Siete miradas sobre La Habana

6 dic. 2012 - al cine de Guy Ritchie, Quentin. Tarantino, Robert Rodriguez y el primer Danny Boyle, pero más allá de cierta sensación de déjà vu hay unos ...
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espectáculos | 3

| Jueves 6 de diciembre de 2012

cine

Los golpes de la vida Diablo (argentina/2011). ★★★

buena. dirección: Nicanor Lore-

ti. guión: Nicolás Galvagno y Nicanor Loreti. fotografía: Claudio Sabino Beiza. música: Mauro García Barbe. edición: Martín Blousson y Nicanor Loreti. dirección de arte: Sandra Iurcovich. sonido: Sebastián González y Nerina Valido. elenco: Juan Palomino, Sergio Boris, Luis Aranosky, Luis Ziembrowski, Hugo “Kato” Quiril, Vic Cicuta, Lorena Vega, Javier Valentin Diment y Jorge D’Elia. distribuidora: Tren. duración: 80 minutos. calificación: apta para mayores de 16 años.

El Yuma, cortometraje de Benicio del Toro, con Josh Hutcherson

Foto: impacto

cine

Siete miradas sobre La Habana 7 Días en la Habana (españa-Francia-cuba/2012, HablaDa en español, inglés, serbio). ★★★ buena. dirección y guión: Benicio del Toro, Pablo Trapero, Julio Medem, Elia Suleiman, Gaspar Noé, Juan Carlos Tabío y Laurent Cantet. coordinación de guion: Leonardo Padura y Lucía López Coll. fotografía:

Daniel Aranyo, Diego Dussuel y Gaspar Noé. música: Xavi Turull, con la cola-

boración de Descemir Bueno y Kelvis Ochoa. edición: Thomas Fernández, Rich Fox, Veronique Lange, Alex Rodríguez y Zack Stoff. elenco: Josh Hutcherson, Vladimir Cruz, Emir Kusturica, Daniel Brühl, Elia Suleiman, Mirtha Ibarra, Jorge Perugorría, Natalia Amore. distribuidora: Impacto. duración: 129 minutos.

U

n film por cada día de la semana. Siete miradas diferentes sobre un mismo escenario multifacético, colorido y colmado de sugestión: La Habana. Las postales, la música y el color local están asegurados. La variedad de enfoques, también, porque los responsables de estos siete cortometrajes son otros tantos autores reconocidos, la mayoría hijos dilectos de Cannes. Y casi también puede descontarse que, como suele suceder en estas realizaciones colectivas, los

altibajos estarán a la orden del día. 7 días en La Habana responde a todas esas expectativas. Si su principal interés proviene de los nombres de los cineastas convocados, la curiosidad reside en averiguar qué camino ha elegido cada uno para responder a la invitación. La apertura le corresponde a Benicio del Toro, que elige el esquema clásico de un recién llegado a la capital cubana que con la guía de un taxista local vive una aventura nocturna que no se aparta demasiado de los lugares comunes: alcohol, sexo,

BEBER CON MODERACIÓN. PROHIBIDA SU VENTA A MENORES DE 18 AÑOS.

música y eventualmente travestismo. El Yuma es un joven actor norteamericano (Josh Hutcherson) que apenas repara en la superficie de la realidad. Lejos de los estereotipos, Pablo Trapero aprovecha la frescura de Emir Kusturica para hacerlo representarse a sí mismo en un festival de La Habana durante el cual entabla amistad con su ocasional chofer y disfruta de una jam session particular con el trompetista Alexander Abreu. A Julio Medem se debe uno de los tramos menos felices: la melodramática historia de una cantante cubana de muy escaso mérito a quien tientan para ir a trabajar en España y abandonar a su novio beisbolista. De ahí al Diary of a Beginner, de Elia Suleiman, hay un brusco cambio: aquí asoma el humor –un poco Tati, un poco Keaton– del palestino para contar la espera que padece antes de ser recibido en su embajada: una espera tan larga como los clásicos discursos de Fidel Castro. A

ese capítulo, uno de los mejores de la película, sigue un atractivo ejercicio visual de Gaspar Noé: Ritual, en torno de una suerte de exorcismo al que someten a una muchacha que ha practicado el lesbianismo. Los dos últimos episodios se acercan más al drama doméstico sobre la realidad cubana de hoy. Uno, Dulce amargo, de Juan Carlos Tabío, expone en un lenguaje algo avejentado, pero con la verdad que le da su familiaridad con el entorno, la breve historia de una psicóloga que difunde sus consejos por televisión, pero se gana la vida como eximia pastelera, papel en el que se luce Mirtha Ibarra al lado de un Jorge Perugorría casi irreconocible. El final es con lo mejor: La fuente, de Laurent Cantet, apunta a las creencias y costumbres populares de los cubanos a través de los preparativos de una fiesta religiosa en la que la Virgen María se mezcla con Oxum. ß Fernando López

R

econocido en un principio por su tarea periodística en revistas especializadas en cine de género como La Cosa o Fangoria, Nicanor Loreti se fue volcando cada vez más a los guiones y a la dirección de documentales y ficciones tanto en cine como en televisión. Y no le ha ido mal: con Diablo, por ejemplo, ganó la Competencia Argentina del Festival de Mar del Plata de 2011, entre varios otros premios. Un año más tarde, este potente y adrenalínico largometraje llega al circuito comercial con la historia de Marcos Wainsberg, más conocido como el Inca del Sinaí (Juan Palomino), un ex campeón de boxeo que se ha retirado de la actividad traumado por la muerte de un rival sobre el ring. Sumido en una crisis de conciencia y con su existencia cotidiana en constante declive, nuestro degradado antihéroe (tanto en lo físico como en lo anímico) intenta recuperarse y la visita de su ex novia podría ser el inicio de una suerte de resurgimiento. Pero no. El que también llega a la casa es su primo, Huguito (Sergio Boris), la

oveja negra de la familia, y con él, los problemas. Muchos. Y contundentes. Lo que sigue, entonces, es un descenso a los infiernos, una sucesión de enredos y situaciones extremas y sangrientas que Loreti maneja con gran conocimiento de los códigos del cine, una narración lúdica pero sólida y un sofisticado despliegue visual. En clave de thriller estilizado, comedia negra y violencia sádica con elementos gore, Diablo acumula elementos que remiten al cine de Guy Ritchie, Quentin Tarantino, Robert Rodriguez y el primer Danny Boyle, pero más allá de cierta sensación de déjà vu hay unos personajes, unos diálogos, un espíritu lúdico y un color local que le otorgan un particular encanto. Puede que a Loreti le falte aún encontrar un universo propio, una mirada como autor menos dependiente de modelos extranjeros, pero ya hay en él un realizador contundente y convincente. Lo principal (capacidad, talento, ambición) ya lo tiene. Para lo otro sólo habrá que esperar un poco más hasta sus próximas películas.ß Diego Batlle