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Sociedad
| Sábado 19 de abril de 2014
comienzos | El amor En los tiEmpos dEl cólEra (1985)
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Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años. El refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos de la memoria con un sahumerio de cianuro de oro.” gabriel garcía márquez 1927-2014
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5. ColeCCión arango, r. Cuellar/fnpi, efe, ap y arChivo
1. Gabriel García Márquez en una foto familiar junto a su mujer, Mercedes Barcha, y su hijo Gonzalo y una sobrina, en 1990, en Bogotá 2. Con su viejo amigo argentino Julio Cortázar, en 1976; se habían conocido en París y compartían sentimientos literarios y políticos 3. El 10 de diciembre de 1982 recibió de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia el Premio Nobel de Literatura, en Estocolmo 4. Carlos Fuentes, Gabo, el ex presidente colombiano Belisario Betancur, José Saramago y Tomás Eloy Martínez, en Guadalajara, cuando el movimiento zapatista conmocionaba a México 5. Su última aparición pública, el 6 de marzo pasado, cuando cumplió 87 años y saludó a la prensa en la puerta de su casa, en Ciudad de México; ese día tarareó Las Mañanitas y lució en su solapa una rosa amarilla
Su amor, Mercedes Barcha, la gran novela de Gabo Opinión Carlos Restrepo EL TIEMPO/GDA
Texto publicado cuando Mercedes Barcha cumplió los 80 años, en 2012
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ay almas que parecieran tener sus caminos predestinados, como le ocurrió a Gabriel García Márquez con su esposa, Mercedes Barcha. El escritor dice que desde que la conoció supo que ella sería su esposa. Sin embargo, por situaciones de la vida de ambos, tuvieron que pasar muchos años antes de que Mercedes le diera el sí, el 21 de marzo de 1958, a las 11 de la mañana en la Iglesia del Perpetuo Socorro, de Barranquilla. Para la gran mayoría de sus amigos, “la Gaba” –como la llaman cariñosamente– ha sido, sin dudas, el polo a tierra que le permitió al Nobel colombiano volar con su imaginación por universos literarios y mágicos. “Ella ha jugado el papel de la Beatriz de
Dante, sólo que «Gabo» logró casarse con su Beatriz y vivir más de 50 años a su lado. Él ya era un genio cuando se casaron, pero sin Mercedes no habría logrado hacer todo lo que después consiguió en la literatura y en la vida”, comentó el escritor inglés Gerald Martin, autor de la biografía Gabriel García Márquez: una vida. Para el escritor y periodista Plinio Apuleyo Mendoza, amigo cercano de la pareja y padrino del primero de sus hijos, el cineasta Rodrigo García Barcha, el papel de Mercedes ha sido vital: “Ella se ocupa de la realidad que él no maneja, las finanzas, el hogar, la vida social, los viajes”. Por eso, para el cineasta y documentalista Rodrigo Castaño Valencia, quien prácticamente creció en los pasillos de la casa de la familia García Barcha debido a la estrecha amistad de sus padres, “Mercedes es la gran novela de «Gabo». Yo creo que ha sido completamente incondicional, pero con los pies en la tierra, mientras que «Gabo», afortunadamente para todos, es la fantasía”. Martin recuerda que mientras realizaba
la investigación sobre la vida del autor de Cien años de soledad, tuvo la oportunidad de entrevistarse con Fidel Castro y Felipe González, entre otros. “Ambos coincidieron en que en esa pareja no fue Mercedes la afortunada, sino «Gabo», ganador de la lotería.” Un regalo de la vida que “Gabo” conoció en Magangué (Bolívar), a principios de la década de 1940, cuando Mercedes era apenas una niña de 9 años, y él estaba próximo a irse a estudiar a Zipaquirá. Sus vidas han sido un sucesión de gratas coincidencias. Mercedes Raquel Barcha Pardo nació el 6 de noviembre de 1932 y, al igual que “Gabo” –cuenta Martin en su biografía–, fue la primogénita de los seis hijos que tuvo Raquel Pardo López, descendiente de una familia de ganaderos, y el farmacéutico Demetrio Barcha Velilla, descendiente de emigrantes del Oriente Medio. “De allí es de suponer la «sigilosa belleza de una serpiente del Nilo», de Mercedes”, anota Martin, al aludir a la manera como “Gabo” describe a “Mercedes, la boticaria” en Cien años de soledad: “La mujer sigilosa
y silenciosa, de cuello esbelto y ojos adormecidos”. El libro de Martin recrea escenas de su infancia: “En aquella época, ayudaba ya en la farmacia de la familia, y los niños García Márquez a menudo la veían cuando iban a hacerle recados a su padre. Todos ellos advirtieron, entonces y más adelante, que Mercedes tenía un fuerte concepto de sí misma y que ejercía una autoridad sosegada”. “Yo destacaría su inteligencia, la discreción, la elegancia, la dignidad, y –muy importante para «Gabo», me imagino– ha sabido seguir siendo la niña que él conoció cuando tenía apenas 9 años”, agrega Martin. “Considero que «la Gaba» ha sido la esposa ejemplar, en el sentido de anticiparse siempre a complacer a «Gabo» con la palabra, con el pensamiento, con la conducta y con el silencio, sobre todo. Es una mujer enormemente discreta. Ha sabido desaparecer a tiempo para que «Gabo» se proyecte en su verdadera dimensión. Ella mide cuidadosamente la distancia, no ocupa posi-
ciones que no le corresponden. Yo la he admirado siempre por eso”, comenta su amigo Álvaro Castaño Castillo. Quizá por eso, nunca ha sido amiga de las entrevistas. “Ademas de discreta, Mercedes es una maravillosa madre de sus hijos, Rodrigo y Gonzalo, y una abuela generosísima. Pero, además, es la mejor amiga de sus amigos y la más desprendida de los objetos materiales. Feliz regala los zapatos que sólo usó dos veces, porque es, ante todo, una recicladora de cariño”, anota Castaño. Entre sus gustos, se destaca el ser una gran comensal y disfrutar los vinos finos, con su inseparable cigarrillo. Vive al tanto de todo lo que pasa en Colombia; desde muy temprano consulta la prensa nacional y tiene una gran red de buenos amigos que la mantienen informada de todo. Si hay algo que adora Mercedes es celebrar su cumpleaños. Por eso, Gabito, en varias oportunidades, le ha tenido de sorpresa más de una parranda vallenata rodeada de amigos y familiares. “Son la mejor pareja de baile”, dice Rodrigo Castaño.ß