Tarifas, la palabra que el Gobierno decidió indultar

Desde el próximo domingo, la principal feria informal comercializará todo tipo de carnes, frutas .... ECONOMIA & NEGOCIOS. La feria informal La Salada dejará.
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ECONOMIA & NEGOCIOS

Domingo 6 de noviembre de 2011

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ECONOMIA REAL

Comida más barata Desde el próximo domingo, la principal feria informal comercializará todo tipo de carnes, frutas y verduras

EMPRESARIOS & CIA. | POR DIEGO CABOT

Tarifas, la palabra que el Gobierno decidió indultar F

En la actualidad, ya se venden choripanes en La Salada RODRIGO NESPOLO

El nuevo gusto que tiene La Salada CARLOS MANZONI LA NACION La feria informal La Salada dejará de ser sólo sinónimo de indumentaria para convertirse en una suerte de Mercado Central, donde se podrán comprar alimentos frescos a bajo precio y sin la intervención de intermediarios que encarecen su valor. “Del campo, al consumidor”, es el eslogan escogido por sus promotores, que prometen abastecer de todo tipo de carnes, verduras y frutas. El esquema será el mismo que se emplea en la comercialización de ropa y comenzará a funcionar el próximo domingo en lo que hasta ahora era el estacionamiento de Punta Mogotes, la feria más grande de todo este complejo ubicado en el partido de Lomas de Zamora. En principio, la venta de alimentos se hará sólo ese día, pero si marcha bien, se agregará el sábado. “Se van a vender todos los productos frescos que están en la canasta familiar”, adelanta Jorge Castillo, administrador de Punta Mogotes. “Veremos si ampliamos al pan y productos envasados”, agrega el comerciante, que también es productor de carne vacuna y será proveedor en su propia feria. La idea, según cuenta, se apoya en una cooperativa de productores, en la que cada uno aportará lo suyo y luego recibirá una parte de las ganancias. “Uno aporta diez vacas; otro, cinco, y otro, 20. Después, eso va al frigorífico y, de ahí, a una cámara de una asociación de carne bovina”, explica Castillo. “Se vende en la feria, se pagan los gastos y lo que queda se reparte en forma proporcional entre los que aportaron la materia prima”, detalla. Carlos Arrieta, un criador de pollos parrilleros que produce 3500 animales por mes en su granja de Carlos Paz, provincia de Buenos Aires, es uno de los que se sumará al emprendimiento. “Así como en La Salada de ropa el sistema es del fabricante al público, nosotros vamos a hacer del productor al consumidor”, comenta el pollero. El principal objetivo de esta iniciativa es sacar del negocio a la figura del intermediario, que es, según argumentan sus promotores, el que les paga menos a ellos y le encarece el precio al comprador final. ¿Cómo son esos números? Arrieta hace el cálculo enseguida: el mayorista le compra a él a $ 6 el kilo de pollo, luego

lo vende al por mayor al carnicero a $ 12, mientras que la carnicería lo ofrece a entre $ 13 y 15. “Por eso queremos eliminar al intermediario, para vender el kilo de pollo a $ 9. Así ganamos nosotros y también le damos una ventaja al consumidor”, dice Arrieta. Lo mismo sucederá con el resto de los productos. La crítica a La Salada alimentaria será la misma que se hace a la de indumentaria: la mercadería evade impuestos y por eso puede ser más barata. Leandro Fernández, un productor de carne porcina que también venderá en esta feria, se defiende con el argumento de que él cumple su deber impositivo cuando compra el cerdo para luego engordar. La respuesta no es convincente, pero sí lo es el hecho de que hace años que La Salada funciona igual. En cuanto al transporte hasta la

OTRO PRECIO

15 Son los pesos a los que se vende el kilo de pollo en las carnicerías, mientras que en la feria La Salada se comercializará a 9 pesos.

feria, Fernández dice que en la mayoría de los casos se alquila. “Hay una cooperativa que hace la faena y los camiones que contratamos la pasan a buscar por ahí”, relata. Una vez en la feria, se distribuirá entre los puestos, que en muchos casos serán atendidos por socios de los productores, y en otros, por quien pague ese espacio. Arrieta cuenta que todavía no conocen el costo de los puestos habilitados para la venta, pero afirma que le adelantaron que no serán muy altos. “Vamos a ofrecer productos frescos de la misma forma que lo hacen los comercios. Todo más barato y dentro de la normativa de salud pública, como marcan las leyes nacionales, provinciales y municipales”, destaca Castillo. En la mayor feria informal del mundo, todo está listo para que desde el próximo domingo quien se dé una vuelta por ella pueda llenar algo más que su placard.

ueron largos ocho años de ostracismo. Pero un día despertó. Tarifas, la palabra prohibida desde 2003, amaneció en este fresco noviembre y se escuchó como nunca en las temerosas mesas de los empresarios de servicios públicos. El kirchnerismo ha sabido llenar de significado algunas palabras casi olvidadas y, en contrapartida, ocultar hasta el olvido otras tantas. Salvo honrosas excepciones, la mayoría de los empresarios canceló también de sus diccionarios públicos varios vocablos que molestaban al Gobierno. Pronunciar la palabra tarifas –y mucho más si estaba precedida por los términos suba o aumento– o inflación en público era poco menos que comprar una llamada de Guillermo Moreno encendido del otro lado del teléfono o reservar una visita de algún funcionario de la AFIP en la empresa. Algo similar ocurrió con la crisis energética. Nadie podía nombrarla y, en caso de hacerlo, había que negarla. Aún resuena en los oídos de un alto ejecutivo de una gasífera el trinar ronco de un colaborador de Julio De Vido que, en medio del invierno de 2007, le rogaba que llamara a las redacciones de los diarios para informar que el suministro de gas era normal. El ejecutivo cortó y prefirió seguir mirando cómo Crónica TV mostraba el enojo de los taxistas ante los cortes de GNC. Algo de esto cambió esta semana. Los ministros Julio De Vido y Amado Boudou se pararon frente a algunos periodistas y hablaron de tarifas y de aumentos. Fiel al manual kirchnerista, negaron incrementos tarifarios; prefirieron hablar de alzas en los importes totales. Los empresarios del cauteloso mundo de los servicios públicos descorcharon. Si bien nada de lo que recaudará el Gobierno cobrándoles más a los casinos, los bancos o las petroleras será para ellos, en el teatro gestual del kirchnerismo, poner sobre la mesa la palabra tarifas los llenó de optimismo. “La verdad es que es imposible entrever cómo se va a implementar el sistema de tarifas diferenciales que anunció el Gobierno. Pero eso importa poco. Lo que de verdad nos entusiasma es escuchar las palabra tarifas en lugares donde antes estaba censurada”, dijo el presidente de una compañía de servicios públicos el jueves, dos días después del anuncio oficial. Pasado el anuncio y el entusiasmo inicial, ahora todos esperan conocer cómo se implementará la diferenciación tarifaria. Boudou y De Vido presentaron como grandilocuente un

anuncio que, en caso de poder ponerse en marcha, provocará un ahorro de un 0,8% del total de subsidios proyectado para el año próximo. Poco en términos reales. Por caso, los ministros anunciaron que se dejará de subsidiar el agua de las salas de juegos de azar. Una docena de bingos y tres casinos son los únicos alcanzados por la decisión. El Gobierno sólo tiene jurisdicción sobre AySA y ésta sólo tiene un puñado de clientes que se dedican al juego. Quizá se inicie una gira nacional de algún funcionario para convencer a ejecutivos de empresas provinciales, municipales o cooperativas para que implementen una modificación de su esquema tarifario para que un cliente –el bingo o casino del pueblo– pague otro precio. “Pero no se olvide –se apuró a decir un ejecutivo de una empresa de agua provincial–

AySA y Aerolíneas Argentinas se parecen cada vez más: a ambas se les financia un descomunal déficit operativo que si una empresa cobra más, ese excedente se lo quedará ella. ¿Por qué se lo debería pasar a la Nación para que subsidie el déficit de AySA?” En ese caso, no habría ningún ahorro fiscal. En otra de las empresas privatizadas, que se dedica al sector energético, temen que el debate sobre la baja de los subsidios vuelva a avivar otro dormido que tiene que ver con lo público y lo privado. “Hay sectores enteros que son privados en el derecho y público en los hechos. Por ejemplo, los ferrocarriles de pasajeros: los privados lo gerencian y el Estado pone la plata. Si suben las tarifas, va a empezar un debate sobre la eficiencia de un sistema así”, dijo un director. Hay quienes temen que el debate llegue a Aerolíneas Argentinas. Después de todo, qué diferencia hay entre AySA y la firma que maneja Mariano Recalde. A las dos les financian un descomunal déficit en sus cuentas. Sólo que la prestadora de agua tiene la tarifa congelada hace 10 años. Y la otra no.

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LA SEMANA QUE PASO Las automotrices ya sufren la crisis Lunes. Mientras frena la demanda brasileña y se ahonda la crisis europea, Renault comenzó a aplicar un plan de suspensiones para cada lunes de este mes que abarca a unos 1000 operarios, que cobrarán el 75% del haber. Volkswagen adelantó a diciembre las vacaciones de unos 750 empleados.

Marcha atrás en el referendo griego Lunes a jueves. El primer ministro griego, Giorgios Papandreu, anunció un referendo sobre el plan de rescate, pero dio marcha atrás tres días después porque los líderes de la Unión Europea habían reaccionado trabando el desembolso del rescate a su país.

Draghi llegó al BCE y bajó las tasas Martes y jueves. El italiano Mario Draghi asumió como presidente del Banco Central Europeo y redujo las tasas de interés.

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