor de confusión sino de paz (1 Corintios 14:33).

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Conclusión No es la intención de este estudio desacreditar el don de lenguas según vemos en el Nuevo Testamento, sino de llevarnos a un entendimiento de la razón bíblica y el propósito de Dios. Si una persona dice que habla en lenguas según el don del Espíritu Santo, debe comprobarlo por medio de los principios y reglas establecidas por Dios en Su Palabra. Es importante reconocer que no toda manifestación de “lenguas” extrañas tiene que ver con el don del Espíritu Santo. Es posible inducir a una persona sicológicamente a hablar en una forma rara, los demonios también pueden hablar a través del ser humano en lenguas. Hay religiones paganas donde hablan en formas no entendibles, obviamente no un idioma humano, y también los Mormones practican una forma de “hablar en lenguas”; es decir entonces, que es posible hablar en lenguas no bíblicas, y toda experiencia de hablar en una forma extraña debe ser puesta a la luz de la Biblia. Además, ha habido casos donde una iglesia estaba hablando en lenguas y entró una personas que por casualidad entendió el idioma de los que estaban hablando en “lenguas” y los escuchó blasfemar a Dios y decir cualquier herejía. Como no había interprete, Satanás simplemente se burló de la situación. Ojo, si no sabe lo que está hablando, mejor callar. ¿No es interesante que Pablo no menciona el hablar en lenguas en cualquier otro de sus escritos? ¿Hay el verdadero don de lenguas del Espíritu Santo hoy en alguna parte del mundo? ¿Están cumpliendo con los requisitos de la Palabra de Dios o necesitarán leer 1 Corintios 12-14? ¡Qué hagamos todo decentemente y con orden (1 Corintios 14:40)! ¿Por qué no practicamos ni buscamos ejercer el don de lenguas? Creemos tener todo lo necesario en los 66 libros de la Biblia, y no hay necesidad de seguir recibiendo nueva revelación por parte de Dios. No necesitamos esa “señal” para poder creer en el evangelio. Creemos que la Biblia es nuestra única fuente de doctrina y práctica cristiana, y preferimos predicar la Palabra de Dios con entendimiento que hablar otras lenguas sin entendimiento. No basamos nuestra doctrina sobre experiencias personales de la gente sino sobre un cuidadoso estudio de la Palabra de Dios. Creemos que el ejercicio del don de lenguas hoy ha puesto un mal entendimiento sobre la manifestación de la obra del Espíritu Santo, donde muchos dicen que el hablar en lenguas es la única comprobación de haberlo recibido. No creemos que el hablar en lenguas sea la comprobación de haber sido bautizado en el Espíritu, porque sabemos que el bautismo del Espíritu es un hecho en la vida de todo verdadero creyente desde su nuevo nacimiento. Yo no tenía que hablar en lenguas para saber que había recibido el Espíritu Santo, sino creer que era un hecho como la Biblia misma lo declara. Creemos que todos los dones del Espíritu son dados por El según Su voluntad para el beneficio del Cuerpo de Cristo, y no pueden ser dados por ningún otro (ningún hombre puede dar a otra persona uno de los dones del Espíritu Santo). Así, si no practicamos el don de lenguas es sencillamente porque Dios no nos ha dado ese don, y no es por una falta de haber recibido el Espíritu Santo.

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4. Milagros, Sanidades y Prodigios Introducción Primero queremos hacernos la pregunta: ¿Hace Dios milagros hoy? Claro que sí. Cada vez que una persona se convierta al Señor, o es sanada, etc. Dios hace un milagro. Segundo: ¿Tiene Dios el mismo poder de hacer milagros hoy como en los días de Moisés, Elías, Eliseo, Jesucristo, Pedro y Pablo? Claro que sí. El problema es que esas no son las preguntas que queremos contestar con este estudio. Reconocemos que Dios es el mismo Dios, pero también hemos visto a través de la Biblia y la historia humana, que Dios no siempre actúa de la misma manera. Hemos visto como el don de lenguas fue un don especial para acreditar a los apóstoles y su mensaje de revelación especial mientras el Espíritu Santo estuvo inspirando Sagradas Escrituras. Otro grupo de dones del Espíritu Santo es lo que llamamos los dones de señal, es decir, hacer milagros, sanidades y prodigios. Encontramos estos dones mencionados en 1 Corintios 12:9, 10a, “a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad por el único Espíritu; 10a otro, poder de milagros...28...luego, milagros; después, dones de sanidad”. Si nosotros entendemos el aspecto progresivo de la doctrina en el Nuevo Testamento, entonces podemos hacernos la pregunta: ¿Por qué Pablo no mencionó estos dones al escribir a la iglesia en Roma dos años más tarde? Vea y comprueba en Romanos 12:6-8. ¿Será que Pablo veía que ciertos dones ya no tenían la misma importancia como al principio? Es importante entender lo que estamos diciendo al hablar de estos dones de señal. Hay muchas cosas o eventos en nuestra vida cuando de pronto exclamamos, “¡Eso sí fue un milagro!” o “Por milagro se salvó ese hombre de la muerte.” Pero este estudio no se trata de esa clase de milagros, porque realmente esas cosas caen bajo lo que llamamos la providencia de Dios, la soberana protección y cuidado de Dios sobre la creación (Hebreos 1:3; Colosenses 1:17). Son esos momentos cuando Dios obra en nuestro vivir diario como respuesta a nuestras oraciones o aún sin nuestras oraciones. Es decir, son milagros de Dios sin el uso de un instrumento humano. Para entender la clase de milagros que estamos viendo con este estudio propongo esta definición: “Un milagro es un evento extraordinario obrado por Dios mediante un agente humano, un evento que no puede ser explicado por fuerzas naturales. Los milagros siempre tienen el propósito de refrendar el instrumento humano que Dios ha escogido para declarar una revelación específica a los que atestiguan el milagro. Los milagros en la Escritura son también llamados ‘señales y prodigios’” [Los Carismáticos, John F. MacArthur, p. 106, 107]. Así que hacer milagros es la capacidad de poner de manifiesto el poder divino por medio de un instrumento humano, haciendo lo que no se puede explicar por las leyes naturales. 2 Corintios 12:12 nos dice que esta habilidad fue una de las “señales de apóstol”. Entonces tenía como fin autenticar el apostolado y el don profético. [Hechos 8:6, 13; 13:6-12; 19:11; Romanos 15:18, 19; Hebreos 2:4]. El don de sanidad es un aspecto del don de milagros, pero con énfasis en el estado físico de una persona. Es la habilidad de sanar a los enfermos en el nombre del Señor Jesucristo y así devolverles la salud y aún la vida. [vea Hechos 3:1-10; 5:12-16; 8:5-7; 9:38-43; 14:8-10; 20:9-12]. Entonces, nosotros no dudamos en el poder de Dios de hacer milagros, simplemente estamos haciéndonos la pregunta de que si todavía hay la manifestación de los dones de hacer milagros, señales y prodigios en la iglesia de hoy o si fue específicamente para los apóstoles en el primer siglo. La respuesta radica en el propósito de estas señales. I. Comprobar a los Siervos Especiales de Dios en el Antiguo Testamento Algunos profetas del Antiguo Testamento entonces fueron dados poder para hacer milagros para comprobar ser enviados de Dios y así escuchados. Vienen con una Palabra de Dios. La ausencia de señales significaba la ausencia del profeta, Salmo 74:9, “No vemos nuestras señales; ya no queda profeta, ni hay entre nosotros quien sepa hasta cuándo.” Donde hay milagros y señales habrá también Palabra de Dios. Vemos entonces que los milagros comprobaban a los siervos especiales de Dios durante el tiempo del Antiguo Testamento. A. Moisés y Josué Dios obró en una manera muy especial durante los días de Moisés y Josué. Milagros como la separación de las aguas, agua saliendo de una roca, etc. Deuteronomio 34:10-12, “Desde entonces no ha vuelto a surgir en Israel 17

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un profeta como Moisés, a quien el SEÑOR conocía cara a cara, 11nadie como él por todas las señales y prodigios que el SEÑOR le mandó hacer en la tierra de Egipto, contra Faraón, contra todos sus siervos y contra toda su tierra, 12y por la mano poderosa y por todos los hechos grandiosos y terribles que Moisés realizó ante los ojos de todo Israel.” ¿Por qué tuvo Moisés este don especial por parte de Dios? Exodo 4:1-5, “Moisés respondió, y dijo: ¿Y si no me creen, ni escuchan mi voz? Porque quizá digan: "No se te ha aparecido el SEÑOR." 2Y el SEÑOR le dijo: ¿Qué es eso que tienes en la mano? Y él respondió: Una vara. 3Entonces El dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra y se convirtió en una serpiente; y Moisés huyó de ella. 4Pero el SEÑOR dijo a Moisés: Extiende tu mano y agárrala por la cola. Y él extendió la mano, la agarró, y se volvió vara en su mano. 5Por esto creerán que se te ha aparecido el SEÑOR, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” Hacer milagros, señales y prodigios eran las credenciales de Moisés para probar ser enviado por Dios como profeta, es decir, con palabra divina. Siempre eran testimonio de que Moisés hablaba palabras verdaderas. Walter J. Chantry dice: “Este principio es de universal aplicación para los milagros del Antiguo Testamento. Unicamente quienes eran inspirados por Dios para hablar su palabra obraban maravillas. Este era un don exclusivamente otorgado a los profetas.” [Señales de los Apóstoles, p. 24] Mencionamos también a Josué, porque aunque no hizo los grandes milagros que hizo Moisés, el abrió camino seco por medio del río Jordán así como lo hizo Moisés por el Mar Rojo, comprobando que el Dios que estaba con Moisés ahora está con él. B. Elías y Eliseo Otro período importante de milagros fue con Elías y Eliseo. Ellos tuvieron que luchar contra la idolatría de la nación de Israel con los baales. ¿Quién es el verdadero Dios? Así Dios les dio poderes especiales para un tiempo de apostasía nacional. 1 Reyes 18:36, 37, “Y sucedió que a la hora de ofrecerse el sacrificio de la tarde, el profeta Elías se acercó y dijo: Oh SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu siervo y que he hecho todas estas cosas por palabra tuya. 37Respóndeme, oh SEÑOR, respóndeme, para que este pueblo sepa que tú, oh SEÑOR, eres Dios, y que has hecho volver sus corazones.” II. Revelar la Naturaleza de la Obra de Dios Hay otro aspecto muy importante al pensar en los milagros de Dios, y eso es el hecho que los milagros apuntan a la naturaleza de la obra de Dios con la humanidad, especialmente su obra salvadora. Chantry dice: “Las poderosas manifestaciones de Dios también revelan la naturaleza de su obra salvadora. Desde este punto de vista, los milagros contienen un mensaje en sí mismo. Con todo, en primera instancia, fueron señales y maravillas para llamar la atención sobre la predicación de los profetas, sin la cual los eventos maravillosos serían más un enigma que un medio de instrucción.” [p. 24, 25] Los milagros de aspecto físico para salvar al pueblo de Dios da una lección espiritual clara que el hombre no puede salvarse por sí mismo, sino necesita la salvación dada por Dios. Esto se ve aún más clara con el milagro de la salvación física por mirar a una serpiente de bronce y la realidad espiritual por medio de Cristo. Vea la historia en Números 21 y la explicación espiritual en Juan 3:14, 15. III. Comprobar a Jesús como el Mesías Las profecías del Antiguo Testamento testificaban que la forma de conocer al Mesías sería por medio de muchas señales. Cuando Juan el bautista envió mensajeros a Jesús para preguntarle si El era el Mesías, Jesús contestó: “..Id y contad a Juan lo que oís y veis: 5 los CIEGOS RECIBEN LA VISTA y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los POBRES SE LES ANUNCIA EL EVANGELIO.” Mateo 11:4, 5. Vea Isaías 35:5. Y sigue leyendo en Mateo 11:20-24. Después de alimentar a 5 mil personas, “La gente entonces, al ver la señal que Jesús había hecho, decía: Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo.” Juan 6:14. Esta demostración del poder de Dios a 18

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través de una persona le daba a El Su carácter de profeta y el Ungido de Dios. Ser reconocido como profeta significa también que tuviera Palabra de Dios y la necesidad de escucharlo. Hablando proféticamente Moisés de Cristo: “Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará el SEÑOR tu Dios; a él oiréis.” Deuteronomio 18:15 (vea la comprobación por Pedro en Hechos 3:18-26). Es el deber nuestro de escuchar a este profeta de Dios, y sabemos que es profeta por las señales. Nicodemo reconoció muy temprano en el ministerio de Cristo que los milagros comprobaba a Jesús como enviado de Dios. “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él.” Juan 3:2. Juan, al reflexionar sobre el ministerio de Cristo, comprueba la razón de los milagros hechos por Cristo: “Y muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro; 31pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre.” Juan 20:30, 31. IV. Encargo a los Apóstoles por Jesús Jesús encargó a sus 12 discípulos (apóstoles) en una oportunidad el poder de hacer milagros y sanidades. Después también les dio poder a los 70 discípulos a sanar enfermos en una misión especial (Lucas 10:1-12; vea v. 9). Mateo 10:1-8, “Entonces llamando a sus doce discípulos, Jesús les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. 2Y los nombres de los doce apóstoles son éstos: primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; y Jacobo, el hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; 3Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Jacobo, el hijo de Alfeo, y Tadeo; 4Simón el cananita, y Judas Iscariote, el que también le entregó. 5A estos doce envió Jesús después de instruirlos, diciendo: No vayáis por el camino de los gentiles, y no entréis en ninguna ciudad de los samaritanos. 6Sino id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7Y cuando vayáis, predicad diciendo: "El reino de los cielos se ha acercado." 8Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.” ¿Cuál fue la razón de Cristo en darles el poder de hacer milagros y sanar a la gente? Porque ellos necesitarían ser reconocidos como enviados de Dios. El pueblo judío no va a aceptar la palabra de una persona que viene diciendo nuevas cosas sin ver una señal de comprobación. “Porque en verdad los judíos piden señales” 1 Corintios 1:22a. Luego vemos por medio del libro de Hechos que los apóstoles siguieron con ese poder especial en los primeros años de la Iglesia y especialmente entre los judíos. Hechos 5:12-16, “Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios entre el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. 13Pero ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenía en gran estima. 14Y más y más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, se añadían constantemente al número de ellos, 15a tal punto que aun sacaban los enfermos a las calles y los tendían en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16También la gente de las ciudades en los alrededores de Jerusalén acudía trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados.” Y también está comprobado por el libro de Hebreos. Hebreos 2:1-4, “Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. 2Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, 3¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, 4testificando Dios juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones del Espíritu Santo según su propia voluntad.” Ahora, Pablo dice en 2 Corintios 12:11, 12, “Me he vuelto insensato; vosotros me obligasteis a ello. Pues yo debiera haber sido encomiado por vosotros, porque en ningún sentido fui inferior a los más eminentes apóstoles, aunque nada soy. 12Entre vosotros se operaron las señales de un verdadero apóstol, con toda perseverancia, por medio de señales, prodigios, y milagros.” Señales de milagros y prodigios eran para comprobar quiénes eran apóstoles. Pablo utiliza esa verdad para comprobar ser apóstol. Romanos 15:18, 19, “Porque no me atreveré a 19

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hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, en palabra y en obra, 19con el poder de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén y por los alrededores hasta el Ilírico he predicado en toda su plenitud el evangelio de Cristo.” Así encontramos que los apóstoles tenían el don de hacer señales y prodigios en el pueblo, por esa razón los milagros, sanidades y prodigios llegaron a ser conocidos como señales de un verdadero apóstol. [Nota: ¿quiénes tenían el derecho de ser un apóstol? Vea Hechos 1:21.] Eran necesarios para comprobar delante de los judíos incrédulos la obra y el mensaje de Dios. Debemos siempre recordar que el libro de los Hechos es un libro histórico que relata la expansión del evangelio. En el comienzo había muchas señales y milagros (así como en el tiempo de Moisés, Elías y Eliseo), pero a medida que la Iglesia va creciendo y esparciéndose hay menos casos de la manifestación de estos dones de señal. Incluso podemos decir que después del año 57 DC no se menciona en los libros bíblicos el uso de estos dones. Es decir, históricamente, la última vez fue cuando Pablo escribió a los hermanos en Roma (Romanos 15:18, 19). Nuevamente tomamos en cuenta el propósito y función del libro de Hechos. MacArthur nos aclara diciendo: “Pero nunca se pretendió que el libro de Hechos fuera una basa primaria de doctrina cristiana. Registra solamente los primeros días de la era de la iglesia y muestra a la iglesia en transición del antiguo pacto al nuevo. Las sanidades apostólicas, los milagros, las señales y los prodigios, evidentes en Hechos, no eran comunes, ni siquiera en esos días. Eran eventos excepcionales, cada uno con un propósito específico, siempre asociados con el ministerio de los apóstoles, y su frecuencia puede ser vista disminuyendo dramáticamente, del principio de Hechos al fin.” [p. 172]. Nota: Serán notorios nuevamente durante la Gran Tribulación por los dos testigos. Apocalipsis 11:5, 6, “5Y si alguno quiere hacerles daño, de su boca sale fuego y devora a sus enemigos; así debe morir cualquiera que quisiera hacerles daño. 6Estos tienen poder para cerrar el cielo a fin de que no llueva durante los días en que ellos profeticen; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda suerte de plagas todas las veces que quieran.” V. Analizando y Sacando Conclusiones De la misma manera como el hablar en lenguas era una señal para el pueblo judío y para comprobar el nuevo mensaje profético, así también los dones de señal. Estos dones eran muy importantes y necesarios en los primeros años del establecimiento de la Iglesia y de la recepción de la revelación de Dios del Nuevo Testamento, pero, ¿serán necesarios hoy como señal tomando en cuenta que la Biblia ya está escrita en su totalidad? ¿Para qué los necesitamos? Tal vez sería bueno de aclarar nuevamente el propósito de este don. El propósito principal y primordial nunca ha sido el alivio del dolor humano. Cuando Cristo sanaba, obviamente esa persona recibió un beneficio muy grande, pero el estado de salud no era el por qué Cristo los sanaban, lo hizo para glorificar a Dios y manifestarse como el Mesías en cumplimiento a las profecías. Cuando los apóstoles hacían milagros, no era para hacerse importantes, o simplemente buscar el bien de alguien, sino nuevamente comprobar que eran enviados por Dios para dar Palabra de Dios. Así como dice Chantry: “Primeramente y por sobre todo, tenían el propósito de llamar la atención hacia la divina autoridad de su enseñanza.” [p. 27] Milagros y profecía van de la mano. Debemos tomar en cuenta, como dijo MacArthur, el descenso de la manifestación del don de milagros y sanidad a través del Nuevo Testamento. En el comienzo algunos pocos apóstoles (tal vez sólo Pedro) sanaban. Tenemos el caso de Ananías quien volvió la vista a Pablo, como delegado especial de Dios, pero después no se menciona a él para saber si él tuvo o no el don de sanidad. Pablo también sanaba a algunos, pero después aconseja a Timoteo que use un remedio para su problema estomacal en vez de sanarlo (1 Timoteo 5:23). Pablo mismo no podía aliviarse de un “aguijón en la carne”. No hay ningún texto para apoyar campañas de sanidad. Santiago dice que debemos llamar a los ancianos de la iglesia en vez de llamar a una persona con el don de sanidad (Santiago 5:14). También ojo con engañadores y falsos maestros (2 Tesalonicenses 2:8-12). No todos que hacen milagros son de Dios. Nosotros no estamos recibiendo nueva revelación por parte de Dios porque tenemos todo lo que necesitamos en la Biblia. Así no hay necesidad de la manifestación de estos dones de señal los cuales fueron dados para los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento. La Iglesia de Cristo ha sido puesta sobre el fundamento de ellos. Efesios 2:1922. Nos dejaron el fundamento doctrinal por medio de las Epístolas. 20

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5. Revelaciones, Profecías, Sueños y Visiones Introducción Muchas iglesias creen que Dios todavía está dando nueva revelación a Su pueblo por medio de profecías, palabras de ciencia y sabiduría, sueños y visones para dar la necesaria instrucción y guía para una vida cristiana exitosa. Muchas veces estas palabras llegan a tener la misma o mayor importancia que la Biblia. La pregunta para nosotros en este estudio es: ¿Cómo me habla Dios a mí? ¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida? ¿Dios todavía habla por medio de nuevas revelaciones y profecías, sueños o visiones? ¿Debe haber profetas en la iglesia de hoy que pueden comunicar nueva revelación de Dios? ¿Cómo puedo conocer la verdad? Todas estas preguntas están encerradas en la pregunta que hace Chantry como tema de su capítulo 4: “¿Es completa la Escritura?” [Señales de los Apóstoles, p. 35-49]. John F. MacArthur en su libro, Los Carismáticos, p.81 dice: “Virtualmente toda secta y enseñanza falsa engendrada empezó sobre la premisa de que su líder o líderes tenían acceso a nueva revelación...Todos han abandonado el principio de Sola Escriptura y se han lanzado a una búsqueda peligrosa de algo más.” ¿Por qué clamamos con Martín Lutero, Sola Escriptura? Porque cualquier persona puede desviarse de la verdad si comienza a utilizar revelaciones, profecías, sueños o visiones para conocer la voluntad de Dios. Chantry dice: “Históricamente los cristianos han creído que la Biblia es la única norma de fe y práctica. La oposición a sectas que ejercen milagros y dones de lenguas se ha basado en este alto concepto sobre la Escritura. Nuestra doctrina de la Escritura nos da confianza en la única autoridad y absoluta suficiencia de la Escritura a través de la cual el Espíritu Santo guía nuestras mentes a la verdad, conduce nuestra vida en medio de este mundo, y nos lleva a una satisfactoria comunión del corazón con Dios. Esta convicción implica necesariamente que Dios no está dando hoy ninguna revelación adicional a través de profetas.” [p. 38, 39]. Queremos ver por qué afirmamos esta declaración. I. La Naturaleza de la Revelación Divina Dios usó hombres especiales y con llamamiento divino para comunicar Su voluntad al hombre. A estos hombres Dios los llamaba “profetas”. Algunos de estos profetas (no todos) llegaron a escribir las Palabras de Dios bajo la inspiración del Espíritu de Dios, y luego fueron guardadas cuidadosamente por el pueblo de Dios para que tengamos hoy un conjunto de revelaciones: la Santa Biblia. La más grande revelación de Dios fue por Cristo mismo, aunque no escribió ni una palabra. Hebreos 1:1, 2, “Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo...” Cristo dejó encargado a sus apóstoles por medio de la obra del Espíritu Santo a escribir el Nuevo Testamento. Juan 14:25, 26, “Estas cosas os he dicho estando con vosotros. 26Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.” Esta fue una promesa hecha específicamente a los apóstoles que habían estado con Cristo y habían escuchado Sus palabras. Vemos en Hechos 1:21, 22, el requisito para ser nombrado como apóstol de Jesucristo, “Por tanto, es necesario que de los hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, 22comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea constituido testigo con nosotros de su resurrección.” 2 Pedro 1:19-21, “Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones. 20Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, 21pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.” Así que, estamos diciendo que un aspecto importante de la revelación divina tiene que ver con la doctrina de la inspiración. Toda la Biblia es una revelación perfecta de la voluntad divina por ser inspirada por Dios, dándola un carácter de verdad y autoridad absoluta. Ninguna revelación o profecía que se escucha hoy tiene estas características. 21

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II. El Cierre de la Revelación Divina El Antiguo Testamento tuvo un proceso largo de escritura y fue reconocido por el pueblo de Israel (el pueblo de Dios) como Palabra de Dios, Las Escrituras (2 Timoteo 3:16). Cristo mismo lo aceptaba sin prejuicio. El Nuevo Testamento tiene un trasfondo diferente dentro del pueblo de Dios (la Iglesia), y fue escrito mientras vivía uno de los apóstoles de Cristo, los que habían estado con El y escuchado Su mensaje. Esto era para garantizar o autenticar que las palabras proféticas habladas por alguien sean reconocidas como fidedignas. Hay muchos otros escritos que no fueron incluidos en el canon de las Escrituras por falta de autenticidad (los libros Apócrifos). Así afirmamos que con la muerte del apóstol Juan (año 95 d.C.) no puede haber más palabras de revelación inspirada. Las supuestas revelaciones y profecías de hoy no pueden tener el mismo nivel de importancia que la Biblia. El canon de la Biblia está cerrado. La única revelación inspirada está en la Biblia, en los 66 libros reconocidos. La Biblia es nuestra única autoridad para doctrina y el vivir diario. Dios nos guía a través del ministerio del Espíritu Santo por medio de Su Palabra, la Biblia. Ninguna doctrina tiene validez si no tiene apoyo legítimo por la Biblia. III. La Suficiencia de la Revelación Bíblica (La Razón de la Sola Escriptura) A. Tenemos Todo lo Necesario para Conocer el Consejo o Propósito de Dios La Biblia contiene todo lo que nosotros necesitamos conocer acerca del plan y propósito de Dios. Obviamente, Dios sabe y conoce una infinidad más de los que ha revelado. Pero El reveló lo que necesitábamos. Deuteronomio 29:29, “Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley.” Ahora que tenemos toda la Biblia, cuánto más es verdadero este versículo. No necesitamos profecías, sueños o visiones para conocer el propósito de Dios. B. Tenemos Todo lo Necesario para Nuestra Fe Judas 3, “Amados, por el gran empeño que tenía en escribiros acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribiros exhortándoos a contender ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos.” La Fe, es el conjunto de creencias y doctrinas que los apóstoles fueron dando a la Iglesia y especialmente lo que fue escrito y leído en las iglesias como Palabra de Dios. No necesitamos profecías, sueños o visiones para conocer las enseñanzas de Dios. Es nuestra responsabilidad de conocer el contenido de la Fe y “contender ardientemente” por ella. Juan dijo que hay muchas más palabras que se podía escribir acerca de la vida y ministerio de Jesucristo, pero las que tenemos es suficiente para tener fe y la vida eterna. Juan 20:30, 31, “Y muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro; 31pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre.” C. Tenemos Todo lo Necesario para la Vida y la Piedad 2 Pedro 1:3-7, “Pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia...” 2 Timoteo 3:12-17, “12Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos. 13Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido; 15y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. 16Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, 17a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.” No necesitamos profecías, sueños o visiones para conocer la voluntad de Dios para nuestra vida. IV. Reflexiones Sobre los Casos Bíblicos Reconocemos que había revelaciones, profecías, sueños y visiones en la Biblia (más en el Antiguo Testamento que en el Nuevo) porque la Biblia no había sido escrita en su totalidad durante la historia de la Biblia. Sin embargo, a medida que avance la historia de la Iglesia relatada en el libro de Hechos, los casos de profecías y visiones son muy pocos. Y nunca era costumbre de tener cultos de profecía para dar y recibir profecías personales. Fuera de unos pocos casos especiales ni se habla de profetizar (en el sentido que se emplea la palabra hoy). Tenemos el caso de 22

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Agabo con Pablo (Hechos 21:10-12), sin embargo Pablo no usó esa profecía para ir en contra la voluntad de Dios. En cuanto a visiones tenemos la visión de Pedro del lienzo, cuando Dios quería que fuera a la casa de Cornelio, y de Pablo con la visión del hombre de Macedonia (Hechos 10). Dios le dio a Pablo una visión del cielo (2 Corintios 12:1-4) y luego tenemos las visiones de Juan en Apocalipsis. Pero no vemos que profecías, sueños y visiones fueran practicadas en la iglesia como actividad común. Hoy hay un enfoque e interés desmedida de recibir profecías personales. El hombre tiene un deseo profundo de conocer su futuro, por esa razón va a los clarividentes, que le leen las cartas, etc. Le dejo a reflexionar si es bíblico tener cultos de profecía o no. V. Los Peligros de Nuevas Revelaciones y Profecías, Sueños y Visiones A. El Error y el Fraude Después de la muerte del último apóstol, no hay quien que pueda comprobar la veracidad de las revelaciones y profecías de hoy. Esto permite a cualquier decir, “Dios me dijo...” Al ir más allá de la revelación bíblica, la posibilidad de fraude y error es muy grande. ¿Cómo podemos discernir entre lo falso y lo verdadero? Solo la Biblia puede tener la palabra autoritaria. B. La Manipulación Muchas personas emplean profecías para manipular a la gente. “Tuve una visión donde Dios me dijo que yo debería recolectar US$8’000,000 como ofrenda a la iglesia, porque si no lo hago, Dios me va a quitar la vida.” La gente dio plata desesperadamente para que este engañador no muriera. C. Las Contradicciones “Dios me dijo que tu debes dejar a tu esposo y casarte conmigo.” Hay muchas personas que creen a sus líderes porque comienzan su oración con “Dios me dijo...” Por esa razón necesitamos conocer bien la Palabra de Dios y no ser llevados por declaraciones contradictorias. Esto puede llevarnos a ser engañados. D. El Ser Engañado Tenemos que tener mucho cuidado en no ser engañados por personas que dicen ser profetas o que hayan recibido una visión por parte de Dios; los que dicen: “Así dice el Señor...” –Si no están leyendo la Biblia. Cuando leemos la Biblia podemos decir: “Así dice el Señor...” porque cada palabra es Palabra de Dios. 2 Pedro 2:1-3, “Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre vosotros, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró, trayendo sobre sí una destrucción repentina. 2Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado; 3y en su avaricia os explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida.” Lamentaciones 2:14, “Tus profetas tuvieron para ti visiones falsas y necias, y no manifestaron tu iniquidad para que regresaras de tu cautiverio, sino que vieron para ti oráculos falsos y engañosos.” Siempre a través de la historia bíblica ha habido falsos profetas. La gente ingenua siempre eran engañados por ellos. Aún un profeta fue engañado por otro, (1 Reyes 13:8-30). ¿Qué podemos hacer o qué debemos hacer para no caer en el error del pueblo de Israel? 1 Juan 4:1, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo.” Necesitamos conocer también la Palabra de Dios. Así comparar lo que dice una persona para ver si concuerda con la Biblia. El Espíritu Santo no nos va a hablar excepto por medio de la Palabra de Dios, La Biblia. La función del Espíritu Santo no es comunicar nueva verdad o de instruir en asuntos desconocidos, sino de iluminar lo que está revelado en la Escritura. Así podemos decir, “El Espíritu Santo me mostró en la Biblia esta verdad...” Y es verificable. Por esta razón necesitamos personas que nos pueden guiar e instruir en las verdades de la Biblia. Efesios 4:1114, “Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, 12a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error.” ¡No sea engañado! 23

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Nota doctrinal: Si hay o no hay nuevas revelaciones y profecías hoy también tiene que ver con lo que sabemos de la función de los apóstoles y profetas. Efesios 4:11 menciona que Cristo dio cuatro clases de personas a Su Iglesia: apóstoles, profetas, evangelistas y el pastor-maestro. Luego Efesios 2:19-22, dice: “Así pues, ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios, 20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, 21en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, 22en quien también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” La Iglesia es como un edificio donde Cristo, los apóstoles y los profetas son los cimientos, y luego los creyentes son las piedras vivas edificadas sobre ese fundamento. Así que en mi opinión, los apóstoles y profetas fueron para el inicio de la Iglesia para poner el fundamento doctrinal, y que no existen otros con esa misma calidad y autoridad después del primer siglo. Vemos como Pablo, reconociendo que él era un apóstol, puso el fundamento y debemos sobre edificar sobre ello. 1 Corintios 3:10, 11,”Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima. 11Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo.” Si queremos emplear todavía el título “profeta”, entonces tendremos que aclarar el significado de esa palabra para la iglesia de hoy. El profeta es él que predica y enseña la Palabra de Dios revelada en la Biblia. E. El Desprecio de la Palabra de Dios Chantry hace esta observación inquietante: “Un estudio de las reuniones ‘carismáticas’ revelará en cuan poca estima tienen la Palabra de Dios. Quienes asisten, son cautivados más por las palabras de los profetas del siglo XX que por las palabras de Cristo y sus apóstoles en la Escritura. Son los mensajes en lenguas o de profecías los que emocionan a los participantes con la convicción de que Dios le ha hablado en sus reuniones.” [Señales de los Apóstoles, p.36, 37]. El sigue diciendo: “En la medida en que aumentan los ‘dones’, decrece la exposición de la Palabra de Dios. Las reuniones se colman de ‘testimonio’, ‘compartir experiencias’, con apenas referencia ocasional a la Santa Palabra de Dios. Muchos de los que siguen este movimiento permanecen tristemente ignorantes acerca de los rudimentos de la fe por un descuido de la Palabra. Viven de las experiencias emocionales y visibles y no de la verdad. Aun quienes gastan horas enteras ojeando la Biblia, no lo hacen con el propósito de asimilar la verdad, sino la esperanza de alcanzar una nueva experiencia para su alma huérfana y vacía de la verdad.” [p. 37]. Estas son palabras duras, pero debemos analizar bien lo que pasa en las reuniones de las iglesias carismáticas y ver si las experiencias tienen mayor valor que la misma Palabra de Dios revelada en la Biblia. V. La Advertencia Bíblica Deuteronomio 18:20-22, “Pero el profeta que hable con presunción en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta morirá." 21Y si dices en tu corazón: "¿Cómo conoceremos la palabra que el SEÑOR no ha hablado?" 22Cuando un profeta hable en el nombre del SEÑOR, si la cosa no acontece ni se cumple, esa es la palabra que el SEÑOR no ha hablado; con presunción la ha hablado el profeta; no tendrás temor de él.” Es interesante que muchos de los “profetas” de hoy reconocen que no pueden profetizar con 100% de veracidad. Inclusive un vidente (Bob Jones) dijo: “Esto es lo que él me dijo, de modo que si yo anoto dos tercios, lo estoy haciendo muy bien.” (Vea el relato en el libro “Los Carismáticos”, por John F. MacArthur, p. 67, 68). Es decir, él está muy feliz si se cumpla dos de cada tres de sus profecías. Yo diría que si falla en uno de cien, no es profeta de Dios. ¿Cómo puede equivocarse un “profeta” si ha sido inspirado por Dios? Simplemente es un falso profeta. “La perspectiva carismática contemporánea que hace de cada profeta un instrumento de revelación divina abarata tanto la Escritura como la profecía. Al permitir que esos llamados profetas mezclen el error con mensajes supuestamente ‘frescos de los labios de Dios’, los carismáticos han abierto las compuertas a la falsa enseñanza, a la confusión, al error, al fanatismo y al caos.” (MacArthur, p. 70). El Nuevo Testamento nos manda a “probar los espíritus”, lo cual nos hace ver el peligro que hay en escuchar y no discernir bien si es una palabra de Dios o no. 1 Juan 4:1-6, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. 2En esto conocéis el Espíritu 24

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de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. 4Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. 5Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye. 6Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.” Había graves peligros en el día de Juan, y hoy también. Debemos tomar en serio la advertencia de Pablo a los corintios. 1 Corintios 14:29, “Y que dos o tres profetas hablen, y los demás juzguen.” Hoy en día la gente tiene comezón de oír y tragan todo sin verificar la veracidad. MacArthur dice: “Siempre ha sido importante poder separar la Palabra de Dios de la que es falsa. Dios obró a través de un proceso histórico para establecer la autenticidad del canon, de modo que toda la iglesia pudiera tener una norma clara. Si ahora nosotros tiramos esa norma histórica y redefinimos la inspiración y la revelación, socavamos nuestra propia capacidad para recibir la verdad de Dios. Si trastornamos la singularidad de la Biblia, no tenemos manera de distinguir la voz de Dios de la de los hombres. Eventualmente, cualquiera podría decir cualquier cosa y alegar que es Palabra de Dios, y nadie tendría derecho de negarlo. Estamos peligrosamente cerca de esa situación ahora mismo. [p. 65]. Conclusión Concluimos con unas palabras de John MacArthur: “Los Reformadores combatieron tales errores con el principio de Sola Escriptura. Los carismáticos han abandonado ese precepto crucial. Ahora la verdadera iglesia en el siglo veinte [o veintiuno] debe luchar por la supremacía y suficiencia de la Palabra de Dios. No nos atrevamos a rendirnos a una teología que da a la tradición o a la experiencia igual peso que a la Escritura. La singularidad de la revelación de Dios en la Biblia está en juego. El propio reclamo de la Biblia por sí misma está siendo desafiado. Es un error que los que aman la Palabra de Dios no pueden admitir. “No hay substituto para la Palabra de Dios. No hay “algo más”. No busque energía para el andar espiritual en las vacías ‘profecías’ de la imaginación de alguien. No busque dirección en el incierto consejo de emociones e intuición. No establezca su curso por la errónea señal de la exhortación de algún profeta autoengañado. Dios nos ha dado su Palabra, que es ‘útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente capacitado para toda buena obra’ (2 Timoteo 3:16). Esa es toda la verdad que necesitamos para toda necesidad espiritual en la vida.” [Los Carismáticos, MacArthur, p. 84]. “El Espíritu Santo está trabajando poderosamente en la iglesia hoy, pero no en la manera que los carismáticos creen. El papel del Espíritu Santo es llenarnos de poder para predicar, enseñar, escribir, hablar, testifica, pensar, servir y vivir. El sí nos guía a la verdad y nos dirige a la voluntad de Dios para nuestras vidas. Pero lo hace a través de la Palabra de Dios, no aparte de ella. Referirse al ministerio de dirección e investimiento de poder del Espíritu Santo como inspiración y revelación es un error. Usar frases tales como ‘Dios me habló’, o ‘Esta no fue idea mía; el Señor me la dio’, o “Esas no son mis palabras, sino un mensaje que recibí del Señor’, confunde el asunto de la dirección del Espíritu en las vidas de los creyentes de hoy.” [p.66].

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6. La Unción Bíblica Introducción Cualquier doctrina o práctica que empleamos en la iglesia debe tener su respaldo bíblico. El concepto de la unción a veces ha tomado un mal enfoque o se ha equivocado en cuanto a su propósito o empleo para la iglesia. Hay iglesias que emplea la unción como un poder especial y adicional para el ministerio o para hacer milagros y maravillas, o que sea algo que se puede recibir o perder. Este estudio va a ser diferente en el sentido que vamos a analizar en primer lugar todos los distintos usos de la palabra “unción” o “ungir” en la Biblia; luego vamos a ver el uso espiritual y metafórico para llegar a entender el significado espiritual en relación al creyente en la Iglesia de hoy. Queremos saber si hay un cambio en el uso de la unción entre el Antiguo Testamento y el Nuevo. Es decir, ¿Cuáles son las cosas semejantes a través de la Biblia y cuáles son distintas entre el Antiguo Testamento y el Nuevo? I. El Uso en el Antiguo Testamento A. Las Palabras Hebreas Hay dos palabras en hebreo que fueron usadas en el Antiguo Testamento que tienen la idea de ungir. Sin embargo es la primera que tiene el significado que buscamos para este estudio. 1. Mashiaj [Tomado del Diccionario Expositivo de Vine] Mashiaj = ungir, untar, consagrar. Este es un verbo común, tanto en hebreo antiguo como en el moderno, que también se encuentra en antiguo ugarítico. Aparece unas 70 veces en el Antiguo Testamento hebraico. El significado básico del término es simplemente “untar” algún objeto con alguna sustancia. Por lo general, se trata de aceite, pero también se “untaba” con otras sustancias como, por ejemplo, pintura o tinte (Jeremías 22:14). La expresión “ungid el escudo” en Isaías 21:5, en el contexto en que se usa, tal vez tenga más que ver con lubricarlo que con consagrarlo. Las “tortas sin levadura...untadas en aceite” (Éxodo 29:2) equivale básicamente a nuestro pan con mantequilla. O es aplicar aceite o perfume al cuerpo como lujo (Amos 6:6). El uso más común de mashaj en el Antiguo Testamento tiene que ver con “ungir” con el fin de apartar a alguna persona u objeto para algún ministerio o función. Se practicaba a los sacerdotes, reyes y profetas, y luego lo que había sido ungido era considerado separado para el servicio de Dios y por ende sagrado y no tocable (no hacerle daño) (1 Samuel 24:6; 26:9). Así que, David respetaba a Saúl como rey por el hecho que había sido ungido. La unción comprobaba su oficio como rey por parte de Dios, y sería rey hasta que Dios lo quitara de ese puesto. [Si queremos conocer la receta para hacer el aceite de la “unción” vea Éxodo 30:22-25.] Por esa razón la unción era considerada como un acto de Dios (1 Samuel 9:16 con 10:1) junto con el derramamiento del Espíritu, impartiendo cierto poder a la persona: “Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder, y tú profetizarás con ellos y serás una nueva persona.” 1 Samuel 10:6. “Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del Señor vino con poder sobre David, y desde ese día estuvo con él.” 1 Samuel 16:13. La unción le dio a David el poder de ser rey y profeta para hablar Palabra de Dios. Esto también implica que Dios lo utilizó para escribir Palabra de Dios a través de los salmos. Vea el significado de la unción en Isaías 61:1-3, y el cumplimiento en la vida de Jesús como el Mesías. “El Espíritu del Señor DIOS está sobre mí, porque me ha ungido el SEÑOR para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros; 2para proclamar el año favorable del SEÑOR, y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran, 3para conceder que a los que lloran en Sion se les dé diadema en vez de ceniza, aceite de alegría en vez de luto, manto de alabanza en vez de espíritu abatido; para que sean llamados robles de justicia, plantío del SEÑOR, para que El sea glorificado.” Nota doctrinal: Enfatizamos nuevamente que la relación del Espíritu Santo con una persona era muy diferente en el Antiguo Testamento en comparación con la relación que Cristo prometió y lo que sucedió desde el día de Pentecostés. En el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo venía sobre personas selectas (ungiéndolas), pero comenzando con el día de Pentecostés, el Espíritu Santo está en cada creyente por igual. 2. Suk [Theological Wordbook of the Old Testament] Suk = ungir, derramar en el acto de ungir. Esta palabra puede ser usada para el proceso de ungir el cuerpo con 26

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un aceite de oliva, especialmente después de bañarse (2 Samuel 12:20) y un contraste con el luto o duelo con la ceniza y cilicio. Ungirse era una costumbre para hacerse bien presentado. Tiene que ver con el perfume o el darse una fragancia (Rut 3:3). [Vea Proverbios 27:9; Eclesiastés 9:8]. Fue usado frecuentemente para necesidades medicinales (Ezequiel 16:9, vea Lucas 10:34). Era un símbolo de alegría y una muestra de hospitalidad y consideración (2 Crónicas 28:15, vea Lucas 7:46). Suk también describe el acto de derramar los aceites más puros y fragantes, especialmente mezclados para uso sagrado. Este aceite sagrado fue reservado para Aarón y sus hijos y para el lugar sagrado donde ministraban. Los requisitos dados en el Antiguo Testamento dan una lección espiritual para el sacerdocio del creyente en el Nuevo Testamento. (1 Pedro 2:5-9). 2 Corintios 2:14-16, “Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva en triunfo, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar la fragancia de su conocimiento. 15Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden; 16para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado?” Parece que esta palabra no se empleaba para ungir a una persona para el servicio de Dios. Vea el uso de esta palabra también en los siguientes versículos: Deuteronomio 28:40; 2 Samuel 14:2; Daniel 10:3; Miqueas 6:15. B. En Relación al Mesías [Tomado del Diccionario Expositivo de Vine] Como vimos arriba, la palabra Mashiaj, es importante tanto en el pensamiento del Antiguo como del Nuevo Testamento, del cual se deriva el término messiah (Mesías). Como ocurre con el verbo, mashiaj implica la unción para un oficio o función especial. A menudo los salmos expresan los ideales mesiánicos correspondientes a la línea davídica mediante el uso de la frase “su ungido [de Jehová]”. Salmo 2:2; 18:50; 89:38, 51. Así, la unción cobre un significado muy especial y específico en relación con Jesucristo. Los “ungidos” anteriores prefiguraban al “Ungido” de Dios, Cristo el Mesías. II. El Uso en el Nuevo Testamento Al entrar al Nuevo Testamento encontramos varias palabras griegas en relación al acto de ungir. A. Las Palabras y sus Significados [Tomado del Diccionario Expositivo de Vine] 1. aleifo: término general para una unción de cualquier clase, sea para refrigerio físico después de lavarse (Mateo 6:17; Lucas 7:38, 46; Juan 11:2; 12:3) o de los enfermos (Marcos 6:13; Santiago 5:14), o de un cuerpo muerto (Marcos 16:1). El material empleado para ello era aceite o ungüento (Lucas 7:38, 46). En Mateo 6:17, 18, vemos que era necesario perfumarse durante el ayuno para no caer en la hipocresía de los fariseos. Compare la VRV con la NVI : “Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas...” [VRV]. “Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando...” [NVI]. 2. chrio (crio): tiene un sentido más limitado que aleifo; queda confinado a unciones sagradas y simbólicas; de Cristo como el Ungido de Dios (Lucas 4:18; Hechos 4:27; 10:38; Hebreos 1:9, donde se emplea metafóricamente en relación con el “oleo de alegría”). El título Cristo significa “El Ungido”. La palabra “chrio” se emplea una vez en cuanto a los creyentes (2 Corintios 1:21). Es muy frecuente en la LXX, empleándose para reyes (1 Samuel 10:1), sacerdotes (Éxodo 28:41), y profetas (1 Reyes 19:16). Entre los griegos se empleaba en otros sentidos aparte del ceremonial, pero en las Escrituras no se encuentra en relación con asuntos seculares. 3. epichrio (epicrio): primariamente, frotar sobre (epi, encima). Se emplea para el ciego cuyos ojos untó Cristo, e indica la manera en que se hizo la unción (Juan 9:6, 11: “untó”) 4. murizo: perfumar, se emplea para ungir el cuerpo para la sepultura (Marcos 14:8), viene de la palabra muron (ungüento) que era como un perfume (Mateo 26:7; Lucas 7:46). 5. enchrio (encrio): primeramente frotar adentro (en, en), y de ahí embadurnar. Se emplea metafóricamente en la orden a la iglesia en Laodicea a ungir sus ojos con colirio (Apocalipsis 3:18). En la LXX, Jeremías 4:30, se emplea esta palabra para pintarse los ojos para embellecerlos. 6. chrisma (crisma): nombre (sustantivo) correspondiente a chrio; significa ungüento, o unción. Se preparaba a 27

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base de aceite y hierbas aromáticas. En el Nuevo Testamento se emplea solo en un sentido metafórico; por metonimia1 , del Espíritu Santo; traducido en todos los casos como “unción”. Así unción = Espíritu Santo. Se puede intercambiar en el siguiente versículo el nombre del Espíritu Santo donde dice “unción”. 1 Juan 2:20, 27, “Pero vosotros tenéis unción del Santo, y todos vosotros lo sabéis...27Y en cuanto a vosotros, la unción que recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero así como su unción os enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera y no mentira, y así como os ha enseñado, permanecéis en El.” El hecho de que todos los creyentes tengan “la unción del Santo” por igual, indica que esta unción los hace santos, separándolos para el servicio de Dios. El pasaje nos enseña que el don del Espíritu Santo es el medio eficiente para capacitar a los creyentes para poseer un conocimiento de la verdad. En la LXX se emplea en cuanto al aceite para la unción del sumo sacerdote, p.ej., Éxodo 29:7, lit. “Tomarás del aceite de la unción”. En Éxodo 30:25, etc., es referido como “el aceite de la santa unción”. En Daniel 9:26 crisma denota al ungido: “Cristo”, significando por metonimia, la persona misma, como vimos en 1 Juan 2, del Espíritu Santo. Así, entonces, la unción es lo mismo a tener el Espíritu Santo, una verdad espiritual para todo creyente desde Pentecostés. B. En sus Varios Usos Podemos entonces enumerar los varios usos de la unción o el ungirse según los versículos del Nuevo Testamento: 1. Untarse después del baño (de las costumbres judías, como ponerse una loción o perfume). (Mateo 6:17) 2. Mostrar honor a un invitado (Lucas 7:38, 46; Juan 11:2; 12:3) 3. Para los muertos (Marcos 14:8; 16:1). Lo cual no era un acto espiritual, sino parte del proceso para enterrar a los muertos. 4. Para los enfermos (Marcos 6:13; Juan 9:6, 11; Santiago 5:14; Apocalipsis 3:18) 5. En relación con el sello del Espíritu Santo (2 Corintios 1:21, 22) “Dios es el que nos mantiene firmes en Cristo, tanto a nosotros como a ustedes. El nos ungió, nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón, como garantía de sus promesas.” Cristo, el Ungido de Dios, nos ha ungido (escogido, separado y dedicado) para Su servicio por medio del Espíritu Santo. Todo creyente ha sido ungido y sellado en el momento de su conversión. No hay personas más ungidas que otras, todos tenemos el mismo Espíritu Santo por igual. 6. Para conocer la verdad y la sana doctrina (1 Juan 2:20, 27) Podemos recordar las palabras de Cristo al hablar de la llegada del Espíritu Santo con el propósito de enseñarnos la verdad (Juan 16:13; vea también 14:26; 15:26). La unción tiene que ver con la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida por parte de Cristo, “han recibido unción del Santo”. La referencia al “Santo” es Cristo mismo (vea Juan 6:69, “Y nosotros hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios” [NVI]). Es Cristo quien mandó al Espíritu Santo para estar en y con nosotros (Juan 14:16, 17). La morada del Espíritu Santo es permanente en un cristiano, “la unción que de él recibieron permanece en ustedes”. Nuevamente vemos en este versículo que la unción no es algo especial para un grupo de personas en particular, sino una realidad para todos los creyentes y para siempre. Este es la diferencia más grande entre el Antiguo Testamento y el Nuevo: la obra del Espíritu en la vida de los creyentes. C. En Relación al Mesías Cristo, el título neotestamentario, se deriva del griego Xristos que es el equivalente exacto del hebreo massaj, pues también tiene el significado básico de “untar con aceite”. Por tanto, el título Cristo enfatiza la unción especial de Jesús de Nazaret para el cumplimiento de su misión como el escogido especial de Dios según todas las profecías del Antiguo Testamento. Vemos esta relación a través de los siguientes pasajes: Salmo 45:7; 89:20; Isaías 61:1 (Lucas 4:18); Daniel 9:24; Hechos 10:38. 1

La metonimia es el uso de una palabra en lugar de otra, sugerida por la primera. Es cuando el escritor pone el efecto de una acción en lugar de la causa, o usa el símbolo o la seña en lugar de la realidad. Las asociaciones están establecidas por la situación o contexto del que habla o escribe. Ej.: Respetar las canas de uno. o “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre.” Así como una corona simboliza realeza. o el trono del gobierno de un rey. 28 Lic. David A. Stoddard M.

Quiero aclarar un texto en especial: Lucas 4:16-21, “Llegó a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer. 17Le dieron el libro del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES. ME HA ENVIADO PARA PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACION DE LA VISTA A LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS; 19PARA PROCLAMAR EL AÑO FAVORABLE DEL SEÑOR. 20Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en El. 21Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído.” Jesucristo aplicó un texto bíblico del Antiguo Testamento (Isaías 61:1, 2; 58:6) para confirmar que El era y es el Mesías (El Ungido) y lo que ha de ser Su ministerio. Vemos que Cristo fue ungido por el Espíritu Santo en el día de su bautismo (Lucas 3:21, 22). Su unción fue por Dios mismo al estilo del Antiguo Testamento. Esta profecía es exclusivamente para Cristo, y vemos en los Evangelios, cómo Cristo cumplió y comprobó esta profecía bajo el poder del Espíritu Santo (por esa misma unción). Hechos 10:38, “Vosotros sabéis cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, el cual anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con El.” Como la unción especial y espiritual en el Antiguo Testamento era algo solo para profetas, sacerdotes o reyes, es interesante ver como Cristo cumplió esos tres oficios. Cristo es reconocido como profeta, sacerdote y rey, así es el verdadero Ungido de Dios. Todos los demás (es decir, los profetas, reyes y sacerdotes del Antiguo Testamento) son sombras o símbolos de la realidad de Cristo. No debemos aplicar al cristiano un texto que fue cumplido en Cristo. III. Conclusiones para la Iglesia de Hoy Hagamos unas preguntas de reflexión: Desde el día de Pentecostés, ¿Bíblicamente, qué es la unción para el cristiano? ¿Existe una unción de poder para el cristiano de hoy? ¿Existe una persona más ungida que otra? ¿Cuántos versículos bíblicos hablan de la unción cristiana? Aclaramos y repetimos la enseñanza de este estudio para llegar a nuestra conclusión. Hemos visto todas las diferentes formas y usos del acto de ungir en la Biblia. Muchos versículos no tienen nada que ver con el acto espiritual ni con el Espíritu Santo, sino hablan de la vida cotidiana. Al entrar en los casos particulares del uso o actos de unción en las iglesias de hoy, vemos donde hay mucho mal enfoque bíblicamente. Ungir con aceite a una persona fue un acto simbólico. La unción con aceite no daba ningún poder en sí, sino el poder dependía para cuál ministerio había sido escogido. La unción en el Antiguo Testamento simbolizaba en primer lugar a la persona como escogida especial por parte de Dios para una tarea específica, y también de la venida del Espíritu Santo sobre ella. Así prefiguraba Su venida en el día de Pentecostés por la promesa misma de Cristo, el Ungido de Dios. La unción del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento es Su presencia propia en el creyente y es un hecho en la vida en el momento de creer; no es una cosa que se recibe y se pierde, y luego se recibe de nuevo. 2 Corintios 1:21, 22, “Ahora bien, el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, 22quien también nos selló y nos dio el Espíritu en nuestro corazón como garantía.” La unción no se da de una persona a otra porque es dada por Dios al creer en Cristo. Bíblicamente no hay una unción especial para ciertas personas en la Iglesia de Cristo. Ningún texto bíblico menciona que los apóstoles y profetas tuvieran una unción especial. No hay personas más ungidas que otras, porque todos tenemos el Espíritu Santo por igual. Desde el día de Pentecostés vemos que todo creyente es ungido (consagrado y apartado) al creer en Cristo para ser sacerdote como vemos en 1 Pedro 2:9-10. Así nuestro ministerio como ungidos de Dios es: “a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” La relación de la unción con el ministerio del Espíritu Santo en la vida de todo creyente también implica la capacitación necesaria para cumplir nuestro ministerio por medio de los dones espirituales. Tenemos todo lo que necesitamos, no nos falta nada, sino la disposición nuestra. Así entonces, no debemos buscar la unción, porque ya la tenemos. 29

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Nota doctrinal y práctica: La extremaunción como sacramento de la Iglesia católicaromana no tiene su apoyo bíblico. Tampoco hay evidencia bíblica que demuestra que ungir a una persona por cualquier razón sea por medio de la imposición de manos. Estaremos estudiando el significado de la imposición de manos en otro estudio. El único caso de ungir, o untar literalmente a una persona (con aceite o ungüento) es en el caso de enfermedad (Marcos 6:13; Santiago 5:14; Apocalipsis 3:18). En el caso de Apocalipsis 3:18 es obvio que habla de un remedio medicinal, y en Marcos 6:13 y Santiago 5:14, ¿qué significa ungir con aceite para sanar enfermos? Había la costumbre en aquel entonces de usar aceite de olivo para la sanidad física. ¿Entonces debemos hacerlo también? ¿Debemos tomarlo como simbólico, o literal? IV. Los Pasajes Bíblicos Relacionados Aunque hemos usado muchos textos bíblicos a través de este estudio, aquí tenemos todos los textos bíblicos relacionados con el tema de la unción. Un estudio de estos versículos en relación con su contexto nos ayudará a confirmar el estudio que hemos hecho hasta aquí. Recuerda de hacer una distinción entre el Antiguo Testamento hasta el día de Pentecostés, y lo que es la unción para la Iglesia desde el día de Pentecostés. Además, vea si el texto habla de Jesucristo, el Ungido de Dios, o de todos los creyentes en particular. A. Antes de Pentecostés Génesis 31:13 (28:18); Éxodo 30:25, 26, 31, 32; 40:9; Levítico 8:12; Deuteronomio 28:40; Rut 3:3; Jueces 9:8, 15 (elegir = ungir); 1 Samuel 2:10, 35; 9:16; 10:1-9; 15:17; 16:1-13; 24:10; 26:9; 2 Samuel 2:4; 12:7, 20; 14:2; I Reyes 1:39; 19:16; 2 Reyes 9:3; 11:12; 1 Crónicas 16:22 (Salmo 105:15); 2 Crónicas 23:11; 28:15; Salmo 2:2; 20:6; 23:5; 28:8; 45:7; 84:9; 89:20;132:10; Eclesiastés 9:8; Isaías 45:1; 61:1-3; Daniel 10:3; Amos 6:6; Habacuc 3:13; Zacarías 4:14; Mateo 6:17; Marcos 6:13; 14:8; 16:1; Lucas 2:26; 4:18; 7:38, 46; Juan 9:6; 11:2; 12:3. B. Después de Pentecostés Hechos 4:27; 10:38; 2 Corintios 1:21, 22; Hebreos 1:9; Santiago 5:14; 1 Juan 2:19-22, 27; Apocalipsis 3:18. Nota adicional: ¿Qué dice el Diccionario Ilustrado de la Biblia, editorial Caribe, sobre la “unción”? Compárelo con el estudio que hemos hecho. “En el mundo antiguo los aceites de la unción eran considerados artículos de tocador y, debido al clima, se usaban diariamente en Israel, por lo menos después de la conquista. Se ungía a los huéspedes como símbolo de honor. No ungirse era señal de duelo o de búsqueda espiritual. Para evitar las tentaciones de la hipocresía, el Señor Jesús enseñó a sus discípulos que no debían dejar de ungirse en tiempos de ayunos. “Desde tiempos muy antiguos se usó la unción con significado espiritual. En Israel esta costumbre se distinguía por el uso de un aceite especial prohibido para otras aplicaciones. Con este aceite se ungían todos los objetos relacionados con el culto, a los sacerdotes, a los reyes y a los profetas. “La unción simbolizaba primariamente la consagración del ungido a Dios para una función particular dentro de los propósitos divinos. Esta consagración impartía algo de la santidad de Dios al ungido, condición que afectaba todo lo que él posteriormente tocara. Se ve esto en la insistencia de David en no extender su mano contra Saúl, el ‘ungido de Jehová’, aunque el caso de Saúl enseña que los beneficios simbolizados por la unción no existen si la condición espiritual del ungido es mala. Estos beneficios, en el caso de personas ungidas, incluían el investirlas de poder suficiente para el desempeño de sus deberes, por medio del Espíritu Santo. “El uso figurado de la palabra unción se desarrolló poco a poco a partir de los días de David y a través de los profetas. En el NT Jesús es el ungido por excelencia, el Mesías, ungido por el Espíritu Santo el día de su bautismo con agua. Desde entonces todo lo hizo en su calidad de Ungido o Cristo y no en su calidad de Segunda Persona de la Trinidad. El mismo Espíritu Santo unge a los creyentes. “Dios también sana físicamente por el poder del Espíritu Santo en respuesta a la oración de fe. Para la ayuda de la fe en tales casos se recomienda la unción con aceite.”

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7. La Imposición de Manos Introducción El concepto de la imposición de manos tiene una variedad de explicaciones. Es casi imposible llegar a una conclusión basada en los casos bíblicos, porque la Biblia no la manda a hacer, ni nos da pautas de como hacerla. La única exhortación al respecto es no hacerla con ligereza, mostrando a su vez que es algo que la iglesia hacía en dados casos. Pero, por qué lo hacían, o en qué casos lo hacían es algo que tenemos que investigar y aplicar una buena hermenéutica. Una pregunta que podemos hacernos es si Dios imparte algún don espiritual, o hace sanidades, por medio de la imposición de manos. ¿Qué es imponer las manos sobre una persona? Tal vez este estudio no nos va a dar una respuesta contundente, pero por lo menos nos hace escudriñar las Escrituras y ojalá nos aclara algunos conceptos sobre lo que es o no es la imposición de manos. I. Los Textos Relacionados A. En el Ofrecimiento de Sacrificios Vicarios (Levítico 1:4; 3:2; 4:13-21; 16:20-22) La imposición de manos sobre la cabeza del animal bajo el sistema mosaico de sacrificios era un reconocimiento de que la carga de la culpa del que imponía las manos caía sobre el animal. Así fue un acto simbólico para señalar que el animal iba a derramar su sangre y morir como substituto. Hebreos 9:22, “Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.” B. En el Momento de dar una Bendición (Génesis 48:14-19; Mateo 19:15 (Marcos 10:16)) Había una costumbre entre las culturas antiguas de poner las manos sobre la cabeza de alguien al dar una bendición. También vemos la importancia que tenía el usar la mano derecha para aquel que debiera recibir la mayor bendición. Este caso muestra la costumbre de aquel entonces, no es necesariamente una enseñanza u ordenanza a seguir. También en Mateo y Marcos vemos a Cristo poniendo las manos sobre los niños al bendecirlos de acuerdo con la costumbre del día. Pero, ¿es esto lo mismo que imponer las manos, o simplemente un acto de cariño? C. En el Momento de Consagrar a una Persona para el Ministerio (Números 8:10,11; 27:18-23; Deuteronomio 34:9; Hechos 6:6; 13:2, 3) Las personas que habían sido escogidas primeramente por Dios, recibieron su reconocimiento humano por medio de la ceremonia de la imposición de manos. Hechos 13:1-3, “En la iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Niger, Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado. 3Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron.” Esto también elimina la posibilidad de que una persona haga una declaración propia de la aprobación de Dios por capricho propio. El acto de la imposición de manos por los líderes de la iglesia da legitimidad al proceso de elección, y hace que la persona tenga que rendir cuentas a alguien. Hoy se usa este acto simbólico en la ordenación de pastores; en el envío de misioneros, y en el nombramiento de ancianos y diáconos para la iglesia local. Es un reconocimiento de su llamado, su carácter y madurez espiritual, y de su capacitación. Este acto no se debe hacer con ligereza. Cada persona debe ser puesta a prueba primero. D. En Relación al Espíritu Santo (Hechos 8:17; 9:15-17; 19:6) Tenemos sólo dos casos donde se dice que recibieron el Espíritu Santo en el momento de la imposición de las manos, y otro versículo que habla de ser “lleno del Espíritu” por el mismo acto. Las preguntas deben ser: ¿Era una costumbre que siempre seguían? ¿Llegó a ser norma para la iglesia? ¿Es necesario imponer las manos para recibir el Espíritu Santo? ¿Por qué lo hicieron en esos tres casos? Creo que nuestra posición sobre el bautismo del Espíritu Santo hace claro la respuesta. 31

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E. En Relación con una Sanidad (Hechos 9:15-17) Dios sanó la ceguedad de Pablo por medio de Ananías al poner las manos sobre él. Pero no era usual hacerlo de esa manera. Uno podría mostrar las múltiples veces que Cristo “toco” a la persona para sanarle, pero no estoy seguro de que es lo mismo que “imponerle las manos”. Por las muchas veces que Cristo no tocó a la persona para sanarle, debemos estar seguros que no es un requisito para sanar a la persona. F. En Recibir un Don Especial 1 Timoteo 4:14, “No descuides el don espiritual que está en ti, que te fue conferido por medio de la profecía con la imposición de manos del presbiterio.” 2 Timoteo 1:6, “Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos.” Pablo y el presbiterio (los ancianos) habían puesto sus manos sobre Timoteo para darle algún don especial. La Biblia no aclara cuál fue ese don ni cuando lo hicieron, pero probablemente fue para comisionarlo para ejercer el liderazgo como delegado oficial al ser dejado encargado de la iglesia de Efeso. Podemos decir que fue su ordenación al ministerio, dándolo también cierto nivel de autoridad. Es decir que Cristo había llamado a Timoteo para el ministerio y los ancianos habían reconocido ese don por medio de profecía y probablemente profecía de Pablo mismo. La pregunta puede ser: ¿Timoteo recibió el don por medio de la imposición de manos o simplemente fue reconocido oficialmente como persona digna y aprobada? Hay una similitud entre este caso con Timoteo y el caso de Pablo y Bernabé en Hechos 13:1-3, que vimos arriba. Se hizo una profecía por medio del Espíritu Santo del nuevo ministerio de estos dos hombres y fueron apartados con la imposición de manos. Ellos no recibieron ningún poder especial por la imposición de manos, simplemente fueron encomendados con la bendición del liderazgo al ministerio por el cual habían sido escogidos por Dios. Nota: Recuerda que en este momento de la historia de la iglesia, existía los apóstoles y profetas que podían hacer esta clase de profecía. Textos como estos siempre son un problema para interpretar porque hablan de algo que hicieron sin decir si es algo que se debe hacer todas las veces. ¿Pablo hizo esto al dejar a Tito en Creta? ¿Se hizo por cultura y las costumbres entre los judíos de imponer las manos en dados momentos, o es algo que debemos hacer hoy también como norma para la iglesia? . G. No Hacerlo con Ligereza (1 Timoteo 5:22) “No impongas las manos sobre nadie con ligereza, compartiendo así la responsabilidad por los pecados de otros; guárdate libre de pecado.” Pablo exhorta a Timoteo a no imponer las manos con ligereza a ninguno. Reconocer públicamente a una persona como anciano, pastor, diácono o para cualquier otro ministerio dentro la iglesia sin probar a la persona primeramente puede traer graves consecuencias después al encontrar que la persona no era apta para tal o está en algún pecado oculto. Con la imposición de las manos estamos aprobando a la persona y su modo de vida. ¡Qué sea digno como ministro de Dios! Como vimos arriba, la imposición de manos tiene su trasfondo judío en las leyes de Moisés en cuanto a los sacrificios. Imponer las manos sobre un animal que va a ser sacrificado identificaba a ese animal como el sustituto de la persona o del pueblo. Imponer manos sobre una persona la identifica o la pone al servicio sagrado de Dios. Es una consagración o dedicación de la vida de la persona al ministerio. Algunos toman este versículo en relación a la restauración a la congregación de uno (un anciano) que haya sido disciplinado. H. Como Doctrina Elemental (Hebreos 6:1, 2) “Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios, 2de la enseñanza sobre 32

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lavamientos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.” En la iglesia primitiva la imposición de manos parece haber sido un acto o una ceremonia común e importante así como el bautismo. También fue considerado como una de las enseñanzas elementales, o de los fundamentos de la Iglesia, sin decirnos ¿para qué o cuándo? II. Buscando un Factor Común ¿Cuál podría ser el factor común entre todos los casos bíblicos de la imposición de manos? ¿Qué está señalando una persona con este acto simbólico? ¿Qué estamos diciendo al poner nuestras manos sobre la cabeza de un animal o una persona? Una palabra que parece contestar esta inquietud es la palabra “reconocimiento”. Al poner las manos según el caso, la persona reconoce la obra y la provisión de Dios en dada situación. Reconocemos que Dios ha provisto los medios y los recursos para nuestra relación con El, y reconocemos Su obra en la vida de una persona dedicada a Su servicio. Reconocemos que fue Dios quien lo llamó y nosotros estamos confirmando ese llamado y a la vez comprometiéndonos a apoyarlo según la necesidad. No sé si la palabra “confirmación” tenga un concepto diferente a la de “reconocimiento”. Pero es bueno ver que estamos confirmando (aprobando, verificando) a una persona que ha mostrado firmeza, constancia y dedicación en el ministerio. Otra palabra puede ser “consagración” (poner aparte, dedicar al servicio de Dios) Consagramos al Señor por medio de la imposición de manos lo que creemos ser apto o útil para el servicio o ministerio en la obra del Señor. Llega a ser una aprobación de su vida y ministerio. ¿Qué piensan en cuanto a la palabra “identificarse con”. Al imponer las manos estamos identificándonos con esa persona en su vida y su ministerio. Así vemos por qué es importante no hacerlo con ligereza. III. Aclarando una Doctrina Bíblica No podemos usar los dos casos en Hechos para demostrar que una persona recibe el Espíritu Santo por medio de la imposición de manos. Dos casos de imposición de manos de los miles donde no se hizo, no nos da las pautas de una doctrina nueva. Fue necesario en Hechos aclarar que los Samaritanos habían sido incluidos también en recibir el Espíritu Santo, y es una aceptación de unas personas que antes eran despreciadas por los judíos. Ahora ya no hay problema en tocar a un samaritano. Es recibirlo sin prejuicios o rechazo. Es como cuando Jesús tocaba a un leproso para sanarlo. En el caso de los que habían sido bautizados en el bautismo de Juan en Hechos 19, fue necesario explicarles ciertas verdades nuevas en cuanto a la salvación en Cristo y el hecho que Cristo había prometido mandar el Espíritu Santo. La pregunta puede ser, ¿recibieron el Espíritu Santo por medio de la imposición de manos (causa-efecto) o simplemente algo simultáneo (en el momento de) con la imposición de manos. La imposición de manos llegó a ser un reconocimiento de la nueva fe de ellos al creer, y luego el recibir el Espíritu Santo. Después de este caso no hay evidencia bíblica de que fue necesario en cualquier ocasión la imposición de manos para recibir el Espíritu Santo. El creyente no recibe al Espíritu Santo por medio de la imposición de manos sino por medio de la fe en Cristo como Salvador. La imposición no tenía alguna virtud de por sí; el poder está en Dios por medio de la oración. Es un acto simbólico y una expresión de unidad espiritual entre la persona que ora y la persona por la cual se ora. Es una ceremonia, más no una ordenanza. Conclusión de reflexión: Según el contexto general de la Biblia, ¿qué significa la imposición de las manos? ¿En cuáles situaciones debemos emplear este acto solemne dentro de la iglesia de hoy? ¿Puedo yo conferir a una persona algún don especial por medio de la imposición de mis manos? Opinión: Juan Calvino sobre 2 Timoteo 1:6. [Comentarios a las Epístolas Pastorales de San Pablo, pp. 220-222.] “No puede haber duda de que Timoteo haya sido invitado por la voz de la Iglesia, y que no fue elegido por el solo deseo particular de Pablo; mas no es absurdo afirmar, que Pablo se atribuyese la elección a sí mismo en lo personal, 33

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porque él fue el instrumento principal en ella. Con todo, habla aquí de ordenación, es decir, del acto solemne por el cual se confiere el oficio del ministerio y no la elección. Además, no está perfectamente claro de si la costumbre era, cuando algún ministro iba a ser apartado, que todos impusiesen las manos sobre su cabeza, o si uno solo lo hizo, en nombre de todos. Yo me inclino a pensar que era una sola persona la que imponía las manos. “Por lo que respecto a la ceremonia, los apóstoles la tomaron de la antigua costumbre de su nación; o más bien, como resultado de estar en uso, ellos la retuvieron; porque ésta es una parte de aquel procedimiento decente y ordenado que Pablo recomienda en otra parte (I Corintios 14:40). Con todo, es de dudar si esa ‘imposición de manos’ que ahora se menciona se refiere a la ordenación; porque, en aquel tiempo, las gracias del Espíritu, de las que él habla en el capítulo 12 de la Epístola a los Romanos, y en el capítulo 12 de la Primera Epístola a los Corintios, se otorgaban a muchos que no eran designados como pastores. Mas yo, por mi parte, pienso que fácilmente se puede deducir de la Primera Epístola, que Pablo se refiere aquí al oficio de pastor, porque este pasaje está de acuerdo con aquel que dice: ‘No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio’ (1 Timoteo 4:14). “Una vez resuelto este problema, cabría preguntar: ‘¿Fue la gracia otorgada mediante una señal externa?’ A esto yo respondo, que siempre que se ordenaba a los ministros, éstos eran recomendados a Dios por las oraciones de toda la Iglesia, y en esta forma se obtenía la gracia de Dios para ellos por la oración, y no se les confería por medio de una señal, aunque dicha señal no se empleaba sin provecho ni inútilmente, sino que era una prenda segura de esa gracia que ellos recibían de parte de Dios mismo. Esa ceremonia no era un acto profano, inventado con el solo fin de ganar fama ante los ojos de los hombres, sino una lícita consagración delante de Dios, la cual no se realiza sino con el poder del Espíritu Santo. Además, Pablo acepta la señal por el todo o por la transacción entera; porque él declara que Timoteo fue dotado de gracia, cuando fue ofrecido a Dios como ministro. Entonces, en esta forma de expresión hay una figura de lenguaje, en la cual una parte es tomada por el todo. “Pero de nuevo nos encontramos ante otro problema; porque si fue únicamente en su ordenación que Timoteo obtuvo la gracia necesaria para desempeñar su oficio, ¿de qué naturaleza fue la elección de un hombre no idóneo o calificado aún, y hasta entonces vacío y destituido del don de Dios? Yo respondo, que no le fue dado entonces lo que antes no tenía; porque es cierto que él superaba tanto en doctrina como en otros dones antes que Pablo lo ordenara al ministerio. Pero no hay inconsistencia al afirmar que, cuando Dios quiso echar mano de sus servicios, y en efecto, lo llamó, El entonces lo hizo idóneo y lo enriqueció todavía más con nuevos dones, o le duplicó aquellos que antes le había otorgado. No debe entenderse, pues, que Timoteo no había tenido anteriormente ningún don, sino que dichos dones se manifestaron más plenamente cuando le fue conferido el deber de enseñar.” Opinión: Juan Taylor sobre 1 Timoteo 4:14. [Las Epístolas Pastorales de Pablo, 1 Timoteo, pp. 4-6]. “Esta costumbre de imponer las manos tiene sus raíces en algunas de las prácticas establecidas en los libros de Moisés. Por ejemplo en el día de la expiación (Levítico 16:21-22), el sumo sacerdote ponía sus manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo y confesaba sobre él, el pecado de Israel. “De esta manera el sacerdote y la nación se identificaban con la víctima sustituta que era llevada al desierto cargando el pecado del pueblo, y sufriendo una muerte horrible en su abandono (Levítico 21:22; comparar Salmo 22:1 con Isaías 53:3-4). Lo que hacía el sacerdote en el día de la expiación simboliza la obra de Cristo por nosotros y tenemos que ‘identificarnos’ con Cristo, aplicando su sangre a nuestras vidas para ser salvos también (Levítico 4). “En 1 Timoteo 4:14 vemos que un grupo de ancianos acompañaba a Pablo encomendando a Timoteo a la obra. No fue físicamente posible que todos impusieran las manos (a la vez, por lo menos), y así es fácil ver que la imposición de manos no significaba más que identificación y comunión con Timoteo en el momento de encomendarlo a la obra. “Nunca debemos pensar que este hecho fue una ordenación formal sin la cual nadie puede predicar o servir al Señor. La imposición de manos no le dio el don; esto había sido anunciado anteriormente por la profecía y la imposición de las manos del apóstol aunque todavía no se había desarrollado el don. La imposición de manos tampoco le dio autoridad de ministrar; Dios mismo ya le había dado autoridad para esto, como en el caso de Pablo (Hechos 9:15). La única autoridad y el único que puede comisionar a los siervos es el Señor mismo pero lo que el siervo hace, lo hace en comunión y con la bendición de la asamblea cuando esto sea posible, y vemos en la imposición de manos 34

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de Pablo y los ancianos de las asambleas locales (Hechos 13:1-3; 15:40), que eso fue su reconocimiento y bendición sobre el joven Timoteo. “Hay que decir de nuevo que la imposición de manos no da autoridad ni confiere posición a la persona. Si no tiene el don del Señor, la imposición de todas las manos en el mundo no le servirá para nada. “En el caso de los obreros o misioneros la imposición de las manos significaba identificación y comunión con ellos en la obra para realizar. “La imposición de manos no era usada como una autoridad para ejercer dones; cada creyente sacerdote tiene dones y autoridad de Dios mismo (1 Pedro 2:5, 9). En Gálatas 2:9, Pablo dice que ‘nos dieron...la diestra en señal de compañerismo’, como otra muestra de identidad solidaria. “No podemos aceptar la idea de algunas denominaciones, de que es necesario imponer las manos sobre hombres para constituirles u ordenarles como Pastores. Un pastor verdadero (y puede haber varios en una sola asamblea, Hechos 20:17, 28) es reconocido primeramente por su obra (no por sus estudios) y estimado por ella (1 Tes. 5:12-13). “Pablo no le llevó caprichosamente, ni tampoco vemos a Timoteo impulsándose o presionando. Su llamamiento fue algo revelado por el Espíritu Santo, tanto como lo había hecho con Pablo y Bernabé (Hechos 13:1-4). Dos asambleas reconocieron que el Espíritu Santo estaba obrando y dirigiendo, y manifestaron su acuerdo con la Cabeza en el cielo. “Timoteo no tuvo que pasar por un seminario o Escuela Bíblica, sino que tenía un buen testimonio delante de los hermanos, quienes le estrecharon la diestra en comunión con él. “Es bueno ver el ejemplo de las dos asambleas en el ejercicio de recomendar a un obrero. Si hay asambleas pequeñas o con poca capacidad, es bueno y necesario llamar a otros cuando tratan un asunto tan importante como es recomendar a alguien para la obra. No es algo que se hace a la ligera, ni es que uno mismo se impulsa para esforzar a la asamblea local. Debe haber acuerdo, comunión con otras asambleas, evidencias del ‘don’ del Señor y testimonio intachable en cuanto a su vida y ocupación secular. “La revelación del don de Timoteo fue necesaria porque las asambleas en Galacia no tenían más de unos 3 años y era importante que Timoteo empezara en aquel tiempo con Pablo, como la obra después nos muestra. Hoy en día con asambleas antiguas aquí, hay tiempo para esperar y mirar con calma la vida y obra de la persona antes de recomendarle a la obra de tiempo completo. Deben considerar no solamente la obra espiritual, sino también la conducta y trabajo del hermano para proveer para su vida y su responsabilidad en cuanto a su familia. Uno que no muestra diligencia para trabajar bien en algún negocio u ocupación no es apto para la obra del Señor. Quien ha fracasado en negocios no debe buscar la obra del Señor como una alternativa. “Cuando mi esposa y yo fuimos recomendados para la obra misionera en Colombia, tres asambleas en la ciudad de Sydney buscaron la dirección del Señor, y después de consultar con todas las asambleas de Australia y también de Nueva Zelandia, sintieron libertad de recomendarnos. Estoy contento con esto porque muestra que todas las asambleas de aquellos países se estrecharon la diestra en señal de compañerismo y comunión con nosotros en la obra. “Tenemos la seguridad de sus permanentes oraciones por nosotros y por toda la obra en Colombia. recomendación de varias asambleas es buena para la obra y para el obrero.”

Así, la

¿Qué crees que es la imposición de manos? ¿Cuándo debemos hacerlo? ¿Para qué la debemos hacer?

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8. La Batalla Espiritual Introducción La batalla espiritual es una realidad. No podemos imaginar la guerra que está sucediendo en el mundo espiritual en todo momento, sin tregua. Hay algunos versículos que nos da un vistazo pequeño a esta guerra, tales como Daniel 10:12, 13, “Entonces me dijo: No temas, Daniel, porque desde el primer día en que te propusiste en tu corazón entender y humillarte delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y a causa de tus palabras he venido. 13Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso por veintiún días, pero he aquí, Miguel, uno de los primeros príncipes, vino en mi ayuda, ya que yo había sido dejado allí con los reyes de Persia.” Luego reconocemos que todo el libro de Apocalipsis narra el conflicto espiritual que existe y que tendrá su fin en un día futuro. Este estudio no pretende de aclarar todo lo que hay sobre el tema de la Batalla o Guerra Espiritual. Admito que es el estudio más difícil de entender porque hay mucho desconocido al hablar de los “principados, potestades, los poderes de este mundo de tinieblas, las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” (Efesios 6:11). Solo espero que sea una guía para profundizarnos en el estudio personal sobre el asunto. Pero hay una advertencia, tanto el cristiano como el no cristiano está involucrándose más y más en el ocultismo, a veces por ignorancia o por curiosidad, pero también intencionalmente para buscar un nuevo poder. Sin embargo, las consecuencias de interesarse en el ocultismo por pasatiempo pueden ser muy graves; es abrir la puerta a la influencia demoníaca. Ahora, mayormente pensamos de la parte oculta, es decir Satanás y los demonios, al hablar de la batalla espiritual, pero en realidad la batalla para el cristiano tiene más que ver con su lucha contra las tentaciones para vivir una vida de santidad delante de Dios. Porque la mayor parte de la batalla es entre Dios y Satanás. Satanás busca destruir la obra divina. Está en constante rebelión contra Dios. La Iglesia también tiene el deber de enfrentar al mundo espiritual por las vidas perdidas. Cada vez que compartimos el evangelio es un ataque contra el reino de Satanás. Cada alma que se convierte al Señor es una nueva victoria sobre el dominio del maligno. Satanás no se queda quieto, sino busca la forma de destruir la obra de Dios en este mundo. Satanás está detrás (es el autor) de toda herejía y doctrina falsa. El es el príncipe de este mundo, y emplea el sistema mundano, las religiones y las filosofías humanas, los medios de comunicación, etc. para obrar su engaño en este mundo. “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo...Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfracen como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.” (2 Corintios 11:3, 13-15). El busca cegar el entendimiento de los no creyentes para que no entiendan y vean la luz de Dios. 2 Corintios 4:3-6, “Y si todavía nuestro evangelio está velado, para los que se pierden está velado, 4en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios. 5Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por amor de Jesús. 6Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandecerá la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.” También es como un león rugiente, 1 Pedro 5:8, “Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar.” Pero, ¿qué significa todo esto para mí? ¿Qué debo hacer? Puede ser que las preguntas que nos interesan aquí son, ¿cómo debe un cristiano enfrentar la influencia y los ataques de las huestes espirituales de maldad en su vida? ¿Qué es realmente la batalla espiritual para un cristiano? ¿En qué se basa la liberación espiritual? ¿Un cristiano necesita liberación? ¿Liberación de qué? El gran desacuerdo que existe en la Iglesia hoy es en cuanto al nivel de influencia que pueda tener los espíritus en o sobre la vida de un cristiano. Parte del problema es que vemos muchas cosas sucediendo en algunas iglesias que no tienen respaldo bíblico. Se están experimentando cosas que no tienen respuesta bíblica. Porque todos los enfrentamientos con espíritus que vemos en la Biblia eran con personas no creyentes. ¿Qué está sucediendo entonces? Y, ¿cuál es nuestra posición frente a las manifestaciones del poder del maligno? 36

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I. La Situación Espiritual del Creyente Verdadero Antes de hablar de la situación espiritual de un cristiano, quiero aclarar que cuando hablamos de un cristiano o creyente verdadero, estamos hablando de la persona que ha sido regenerada y redimida, y hecho hijo de Dios. Hoy en día hay muchas personas que asisten a iglesias de todas las diferentes clases y denominaciones, y que se dicen ser cristianos, pero nunca han sido salvados. Quiénes son, solo Dios sabe. La batalla espiritual para un no cristiano es totalmente distinta a lo que sería para un cristiano. El enfoque principal de este estudio es en cuanto al deber del cristiano. Así que necesitamos conocer la situación espiritual de un verdadero cristiano en medio de esta batalla. Primero reconocemos que Satanás fue vencido en la cruz; la victoria ya es un hecho. Colosenses 2:13-15, “Y cuando estabais muertos en vuestros delitos y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con El, habiéndonos perdonado todos los delitos, 14habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz. 15Y habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de El.” El creyente, personalmente, tiene que enfrentar esta batalla espiritual así como vemos en Efesios 6:10-18, “Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. 11Revestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las insidias del diablo. 12Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. 14Estad, pues, firmes, CEÑIDA VUESTRA CINTURA CON LA VERDAD, REVESTIDOS CON LA CORAZA DE LA JUSTICIA, 15y calzados LOS PIES CON EL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ; 16en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno. 17Tomad también el YELMO DE LA SALVACION, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. 18Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” También Pedro dice en 1 Pedro 5:8-10, “Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. 9Pero resistidle firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 10Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, El mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá.” Ahora, según el contexto vemos que el ataque de Satanás, como león, es por medio de la persecución y el sufrimiento. Debemos resistir, estar firmes, y no desmayar. Pero, esta guerra no es por echar demonios, ni nombrarlos, ni atarlos. Nosotros nos fortalecemos en el poder de la fuerza de Cristo y por medio de la armadura que Dios nos dio para resistir los ataques. Hay una diferencia muy grande entre protegernos de los dardos satánicos (las tentaciones) y un enfrentamiento personal con demonios. No hay ni siquiera un versículo bíblico que nos dice que tengamos que echar fuera demonios de un cristiano. Luchamos contra el pecado no para ganar una victoria sobre Satanás pero a base de la victoria de Cristo sobre él. Algunos autores sobre la Guerra Espiritual, basan sus doctrinas sobre experiencias y no de la Biblia. Esto hace muy confuso todo esto, porque, ¿quién puede negar que alguien haya tenido una experiencia? La victoria de Cristo también incluye victoria sobre el dominio de la muerte y así sobre el temor a la muerte, dandonos vida, tranquilidad y paz. Hebreos 2:14, 15, “Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, 15y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.” Hay total seguridad para el creyente contra Satanás. Romanos 8:31, 37-39, “Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?....37Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Así que, el verdadero cristiano no tiene nada que temer de Satanás ni de los demonios. 37

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II. La Fuente de Nuestros Pecados Tristemente hay un enfoque desmedida en decir que todo lo malo que pasa en nuestra vida o los pecados que cometemos son simplemente por influencia demoníaca. Se echa la culpa a Satanás y los demonios para cualquier cosa. Debemos ver que la Biblia dice que nosotros pecamos por los deseos fuertes de nuestra propia carne. Santiago 1:13, 14, “Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie. 14Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión.” La naturaleza pecaminosa (que la Biblia llama, la carne) que tenemos dentro de nosotros por el pecado de Adán es la verdadera causa de todos nuestros pecados. Esa es en realidad la única fuente de pecado. A veces se habla de tres fuentes de pecado: la carne, el mundo y Satanás. Sin embargo las últimas dos no son tanto fuentes de pecado, de la misma manera que la carne es, sino son más bien fuentes de tentación. Satanás puede tentarnos, puede poner una mujer bonita en nuestro camino, pero es la carne que nos lleva a pecar. Por esa razón, Pablo nos dice que es indispensable “andar en el Espíritu” para no satisfacer los deseos de la carne (Gálatas 5:16). De igual manera, Satanás usa el sistema mundano (el mundo) para poner muchas tentaciones al alcance de todos, pero cedemos a la tentación si andamos en la carne, y vencemos la tentación si andamos en el Espíritu. Habiendo dicho esto, reconocemos que la guerra espiritual para el cristiano se pelea en estos tres frentes: la carne, el mundo y Satanás. Es decir, que constantemente tenemos que luchar contras las tentaciones que nos llega por medio de ellos. Así que, la batalla espiritual no es contra los espíritus sino contra las tentaciones que nos llegan. La naturaleza pecaminosa (la fuente de nuestros pecados) actúa a través de las tres áreas del ser humano: la física (el cuerpo), la sicológica (la mente) y la espiritual. El mundo, por influencia de Satanás, reconoce estas tres áreas y manda tentaciones a ellas. Juan nos muestra esto en 1 Juan 2:15, 16, “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” El mundo sabe exactamente como tentarnos con sus “delicias” que conducen a la muerte. Amar al mundo es desconocer la prioridad de Dios en nuestra vida. Así como Pablo habla del dinero. 1 Timoteo 6:10, “Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.” El amor al dinero es codicia. El dinero no es malo, es un “mal” necesario en la vida de este mundo. Pero puede llegar a tentarnos a través de la naturaleza pecaminosa. ¿Cómo nos tienta? A robar o codiciar. Podemos ser avaros. Podemos trabajar demasiado y así descuidar a nuestro hogar, la iglesia, o a Dios. Los valores del mundo son contrarios a los de Dios. De ahí emana la batalla espiritual contra el mundo. Cuidado en como empleamos la palabra “espíritu”. Podemos decir que una persona tiene un espíritu amable, o otra persona tiene un espíritu de avaricia. Con esto estamos describiendo su carácter o personalidad. Sin embargo otra persona puede decir que tiene un espíritu de mentira y en realidad quiere decir que tiene un demonio que le hace mentir. Está echando la culpa a los demonios en vez de enfrentar un carácter de mentiroso. Hay una diferencia muy grande en decir que una persona es mentirosa por carácter, y una persona que simplemente tiene un demonio de mentira que necesita ser expulsado. El pecado dentro del ser humano es lo que le hace mentir, robar, adulterar, codiciar, etc., no un demonio. Jesucristo dijo: “Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias. 20Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.” (Mateo 15:19, 20). Entonces no es bíblico decir que un cristiano tiene un espíritu (demonio) de adulterio si vive en adulterio, sino que no tiene control sobre las pasiones de su carne. A ese cristiano le falta la templanza (dominio propio), no la expulsión de un demonio. Muchas personas no quieren tomar responsabilidad por sus propios pecados, sino echan la culpa a Satanás y a los demonios. Cuando peco, necesito reconocerlo y confesarlo delante de Dios. Y para no volver a pecar tenemos que crucificar la carne a diario y andar por el Espíritu. Gálatas 5:24, 25 “Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” O, como dice Pablo en Romanos 6:11, “Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.” La batalla espiritual es cuestión de decisión y de compromiso. ¿Voy a pecar o no? Las tentaciones vendrán a nuestra vida, así como Jesucristo fue tentado, pero ¿vamos a ceder, o vamos a vencer? 38

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III. Liberaciones y Echando Espíritus Toda clase de liberación de las influencias demoníacas es un acto espiritual que muestra la autoridad divina contra los huestes espirituales de maldad. El cristiano ya tiene todo el poder necesario por medio de la Palabra de Dios, el poder del Espíritu Santo y en el nombre de Jesucristo para vencer los ataques e influencias del maligno. El evangelio nos ha dado la liberación necesaria de la esclavitud y dominio de Satanás y nos ha traslado al reino de Dios. Colosenses 1:13, 14, “Porque El nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado, 14en quien tenemos redención: el perdón de los pecados.” Esa es la liberación más grande que existe: ser librado de la esclavitud al pecado y sacado del reino de Satanás. Cristo nos ha hecho libres por medio de Su victoria sobre el pecado y la muerte en la cruz. Mayormente sólo es necesario reconocer la verdad de la libertad y por fe tomarla para sí mismo. La liberación de la influencia del maligno para el creyente es más lo que él mismo necesita hacer y no lo que hace otro por él. Las exhortaciones bíblicas en cuanto al pecado y el vivir en santidad siempre son personales. No vemos la necesidad de una ministración por parte de otra persona para librarla de algún espíritu. El consejero es un guía en llevar al creyente a una solución de libertad por medio de la confesión y reconocimiento de las raíces de su pecado. El cristiano no necesita ser librado de espíritus malignos porque tiene al Espíritu Santo morando en él. Podemos tener muchos hábitos difíciles de vencer, pero esos hábitos no son causados por espíritus malignos, sino son patrones de comportamiento aprendido o dependencia física como en el caso de los vicios y las drogas. En casos de vicios, debemos orar que Dios rompa la cadena de esclavitud que hay en la persona (físicamente), pero eso es diferente a buscar una liberación de espíritus. El llamado “exorcismo”. Estrictamente, no hay casos de exorcismo en la Biblia por parte de los fieles de Dios según el uso original de esta palabra. El exorcismo pagano es la expulsión de demonios por medio de conjuraciones, encantaciones o las ceremonias religiosas o mágicas. El éxito de un exorcismo dependía en gran parte a la eficacia de las fórmulas mágicas y el uso de los nombres de las deidades en medio de cierto rito. El poder estaba en las palabras mismas, en recitarlas correctamente y en el cumplimiento exacto del rito. Hay evidencia que los judíos y las naciones paganas utilizaban ciertos métodos para el exorcismo (Mateo 12:27; Hechos 19:13-20). Sin embargo, Jesús y los discípulos nunca usaron estos métodos. Jesús simplemente usó Su palabra, autoridad y poder infinito. Echar fuera demonios en el nombre de Jesús no es para caer en la trampa de emplear ciertas palabras mágicas, sino de usar el poder infinito y la autoridad de Jesús. La iglesia ha inventado muchos métodos para hacer liberaciones; hay demasiados libros que nos enseñan cómo echar fuera los demonios. Pero debemos hacernos la pregunta: ¿No será que la mayoría de los casos de expulsión de demonios es nada más que un exorcismo pagano? Si hacemos una expulsión de demonios a una persona no creyente, tenemos que inmediatamente darle el evangelio para que pueda creer y ser salvo. Si la persona no responda al evangelio, puede llegar a ser nuevamente poseída y su condición será peor que antes. Mateo 12:43-45, “43Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso y no lo halla. 44Entonces dice: "Volveré a mi casa de donde salí"; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. 45Va entonces, y toma consigo otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero. Así será también con esta generación perversa.” El énfasis en el v. 44 es si el espíritu vuelva y encuentra la casa desocupada, esa persona va a ser peor que antes. Pero si llega a Cristo, el nuevo creyente va a tener el Espíritu Santo morando en él, así no será desocupada, y no podrán volver. La más grande manera de librar a una persona del poder de Satanás es que ella acepte por fe la salvación por la gracia de Dios. Así será librada eternamente del poder de Satanás. Algunos creen que es necesario primero conocer el nombre y el rango del espíritu maligno y así llamarlo verbalmente por nombre, tomando autoridad sobre él. Pero no vemos a Cristo ni a los discípulos usando este método. Solo vemos una vez a Cristo preguntando sobre el nombre del espíritu, y la respuesta era, Legión, porque somos muchos. Es decir, no era el nombre de un espíritu, sino una descripción de cuantos habían. Luego no vemos a Cristo echándolos por nombre. Vea y compare la historia en Mat. 8:28-34; Marcos 5:1-20; Lucas 8:26-39. IV. La Sanidad Interior Muchos dicen que para ser liberado de ciertas cosas del alma, como emociones negativas, recuerdos desagradables o ciertos sueños, es necesario romper el dominio de Satanás sobre nosotros y tomar posesión de la autoridad que es nuestro derecho legal para tener sanidad interior. 39

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Reconocemos que muchas personas han sufrido traumas, abusos verbales, físicos y sexuales; pueden tener un complejo de inferioridad; o mantener un carácter de amargura, odio o temor. Y sabemos que estas cosas pueden condicionar el estilo de vida que se vive. Sin embargo, la liberación de estas cosas sicológicas no es por medio de echar demonios sino conocer como apropiarse de las promesas de Dios y obedecer Sus mandatos. Tenemos que saber como perdonar y amar a las personas que nos hirieron, y llenarnos con la Palabra de Dios. No hay necesidad de romper el dominio de Satanás si es un cristiano porque la victoria ya es un hecho. V. Los Recursos Espirituales para el Cristiano Para crecer en la vida cristiana y enfrentar las tentaciones tenemos recursos por parte de Dios para ayudarnos. Sabemos que el Trino Dios obra en nosotros y que necesitamos mantener una vida de oración. Además debemos tomar en serio el papel de la Palabra de Dios y otros cristianos como recursos en esta batalla espiritual. A. La Palabra de Dios La verdad nos hace libres. Juan 8:31, 32, “Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en El: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” La verdad no solo nos hace libres dándonos la salvación, sino también librándonos de la esclavitud del pecado y de los malos hábitos. La Palabra de Dios es un recurso poderoso para librarnos de las ataduras de nuestro antiguo dueño, Satanás, junto con sus mentiras. En el contexto de Juan 8, vemos que las personas que no han sido libradas por la verdad todavía son hijos del Diablo (Juan 8:44). El cristiano no necesita ser librado del control de Satanás porque ya es libre, pero necesita aprender a vencer las tentaciones por medio de la Palabra de Dios. Salmo 119:11, “En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti.” Jesucristo usó la Palabra de Dios para resistir las tentaciones de Satanás. Mateo 4:4a, “Pero El respondiendo, dijo: Escrito está:..” B. Otros Cristianos Otros cristianos maduros también son un recurso espiritual para poder resistir las tentaciones. El propósito de las exhortaciones es para eso. Hebreos 3:12, 13, “Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. 13Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado. Es bueno tener a alguien con quien se puede rendir cuentas de su vida. Esa persona puede ayudarnos contra las tentaciones donde somos más dados a caer. De Reflexión Efesios 2:1-3, “Y El os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2en los cuales anduvisteis en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4-10, Pero Dios...” 1 Juan 3.8-12, “El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. 9Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano. 11Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros; 12no como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.” 1 Juan 4:1-3, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. 2En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.” 40

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9. La Seguridad de Salvación Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. 12El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

1 Juan 5:11, 12 Introducción ¿Puede perderse una persona que ha sido regenerada, justificada, santificada y adoptada por Dios? ¿Puede un hijo dejar de ser hijo? ¿Puede una persona perder su salvación cuando Dios ha hecho un plan perfecto así como vemos en Romanos 8:29, 30, “Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos; 30y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó.”? Reconociendo que la salvación es obra de Dios en la persona que cree verdaderamente, que es un don por la gracia de Dios, que nadie merece la salvación, y que no es a base de las obras, entonces, ¿cómo es posible que uno puede perder la salvación? Puesto que el temor de perder la salvación podría afectar la paz mental de un creyente, y por cuanto su futuro es tan vital, esta pregunta constituye un aspecto importante de la doctrina de la salvación. La doctrina de la seguridad de la salvación se basa en la doctrina de la salvación. Si nosotros creemos que la salvación es obra total de Dios en la vida de un pecador, entonces la seguridad es un hecho. Sería totalmente ilógico para Dios salvar a una persona por su amor y poder y luego dejarlo perder. Pero los que creen que la salvación es por fe y obras, entonces en obvio porque creen que la salvación se puede perder. Porque entonces la salvación depende de mí. Ser salvo es el aspecto más importante para el hombre, pero para un buen desarrollo espiritual necesitamos la plena convicción de que somos salvos eternamente. Estar convencido de la seguridad de nuestra salvación en Cristo Jesús es de gran bendición. Nuestra salvación descansa en la veracidad de la Palabra de Dios y de la obra de la Trinidad. I. Las Bases de la Seguridad A. La Obra del Padre 1. Su Plan y Propósito (Efesios 1:3-6; 2:10; Filipenses 1:6; 2:13; Romanos 8:28-39) La seguridad de nuestra salvación se basa en el plan y propósito de Dios. Fuimos escogidos antes de la fundación del mundo y Dios no dejará echar para atrás Su plan de glorificarnos (Romanos 8:30). Recuerde que Dios nos escogió para ser conformados a la imagen de su Hijo. Lo que Dios comenzó, El va a llevar a su determinado fin. Otro aspecto del plan de Dios es hacernos Sus hijos (Juan 1:12). 2. Su Poder (Romanos 8:31-39; Efesios 1:19-21; 2 Timoteo 1:12; Judas 24, 25) Dios es suficientemente poderoso para protegernos de todo peligro espiritual. Una vez que somos Sus hijos tenemos toda la protección necesaria. Juan 10:27-29, “27Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; 28y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. 29Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre.” 3. Su Amor (Juan 3:16; Romanos 5:5-8; 8:39; Efesios 1:4, 5) Dios nos ama y desea lo mejor para nosotros. El no nos dejará perder. Nadie nos puede separar del amor de Dios. 4. Su Gracia (Efesios 2:8, 9) La salvación es por la gracia de Dios como un regalo. No es por obras, así que no se basa en nuestro comportamiento y hechos. Nos se pierde por obras porque no fue recibido por obras. Por el hecho que Dios nos dio la salvación como un regalo, entonces, Dios no lo va a quitar. ¿Qué clase de Dios sería si me quitara lo que me había dado por Su amor y gracia? 5. Sus Promesas (Juan 6:37-40; 10:27-29; Romanos 10:9-11) Las promesas de Dios siempre se cumplen. El es fiel a pesar de nuestra infidelidad y hará lo que nos ha prometido. La promesa más grande es de darnos vida eterna. Esta promesa vamos a analizar más adelante. 41

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B. La Obra del Hijo 1. Su Sacrificio (Romanos 4:25; 2 Corintios 5:21; 1 Timoteo 2:5, 6; Hebreos 5:9; 9:15; 10:14) Cristo dio Su vida para rescatarnos. ¿Será que fue en vano? De ninguna manera. ¿No será que El tiene un interés muy especial en mi vida? Por simple lógica si yo muriera por alguien, yo haría todo para asegurar la vida de esa persona por quien he muerto, de lo contrario mi muerte hubiera sido innecesaria o infructuosa. 2. Su Intercesión (Lucas 22:31-34; Juan 17:11; Hebreos 7:25) Cristo como Sumo Sacerdote hace intercesión por nosotros todos los días por medio de Su sangre. La oración de Cristo a nuestro favor es otra razón de nuestra seguridad de vida eterna. Cristo reconoce que vamos a caer, pero Su oración por nosotros es para que nos levantemos nuevamente. 3. Su Intervención como Abogado (1 Juan 2:1) Cristo constantemente muestra Su justicia a nuestro favor. El aboga por mí con el hecho y la evidencia de que el pago que había que hacer por mi pecado ya se efectuó. C. La Obra del Espíritu Santo 1. Su Regeneración (Juan 3:5, 6; Tito 3:5) La regeneración es un acto instantáneo y eficaz por parte del Espíritu Santo por lo cual El imparte vida eterna dando al hombre una nueva capacidad y una nueva experiencia como miembro de la familia de Dios. Es el nuevo nacimiento, la creación de la nueva naturaleza (“nueva criatura es”) o el nuevo hombre en Cristo. [Tito 3:5; Juan 1:12, 13; 3:3-7; 5:21; Romanos 6:13; 2 Corintios 5:17; Efesios 2:5, 10; 4:24; Santiago 1:18; 1 Pedro 1:3, 23.]. ¿Qué clase de obra sería, si pudiéramos volver a morir espiritualmente después de haber sido regenerado? 2. Su Morada (Juan 14:16, 17; 1 Corintios 6:19) La morada es la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida de cada creyente desde Pentecostés. Es una presencia que se manifiesta en poder para testificar, en poder contra la tentación y la naturaleza pecaminosa, en la prueba de la adopción, en el propósito de la nueva vida, en la consolación, en la persuasión del amor de Dios, y en el desarrollo y la práctica del carácter cristiano. [Juan 7:37-39; 14:1417; Hechos 11:17; Romanos 5:5; 8:9, 11; 1 Corintios 2:12; 6:19, 20; 12:3; 2 Corintios 5:5; Gálatas 3:2; 4:6; 1 Juan 3:24; 4:13]. 3. Su Bautismo (Hechos 1:5; Romanos 6:3; Gálatas 3:27; Colosenses 2:12) El bautismo por el Espíritu Santo que vimos en otro estudio es el acto por el cual Dios nos coloca en el cuerpo de Cristo y a la vez nos identifica con Cristo. Es un acto simultáneo con la regeneración y que no se puede deshacer. [1 Corintios 12:12, 13; Romanos 6:3-5]. 4. Su Sello y las Arras (2 Corintios 1:21, 22; Efesios 1:13, 14; 4:30) El sello es una figura que describe el ministerio del Espíritu Santo de permanecer en cada creyente como garantía de su seguridad y pertenencia a Dios (Dios es mi dueño), y como arras que Dios va a cumplir en el creyente la completa redención en la resurrección. Las arras comprueban que Dios va a dar la totalidad de esta bendición en algún día futuro. El sello es una garantía increíble de que no me puedo echar a perder. Si una persona no se convence de la seguridad de salvación por los tres puntos anteriores, este punto es la brocha de oro. El sello es nuestra seguridad de salvación. La exhortación en Efesios 4:30 es no contristar al Espíritu Santo por nuestro pecado, pero Pablo no dice que el pecado espanta al Espíritu Santo de nuestra vida, y así poder perder la salvación. Dios sería un mentiroso si decimos que se puede perder la salvación. II. La Promesa de Vida Eterna (Juan 5:24; 17:3; 20:31; 1 Juan 5:10-13) A. El Concepto de Tener Vida (Juan 10:10) Pablo nos dice que el hombre sin Cristo está muerto, pero al creer en Cristo recibe vida (Efesios 2:1, 6). Así no estamos hablando de una vida física sino espiritual. Vida significa tener una relación con Dios. El hombre muerto está separado de Dios. Cristo quiere darnos vida y vida en abundancia. Esto es una nueva vida 42

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sobrenatural que no se puede matar ni perder. En Juan 5:24, Jesús prometió vida eterna a la persona que oyera su palabra y creyera al que le envió. A la vez promete que no vendrá a condenación y que ha pasado de muerte a vida. Cristo no puso alguna condición. Cristo no dijo que podía volver a estar bajo esa condenación. B. El Concepto de Ser Vida Eterna (Juan 3:16; 3:36; 5:24; 10:27, 28) También es una vida eterna. Piense bien en el significado verdadero de la palabra “eterna”. La vida que Cristo nos da es sin límites; es por siempre; si se perdiera, ya no sería una vida eterna. Algunos pretenden decir que es “eterna” –siempre y cuando... o hasta que... o si se cumple tal y tal cosa, etc., pero Dios no pone condiciones. El que cree, tiene vida eterna, nada más. Es imposible leer el evangelio de Juan y la primera carta de Juan y no concluir que la salvación es eterna e imposible perder. III. La Perseverancia de los Santos Otro lado de la misma moneda que asegura la vida eterna de un cristiano verdadero es la doctrina de la perseverancia de los santos. Quiero citar aquí una explicación del teólogo L. Berkhof en su Teología Sistemática, p. 653, 654: “La doctrina de la perseverancia de los santos significa que aquellos a quienes Dios ha regenerado y llamado eficazmente a un estado de gracia, no pueden caer total ni finalmente de aquel estado, sino que perseverarán con toda seguridad en él hasta el fin y serán salvos por la eternidad. “La perseverancia puede definirse como aquella continua operación del Espíritu Santo en el creyente, mediante la cual la obra de la gracia divina que ha empezado en el corazón se continúa hasta llegar a ser completa. Los creyentes continúan firmes hasta el fin, debido a que Dios nunca abandona su obra.” Filipenses 1:6, “Estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.” Lo que esta doctrina afirma es: todo verdadero cristiano va a perseverar en la vida cristiana. Aunque tenga momentos de caída espiritual, nunca puede por completo caer de ese estado de gracia y dejar de alcanzar la salvación eterna, sino siempre volverá a los caminos de Dios. No va a perder su salvación. Ahora, es interesante que los versículos bíblicos que hablan de la perseverancia de los creyentes verdaderos, son muchas veces usados por algunos para decir que los salvos pueden perder su salvación si no perseveran. Pero esos versículos nos llaman a examinarnos, y sirven para guardar a los creyentes a perseverar en una vida de santidad. La Biblia no permite que un cristiano viva una vida de pecado. Entonces son exhortaciones a una vida de santidad, no declaraciones de pérdida de salvación. Berkhof también da esta conclusión: “La negación de la doctrina de la perseverancia prácticamente hace que la salvación del hombre dependa de la voluntad humana más bien que de la gracia de Dios. [p. 658]. Si mi salvación dependiera de mi voluntad o de mis buenas obras, o de nunca pecar, sería una salvación precaria e insegura. Estoy parado sobre el borde de un abismo. IV. Supuestas Contradicciones en cuanto a la Seguridad de Salvación Los que dicen que es posible perder la salvación dan una lista de pasajes para defender su posición. Pero uno debe considerar los siguientes puntos con respecto a esos versículos para determinar si han sido interpretados correctamente. Nota: los versículos dentro de [ ], son los que muchos emplean para mostrar la posibilidad de perder la salvación. Apliquemos la hermenéutica a estos versículos a la luz de las preguntas. A. ¿Quién es un Verdadero Creyente? [Juan 8:31; 15:6; 1 Corintios 15:1, 2; Hebreos 3:6-14; Santiago 2:14-26; 2 Pedro 1:10; 1 Juan 3:9, 10; 5:18] No podemos basar nuestra doctrina sobre las experiencias de personas, sino sobre la Palabra de Dios. Algunos miran la vida de una persona que antes asistía a la iglesia, pero luego volvió al mundo y dicen, “El perdió su salvación.” Sin embargo, tenemos que primero preguntar si esa persona: ¿Ha recibido realmente a Jesucristo como su Salvador personal? Sólo Dios puede juzgar si una persona es o no es una verdadera hija de El. Muchos de los pasajes citados por la posición opuesta se refieren a las obras humanas o la evidencia de la salvación. El que es verdaderamente salvo debe mostrarlo por su carácter y sus obras; hay muchos que por un 43

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tiempo se hacen cristianos (sin haber sido regenerados) y después rechazan todo. Esto significa que no había una salvación genuina, entonces, el regreso al estado de vida anterior no es perder la salvación; porque no se puede perder lo que nunca tuvo. La carta de Santiago fue escrita precisamente para mostrar que un verdadero creyente ha de mostrarlo por una vida de santidad y de obras. Fuimos salvos para buenas obras (Efesios 2:10). El verdadero cristiano va a tener una vida que imita la vida de Jesucristo. 1 Juan 2:6, “El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo.” Muchos de los pasajes citados, [tales como Hebreos 10:26; 6:4-9; Mateo 25:1-13; Romanos 11:21], son advertencias contra una creencia o fe superficial en Cristo. Nunca había una conversión real. En vez de decir que la persona perdió la salvación decimos que nunca la tuvo. B. ¿Perder Salvación o Las Recompensas? [1 Corintios 3:15; 9:27; Colosenses 1:21-23]. Muchos de los pasajes citados no tienen que ver con perder la salvación (vida eterna) sino con perder las recompensas o su ministerio. Todo cristiano será juzgado por sus obras para determinar qué recompensas recibirá, pero no esta en juego su salvación. C. ¿Perder Salvación o La Comunión con Dios? Un creyente sí puede perder su comunión con Dios por guardar pecado en su vida (1 Juan 1:6), y ser privado de alguno de los beneficios de la salvación (por ejemplo: no poder disfrutar del fruto del Espíritu), o perder la satisfacción de un servicio cristiano efectivo. Es decir, hay consecuencias en la vida de un cristiano en pecado, pero no va a perder la vida eterna. D. ¿Perder Salvación o Ser Disciplinado por Dios? [Juan 15:2; 1 Corintios 11:29-32; 1 Juan 5:16]. Un creyente verdadero “descarriado” será castigado o disciplinado por Dios, aún posiblemente con la muerte física si es necesario, pero nunca perderá la salvación espiritual. La disciplina por parte de Dios es una prueba de ser hijo de Dios (Hebreos 12:5-11). E. ¿Pecar o Practicar el Pecado? 1 de Juan es muy claro en darnos la diferencia entre pecar (lo que hace todo cristiano) y practicar el pecado (lo que hacen los no creyentes). Pero nosotros no podemos ser jueces en determinar cuando una persona está pecando y cuando está practicando el pecado. Solo Dios puede saber si la persona es o no es salva. La posición nuestra en esos casos es dudar la salvación de la persona y exhortarla a cambiar su vida. Pero no podemos decir que la persona perdió su salvación. F. ¿Salvación o Santificación? [Filipenses 2:12] Hay versículos que hablan acerca de nuestra participación en nuestra santificación y no está hablando de ganar o perder la salvación. ¿Cuál es la responsabilidad del creyente después de ser salvo? Filipenses 2:12, “Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.” Necesitamos hacer fructífera la salvación que tenemos. Esto es tener una vida de obediencia a la voluntad de Dios. Hay tres maneras de ver nuestra salvación basado en el tiempo: pasado, presente y futuro. Fui salvo de la culpa y pena de mis pecados (redención), estoy en el proceso de salvo del poder del pecado en mi vida diaria (santificación), y seré salvo de la presencia del pecado (glorificación). La santificación significa que todavía lucho con mis pecados. G. ¿Qué dice el Contexto? [Ezequiel 33:7-9; Deuteronomio 28; 2 Pedro 2:1–22; Judas 17-19]. Todo versículo ha de ser tomado en su contexto. Sin embargo vemos muchos pasajes tomados fuera de su contexto para decir que se puede perder la salvación. No debemos tomar versículos que se refieren al antiguo pacto bajo la ley, ni los que hablan de maestros falsos de los últimos días. Trate de ver el propósito del autor al escribir ese versículo. ¿Qué quería enseñar? Vea el contexto de Mateo 24:13, “Pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo.”[LBLA]. “Pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.” [NVI]. Este versículo tiene que ver con el tiempo de la Gran Tribulación en el futuro, entonces no es para nosotros aplicarlo en este tiempo. También, el contexto habla de resistir la persecución con la esperanza de la liberación de los enemigos. Así que este texto se refiere a los que van a sobrevivir la tribulación y serán rescatados por Jesucristo en su segunda venida. 44

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Perseverar [jupomeno, 5278] = morar bajo, significa quedarse en un lugar en vez de abandonarlo, quedarse atrás, - sufrir con valentía y confianza (p.ej., Hebreos 12:2, 3, 7), sugiriéndose perseverancia bajo condiciones penosas. Vea también Santiago 1:12; 5:11; 1 Pedro 2:20. H. ¿Qué es la Apostasía? [2 Tesalonicenses 2:3; 1 Timoteo 4:1, 2] Apostatar [afistemi, 868] = mantenerse apartado, apartarse de, alejarse Vea el uso de esta palabra en los siguientes versículos. Lucas 2:37; 4:13; 8:13; 13:27; Hechos 5:37, 38; 12:10; 15:38; 19:9; 22:29; 2 Corintios 12:8; 1 Timoteo 4:1; 6:5; 2 Timoteo 2:19; Hebreos 3:12. Apostasía [apostasía, 646] = apartamiento, revuelta, apostasía, el abandono y rechazo de la fe. En los papiros se usa políticamente de los rebeldes. Esta palabra es usada solo dos veces en el Nuevo Testamento: Hechos 21:21; 2 Tesalonicenses 2:3. ¿Qué significa apartarse de o abandonar la fe? Muchos quieren decir que significa perder la salvación, pero eso iría contra la enseñanza bíblica acerca de la seguridad de nuestra salvación que hemos estudiado aquí. ¿Puede un verdadero cristiano apartarse y llegar a rechazar ser hijo de Dios? Aún el hijo pródigo nunca rechazó ser hijo de su padre. Y aunque se apartó de su padre por un tiempo, regresó arrepentido. Así hacemos una diferencia entre apostasía y descarriarse. Dios disciplina a aquel que es un verdadero hijo para que se arrepienta, pero abandona a la apóstata y le quita toda posibilidad de arrepentimiento y salvación (Hebreos 6:1-6; 10:26-31). Debemos hacer una diferencia entre la apostasía y la ignorancia o la cadencia de conocimiento y la herejía, la cual es un conocimiento equivocado (2 Timoteo 2:25, 26). El hombre puede ser salvo de su ignorancia, pero no de la apostasía. La apostasía se caracteriza por un rechazo voluntario y deliberado de la deidad de Cristo (1 Juan 2:22, 23; Judas 4), y su muerte expiatoria (Filipenses 3:18; 2 Pedro 2:1; Hebreos 10:29). Conclusión Muchas personas piensan que si no se puede perder la salvación, entonces eso da licencia para pecar, diciendo que no importa lo que haga.2 Eso es un concepto falso de lo que significa la salvación. La salvación es para vivir una vida de santidad delante de Dios. El propósito de nuestra salvación es glorificar a Dios. Si alguien dice que no le importa pecar, entonces, yo dirá, “Usted, entonces, no es un cristiano.” Un verdadero hijo de Dios va a tratar de agradar a Dios con su vida. La seguridad de la salvación no descansa en ningún mérito nuestro ni en nuestra capacidad, porque es solo por la gracia y obra completa de Dios que somos salvos. En Cristo hemos recibido el perdón de los pecados, la justificación y una nueva naturaleza por medio del nuevo nacimiento por la fe. Sólo la fe verdadera nos salva, y nos salva eternamente. Cristo es nuestro escudo, defensor, refugio, fortaleza y Salvador. El no nos dejará ni nos abandonará, sino que estará con nosotros eternamente. Por supuesto, hay muchos con una fe fingida, falsa o muerta y el tiempo lo mostrará. Juan 6:66, “Como resultado de esto muchos de sus discípulos se apartaron y ya no andaban con El.”; 1 Juan 2:19, “Salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron, a fin de que se manifestara que no todos son de nosotros.” Aunque Dios disciplina todo hijo verdadero que está viviendo en pecado (Hebreos 12:3-15), El nunca va a condenarlo, porque Cristo, nuestra justicia, llevó nuestros pecados y está en el cielo intercediendo por nosotros. Nuestra condición delante de Dios no está basada en nosotros mismos sino en la obra del Dios Trino, pero cada hijo de Dios fue creado para buenas obras. Debemos ser hijos obedientes. 1 Juan 2:28, 29, “Y ahora, hijos, permaneced en El, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no nos apartemos de El avergonzados en su venida. 29Si sabéis que El es justo, sabéis también que todo el que hace justicia es nacido de El.” 2 Timoteo 1:12, “Por lo cual también sufro estas cosas, pero no me avergüenzo; porque yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día.” La secta “Creciendo en Gracia” predica una forma de gracia que promueve abiertamente el pecado. Al enseñar que los cristianos no tienen pecado ni cometen pecado, sino solamente cometen “faltas”, es promueve el libertinaje. 2

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10. El Ayuno Bíblico Introducción El propósito principal de este ensayo sobre el ayuno es doctrinal, para dar los ejemplos, patrones, principios y normas que encontramos en la Biblia para entender lo que es normativo en contraste con lo que es de la experiencia humana. No podemos sacar nuestra doctrina sobre el ayuno basado en las experiencias humanas sino en lo que haya sido establecido por Dios. La práctica cristiana del ayuno en cuanto a: si debo o no debo ayunar, ¿por qué ayunar?, ¿cuántas veces debo ayunar?, ¿por cuánto tiempo debe ser cada ayuno?, etc. tiene que tomar en cuenta primero lo que la Biblia establece. Jamás la intención aquí es para decir que no se debe ayunar, sino establecer claramente lo que la Biblia habla acerca de esta práctica. ¿Qué fue un ayuno bíblico y por qué lo practicaban? ¿Qué era necesario hacer en un ayuno? La idea es separar lo que el hombre ha hecho (las prácticas religiosas) a través de la historia humana con lo que Dios establece como norma espiritual. Es decir, la práctica no hace la norma, sino las normas vienen por principios bíblicos. Esto también implica que no podemos sacar principios de las prácticas de los hombres paganos descritos en la Biblia. El ayuno del pueblo pagano de Nínive no es un ejemplo para el creyente, sino una muestra de la práctica entre ellos. Dios no les dijo que debieran ayunar, era la reacción normal para ellos hacia la amenaza del juicio de parte de Dios. ¡Qué Dios nos ayude a practicar el verdadero ayuno bíblico! El Origen del Ayuno: El origen exacto del ayuno es desconocido, ha existido desde la antigüedad, aún antes de escribir el Antiguo Testamento, y es practicado en la mayoría de las religiones y culturas del mundo como una disciplina religiosa obligatoria (ascetismo) o una simple práctica por motivos políticos (protestas) o físicos (dietas). Siempre ha sido parte de la vida ascética para la perfección espiritual y considerado como una de las disciplinas espirituales para los cristianos. Todos tienen sus normas y principios acerca de cómo practicarlo. Entonces, el ayunar no es exclusivamente una práctica judía/cristiana. No hay evidencia bíblica que Dios haya dado el origen del ayuno. Además era y todavía es un acto normal durante tiempos de gran dolor o pesar, de ahí llegó a simbolizar luto, duelo o lamentación junto con el cilicio y la ceniza. El testimonio bíblico muestra que era practicado por muchas culturas, incluyendo el pueblo judío. En las religiones paganas, el ayuno es una forma de aplacar la ira y los celos de los dioses. Muchas veces hoy, el ayuno que practica los cristianos es simplemente un ayuno pagano en vez de bíblico, porque lo usan para ganar favores materiales de Dios. Así que, reconocemos que el ayuno es y ha sido una práctica común humana sin que haya sido un mandato expreso de Dios. Aclaraciones Sobre una Definición del Diccionario Común: ! “La abstención de toda comida por un tiempo específico. A veces incluyendo abstención de agua.” ! “Privarse de algún gusto o deleite, mortificación religiosa (aflicción del cuerpo).” Nota: Vemos que la primera definición nos dice que “a veces incluyendo abstención de agua”. Es verdad que a veces el ayuno es acompañado por no tomar agua, pero eso no es la definición del ayuno; el ayuno en sí es no comer por un tiempo definido. Es verdad que a veces junto con el ayuno se usaba ceniza, el cilicio, la oración, el flagelo, no dormir, no tomar agua, etc. Así pues, es posible añadir muchas cosas más al ayuno. La segunda definición del diccionario muestra que la palabra “ayuno” ha llegado a tener un significado más amplio de lo encontramos en la Biblia. El significado bíblico (basado en los ejemplos) implica la abstinencia total de comida por un periodo determinado. Para no confundir términos bíblicos, no debemos emplear la palabra “ayuno” a otras “abstinencias”, por ejemplo, un ayuno sexual, un ayuno de ver televisión, un ayuno de jugar fútbol, o un ayuno de cierta clase de comida. Algunos emplean la palabra ayuno al abstenerse de comida sólida, permitiéndose comer jugos (intencionalmente puse comer jugos en vez de beber jugos, porque tomar jugos es simplemente comer comida líquida). Pregunto: ¿Es un ayuno siempre y cuando no tenemos que masticar? Que tal si decidimos no comer carne ni beber vino, sino solo verduras y agua, ¿es un ayuno? No. Llamar a estos ejemplos “ayuno” simplemente es abusar de un término y carece de sentido bíblico. Aquí quiero que entendamos la diferencia entre privarse o abstenerse de algo, sacrificar algo, disciplinarse, tomar la cruz, etc. Todas estas cosas son importantes y valederas para el cristiano, pero no es el verdadero ayuno bíblico. Tenemos que precisar nuestro uso de la palabra. Ayunar es no comer. Tampoco es posible hablar de un ayuno parcial, comemos o no comemos, no puede ser un hambre parcial Si decidimos comer menos, está bien, pero no lo llame un ayuno. Hemos perdido el verdadero significado y aplicación del uso del ayuno. 46

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Palabras son instrumentos poderosos que escritores usan para transmitir información. Por el hecho que palabras evocan imágenes mentales, es importante tener definiciones claras para los términos que empleamos. Palabras bíblicas conllevan aún mayor peso por el hecho que son reveladas e inspiradas por Dios. Esto significa que tenemos que emplear una cuidadosa consideración de su definición y su aplicación. Aqui, el problema es aún mayor en su aplicación para la vida del cristiano. Cuidado en aplicar ejemplos de los paganos y de los fariseos hipócritas. Entonces, ¿qué imagen viene a la mente al escuchar la palabra, “ayuno”? Puede ser diferente para diferentes personas dependiendo de su trasfondo cultural o religioso. Así que, necesitamos conocer el uso de esta palabra primero bíblicamente, es decir, ¿cómo emplea la Biblia esta palabra?, porque nosotros podemos decir que hay un ayuno bíblico y hay un ayuno cristiano, hay el ayuno budista y el ayuno mulsumán, etc. A través de la historia cristiana ha habido diferentes conceptos sobre el ayuno, a veces negando el ayuno por un lado, o teniendo el ayuno como obligación por el otro. Para muchos, el ayuno simplemente ha llegado a ser un rito religioso sin sentido bíblico. Nosotros necesitamos primero conocer bien el uso del ayuno por el pueblo de Dios en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, para luego hacer una aplicación a nuestra vida de hoy. Por esa razón el enfoque aquí es “El Ayuno Bíblico”. Proposición: Una Definición del Ayuno Bíblico El ayuno bíblico es la abstinencia voluntaria de comida por un propósito espiritual. Esta es la única clase de ayuno que la Biblia propone. Vemos que tiene que tener un propósito específico y por razones espirituales. La pregunta para hacerse: ¿Por qué voy a ayunar? Tenga razones correctas y bíblicas. La idea no es ayunar por ayunar. No debemos ayunar simplemente porque hoy es jueves y siempre ayuno los jueves, es una mala razón por ayunar. Hay un peligro muy grande al ayunar con regularidad o por simple costumbre – se pierde el propósito correcto. Llega a convertirse en un rito sin sentido, por religiosidad e hipocresía. Debemos ayunar solo cuando tenemos una razón específica y sentimos una profunda necesidad. Vea los ejemplos bíblicos. ¿Cuándo y por qué ayunaron? Nota: El simple hecho que fulano ayunó en dado momento y por X razón no significa que es una norma o principio para seguir. ¿Es principio, o es cultural y ocasional? Duración y Tipo: El ayuno podría durarse de las horas diurnas (12 horas del día) (Jueces 20:26; 1 Samuel 7:6; 2 Samuel 1:12, 3:35), por una noche (Daniel 6:18-24 - un rey pagano); por tres días (Ester 4:16, Hechos 9:9); por siete días (1 Samuel 31:13 - de luto); por 14 días (Hechos 27:33, 34 - paganos en peligro de vida), y hasta los 40 días (ej. Moisés, 2 veces; Elías y Jesús). [Hubo una persona (no de la Biblia) que duró (bajo circunstancias muy ideales) hasta los 90 días. Pero debemos preguntarnos, ¿por qué? o ¿para qué? ¿Con qué fin lo hizo? Hay muchos cristianos hoy que buscan ayunar 40 días o más. ¿Por qué? ¿Por qué buscan imitar el ejemplo de Moisés, Elías y Jesús, quienes no lo hicieron como costumbre sino bajo unas circunstancias muy especiales e únicas? Moisés lo hizo simplemente porque estaba en el Monte de Sinaí con Dios, pero en su vida común, no hay evidencia bíblica que lo practicaba así constantemente. Elías, también lo hizo una sola vez por razones muy particulares y milagrosamente, pero no lo tenía como costumbre hacerlo. Jesús lo hizo una sola vez, porque fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por Satanás. No hay ninguna mención después de que haya vuelto a ayunar. Luego no hay testimonio bíblico que los apóstoles hayan ayunando por tiempos largos y siempre era por un propósito específico. No hay testimonio bíblico de que ellos ayunaban constantemente. Eran momentos muy específicos. El ayuno, históricamente, podría ser sin comida y bebida por algún tiempo específico, o ser la abstinencia de comida pero no de agua (Esdras 8:21); abstinencia de día pero no de noche (2 Samuel 1:12). Creo que a menos que la Biblia diga que fue sin agua (Esdras 10:6 - pero no especifica por cuanto tiempo; Deuteronomio 9:9), el ayuno normal solo consistía en la falta de comida. Es decir, que el ayuno consiste en privarse de comida. Privarse de agua no es parte normal del ayuno, porque entonces sería necesario privarse de agua todas las veces que se hace ayuno. Es obvio por el contexto que el ayuno de Jesús fue sin comida pero no sin agua. Después de los 40 días, “Tuvo hambre” y la tentación de Satanás era de convertir las piedras en pan. No hay nada para darnos a entender que también tuvo sed. El cuerpo humano no puede resistir tanto tiempo sin agua, especialmente en un desierto. Tenga cuidado en privarse de agua, puede dañar la salud o aún causar la muerte. 47

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Nota: En el caso de Daniel 10, no se llama específicamente un ayuno porque un ayuno es estar sin comida. “Pasé tres semanas como si estuviera de luto.” Daniel 10:2 [NVI]. Daniel 10:2, 3, “En aquellos días, yo, Daniel, había estado en duelo durante tres semanas completas. 3No comí manjar delicado ni entró en mi boca carne ni vino, ni usé ungüento alguno, hasta que se cumplieron las tres semanas.” [LBLA]. Es difícil usar este ejemplo como si fuera un ayuno parcial, y la Biblia no lo llama un ayuno tampoco. Compare esto con las palabras de Jesús en cuanto a como debemos ayunar, Mateo 6:17, 18, “Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” Entonces, está bien hacer estas cosas cuando es por duelo y luto, pero no para un ayuno bíblicamente aprobado. Razones por las cuales algunos practicaron el ayuno: 1. Falta de comida: un ayuno forzado - les tocó, no había comida (Mateo 15:32; Hechos 27:21, 31-36). Entonces no fue por motivos religiosos ni espirituales. Mucha gente hacen estos ayunos forzados sin querer. 2. Falta de apetito por las emociones (1 Samuel 1:8,18; 20:34; 2 Samuel 1:11,12). No quiere comer. 3. Huelga de hambre (la cual no es bíblico). No comer como protesta. 4. Motivos religiosos a. Arrepentimiento 1) El “afligir el alma” (Levítico 16:29, 31; 23:27-32). La Nueva Versión Internacional [NVI] traduce esta frase con “ayunarán” cuando el original no lo dice, y no necesariamente era la misma cosa. La Biblia de las Américas [LBLA] dice, “humillaréis vuestras almas”. Es interesante que la NVI en inglés usa la expresión “negarse a sí mismo”. Compare con Salmo 35:13 y Isaías 58:3. Así que es más cuestión de actitud (es del alma) que simplemente pasar hambre. Esto es el único caso obligatorio por parte de Dios, y eso que sea una sola vez al año. 2) Humillarse por medio de negarse como expresión correcta del arrepentimiento (1 Samuel 7:6; 2 Samuel 12:15,16). En el caso de Nínive, es un pueblo pagano que lo hace, (Vea Jonás 3:5-9), Dios no dijo que el pueblo de Nínive ha de ayunar para escapar Su juicio, era decisión propia del rey de Nínive. Dios miró el corazón y vio que eran sinceros en su arrepentimiento. El pagano piensa aplacar la ira de sus dioses por medio del ayuno. Pero Dios ve el corazón. b. Acompañar la oración (2 Samuel 12:16-23; Salmo 35:13,14; Hechos 1:4-11). La oración (mayormente la confesión de pecados) era parte integral con el ayuno. c. Devoción a Dios, el servicio a Dios (Esdras 8:21; Hechos 13:1, 2). d. Buscar la voluntad de Dios (Hechos 13:2-3; 14:23). Es importante ver que tenemos solo dos ejemplos que el ayuno fuera parte de la búsqueda de la voluntad de Dios. Pero algunos toman esto para decir que el cristiano tiene que o por lo menos, debe de ayunar al buscar la voluntad de Dios. Nuevamente, la práctica no hace la norma. Es simplemente el sentir de ellos en el momento. No encontramos a Pablo ayunando para saber si debiera o no seguir la visión del hombre de Macedonia. 5. Provocado por gran peligro (Esdras 8:21-23; Ester 4:13-16). ¿Quién les mandó ayunar? 6. Beneficios físicos (no se menciona bíblicamente). Muchas personas usan el ayuno como parte de un programa de salud sin un motivo religioso, es decir, un ateo puede ayunar. Debemos separar lo que es un verdadero ayuno bíblico y el privarse de comida. No vamos a discutir los beneficios físicos de abstenernos de comida por un tiempo específico porque eso no es la intención de este estudio. Así que, debemos notar la diferencia entre lo que es un mandato de Dios y lo que es una práctica de los hombres. Hay muchos ejemplos bíblicos de personas que hicieron ayunos, pero sin que sean por obligación o mandato de Dios. Algunas Aclaraciones y Conclusiones: 1. Por no ser un mandato de Dios, no es una obligación cristiana; es decir, no es un principio o norma establecida por Dios. No hay ningún mandato específico para el creyente diciéndole que deba ayunar. No podemos decir que es una práctica igual de importancia como la oración, porque la oración vez tras vez es un mandato de Dios; más bien el ayuno siempre era voluntario, resultado de un estado mental humano, que lo llevaba a ayunar. La única mención de algo parecido (y eso del Antiguo Testamento) es cuando Dios mandó a Israel a “afligir el alma” anualmente en el día de la Expiación como una demostración de angustia por el pecado (Levítico 16:29-31; 23:2748

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29; Jeremías 36:6) - es decir, una vez al año. Pero aún así no fue llamado por Dios un ayuno. Y esto llegó a ser una práctica sin sentido para la mayoría de los judíos (Zacarías 7:5, 6). Entonces una gran parte de los textos bíblicos es para corregir el mal uso del ayuno en vez de exigirlo. La Biblia presupone que el hombre va a ayunar (voluntariamente), así exige que sea de corazón y no hipócritamente, pero nunca manda a hacerlo, sino cómo hacerlo. 2. Aparte de un arrepentimiento nacional o de emergencia nacional (2 Crónicas 20:3; Joel 1:14; 2:12,15; Esdras 8:21, 23; Ester 4:16; 9:31) o en el caso mencionado arriba; el ayuno en el Antiguo Testamento siempre era individualmente practicado según su propio parecer o necesidad. Nuevamente, siempre eran ocasionales, no hay evidencia que lo practicaban con regularidad. 3. El ayuno durante el tiempo de Jesús llegó a ser sólo una observancia religiosa y legalista por parte de los fariseos para mostrar su piedad hipócrita. Era más importante para ellos ayunar que ofrecer sacrificios o dar limosnas. El ayuno debe ser acompañado con obediencia a Dios y amor a otros (Isaías 58:3-9; Lucas 18:10-12). Según Jesús el ayuno debe ser practicado en secreto (Mateo 6:16-18); sin severidad (austeridad) o rigidez (Mateo 6:16); sin hipocresía (Mateo 6:16; Lucas 18:12); voluntario, sin imposición (Mateo 6:16; Marcos 2:18-20). ¿Al ayunar, estamos cumpliendo las normas de Cristo? 4. ¿Qué del mismo ayuno que hizo Jesucristo? (Mateo 4). Algunos han sacado una multitud de conjeturas de este ayuno de 40 días cuando la Biblia solo nos dice que fue llevado al desierto por el Espíritu Santo para ser tentado por el diablo. No fue necesariamente con el propósito de ayunar. ¿Por qué Satanás esperó los 40 días antes de venir a tentarlo. ¿Lo quería bien derrotado físicamente? ¿Venció a Satanás por haber ayunado? ¿Es esto un caso de ayuno forzado, o tenía Jesús una razón especial para ayunar? ¿Jesús sintió una necesidad de ayunar antes de comenzar su ministerio? ¿Su ayuno fue para prepararlo para el ministerio? Así, entonces, ¿debe todo ministro ayunar 40 días antes de comenzar su ministerio? Esa conclusión sería un abuso de las Escrituras cuando no sabemos cuál fue la intención del Espíritu para este ayuno. 5. Luego Jesús nunca ordenó a sus discípulos ayunar, incluso dijo que mientras El estaba presente con ellos no era apropiado ayunar (Marcos 2:18-22). Sin embargo, Jesús reconoció que llegaría el día cuando sus discípulos sentirían la necesidad de ayunar (vea también Mateo 6:16), pero no los obligó a hacerlo. Entonces vemos dos casos cuando practicaban el ayuno (Hechos 13:2-4; 14:23). ¿Llegó a ser costumbre de ellos? ¿Con qué regularidad ayunaban? 6. No debemos usar Marcos 9:29 y Hechos 10:30 como textos sobre el ayuno porque carecen de legitimidad textual. Compare la Reina Valera con La Biblia de las Américas, “Y El les dijo: Esta clase con nada puede salir, sino con oración.” Marcos 9:29, es decir entonces, que el ayuno bíblico no era para sacar demonios o hacer liberaciones. Jesús no lo hizo ni los apóstoles cuando tuvieron que enfrentar a los demonios. Hechos 10:30, “Y Cornelio dijo: A esta misma hora, hace cuatro días, estaba yo orando en mi casa a la hora novena; y he aquí, un hombre con vestiduras resplandecientes, se puso delante de mí.” Estos versículos no mencionan “ayuno” como lo hace la Reina Valera. También, el versículo, Mateo 17:21, fue excluido en la Nueva Versión Internacional por la misma razón. 7. Las Epístolas no dan ninguna ordenanza en cuanto a la práctica del ayuno; es decir, si se debe o no hacerlo; ni dice cómo debe hacerlo. Aún es debatido si los ayunos de Pablo eran voluntarios o forzados por las circunstancias (Hechos 27:9, 33-35; 2 Corintios 6:5; 11:27). Si estos ayunos eran voluntarios, Pablo no tiene por qué quejarse de algo que supuestamente quiso hacer voluntariamente. 8. Debemos distinguir entre los beneficios físicos y los espirituales del ayuno. Si queremos ayunar como parte de nuestra dieta y estado físico está bien, pero la Biblia ni contempla esto como parte del propósito del ayuno. Hoy en día personas hablan mucho de los beneficios físicos del ayuno, en permitir el cuerpo un descanso fisiológico y para restaurarle la salud, pero debemos hacer una distinción entre la razón física y de los principios bíblicos en cuanto al ayuno para razones espirituales. Nota: Yo creo que la gente bíblica nunca encontró la necesidad de ayunar por razones físicas porque su dieta no contenía tanta chatarra como hoy día. Tenían una dieta más saludable. Cuando Daniel propuso en su corazón no comer de la mesa del rey, él no lo hizo para ayunar, sino porque para él era una cuestión moral, de conciencia, basado en sus convicciones sobre esa clase de comida y las 49

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normas establecidas por la Ley de Moisés. Nuevamente, no era un ayuno, porque él comía muy bien de otra comida. Los Peligros y Malos Entendidos sobre el Ayuno (o El Mal Uso del Ayuno) 1. Que es una penitencia por el pecado. Es posible usar el ayuno como parte de una disciplina espiritual, pero no es espiritual por el simple hecho de ayunar, sino por la disposición del corazón. El que ayuna y él que no pueden ser igualmente espirituales. Lo importante es la confesión de pecado. 2. Que uno puede recibir favores de parte de Dios al ayunar (como chantaje o palanca). No es una manera de obligar a Dios para responder a nuestras peticiones, sino para mostrar nuestra sinceridad en buscar la voluntad de Dios. El ayuno no es para conseguir cosas materiales, sino para glorificar a Dios. 3. Que es obligatorio o necesario practicarlo con regularidad. Es decir, que llegue a ser un rito o práctica habitual sin sentido, el legalismo fariseático. La Biblia habla de casos de ayuno, (en momentos de gran dolor o pesar espiritual, o en la búsqueda de Su voluntad), pero sin mostrar que fue una práctica constante o habitual en sus vidas. Descartando obviamente a las prácticas religiosas de los fariseos. ¿Cuántas veces ayunaban los apóstoles? ¿Basado en qué principio bíblico creemos que se debe ayunar constantemente como una práctica religiosa? Vea la diferencia entre el ayuno y la oración en cuanto a la enseñanza bíblica. Debemos orar sin cesar, ¿hay algún mandato así sobre el ayuno? 4. Que llega a ser simplemente una autodisciplina rígida (por efectos físicos no espirituales) o por el ascetismo. La influencia del ascetismo ha afectado la doctrina sobre el ayuno en la iglesia cristiana. Debemos volver a los principios bíblicos. Para muchos el ayuno es como subir de rodillas a un santuario especial con la intención de: buscan favores, cumplir una promesa o por simple ritualismo. 5. Que es simplemente ir sin comida por largos tiempos. El ayuno bíblico no es simplemente la privación de alimentos. Tiene mucho que ver con nuestra actitud y motivos, con el corazón. Tal vez por esa razón se habla de “afligir el alma” o “humillaréis vuestras almas”. Un ayuno bíblico fue acompañado con el descanso físico, el arrepentimiento y la oración. El ayuno sin oración no me parece ser un ayuno bíblico. Ayunar todo un día mientras sigue en su trabajo normal no es un ayuno bíblico sino una simple depravación de alimentos. Esto no trae ningún beneficio espiritual. Debemos usar el ayuno para poder dedicar más tiempo a la confesión, la oración, y la búsqueda de la voluntad de Dios, y no para un simple aguantar de hambre. Nota: podemos orar sin ayunar, pero o podemos ayunar bíblicamente sin orar. Dos Observaciones: 1. Los judíos comenzaron a observar 4 ayunos anuales durante el cautiverio babilónico aparentemente sin autorización divina. Y la voz divina profética decía que sus ayunos anuales se convertirán “en gozo y alegría, y en festivas solemnidades” (Zacarías 8:19, comparar con 7:3-10). ¿Cuándo iba a suceder esto? 2. Los judíos legalistas durante el tiempo de Jesús llegaron a ayunar religiosamente 2 veces a la semana, los lunes y los jueves, (Lucas 18:12) como parte de sus buenas obras. El hombre siempre busca ser religioso en vez de tener una relación personal con Dios. Muchas personas tratan de calmar su conciencia o sentirse más espiritual haciendo ayunos en vez de tener una relación personal con Dios a través de Cristo. Posibles beneficios espirituales del ayuno bíblico dependiendo de nuestra actitud, disposición y relación con Dios: 1. Durante el ayuno bíblico y espiritual muchas personas encuentran que las facultades mentales y espirituales son más alertas y sensibles al Espíritu de Dios. Les permite enfocarse más en lo espiritual, buscando servir a Dios. Cualquier cosa que realmente me hace acercar más a Dios es útil. 2. El ayuno tiene el enfoque de profundizar nuestra humildad. Muchas veces vemos la humillación junto con el ayuno (Esdras 8:21; Salmo 35:13). 3. El ayuno intensifica nuestra concentración en la oración. La intercesión parece ser más fácil y efectiva. 4. El ayuno puede darnos mayor determinación de seguir orando sin distracción. Uno dispone más tiempo para la oración. 5. Se puede manifestar su arrepentimiento a Dios (Jonás 3:5) [si se hace de corazón]. 6. Crea autodisciplina y dominio propio sobre los deseos carnales. Entonces la persona con problemas de gula tal vez podría beneficiar de un ayuno con oración. 7. Mateo 6:16-18. Si se hace correctamente, recibirá recompensa de Dios. 50

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Conclusión: No veo que el ayuno haya sido establecido (ordenado) por Dios, sino es una práctica humana, no importando la religión de la persona: sea cananeo, asirio, persa, budista, musulmán o cristiano. Lo que sí vemos claramente en la Biblia es la forma correcta de hacerlo, es decir, las exhortaciones contra el mal uso del ayuno o la forma en que lo hace. Dios no prohibe el ayuno; El reconoce que el hombre lo va a practicar, pero sí busca que lo haga con un verdadero propósito espiritual. Tampoco vemos que era una costumbre habitual (constante) de la gente piadosa; la mayoría de los ejemplos bíblicos fueron ocasiones muy específicas y esporádicas y por motivos especiales (así como luto o arrepentimiento o por no haber comida). ¿Cuántas veces en sus vidas ayunaron Abraham, Moisés, David, Isaías, Jesús, Juan, Pedro, Pablo, etc.? ¿Es correcto tomar normas y principios de los ejemplos bíblicos? Por ejemplo, por el hecho que David ayunó por su hijo moribundo - quien Dios había dicho que moriría, entonces cada vez que se enferma mi hijo ¿debo ayunar? Recuerde que el niño murió como castigo de Dios por el pecado de David. El ayuno no cambió la voluntad de Dios. Pero David mostró su arrepentimiento sincero, se afligió su alma delante de Dios. Vemos su sinceridad por medio del Salmo 51. Si alguno siente el deseo o la necesidad de ayunar por una necesidad espiritual específica, hágalo, pero sin hipocresía, con toda humildad y arrepentimiento. Hágalo por un propósito específico. No use el ayuno para buscar ganarse favores de Dios especialmente favores materiales. Recuerde que Dios condenaba a las personas que lo hacían por religiosidad. Todos hacemos un ayuno diario, por esa razón en la mañana se llama desayuno. ¿Pero eso es lo que la Biblia dice ser un ayuno? Dos o tres horas sin comer tampoco es un ayuno, si fuera así estaríamos ayunando todos los días entre el desayuno y el almuerzo y luego entre el almuerzo y la comida. Me parece que el ayuno practicado en la Biblia era mínimo 12 horas con el propósito específico de pasar de largo una comida normal, es decir, sin comer nada. Menos de eso, no era considerado un ayuno. Recuerde que la Biblia da una historia de las personas que hicieron ayunos en diferentes momentos de su vida. La Biblia claramente muestra que el hombre ya a ayunar en ciertos momentos, pero la pregunta primordial para este estudio es si la Biblia dice que el cristiano debe ayunar, o simplemente puede, si desea hacerlo. Creo que no es un verdadero ayuno si sentimos obligados a ayunar, o creemos que Dios solo contesta nuestras oraciones si ayunamos. Lo importante es el corazón, no el aguantar de hambre. Pero si el hambre nos ayuda a enfocarnos más en Dios y consagrar más nuestra vida, entonces hágalo. Así que, lea los versículos bíblicos acerca del ayuno y pregúntese de lo que Dios quiere en cuanto al ayuno. Los Pasajes Bíblicos sobre el ayuno Como parte de este estudio, observe en los versículos siguientes, pero también en sus contextos, si el ayuno: 1) fue declarado por Dios; 2) fue de voluntad propia espontáneamente por una razón especial; 3) fue un orden del líder del pueblo, 4) fue simplemente por tradición humana, o 5) acto de una cultura pagana. Hágase estas preguntas al leer los textos: ¿Cuáles son las circunstancias que lo provocó? ¿Era por costumbre cultural? ¿Cuántas veces fue por motivo de arrepentimiento de pecados cometidos, o por alguna tragedia personal o nacional? ¿Cuántas veces dice Dios que lo estaban haciendo mal o que no le agradaba a El? ¿Cuántos textos describe la manera de ayunar? ¿Debo ayunar sin agua, con agua, con jugos? ¿Cuántas horas sin comida es un verdadero ayuno? ¿En cuáles casos el ayuno fue forzado por la escasez de alimentos y no por propósito voluntario o religioso? Jueces 20:26, “Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.” 1 Samuel 7:6, “Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado.” 1 Samuel 31:13, “Y tomando sus huesos, los sepultaron debajo de un árbol en Jabes, y ayunaron siete días.” 2 Samuel 1:12, “Y lloraron y lamentaron y ayunaron hasta la noche, por Saúl...” 2 Samuel 12:16, 21-23 “Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra.” Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y 51

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muerto él, te levantaste y comiste pan. Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quien sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” 1 Reyes 21:9, “Y las cartas que escribió decían así: Proclamad ayuno, y poned a Nabot delante del pueblo.” [vea el contexto] 21:27, “Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado.” 1 Crónicas 10:12, “Se levantaron todos los hombres valientes, y tomaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos, y los trajeron a Jabes; y enterraron sus huesos debajo de una encina en Jabes, y ayunaron siete días.” 2 Crónicas. 20:3, “Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.” Esdras 8:21, 23, “Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes...23Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.” Esdras 10:6, “Después se levantó Esdras de delante de la casa de Dios y entró a la cámara de Johanán, hijo de Eliasib. Aunque entró allí, no comió pan ni bebió agua, porque hacía duelo a causa de la infidelidad de los desterrados.” Nehemías 1:4, “Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.” 9:1,2, “El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí...confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.” Ester 4:16, “Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.” Salmo 35:13, “Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno.” 69:10, “Lloré afligiendo con ayuno mi alma, Y esto me ha sido por afrenta. Puse además cilicio por mi vestido, y vine a serles por proverbio.” [vea el contexto] 109:24, “Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno, y mi carne desfallece por falta de gordura.” Isaías 58:3-6, “¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto....” [Lea todo el capítulo.] Jeremías 14:12, “Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrenda no lo aceptaré, sino que los consumiré con espada, con hambre y con pestilencia.” 36:9, “...que promulgaron ayuno en la presencia de Jehová a todo el pueblo de Jerusalén y a todo el pueblo que venía de las ciudades de Judá a Jerusalén.” Daniel 6:18, “Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño.” [un rey pagano también ayunaba] 9:3,4, “Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo...” [Si vamos a tomar esta práctica de Daniel sobre el ayuno como norma para el cristiano, entonces también debemos usar el cilicio y la ceniza.] Joel 1:14, “Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová.” 2:15, “Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea.” Jonás 3:5-10, “Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos....” [Un rey pagano proclamó el ayuno para todo el pueblo] Zacarías 7:5, “Habla a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí?” 8:19, “Así ha dicho Jehová de los ejércitos; El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz.” [Hacían 4 ayunos anuales que nunca fueron ordenados por Dios.] 52

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Mateo 4:2, “Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.” 6:16-18, “Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas...” 9:14-17, “¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?....” [Marcos 2:18-20; Lucas 5:33-39] 15:32, “Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen que comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.” [Marcos 8:2, 3] Lucas 2:37, “y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.” 18:12, “Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.” [Religiosidad] Hechos 8:8, 9, “Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada; y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco. 9Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.” [Saulo en su conversión.] 13:2,3, “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo...habiendo ayunando y orado...” 14:23, “Después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.” 27:9, 33-38, “Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba...” [Probablemente este “ayuno” es la fiesta anual de la Expiación. Entonces esto nos dice más o menos la época del año, entre finales de septiembre y comienzos de octubre. En este tiempo es peligroso navegar. En en contexto vemos que son los paganos que no comían, no Pablo. ¿Por qué no comían?] 2 Corintios 6:5, “en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos...” 11:27, “en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez...” [Vea que Pablo está hablando de sus sufrimientos por la causa de Cristo. No parece ser ayunos de agrado ni mucho más voluntarios.]

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11. Maldiciones, Bendiciones y Prosperidad Introducción ¿Cuál es nuestra posición frente a los grupos hoy que hablan tanto de las maldiciones, bendiciones y la prosperidad? ¿El cristiano debe siempre estar lleno de bendiciones físicas, financieras y riquezas materiales? ¿Podemos llegar a estar bajo alguna maldición? ¿La pobreza es una maldición? I. Analizando la Falsa Doctrina de la Prosperidad A los dos extremos hay dos pensamientos equivocados: La Teología de la Prosperidad y la Teología de la Pobreza. El primero dice que el cristiano debe ser rico y pone el énfasis en los beneficios económicos. El segundo da a entender que el cristiano debe sufrir en este mundo y sólo esperar las bendiciones espirituales en el más allá. Junto con esta teología de pobreza encontramos a personas perezosas que piensen que no hay necesidad de ser diligentes en un trabajo y proveer por sí mismo y su familia. Proverbios 10:4, 5, “Pobre es el que trabaja con mano negligente, mas la mano de los diligentes enriquece. 5El que recoge en el verano es hijo sabio, el que se duerme durante la siega es hijo que avergüenza.” Tenemos que evitar estos dos extremos y entender correctamente la posición bíblica. Los que proponen la Teología de la Prosperidad (Palabra de Fe), creen que Dios existe para servir al hombre, en lugar del opuesto. Además creen que el Espíritu Santo es un poder para realizar cualquier cosa que desea el cristiano en vez de reconocerlo como una persona que capacita al creyente para cumplir la voluntad de Dios. O por el uso de métodos como confesar audiblemente ciertos versículos bíblicos, visualizar en la mente cosas materiales que se deseen y orar pidiéndolas a Dios. O también atar y reprender espíritus que se supone impidan que vengan las riquezas. Vamos a analizar varios aspectos de esta doctrina falsa. A. Manipula a Dios por Codicia Esta doctrina falsa hace que Dios pierde Su soberanía y simplemente está a la merced del hombre. MacArthur dice: “La teología de Palabra de Fe ha vuelto al cristianismo un sistema que no difiere de las religiones humanas más bajas, una forma de vudú en el que Dios puede ser obligado, engatusado, manipulado, controlado y explotado para los propios fines del cristianismo. [Los Carismáticos, p. 265]. "Da $10 y recibirá $1000; da $1000 y recibirá $100.000...cuán grande puede ser una devolución centuplicada". "Dé una casa y recibirá cien casas, o una casa que valga cien veces la que dio. Dé un avión y recibirá cien veces el valor del avión. Dé un carro y la devolución será todos los carros que va a usar durante su vida. En resumen, que Marcos 10:30 es un tremendo negocio" – Kenneth Hagin. El único que se beneficie de una doctrina como esa es el mismo Kenneth Hagin. Ellos no proponen dar eso a los pobres y necesitados, sino a sí mismos. Pablo en 1 Corintios 16:2 dice que debemos dar ofrendas según Dios nos haya prosperado. No damos para ser prosperados sino según hemos sido prosperados. Esto da a entender que algunos tendrán poco y otros mucho. Vemos que estos grupos no tienen el sentir de Pablo. Hechos 20:33-35, “Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado. 34Vosotros sabéis que estas manos me sirvieron para mis propias necesidades y las de los que estaban conmigo. 35En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: ‘Más bienaventurado es dar que recibir.’” Filipenses 4:11-13, “No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. 12Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. 13Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” B. Propone que Llegamos a Ser Dioses Benny Hinn, Kenneth Hagin y Kenneth Copeland llegan a la conclusión de que todo cristiano es un diosito. Así entonces MacArthur dice: “De esta manera los maestros de Palabra de Fe han dispuesto a Dios y colocado a los creyentes en su lugar. De ese error básico fluyen casi todas sus otras falacias. ¿Por qué enseñan que la salud y la prosperidad son el derecho divino de cada cristiano? Porque en su sistema los cristianos son dioses que merecen esas cosas. ¿Por qué enseñan que las palabras de un creyente tienen fuerza creativa y determinativa? Porque en su sistema, el soberano es el creyente, no Dios.” [Los Carismáticos, p. 274, 275]. Obviamente basan sus creencias sobre el hecho que el hombre fue creado a la imagen de Dios, que Cristo vino a 54

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este mundo para hacerse hombre para que los hombres pudieran llegar a ser como El. Así el creyente es Cristo, y entonces somos dioses como El. Copland afirma una gran herejía cuando dijo: “Cuando leo la Biblia donde dice, ‘Yo Soy’, nada más sonrío y digo: ‘Sí, yo soy, también.’” [Citado por MacArthur, p. 272]. También basan su error sobre Salmo 82, donde dice en el v. 6 “Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos sois hijos del Altísimo.” y las palabras de Jesús en Juan 10:31-39, “Los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 32Jesús les dijo: Os he mostrado muchas obras buenas que son del Padre. ¿Por cuál de ellas me apedreáis? 33Los judíos le contestaron: No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios. 34Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: "YO DIJE: SOIS DIOSES"? 35Si a aquellos, a quienes vino la palabra de Dios, los llamó dioses (y la Escritura no se puede violar), 36¿a quien el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: "Blasfemas", porque dije: "Yo soy el Hijo de Dios"? 37Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; 38pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed las obras; para que sepáis y entendáis que el Padre está en mí y yo en el Padre. 39Por eso procuraban otra vez prenderle, pero se les escapó de entre las manos.” Estas palabras fueron dichos en burla. MacArthur nos ayuda a entender esto de esta manera: “Pero no dejemos de darnos cuenta del propósito de Jesús para escoger ese versículo. Sería familiar para los escribas y fariseos, que entendían su significado como una condenación de los malos gobernantes. Jesús estaba haciendo eco de la ironía del Salmo original [Salmo 82].” [Los Carismáticos, p. 275]. Es que en Salmo 82, MacArthur nos muestra que Dios estaba ridiculizando a los gobernantes injustos que estaban a punto de ser juzgados por su arrogancia, porque eran ellos que pensaban ser dioses. Salmo 82:7 lo aclara, “Sin embargo, como hombres moriréis, y caeréis como uno de los príncipes.” No son dioses, son hombres, y morirán. La Biblia es clara en declarar que hay un solo Dios. Es totalmente ilógico que pueda existir más que un solo Dios, porque entonces, ¿cuál es el verdadero Dios? El concepto de “Dios” es: El que es el más alto; el supremo y soberano Ser. Si hay algo más grande que Dios, entonces ese Otro tiene que ser Dios. La idea de idolatría es cuando el hombre ha colocado algo en su vida como su “dios” (cualquier cosa que tiene el primer lugar en su vida, que sea carro, casa, esposo(a), trabajo, televisión, etc.) en vez de Dios mismo. Satanás es el “dios” de este mundo, no por ser divino, sino porque se ha colocado a sí mismo como el rey y gobernante de los incrédulos. Sin embargo, Dios sigue siendo el Dios Soberano, y no puede existir otro. El ser humano es una creación de Dios, por esa razón es imposible llegar a ser un dios, es decir, divino. C. Declara que la Fe es Superior a la Voluntad de Dios Esta es otra de sus herejías, porque ellos creen que la Fe es tan poderoso que puede ir en cima de la voluntad de Dios. Ellos mantienen que es incorrecto decir, “Si es la voluntad de Dios”, porque eso implica duda o falta de fe. Citan Juan 14:14, “Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.” Es como tener una carta blanca para obrar o tener todo lo que desea. Y puedo tener según mi fe. Si mi fe es suficientemente grande, puedo pedir un avión y recibir un avión. MacArthur dice: “La fe, según la doctrina de Palabra de Fe, no es una confianza sometida a Dios; la fe es una fórmula con la que se manipulan las leyes espirituales que los maestros de Palabra de Fe creen que gobiernan el universo.” El cita las palabras de Charles Capps, “Palabras gobernadas por ley espiritual se vuelven fuerzas espirituales obrando para usted. Las palabras ociosas obran contra usted. El mundo espiritual es controlado por la palabra de Dios. El mundo natural debe ser controlado por el hombre que habla las palabras de Dios.” También, “Kenneth Hagin escribe: ‘Usted puede tener lo que dice. Usted puede escribir su propio boleto con Dios. Y el primer paso al escribir su propio boleto es: Dígalo.” [vea Los Carismáticos, p. 280-287]. Todo esto va en contra la Biblia. 1 Juan 5:14, “Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye.” Santiago 4:13-16, “Oíd ahora, los que decís: Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y pasaremos allá un año, haremos negocio y tendremos ganancia. 14Sin embargo, no sabéis cómo será vuestra vida mañana. Sólo sois un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. 15Más bien, debierais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. 16Pero ahora os jactáis en vuestra arrogancia; toda jactancia semejante es mala.” La voluntad de Dios es soberana sobre la voluntad humana. 55

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II. Entendiendo las Maldiciones Hay varias cosas que debemos tomar en cuenta para entender el concepto de las maldiciones. A. Las Maldiciones para el Pueblo de Israel Hay una diferencia muy grande entre lo que es la nación de Israel y los creyentes dentro de la nación de Israel. Siempre habían impíos y verdaderos adoradores dentro de la nación. Eso se ve por todo el antiguo testamento y los cuatro Evangelios en el Nuevo. Dios en Deuteronomio aclara a la nación de Israel de que si quería tener paz y recibir las bendiciones de Dios era necesario guardar su Ley. Si la nación como nación se apartara de los mandamientos de Dios para seguir a otros dioses, entonces la nación recibiría la maldición de Dios. Esto implica que los creyentes dentro de la nación sufriría por los pecados de la nación. Lea los siguientes versículos, pero sería aún mejor de leer todo el capítulo en su contexto. Deuteronomio 11:26-28, “He aquí, hoy pongo delante de vosotros una bendición y una maldición: 27la bendición, si escucháis los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios que os ordeno hoy; 28y la maldición, si no escucháis los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios, sino que os apartáis del camino que os ordeno hoy, para seguir a otros dioses que no habéis conocido.” Deuteronomio 30:15-20, “Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal; 16pues te ordeno hoy amar al SEÑOR tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos, sus estatutos y sus juicios, para que vivas y te multipliques, a fin de que el SEÑOR tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla. 17Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, 18yo os declaro hoy que ciertamente pereceréis. No prolongaréis vuestros días en la tierra adonde tú vas, cruzando el Jordán para entrar en ella y poseerla. 19Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, 20amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y allegándote a El; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. Deuteronomio 28:15-19, “Pero sucederá que si no obedeces al SEÑOR tu Dios, guardando todos sus mandamientos y estatutos que te ordeno hoy, vendrán sobre ti todas estas maldiciones y te alcanzarán: 16Maldito serás en la ciudad, y maldito serás en el campo. 17Malditas serán tu canasta y tu artesa. 18Maldito el fruto de tu vientre y el producto de tu suelo, el aumento de tu ganado y las crías de tu rebaño. 19Maldito serás cuando entres y maldito serás cuando salgas.” B. Las Maldiciones y la Iglesia de Cristo Ahora, es importante ver la diferencia entre la nación de Israel y la Iglesia de Cristo. La Iglesia se compone de solo los verdaderos creyentes. Y no hay ni siquiera un versículo que dice que un cristiano pueda sufrir alguna maldición. No podemos aplicar al cristiano las advertencias de maldiciones que Dios dio a la nación de Israel. Vemos la diferencia entre las maldiciones a la nación y las posibles maldiciones al individuo según Proverbios 3:33, “La maldición del SEÑOR está sobre la casa del impío, pero El bendice la morada del justo.” Aquí vemos la maldición sobre el no creyente y la bendición sobre el creyente. Siempre es así. Nosotros no debemos pensar que un creyente, un hijo de Dios, estará bajo una maldición de Dios. Hemos sido librados de la maldición más grande que pueda existir: la ira de Dios. Romanos 5:1, 9, “Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,... 9Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de El.” El hijo de Dios puede sufrir la disciplina de Dios por caminar en el pecado, pero la disciplina es totalmente diferente a la maldición. Hebreos 12:5-11. Maldición: significa declarar anatema; esto es, dedicado a la destrucción, maldito, maldecir. Estar bajo la desaprobación de Dios. Debemos recordar que Cristo se hizo maldición por nosotros para librarnos de la maldición de la ley. ¿Cuál es la maldición de la ley? ¿Cómo somos librados de esa maldición? Gálatas 3:10-14, “Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: MALDITO TODO EL QUE NO PERMANECE EN TODAS LAS COSAS ESCRITAS EN EL LIBRO DE LA LEY, PARA 56

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HACERLAS. 11Y que nadie es justificado ante Dios por la ley es evidente, porque EL JUSTO VIVIRA POR LA FE. 12Sin embargo, la ley no es de fe; al contrario, EL QUE LAS HACE, VIVIRA POR ELLAS. 13Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros (porque escrito está: MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO), 14a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los

gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe.” También vemos como ciertos grupos atribuye la maldición en la vida de un cristiano a la influencia demoníaca. Vea la siguiente declaración: “Cualquiera que peque abre la puerta para que Satanás entre. Es necesario llevar a las personas a declarar en voz alta que son libres (tres veces). Cuando un creyente peca trae maldición sobre su vida. Y abre las puertas a la influencia demoníaca. Uno es liberado reconociendo las raíces de la maldición. La pobreza se debe a una influencia demoníaca.” (Citado por Welter Noé Zepeda Salazar). Pueda existir consecuencias de cualquier pecado (ej. robar - ir a la cárcel; adulterio - contraer sida; pereza - pobreza). Pero las consecuencias no son maldiciones demoníacas, no podemos echarle la culpa a Satanás. Es Satanás quien está bajo maldición (Génesis 3:14, 15) y todos aquellos que están todavía bajo su dominio (incrédulos); son ellos que son malditos y serán echados al lago de fuego. Mateo 25:41, “Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles.’” C. Las Maldiciones Generacionales [Vea el estudio de Jorge L. Trujillo] Otra clase de maldiciones son las famosas “maldiciones generacionales”. La idea es que nosotros (los cristianos) podemos heredar maldiciones de nuestros padres, abuelos o de los tatarabuelos. Esta creencia se basa sobre algunos versículos del Antiguo Testamento. Sin embargo, vea bien el contexto y mira si está hablado de maldiciones o el castigo de Dios, y sobre quiénes está este castigo, y sobre quiénes no. Exodo 20:5, 6, “No los adorarás ni los servirás; porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.” Exodo 34:6, 7, “Entonces pasó el SEÑOR por delante de él y proclamó: El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; 7el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación.” Levítico 26 - Habla del pacto de Dios con la nación de Israel, hay maldición por no guardar la ley establecida por Dios. Es una condición del pacto para poder disfrutar la tierra prometida. Números 14:17-19, “Pero ahora, yo te ruego que sea engrandecido el poder del Señor, tal como tú lo has declarado, diciendo: 18"El SEÑOR es lento para la ira y abundante en misericordia, y perdona la iniquidad y la transgresión; mas de ninguna manera tendrá por inocente al culpable; sino que castigará la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación." 19Perdona, te ruego, la iniquidad de este pueblo conforme a la grandeza de tu misericordia, así como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí.” Moisés orando a favor de la nación al recordar las palabras de Dios en el pacto. Números 14:33-35, “Y vuestros hijos serán pastores por cuarenta años en el desierto, y sufrirán por vuestra infidelidad, hasta que vuestros cadáveres queden en el desierto. 34"Según el número de los días que reconocisteis la tierra, cuarenta días, por cada día llevaréis vuestra culpa un año, hasta cuarenta años, y conoceréis mi enemistad. 35"Yo, el SEÑOR, he hablado; ciertamente esto haré a toda esta perversa congregación que se han juntado contra mí. En este desierto serán destruidos, y aquí morirán.” Los hijos tendrán que pagar por el pecado de sus padres en caminar por 40 años en el desierto, pero son los hijos que van a herredar la tierra prometida, entonces no puede ser una maldición. Jeremías 32:17-19, “¡Ah, Señor DIOS! He aquí, tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido; nada es imposible para ti, 18que muestras misericordia a millares, pero que castigas la iniquidad de 57

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los padres en sus hijos después de ellos, oh grande y poderoso Dios, el SEÑOR de los ejércitos es su nombre; 19grande en consejo y poderoso en obras, cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno conforme a sus caminos y conforme al fruto de sus obras.” Hay textos específicos que hablan de maldiciones también como en Deuteronomio 27. Estas maldiciones son para las personas que cometan los pecados, y no son hereditarias. A la vez sabemos que la Biblia dice: Deuteronomio 21:22, 23, “Y si un hombre ha cometido pecado digno de muerte, y se le ha dado muerte, y lo has colgado de un árbol, 23su cuerpo no colgará del árbol toda la noche, sino que ciertamente lo enterrarás el mismo día (pues el colgado es maldito de Dios), para que no contamines la tierra que el SEÑOR tu Dios te da en heredad.” [La maldición era la pena capital.] Gálatas 3:13, 14, “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros (porque escrito está: MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO), 14a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe.” Entonces, Cristo tomó sobre sí mismo todas las maldiciones de la ley. El cristiano no está bajo ninguna condenación de maldición. También ellos creen que las supuestas “maldiciones generacionales” vienen por parte de Satanás. Pero hemos visto que los castigos y las maldiciones son de Dios por el pecado. En conclusión leamos Ezequiel 18:1-18 y Jeremías 31:28-30. Repito aquí las palabras de Jorge Trujillo de su conclusión: “La Biblia, especialmente en todo el Nuevo Testamento, no nos ofrece indicativo alguno ni por ejemplo, ni por orden, ni por advertencia, ni por implicación de que los cristianos nacidos de nuevo han estado, están o estarán alguna vez bajo el poder de alguna maldición; por lo tanto, se debe rechazar tal idea y doctrina como falsa y en contra de la Palabra de Dios.” III. Reconociendo la Pobreza sin Menospreciarla Dios siempre reconocía el hecho de la pobreza, sin menospreciar a la gente pobre ni acusarla de falto de fe. En el pueblo de Israel Dios proveyó un sistema de ayuda social para los pobres. Jesucristo reconoció que siempre habrán pobres (Mateo 26:11). Jesucristo mismo vino de una familia pobre y nunca tuvo riquezas de este mundo. Erróneamente, John Avanzini, uno de los maestros de Palabra de Fe afirmaba que Jesús tenía que haber sido muy rico porque tenía a Judas como tesorero. El dijo: “Se necesitan montones de dinero para que tenga que manejarlos un tesorero.” [Citado por MacArthur, p. 284, 285]. Es decir entonces que toda iglesia que tenga tesorero también tiene montones de dinero. ¡Qué absurdo! Eso muestra una necedad y un falto de entendimiento. La Biblia condena hacer acepción de personas por ser pobre (Santiago 2:1-6). Ahí también Santiago dice que el pobre es rico en fe. La única condena de Dios por la pobreza es si la persona es perezosa. Dios ha dado a cada persona diferentes talentos en cuanto al dinero. La parábola de los talentos comprueba eso. Mateo 25:14-, “Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes. 15Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje. 16El que había recibido los cinco talentos, enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. 17Asimismo el que había recibido los dos talentos ganó otros dos...21Su señor le dijo: "Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."...” El que ganó 5 y él que ganó dos recibió la misma comendación: “bien siervo bueno y fiel”. IV. Reconociendo Nuestras Bendiciones Las bendiciones prometidas por Dios son las espirituales. “Su vida no consiste en sus bienes.” Mateo 12:15b. Efesios 1:3-7a, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El. En amor 5nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, 6para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado. 7En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia 8que ha hecho abundar para con nosotros.” 58

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Santiago 2:5, “Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que El prometió a los que le aman?” Lucas 6:20, 21, “Volviendo su vista hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 21Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados.” ¿Qué más necesitamos? Dios no está obligado a bendecir financieramente (hacer rico) a nadie, y las bendiciones verdaderas no tienen que ser de dinero. Las verdaderas bendiciones son la salvación, la paz, el gozo, la satisfacción, el contentamiento. Tenga dinero o no, Pablo sintió la bendición de Dios en su vida. Filipenses 4:11, 12, “No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. 12Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad.” ¿Qué fue el verdadero sentir de Moisés en cuanto a las riquezas? Hebreos 11:24-26, “24Por la fe Moisés, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, 25escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado, 26considerando como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto; porque tenía la mirada puesta en la recompensa.” Proverbios 10:22, “La bendición del SEÑOR es la que enriquece, y El no añade tristeza con ella.” V. Advertencias Contra la Riqueza La Biblia habla mucho acerca de los peligros de las riquezas. Tenemos que guardarnos de la avaricia y la confianza que ponemos en el dinero en vez de en Dios. Proverbios 11:28, “El que confía en sus riquezas, caerá, pero los justos prosperarán como la hoja verde.” La doctrina de la Prosperidad promueve el deseo de tener más y más dinero y cosas materiales. Es como jugar la lotería. “Multitudes están siendo engañadas por un evangelio de avaricia y están enarbolando evidentes doctrinas de sectas metafísicas. Convencidos de que lo que oyen es la cosa real, de hecho están siendo llevados a nada más que a una barata falsificación. Las verdades eternas de la palabra de Dios están siendo pervertidas, convirtiéndolas en una mitología perversa (...) El movimiento de la fe es tanto parte de las sectas, como lo son las enseñanzas de los Mormones, los Testigos de Jehová y la Ciencia Cristiana". (Hank Hanegraaff, Cristianismo en Crisis, págs. 10 y 15). ¿Qué dice la Biblia? Medite en los siguientes versículos. Deuteronomio 8:11-20 Job 30:15, “Contra mí se vuelven los terrores, como el viento persiguen mi honor, y como nube se ha disipado mi prosperidad.” Proverbios 23:4, 5, “No te fatigues en adquirir riquezas, deja de pensar en ellas. Cuando pones tus ojos en ella, ya no está. Porque la riqueza ciertamente se hace alas, como águila que vuela hacia los cielos.” Proverbios 28:11, “El rico es sabio ante sus propios ojos, mas el pobre que es entendido, lo sondea. Proverbios 30:8, 9, “Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas, no me des pobreza ni riqueza; dame a comer mi porción de pan, 9no sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿Quién es el SEÑOR?, o que sea menesteroso y robe, y profane el nombre de mi Dios.” Eclesiastés 5:12, “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho o coma poco; pero la hartura del rico no le permite dormir.” Mateo 6:19-21, 24, “No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; 20sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; 21porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón...24Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Lucas 6:24, 25, “Pero ¡ay de vosotros los ricos!, porque ya estáis recibiendo todo vuestro consuelo. 25¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís!, porque os lamentaréis y lloraréis.” 59

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Lucas 12:13-21, “Uno de la multitud le dijo: Maestro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo. 14Pero El le dijo: ¡Hombre! ¿Quién me ha puesto por juez o árbitro sobre vosotros? 15Y les dijo: Estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes. 16También les refirió una parábola, diciendo: La tierra de cierto hombre rico había producido mucho. 17Y pensaba dentro de sí, diciendo: "¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?" 18Entonces dijo: "Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. 19"Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete." 20Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?" 21Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios.” Lucas 18:22-25, “Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme. 23Pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico. 24Mirándolo Jesús, dijo: ¡Qué difícil es que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas! 25Porque es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.” 1 Timoteo 3:1-3, “Palabra fiel es ésta: Si alguno aspira al cargo de obispo, buena obra desea hacer. 2Un obispo debe ser,... no avaricioso.” 1 Timoteo 6:3-11, “Si alguno enseña una doctrina diferente y no se conforma a las sanas palabras, las de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4está envanecido y nada entiende, sino que tiene un interés morboso en discusiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5y constantes rencillas entre hombres de mente depravada, que están privados de la verdad, que suponen que la piedad es un medio de ganancia. 6Pero la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento. 7Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. 8Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. 9Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. 10Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.” 1 Timoteo 6:17-19, “A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos. 18Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir, 19acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida.” Hebreos 13:5, 6, “5Sea vuestro carácter sin avaricia, contentos con lo que tenéis, porque El mismo ha dicho: NUNCA TE DEJARE NI TE DESAMPARARE, 6de manera que decimos confiadamente: EL SEÑOR ES EL QUE ME AYUDA; NO TEMERE. ¿QUE PODRA HACERME EL HOMBRE?” Santiago 1:9-11, “Pero que el hermano de condición humilde se gloríe en su alta posición, 10y el rico en su humillación, pues él pasará como la flor de la hierba. 11Porque el sol sale con calor abrasador y seca la hierba, y su flor se cae y la hermosura de su apariencia perece; así también se marchitará el rico en medio de sus empresas.” 2 Pedro 2:1-3, “Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre vosotros, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró, trayendo sobre sí una destrucción repentina. 2Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado; 3y en su avaricia os explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida.” Conclusión Siempre habrá ricos y pobres, para ambos es necesario tener la actitud correcta hacia las cosas materiales y buscar ser ricos para con Dios. Tanto el rico como el pobre puede tener avaricia, “amor al dinero”. Dios promete al justo (el creyente que confía en Dios) darle su pan diario. Si es creyente no tiene que temer las maldiciones, porque hemos sido traslados del reino de Satanás al reino de Dios.

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12. La Enfermedad y la Sanidad Introducción Cuando se propaga un error, los que defienden la fe y la sana doctrina quedan en la obligación de combatirlo, y procurar dar una enseñanza correcta que se ajuste a la enseñanza de la Palabra de Dios. El error principal en el manejo del tema consiste en atribuir que Dios sana los enfermos en respuesta a la fe y la oración sin el uso de medios naturales. De igual manera, algunos creen que un cristiano no debe enfermarse, y que la única razón de estar enfermo es la falta de fe o como consecuencia de la disciplina de Dios por un pecado en su vida, aún más por la influencia de un espíritu maligno. El hecho de que Dios sana a los enfermos en respuesta a la oración es algo que puede comprobarse tanto por las Escrituras como por la experiencia, pero cuando uno enseña que Dios se limita a intervenir únicamente de una manera sobrenatural, y que excluye el uso de medios naturales para la sanidad, está enseñando algo que no tiene apoyo en las Sagradas Escrituras. I. La Creación del Cuerpo: Su Propósito Para una comprensión de la doctrina de la sanidad, es necesario exponer la verdad e interpretar las Escrituras en sus varias partes en armonía con el conjunto de todo lo que ellas enseñan sobre el tema. Es necesario comenzar el estudio desde el principio, es decir, con la enseñanza de las Escrituras acerca de la creación del cuerpo. El cuerpo humano fue creado para manifestar a Dios y hacer su voluntad, siendo los miembros del cuerpo “instrumentos de justicia” a Dios (compare Romanos 6:13). En relación con la historia de la creación se encuentran dos teorías de las sectas que enseñan la sanidad sobrenatural. La primera es la de la “Ciencia Cristiana” que niega la creación del cuerpo y contradice la primera afirmación bíblica que afirma: “Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” (Génesis 2:7). Esta secta extraña niega la existencia de la materia y para ellos no hay tal cosa como el polvo; así son los extremos hasta donde han llegados los que confían en las filosofías humanas, y se limitan solo al concepto de unos cuantos, pero no comprueban bíblicamente lo que la Palabra de Dios afirma sobre el tema. La segunda teoría es la de los que enseñan sobre la “sanidad divina”, afirman que toda enfermedad es del diablo o por tener un demonio. Debemos más bien afirmar que las enfermedades simplemente son consecuencia y aún resultado de la caída del hombre en pecado. Sabiendo que “como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12), es bastante razonable suponer, como resultado, que los procesos (enfermedades) que llevan a la muerte tienen su origen en el pecado. A la vez, necesitamos aclarar, que hay enfermedades como resultado directo de un pecado cometido; por ejemplo, el sida es producto de la fornicación, pero no toda persona con sida ha cometido ese pecado personalmente. Pensando en este problema entre el pecado y la enfermedad, Cristo hizo una aclaración a la pregunta de sus discípulos en cuanto a un hombre ciego de nacimiento, “Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” (Juan 9:3). La aclaración en este caso específico, es que aveces hay enfermedades que no son consecuencias inmediatas del pecado de sus padres y mucho menos de un bebé recién nacido. Sin embargo, hay una cantidad de enfermedades o deformaciones físicas en bebés recién nacidos como consecuencia del pecado de sus padres (por herpes, tomar drogas, fumar durante el embarazo, etc.). Así también, hay una cantidad de dolencias como consecuencia de haber roto una ley física de Dios. El cuerpo fue diseñado para protegernos de muchos males, al meter un dedo en una llama de fuego el resultado es una quemadura y hay dolor causado por un descuido. Al caer de una escalera y partirse un hueso hay dolor y necesidad de un tratamiento adecuado. Ninguno de estos problemas es resultado directo del pecado. Con esto queremos ser muy equilibrados en cuanto a la causa de alguna enfermedad o dolencia que podamos sufrir en dado momento. 61

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II. El Gran Pacto de Sanidad Dejando la historia de la creación y reconociendo que directa o indirectamente el gran camino por el cual entró toda dolencia y enfermedad fue por la caída, el estudiante bíblico debe preocuparse por el mejor y más bíblico método para proceder con la enfermedad sea la causa que sea, es decir, el quebrantamiento de la ley moral o conflictos con las leyes físicas. A. La Cita Bíblica La primera referencia importante en cuanto a la sanidad física se halla en Exodo 15:23-26 “Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.” Debe de ser un motivo dar gracias a Dios porque se revela como “Jehová nuestro sanador”, pero basados en esta frase hay algunos que afirman que como Jehová es el Sanador de su pueblo, no hay necesidad de otro, que los servicios de un médico son innecesarios y que aún los medios naturales y las medicinas no deben aplicarse. Más adelante Dios establece todo un proceso largo en cuanto a lo que se debe hacer con una persona enferma de lepra, no siempre había sanidad en dados casos. B. El Fondo Histórico del Pacto Los Israelitas estaban pasando por un país tropical y llegaron a las aguas amargas de Mara. Tal clase de agua podría ser la fuente de muchas enfermedades que llevaba a la muerte un gran número de personas al tomar de ella, y entonces los Israelitas murmuraban contra estas condiciones y contra Moisés. Moisés sanó el agua con un árbol y sin duda sanó al mismo tiempo su pueblo. Nota: Hay posibilidad que el problema del agua tenía que ver con una infestación de mosquitos y el problema de la enfermedad de paludismo. Entonces, la suposición indicada arriba, que Dios sana sin el uso de medios está sin fundamento. C. El Fundamento del Pacto La esencia del pacto de sanidad que hizo Dios con su pueblo (como nación) se encuentra en estas palabras: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.” (Exodo 15:26). Este pacto de sanidad fue basado en una doble responsabilidad: primero, la observancia de la ley moral de Dios, señalada por la palabra “mandamientos”; y segundo, el guardar las leyes que gobiernan la condición física del hombre, indicadas en este contexto por la palabra “estatutos”. 1. El Guardar la Ley Moral es una Condición Primaria de Salud. A través de toda la historia de la raza humana, el quebrantamiento de la ley moral de Dios ha sido motivo para que una serie de enfermedades repugnantes y temibles nos visite. Una lista de estas se encuentra en Deuteronomio 28:20-22. Es evidente dentro de este contexto que estas enfermedades se producen como resultado de hechos que desligan el alma del compañerismo con su Dios, y no puede haber sanidad o restauración sin expiación por el pecado. Aquí escrito está el concepto bíblico de que la comunión con Dios, o la falta de ella, puede afectar la salud. Cuando un hijo de Dios cae enfermo, vale la pena hacer un examen de su vida por medio de las Escrituras, y si se encuentra pecado, debe confesarlo (Santiago 5:16). ¡Cuidado! No toda enfermedad es por tener pecado en la vida. 2. Hay Penalidades por no Guardar los Estatutos Concernientes al Cuerpo La violación de los estatutos que tienen que ver con el ser físico del hombre, lleva consigo ciertas penalidades. No es de deducir que el cristiano está bajo la ley de Moisés, sin embargo, estos principios que se presentarán a continuación son principios que son válidos para cualquier época y no solamente son reglamentos religiosos. 62

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3. Las Seis Grandes Leyes Naturales de la Salud Cuando Dios asumió el papel de Sanador de su pueblo, en vez de hacer innecesarias las observaciones de leyes de salud emprendió la instrucción de su pueblo en las leyes fundamentales de la salud. Por el ministerio de Moisés, el Señor dió a los hijos de Israel los principios básicos de salud, y colocó a esa nación sobre un plano físico tan avanzado que la ciencia moderna sólo está principiando a dar con su significado. Las seis grandes leyes de salud dadas divinamente si fueran observadas hoy, con la ley moral de Dios, aseguraría la salubridad de cualquiera nación que se sometiera a ellas. Las seis leyes son: a. La ley de saneamiento Alrededor del campamento de Israel toda materia fétida debía ser sepultada o quemada. Hasta los despojos de los sacrificios (Exodo 21:14) debían ser quemados en la gran planta incineradora que ardía perpetuamente fuera del límite del campamento. Las instrucciones de Dios a Moisés fueron que el campamento tenía que mantenerse tan limpio como para permitir una inspección divina en cualquier momento, y preparado para la presencia divina (Deuteronomio 23:12-14). La aplicación de esta ley sanitaria y las dos siguientes, revelan la razón por la cual Moisés podía dirigir un ejército de más de dos millones de personas, durante cuarenta años sin una sóla epidemia, excepto las causadas directamente por la disciplina de Dios por el pecado. b. La ley de esterilización La ley de esterilización o de limpieza fue dada para evitar el contagio. Cuando un Israelita tocó algo sucio o muerto era mandado a lavarse. El contacto de los utensilios de comer y beber con cualquier forma de contaminación encontraría su remedio en un lavado entero o siendo pasados por fuego. Las ideas del antiséptico más moderno fueron incluidas en las instrucciones dadas a Israel (Levítico 11:32, 39, 40; Números 19:11; 31:22, 23). Muchos pueblos hoy podría beneficiarse con guardar esta ley. c. La ley de cuarentena o de aislamiento La ley de aislamiento fué dada para evitar las epidemias. Al aparecer una indicación de enfermedad infecciosa en el campamento de Israel, el enfermo era llevado fuera del campamento inmediatamente, y era detenido bajo la más estricta cuarentena (Números 5:4; Levítico 13:14). No hay ninguna provisión necesaria hoy para la prevención de la propagación de la enfermedad contagiosa que la observancia estricta de estas dos leyes: la limpieza contra el contagio y el aislamiento contra la infección. Se necesita aprender en otras esferas lo que Lister enseñó en la cirugía, que todo lo que es necesario son condiciones absolutamente antisépticas. Ningunas lociones o pomadas son necesarias, ni penicilina, ni aureomicina, ni cloromicetina, ni terramicina. Agua esterilizada es lo que se requiere. Cabe aquí una pregunta a aquellos que creen que el método de Dios es sanar únicamente por vía sobrenatural e instantánea: ¿Por qué Dios Sanador dió tales instrucciones en cuanto a las enfermedades infecciosas? ¿Por qué enviar a los que sufrían afuera del campamento, sometiéndoles a revisiones semanales, en vez de instruir a los sacerdotes para que oraran y demandaran sanidad sobrenatural inmediatamente? d. La ley de higiene y dieta Como el Conservador de la salud de Su pueblo, Dios se encargó de enseñarles en cuanto a su dieta. La clasificación divina de comida permisible a los Israelitas la encontramos en Levítico 11. En el tiempo cuando los microbios nunca habían sido descubiertos por el microscopio, y por consiguiente, métodos para contrarrestar su influencia maligna no se conocían, Dios eliminó de la dieta de su pueblo, en cuanto a la carne, la carne de los animales de la tierra, mar y aire que se alimentan de carroña (carne corrompida) o que llevan enfermedades que atacan al cuerpo humano. Conocimientos modernos nos permiten comer estas cosas sin impunidad, pero no sin riesgo. Es de discutir si hubiera alguna cosa eliminada de la comida de los Israelitas leales que es apta para alimento hoy, excepto bajo la más cuidadosa preparación. Dios eliminó las cosas peligrosas de la dieta de su pueblo escogido.

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e. La ley de ejercicio o la cultura física La quinta regla es la ley de ejercicio. Muchos de los males comunes en países civilizados se deben a la vida sedentaria. Profesionales y un gran número de oficinistas destruyen su salud por falta de ejercicio físico; también se encuentran predicadores agotados por todos lados, cuyo único pecado ha sido encerrarse en su estudio. Dios hizo provisión para una ocupación saludable al aire libre para su pueblo. Cada Israelita era campesino, sea lo que fuere aparte de eso. Los sacerdotes y levitas no recibieron terrenos grandes sino un lote suburbano. Sólo podrían ministrar en su oficio sagrado algunas semanas a la vez, para luego volver a su finca en el campo (Josué 21:13-19; Lucas 1:8-23). Por indicación divina todo varón debía aparecer tres veces al año en Jerusalén, y esto requería días de viajes de ida y vuelta. También durante la fiesta de los Tabernáculos vivía la gente dos semanas al aire libre al amparo del follaje de la cabaña (Deuteronomio 16:16). En vista de estas reglas que fueron dadas al pueblo divinamente, el mismo pueblo tuvo que activarse en lo físico, cosa que ayudó mucho a conservar el bienestar físico del mismo. f. La ley de recuperación o descanso Dios ordenó a su pueblo que observara el séptimo día como día de descanso. La séptima semana y el séptimo mes así mismo fueron designados para descanso físico y espiritual. Además, el séptimo año debía ser año sabático, cuando habían pasado cuarenta y nueve años (7x7), tanto el año 49 como el 50 debían observarse como años perfectos de descanso. Ninguna nación o pueblo podía honrar a Dios con la observancia de estos sábados sin agregar años a su vida y sin experimentar bendiciones físicas. Aún los que guarden estrictamente un día cada siete son señalados a vivir largo tiempo. Estas seis leyes las encontramos en los estatutos que Dios dió a Israel; fueron leyes físicas, y el quebrantarlas implicaba penalidades físicas. Los judíos cometieron el error de considerarlas como leyes morales y creyeron que el comer las cosas prohibidas en Levítico 11 significaba impureza moral así como el comer sin antes haber lavado las manos significaba lo mismo. El Señor Jesús hizo diferencia entre estos estatutos y la ley moral, y demostró que el comer o el beber no mancha el corazón. En conclusión se puede decir que la manera usual de Dios para tratar estos males que vienen como consecuencia del quebrantamiento ignorante de leyes físicas es por medio del uso de medios naturales y la instrucción para su pueblo a ajustarse en armonía con estas leyes. D. La Séptima Gran Ley El pacto de sanidad que está bajo consideración encierra la obligación de guardar los mandamientos de Dios. El quebrantamiento de su ley moral es visitado a menudo por desarreglos físicos y enfermedad. En la historia de Israel se encuentra caso tras caso cuando sucedieron tales cosas. Un caso típico se encuentra en Números 25:1-9 donde como consecuencia de la violación de dos leyes morales contra la idolatría y el adulterio, una plaga consumió a 24 mil personas. Cuando la enfermedad es resultado de la violación de la ley moral, Dios procede con ella sobre la base de expiación por el pecado, y como consecuencia el perdón y la sanidad pueden ser los resultados. Los que profesan creer en “sanidad divina” aparentemente no han observado esto, ni los principios análogos que se encuentran en el Nuevo Testamento, su gran lema es: “La sanidad se encuentra en la expiación”, esta declaración no puede sostenerse con la Biblia. Si se admite que la enfermedad necesita expiación, hay que admitir al mismo tiempo que la enfermedad separa el alma de Dios. Si se admitiera esto, algunas de las personas más santas que jamás vivieron, se levantarían para negar tal doctrina porque pueden dar testimonio de que el lecho de dolor ha sido para ellos el lugar de la presencia divina, donde la gloria de Dios les ha sido manifestada, y algunos, tras largos años de sufrimiento, han gozado de la más alta y profunda comunión con Dios. La falta de sanidad no fue por falta de fe (Job 1:20-2:10). Cuando la enfermedad sí era el resultado de pecado (disciplina del Señor), el método de Dios para tratarla fue por medio de la expiación por el pecado. Hay una gran diferencia en esto, y el reconocerlo resolvería muchos misterios de aquellos quienes procuran mantener su teoría de “sanidad en la expiación” y la encuentran 64

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irrazonable y defraudante. La enfermedad no necesita expiación, pero el pecado sí. Donde la enfermedad tiene como su raíz el pecado, el sacrificio expiatorio es esencial para conseguir el perdón de pecados, y debe buscarse antes de poder esperar sanidad de Dios. La historia de los Israelitas lo comprueba en muchas ocasiones. En Números 16:41-50, el pecado de Israel trajo sobre ellos el juicio divino, y más de 14 mil personas perecieron en la consiguiente plaga, y luego se lee que Aarón “hizo expiación por el pueblo, y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad.” (Números 16:47, 48). También el pecado de los israelitas les trajo el juicio divino de las serpiente ardientes (Números 21), y cuando el pueblo clamó y dijo, “Hemos pecado” pidiendo a Moisés que orara por ellos, Dios usó el gran antitipo (la serpiente de bronce) para los que fueron mordidos. Resumen: En esta primera parte sobre la sanidad divina se aprende: 1) Que la enfermedad puede tener su origen en condiciones físicas, como las aguas amargas de Mara; o en infracciones de leyes naturales o estatutos de Dios; o en infracciones a la ley moral de Dios y la revelación de la voluntad divina. 2) Que el camino de Dios para la salud de su pueblo es por observar o guardar estas leyes físicas y por obedecer la voluntad divina revelada. 3) Que el método de Dios de sanidad es usar medios naturales para contrarrestar causas naturales. También instruye a su pueblo a ajustarse a las leyes físicas donde, por ignorancia o desobediencia a ellas, se ha sufrido aflicción. Cuando la enfermedad es el resultado de algún pecado, se procura el perdón del pecado mediante la confesión (a base de la expiación hecho por Cristo en la cruz), y se espera que Dios intervenga de una manera sobrenatural, de acuerdo con su Santa Voluntad (1 Corintios 11:27-32). III. La Enseñanza de Cristo con Respecto a la Sanidad Divina Al comenzar el estudio de la doctrina de la sanidad divina en el Nuevo Testamento, se escogerá el pasaje que comúnmente se emplea para las enseñanzas de los que proclaman la “sanidad divina”. Ese pasaje será estudiado a la vista de todo el conjunto de las Escrituras que tienen que ver con el tema, y de acuerdo con la más elevada experiencia cristiana. A. Texto Principal Mateo 8:17 sirve a los sanadores y a los enseñadores de los errores con respecto a la sanidad divina como la Carta Magna de su teoría. Dice lo siguiente: “Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.” Ellos señalan confiadamente a este versículo, declarando que la sanidad del cuerpo se encuentra en la expiación. La implicación que sacan de esta teoría es bien definida. Se puede citar lo siguiente del Dr. A. B. Simpson, de su tratado, “Sanidad Divina en la Expiación”: 1) “Si nuestra sanidad está provisto por Jesucristo, entonces es un derecho que podemos demandar con humildad y firmeza, caminando en la obediencia ante el Señor. 2) Nuestra sanidad es una dádiva de gracia, como todo lo que la sangre de Cristo ha comprado será, o el uso de medios humanos. 3) Es menester que la sanidad viene por la fe. 4) La sanidad del cuerpo no es un privilegio excepcional de algunos pocos favorecidos...sino que es la herencia de todos los hijos de fe y santa obediencia.” Luego, él y sus discípulos enseñan constantemente en todos sus escritos que ninguno puede colocarse completamente sobre terreno de expiación sin apropiar liberación de toda enfermedad, y también al tomarla, tendrá que ser aparte de cualquier medio natural. Felipe Mauro, un discípulo ardiente del Dr. Simpson, dice sobre este particular: “estamos persuadidos que aquellos creyentes que acuden a la medicina con el propósito de combatir la enfermedad, y piensan confiar en Dios mientras lo están haciendo, se engañan a sí mismos.” Conviene estudiar la piedra fundamental de esta enseñanza para ver si el pasaje enseña lo que aquellos han sacado del versículo. “El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.” (Mateo 8:17). Los que enseñan que la sanidad se encuentra en la expiación afirman a base de estas palabras que cada hijo de Dios (si es obediente) tiene el derecho de demandar liberación de toda dolencia. Uniendo las palabras de Mateo 8:17 65

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con las de 1 Pedro 2:24 (“Quien llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”) ellos afirman que Cristo llevó las enfermedades del cristiano en la misma manera que llevó sus pecados, y para que el cristiano no las llevara. B. Tres Preguntas Serias en Cuanto al Tema El argumento indicado arriba parece muy plausible. Pero antes de aceptarlo, uno debe hacerse tres preguntas muy serias, aunque sean sencillas. 1. ¿Cuándo y dónde fue que Cristo llevó las enfermedades de la humanidad? Pedro contesta una pregunta semejante con las siguientes palabras, “quien llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24). ¿Cuándo? Pues, cuando murió. ¿Dónde? En la cruz, en el Calvario, el único lugar de expiación. Ahora, al hacer las mismas dos preguntas en relación a Mateo 8:17, el cuándo es “cuando llegó la noche” (Mateo 8:16), y en cuanto al lugar, “en Capernaum” (Mateo 8:5). Existe la misma diferencia entre llevar las enfermedades y llevar los pecados que hay entre Capernaum y el Calvario. Cristo llevó las enfermedades y la dolencia de muchas personas (pero no todas) cuando vivía, pero los pecados los llevó en su propio cuerpo en su muerte en la cruz. En Mateo 8 el apóstol declara con toda claridad que fue en Capernaum que se cumplió la profecía de Isaías 53:4. 2. ¿Cómo llevó Cristo las enfermedades de la humanidad? El mismo apóstol Mateo da una contestación categórica a esta pregunta también. A primera vista sólo puede discernirse por el estudiante del griego, sin embargo, puede entenderse fácilmente por cualquier estudiante de la Biblia en español. a. En primer lugar es de notar que Mateo cambió deliberadamente la palabra “llevó” que empleó Isaías (griego: “ferei”) en el versículo citado, y uso dos palabras distintas (griego: “élaben” y “ebástasen”), y ninguna de las dos tiene el significado de “llevar” en una manera sustitucionaria o vicaria. La palabra “llevar” empleada por Mateo (“ebástasen”), aunque muy común en el Nuevo Testamento, nunca se asocia con expiación, sino es empleada para expresar simpatía, o “llevar” como por ejemplo en Gálatas 6:2, “Sobrellevad los unos las cargas de los otros.” También hay otro ejemplo del uso de dicha palabra en Romanos 15:1, “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.” b. En segundo lugar, la palabra usada por Mateo en la frase “El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias” es diferente a la palabra usada por Pedro en relación a nuestros pecados. Pedro usó la palabra “anenegken” que indica una sustitución. De lo indicado arriba, se sabe que Mateo usó la palabra “ebastasen”, que no trae este significado. Pedro escribió de “pecados”, mas Mateo de “enfermedades”. La palabra usada por Pedro es la misma que se encuentra en Isaías 53:4 en la versión de los Setenta, la versión griega del Antiguo Testamento usada en los tiempos apostólicos. La palabra “anafero” fue usada generalmente en todas sus formas en conexión con los sacrificios y ofrendas, así como en el Nuevo Testamento, en Hebreos 9:28 que dice así, “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar (“anegkein”) los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.” c. En tercer lugar es digno de notar la diferencia entre las palabras “sanados” y “curados” que fueron usados por Mateo y Pedro en sus respectivas escrituras. En Mateo 8:16, el autor dice “y sanó a todos los enfermos”. La palabra usado aquí en el original es “etherapeusen”, que siempre se usa para describir la sanidad física; en cambio la palabra de la frase de Pedro “y por cuya herida fuisteis sanados” es la palabra griega “iathete”. Esta palabra tiene su aplicación tanto a la sanidad física como la espiritual. Pedro usó la misma palabra que se encuentra en Isaías 53:4 en la Septuaginta. La única conclusión a que se puede llegar con este estudio textual es que Mateo, guiado por el Espíritu de Dios, tomó las figuras espirituales de Isaías 53:4 como una ilustración del ministerio de la sanidad por Jesucristo. Al hacer esta aplicación fue dirigido a cambiar el lenguaje cuidadosamente, evitando el 66

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concepto que Cristo llevó en una forma vicaria las dolencias y las enfermedades físicas de la humanidad. Además de esto, es un hecho significativo que en todos los casos donde Isaías emplea la palabra “salud” o “sanidad” él hace referencia a salud o sanidad espiritual y no a la salud física (compare: Isaías 6:10; 19:22; 30:26; 57:18, 19; 58:8). Es cierto que se refiere a la salud espiritual y no a la salud física cuando dice: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:5). No es sorprendente que Mateo viera en la sanidad que practicó Cristo en Capernaum el cumplimiento en la esfera física de lo que Isaías había predicho en la esfera espiritual. Los milagros de sanidad de Cristo también demostraban su autoridad y poder para sanar espiritualmente (Marcos 2:1-12). Tomar Mateo 8:17 como base principal para un sistema completo de sanidad es un error muy serio; falto de hermenéutica básica y contrario tanto en la experiencia como en las Escrituras. 3. ¿Dónde enseño Cristo que la enfermedad precisa expiación? En ninguna parte del Nuevo Testamento se encuentra la enseñanza en cuanto a que la enfermedad física precisa expiación. En ninguna parte habló Cristo así, debemos acordarnos que en la época de Cristo se suponía generalmente que la aflicción o enfermedad denotaba un pecado especial, y que la enfermedad tenía que proceder siempre de pecado. El pecado es la única cosa que demanda expiación por sangre, porque si la enfermedad necesitara propiciación, entonces esto implicaría una conciencia turbia y un compañerismo con Dios quebrantado. Una enseñanza tan cruel la niegan la mayoría de hombres y mujeres más santos de la Iglesia, ya que muchos de ellos, mientras padecían graves enfermedades, sostenían la más dulce comunión con Dios. Por consiguiente, la conclusión es que aquella interpretación de Mateo 8:17 no puede sostenerse de acuerdo con la totalidad de la enseñanza de la Palabra de Dios en cuanto al ministerio expiatorio de Cristo. Casi desde el principio los teólogos han enseñado que Cristo estaba aquí entrando con simpatía y compasión en las angustias, tristezas y sufrimientos de aquellos a quienes vino a servir. A continuación se encuentran los comentarios de dos hermanos sobre el tema de la sanidad. El arzobispo Trench, de la Iglesia Anglicana, comentó la escena de Mateo 8:17 con hermosura, con las palabras siguientes: “No solamente este día, aunque hubiera sido el día de especial fatiga, sino todos los días de su vida terrenal asumió el peso de aquellas maldades que eliminó o quitó de otros. Porque eso es ‘la ley de la verdadera ayuda’, que la carga que uno quisiera alzar, él mismo tiene que inclinarse a cargar (Gálatas 6:2). La tristeza que uno quisiera consolar, uno mismo ha de sentir.” Esa ley de verdadera ayuda contemplamos tan a menudo como empleamos las palabras ‘simpatía’ y ‘compasión’, palabras que tuvieron en Jesús su verdadera expresión, y sobre quien la ayuda de todos descansaba. No solamente en este aspecto de su vida (es decir, como Sanador) fueron cumplidas estas palabras del profeta, sino más bien en la vida misma, que lo trajo en contacto con esas enfermedades y las discordias interiores del ser humano. Cada uno de ellos, como consecuencia verdadera del pecado, y como fueron contemplados constantemente por El, le presionaban con dolor vivo en su alma pura y santa. La carga del Señor no consistió solamente en sanar esas enfermedades, sino también en la mera existencia de esas enfermedades para sanar. El llevó las enfermedades, puesto que llevó una vida mortal de sufrimiento. Finalmente El absorbió la muerte y todo lo conducente a ella en victoria. No cabe duda que entre los muchos que el Señor Jesús sanó en la ocasión mencionada en Mateo 8:17, había muchos que estaban sufriendo a consecuencia de algún pecado. Y sin duda con su toque sanador estaba el Señor deshaciendo el efecto de mucho, por lo cual, al final de su vida, murió. Pero esto no significa que Cristo murió por las enfermedades, sino por los pecados. La sanidad no se encuentra en la expiación; la redención, sí. Pero como acompañante a la redención, y cuando el mismo Señor ve que es para su gloria y los intereses más sublimes de su hijo redimido, El extiende una vez más su toque de sanidad.” 67

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El hermano F.C. Jennings, en su comentario sobre el libro de Isaías, hace las siguientes aclaraciones sobre el tema. “En el primer evangelio en el Nuevo Testamento encontramos las siguientes palabras: ‘Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.’ (Mateo 8:16, 17). “De este pasaje se ha deducido que el Señor, en aquel lugar y en aquel tiempo, llevó en su vida las enfermedades que El quitó de los demás, y por consiguiente su pueblo no debe enfermarse, pero en primer lugar es muy cierto que El mismo no se enfermó. En este sentido a lo menos, El no llevó las enfermedades de su pueblo. Por ejemplo, al sanar al hombre de la mano seca, no resultó el Señor con la mano paralizada por haber tomado o llevado tal enfermedad. Su cuerpo santo permaneció exento de aquellas aflicciones de las cuales ‘nuestra carne es heredera’ de todas las enfermedades como hambre, sed, cansancio, etc., El en su gracia tomó parte, pero no tomó ninguna cosa que era consecuencia del pecado. “Entonces, ¿por qué escribió Mateo que El ‘tomó’ nuestras enfermedades y ‘llevó’ nuestras dolencias? ¿No podía ser meramente una simpatía para con los enfermos? El mira por todos lados las tristes consecuencias del pecado: la enfermedad, el dolor, las lágrimas, las desfiguraciones, y El lleva el conjunto de ellos. El que tenía autoridad en la tierra para quitar el efecto (Marcos 2:10), también se hizo responsable por la causa. “No pudo remover ni siguiera un dolor sin llevar, en su debido tiempo, el pecado que causó tal dolor. Y como el gemido más débil o una lágrima solitaria da testimonio de la presencia del pecado, así haciendo cesar las lágrimas o callarse los gemidos da testimonio que hay expiación por el pecado. Ninguna cosa en todo el universo fue suficiente para lograr tal fin, sino solamente el sacrificio de Cristo en la cruz. Y como Mateo nos dice, El llevó verdaderamente las enfermedades para cumplir la profecía en Isaías. Tal profecía se cumplió como en una sombra en Capernaum. Pero para su final y verdadero cumplimiento, tenemos que mirar hacia la cruz, cuando trató el Señor con la mera raíz de la enfermedad, que es el pecado. “Pero si la causa de la enfermedad ha sido quitado, ¿por qué no se ha quitado el efecto, a lo menos en aquellos que con arrepentimiento y fe han aceptado la propiciación? ¿Por qué sufren aún los cristianos las dolencias, las enfermedades, y la muerte. La respuesta es que todos los tratos de Dios para con los hombres son relacionados al lugar que ocupa su Amado Hijo. Como el Señor Jesús todavía es el Rechazado, y no se encuentra entronado aquí en el mundo, todavía esperamos la adopción, es decir, la redención de nuestro cuerpo (Romanos 8:23). La obra de expiación es completa y absolutamente perfecta. Mas la aplicación de todos los beneficios de esta expiación a nuestro cuerpo no ha llegado a ser una realidad. El pecado está presente en el cuerpo todavía, y el Señor manda a los suyos ‘hacer morir las obras de la carne.’ (Romanos 8:13). La bendición de Dios no consiste en la sanidad física de esos cuerpos que todavía están bajo el poder de la muerte (Romanos 8:10) sino en todas las bendiciones espirituales en lugares celestiales (Efesios 1:3).” Concluimos de lo comentado que las enfermedades, en sí, no requieren expiación, y por lo tanto, la sanidad no es a base de un derecho redentor. Dios sana a los suyos a base de su pura misericordia. La sanidad no es un derecho para reclamar, sino una petición según la voluntad de Dios. IV. ¿Existe un Evangelio de Sanidad? Un estudio de Marcos 16:15-18 Entre aquellos que enseñan que la sanidad se encuentra en la expiación, hay una práctica muy común de enseñar o insinuar que los que no predican su teoría no predican un “evangelio completo”. Muchos de ellos insisten en que debe predicarse que es la voluntad de Dios que todos sean sanados tanto como es la voluntad del Señor que todos sean salvos. Afirman que esto en verdad es una parte de la gran comisión del Señor Jesús, en Marcos 16:15-18. 68

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A. El Texto “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” B. El Texto Comentado Es evidente en este pasaje que el Señor hace una distinción entre el evangelio y las señales que iban a acompañarlo para su demostración. El evangelio debía ser acreditado por estas señales en la misma manera que Juan afirmó que las declaraciones del Señor fueron establecidas por las señales que El hacía. (Compare Juan 20:30; Hechos 2:22, 43). Si los hombres de la actualidad no quieren creer en Jesús ahora por sus señales escritas, tampoco deben pedir que se hagan señales visibles. También debemos recordar que esta porción en Marcos no está incluido en los manuscritos más viejos y confiables. Es decir, fue añadido en algún momento histórico y no puede ser reconocida como inspirada. C. Los Textos Relacionados Cuando Cristo ascendió al cielo, los discípulos empezaron a proclamar el evangelio. Su predicación fue acompañada de señales, hechas por el Señor para confirmarla y establecerla. La sanidad del hombre cojo en Hechos 4:16 fue declarada como esta clase de señal. En Hebreos 2:3, 4 se declara con toda claridad que el evangelio proclamado por los apóstoles “nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.” El evangelio había de ser predicado en todo el mundo. Las señales se darían según la soberana voluntad del Espíritu Santo. Servirían para acreditar el evangelio, pero no eran parte íntegra del evangelio. El libro de los Hechos de los Apóstoles abarca un período de 30 años de actividad apostólica. Durante ese período había manifestaciones especiales de señales y maravillas en varios lugares; pero en todos los relatos de la predicación de Pedro, Felipe, Esteban y Pablo, ni una sola vez practicaron sanidades como parte del evangelio. Aún en el largo sermón de Pablo, cuando se despidió de los hermanos de Efeso, no hay mención de un “evangelio de sanidad”. Además, el uso de señales, bajo ninguna consideración sirvió para convencer a los hombres de la veracidad del evangelio (Hechos 14:8-14); mas bien las convencía la veracidad del apostolado de quienes habían sido enviados. El mismo Señor sufrió desengaños semejantes en su ministerio (Mateo 12:39), y esto pudiera ser la razón por la disminución manifestada de las señales en el ministerio de Pablo. Aún más, cuando Pablo procuró delinear el evangelio que predicó, como se ve en 1 Corintios 15 no hace ninguna mención de la sanidad. Ni una palabra en este hermoso capítulo hace referencia a la sanidad de los enfermos, aunque declara al principio lo que es la esencia del evangelio. Sí, la mayor parte del capítulo tiene que ver con el cuerpo, sin embargo el tema no es su sanidad, sino su resurrección. ¡Qué oportunidad más propicia para introducir el tema de la sanidad del cuerpo, si en verdad hay un evangelio de sanidad; pero no lo hizo! En los últimos mensajes de Pablo, cuando le encargó a Timoteo “predicar la palabra”, y cuando le exhortó en cuanto a todos los detalles de su ministerio, lo hizo sin decir una sola palabra acerca de la predicación de la sanidad divina en la expiación. Le dio a Timoteo algunas instrucciones en cuanto a su estómago enfermo, sí, pero no le dio el consejo de demandar de Dios su sanidad a base de la expiación en la cruz. D. La Falta de Señales en el Día de Hoy....¿Qué Significa? Los que predican el “evangelio de sanidad” preguntan: ¿Han cesado las señales? ¿Por qué no acompañan la predicación del evangelio en el día de hoy? ¿Acaso es que no estamos nosotros también en la dispensación de la gracia? ¿No fueron dados esos dones a toda la Iglesia? Así son las preguntas. La primera contestación es que las señales no acompañaban siempre la predicación apostólica. Al ver la historia de los tiempos apostólicos, y la historia eclesiástica después del primer siglo, es de notar que los apóstoles ponían menos confianza en las señales, y confiaban más y más en el poder del mensaje del evangelio. La experiencia les 69

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enseñaba que señales, milagros, y maravillas encerraban ciertos peligros, y eran de importancia secundaria (Compare 1 Corintios 12:31; 13:8; 14:19). Pablo mismo experimentó resultados muy superiores por el castigo de su propio cuerpo y de sus propios sufrimientos que por la curación del cuerpo de otro (Compare Hechos 16:22, 23; Hechos 14:8). No es la ausencia del Espíritu Santo la causa de la escasez de señales manifestadas en la actualidad, sino la sabiduría del Espíritu juzgando en cuanto a su necesidad y utilidad. Además, donde la voluntad soberana del Espíritu lo decretaba, no había falta de potencia para la repetición de señales. Donde para la gloria de Cristo, para la confirmación de su palabra y para la extensión del evangelio las señales son necesarias o convenientes, allí habrá señales de acuerdo con la propia voluntad del Señor. Pero la idea de que la manifestación de “señales” producirá grandes resultados espirituales en la conversión de pecadores o en la edificación de los cristianos es un concepto que los mismos hechos lo desmienten. Fue el mismo Señor quien dijo, “Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.” Lucas 16:31. La gran necesidad no es de más señales, sino del evangelio predicado en el poder del Espíritu Santo. E. Conclusiones ¿A qué conclusiones se llega? Predicó Pablo el “evangelio completo”? ¿Qué de Pedro y de Juan? En sus escritos y sus sermones no existe ni una palabra acerca del “evangelio de sanidad”. ¿Por qué guardaban tanto silencio esos siervos del Señor si en verdad habían recibido una comisión para proclamar que Cristo murió tanto para sanar a los enfermos como para salvar a los pecadores? Solamente uno de los escritores sagrados (Santiago) escribió algo acerca de la sanidad en forma doctrinal, pero no lo hizo como parte íntegra del evangelio. La conclusión es que no existe un “evangelio de sanidad”. V. El Cuerpo es para el Señor: La Enseñanza y Testimonio de Pablo Bajo la inspiración del Espíritu Santo el gran apóstol Pablo enseño las siguientes verdades grandes en cuanto al cuerpo y su relación para con el Señor. A. El Cuerpo Debe Ser Entregado al Señor Pablo afirma que “el cuerpo...es para el Señor, y el Señor para el cuerpo.” 1 Corintios 6:13. Además de esto, en Romanos 12:1, tenemos la exhortación de entregar nuestro cuerpo al Señor en sacrificio vivo. Pablo enseña que el cuerpo es para el Señor y que es su templo (1 Corintios 3:16). Por lo tanto es evidente que el cuerpo del cristiano debe ser entregado completamente al Señor (Romanos 6). B. El Cuerpo Recibe Vivificación Presente del Señor En 2 Corintios 4:9, 10 Pablo escribió, “Perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.” Bien pudiera referirse este pasaje a la suministración de fuerzas físicas por la infusión de la vida divina, y el poder de hacer frente a las demandas de su ministerio, porque el contexto dice, “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.” 2 Corintios 4:7. Pero esto no significa, como algunos enseñan, que hay una transfusión de la vida física de Cristo para reemplazar la vida propia de uno. La presencia consciente de Cristo y del Espíritu Santo trae bendiciones físicas y vivificación del cuerpo aparte de cualquier teoría de sanidad. El gozo y la paz del creyente en Cristo son factores muy positivos para la salud física. El médico moderno afirma que los órganos digestivos funcionan mucho mas eficazmente cuando la mente esté ajustada y alegre, y alimentan el sistema físico entero con mas abundantes provisiones de energía y vida. “El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos.” Proverbios 17:22. La última parte del versículo indicado arriba (“mas el espíritu triste seca los huesos”) se cumple en el cristiano que no entrega todas sus cargas al Señor. Se cuenta de una joven cristiana que dejó pasar sobre su mente y su corazón un problema familiar hasta que no pudo aguantarlo. El médico le recetó un largo descanso para evitar resultados más serios. Buscando fervorosamente al Señor en esta crisis, ella entregó toda su ansiedad al Señor. Poco después, el médico la hizo otro examen, y encontró su corazón normalizado y su salud restaurada. En vez 70

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de necesitar un largo descanso, se encontró capacitada para volver a su vida activa. Es el privilegio del cristiano de echar su carga sobre Cristo, y esto tiene efectos muy beneficiosos para el cuerpo. ¿Había sanidad? Claro que sí. También, la liberación de todo temor por medio de la fe, y de toda amargura, envidia, y odio por medio del amor, sirven para eliminar del sistema mental causas tremendas de desgaste y deterioración. “El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.” Proverbios 14:30. No cabe duda que la prosperidad del alma es una ayuda grande a la salud física. C. El Cuerpo del Cristiano está Sujeto a los Procesos Ordinarios de Decadencia y Muerte Pablo declara en 2 Corintios 4:16, “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.” Es un reconocimiento que cada hijo de Adán tiene en su cuerpo las “semillas de la muerte”. Ni vida eterna recibida, ni cualquier apropiación de la herencia presente en Cristo puede hacer más que retardar su progreso. Nuestra relación corporal con el primer Adán continua siempre, y “en Adán todos mueren”. En cualquier estado de gracia en que nos pudiéramos encontrar, no cambia el hecho que “tenemos este tesoro (la vida divina) en vasos de barro” (2 Corintios 4:7). Pablo reconoció el impedimento del cuerpo mortal cuando dijo, “Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.” 2 Corintios 5:4. (Vea también I Corintios 15:24; Filipenses 3:21). D. Dios Sana el Cuerpo en Respuesta a la Oración Pablo confiaba en el poder de la oración. Cuando exhortó a los creyentes orar en todo tiempo (Efesios 6:18), sin duda tomó en cuenta la enfermedad y la salud entre las cosas por las cuales los cristianos deben orar. El mismo oró con éxito por los enfermos. Es de notar que su oración en Hechos 28:8 se elevó a favor de enfermos en una isla pagana. En este caso se nota que Pablo no les hizo pasar por un proceso de eliminación, para excluir los casos difíciles. Tampoco fueron enseñados por un largo período en la doctrina de sanidad. No tuvieron primero ser creyentes, de todos modos fueron sanados. No cabe duda que cuando Epafrodito se enfermó Pablo oró por él. En este caso de sanidad notable, Pablo no demandó los “derechos cristianos” a base de la expiación. Mas bien al recibir la contestación de su oración expresó su gratitud al Señor en estas palabras: “Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades; porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado. Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza.” Filipenses 2:25-27. Dios quiere que cada cristiano siga el buen ejemplo de Pablo orando por los enfermos, y Pablo diría “amén” a la recta de Santiago, “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.” Santiago 5:13-15. E. Cuando los Cuerpos de los Cristianos no son Sanados en Respuesta a Oración Pablo oró por otros que no fueron sanados (2 Timoteo 4:20). Así declaró el caso a Timoteo sin procurar dar la razón. No intentó culpar a Trófimo, ni hizo la sugerencia que existiera alguna cosa mala (un pecado) en él ni la falta de fe. Pablo oró por sí mismo sin alcanzar la salud completa (2 Corintios 12:8-10). Aquel “aguijón en la carne” lo calificó como una debilidad o una enfermedad. Rogó tres veces que le fuera quitada dicha debilidad, pero Dios le negó su petición. Si Pablo creyera que sus enfermedades fueron llevadas por Cristo en la cruz, como enseñan algunos, sin duda habría persistido en su ruego. Seguramente no se gloriaría en la continuación de algo que Cristo habría arreglado en la cruz (vea 2 Corintios 12:8, 9). No es la voluntad del Señor que todos sus verdaderos siervos sean sanados. A veces sana a los más indignos y permite la aflicción a los más santos. 71

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F. El Cristiano Puede Usar Medios Naturales Curativos y Permanecer en la Voluntad de Dios Pablo dio su apoyo a la enseñanza del Antiguo Testamento cuando mandó a Timoteo que tomara un poco de vino, en lugar de agua. El conocía, sin duda, la calidad del agua que se usaba en Efeso y por eso hizo la prescripción a Timoteo. Las Escrituras no enseñan que Dios mira con desaprobación el uso de medios naturales en tiempo de enfermedad. Tampoco enseña que es necesario apartarse del uso de medios antes de que Dios conteste la oración a favor de los enfermos. VI. La Oración de Fe: Estudio de Santiago 5:13-16 A. El Texto “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” Este es uno de los pasajes más alentadores para el creyente en tiempo de enfermedad o aflicción física. B. Lo que el Texto no Enseña Al estudiar el pasaje es bueno señalar algunas cosas que el texto no enseña. 1. No enseña que toda enfermedad es el resultado del pecado, sino enseña que algunas enfermedades sí lo son. “Y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.” 2. No enseña la confesión particular a un sacerdote del pecado cometido. En realidad el versículo 16 indica una confesión mutua de aquel que está sufriendo y los que han sido llamados a orar. 3. No enseña el rito de la extremaunción cuando habla de ungir con aceite al enfermo. Pero como en muchas otras cosas esa iglesia que es una iglesia en gran parte apóstata, ha cambiado el ungimiento que solía usarse para la salud y la vida a un rito preparatorio para la muerte. 4. No enseña que Dios prohibe el uso de medios para combatir la enfermedad. La teoría que sanidad es “un don de gracia, y por tanto, no debe mezclarse con obras humanas” no se enseña aquí. C. Lo que enseña el Texto 1. Enseña que los recursos del creyente, en tiempo de enfermedad, están en Dios, y que la sanidad viene en respuesta a la oración. La enseñanza es que “la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará”. Cuando se ora la oración de fe siempre es efectiva. El hermano Rowland Bingham se enfermó en su campo de acción en el oeste de Africa, y el médico dijo que no había esperanza de sanarse. En esa época le visitó el obispo Hill, un hombre consagrado de la Sociedad Misionera de la Iglesia Anglicana. Al regresar a su campo él llamó a todos los misioneros de su zona a una reunión especial para orar a favor del hermano Bingham. Al concluir esa reunión de intercesión el obispo Hill se dirigió a una de las que había tomado parte y le dijo: “Señorita, cree usted que vamos a recibir lo que hemos pedido?” Antes de darle lugar para contestar, él dijo: “Yo sí, estoy seguro de que este joven será restaurado.” Testificó el hermano Bingham: “A la oración de fe del obispo Hill debo hoy mi vida. Pero antes de que me levanté, tanto él como su amada esposa, estuvieron en sus tumbas, habiendo fallecido en menos de una semana.” 2. El Uso de Medios no Impide la Obra Soberanatural de Dios La cuestión si Dios ha de sanar por medios naturales o sobrenaturales será indicado generalmente a la conciencia de los que se han dedicado a la oración. A veces Dios inspira fe que puede reclamar sanidad instantánea, y cuando se ofrece tal oración la respuesta viene inmediatamente, y cualquier otro medio se hace innecesario. El hermano Bingham relata otro caso: “Nos acordamos haber sido llamados a una casa rural para orar por un hombre a quien los médicos habían pronosticado que solamente una operación sería podía salvarlo. Dos frascos de medicina se encontraban en una mesita al lado de la cama. El médico había pronunciado su fallo. Dos de nosotros nos arrodillamos al lado de la cama, dirigiéndonos a Dios en sencillas oraciones, y 72

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el Señor nos inspiró la fe. En seguida era necesario que fuéramos a la reunión a donde íbamos a predicar. Pasaron varios años antes de encontrarnos otra vez con este hombre. Pero al encontrarnos, nos dijo: “Si pudiera haber conseguido un carro le habría seguido a la reunión aquella noche, porque el Señor me sanó y pude volver al trabajo en el campo el día siguiente. El día siguiente fui al médico para cancelar mi cuenta y decirle que el Señor me había sanado, y el médico lo creyó.” No había lucha al lado de esa cama, y las botellas de medicina no presentaron ninguna barrera a la obra divina. 3. Enseña el Privilegio de llamar a los Ancianos y Rogar sus Oraciones Apoyándose en este pasaje cualquier hijo de Dios tiene el derecho de llamar a los ancianos espirituales de la iglesia para una oración especial. Los ancianos están completamente justificados en usar la ordenanza sencilla de que habla el pasaje, ungiendo al enfermo con aceite. 4. Enseña la Necesidad de la Confesión El pasaje enseña la confesión mutua, tanto los ancianos como el enfermo. La confesión verdadera restaura la comunión con Dios, mientras el pecado no confesado impide esta comunión. D. Conclusión Dios es el Sanador de su pueblo. Lo sana tanto con medios naturales como con vivificación sobrenatural. No están en pugna el uno contra al otro, sino que la sanidad sobrenatural suplementa la natural. Las mismas escrituras enseñan las leyes básicas de salud, y también enseñan que todos los medios legítimos naturales de sanidad están en armonía con la ley divina. Nota: Como ilustración del hecho que Dios emplea ambos métodos de sanidad, el natural y el sobrenatural, el Señor Bingham cuenta de otro caso, el ejemplo de una obrera cristiana que llevaba grandes responsabilidades en la obra del Señor. “Hace muchos años que ella se enfermó de lo que los médicos dijeron era cáncer del estómago, por aquel entonces considerado incurable. Pero en respuesta a la oración fue maravillosamente librada de su azote y continuó sus responsabilidades grandes como dirigente de una obra filantrópica y cristiana. Miembros de las sectas de sanidad querían hacer propaganda de su experiencia, pero ella les negó ese deseo. “Muchos años después fue atacada por cáncer de la lengua. Había avanzado mucho el cáncer antes de que fue reconocido, demasiado tarde para una operación. El bien conocido médico cristiano, Dr. Howard Kelly, quien la conoció, la invitó a su hospital, donde él tenía experiencias halagüeñas de curaciones con el uso del radium. A ella le aplicó el tratamiento, y ella volvió a su casa sufriendo más que nunca. Pero casi instantáneamente todo su malestar empezó a desvanecer. Su poder de hablar volvió, y la enfermedad desapareció, aunque ella había alcanzado una edad entre 70 y 80 años. “El mismo Dios que la sanó sin medios la sanó después con ellos. La oración de fe es activa en ambas esferas, y salva a los enfermos.”

El presente estudio con algunas modificaciones, añadiduras y actualizaciones fué tomado de una adaptación por W. Wayne Gute del libro “La Biblia y el Cuerpo”, escrito por el Dr. Rowland V. Bingham.

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13. La Santa Trinidad Introducción ¿Cómo es tu Dios? El hombre ha inventado muchos dioses a través de la historia humana. Cada uno de esos dioses han sido creados según la imaginación del hombre. Solo el Dios de la Biblia se ha revelado al hombre, y ese Dios es incomprensible. No hay palabras que puedan describir precisamente cómo es Dios. La doctrina de la Trinidad es una de esas doctrinas que causan mayor dificultad para la mente humana. Estamos hablando de la existencia de un Ser Supremo, omnipotente, soberano e incomparable. La razón humana no tiene un punto de comparación para poder decir: “Dios es como...”, porque no hay otra cosa como Dios. Muchas personas rechazan esta doctrina a base de la razón humana en vez de la evidencia bíblica. No puedo rechazar toda la evidencia bíblica por el simple hecho que no me cabe en la cabeza. Además, es muy importante seguir la buena hermenéutica y basar nuestra creencia en toda la revelación que Dios hizo de Sí mismo, comenzando en Génesis y siguiendo hasta el final de Apocalipsis, y no tomar versículos fuera de su contexto. La Biblia habla claramente de Padre, Hijo, y Espíritu Santo, y además dice que estos tres tienen las mismas características y atributos de Dios. [Este estudio no va a extenderse para dar todas las pruebas de la divinidad de las tres. Basta aquí decir: el Padre es Dios (Efesios 1:7); el Hijo es Dios (Hebreos 1:8); y el Espíritu Santo es Dios (Hechos 5:3, 4)]. Entonces, si decimos que hay un solo Dios Verdadero, ¿cómo es ese Dios? La doctrina de la Trinidad busca formular un entendimiento de la verdadera esencia y composición de Dios. I. La Doctrina Históricamente Reconocemos que la palabra “trinidad” no aparece en la Biblia, porque es una palabra descriptiva de la evidencia bíblica. La palabra “Trinidad” conlleva la idea de la cantidad de tres pero también implica la unidad de los tres. Tenemos tres en uno. La doctrina de un Dios Trino surgió por necesidad en la Iglesia para poder defender la verdadera naturaleza de Dios contra las doctrinas erroneas. Por un lado del debate, habían los judíos que venían con la absoluta verdad que Dios es Uno. Dios había insistido con Su pueblo, Israel, en el Antiguo Testamento esta verdad para alejarlos de la creación de otros dioses y la adoración de ídolos. Dios no podía permitir que el hombre tuviera otros dioses porque Dios es único. Sin embargo, esto no significa que no haya evidencia de un Dios plural en el Antiguo Testamento. Solo que la doctrina es más evidente y clara por la revelación de la encarnación del Hijo de Dios por medio del Nuevo Testamento. Vemos que Dios manda Su Hijo Unigénito al mundo para hacerse hombre y ese Hijo es también Dios. Luego tenemos al Hijo mandando al Espíritu Santo al mundo después de haber regresado al cielo. Y afirmamos que el Espíritu Santo también es Dios. Ahora, la Iglesia tiene un “problema”. ¿Será que hay 3 Dioses (Trideísmo)? La iglesia primitiva (del primer siglo) nunca se sentó para pensar filosóficamente el problema de la Trinidad. Creyeron en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y la Biblia es repleta de versículos, pero sin preguntar cómo era esa relación entre los tres. Pero cuando subió una herejía que la Iglesia vio que no estaba de acuerdo con la Biblia, tuvieron que tomar una decisión concreta. Es por esa razón la Iglesia tuvo que definir la existencia de tres distinciones en la Deidad. Pero, este “problema” se complique al tratar de relacionar a los tres entre sí. Tertuliano (215 d.C.) fue el primero a emplear la palabra “trinidad” y de formular una doctrina, luego Orígenes también intentó explicar la relación entre los tres, sin poder llegar a una explicación adecuada. Así los primeros intentos tenían deficiencias para aclarar. Pero de allí, Arias comenzó a negar la divinidad del Hijo y del Espíritu Santo diciendo que el Hijo era creado por el Padre y el Espíritu Santo era criatura del Hijo. Recuerda que el hombre intentaba dar explicación de la existencia de tres diferentes personalidades: Padre, Hijo, Espíritu Santo. No negaron el hecho que había tres personas, simplemente no podían explicarlo. A través de la historia temprana de la Iglesia siguen diferentes personas intentando razonar la existencia de un Dios Trino. Los monarquianos modalistas enseñaron que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo eran nada más que tres modos de manifestación del mismo Dios. Primero Dios era Padre, después se convirtió en Hijo, y al final llegó a ser Espíritu – tres modos diferentes de existencia. Otros crearon una doctrina de Triteísmo, tres Dioses. La Iglesia reconoció que todos estos intentos no llegaban al blanco de la doctrina bíblica. Mucha de la polémica se centraba alrededor de Jesús, siendo que El era Dios y a la vez hombre. Esto llevó a la Iglesia a realizar varios concilios para 74

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poder defender la verdad bíblica. Los Concilios de la Iglesia: 1. El Concilio de Nicea en el año 325 d.C., confirmó la relación entre el Padre y el Hijo. La Iglesia oficialmente declaró que Jesucristo es coesencial con el Padre, haciéndolo de la misma naturaleza (esencia) de Dios: Cristo (El Verbo) es Dios, así como el Padre es Dios. Dos personas distintas pero ambas Deidad (Dios). 2. En el Concilio de Constantinopla en el año 381 d.C. la iglesia declaró la deidad del Espíritu Santo, que el Espíriitu Santo también es Dios así como el Padre y el Hijo son Dios, hay igualdad de esencia divina en los tres. 3. El concilio de Éfeso (431 d.C.) fue el tercer concilio cristiano que tuvo lugar en Éfeso. Su tema principal fue la condena del nestorianismo. Nestorio defendía que las dos naturalezas (divina y humana) de Cristo eran completamente independientes entre sí, es decir, que Cristo era a la vez Dios y hombre, pero formando un compuesto de dos personas distintas. Hay algo de verdad en su declaración, pero no es precisamente correcto. Cirilo, al atacar a Nestorio, llegó a negar la existencia de las dos naturalezas en Cristo. Vemos lo complicado que fue en definir la relación entre la naturaleza divinia y la humana de Cristo. El resultado del concilio fue de declarar: la unidad de persona en Cristo, es decir, Cristo es el Dios-Hombre en una sola Persona. Cristo no es dos personas, pero tiene dos naturalezas (divina y humana) en una Persona. 4. El Concilio de Calcedonia (año 451 d.C.) en Calcedonia, ciudad de Bitinia, en Asia Menor, rechazó la doctrina del monofisismo (una naturaleza: negaba las dos naturalezas en Cristo), y estableció el Credo de Calcedonia, que describe la plena humanidad y la plena divinidad de Cristo, segunda persona de la Santísima Trinidad. Este concilio nos dio la famosa “Unión Hipostática” de Jesucristo que dice: “Lo reconoce en sus dos naturalezas, inconfundibles, incambiables, indivisibles, e inseparables; estas naturalezas se distinguen en que no se pierden por la unión, sino que más bien la propiedad de cada una de ellas se preserva, y en que concurren en una persona y en una Subsistencia, no repartidas o divididas entre dos personas.” Vemos que el proceso de entender la relación de las tres personas de la Trinidad, su esencia y subsistencia, llegó a ser más de 120 años. Esta historia es mucho más complicada y larga, pero esto nos ayuda a entender que no fue fácil defender la fe bíblica contra tantas creencias falsas. Pero así quedó la doctrina de la Trinidad: Hay sólo un Dios verdadero, pero en la unidad de la divinidad hay tres coeterno y coigual Personas, igual en sustancia (esencia) pero distinto en subsistencia. Desde el año 451 esto llegó a ser la doctrina oficial de la Iglesia Cristiana en cuanto a la doctrina de la Trinidad. Sin embargo, esto no significa que dejó por sentado la doctrina de la Trinidad. Siguieron otros que hicieron revivir las definiciones erróneas de los primeros siglos. Los socinianos comenzaron a seguir las ideas de los Arrianos, pero con unas ideas aún más erroneas, haciendo a Jesucristo un mero hombre y al Espíritu Santo simplemente un poder u influencia. Hoy en día seguimos viendo grupos que niegan la verdadera naturaleza de Dios que se define por medio de la doctrina cristiana de la Trinidad. II. Defendiendo la Doctrina de la Trinidad A. La Doctrina Expuesta Como vimos arriba la doctrina de la Trinidad propone que el Unico y Verdadero Eterno y Soberano Dios del Universo existe en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta doctrina se aclara por medio de los siguientes puntos: 1. Esto quiere decir que hay en el Ser Divino una sola esencia indivisible. El término “esencia” describe a Dios como una suma total de sus infinitas perfecciones. No hay otro dios que tenga las mismas características y atributos. No puede existir otro Ser mayor o igual a El. No se puede dividir a Dios en partes. Creer en la Trinidad no significa creer en tres Dioses. Así afirmamos que Dios es Uno. Deuteronomio 6:4, “Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es.” Isaías 44:6, “6Así dice el SEÑOR, el Rey de Israel, y su Redentor, el SEÑOR de los ejércitos: "Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios. Santiago 2:19, “Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan.” Es una afirmación de la verdad que Dios es uno. 75

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Juan 10:30-33, “Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. 30Yo y el Padre somos uno. 31Los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 32Jesús les dijo: Os he mostrado muchas obras buenas que son del Padre. ¿Por cuál de ellas me apedreáis? 33Los judíos le contestaron: No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.” Observe que en el versículo 30 hay la afirmación que dos son uno. Dos personas distintas son un solo Dios. “Yo y el Padre uno somos nosotros.” 2. En este Ser Divino hay tres “personas”: Padre, Hijo y Espíritu Santo. De tres “personas” estamos diciendo que hay tres subsistencias distintas. Cada persona tiene todas las capacidades de un ser personal con su propia personalidad. Ser persona implica ser racional y moral dándole la capacidad de inteligencia, voluntad, memoria, sentimientos o emociones, libertad, conciencia, espiritualidad, autoridad, conocimiento, santidad y justicia. Ser persona le da la capacidad de comunicarse con otra persona con la posibilidad de asumir relaciones personales el uno al otro. ¿Hay evidencia bíblica de las personas de la Trinidad comunicándose entre ellos? Vea Juan 17. Nota: algunos que niegan la Trinidad dicen que Jesucristo está hablando con sigo mismo. La parte humana con la parte divina. Pero esto implicaría entonces que Jesucristo sea dos personas, una doctrina falsa que vimos anteriormente. Solo personas pueden hablar y comunicarse con otras personas. En los siguientes versículos (y hay muchos más) observe que hay distintas personas interactuando. Estos versículos carecen de sentido si no son personas distintas. Mateo 3:16, 17, “Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre El. 17Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido. Mateo 4:1, “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.” Mateo 28: “Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” Juan 1:18, “Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios [Hijo], que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer.” Juan 3:16, 17, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.” Juan 5:19-22, “Por eso Jesús, respondiendo, les decía: En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera. 20Pues el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que El mismo hace; y obras mayores que éstas le mostrará, para que os admiréis. 21Porque así como el Padre levanta a los muertos y les da vida, asimismo el Hijo también da vida a los que El quiere. 22Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo.” Juan 14:26, “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.” Juan 15:26, “Cuando venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre, El dará testimonio de mí, Juan 16:13-15, “Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir. 14El me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. 15Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que El toma de lo mío y os lo hará saber.” 2 Corintios 13:14, “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.” 3. La esencia de Dios, plena, no fragmentada, pertenece por igual a cada una de las tres personas. Es decir, que la esencia no está dividida entre las tres personas, sino que está plenamente con todas sus perfecciones en cada una de las personas; los tres tienen una unidad numérica de esencia. Son uno. Por esa razón afirmamos que Dios es Uno. Y a la vez estamos diciendo que el Padre es 100% Dios, el Hijo es 100% 76

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Dios, y el Espíritu Santo es 100% Dios. Todo lo que significa ser un Ser Divino está en cada una de las tres Personas de la Trinidad por igual. 4. La subsistencia y operación de las tres personas del Ser Divino están marcadas por un seguro y definido orden. El Padre es primero; el Hijo, segundo; el Espíritu Santo, tercero. El Padre ni es engendrado ni procede de ninguna de las otras personas; el Hijo es eternamente engendrado del Padre, y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo desde toda eternidad. Dios siempre ha existido como un Dios Trino. No puede haber un cambio en lo que Dios es. Un Ser perfecto no puede ser ni más perfecto ni menos perfecto, así que tiene que existir siempre en la misma forma. Este punto aclara también la razón por la cual Jesucristo dijo en Juan 14:28, “Oísteis que yo os dije: "Me voy, y vendré a vosotros." Si me amarais, os regocijaríais porque voy al Padre, ya que el Padre es mayor que yo.” En cuanto a la operación de cada Persona, el Hijo está sujeto a Su Padre, y el Espíritu Santo al Padre y al Hijo. Esto no los hacen ser inferiores en cuanto a la naturaleza y esencia de Dios, sino muestra una jerarquía de mando. Por esa razón tenemos la descripción de Padre-Hijo. Jesucristo, el Hijo, vino a cumplir la voluntad de Dios Padre. 1 Corintios 15:24-28, “Entonces vendrá el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, después que haya abolido todo dominio y toda autoridad y poder. 25Pues El debe reinar hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26Y el último enemigo que será abolido es la muerte. 27Porque EL HA PUESTO TODO EN SUJECION BAJO SUS PIES. Pero cuando dice que todas las cosas le están sujetas, es evidente que se exceptúa a aquel que ha sometido a El todas las cosas. 28Y cuando todo haya sido sometido a El, entonces también el Hijo mismo se sujetará a aquel que sujetó a El todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” Juan 5:30, “30Yo no puedo hacer nada por iniciativa mía; como oigo, juzgo, y mi juicio es justo porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Juan 6:37-40, “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera. 38Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final. 40Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final. Hebreos 10:7, “ENTONCES DIJE: "HE AQUI, YO HE VENIDO (EN EL ROLLO DEL LIBRO ESTA ESCRITO DE MI) PARA HACER, OH DIOS, TU VOLUNTAD.” Si una persona busca seguir la voluntad de otra, ¿será que hay dos personas distintas? lógica para Cristo someterse a sí mismo? Sí, no, entonces, ¿a quién?

¿Cuál sería la

B. La Doctrina Defendida Lo anterior debe ser suficiente prueba de la doctrina de la Trinidad. Pero vemos que algunos grupos todavía siguen las doctrinas falsas de los primeros siglos y niegan esta doctrina. Principalmente niegan que Jesús sea la Segunda Persona de la Trinidad y que el Espíritu Santo no es una persona sino un poder o energía de Dios. La encarnación del “Logos”, el Verbo de Dios, en la persona de Jesucristo lo constituyó en una persona compleja, formada de dos naturalezas, El es el Dios-hombre. El Logos, de naturaleza divina, tomó una naturaleza humana, dándolo dos naturalezas. Esa naturaleza humana tiene personalidad en la persona del Logos. Sigue siendo la Segunda Persona de la Trinidad, pero ahora con dos naturalezas. Las dos naturalezas no se forman en una tercera naturaleza divina-humana, sino quedan independientes y distintas, aunque unidas en la persona de Cristo. Las dos naturaleza mantienen todas sus propias características especiales, pero unidas de tal forma que no se pueden separar. [La Unión Hipostática]. Lo que no significa: que Jesucristo fue un hombre en quien moraba Dios o que Jesucristo fue dos personas en un solo cuerpo. Cristo no tiene una doble personalidad, sino dos naturalezas. 77

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1. Una gran confusión sobre quién es Jesús Algunos se confunden al tomar los versículos que expresan la deidad de Cristo para decir que Cristo es lo mismo que Dios Padre. Emplean Juan 1:1, “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.” Ellos cambian el sentido de la palabra “con” para decir que significa “perteneciendo”, simplemente porque en Hebreos 2:17 y 5:1 tiene una traducción diferente. Ellos basan esta creencia sobre un tal Stewar McDowall quien está en contra todos los eruditos quienes han hecho muchas traducciones de la Biblia, y siempre con la palabra “con”. Observa lo que dicen ellos: “Estas palabras no reconocen a otra persona estando presente con Dios el Padre, sino que reconoce que la palabra de Dios pertenece a Dios de igual manera que la palabra del hombre pertenece al hombre.” [Heraldo de la Verdad] Qué locura, porque ellos no están tomando en cuenta el siguiente versículo, haciendo una doctrina y traducción errónea sin tomar en cuenta el mismo contexto. Juan 1:2 dice, “El estaba en el principio con Dios.” ¿Quién? El Verbo (la Palabra). ¿Quién es el Verbo (Palabra) de Dios? Es una persona, el Unigenito Hijo, la Segunda Persona de la Trinidad. Vea Juan 1:14-18, “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. 15Juan dio testimonio de El y clamó, diciendo: Este era del que yo decía: "El que viene después de mí, es antes de mí, porque era primero que yo." 16Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. 17Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo. 18Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios [Hijo], que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer.” Es obvio que Juan está hablando de dos personas diferentes. Cristo muchas veces afirmaba ser Dios, pero nunca dijo que El mismo era el Padre. El Padre y el Hijo son dos personas distintas. Si no es así, entonces Cristo es un gran mentiroso o engañador o simplemente un loco. Ahora, es importante reconocer que Juan no estaba tratando de defender la doctrina de la Trinidad sino mostrar que Jesús de Nazaret, nacido de María, es Dios. Ojo: No que Jesús es Dios Padre, sino que Jesús es igual a Dios Padre en esencia divina. Todo su argumento es para mostrar que Jesús existía antes de su encarnación como el Eterno Verbo de Dios. Siguiendo el error de este grupo, ellos afirman que el Verbo (la Palabra) es nada más que los vocablos expresados por la boca de Dios, en vez de ser una persona distinta al Padre, como si fueran “su mano o su brazo”. El Hijo de Dios no es una mano o un bazo. Y peor que eso, también dicen que eran las palabras de Dios que se hicieron carne y habitó entre nosotros. Observa sus palabras: “Así que fue la palabra (expresión del pensamiento, plan) que pertenecía a Dios. Que fue hecho carne y habitó entre nosotros. Así fue como el brazo de Jehová fue manifestado en su plan de salvación.” Veamos como Spiros Zoohiates defiende la verdadera doctrina de Cristo: “Jesucristo, entonces, es concebido por Juan como el Verbo de Dios por excelencia. El es la última Palabra de Dios al hombre y no meramente “otra palabra” en el mismo plano que todas las otras habladas antes. El es el supremo y el sello de la revelación de Dios al hombre. No puede haber ningún otro. Cristo es la palabra final, y con autoridad, que Dios haya hablado o hablará jamás al hombre. El es “el Verbo” —la Palabra de salvación, la Palabra del Evangelio—. No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos (Hechos 4:12).” 3 Esta Palabra de Dios es una persona. Observe un segundo error y la falta de conocer la gramática. Para desacreditar que el Verbo de Dios sea una persona, ellos dicen: “Dios es amor...¿será ‘el amor’ otra persona de la Deidad? ¿Es la palabra de Dios una persona separada de Dios mismo?” ¿Cuál es el error que cometan aquí? Falta de gramática básica. La Biblia dice que “El Verbo es Dios”, pero nunca dice que “El Amor es Dios”. Dios es amor, pero el amor no es Dios. Vemos en la gramática que la palabra después de “es” describe al sujeto. Una caraterística de Dios es que El es amor. Pero el amor no es Dios. Así que, volviendo a Juan 1:1, vermos que una característica de lo que es el Verbo es que El es Dios. Ahora, si queremos seguir este pensamiento, tampoco podemos decir que “Dios es el Verbo”. Sí, el Verbo es Dios, pero Dios no es el Verbo, porque Dios es Padre, Hijo (Verbo) y Espíritu 3 Zoohiates, Spiros, ¿Cristo era Dios?, p. 66, 67. 78

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Santo. Dios es Trino. Reconocemos que Dios habló muchas veces y en muchas maneras al hombre, incluso que nos habló por medio de su Hijo, Jesucristo (Hebreos 1:1-3). Las palabras de Cristo eran palabras de Dios. También reconocemos que la Biblia es la Palabra de Dios. Pero la Biblia no es Dios. Juan 1:1 no está diciendo que Jesucristo simplemente es las palabras dichas por Dios, sino que es la persona que va a comunicar las Palabras de Dios en carne humana. No lee Juan 1:1 sin leer los v. 2-18. 2. Entendiendo el concepto de “Hijo de Dios” El nacimiento físico de Jesús no le convirtió a El en ser Hijo de Dios. El era designado como Hijo de Dios desde la eternidad. Vemos que los siguientes versículos no dicen que Jesús se convirtió en ser Hijo de Dios, sino que era el unigénito Hijo de Dios. La Biblia es clara que fue el Padre que envió al Hijo. No es el Padre ni las Palabras de Dios convirtiéndose en Hijo. Hay Padre y hay Hijo, ambos son divinos, ambos son Dios, pero distintos en subsistencia, cada uno es una persona distinta. Nota: “unigénito” significa: único, único en su clase y diferente a todas las cosas creadas y de la misma naturaleza. Sabemos que un hijo humano es humano si su padre es humano. Un unigénito hijo de Dios tiene que ser también de la misma naturaleza de su Padre. Nosotros somos hechos hijos de Dios, pero Cristo es el unigénito hijo de Dios, que le hace ser igual a Dios. Nosotros somos creados, pero Cristo no. [Vea Vine, p. 926]. Entonces Cristo es la misma naturaleza y de la misma esencia de Dios. Spiros Zoohiates hace unas observaciones sobre el uso de la palabra “unigénito” (monogenees) [3439]: “Esta expresión ‘el unigénito Dios [Hijo]’, es única. No aparece en ningún otro lugar de la Biblia para hacer referencia a Jesucristo. Proporciona una prueba incuestionable de la deidad de Jesucristo. Pero para qué mencionar la palabra ‘unigénito’? En algunos idiomas es difícil comunicar el significado de la palabra griega original que aparece aquí. Esta palabra griega es monogenees, que de acuerdo con el ‘Gran Léxico del Idioma Griego’ (Great Lexicon of the Greek Language) tiene tres significados: (1) el único nacido, es decir, aquel que no tiene hermanos ni hermanas, tal como el que aparece en Lucas 8:42; (2) el único de esta especie, único; y (3) de la misma naturaleza, emparentado.” “Creemos que, particularmente en los primeros 18 versículos [de Juan 1], esta palabra monogenees, ‘unigénito’ tiene el tercer significado que se describe arriba. Por consiguiente no se debería traducir ‘unigénito’ sino ‘de la misma naturaleza’. Aquí se nos dice que Jesucristo es Dios y que como tal él es tan incomprensible como su Padre Dios.” “La palabra monogenees realmente está compuesta por la palabra monos, ‘sólo’, y la palabra genos ‘raza, linaje, familia’. Aquí se nos dice que aquel que vino a revelar a Dios —Jesucristo— es de la misma familia, del mismo linaje, de la misma raza de Dios. De ninguna manera él es menos Dios que su Padre.” 4 Juan 1:14 y 18, “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad...18Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios [Hijo], que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer.” Juan 3:16-18, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. 18El que cree en El no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. ” Gálatas 4:4, “Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley.” 1 Juan 4:9, “En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de El.” 4

3. Reafirmando la Esencia Divina de Cristo ibid. p. 35, 36. 79

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Mateo 1:23, “HE AQUI, LA VIRGEN CONCEBIRA Y DARA A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRAN POR NOMBRE EMMANUEL, que traducido significa: DIOS CON NOSOTROS.” Muchas de las iglesias que no creen en la Trinidad por lo menos creen que Jesucristo es Dios. Sin embargo debemos también afirmar que Jesucristo es la perfecta “fotocopia” de Dios. El es igual a Dios Padre en esencia pero distinto en persona. Hebreos 1:1-3, “Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. 3El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder.” Hebreos 1:3 nos dice que Jesucristo es “la expresión exacta” de la naturaleza de Dios. También fue El quien hizo el universo y “sostiene todas las cosas por la palabra de su poder”. Esto significa que Cristo es personalmente distinto al Padre pero a la vez literalmente igual al Quien El es el impreso. Vemos la idea de una impronta. El Hijo de Dios es la imagen o impronta de la sustancia o la esencia de Dios. Enfatiza la similitud completa entre el Padre y el Hijo. Filipenses 2:5, 6, “Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, 6el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse,” Colosenses 1:15, “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” Cristo es la perfecta expresión y representación del Padre. 4. La Personalidad del Espíritu Santo como la Tercera Persona de la Trinidad Es muy importante reconocer la personalidad del Espíritu Santo. Se ha hecho la equivocación en pensar que El es simplemente una fuerza, influencia divina o la energía que sale de Dios, sin tomar en cuenta una personalidad propia. Pero la Biblia muestra todo lo contrario. La idea de personalidad es que El sea una persona por sí misma. El tiene todas las características de una persona: El puede pensar, hablar, razonar, y mostrar emociones. El uso de pronombres personales (tal como “él”) en referencia al Espíritu Santo es otra evidencia de su personalidad. “El Señor Jesucristo conocía al Espíritu Santo, y hablaba de El en términos que ponen muy en claro que es Persona. Le llamó ‘El Consolador’, que quiere decir en el original: uno que es llamado a estar al lado de una persona con el fin de ayudarle en cualquier problema, necesidad o situación...Así que es Ayudador, Aquel que es poderoso y está pronto para hacer lo que sea necesario; y Abogado, por cuanto es Defensor de la causa del creyente.” 5 El hombre puede y debe obedecerlo (Hechos 10:19-21; 7:51); puede mentirle (Hechos 5:3); blasfemarlo (Mateo 12:31); contristarlo (Efesios 4:30), y/o hacerle afrenta (Hebreos 10:29). Esto solo se puede hacer si el Espíritu Santo es una persona. Si El es divino y es una persona, entonces tenemos que afirmar que es una de las tres personas de la Trinidad. “En 2 Corintios 13:14 se destaca ‘la comunión del Espíritu Santo’ en la vida del creyente. Si hemos de apreciar debidamente esa comunión, es necesario que tengamos un concepto correcto de El como Persona, porque no puede haber compañerismo entre el creyente y algo impersonal e indefinido. Si hay una doctrina que, más que cualquier otra, es necesario saberla y creerla, para que el cristiano tenga una íntima comunión diaria con Dios y le ayude a alcanzar un progreso en la vida espiritual, es esta verdad de la personalidad del Espíritu Santo. “Conociéndole como persona, no sólo se despierta la confianza personal, sino que uno se da cuenta de que el Espíritu le conoce a fondo, en sus más secretos pensamientos y motivos, sin la posibilidad de ser engañado. Además, hay la seguridad de que El comprenderá nuestras flaquezas, y nos oirá y hablará con fidelidad en todo momento de nuestra conversación íntima sobre cada problema.” 6 Conclusión 5 Turner, Donald, Las Doctrinas del Espíritu Santo y de la Iglesia, p. 19. 6 ibid. p. 20. 80

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Hemos visto que la Biblia menciona vez tras vez a tres diferentes personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y declaramos que son distintas personas, no diferentes manifestaciones. No solo que estos nombres estén en versículos separados, sino que también son nombrados en el mismo versículo o pasaje bíblico. La evidencia bíblica es tan grande en cuanto a que estas tres personas sean Dios, porque tienen las mismas características y atributos divinos. Si una es Dios entonces las tres son Dios. Tres personas en un solo Dios. Reflexione sobre los siguientes versículos y vea que tiene que existir la Trinidad o carecen de sentido. Génesis 1:26, “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” [Este versículo por sí solo no prueba la doctrina de la Trinidad, pero el resto de la Biblia sí.] Génesis 3:22a, “Entonces el SEÑOR Dios dijo: He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros.” Génesis 11:7, “Vamos, bajemos y allí confundamos su lengua, para que nadie entienda el lenguaje del otro.” Salmo 110:1, “Dice el SEÑOR a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” Vea Hebreos 1:3, 13; 10:13. ¿Dios está hablando con quién en el cielo? Isaías 6:8a, “Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” Isaías 48:12, 16, “12Oyeme, Jacob, Israel a quien llamé: Yo soy, yo soy el primero y también soy el último...16Acercaos a mí, escuchad esto: Desde el principio no he hablado en secreto, desde el momento en que sucedió, allí estaba yo. Y ahora me ha enviado el Señor DIOS, y su Espíritu.” Oseas 1:7b, ”Pero me compadeceré de la casa de Judá y los salvaré por el SEÑOR su Dios.” ¿Quién va a usar a quien para salvarlos? Marcos 1:10, 11, “E inmediatamente, al salir del agua, vio que los cielos se abrían, y que el Espíritu como paloma descendía sobre El; 11y vino una voz de los cielos, que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido.” Efesios 4:1-7, “Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, 3esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. 4Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también vosotros fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, 6un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. 7Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo.” Judas 17-21, “Pero vosotros, amados, acordaos de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo, 18quienes os decían: En los últimos tiempos habrá burladores que irán tras sus propias pasiones impías. 19Estos son los que causan divisiones; individuos mundanos que no tienen el Espíritu. 20Pero vosotros, amados, edificándoos en vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, 21conservaos en el amor de Dios, esperando ansiosamente la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.” Juan 20:17, “Jesús le dijo: Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos, y diles: "Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios." Efesios 2:18, “porque por medio de El los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu.” [Lea Efesios 2:11-22 para todas las veces que encontramos Padre, Hijo y Espíritu Santo obrando como distintas personas.] Mateo 27: , “Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: ELI, ELI, ¿LEMA SABACTANI? Esto es: DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO? Lucas 23:34, 46, “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. 46Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPIRITU. Y habiendo dicho esto, expiró. Juan 14:6, “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” 1 Pedro 1:2, “según el previo conocimiento de Dios Padre, por la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre: Que la gracia y la paz os sean multiplicadas.” [Vemos que cada persona de la Trinidad está involucrado en nuestra salvación.] ¡Tenemos un Dios muy Grande!

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