Revista Encuentros - Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental

Valencia, España: El Mundo. Figueras, A. (16 de ...... mina los comportamientos. 3. Art. 173.2 sobre el delito ..... Gral. valenciana de la Mujer y en The. European ...
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REVISTA DEL ILUSTRE COLEGIO OFICIAL DE PSICOLOGÍA DE ANDALUCÍA ORIENTAL

T II - NUM- 42. MAYO 2017

ENCUENTROS EN PSICOLOGÍA

XX CONVENCIÓN DE LA PSICOLOGÍA ANDALUZA Almería, 9 de junio de 2017

¿A quién le importa la muerte?

Los roles del psicólogo en centros residenciales de mayores

...la influencia positiva de los animales en la salud de los

...La labor del psicólogo en los centros residenciales es

individuos, se han registrado beneficios como: disminución

fundamental para el bienestar del residente, ya que como

de la ansiedad y el estrés, mejora del estado de ánimo,

se ha destacado anteriormente, no sólo se trabaja en el

reducción de la presión arterial y disminución de problemas

área cognitiva, conductual o emocional del mismo sino que

cardíacos...

abarca todas las facetas que... Pág. 15

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ENCUENTROS EN PSICOLOGÍA

Revista del Ilustre Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental Temporada II. Número 42. Mayo 2017 Director: Manuel Mariano Vera Martínez Directores asociados: Jorge Jiménez Rodríguez María Ascensión López Galán Edita: Ilustre Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental (COPAO)

Redacción y administración: Ilustre Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental C/ San Isidro, 23 - 18005 Granada Tel: 958 535 148 Fax: 958 267 674 Web: www.copao.com Email: [email protected]

CONSEJO EDITORIAL Manuel Aleixandre Rico. Universidad de Granada Julián Almaraz Carretero. Universidad de Málaga Gualberto Buela Casal. Universidad de Granada Rosario Carcas Castilla. Colegio Oficial de Psicólogos de Aragón José A. Carrobles Isabel. Universidad Autónoma de Madrid Fernando Chacón Fuertes. Universidad Complutense de Madrid Francisco Cruz Quintana. Universidad de Granada Jesús de la Fuente Arias. Universidad de Almería José R. Fernández Hermida. Universidad de Oviedo María Benigna García Fernández. Universidad de Granada Juan García García. Universidad de Almería Pablo García Túnez. Coord. de Salud Mental. Hospital Virgen de las Nieves de Granada Juan Godoy García. Universidad de Granada Débora Godoy Izquierdo. Universidad de Granada Fernando Justicia Justicia. Universidad de Granada Francisco Labrador Encina. Universidad Complutense de Madrid Alfonso Luque Lozano. Universidad de Oviedo Antonio Maldonado López. Universidad de Granada Elvira Mendoza Lara. Universidad de Granada Miguel Pérez García. Universidad de Granada Nieves Pérez Marfil. Universidad de Granada Jacobo Reyes Martos. Universidad de Jaén Ramona Rubio Herrera. Universidad de Granada Francisca Ruiz Moreno. ASIMA, Málaga Francisco Santolaya Ochando. Consejo General de Colegios Oficiales de Psicología Javier Urra Portillo. Universidad Complutense de Madrid Jaime Vila Castelar. Universidad de Granada Manuel Vilches Nieto. Ilustre Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental Impreso en España Disponible en https://goo.gl/xgi4hw ISSN: 1130-3735 Depósito legal GR-415-1985

Encuentros en Psicología se distribuye gratuitamente a los colegiados del Ilustre Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental.

Ninguna parte de esta publicación puede reproducirse, almacenarse o transmitirse de ninguna forma ni por ningún medio, sea éste eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin la previa autorización por parte de los editores. Imagen de la portada: JLPC

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Editorial.

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El triaje psicológico.

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Los roles del psicólogo en centros residenciales de mayores.

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¿A quién le importa la muerte?

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11 de marzo: un día en la memoria.

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Suicidio en adolescentes.

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La importancia profesional de la intervención psicológica de emergencias y catástrofes en los simulacros.

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Intervención psicológica actual con menores infractores internos en el Centro de Internamiento de Menores Infractores (CIMI) Las Lagunillas de Jaén.

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Intervención familiar en procesos de separación o divorcio. El interés superior del menor y las incongruencias del sistema judicial.

39

El psicólogo psicoanalista en el tiempo de la prisa.

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Entrevista a Dª Elena Puertas y Dª Isabel Vera Navascués. Psicólogas de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior.

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Resiliencia en la policía local. Estrés crónico, sus consecuencias somáticas y psicológicas.

53

Micromachismos: Violencias invisibles.

62

La importancia de la formación en la intervención psicológica en catástrofes.

JUNTA DE GOBIERNO DECANO D. Manuel Mariano Vera Martínez VICEDECANA PRIMERA, Y DE MÁLAGA Dª Francisca Ruiz Moreno VICEDECANO DE ALMERÍA D. Alfonso Ibáñez Bonilla VICEDECANO DE GRANADA

D. Manuel Vilches Nieto

VICEDECANA DE JAÉN Dª Rocío Cobo Gutiérrez SECRETARIO D. José Luis Pérez Cobo VICESECRETARIA Dª Beatriz González Segura TESORERA Dª Matilde Cambil Contreras VOCALES D. Manuel Aleixandre Rico D. Manuel Vergara Blázquez VOCALES Dª Rocío Cobo Gutiérrez DELEGADOS DE SECCIONES Dª Susana Barragán Sánchez Dª Asunción Tárrago Ruiz D. Manuel Vilches Nieto Dª Aída Herrera Pérez D. Francisco Esteve Hurtado D. Jorge Jiménez Rodríguez D. José Antonio Torres Fernández Dª Isabel Vega Betoret Dª Carmela Rull Galdeano Dª Lucía Lamenca González

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La Convención de la Psicología Andaluza cumple 20 años. Nuestra reunión será en la espectacular ciudad de Almería. Será, de nuevo, un punto de encuentro de la profesión con la sociedad. Queremos decirle a la sociedad una vez más, quiénes somos, qué hacemos, dónde estamos y cómo queremos estar. Será un encuentro para el agradecimiento y el reconocimiento a las personas e instituciones que han apoyado y favorecido nuestro, cada vez, más necesario y valorado trabajo. Agradecer a quienes han considerado necesaria e imprescindible nuestra actividad profesional, apostando por nuestra intervención y teniéndonos muy en cuenta como referentes de apoyo y clarificación para sus funciones y por ende, para el derecho, la salud y el bienestar de los usuarios. Premiaremos en esta ocasión a su Señoría Ilma. Dª Lourdes Molina Romero, Presidenta de la Audiencia Provincial de Almería, en reconocimiento a la Institución Provincial que representa. Dar las gracias y premiar a quienes con su diaria labor han ayudado a que nuestra ciencia y nuestra profesión sea, día a día, más útil y eficaz para alcanzar los objetivos y retos que se esperan de nuestra actividad que no pueden ser otros que el fomento, mantenimiento y recuperación de la salud mental indiscutiblemente unida a la salud física. Dª Francisca Sánchez Sánchez es la primera psicóloga coordinadora de una Unidad de Hospitalización de Salud Mental por lo que por su trayectoria profesional la hemos considerado merecedora de este premio. Que la Psicología esté representada y vista en los medios de comunicación por profesionales que difundan y realcen nuestra labor ante la sociedad es algo que favorece la comprensión y el acercamiento a nuestro trabajo. Por tanto daremos las gracias y premiaremos a Dª Patricia Ramírez Loeffler quien de forma brillante ha difundido nuestra actividad haciéndola necesaria, cercana y atractiva.

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EDITORIAL

El premio de la Psicología Andaluza a organismos estatales es para Dª María Pilar Bardera Mora, Comandante de la Unidad Militar de Emergencias. Nos sentiremos felices también de premiar a quienes desde la necesidad de ayudar a colectivos de personas con daño cerebral. La asociación para personas con daño cerebral VIVIR ha aunado esfuerzos y superado dificultades para crear y mantener una organización y un espacio desde donde ayudar a las personas con esta dificultad y a sus familiares, brindándoles su apoyo desde la experiencia y la formación, contando con profesionales de la psicología para conseguir que los usuarios puedan añadir la calidad y el bienestar a su vivir. Recibiremos en un solemne acto a quienes se han incorporado este año a nuestro Colegio Profesional, que jurarán o prometerán cumplir fielmente con nuestro código deontológico. Haremos un reconocimiento a la fidelidad colegial de compañeros y compañeras que este año cumplen 25 años de pertenencia a nuestro colegio. Por primera vez se otorgan los premios a los mejores trabajos fin de grado a estudiantes de las cuatro provincias de nuestra demarcación colegial. Queremos premiar la excelencia en trabajos de calidad y motivar a los estudiantes para sus inicios profesionales. Este año será nombrado colegiado de honor de nuestro Colegio D. Manuel Berdullas Temes, vocal del Consejo General de la Psicología de España. Si bien, cada Convención es una fiesta para la Psicología y los profesionales que la ejercen, este año se cumplen 20 años de la Convención de la Psicología Andaluza y aunque dice la

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EDITORIAL EDITORIAL

canción que “20 años no es nada” para la Psicología es mucho tiempo. Son 20 años en los que la Psicología ha pasado por momentos difíciles y transcendentales que han servido para fortalecernos y consolidarnos como institución, ciencia y profesión. Algo que la experiencia nos debe enseñar es el convencimiento de lo beneficioso de estar todos Juntos en la Psicología y converger en defensa de la misma. Será una buena razón por la que reunirnos. Almería tiene el orgullo de celebrar este especial aniversario de nuestra Convención.

Queremos y esperamos que con vuestra asistencia disfrutéis y engrandezcáis esta XX Convención de la Psicología Andaluza. El lugar donde lo celebraremos será en la finca el Boticario, un espacio muy agradable donde tendremos la oportunidad de encontrarnos y disfrutar de esta fiesta de la psicología. Os esperamos. Alfonso Ibáñez Bonilla Vicedecano del COPAO en Almería.

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El triaje psicológico Mª Ángeles Morales Carrillo. Colegiada nº AO06751 Miembro de la Sección Profesional de la Intervención Psicológica en Catástrofes, Crisis y Emergencias del COPAO en Málaga Introducción Durante los últimos años, la necesidad de atención psicológica en una situación de desastre ha sido recibida con gran interés por parte de los medios de comunicación y diversos colectivos afectados. Actualmente, ya no cabe duda de que la intervención en estas situaciones debe cubrir tanto aspectos físicos como psicológicos y sociales. Actualmente se percibe con más claridad la necesidad de contar dentro de los planes de emergencia con la figura del/la psicólogo/a como un recurso más enmarcado en un enfoque multidisciplinar en la gestión de las catástrofes. Sin embargo, para gestionar esta actuación de manera óptima y eficiente hay que delimitar cuáles son las demandas psicológicas reales que puede provocar una catástrofe y, en consecuencia, cuáles son las funciones que debe desempeñar el psicólogo según el momento en que se tenga que actuar. En esta ocasión nos vamos a centrar en uno de los aspectos más importantes de la intervención psicológica en un desastre o catástrofe: el triaje psicológico. El termino triaje o triage es un neologismo, en castellano sólo se autoriza el uso del verbo triar, el cual se define como escoger, separar, o entresacar. El concepto fue desarrollado en su día por la medicina de guerra y catástrofes para la rápida selección de heridos, y se ha generalizado posteriormente.

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El triaje ha pasado a convertirse en un proceso dinámico de decisión que define la prioridad de asistencia a una persona afectada según su estado. ¿Cuál es su utilidad? Es una herramienta que nos permite, ante una situación de desastre o catástrofe, una rápida valoración/evaluación de las personas para una adecuada priorización de las mismas. De esta manera podremos ayudar al mayor número de personas involucradas en el suceso, en función de su estado individual, así como utilizar de forma eficaz los recursos disponibles. Priorizar adecuadamente en la intervención con víctimas, no solo mejora a las mismas, sino que además previene situaciones que pueden ser peligrosas. Por ejemplo: una persona en shock deambulando por la carretera. Se trata de mejorar y adecuar la asistencia de emergencia según la idea “cuidar que la persona adecuada reciba la asistencia adecuada en el lugar adecuado y por los motivos adecuados”. Antes de realizar el triaje -- Evaluación de la escena. En este punto necesitaremos obtener toda la información posible acerca de lo ocurrido (lugar, hora, acontecimientos, número aproximado de personas afectadas, posibles lugares donde intervenir, tipo de población…). -- Organización y coordinación con los diferentes equipos de emergencias. En primer

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lugar necesitaremos conocer qué profesionales han llegado a la escena y qué labor han realizado. En segundo lugar, necesitamos saber cuántos profesionales de la psicología de emergencias podrán intervenir y quién es la persona responsable de su organización.

33Víctimas con familiares fallecidos o aún desaparecidos, que por sus reacciones emocionales o falta de ellas, necesiten una intervención inmediata.

- ¿A qué personas afectadas se les puede realizar el triaje?:

33Víctimas con una patología de base psiquiátrica que se agrave tras los sucesos traumáticos.

• Personas a las que se les han hecho triaje sanitario, y son heridos verdes, es decir, no presentan patología médica urgente. • Personas a las que se les han hecho triaje sanitario, y siendo heridos amarillos (pacientes urgentes que deben ser atendidos en menos de 6 horas aproximadamente), los profesionales sanitarios nos requieren por dificultad de colaboración, por dificultad en la comunicación y relación de ayuda, por especial vulnerabilidad, o por ser un rescate muy prolongado sobre todo cuando el paciente se encuentra atrapado, o encerrado. • Grupos de familiares, vecinos, amigos… cuando no podamos contar con recursos suficientes. Clasificación Rojo Prioridad 1: Son todas esas víctimas que por su estado emocional, por su vulnerabilidad necesitan beneficiarse inmediatamente de la asistencia psicológica, suponiendo a veces personas que se encuentran en riesgo o pueden poner en riesgos a los demás. Estas situaciones son: 33Víctimas en estado de shock, estado disociativo, estupor reactivo. 33Víctimas con explosión emocional sin autocontrol.

33Víctimas con comportamientos auto agresivos/heteroagresivos.

33Víctimas con crisis de pánico, angustia o crisis de ansiedad. 33Víctimas menores que se encuentren solos. Amarillo  Prioridad 2: Son aquellas víctimas que también necesitan beneficiarse de nuestra asistencia psicológica pero por determinadas características (existe más autocontrol, tienen una visión más realista de la situación, no suponen un riesgo ni para ella ni para los demás) puede demorarse la intervención. 33Víctimas con familiares heridos o fallecidos, pero que presentan reacciones que no requieren atención inmediata. 33Víctimas que comienzan a expresar emociones y a conectar tras haber estado disociado shock pero que aún no han hecho una descarga emocional. 33Víctimas con síntomas cognitivos como ira o culpa. 33Víctimas con ansiedad y somatizaciones (dolor torácico, disnea, mareos…). 33Víctimas menores que se encuentren con familia. Verde  Prioridad 3: Aquellas personas que están afrontado la situación de forma saludable, sin suponer un riesgo ni para ella ni para los

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demás, con una adecuada canalización de emociones, y que no se encuentra en ninguno de los apartados anteriores. En ocasiones, las personas pertenecientes a esta categoría demandan poder ayudar. En este caso podremos recurrir a estas personas para la realización de determinadas tareas (por ejemplo: distribución de mantas, de agua, acompañamiento…), con el fin de maximizar los recursos y hacerles partícipes con su importante labor de ayuda. Debemos tener en cuenta que si una persona tiene algún criterio de una prioridad o color y un criterio de otra categoría, se le asignaría la de máxima prioridad. Por otra parte, es necesario conocer que las personas van a ir cambiando su nivel de prioridad o color, por lo que es importante detectar la evolución de sus síntomas y su situación general, para poder adaptar la intervención a sus necesidades y características. Para valorar la prioridad, podemos usar la tarjeta de Triaje psicológico en la que cumplimentamos los datos que aparecen en el gráfico, y pondremos un identificativo a la víctima (pegatina o pulsera) que indique su prioridad.

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lugar donde se encuentren los psicólogos que van a realizar la intervención. Cuando las circunstancias o características de la escena no permitan que esto pueda llevarse a cabo, será imprescindible la comunicación eficaz entre profesionales. En cuanto al lugar donde realizar el triaje, va a depender de las propias características de la situación crítica, de la zona y de los recursos disponibles. A veces las víctimas tienen que esperar en el lugar del incidente por lo que podrá hacerse in situ si la zona es segura, y otras veces, serán evacuadas a otro lugar o incluso al área destinada a la asistencia psicológica. Además de la necesidad de contar con pautas de actuación definidas, ante una situación imprevista de catástrofe, se hace imprescindible la capacidad de adaptación y el trabajo en equipo. Referencias bibliográficas Álvarez Leiva, C. (2002). Manual de atención a múltiples víctimas y catástrofes. Editorial Arán. Larumbe Iriartte, J.C., Martínez Bayarri, E., Aranguren Erdozain, E. y Capel del Río, J.A. (2007). Modelos de triaje en salud mental. Servicio de Urgencias. Hospital de Navarra. Losada Fernández, P. (2004). Función y perfil profesional del psicólogo como recurso humano en catástrofes. Conferencia Internacional de Psicología de la Salud PSICOSALUD. La Habana, Cuba.

Estas tarjetas suponen la primera documentación de estas víctimas y la información que se tendrá de las mismas en el área de intervención psicológica. Los pacientes una vez que tienen asignada su prioridad, serán acompañados al

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Ruíz Muñoz, E.M. (2015). El triage psicológico ¿Una herramienta para el psicólogo de emergencias? https://psicologosemergenciasbaleares.files.wordpress.com, numero14, vol1.

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Los roles del psicólogo en centros residenciales de mayores Isabel López Sánchez. Colegiada nº AO09418 María González López. Colegiada nº AO08436

Miembros de la Comisión de Envejecimiento del COPAO en Granada

Introducción El objetivo de este artículo es describir las funciones del psicólogo en los centros residenciales de mayores y resaltar la labor del psicólogo en residencias de mayores dentro de un equipo de trabajo interdisciplinar. El envejecimiento de la población es un fenómeno mundial irreversible con consecuencias en tres ámbitos fundamentales: el económico, que incide en el crecimiento financiero, el ahorro, la inversión, el consumo y las pensiones; el social, que afecta a la salud y el político, que influye en el voto y la representación. El último informe de Naciones Unidas publicado en mayo del 2011 indica que la población mundial alcanzará los 10.100 millones de personas en el 2100. La esperanza de vida a nivel mundial se estima que aumentara de 68 años en el periodo 2005-10 a 81 entre 2095-2100. La presencia de psicólogos en los centros residenciales va en aumento, debido al incremento de la esperanza de vida, que genera un crecimiento de personas mayores de 65 años. El ritmo de crecimiento de la población mayor en España, constituye un cambio histórico sin precedentes en la distribución de la pirámide de la población. Estas variaciones poblacionales cuantitativas, conllevan un rápido cambio sociocultural que genera problemas nuevos, tanto de carácter funcional, social como psicológico en la población mayor.

Actualmente se aboga por la figura del psicólogo en los centros geriátricos ya que este crecimiento de la población ha puesto en relieve los problemas de salud relacionados con el envejecimiento, y entre ellos, los trastornos mentales. El desarrollo de sus funciones dentro del área de psicología supone una apuesta por la atención de calidad para los residentes del mismo. A rasgos generales, la intervención del psicólogo debe contemplar tres líneas de actuación: la persona mayor dependiente, la familia cuidadora y el propio centro. La función que ejerce la intervención psicológica, individual y grupal, fomenta la mejora del proceso de adaptación e integración del residente al centro. Funciones del psicólogo en residencias de mayores En primer lugar, el equipo interdisciplinar del centro se planifica, coordina e interviene sobre el Plan de Atención Individual (PAI). Éste, proporciona una adecuada evaluación de los residentes en toda su dimensión, es decir, una valoración geriátrica integral interdisciplinar. Para conceptualizar, el Plan de Atención Individual, es un documento elaborado por el equipo interdisciplinar, desde una perspectiva preventiva y rehabilitadora, que recoge la valoración completa de cada usuario como mínimo en el área sanitaria, social, física, funcional y psicológica. Se realiza aplicando herramientas de valoración estandarizadas y que determinan los objetivos, el plan de trabajo interdisciplinar

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y las intervenciones de cada área, así como la evaluación de los resultados en cuanto a mejora de la calidad de vida del paciente y su familia. Con el PAI pretendemos fijar unos objetivos a conseguir en cada residente, tanto a nivel preventivo como asistencial. Por otro lado, se destacan las funciones generales que el psicólogo en centros residenciales realiza: -- Entrevista inicial psicosocial. Tiene como finalidad, conocer el entorno sociofamiliar del residente. -- Evaluación cognitiva, afectiva, y conductual del residente a través de baterías de evaluación estandarizadas. -- Planteamiento de objetivos terapéuticos adaptados a cada usuario. -- Establecimiento de programas y actividades para conseguir los objetivos planteados. -- Desarrollo y ejecución de la línea de intervención psicológica propuesta para cada residente. -- Seguimiento del plan: revaloración, revisión del objetivo y mantenimiento o establecimiento de nuevas pautas. -- Planteamiento de estrategias de intervención cognitivo-conductual y emocional. -- Seguimiento de la intervención psicológica propuesta. -- Diseñar y realizar talleres grupales de intervención para abordar el área cognitiva, conductual y/o emocional de los residentes. -- Asesorar e informar a los familiares en proceso de adaptación y evolución del residente al centro.

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-- Atención a familias en el proceso de duelo con el residente. -- Dirigir los grupos de ayuda mutua. A continuación, se describen las siguientes funciones del psicólogo centradas en tres principales líneas de actuación: en el residente, la familia y el centro residencial. 33Centradas en el residente: a. Conseguir una buena adaptación al centro. Se debe realizar una evaluación completa de la persona (cognitiva, conductual, afectiva y funcional). Se realizarán los informes correspondientes que servirán para orientar y asesorar al residente, familia y equipo multidisciplinar, y a su vez servirá como línea de base a partir de la cual realizar un posterior seguimiento. b. Proporcionar atención psicológica. El objetivo es prevenir y facilitar la resolución de conflictos personales. La intervención podrá realizarse a nivel individual o grupal, generalmente a demanda del equipo asistencial, la familia o del propio residente. c. Estimulación cognitiva. Mantener las habilidades intelectuales (atención, memoria, praxias, funciones ejecutivas, cálculo, etc…) conservadas el máximo tiempo posible con la finalidad de preservar su autonomía; crear un entorno rico en estímulos que facilite el razonamiento y la actividad motora; mejorar las relaciones interpersonales. 33Centradas en la familia: a. Acompañar en el proceso de institucionalización. Es imprescindible el trabajo en estrecha relación con el departamento de trabajo social. Es muy importante dar a conocer a la familia las características del recurso, ya que esto facilitará su vinculación tanto al equipo

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asistencial como a la dinámica organizacional en general. b. Favorecer el bienestar emocional y afectivo del cuidador principal. Ayudar a redefinir el nuevo rol que adopta la familia tras el ingreso del residente, siendo muy importante dar a conocer la situación familiar y de manera especial, la del cuidador principal. Se deberá intervenir en la resolución de conflictos personales que puedan presentarse. c. Favorecer la adaptación al cambio dentro del sistema familiar. Atender a la familia informando, asesorando y dando soporte emocional. 33Centradas en el centro residencial: a. Intervención dirigida al equipo para aportar calidad en la labor asistencial y facilitar el rendimiento continuado. Para ello, se ha de favorecer un buen clima de trabajo, paliar el efecto burnout y dar apoyo emocional. También se deberá dar apoyo formativo en cuestiones de salud y envejecimiento, así como de trabajo en equipo. b. Intervención dirigida al propio espacio ambiental. Valorar y modificar el impacto en el residente de diversas variables ambientales por lo que la intervención se dirigirá a satisfacer algunas de las necesidades básicas de los residentes respecto al entorno físico. Se participará en la planificación del espacio, estudiando su adecuación teniendo en cuenta diferentes variables tanto a nivel físico (confort, seguridad, orientación) como psicológico (intimidad, comunicación, bienestar emocional). c. Formación. Se encargará de impartir actividades formativas que irán dirigidas a los profesionales del centro residencial para que conozcan las diferentes patologías así como la forma de tratarlas.

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Los talleres de intervención psicológica grupal/individual en residencias de mayores. Actualmente, no existe ninguna intervención médica conocida que consiga detener o prevenir la aparición del deterioro cognitivo asociado a la demencia (Clare, 2008). Aunque es asumido que el tratamiento farmacológico produce efectos beneficiosos sobre la cognición y la conducta de los pacientes con demencia, estos resultados han sido discretos en algunos pacientes, lo que ha provocado un aumento del interés hacia intervenciones basadas en estrategias psicológicas y sociales. Desde la aportación original de Diller (1976), las terapias centradas en el funcionamiento cognitivo han suscitado gran atención, pues han logrado potenciar los efectos beneficiosos obtenidos con el tratamiento farmacológico. El entrenamiento cognitivo, se define como cualquier tipo de intervención no farmacológica orientada a mejorar el funcionamiento cognitivo con independencia del mecanismo de acción. Este tipo de intervenciones han logrado enlentecer el declive cognitivo y reducir las alteraciones de conducta de los pacientes con demencia, mejorando así la percepción de la calidad de vida de los residentes y familiares. Los talleres propuestos dentro de la intervención terapéutica desde el área de psicología, se realizan teniendo en cuenta la valoración cognitiva, afectiva y conductual de los residentes. Y sobre todo, adaptando las actividades a las necesidades de los residentes, cuya finalidad es la consecución de los objetivos terapéuticos propuestos. 33Rehabilitación cognitiva: en el desarrollo de sesiones de estimulación cognitiva, se trabajan funciones intelectuales básicas y superiores, como atención, percepción,

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orientación, memoria, cálculo, lenguaje, razonamiento, gnosias, praxias y funciones ejecutivas. Dado el nivel de deterioro (ausencia-leve-moderado-severo) y de los objetivos perseguidos, se seleccionan los talleres y las técnicas estandarizadas adecuadas para trabajar con los residentes. 33Terapia de Orientación a la Realidad (TOR). Estos talleres tienen como objetivo que el residente tome conciencia de qué día es (orientación temporal), el espacio dónde estamos y dónde vivimos (orientación espacial) y respecto a su propia persona, quién soy yo (orientación personal). La Terapia de Orientación a la Realidad permite ubicar al residente en espacio, tiempo y persona. 33Reminiscencia. Favorece la evocación de recuerdos y sucesos del pasado del residente, conectándolo con el presente, estimulando la expresión de vivencias pasadas así como la capacidad de autorreconocimiento. Tiene como finalidad, conseguir fortalecer y consolidar la propia identidad, frente a los cambios que supone el proceso de envejecimiento. Se potencia, principalmente a través de la narración y/o materiales asociados a hechos del pasado, la memoria episódica (recuerdos personales), y la memoria semántica (datos históricos relevantes) e intervienen otros procesos como la atención, lenguaje expresivo y comprensivo, orientación, gnosias. Además la persona experimenta emociones vinculadas a esos recuerdos. 33Taller de memoria: tiene como finalidad prevenir o reducir, uno de los temas de mayor preocupación en los adultos mayores como es la pérdida progresiva de memoria. 33Taller de gnosias: Las gnosias son las actividades organizadas de la sensopercepción. Son las responsable de elaborar, interpretar y asignar un significado a la información

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captada por los distintos sentidos del ser humano. Se clasifican en: • Gnosias simples: -- Gnosia visual: reconocer visualmente una serie de elementos y atribuirles significado (color de una fruta, la forma de una ventana…). -- Gnosias auditivas: reconocer de manera auditiva, diversos sonidos. -- Gnosias olfativas: identificar mediante el olfato diversos olores. -- Gnosias gustativas: a través del gusto reconoce sabores concretos. • Gnosias complejas: -- Gnosias visuo-espaciales: reconocimiento de formas geométricas, planos… 33Taller de praxias. Consiste en el desarrollo del proceso neurológico que permite organizar, planear y ejecutar, de una forma eficiente, habilidades de todos los tipos. • Praxias ideomotoras: ejecutar un gesto simple a la orden y/o en imitación (saludar, despedirse, peinarse…). • Praxias constructivas: capacidad de reproducir un modelo, construir o modelar un objeto. • Praxias del vestido: capacidad de vestirse y disponer de prendas respecto a las partes del cuerpo correspondientes. 33Taller de Funciones Ejecutivas: tiene como finalidad, mejorar la planificación temporal de la conducta, la capacidad de secuencias y organizar la información, la supresión de los datos irrelevantes, comprensión del lenguaje abstracto y el razonamiento sobre la información visual. 33Taller ¡Cuéntame que te escucho!: La persona responsable de la actividad, leerá a la

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persona mayor el periódico, un libro o cualquier publicación que le resulte interesante. El responsable debe intentar provocar una conversación aunque sea no verbal (sonrisas, movimiento...) sobre sus vivencias. Su objetivo es promover la escucha, propiciar la comunicación tanto verbal como no verbal, conseguir la integración social del mayor, y recuperar vivencias y recuerdos. 33Taller de Relajación e Imaginación Temática. Se realiza a través de la evocación de imágenes mentales, que producen un alto grado de relajación con la ayuda de música relajante. Consiste en imaginar situaciones agradables. Al conseguir un estado de relajación y desconexión de nuestra mente, el cuerpo también se relaja. Y beneficia funciones cognitivas como la atención y la concentración. 33Taller de Estimulación Psicomotora: los programas de gerontopsicomoticidad favorecen el movimiento, la postura, el equilibrio, la coordinación, las emociones, creatividad, memoria, atención y capacidad de adaptación. 33Taller de Musicoterapia: según National Association for Music Therapy (NAMT), se define la musicoterapia como “el uso de la música en la consecución y el acrecentamiento de la salud tanto física como mental. Es también la aplicación científica de la música, dirigida por el terapeuta en un contexto terapéutico para provocar cambios en el comportamiento. Dichos cambios facilitan a la persona el tratamiento que debe recibir, a fin de que pueda comprenderse mejor a sí misma y a su mundo, para poder ajustarse mejor y más adecuadamente a la sociedad”. Programas de Psicoestimulación Integral; es un conjunto de estrategias terapéuticas, no farmacológicas, concebido para restablecer, rehabilitar y frenar el proceso evolutivo de la enfermedad de Alzheimer y de otras demencias. El taller de psicoestimulación cognitiva tiene como objetivo principal la recuperación o manteni-

miento de las funciones mentales superiores. Es decir, es un recopilatorio de todos los talleres expuestos anteriormente, cuya finalidad es prevenir y ralentizar el deterioro cognitivo, así como rehabilitar las capacidades cognitivas afectadas. 33Taller recreativo: Hacer partícipe a los adultos mayores que conviven en centros residenciales de actividades lúdicas, supone una serie de beneficios, ya que forman parte de un conjunto de actividades en forma de ocio que se convierten en fuente de satisfacción y de relaciones interpersonales. Entre los beneficios, destacan: • Mantener independencia en la realización de las actividades de la vida diaria. • Mantener un mayor contacto con la sociedad. • Aumenta el bienestar físico y psicológico. • Lugar contra el aislamiento social. • Fuente de diversión. • Aumenta su autoestima. • Previene la desorientación espaciotemporal. Conclusiones La labor del psicólogo en los centros residenciales es fundamental para el bienestar del residente, ya que como se ha destacado anteriormente, no sólo se trabaja en el área cognitiva, conductual o emocional del mismo sino que abarca todas las facetas que tanto de manera directa como indirecta afecta al adulto mayor. Se favorece la adaptación al centro, conociendo cada caso e incentivándole a participar en distintas actividades. Se adaptan todos los servicios de que dispone el centro a sus necesidades, junto con el trabajador social, nos convertimos en un puente entre el centro y las familias. Según afirma el Colegio Oficial de Psicología (COP), “el enfoque en el que la vejez era caracterizada fundamentalmente por un decli-

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ve y deterioro generalizado, ha ido cambiando hacia una visión de esta etapa de la vida como un reto adaptativo que cada persona supera de forma diferente en función de un conjunto de factores muy heterogéneos”… “El psicólogo ha pasado a tener un papel relevante en la intervención con las personas mayores desde esta perspectiva del envejecimiento como una etapa evolutiva especialmente importante en el que la calidad de vida se ve especialmente amenazada. El objetivo es ayudar en este proceso adaptativo tanto con intervenciones sobre el propio sujeto como con su entorno familiar o de convivencia”. Referencias bibliográficas Arenas, I., Guarch, S. y Pratgninestós, E. (2006). El papel del psicólogo en los centros residenciales geriátricos. Col•legi Oficial de Psicologia de Catalunya. II Asamblea Mundial del Envejecimiento (2002). Prevención y promoción de la salud en el anciano institucionalizado. La residencia como espacio de convivencia y de salud. Instituto de Salud Pública. Camacho, P. (2006). Musicoterapia: culto al cuerpo y la mente. Dialnet.

Fernández López, L. y otros. (2002). Edita Empresa de Servicios en Intervención Social Mano a Mano S.L. Sevilla. Fernández, R. (2000). Gerontología social. Madrid: Pirámide. Rodríguez, C. (2007). Portal especializado en Gerontología: http://www.infogerontologia.com/index.html. Sardinero, A. (2010). Estimulación cognitiva para adultos. España, Grupo Gesfomedia, S. L. Tallis, J. y Soprano, M. (1991). Neuropsicología y aprendizaje. Buenos Aires: nueva visión. Tárraga, L. y Boada, M. (2000). Ejercicios prácticos de estimulación cognitiva para enfermos de Alzheimer. Fundación ACE. Colabora: Novartis. http://www.infogerontologia.com/rol/index1. html http://www.psicocode.com http://www.tallerescognitiva.com

Castellón, A. y Castellón, V. (2011). Deterioro cognitivo en el mayor. Almería.

http://atencionmayores.org/musicoterapia-personas-mayores/

Fernández-Calvo, B. et al. (2011). Eficacia del entrenamiento cognitivo basado en nuevas tecnologías en pacientes con demencia tipo Alzheimer. Psicothema, vol. 23

http://crealazheiesmer.com http://vejezyvida.es

Informes Psicológicos Se recuerda a los/las señores/as colegiados/as que en los informes psicológicos es imprescindible incluir nombre y apellidos, firma y número de colegiado/a.

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¿A quién le importa la muerte? Julio Alberto Torres. Colegiado nº AO09851 Miembro de la Sección Profesional de la Intervención Psicológica en Catástrofes, Crisis y Emergencias del COPAO en Almería

Recientemente, se está indagando en la conciencia del animal respecto a la muerte, situándolos en un nivel activo ante sus eventos experienciales, no siendo una singularidad del ser humano. Hasta ahora no sabemos gran cosa sobre cómo reaccionan los animales ante la muerte de sus parientes (humanos y no humanos). Cada vez son más las evidencias de que son sensibles ante el hecho concreto. Si tenemos en cuenta que los animales sociales desarrollamos vínculos y apegos de una fuerte intensidad con otros miembros, lo lógico es pensar que experimentamos algún tipo de emoción o aflicción en su ausencia. Es excesivamente arrogante pensar que los humanos somos los únicos animales que sufrimos los procesos de duelo. Y aún más relevante, ¿sólo a los seres humanos nos importa la muerte de un ser querido? En este artículo es lo que vamos a desentrañar para abrir paso al debate y a la opinión. Este artículo se me ocurrió empezar a escribirlo tras reflexionar “cuando muere un animal no humano, su cuidador puede sufrir y es motivo suficiente para procesar un duelo; sin embargo, cuando se muere ese cuidador, ¿qué ocurre con ese perro, o ese gato, o ese caballo…? Un ejemplo sería, cuando se muere el perro miramos al “dueño”, cuando se muere el “dueño”, ¿a quién miramos? Seguro que os habéis percatado que al perro no, ¿verdad? Podremos estar acompañando a otros familiares del individuo mientras el perro puede estar manifestando sintomatología característica de duelo, en la medida que aún desconocemos.

Es tal la importancia de este hecho que un conjunto de expertos redactó la Declaración sobre la Conciencia en Cambridge en el marco de la Conferencia sobre la Conciencia en Animales Humanos y No Humanos (2012) en el que se recoge la evidencia, indicando que los seres humanos no son los únicos que poseen los sustratos neurológicos que generan conciencia. Animales no humanos, incluidos todos los mamíferos y las aves, y muchas otras criaturas, incluyendo pulpos, también poseen estos sustratos neurológicos, corroborado científicamente. Respecto a la utilidad de los animales en nuestro sentido de vida y en nuestro ritmo cotidiano de vivir, desde 1960 en el que empiezan a realizarse los primeros estudios orientados a investigar sobre la influencia positiva de los animales en la salud de los individuos, se han registrado beneficios como: disminución de la ansiedad y el estrés, mejora del estado de ánimo, reducción de la presión arterial y disminución de problemas cardíacos, entre otros. Lo que vengo a decir, es que ahora el planteamiento no será para qué nos sirven a los individuos como prebenda o panacea, sino como actor principal de la historia de carácter indagadora que estamos elaborando. Así, dejamos a un lado el carácter de instrumentalidad que ha estado presente en las investigaciones con animales. Y no deja de ser cierto que con la presencia de valores favorables obtenidos por la intervención de los animales, modifique el estado de ánimo empobrecido que puede formar parte de sintomatología depresiva (Lara, 2000).

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Parkes (1993) considera que las respuestas de duelo en los animales muestran que en los humanos funciona con procesos biológicos y primitivos (citado en Worden, 2004). Os muestro un ejemplo en elefantes: en ocasiones, se ha observado que los elefantes se inquietan cuando encuentran un cadáver de su especie o fallece algún miembro, y también que pueden permanecer varios días “custodiándolo” (en aparente silencio), tocando y olfateando los restos, así los elefantes vuelven sistemáticamente al lugar en el que yacen los restos de alguno de sus miembros, como si “visitaran a sus muertos”. Para acabar, menciono a un equipo de la Sección de Catástrofes y Emergencias del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental (COPAO), que se ha dispuesto a investigar la presencia de consciencia de sufrimiento o duelo en animales tras la muerte de otro animal o un ser querido, un campo sin duda, complejo a la hora de adentrarse, pero paralelamente apasionante, lo cual me anima a formar parte, esperando a aquél extraño que lo lea que se anime, al menos, a acercarse a ese animal para acompañarle en esos luctuosos momentos. En el acerbo cultural, hay muchas observaciones llevadas a cabo por personas que aman a los animales, lo cual tiene ventajas e inconvenientes. Por un lado, estas personas pueden tener la tendencia sesgada a antropomorfizar, a interpretar en clave humana conductas de sus mascotas, actitud que por supuesto no es nada científica y que al mismo tiempo es normal puesto que hay un vínculo emocional de alta intensidad, implicando así que haya que tomar una buena dosis de escepticismo ante este tipo de descripciones. Por otro lado, estas personas observan durante años a sus mascotas en todo tipo de situaciones, y este exhaustivo “trabajo de campo” puede producir una valiosa base de datos que puede ser aprovechada para investigaciones posteriores. De esta manera,

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teniendo en cuenta el aliciente de contar con esta muestra de población en nuestra investigación, expediremos una encuesta elaborada a profesionales del sector (etólogos, veterinarios, etc.), pero también a aquellas/os que simplemente compartan su conciencia emocional con sus animales, con el objetivo de conseguir que, desde una perspectiva científica, podamos tener un amplio espectro de opiniones respecto al área que nos concierne. “El hombre tiene un gran poder de habla, pero la mayor parte de lo que dice es vano y engañoso. Los animales apenas pueden hablar, pero lo poco que dicen es útil y veraz; y es mejor una cosa pequeña y cierta que una gran falsedad.” Leonardo Da Vinci (1500) Referencias bibliográficas Declaración de Cambridge sobre la Conciencia Animal (2012). Recuperado de: http://fcmconference.org/img/CambridgeDeclarationOnConsciousness.pdf García, A. (2008). Terapia asistida con animales. Manual de Buenas Prácticas. Vol.1. Edita: Ministerio del Interior. Secretaria General Técnica. Lara, F. (2000). Aplicaciones psicosociales de los animales (sin editorial). Ramos, P. (2015). Animales de luto; estudios apuntan que también pasan por un duelo. Lo puedes encontrar en: http://proyectogransimio.org/noticias/noticias-destacadas/animales-de-luto-estudios-apuntanque-tambien-pasan-por-un-duelo Worden, J. (2004). El tratamiento del duelo: Asesoramiento psicológico y terapia (2ª edición). Paidos Ibérica.

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11 de marzo: un día en la memoria Javier Postigo Martínez Nº Colegiado AO-09620 Miembro de la Sección Profesional de la Intervención Psicológica en Catástrofes, Crisis y Emergencias del COPAO en Granada

Cuando escuchamos esta fecha, a todos se nos hace un nudo en el estómago. Han pasado trece años desde AQUEL día. Probablemente haya parte de nuestra población que no lo recuerde debido a su corta edad, pero, nos guste o no, es parte de nuestra historia y no debemos olvidarlo: a las 07:20 de la mañana explotan diez bombas repartidas entre cuatro trenes que circulaban entre Alcalá de Henares y Madrid. Cada tren iba lleno de personas, personas inocentes cuyos únicos crímenes fueron residir en España y coger ese tren. 192 víctimas mortales, o mejor dicho, asesinados y 1755 personas heridas como consecuencia de los atentados en los trenes y la inmolación en el piso de Leganés cuando el Grupo Especial de Operaciones (GEO) procedía al arresto de los terroristas. Ese fue, quizá, el peor día de nuestra vida como ciudadanos. El día en que nuestras lágrimas brotaban al ver, en las noticias, un hecho que a lo mejor no nos afectaba directamente, pero nos hizo volar hasta Madrid y sentir el dolor de todas aquellas personas (madres, padres, hijos, esposas, maridos, primos, amigos, alumnos, profesores…) que habían perdido la vida o habían sido heridas… heridas en el cuerpo o en el corazón. Cuando hablamos de víctimas, pensamos en todas aquellas personas afectadas por el ilícito. En este caso, pensamos en los asesinados y los heridos. Sin embargo, la descripción del término “víctima” es más extenso. Las víctimas son entendidas como: todas aquellas personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido

daños, incluidos lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales, así como a sus familiares o dependientes inmediatos directos y las personas que hayan sufrido daños al intervenir para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la victimización (Manzanera, 2002). Dejando de lado la parte de los daños corporales y materiales (pues su recuperación es más evidente y puede ser observable a simple vista) nos encontramos con las alteraciones psicológicas tras el desastre, bastante más difíciles de vislumbrar. Así entre 1 y 4 meses después de los atentados de Atocha, según Iruarrizaga, Miguel-Tobal, Cano-Vindel y González-Ordi (2004), el 45.3% presentó ataques de pánico o crisis de angustia; 31.3% depresión; 35.9% trastorno de estrés postraumático (TEPT); depresión mayor y TEPT fue de 18.8%. Sin embargo, no todas las investigaciones arrojan luz negra sobre este hecho. Existen también otras investigaciones con un tinte bastante más positivo: el estudio de Calderón, Espinosa y Techio (2004) manifiesta que la resiliencia (entendida como la capacidad de superación de los problemas con estrategias de afrontamiento de los mismos que incluirían algunos como: revaloración positiva, afrontamiento enfocado al problema, asignación de significado positivo a eventos ordinarios, búsqueda de apoyo social, reevaluación positiva, percepción de crecimiento personal y comunicación y expresión emocional) hace que las personas con esta característica, aunque sientan de igual modo el miedo y las emociones negativas, estas últimas son mayores en las personas poco resilientes, especialmente justo

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después de un ataque terrorista. Sin embargo, las personas resilientes sienten en mayor medida la sensación de orgullo y la solidaridad, y ponen en marcha antes los mecanismos necesarios para la superación del problema. De acuerdo con García-Vera y Sanz (2010), en lo relacionado con los trastornos mentales (referido a los trastornos depresivos y de ansiedad) como consecuencia de actos terroristas, cabe destacar que los afectados directos pueden desarrollar trastorno de estrés postraumático (TEPT), consiguiendo recuperarse sin secuelas psicopatológicas significativas, y sólo una parte de éstos presentan reacciones psicológicas de otra índole como depresión mayor, trastorno de pánico, agorafobia y trastornos de ansiedad generalizada, es decir, trastornos psicológicos diferentes al TEPT. Por otro lado, no debemos olvidar a las otras víctimas que también han sufrido durante y después de la barbarie, que son los familiares, conocidos y allegados así como los miembros de los Cuerpos de Seguridad del Estado, Servicios Sanitarios, voluntarios, y demás personas que de alguna forma ayudaron aquel funesto jueves: ellos también pueden desarrollar alteraciones psicopatológicas como víctimas indirectas del acto terrorista. No pueden caer en el olvido, pues aunque el porcentaje de prevalencia de alteraciones psicopatológicas en estas víctimas indirectas, aunque es bajo, no deja de ser existente. Pese a todo esto, y de acuerdo con las previsiones de los expertos, las reacciones psicológicas (negativas) a los hechos del 11M fueron menores de lo que se pensaba iban a ser. Evidentemente estas consecuencias fueron mayores en las víctimas directas e indirectas (su tasa de aparición fue mayor que en la población general) y, especialmente, mucho más intensas en función de la proximidad en el tiempo del atentado. No es lo mismo haber vivido personalmente un hecho traumático hace 1 hora, 1 semana, 1 mes o 1 año, que haberlo presenciado por medios de comunicación o

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indirectamente, así como sus propias características físicas (emplazamiento, modus operandi, cantidad de víctimas) como indican GarcíaVera y Sanz (2010). Así pues, las cifras previstas estaban sobredimensionadas y, además, la población general que se vio afectada por un TEPT fue menor al porcentaje que se esperaba (Vázquez, 2005). Viendo las investigaciones y noticias de tinte sociológico surgidas a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, del 11 de marzo de 2004 en Madrid o del 7 de julio de 2005 en Londres, podemos aventurarnos a concluir, por una parte, que desde la ocurrencia de estos actos terroristas cometidos por individuos radicalizados yihadistas ha aumentado la “islamofobia” en España (Figueras, 2005). Esto se ha visto multiplicado por seis de acuerdo con la agencia EFE (2016) especialmente tras los recientes atentados de París y Bruselas, provocando asimismo actos de violencia premeditados y de represalia. En relación a esto, Betancor, Rodríguez, Delgado y Ariño (2012) establecen que tras los atentados se produce una “infrahumanización” (generalizando), en este caso, de los marroquíes, como respuesta a la situación actual económica, política y social para dotarla de significado. Razonable desde el punto de vista teórico, como se afirma en Techio y CalderónPrada (2005) por el que el valor de la seguridad vista desde el prisma colectivo había aumentado, provocando mayor evitación y peor actitud personal y valoración o prejuicio colectivo ante los musulmanes. Todo ello contrasta con el estudio de Moya y Morales-Marente (2005) de acuerdo al cual, “la inseguridad es el principal miedo de la población española, provocando que haya dado lugar a la utilización y justificación de la Guerra Preventiva como medio para reducir la inseguridad”, pues, “hechos como los atentados de Atocha pueden afectar al mantenimiento de la jerarquía entre los grupos y, consecuentemente, fortalecer aquellas ideologías que legitiman la desigualdad y la predominancia del propio grupo”.

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El 11 de marzo fue un día triste, sí. Pero todos aprendimos algo importante: unos aprendieron que nuestras acciones tienen sus consecuencias, y éstas pueden afectar a otras personas (casi siempre inocentes); otros aprendieron que no son omniscientes ni omnipotentes; y los demás aprendimos que somos humanos, que nuestro corazón de hierro sigue teniendo su candor. Que además de ser “empáticos”, nuestra capacidad para ser resilientes nos hace capaces de superar hasta el hecho más atroz de nuestra historia como país e incluso mejorar ante la adversidad. Benito, Oudda, Benito, Lahera y Fernández (2010) indican que la resiliencia, en concreto varios factores de la misma -el asociado al entorno sociofamiliar (red de apoyo social de familia, amigos, conocidos y allegados) y el asociado al tratamiento (es decir, tratamiento psiquiátrico y psicológico individualizado y/o grupal)- fueron los que resultaron más útiles a sus pacientes, de acuerdo con su investigación. Relacionado con el párrafo previo, añaden Moya y Morales y Marente (2005) en el mismo artículo anteriormente citado que "…las personas que participaron en las manifestaciones mostraron mayores valores de benevolencia (preocupación por el bienestar de sus próximos) y seguridad (protección, orden y control del mundo social) y percibían el mundo social más benevolente. Al mismo tiempo, se refuerzan las conductas cooperativas y la autoeficacia personal y colectiva”. El 11 de marzo de 2004 ocurrió algo que superó todas las expectativas. El 11 de marzo todos fuimos uno. Todo el mundo quiso ayudar: los taxistas trasladaron en sus propios vehículos a heridos y familiares a los diferentes hospitales; médicos, enfermeros, psicólogos, psiquiatras, ATS, y demás voluntarios de todo el país ofrecen su apoyo a las víctimas y afectados. Todo el país rompió su avaricia personal, redujo sus diferencias a cero, sus prejuicios políticos y mostró su mejor cara, pues por encima de todo, las víctimas y sus familias eran

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“personas”. Mostró su lado humano, su lado empático, su verdadera naturaleza: su unidad, su humanidad y su caridad. Como conclusiones a este artículo, podemos destacar, por un lado, que por suerte las consecuencias psicológicas posteriores al atentado fueron relevantes, pero no tan potentes negativamente como se esperaba, y los afectados se recuperaron casi sin secuelas de gravedad. Por otro lado, que la resiliencia o la capacidad para sobreponerse a la adversidad juega un papel fundamental en la recuperación completa y satisfactoria, siendo de vital importancia el entorno sociofamiliar (apoyo percibido) así como el tratamiento recibido por parte de los profesionales sanitarios (tratamiento psicológico, psiquiátrico) tras el desastre. Por todo ello, y a la vista de toda la investigación antes citada, creemos que se hace necesaria la inclusión de profesionales de la psicología de emergencias en las instituciones que intervienen de primera mano en situaciones de crisis, catástrofes y emergencias, DESDE EL PRIMER MOMENTO, no ya para prestar exclusivamente primeros auxilios psicológicos (para lo que los psicólogos entrenamos a los demás intervinientes en una situación de emergencias), sino también, como dicen Echeburúa y De Corral (2007), para detectar a las personas en riesgo, evitar la aparición o agravación del trastorno y discriminar a las víctimas necesitadas de las no necesitadas para derivar a las primeras a los dispositivos asistenciales. Referencias bibliográficas Benito, A., Oudda, L., Benito, G., Lahera, G. y Fernández, A. (2010). Los factores de resiliencia ante las situaciones traumáticas. Análisis tras los atentados del 11 de marzo en una muestra de pacientes en el CSM de Alcalá de Henares. Revista de la asociación española de neuropsiquiatría, 30(107), 375-391.

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Betancor, V., Rodríguez, A., Delgado, N. y Ariño, E. (2012). Terroristas y víctimas. La infrahumanización de los marroquíes después del 11-M. Psicothema, 24(2), 243-248. Echeburúa, E. y De Corral, P. (2007). Intervención en crisis en víctimas de sucesos traumáticos: ¿cuándo, cómo y para qué? Psicología conductual, 15(3), 373-387. EFE. (30 de abril de 2016). Se multiplican por seis los casos de islamofobia en España. Valencia, España: El Mundo. Figueras, A. (16 de febrero de 2007). El rechazo a musulmanes en España es una realidad creciente. Madrid, España: El Mundo. García-Vera, M. y Sanz, J. (2010). Trastornos depresivos y de ansiedad tras atentados terroristas: una revisión de la literatura empírica. Psicopatología clínica legal y forense, 10, 129-148. Iruarrizaga, I., Miguel-Tobal, J., Cano-Vindel, A. y González-Ordi, H. (2004).

Consecuencias psicopatológicas tras el atentado terrorista del 11-M en Madrid en víctimas, familiares y allegados. Ansiedad y estrés, 10(2-3), 195-206. Manzanera, L. R. (2002). Victimología: estudio de la víctima. México: Porrua. Moya, M. y Morales-Marente, E. (2005). Reacciones psico-políticas ante los ataques terroristas del 11 de marzo de 2004. International journal os social psychology, 20(3), 331-350. Techio, E. M. y Calderón-Prada, A. (2005). Relaciones intergrupales, valores, identidad social y prejuicio en España después del atentado terrorista del 11 de marzo. International journal os social psychology, 20(3), 277-287. Vázquez, C. (2005). Reacciones de estrés en la población general tras los ataques terroristas del 11S, 2001 (EEUU) y del 11M, 2004 (Madrid, España): Mitos y realidades. Anuario de psicología clínica y de la salud, 1, 9-25.

Asesorías Profesionales Los colegiados tienen a su disposición un servicio de asesoría sobre asuntos relacionados con el ejercicio de la profesión. Se atenderán las consultas relacionadas con los siguientes aspectos: Iniciación a la Profesión, Psicología Clínica, Psicología Educativa, Psicología Jurídica, Psicología del Tráfico y de la Seguridad, Psicología del Trabajo, de las Organizaciones y de los Recursos Humanos, Psicología de la Intervención Social y Psicología del Deporte. Puede realizar su consulta por correo electrónico a: [email protected]

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Suicidio en adolescentes Lidia Sánchez Mora. Colegiada nº AO10175 Miembro de la Sección Profesional de la Intervención Psicológica en Catástrofes, Crisis y Emergencias del COPAO en Málaga

Desde hace pocos años son más frecuentes las noticias de acoso escolar en los centros educativos en España pero, sin duda, lo que más nos inquieta son los repetidos sucesos de suicidios en adolescentes, siendo particularmente trágico por el enorme impacto emocional que ocasiona en el entorno y por no aceptar ninguna tasa de suicidio superior a cero en personas jóvenes. Dicha alarma social nos lleva a reflexionar de cómo hemos pasado de hablar con normalidad de las burlas al niño o niña con gafas o sobrepeso, ya que “siempre ha sido así” porque “son cosas de niños”, al acoso escolar, ahora denominado bullying, y más allá del ciberbullying, a pasar a ser el suicidio la segunda causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años según la OMS. Así, este artículo intenta explicar qué cambios se han producido en nuestra sociedad y mostrar la necesidad de realizar actuaciones preventivas estableciendo los factores de riesgo más importantes o desencadenantes de manera que permita a maestros, psicólogos, padres y madres tener unas nociones y señales de detección e intervención. Debido a que el suicidio es un fenómeno multidimensional que encuentra sus raíces en factores familiares, educativos, sociales, biológicos y psicológicos vamos a detenernos en cada uno de ellos. Factores sociales y educativos La mención de factores sociales y educativos de manera conjunta es necesaria ya que un

cambio en la sociedad provoca un cambio en la escuela y viceversa. De esta manera, la sociedad actual ha pasado a ser democrática aceptando la diversidad cultural y pluralidad conllevando a nuevas demandas hacia la escuela. El problema es que la escuela al igual que la sociedad se encuentra también en un proceso de reconstrucción, cambiando tanto los contenidos y las formas educativas como la función del docente, pasando éste de ser una persona respetada y la única fuente de conocimiento que reproducía un currículo rígido, a enseñar materias que están en continuo cambio, utilizar técnicas de enseñanza con nuevas tecnologías que no están siendo facilitadas ni enseñadas por las administraciones educativas, desempeñando así un rol que actualmente no está bien definido, lo que provoca un conflicto entre el docente, la escuela, padres y alumnos que deriva en una situación de tensión, descontrol y una mayor ausencia de la autoridad del profesorado en las aulas. En este ambiente crece el adolescente, en un momento vital crítico ya que está experimentando cambios biológicos, psicosociales y creando su propia identidad. La escuela es un contexto clave donde los jóvenes no sólo aprenden aspectos formativos para el mundo laboral sino donde se desarrollan las competencias sociales, emocionales y cognitivas gracias a las relaciones entre iguales. De esta manera, las relaciones afectivas facilitan el desarrollo de las habilidades sociales, la expresión emocional, la identificación personal, el sentimiento de pertenencia, apoyo

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y seguridad que da el grupo, aumentando la autoestima en el individuo. Sin embargo, la relación entre los jóvenes no siempre es fácil, ya que la búsqueda de amistades y la necesidad de verse socialmente integrado conlleva, muchas veces, a situaciones de dominiosumisión donde ese desequilibrio, inicialmente aceptado, puede precipitar el maltrato o la violencia. En la actualidad, hemos pasado de un maltrato sutil a situaciones de abusos de diferente índole, cada vez más violentos y directos, que se realizan en ausencia del docente o sin ningún control por parte de éste. Así, utilizamos la palabra para referirnos a las “acciones negativas dirigidas contra un alumno o alumna de forma repetida y durante un tiempo” y como “un tipo de conducta dirigida a hacer daño; es repetida en el tiempo; y se produce en el seno de una relación interpersonal caracterizada por un desequilibrio de poder” (Olweus, 1999). El bullying tiene consecuencias negativas en la salud del estudiante, en el ámbito físico, psicológico y social, convirtiéndose en factores de riesgo que aumentan la probabilidad de suicidio; éstos son resumidos en la siguiente tabla: Baja autoestima. Fobia escolar. Absentismo escolar. Consumo de sustancias adictivas. Relaciones sexuales rematuras/violentas. Conductas antisociales. Trastorno de estrés postraumático.

Inhibición emocional. Depresión. Ideas/intentos de suicidio. Aislamiento social. Problemas en las habilidades sociales. Autolesiones. Ansiedad. Problemas de sueño.

Rechazo de su cuerpo.

Factores familiares Al igual que en la escuela, los cambios en la sociedad han provocado una transformación

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en las familias. La crisis mundial ha derivado en problemas económicos y dificultades laborales en los padres que dan lugar a un aumento de ansiedad, frustración, irritabilidad y depresión que repercuten en el cónyuge y en los hijos. En oposición a un estilo autoritario y de familia tradicional, los padres modernos han modificado sus estrategias de educación estableciendo un estilo parental más permisivo, fomentando el diálogo, asumiendo su responsabilidad, aceptando y respetando a los hijos pero sin ejercer apenas control ni límites en el comportamiento de los mismos, siendo una relación como “de igual a igual”, perdiendo los padres su autoridad, lo que fomenta un ambiente de inseguridad. Por su parte, el adolescente en esta etapa centra sus esfuerzos en lograr su independencia mostrándose desafiante lo que conlleva un incremento del grado de conflicto con los padres. En un contexto familiar donde hay falta de afecto y problemas de comunicación puede dar lugar a comportamientos autodestructivos por parte del adolescente como medio de comunicación de sentimientos y demandas, mostrando así estrategias de afrontamiento inadecuadas. El estilo parental de educación (en concreto el estilo permisivo de los padres), la estructura familiar (las familias monoparentales), la situación económica (las pérdidas económicas y/o laborales) parece que pueden precipitar las conductas suicidas. A pesar de que no existen muchos datos al respecto en la actualidad, según el estudio de Raúl Amezcua-Fernández de la Facultad de Psicología, Medicina y Cirugía de la Universidad Autónoma de Oxaca (Méjico) y el análisis de estudios realizado por Laura Mosquera Gallego de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante) se puede decir que algunos factores familiares precipitantes del suicidio en lo jóvenes son:

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33Acontecimientos vitales estresantes. 33Duelo reciente. 33Anticipación de un castigo. 33Carencias de afecto y cohesión familiar. 33Pérdidas económicas y laborales. 33Enfermedad mental en la familia. 33Divorcio o separación. 33Violencia doméstica. 33Consumo de sustancias adictivas. 33Antecedentes de suicidios en la familia. Factores biológicos y psicológicos del adolescente Aunque parece que los conflictos en la escuela son los que están aumentando la probabilidad de los suicidios en los jóvenes, los datos estadísticos actuales muestran que tras el 90% de los suicidios se encuentra una enfermedad mental. En concreto, la mayor morbilidad se ha asociado a trastornos depresivos (el 15% de los pacientes llevan a cabo un suicidio), siendo la desesperanza el mayor predictor de muerte, el trastorno bipolar y trastornos de ansiedad y estrés. Además, se han encontrado que trastornos de conducta, de personalidad (principalmente el trastorno límite de la personalidad y el trastorno antisocial), trastornos esquizofrénicos, trastornos alimentarios (sobre todo bulimia y anorexia) y los trastornos relacionados con el abuso de sustancias (alcohol y marihuana), en su co-ocurrencia aumentan la posibilidad de suicidio. Conclusiones A pesar de la dificultad que genera el estudio del suicidio debido a la falta de comunicación de estas muertes o sus tentativas que impiden una recogida concreta de datos para su análisis, se debería ahondar en la investigación de los factores de riesgo del suicidio en los adolescentes sobre todo en el ámbito escolar ya que, como indica la Guía de Práctica Clínica sobre la depresión mayor en la infancia y en la

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adolescencia del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (2009), el abordaje en su prevención se centra en intervenciones en el contexto educativo (páginas de la 115 en adelante) para realizar un diagnóstico precoz, basándose en Programas de prevención basados en el currículo en concreto, en el SOS (Signs of Suicide) y en Programas basados en entrenamiento de habilidades. Esta guía también se centra en la prevención de trastornos mentales, sobre todo el trastorno depresivo mayor junto con el uso de tratamiento farmacológico, la prevención de los medios de comunicación y el tratamiento psicoterapéutico centrado en el joven y en la familia. La educación es un tema de todos; así, padres, profesores, familia y sociedad en general, deben intentar conjuntamente prevenir el suicidio en adolescentes, por un lado cambiando la actitud hacia el suicidio y estando alerta de cualquier señal de malestar en los jóvenes y, por otra parte, fomentando los factores protectores como la cohesión familiar y con el grupo de iguales, facilitándoles los recursos sociales y terapéuticos, las estrategias de afrontamiento y habilidades sociales positivas, mejorándoles la autoestima y aumentando su autocontrol emocional. Referencias bibliográficas Abrejos, C., Krüger, H. y Samalvides, F. (2005). Intento de suicidio en niños y adolescentes, sus características biopsicosociales y diagnósticos psiquiátricos. Revista de neuro-psiquiatría, 68, pp. 55-66. Díaz-Atienza, F., Prados-Cuesta, M. y Ruiz-Veguilla, M. (2004). Relación entre las conductas de intimidación, depresión e ideación suicida en adolescentes, resultados preliminares. Revista de psiquiatría y psicología del niño y del adolescente, 4 (1), pp.10-19.

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Guía de la práctica clínica de prevención y tratamiento de la conducta suicida (2010). Ministerio de sanidad, política social e igualdad. Plan de calidad para el sistema nacional de salud. Guía de práctica clínica sobre la depresión mayor en la infancia y en la adolescencia (2009). Ministerio de sanidad, política social e igualdad. Plan de calidad para el sistema nacional de salud. Holguín, J.A.M., Rodríguez, M.J.C., Pérez, R.R. y Valdez, E.A. (2013). Intentos de suicidio en adolescentes de educación media superior y su relación con la familia. Psicología y salud, 17(1), 45-51. Mosquera, L. (2016). Conducta suicida en la infancia: Una revisión crítica. Revista de psicología clínica con niños y adolescentes, 3(1), pp. 9-18. Moya, J. (2007). La conducta suicida en adolescentes. Sus implicaciones en el

ámbito de la justicia juvenil. Intervención psicoeducativa en la desadaptación social, 1, pp. 29-36. Robles Martín, S. (2009). Sobre la evolución de la sociedad, la escuela y el docente. Gibralfaro: Revista de creación literaria y humanidades, UMA. Vol. 64, p.15. Valadez-Figueroa, I., Amezcua, R., González, N., Montes, R. y Vargas, V. (2011). Maltrato entre iguales e intento suicida en sujetos adolescentes escolarizados. Revista latinoamericana de ciencias sociales, niñez y juventud, 2 (9), pp. 783796. Valadez-Figueroa, I., Quintanilla-Montoya, R., Gonzáles-Gallegos, N. y Amezcua-Fernández, R. (2005). El papel de la familia en el intento suicida del adolescente. Salud pública de México, 47(1), pp.1-2.

Fuente imagen http://www.actuall.com

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La importancia profesional de la intervención psicológica de emergencias y catástrofes en los simulacros Lidia Guerrero Espinosa. Colegiada nº AO07533 Miembro acreditado de la Sección Profesional de la Intervención Psicológica en Catástrofes, Crisis y Emergencias del COPAO en Málaga

Previsión, prevención y formación son los tres principios básicos que desde que comencé a formarme en la Sección de Intervención Psicológica en Crisis, Catástrofes y Emergencias del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental, vas interiorizando. Nuestra sección continuamente se prepara y organiza para continuos ejercicios de simulación. Diferentes son los simulacros a los cuales hemos asistido y en los cuales hemos volcado todos nuestros conocimientos, pues se nos plantea el reto de abordar situaciones en entornos totalmente distintos, con la posibilidad de disponer de recursos para la intervención o no disponer de ellos y poder seguir igual de resolutivos. Esto nos permite ajustar mecanismos, estrategias y tácticas en un entorno controlado para que, en caso real el funcionamiento sea satisfactorio pudiendo controlar las más probables percepciones (despersonalización, desrealización, flash back), pensamientos (rabia, culpa, intensa tristeza) y conductas (embotamiento, estados de shock, de pánico), características propias de escenarios de alarma social. Descarrilamiento del metro de Málaga. La simulación de un accidente en el intercambiador de las líneas 1 y 2 de El Perchel, en el que un tren sufre un descarrilamiento e incendio posterior por el que varias personas resultan heridas de diversa gravedad, 20 viajeros y un operador, queda fuera de servicio y deberá ser encarrilado y remolcado. Trabaja-

mos con más de 240 efectivos de Emergencias de Andalucía -112, Grupo de Emergencias de Andalucía (GREA) y Protección Civil-, Metro de Málaga, Bomberos de la capital, Policía Nacional, Unidad de Policía adscrita a la Comunidad Autónoma, Guardia Civil, Policía Local, Bomberos de Infoca, la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES), el dispositivo de cuidados críticos y urgencias (DCCU) de Málaga, Hospitales (Regional, Virgen de la Victoria, Civil y Materno-Infantil), Protección Civil nacional y del Ayuntamiento de Málaga y Cruz Roja. Ejercicio de simulacro de hundimiento de un ferry llevado a cabo en el puerto de Motril. En esta ocasión los intervinientes en el simulacro fueron el Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) Psicosocial y ERIE de atención humanitaria a inmigrantes de Cruz Roja Española, el Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes, Crisis y Emergencias (GIPEC) del COPAO, Protección Civil, 112, Guardia Civil, Policía Local, Salvamento Marítimo y Autoridad Portuaria. Además, recibimos la formación de la Unidad Militar de Emergencias (UME), en la que nos presentaron el modelo de gestión de emergencias con el que cuenta esta unidad militar, especializada desde hace casi una década en la intervención en catástrofes y emergencias a nivel nacional e internacional. Amerizaje de un avión de pasajeros a unos cuatro kilómetros al Sur-Este del aeropuerto de Málaga. Anualmente nos

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formamos en diferentes aeropuertos y éste fue el primer simulacro de gestión de accidente aéreo y asistencia a víctimas de Europa en colaboración con la Conferencia Europea de Aviación Civil (CEAC). Un ejercicio pionero que sirvió para poner a prueba los mecanismos de atención, gestión y coordinación entre operativos ante una emergencia real o catástrofe de este tipo. La activación de hasta cinco planes de emergencia distintos: los de autoprotección de Puerto y Aeropuerto, el Plan de Emergencias Municipal (PEM) del consistorio malagueño, así como el Plan Territorial de Emergencias de Andalucía y, de forma parcial, el Plan Nacional de Salvamento Marítimo. Terremoto en Melilla de magnitud 7. El ejercicio consistió en la simulación de un terremoto de magnitud 7 con epicentro en Marruecos, quedando afectada gran parte de la Ciudad Autónoma de Melilla. Durante el mismo se realizó la localización de víctimas por parte de los equipos caninos, rescate y extracción en espacios confinados, triaje de las víctimas, asistencia sanitaria in situ y en el puesto médico avanzado, además de la atención y apoyo psicológico de víctimas y familiares. Durante doce horas participaron en las maniobras un total de 117 personas: voluntarios con siete equipos caninos del Grupo Especial de Localización y Rescate (GELR) de la organización sin ánimo de lucro Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE) de Melilla; psicólogos de GIPEC, de Andalucía y de Melilla; alumnos de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Granada; voluntarios de Cruz Roja de Melilla; figurantes y actores que hicieron de víctimas; al grupo scouts 584 El Carmen y actores amateurs. ¿Y cuál es el fin profesional de los simulacros? ¿Podemos prevenir un desastre o una catástrofe? Complicado, aunque sí podemos luchar contra sus consecuencias para minimizar en lo posible los daños, y una de las herra-

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mientas más útiles es la práctica sistemática de simulacros. Simulacro Es la imitación de una situación crítica que se caracteriza por tener el máximo de elementos similares a los que podemos encontrar ante una situación real de emergencia, en la que se asumen distintos roles y se representan distintas situaciones con la intención de aproximarse lo más posible a lo que ocurre en una emergencia real. Un ejercicio práctico que implica la movilización de recursos y personal, en el que se mide la respuesta en tiempo real. Como buenos profesionales experimentamos la necesidad de disponer de información sobre experiencias reales que puedan aclarar todo el caudal teórico de conocimientos y formación continua de nivel avanzado que estamos recibiendo y que también impartimos. Esa necesidad de atención psicológica en una situación de desastre, es la que gracias a nuestro trabajo es día a día recibida con gran interés por parte de los medios de comunicación y diversos colectivos afectados. De forma activa, nuestro grupo prepara junto a la dirección de los simulacros, toda la intervención, el asesoramiento y caracterización (psicológica y física) de las víctimas. Actualmente ya no cabe duda de que la intervención en estas situaciones debe cubrir tanto aspectos físicos como psicológicos y sociales. Una vez concluido el ejercicio práctico se abre una fase final de evaluación para elaborar un análisis de las actuaciones llevadas a cabo por todos los operativos intervinientes y extraer, posteriormente, unas conclusiones que ayuden a la preparación y formación de los operativos en caso de emergencia real.

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Ayuda a los intervinientes Durante los simulacros, para disminuir las probabilidades de afectación en las personas intervinientes, en primer lugar, y de manera previa a una situación de emergencia, deben tener una formación específica. Mediante la formación se conocerán algunas reacciones que pueden aparecer tras la intervención en emergencias. Conocerlas ayudará a quienes intervienen a evitar la alarma ante sus reacciones y mantener la consideración de persona normal que responde a una situación de estrés. El autoconocimiento también debe ser trabajado previamente, mediante el trabajo grupal y los role playing. Todo el personal que interviene en una catástrofe se ve sometido a un fuerte impacto psicológico. Las intervenciones de este tipo suelen ser una experiencia que, por muy profesional que uno sea y a pesar de los intentos de distanciamiento emocional suele afectar a la esfera de lo personal. El término "fatiga por compasión" fue adoptado para describir un tipo de estrés frecuente en profesionales de la intervención con víctimas de desastres. Los síntomas son semejantes a los síntomas fisiológicos, emocionales y cognitivos que aparecen entre las víctimas a las que se ha ayudado. Entre un 3% y un 7% de los profesionales pueden llegar a desarrollarlo (Lahad, 1998). Estas situaciones pueden ser minimizadas mediante programas de atención a los profesionales que consten de: prevención primaria o pre-desastre (selección, información y formación antes del accidente que dote a los trabajadores de conocimientos y habilidades adecuadas para afrontar una situación traumática), prevención secundaria o durante el desastre (rotación de los lugares de trabajo más estresantes, periodos de descanso, primer apoyo psicológico individual, etc.), intervención psicológica tras las primeras 48-72 horas (técnicas de defusing: sesiones usualmente en grupos

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pequeños en las que se comprueba como se encuentran todos y en la cual los participantes describen sus reacciones y sentimientos en un clima de apoyo y compañerismo). Por este motivo, la atención psicológica a los profesionales que han intervenido trabajando con sus sentimientos, pensamientos y la detección de los comportamientos no saludables, suele ser necesaria antes de volver a la rutina laboral. ¿Qué trabajamos como funciones después del desastre? Promover o, en su caso, realizar apoyo psicológico y/o seguimiento de los grupos de intervención. A menudo es utilizado el debriefing, técnica grupal cuyo objetivo es prevenir las secuelas psicológicas que son altamente probables tras una experiencia crítica y que permite expresar y compartir los sentimientos vividos, ayudando a discernir entre la parte emocional y la parte cognitiva de la experiencia hasta llegar a comprender la normalidad de lo ocurrido; elaboración de informes técnicos sobre todo tipo de intervenciones llevadas a cabo, que permitan la puesta en común de las experiencias y participación en foros de debate científico sobre aspectos psicológicos en desastres. Como hemos podido comprobar, la psicología de las emergencias y desastres, aún siendo una disciplina todavía joven, ya posee unos ámbitos de actuación bien definidos y unas funciones propias que legitiman su actuación. A pesar de ello, y a modo de reflexión, es necesario recordar que el trabajo en estas situaciones es siempre un trabajo multidisciplinar y resulta de gran importancia la coordinación y formación específica, tanto entre los miembros de los equipos psicosociales, como del resto de profesionales que intervienen en el desastre. Un esfuerzo por parte de todos, incluidos los responsables o gestores de estas situaciones, puede hacer más fácil que el principal objetivo

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de los grupos de intervención, mitigar el dolor y el sufrimiento psíquico en el lugar del desastre, sea conseguido. En síntesis, la intervención psicológica en las emergencias y catástrofes está orientada a mitigar o aliviar el sufrimiento psicológico de los afectados y a prevenir el agravamiento de los síntomas, desarrollando acciones que eviten su cronificación. Resumiendo, se puede decir que la presencia de profesionales de la intervención psicológica y social ha sido ampliamente demandada en las emergencias y catástrofes ocurridas en los últimos años en nuestro país, así como en el ámbito internacional. Por las funciones de los profesionales de este campo y las tareas que se llevan a cabo en estas situaciones, hoy se considera una de las necesidades básicas de la intervención, por lo que es necesario profundizar en la formación, de la que es muy importante los ejercicios de simulación y especialización de estos profesionales para poder mejorar y optimizar la respuesta que dé cobertura a los distintos sectores afectados. Es importante conocer y aceptar nuestros límites y, si lo consideramos necesario, no tener miedo a pedir ayuda. Referencias bibliográficas Apalategui J. (Ed.). La anticipación de la sociedad. Psicología social de los movimientos sociales. Valencia: Promolibro. (pág. 281-342).

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De Nicolás, L. El Psicólogo ante situaciones de emergencias, desastres y catástrofes. http://www.euskonews.com/0112zbk/ gaia11203es.html. Fernández, I., Martín Beristain, C. y Páez, D. (1999). Emociones y conductas colectivas en catástrofes: ansiedad y rumor y conductas de pánico. Gutiérrez, L., Puertas, E. y Vera, E. (2004). El papel del psicólogo en los desastres. Protección Civil. Intervención Psicológica en Desastres. Dirección General de Protección Civil (2000). Manual de Formación de Formadores en Intervención Psicológica en Catástrofes. Marín Uribe, H. (2005). Psicología de la emergencia: comportamiento humano antes, durante y después de emergencias. Perfiles profesionales del Psicólogo. Colegio Oficial de Psicólogos de España. Puertas, E. y Gutiérrez, L. (1998). Accidente aéreo en Melilla. 25 de septiembre de 1998. Intervención psicológica inmediata. Informe Protección Civil. Puertas-López, E. (1997). Retos de futuro en el apoyo psicológico a las víctimas de los desastres. I Jornadas Nacionales sobre apoyo psicológico. Cruz Roja Española. Huesca. 178-186.

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Intervención psicológica actual con menores infractores internos en el Centro de Internamiento de Menores Infractores (CIMI) Las Lagunillas de Jaén María José Arribas García. Colegiada nº A008047 Virginia Molina Banqueri. Colegiada nº AO07046

Miembros de la Sección Profesional de Psicología Jurídica del COPAO en Jaén

Resumen En los últimos tiempos se han producido cambios en cuanto a la aplicación de la psicología en la intervención terapéutica con menores infractores. En este sentido, se ha dotado al área psicológica de un gran peso dentro de los programas socioeducativos que pretenden la reinserción en el contexto normalizado de jóvenes que han cometido delitos y cuya medida impuesta se desarrolla como internos en medio cerrado. Así, sin obviar las herramientas que se han utilizado a lo largo de los años, se han incluido nuevas técnicas basadas en las crecientes teorías de la psicología que pretenden la mejora y actualización del trabajo del psicólogo cuando se trata de orientar la conducta desadaptada de los nuevos perfiles de personalidad que están surgiendo en este ámbito. Palabras clave: intervención, nuevas corrientes, menores infractores, terapias. La Ley Orgánica 5/2000 de Responsabilidad Penal de los Menores establece entre los derechos del menor el de “asistencia afectiva y psicológica en cualquier estado y grado del procedimiento, con la presencia de los padres o de otra persona que indique el menor, si el juez de menores autoriza su presencia” (LO 5/2000). Esta ley, ponía fin definitivamente al modelo de Justicia Juvenil denominado “tutelar”, vigente hasta la LO 4/92 de 5 de junio, reguladora de la competencia y procedimiento de los Juzgados de menores, e incorporaba con ello al Ordenamiento Español una nueva concepción de los menores, de la delincuencia juvenil y la “justicia de jenores”. En el modelo de justicia juvenil “tutelar” o “asistencial” anterior, basado en una filosofía correccionalista, los menores se consideraban irresponsables penalmente, por conce-

birse incapaces de distinguir lo justo de lo. Sobre ellos había entonces que actuar con medidas “terapéuticas”, dirigidas a corregir sus problemas psicológicos y sociales, y con el objetivo de reeducar, proteger y reintegrar al menor. Así y para asegurar la asistencia a nivel psicológico de los menores en caso de que la medida impuesta por el juez o jueza de menores fuera de internamiento en centro (ya sea dicho internamiento terapéutico, abierto, semiabierto o cerrado), dentro del equipo técnico del centro de Internamiento de menores infractores (CIMI) se encuentra insertada la figura del psicólogo. Su labor consistirá, entre otras funciones, en atender psicológicamente al menor a través de un proceso terapéutico, cuya metodología se extrae de diversas vertientes y corrientes psicológicas concretadas en

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dos procesos: la intervención individual y/o la grupal. Dichas actuaciones terapéuticas irán enmarcadas dentro de los distintos Programas de Intervención Psicosocial desarrollados en el Centro, o simplemente se adaptarán de forma más individualizada al caso concreto del menor, cuando el perfil del mismo se diferenciara de los expuestos en dichos programas. No se puede obviar, en este punto y antes de adentrarnos en especificar estos dos tipos de metodología de intervención (individual y grupal) que el proceso terapéutico subyace a la consecución de unos objetivos que se exponen en el Programa Individualizado de Ejecución de Medida elaborado por el Equipo Técnico del CIMI al comienzo de la medida. En dicho informe psicosocial o programa socioeducativo, se describe no sólo el Perfil del Menor, sino también el Plan de Actuación con el mismo, concretándose dicho plan en una serie de objetivos generales y específicos de las distintas áreas de actuación para la medida a cumplir. En este sentido, y en cuanto al área psicológica se refiere, se especificarán objetivos individualizados y adaptados al perfil psicológico del menor, a partir de los cuales se desarrollará el proceso terapéutico a seguir con el mismo y su ubicación en los distintos programas específicos de intervención asociados al área. En relación a la intervención de tipo individual, con todos los menores con necesidades específicas en cualquiera de sus áreas de funcionamiento, se lleva a cabo un proceso terapéutico individualizado con el psicólogo del Centro. Las actuaciones se adaptan en función del delito, de las dificultades de adaptación del menor y en función de su perfil o características personales, aplicando en cada caso las técnicas y tratamientos necesarios para cada menor de manera general. Esta terapia individual o terapia de apoyo tendrá un desarrollo que vendrá marcado por la evolución de cada menor, tratándose fundamentalmente casos relacionados con problemas de autocontrol, trastor-

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nos adaptativos con alteraciones mixtas de las emociones y el comportamiento, trastornos del comportamiento, dependencia de sustancias tóxicas, déficit cognitivos (competencia psicosocial), trastornos del estado de ánimo o sobre el delito específico cometido. El tratamiento psicológico, por tanto, se diseña e implementa según el caso basado en diferentes perspectivas metodológicas (cognitivo-conductual, analítico funcional, terapia gestalt, PNL, etc.), según la valoración del terapeuta. En cuanto a la terapia grupal, al margen de las características particulares de cada uno de los menores internos, existen una serie de elementos (carencias, etc.) que suelen ser comunes a todos ellos, lo que los hace propicios para llevar a cabo intervenciones grupales a través de diferentes talleres. Entre estos aspectos, hay que resaltar una excesiva adaptación a su entorno, frecuentemente marginal y conflictivo, en el que suelen ser frecuentes estilos de funcionamiento que se caracterizan por un alto grado de impulsividad, inmediatez, locus de control externo, estilo de razonamiento rígido y concreto, egocentrismo, etc., lo que implica un retraso importante en su maduración a nivel social, si tomamos como referencia un ambiente normalizado, donde se hacen más patentes sus carencias en cuanto a habilidades psicosociales. Entendemos, por una parte, que la aplicación de un programa de competencia psicosocial puede ayudar a mejorar los déficits anteriormente expuestos, “facilitando la capacidad de las personas para participar en su entorno, interactuando con otros y obteniendo de esa interacción resultados positivos que posibilitan una adecuada adaptación e integración social, la valoración y reconocimiento de los otros y el desarrollo de un autoconcepto positivo” (Adaptado de Gil, A., 2000). Por otro lado y en cuanto a la terapia de grupo como modelo de intervención grupal, se constituye como lugar de encuentro, donde los jóvenes tienen la oportunidad de profundizar en su forma de vida, en su personalidad, en su estado

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afectivo y en sus formas de interactuar con los demás. El grupo provee un espacio en el cual cada uno proyecta, a partir del contacto con los demás, sus propias ideas, sentimientos y necesidades. El objetivo del tratamiento consiste en que cada cual aprenda a confiar en sí mismo, a desarrollar intimidad, sin temor ni culpa, y a responder libremente a los demás. Se establece una red de intercomunicación e interacción con los demás. Es la principal diferencia entre la terapia individual y la grupal. El trabajo en grupo proporciona la oportunidad para fortalecer la identidad (existe una parte perdida de la personalidad que busca su independencia e individuación); y por tanto, fomentar una experiencia emocional correctiva. En este sentido, para establecer una visión global del trabajo realizado en el área psicológica del Centro de Internamiento de Menores Infractores Las Lagunillas de Jaén se debe describir y establecer un marco de referencia teórico con respecto a las anteriores vías de intervención. Así, y a pesar de que las diferentes corrientes psicológicas se han ido actualizando y reciclando con el paso de los años, su implementación ha sido sumativa, partiendo de las que se proyectan hacia lo más concreto hasta a las más abstractas y novedosas, no habiéndose desechado las más conductuales por utilizarse otro tipo de técnicas, continuándose actualmente con su utilización como herramientas de intervención a demanda del caso, enriqueciendo así la labor que se realiza con los menores. Para esto, en primer lugar, haremos un pequeño recorrido en el histórico de las distintas corrientes terapéuticas que se han utilizado a lo largo de los años en el CIMI Las Lagunillas, hasta llegar a las que se han introducido en estos últimos tiempos, como son las “Terapias de Tercera Generación” y las de la “Tercera Fuerza”, vertientes que se utilizan o que comenzaron a utilizarse, como parte del proceso de reciclaje y actualización de la intervención dentro de la justicia de menores.

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Así, la denominada “Primera Ola” de las Terapias de Conducta, tenía como objetivo superar las limitaciones e inconvenientes de las tradicionales posiciones clínicas imperantes en ese momento: principalmente, las del modelo psicoanalítico. Por tanto, se focalizó directamente sobre el comportamiento problema o clínico de forma directa, es decir, basándose en los principios del condicionamiento y del aprendizaje (véase conductismo inicial watsoniano y/o conductismo radical skinneriano). La denominada “Segunda Ola” de Terapias de Conducta o “Terapias de Segunda Generación” se caracterizó por el hecho de considerar al pensamiento o a la cognición como causa principal de la conducta y, por ende, como causa y explicación de los fenómenos y trastornos psicológicos (Terapias Cognitivo-Conductuales). Tanto la variable de análisis como los objetivos perseguidos y muchas de las técnicas, se centraron primordialmente en la modificación, eliminación, reducción o en la alteración, en cualquiera de sus formas, de los eventos privados (entendemos por eventos privados tanto a las cogniciones o pensamientos propiamente dichos, así como también al conjunto de emociones, recuerdos, creencias o, por ejemplo, las propias sensaciones corporales que una persona tiene). Si la causa de la conducta es el pensamiento (o emoción, esquema mental, creencia, etc.), se ha de cambiar el pensamiento (o la emoción, el esquema, la creencia o lo que fuere) para cambiar la conducta. Dentro del amplio abanico de Terapias de Segunda Generación se encuentran las más estandarizadas y utilizadas actualmente, tales como la Terapia Cognitiva de Beck para la Depresión (p.e., Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979), la Terapia Racional Emotiva de Ellis (p.e., Ellis y MacLaren, 1998), la Terapia de Autoinstrucciones de Meinchenbaum (p.e., Meinchenbaum, 1977), así como a multitud de paquetes de tratamiento programados o estandarizados amparados, la mayoría de ellos, bajo la rúbrica de Terapias Cognitivo-Conductuales.

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En este sentido, se ha avanzado hacia nuevos enfoques en la actualidad por una serie de razones. Primero, por el desconocimiento sobre el por qué resultan exitosas o efectivas o, por el contrario, el por qué fracasan las terapias cognitivas actuales; segundo, por la gran cantidad de resultados recientes de numerosas investigaciones básicas sobre el lenguaje y la cognición desde una perspectiva analíticafuncional; y por último, por el hecho de que actualmente existan concepciones y modelos cuya aproximación mantienen una perspectiva radicalmente funcional al comportamiento humano. Así, la denominada “Tercera Ola de Terapias de Conducta” o las “Terapias de Tercera Generación”, no se centra en la eliminación, cambio o alteración de los eventos privados (especialmente la cognición o el pensamiento) con el objetivo de alterar o modificar la conducta de la persona. En lugar de esto, se focalizan en la alteración de la función psicológica del evento en particular a través de la alteración de los contextos verbales en los cuales los eventos cognitivos resultan problemáticos (p.e., Hayes et al., 1999; Luciano et al., 2004). Otra de las diferencias con respecto a las terapias de la primera y segunda generación es la filosofía en las cuales estas nuevas terapias están basadas: son contextualistas en lugar de mecanicistas. El grupo de terapias que conforman la tercera generación de terapias de conducta son las siguientes: Terapia de Aceptación y Compromiso (Acceptance and Commitment Therapy o ACT; Hayes et al., 1999); Psicoterapia Analítica Funcional (Functional Analytic Psychotherapy o FAP; Kohlenberg y Tsai, 1991); Terapia de Conducta Dialéctica (Dialectical Behavior Therapy o DBT; Aramburu, 1996); Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness para la depresión (Mindfulness-Based Cognitive Therapy o MBCT; Scherer-Dickson, 2004). No obstante, no solamente se utilizan las terapias llamadas de “Tercera Generación”,

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sino que se ha ampliado el abanico de posibilidades. El psicólogo estadounidense Abraham Maslow denominó a este movimiento La Tercera Fuerza, para mostrar lo que se proponía con esta corriente integrar las formas (aparentemente opuestas) en que se expresaba el quehacer psicológico (conductismo y psicoanálisis), basándose el movimiento en la atención no exclusivamente a la psicología de la “enfermedad” sino más bien, prestando atención a la psicología de la “salud” (como método de prevención y entrenamiento para el desarrollo psicológico). Dicha vertiente se basa en las siguientes premisas: • Énfasis en lo único y personal de la naturaleza humana. • Confianza en la naturaleza y búsqueda de lo natural. • Concepto de conciencia ampliado. • Trascendencia del ego y direccionamiento hacia la totalidad que somos. • Superación de la escisión mente/cuerpo. • Reequilibrio entre polaridades y revalorización de lo emocional. • Valoración de una comunicación que implique el reconocimiento del otro en cuanto tal. Así, se comienza a utilizar la vertiente de la Psicología positiva como punto de anclaje del desarrollo de la Psicología de la Salud dentro del proceso terapéutico de los menores en el Centro de Internamiento en la actualidad, basándose la intervención en determinadas ocasiones con un mayor esfuerzo y dedicación en el Desarrollo Personal del menor y promoción de Factores de Protección individuales que posee el menor. Dicha propuesta de intervención se enmarca en la proposición más importante en la actualidad sobre la intervención psicológica con delincuentes: el Modelo de Riesgo-Necesidades-Responsividad (Andrews y Bonta, 2006), el cual afirma que la intervención educativa y terapéutica que va dirigida a cambiar actitudes y creencias que

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justifican la violencia y las emociones negativas asociadas a la misma, junto con la modificación de los hábitos agresivos que conducen a la comisión de un acto delictivo, suelen ser las más efectivas. La intervención psicológica estaría por tanto relacionada directamente con la evaluación del riesgo de reincidencia delictiva y con la identificación de las necesidades del menor que han de formularse como objetivos para el tratamiento dentro de un sistema de justicia juvenil (Garrido, López, Silva, López y Molina, 2006). Como se ha comentado, la Tercera Ola reformula y sintetiza generaciones anteriores de terapia cognitivo-conductual y las hace avanzar hacia preguntas, cuestiones y dominios abordadas hasta entonces primordialmente por otras tradiciones. En este sentido, tiene afinidades con terapias existenciales y con la Gestalt, que también han comenzado a utilizarse tanto en terapia individual, como grupal, así como a implementarse en los diferentes programas dentro del CIMI Las Lagunillas. Relacionado con este tipo de terapia se comienza a utilizar la Programación Neurolingüística (PNL) como estrategia de comunicación, desarrollo personal y psicoterapia, creada por Richard Bandler y John Grinder en California (Estados Unidos), en la década de 1970. Por último, en relación a la terapia familiar y en concreto a los programas relacionados con éste ámbito se utilizan, además de las técnicas anteriormente descritas, la Terapia Sistémica. Nutrida inicialmente de tres fuentes: la Teoría General de Sistemas (von Bertalanffy, 1954); la Cibernética (Wiener, 1948); y la Teoría de la Comunicación (Watzlawick, Beavin, y Jackson, 1967). Además de los conceptos procedentes de enfoques evolutivos (p.e., Haley, 1981) y estructurales (p.e., Minuchin, 1974). Vistas las diferentes corrientes psicológicas, la intervención con menores infractores dentro del entorno estructurado de un Centro de Internamiento, se adaptará al principio de individualización de la intervención, siendo la elección (bajo valoración terapéutica) de las distintas herra-

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mientas que todas y cada una de ellas ofrecen lo que provoca que la terapia sea enriquecedora y se puedan conseguir los objetivos propuestos para el menor, que en definitiva irán encaminados a conseguir la reducción de la reincidencia de los jóvenes y su reinserción en el entorno normalizado. Referencias bibliográficas Andrews, D. y Bonta, J (2006). The Psychology of Criminal Conduct (4ª ed.). Cincinnati (EEUU): Anderson Publishing Co. Aramburu, B. (1996). La terapia dialéctica conductual para el trastorno límite de la personalidad. Psicología Conductual, 4, 123-140. Beck, A.T., Rush, A.J., Shaw, B.F. y Emery, G. (1979). Cognitive therapy of depression. New York: Guilford Press (Trad. Esp. en Bilbao: Descleé de Brower, 1983). Ellis, A., y MacLaren, C. (1998). Rational Emotive Behavior Therapy: A therapist’s guide. Atascadero, California: Impact Publishers. Garrido, V., López, E., Silva, T., López-Latorre, M.T. y Molina, P. (2006). El modelo de la competencia social de la Ley de Menores. Cómo predecir y evaluar para la intervención educativa. Valencia, España: Tirant lo Blanch. Hayes, S.C., Strosahl, K. & Wilson, K.G. (1999). Acceptance and Commitment Therapy: An experiential approach to behavior change. New York: Guilford Press. Consejería de Justicia e Interior. (2012). Justicia Juvenil en Andalucía. Diez años de funcionamiento de la Ley Orgánica de Responsabilidad penal del Menor. Almería: Consejería de Justicia e Interior. Junta de Andalucía.

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Kohlenberg, R.J. y Tsai, M. (1991). Functional analytic psychotherapy. Creating intense and curative therapeutic relationship. New York: Plenum Press (traducción en español en el servicio de publicaciones de la Universidad de Málaga, 2007). Luciano, M.C., Rodríguez, M. y Gutierrez, O. (2004). A proposal for synthesizing verbal contexts in experiential avoidance disorder and acceptance and commitment therapy. International Journal of Psychology and Psichological Therapy, 4, 377-394. Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, Reguladora de la Responsabilidad de los Menores. BOE nº11 (13 enero 2000). Mañas, I. (2007). Nuevas terapias psicológicas: la tercera ola de terapias de conducta o

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terapias de tercera generación. Gaceta de psicología, 40, 26-34. Meichenbaum, D. (1977). Cognitive behavior modification. New York: Plenum Press. Minuchin, S. (1974). Families and family therapy. London: Tavistock. Scherer-Dickson, N. (2004). Current developments of metacognitive concepts and their clinical implications: Counselling Psychology Quarterly, 17, 223-234. Von Bertalanffy, L. (1954). General systems theory. New York: George Brazilier. Watzlawick, P., Beavin, J.H., Jackson, D. (1971). Teoría de la comunicación humana. Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires.

Registro del título de psicólogo/a especialista en Psicología Clínica y psicólogo/a General Sanitario/a Los/as colegiados/as que hayan obtenido el Título de Psicólogo/a Especialista en Psicología Clínica o, en su defecto, el título de Psicólogo/a General Sanitario/a (o documento equivalente acreditativo) deberán de presentar los títulos en el Colegio para proceder a su registro, y ello en aplicación de lo dispuesto en la Ley 44/2003, y demás normativa aplicable, de 21 de noviembre, de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, cuyo artículo 5, establece que los Colegios Profesionales, en sus respectivos ámbitos territoriales, establecerán los registros públicos de profesionales que, de acuerdo con los requerimientos de esta ley, serán accesibles a la población y estarán a disposición de las Administraciones Sanitarias, además del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los colegiados y colegiadas podrán presentar sus documentos por correo electrónico, siempre que éstos incluyan el código QR (BIDI). En ausencia de tal requisito, deberán presentar el documento original en cualquiera de las sedes del COPAO, o fotocopia compulsada con sello de compulsa original. Los indicados registros, respetando los principios de confidencialidad de los datos personales contenidos en la normativa de aplicación, deberán permitir conocer el nombre, titulación, especialidad y lugar de ejercicio.

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Intervención familiar en procesos de separación o divorcio. El interés superior del menor y las incongruencias del sistema judicial José Antonio Torres Fernández. Colegiado nº AO00920 Vocal de la Sección Profesional de Psicología de la Intervencicón Social del COPAO Cuando un equipo de intervención social tiene la responsabilidad de trabajar con una familia que ha pasado o está pasando aún por un proceso de separación o divorcio, se encuentra a menudo con las dificultades propias del proceso de separación, que en el caso de los progenitores pueden ser los problemas de comunicación, la asunción o interpretación de los acuerdos, la aceptación personal de la ruptura, la atribución de competencias parentales, el papel de la familia extensa en el proceso, etc., y en los menores, en función de su edad y situación, las consecuencias psicológicas propias (inseguridad, sensación de pérdida, regresiones, tristeza, indefensión, atribuciones de culpabilidad, conflicto de lealtades, etc.), junto con las consecuencias en la relación (cambios en la situación, en domicilio, en las relaciones con los progenitores, con la familia extensa, en el entorno escolar, etc.). Lo que no debería de ser tan frecuente es tener que trabajar también con las consecuencias legales del propio proceso de separación, cuando las sentencias de los procesos judiciales comprometen a pesar de todo el interés superior del menor. El presente artículo pretende hacernos reflexionar sobre algunas incongruencias del sistema que afectan a los procesos de intervención familiar desde el interés superior del menor.

A continuación paso a describir dos ejemplos de situaciones de intervención familiar donde se dan estos conflictos. Caso Nº 1. Se recibe en el servicio una demanda de un Juzgado de Familia para intervenir con una familia donde, tras un proceso de separación contencioso, con medidas cautelares de orden de alejamiento, se solicita promover tratamiento familiar para favorecer la relación entre el progenitor no custodio y sus hijos, de 14 y 10 años, a los que en el momento de iniciar la intervención lleva sin ver más de dos años. En ese tiempo se ha sometido a tratamiento para superar sus problemas de adicción al alcohol, ha recuperado su trabajo y ha estabilizado su vida. Tiene pendiente un juicio en el Juzgado de Violencia de Género por injurias, insultos y amenazas a la madre de sus hijos cuando estaba bajo los efectos del alcohol. Se realiza un trabajo familiar intenso, con entrevistas individuales con los progenitores y con los menores con el objetivo de restablecer y normalizar las relaciones paternofiliales, y el desarrollo de un plan de intervención que contempla aspectos relacionados con los estilos educativos, el desarrollo personal, la comunicación, las consecuencias de los procesos de separación en los menores, y las propias medi-

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das cautelares judiciales. Tras cuatro meses de intervención empezamos con los encuentros entre el progenitor y sus hijos. Esos primeros encuentros son una tarea compleja, que requiere un trabajo previo con cada parte, para facilitar la relación y establecer de nuevo un marco estable para la normalización de las relaciones. Dos meses después el progenitor recibe la sentencia del juicio, que le condena al pago de una multa, al cumplimiento de pena de trabajo en beneficio de la comunidad (10 jornadas de 4 horas por la tarde), un programa de intervención y seguimiento por regla de conducta impuesta de 10 meses, dos horas cada semana, y una orden de alejamiento (500 m.) con prohibición de comunicarse con la madre de los menores por cualquier medio, de tres años y un mes. Cuestiones: • ¿En esta sentencia se ha tenido en cuenta el interés superior del menor como criterio preferente? • ¿Qué consecuencias tiene esta sentencia para el desarrollo de una intervención familiar tendente a garantizar los derechos de los menores a ver a su progenitor? Caso Nº 2. Unos padres con dos hijos de 10 y 13 años deciden separarse de mutuo acuerdo con una custodia compartida hace tres años, con reparto de menores cada dos semanas. A los pocos meses el padre deja el piso que tenía en alquiler y lleva a sus hijos a vivir a su taller de trabajo, donde ha habilitado unas habitaciones, sin condiciones de habitabilidad. La madre denuncia esta situación, iniciando un proceso contencioso donde el padre a su vez pide la guarda y custodia, y denuncia a la madre y a su familia política de maltrato a los menores. Se celebra el juicio en el Juzgado de Familia (con sentencia de junio del 2015) donde el equipo asesor de la jueza establece que

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aunque hay buen apego al padre, el taller no reúne los requisitos de habitabilidad, por lo que ratifica la custodia compartida, pero los menores deberán dormir todas las noches en casa de la madre. Paralelamente, en los meses previos a esta sentencia la madre denuncia acoso contra ella y contra su madre por parte del padre de los menores, y tras una segunda denuncia por el mismo tema, el padre pasa una noche en comisaría, dictándose una orden de alejamiento provisional por parte del Juzgado de Violencia hacia la Mujer, que a fecha de marzo del 2017 aún se mantiene (ya que el juicio por acoso será en mayo). Con una orden de alejamiento por un lado, que les impide expresamente todo contacto directo, y una sentencia firme de custodia compartida por otro, más la ratificación de que los menores tienen que dormir todas las noches en el domicilio de la madre, esta familia se ve obligada a acordar con los abogados y la familia extensa de la madre las recogidas y entregas de los menores, con la consiguiente cronificación del deterioro de las relaciones entre ambos progenitores y además con la familia extensa. En este caso, aunque se esgrimen en los escritos legislativos los argumentos sobre el interés superior de los menores, la realidad es que se contraponen de forma expresa una serie de derechos que terminan perjudicando directamente a los menores, entendiendo que ambos juzgados emiten sentencias que provocan directamente distanciamiento e imposibilidad de una intervención familiar en las condiciones necesarias, aun cuando expresamente una de ellas, la del Juzgado de Familia, determina que los progenitores deben acudir a un servicio de “profesionales especializados en psicología a los efectos de tomar conciencia de los perjuicios que están ocasionando a sus menores hijos”.

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Cuestiones: ¿Deben coordinarse los juzgados? Lo primero que llama la atención es la absoluta falta de coordinación entre juzgados que se encuentran a pocos metros unos de otros, especialmente preocupante cuando las medidas afectan tan directamente a las relaciones familiares. ¿Qué sentencia o criterio debe prevalecer en este conflicto? La sentencia del Juzgado de Violencia sobre la Mujer protege los derechos de la madre como mujer que ha sufrido algún tipo de violencia (en este caso, acoso). La sentencia del Juzgado de Familia protege el derecho de los menores a relacionarse con sus progenitores, y el de éstos a relacionarse con sus hijos y cumplir con sus responsabilidades parentales. El interés superior del menor Es preciso tener en cuenta algunas consideraciones que parten ya desde la propia Convención de los Derechos del Niño: El «interés superior del niño» es ahora un derecho, un principio y una norma de procedimiento, basados en una evaluación de todos los elementos del interés de uno o varios niños en una situación concreta. Al evaluar y determinar el interés superior del niño para tomar una decisión sobre una medida concreta, deberán seguirse una serie de pasos: en primer lugar, determinar cuáles son los elementos pertinentes en el contexto de los hechos concretos del caso, para evaluar ese interés superior, dotarlos de un contenido concreto y ponderar su importancia en relación con los demás. Y en segundo lugar, el seguimiento de un procedimiento que vele por las garantías jurídicas y la aplicación adecuada del derecho. La evaluación y la determinación del interés superior del niño son

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dos pasos que deberán seguirse siempre que haya de tomarse una decisión.1 Tal como comenta Dª Carmen Núñez en un estupendo artículo sobre este tema, los diferentes cambios introducidos en la legislación a través de la Ley Orgánica 8/2015, de 22 de julio, de Modificación del Sistema de Protección a la Infancia y a la Adolescencia, y la Ley 26/2015, de 28 de julio, de Modificación del Sistema de Protección a la Infancia y a la Adolescencia, refuerzan el derecho del menor a que su interés sea prioritario, dotándolo además de unos perfiles que ayudan a concretar su contenido. Como un derecho substantivo y subjetivo del menor directamente invocable ante los Tribunales, que le concede el derecho a que, cuando se adopte una medida que le concierne, sus mejores intereses hayan sido evaluados, y en el caso de que haya otros intereses en presencia, se hayan ponderado a la hora de llegar a una solución. Como principio general informador e interpretativo, de manera que si una disposición jurídica puede ser interpretada en más de una forma, se debe optar por la que mejor se corresponda a los intereses del menor. Como norma de procedimiento que exige el respeto a todas las garantías, con el reconocimiento de un menor rigor formal en este tipo de procesos, admitiéndose que las medidas se fijen en atención al interés del menor con independencia de lo pedido por las partes.2 1 Naciones Unidas, Convención sobre los derechos del Niño. Comité de los Derechos del Niño, «Observación general nº 14 sobre el derecho del niño a que su interés superior sea una consideración primordial (art. 3, párr. 1)» 2 Nuñez Zorrilla, C. (2016) “El interés superior del menor en las últimas reformas llevadas a cabo por el legislador estatal en el sistema de protección a la infancia y a la adolescencia”, en Persona y derecho / vol. 73 / 2015/2 / 117-160 ISSN 0211-4526 • doi 10.15581/011.73.117-160

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Por tanto, si seguimos con el desarrollo de este principio, ratificado de nuevo en la citada reforma, será preciso que, en todas aquellas futuras sentencias que afecten a la convivencia y las relaciones familiares de menores de edad, los equipos técnicos, los abogados, los fiscales y los jueces tengan en cuenta los efectos a corto, medio y largo plazo de las medidas adoptadas, para que se garanticen plenamente los derechos de los menores por encima de todo lo demás. Esto supone de manera operativa articular mecanismos de coordinación de los que hasta ahora el sistema judicial carece. Como mínimo, podemos proponer que antes de emitir una sentencia se hayan tenido en cuenta:

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Los procesos abiertos y las sentencias anteriores de otros juzgados (en especial hablamos de los juzgados de primera instancia, los juzgados de familia y los de violencia) que interesen o afecten directamente a menores (convenios reguladores, modificaciones de acuerdos de guarda y custodia, órdenes de alejamiento, etc.). Las intervenciones familiares que se estén desarrollando desde otras instituciones, como las de los Servicios Sociales (comunitarios o especializados), y en concreto, aquellas que supongan procesos de mediación o tratamiento familiar específico.

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El psicólogo psicoanalista en el tiempo de la prisa Cayetana Correa Delgado. Colegiada nº AO06477 Coordinadora de la Comisión de Psicoanálisis del COPAO en Granada

Lo instantáneo y lo virtual son atributos centrales en la sociedad productiva actual. Diferentes anuncios publicitarios sirven como ilustración de estos aspectos: “que nada te pare”, dice el anuncio de un compuesto a base de colágeno con magnesio dirigido a mujeres; los diferentes complejos vitamínicos prometen toda una serie de efectos casi-mágicos para todo tipo de situaciones: energía extra para el deporte, para la mujer, para los exámenes, etc. Por último también encontramos remedios farmacológicos que eliminan al instante cualquier dolor articular o muscular, y así vemos a un deportista seguir jugando después de una lesión o a una mujer anciana con dolores artrósicos comenzar a bailar como una veinteañera, en ambos casos tras aplicarse el producto en cuestión. Todos estos ejemplos, así como algunas de las viñetas clínicas que se incluyen en el presente texto, coinciden en mostrar a la persona como un resultado de la química: los desajustes o las carencias deben y pueden subsanarse para conseguir el estado de salud ideal. Los dolores, el cansancio físico, la fatiga, la falta de concentración, el envejecimiento... son eventos a eliminar, anomalías químicas que se combaten con la sustancia adecuada. Un hombre de 40 años llega a consulta y se presenta diciendo “soy un TOC y ahora estoy agotado, siento que no tiene sentido vivir así”. El tratamiento le permitió ir otorgando sentido a los graves síntomas obsesivos (que siempre había vivido como “algo que me ha tocado”), encontrando la función que cumplían para él: por ejemplo, defenderle de

desplegar su agresividad -como expresión de su autonomía- frente a un entorno familiar que no había podido recoger esa expresión; así, pudo ir separándose de la identidad de enfermo (“soy un TOC”) y encontrando su subjetividad en la que el sufrimiento convivía con deseos, frustraciones, relaciones y conflictos. Algo análogo se observa con los estados de ánimo “negativos” y los diversos síntomas: la tristeza, el decaimiento, la ansiedad, los pensamientos obsesivos, el pánico, el miedo, el insomnio... Siempre existe el fármaco indicado para el sufrimiento concreto. Lo común es la supresión de la subjetividad, de la palabra, de la biografía, del sentido de las emociones…, la supresión de los conflictos y los síntomas para la persona y su proyecto vital. Un adolescente acude a consulta traído por su madre por un mal de amores; el joven no podía ni dormir, ni comer, casi ni salir de casa. Tras dos o tres sesiones en las que se planteó la pregunta por su deseo y los límites en relación a la otra persona, realiza una serie de movimientos que le permitieron gestionar la situación. En la siguiente sesión planteó dudas sobre si le gustaba otra chica y que eso lo tenía distraído. El ejemplo de este adolescente disperso y preocupado por cuestiones que aluden a la emoción no deja de hablar de la normalidad. “Pero se distrae mucho porque piensa en ella” -plantea la madre- “¿no será TDAH?”. Bueno, quizás sean efectos del amor.

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Como profesionales de la psicología, es muy fácil vernos presos de este discurso. No es extraño que alguien acuda a terapia buscando una solución rápida e inmediata para su problema: “Ayúdeme con mi sufrimiento, quítemelo / Deme pautas para manejarme con mi hijo que no se concentra / No sé por qué no puedo dormir desde hace meses / La ansiedad no me deja respirar pero necesito seguir con mi vida / Me encuentro vacío, nada tiene sentido, hace un mes que me abandonó mi esposa y sigo teniendo rabia”. Lo cierto es que el malestar y el sufrimiento tienen su propio ritmo y proceso, e incluyen -además de lo biológico- lo subjetivo y lo biográfico. Sobre todo invitan a hablar, a dar de nuevo valor a la palabra. Un joven con una tos desmedida y exagerada llega a consulta señalando cómo todos le planteaban que dejara de toser porque no le pasaba nada. Durante el tratamiento pudo plantearse la pregunta: “¿Qué hay detrás de tu tos?”, “Angustia” -contestó él-“toso porque no puedo hacer otra cosa”. A partir de ese momento el joven pudo hablar sobre diferentes situaciones de su día a día en que se sentía frustrado y angustiado. El psicólogo corre el riesgo de convertirse en un reparador, en aquel que arregla “lo que no va bien” (o que “no funciona adecuadamente”) en el ámbito de lo interno o de lo subjetivo. Como decíamos al principio, si algo no funciona es porque está en relación con el ideal de cómo debería de ser, lo que genera intenso sufrimiento. Lo importante es seguir produciendo, puesto que “tenemos la obligación y el derecho de ser felices” y es mejor “no rallarse” y “vivir el momento”. ¿Cuál es la responsabilidad del psicólogo respecto a este movimiento? Desde diferentes planteamientos, entre los que se incluyen las terapias de orientación psicodinámica, se utiliza la palabra y la escucha como herramientas básicas. Palabra en este caso significa dar un espacio para que el paciente pueda hablar sobre aquello que le genera sufrimiento y lo que le duele. La existencia

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de una escucha aquí implica que no se tapa rápidamente aquello que genera dolor, sino que -por el contrario- se le da un lugar: es normal sentirse triste, cansado, deprimido, es normal tener miedo al futuro o estar confuso. Un hombre de casi 60 años viene a consulta porque no consigue entender la rabia que siente y que sigue presente en todos sus escenarios vitales, porque piensa que ya debería haberse recuperado de su ruptura matrimonial sucedida hace dos años. El tratamiento psicoanalítico le ayudó a dar la palabra a su rabia y a ponerla en conexión con otras emociones como la vergüenza y la decepción, y con el proceso de su identidad masculina, a su vez producto dinámico de lo que otros han deseado de él y por él. Esta escucha permite que el psicólogo acompañe al paciente en su proceso. No se trata de evitarle el sufrimiento, sino de que el otro pueda tomar alguna decisión con respecto a lo que quiere y desea. La negación tanto del sufrimiento como de las emociones negativas hace que cada vez dispongamos de menos recursos para hacer frente a las mismas, haciéndonos más vulnerables. Disponer de habilidades internas precisa de la realización de un recorrido personal y de la responsabilidad por los propios síntomas y manera de estar en el mundo. En este sentido, el psicoanálisis es una aproximación que devuelve el protagonismo al sujeto que sufre y le ofrece un marco para pararse, siquiera un momento, y mirar el sufrimiento y la fragilidad también como constitutivamente humanos. Entresacados propuestos “Que nada te pare” o pararse a escuchar. La negación tanto del sufrimiento como de las emociones negativas hace que cada vez dispongamos de menos recursos para hacer frente a las mismas, haciéndonos más vulnerables.

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Entrevista a Dª Elena Puertas y Dª Isabel Vera Navascués. Psicólogas de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior Aída Herrera Pérez. Colegiada nº AO04413 Vocal de la Sección Profesional de la Intervención Psicológica en Catástrofes, Crisis y Emergencias del COPAO

Pregunta: ¿En qué consiste su trabajo como psicólogas? ¿En qué se ocupa la Protección Civil? ¿Cuál es su objetivo y finalidad?

Por otro lado, tareas de intervención psicológica en situaciones de emergencia y catástrofes orientadas a distintos colectivos:

Respuesta: La protección civil es un servicio público en el que están integrados todas las administraciones públicas (local, autonómica y estatal) y también la participación ciudadana. Este servicio público se encarga del estudio y prevención de las situaciones de emergencia y de la protección de las personas y los bienes cuando estas situaciones se produzcan, proporcionando una respuesta adecuada ante los distintos tipos de emergencia y catástrofes, originadas por causas naturales o derivadas de la acción humana, sea ésta accidental o intencional.

-- Intervención con afectados por la emergencia y sus familiares; para mitigar, dentro de lo posible, las consecuencias psicológicas inmediatas del suceso, fundamentalmente con fines preventivos a través de técnicas de apoyo psicológico y de intervención en crisis. -- Intervención con los responsables de dirigir la emergencia; para informar y orientar de las variables psicosociales implicadas en sus decisiones. -- Intervención con los distintos grupos de intervención que participan en la emergencia; con actuaciones orientadas a prevenir y ayudar a manejar disfunciones psicológicas que pueden aparecer por trabajar en situaciones potencialmente traumáticas. -- Finalmente, una vez que la emergencia ha finalizado, es necesario poner en marcha intervenciones psicológicas para facilitar la recuperación psicosocial de las personas que han sufrido este tipo de situaciones.

Nuestro trabajo como psicólogas en el ámbito de la protección civil, consiste en desarrollar un programa de Psicología de Emergencias y Catástrofes que incluya, en el campo de la psicología, todas las funciones que están atribuidas al sistema nacional de protección civil. Por un lado, actuaciones a realizar antes que la emergencia se produzca, relacionadas con tareas de investigación, información y formación sobre todos aquellos aspectos que pueden influir en el afrontamiento de una situación crítica.

P.: Tienen una amplia experiencia en la intervención psicológica en distintas catástrofes ocurridas en España, ¿cuáles son éstas?

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R.: Como psicólogas, desde la Dirección General de Protección Civil y Emergencias hemos participado en las siguientes situaciones:

R.: Desde el equipo de psicología de catástrofes de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias impartimos un módulo de intervención en crisis de quince horas de duración.

-- Inundaciones provocadas por la ruptura de un depósito municipal de agua Melilla (1997). -- Accidente aéreo Melilla (1998). -- Terremoto Mula (Murcia). Programa de prevención secundaria (1999). -- Accidente de tráfico masivo. Soria (2000). -- Atentado terrorista de 11 de marzo. Madrid (2004). -- Incendio forestal. Guadalajara (2005). -- Atentados terroristas a turistas españoles Yemen (2007). -- Accidente aéreo de la compañía Spanair. Barajas (Madrid) (2008). -- Accidente ferroviario Alvia. Santiago de Compostela (La Coruña) (2013). -- Accidente aéreo de la compañía Germanwings (2015).

Este módulo va orientado a que los participantes conozcan cómo actuar coordinadamente en emergencias y catástrofes, dentro de un Plan de Actuación Psicosocial en el sistema nacional de Protección Civil, y también incluimos las técnicas de Intervención Psicológica a utilizar en este ámbito y las actuaciones en el campo de la psicología que se pueden hacer antes, durante y después de una emergencia.

P.: ¿Podrían explicarnos en qué han consistido estas intervenciones? R.: Nuestra labor en estas emergencias, en algunas ocasiones, ha sido coordinar el dispositivo psicosocial, con el objetivo de realizar una actuación coordinada de todos los profesionales involucrados en este dispositivo y pertenecientes a distintas instituciones, y en otras, una intervención psicológica directa con afectados. En casi todas las situaciones hemos llevado a cabo un asesoramiento a los responsables de la emergencia sobre los aspectos psicosociales de las actuaciones a desarrollar, y en algunas situaciones, una intervención directa con intervinientes, pues normalmente han existido otras instituciones que han realizado esta labor. P.: Ustedes son profesoras también en el Máster de Ciencias Forenses de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, ¿cuáles son las materias que imparten?

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P.: De todas estas experiencias que nos han relatado, ¿cuál o cuáles son las situaciones que más les han impactado y en qué sentido se han visto afectadas? R.: Todas las situaciones de emergencia nos impactan porque es un encuentro con el dolor y el sufrimiento humano, pero quizá, el accidente de tráfico de Soria del año 2000 en el que fallecieron 28 adolescentes, los atentados terroristas del 11 de marzo, por su envergadura y nuestra condición de madrileñas o el accidente de Barajas que afectó a varias familias completas, ya que Canarias siempre ha sido en nuestro país un destino muy familiar, son situaciones que han facilitado una mayor identificación con los propios afectados por nuestro rol de madres. En los días posteriores a estos sucesos es frecuente que te encuentres pensando continuamente en el suceso, con dificultades a la hora de dormir, con mayores niveles de ansiedad, etc. Estas reacciones van desapareciendo con el transcurso de los días P.: ¿Consideran que es vital que el profesional interviniente esté debidamente formado? ¿Consideran también este punto para los profesionales de la psicología?

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R.: El profesional interviniente debe estar debidamente formado en el desempeño de sus tareas y debe estar preparado para las exigencias psicológicas que supone el trabajo en este tipo de situaciones. Debe tener una formación integral que le oriente psicológicamente en situaciones críticas. También los profesionales de la psicología deben tener una formación específica que le proporcione conocimientos y herramientas en todos los ámbitos de la psicología que intervienen en este campo. La formación que debe recibir el psicólogo que trabaje en esta materia debe ser muy amplia, dada la amplitud de funciones que el psicólogo debe desempeñar. Debe estar formado específicamente en todo lo que constituye el contexto de riesgos, emergencias y catástrofes, como punto básico de partida. Y específicamente en muchos aspectos de psicología jurídica, social, clínica y de las organizaciones que se van a necesitar para desempeñar esas funciones en el antes, en el durante y después de estas situaciones. El psicólogo también debe entrenar estrategias de autoprotección y manejo del estrés y autocontrol emocional para poder realizar su trabajo sin verse afectado directamente en este tipo de tareas. P.: ¿Cómo de importante les parece que el profesional de la psicología tenga que tener una buena formación en la intervención en situaciones de emergencia o catástrofes? R.: Nos parece que el profesional de la psicología debe tener una muy buena formación y entrenamiento en este campo, pero no sólo en su labor de intervención inmediata con afectados directos y familiares. La psicología de emergencias a menudo se identifica con la psicología clínica, y como ya hemos mencionado, es bastante más amplio. P.: Está claro que el profesional interviniente, por mucha experiencia que tenga, siempre hay

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un pellizco de estrés, ¿hay técnicas específicas para reducir estos síntomas? ¿Deberían los intervinientes conocer las estrategias o habilidades para controlar situaciones de estrés? R.: Sí, hay técnicas específicas de manejo del estrés en los distintos grupos de intervención en emergencias y catástrofes. Las técnicas que se utilizan por un lado, pueden ser de aplicación individual, esto es cada interviniente puede conocer las propias herramientas que le ayudan a manejar ese estrés en diferente grado, puede ser de tipo cognitivo, fisiológico, afectivo, social, … Pero por otro lado, también hay técnicas grupales coordinadas por profesionales de la psicología, que se aplican en las instituciones de procedencia de los intervinientes (bomberos, policía, sanitarios, voluntarios, personal psicosocial, …), que van dirigidas tanto al manejo del estrés del interviniente como a la detección de casos que puedan ser especial vulnerabilidad y a la psicoeducación. Sí, es positivo que los intervinientes conozcan sus estrategias y desarrollen sus habilidades específicas para afrontar el estrés o el malestar que se pueda derivar en situaciones concretas por las tareas que desempeñan en estas situaciones. En nuestra Escuela Nacional de Protección Civil, todos los años se realiza un curso sobre Apoyo psicológico, manejo del estrés y autocontrol emocional en grupos de intervención, que tiene el objetivo precisamente, de que los intervinientes identifiquen cuáles son las situaciones personales que les generan más estrés en el desempeño de su trabajo, conozcan y desarrollen sus propias estrategias para un adecuado manejo y aprendan y entrenen técnicas de autocontrol emocional. Además, se incluye el tema de Apoyo Psicológico con el objetivo de que conozcan técnicas de primeros auxilios psicológicos para aplicar con los afectados en emergencias o catástrofes, pues atenderlos psicológicamente es una de las inquietudes más frecuentes en los grupos de primera intervención y una de las necesidades

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más demandadas para su formación y entrenamiento en variables psicosociales de su trabajo.

un apoyo integral a todas las necesidades que les surgen.

P.: ¿Consideran esencial el trabajo en grupo en las intervenciones en emergencias o catástrofes?

La sociedad también ha ido aumentando su sensibilización en relación a la prevención y adecuado manejo psicosocial necesario para los intervinientes y gestores institucionales de las emergencias. La visión de necesidades en estas situaciones por tanto, ha ampliado su enfoque. Ya no sólo hay que atender y apoyar a los afectados directos y familiares, también hay que considerar las circunstancias de los profesionales y responsables de dar respuesta a la situación, para prevenir, planificar y ofrecer una intervención integral y saludable. Aunque esta mejora no se identifica tanto con la aportación del profesional de la psicología como con toda la fase de preparación y especialización de los profesionales intervinientes.

R.: Las situaciones de emergencia y catástrofes son situaciones muy complejas en las que aparecen múltiples necesidades de distinta naturaleza y a menudo, todas con igual urgencia. Labores de salvamento y rescate, labores de atención sanitaria, psicológica y social, de albergue, de aspectos legales, de repatriación, etc. Existen planes de emergencia que prevén los recursos necesarios y procedimientos de intervención y coordinación de todas las instituciones llamadas a intervenir, instituciones a las que pertenecen los grupos de intervención que, efectivamente, deben trabajar bajo un planteamiento de trabajo interinstitucional y en su desempeño concreto, con el enfoque de trabajo en equipo. P.: Con la cantidad de catástrofes, situaciones de terrorismo y demás situaciones de emergencia que estamos viviendo, da la sensación de que la psicología de emergencias está de moda. Hace unos años era impensable que los profesionales de la psicología de emergencias estuvieran presentes en una catástrofe y sin embargo, ahora estamos presentes en el 80% de las grandes catástrofes o donde se produzca un accidente con varias víctimas, ¿dirían que hay sensibilidad sobre este tema? ¿La sociedad entiende mejor la labor y la intervención que hacemos los profesionales en una emergencia? R.: La sociedad cambia y en relación a la intervención en situaciones de emergencia, ha cambiado mucho. Históricamente, se entendía que había que atender únicamente a los afectados desde el punto de vista sanitario, casi exclusivamente, pero se han desarrollado muchos más recursos de otro tipo, recursos legales, económicos, sociales y psicológicos que mejoran la atención de las personas afectadas al facilitar

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No obstante, la presencia del psicólogo ha pasado a tener un papel importante desde el punto de vista de atención directa a los afectados y familiares. La sociedad entiende que el psicólogo tiene esa función de apoyo al afectado, al doliente; se conoce y se acepta que en este tipo de situaciones el profesional de la psicología tiene conocimientos y técnicas de ayuda que pueden ser muy útiles para que el afectado maneje un poco mejor la situación crítica. Sin embargo, no se conocen a fondo otras tareas de información, coordinación y seguimiento posterior que también desempeña, y no se conoce la función de detección de problemas en intervinientes y apoyo y psicoeducación. Tampoco es identificado como función del psicólogo en emergencias, el asesoramiento que puede llevar a cabo con los gestores sobre aspectos de manejo del estrés en situaciones críticas y toma de decisiones y solución de problemas. P.: ¿Cómo ven el futuro de la psicología de emergencias? R.: El futuro de la psicología de emergencias ya ha llegado, puesto que hace unos años el

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psicólogo no era uno de los recursos humanos que se activaban en estas situaciones. Esto llegó y se sigue avanzando. El pasado inmediato ha sido alentador porque se han identificado necesidades y demandas psicológicas en diversos campos de las emergencias; se han investigado y desarrollado procedimientos de coordinación y de intervención psicológica; se han debatido y mejorado técnicas y modelos de intervención psicológica y social. Se ha identificado un perfil del psicólogo en estas situaciones y con ello, se han implantado diversos programas formativos en instituciones y universidades que fortalecen la preparación del profesional en este campo. Sin embargo, no podemos decir que todo esté hecho. Sigue siendo necesario dignificar nuestra tarea en estas situaciones trabajando siempre bajo el marco institucional que corresponda y con protocolos establecidos. Por otra

parte, las herramientas de trabajo del psicólogo de emergencias deben tener una evidencia demostrada que avale nuestra intervención garantizando, a su vez, un código de buenas prácticas. También sigue siendo importante profundizar y mejorar en la formación y preparación periódica del psicólogo en los distintos ámbitos de la psicología presentes en esta materia que, como ya hemos dicho, son la psicología jurídica, social, de las organizaciones y clínica. Y haciendo un poco de autocrítica, los psicólogos debemos entender que nuestro trabajo es más provechoso si no nos duplicamos, si nos coordinamos y mejoramos habilidades para trabajar en equipo con otros profesionales. P.: Muchas gracias a las dos por su amabilidad, y por habernos concedido este tiempo que ha sido muy provechoso, ya que nos han dado una explicación muy clara sobre el tema.

Servicio de Atención en Línea Desde el 17 de marzo de 2014 el COPAO ofrece a todos sus colegiados un servicio de atención en línea desde su nueva Web (www.copao.com). De esta forma usted podrá plantearnos sus dudas. Todas las cuestiones serán atendidas por nuestro personal de manera rigurosa, personalizada y con garantía de respuesta inmediata.

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Resiliencia en la policía local. Estrés crónico, sus consecuencias somáticas y psicológicas Manuel Francisco Gallardo Pedrajas. Colegiado nº AO-06977 Miembro de la Sección Profesional de la Intervención Psicológica en Catástrofes, Crisis y Emergencias del COPAO en Málaga Resumen El siguiente artículo científico tiene como objetivo estudiar los factores de estrés crónico que afectan a los agentes de policía, a nivel somático y psicológico, debido a las características de su trabajo (turnos rotatorios, sobrecarga laboral, intervención en situaciones traumáticas con alta carga emocional, etc.) y cómo canalizan ese estrés negativo. Con esto, también se pretenden localizar los factores que llevan a un policía a tener la idea de suicidarse. Palabras claves: Resiliencia, ideación suicida, estrés, ansiedad, depresión. Introducción Los agentes de la autoridad, debido a las características de su trabajo (turnos rotatorios, nocturnidad, situaciones de sobrecarga, intervenciones en situaciones traumáticas, exigencias de los ciudadanos a la hora de resolver problemas bien y rápido, etc.) se incluyen dentro del personal de emergencias o de los “Intervencionistas en Urgencias, Emergencias y Catástrofes”, y como el resto del personal que trabaja en emergencias pueden sufrir alteraciones psicológicas y fisiológicas a corto y a largo plazo. En general, es difícil que los agentes de policía reconozcan sus limitaciones y que se vean como “víctimas” de las situaciones traumáticas, ya que el estereotipo de que son “súper hombres” con muchos recursos y la seguridad que les proporciona el uniforme, hace complicado que quieran participar en estudios donde se puedan ver sus debilidades, aún sabiendo que el estudio puede permitirles obtener un mejor rendimiento en su día a día y optimizar su ámbito personal,

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reforzando sus puntos débiles y potenciando sus puntos fuertes. A pesar de esta negativa a reconocer sus límites, los agentes de policía son vulnerables a los impactos psicológicos negativos de las situaciones traumáticas que presencian y participan; y pueden sufrir las secuelas en forma de trastornos de estrés post-traumáticos (TEP), trastornos de ansiedad, trastornos depresivos, depresiones graves y/o abuso en el consumo de alcohol y drogas; sin olvidar, el caso más extremo que serían las ideaciones suicidas y su consumación. Es importante recalcar que en la actualidad no hay elaborados programas para detectar y prevenir los casos de posibles suicidios dentro del Cuerpo de la Policía Local. 2. El concepto de resiliencia Muy relacionado con el estrés agudo y crónico está el concepto de Resiliencia. La definición más aceptada de este concepto la dio Garmezy (1991) y describe la resiliencia como la “capaci-

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dad para recuperarse y mantener una conducta adaptativa después del abandono o la incapacidad inicial al iniciarse un evento estresante”. Fergus y Zimmerma (2005) indicaron que la resiliencia se refiere al proceso de superar los efectos negativos de la exposición al riesgo, el afrontamiento exitoso de las experiencias traumáticas y la evitación de las trayectorias negativas asociadas con el riesgo. Para que surja la resiliencia tienen que estar presentes tanto factores de riesgo como de protección que ayuden a conseguir un resultado positivo o reduzcan o eviten un resultado negativo. Una de las investigaciones realizadas sobre el Cuerpo de la Policía Nacional llevada acabo por la Universidad de Jaén (Sánchez-Teruel y RoblesBello, 2014), propone analizar si los aspectos socio-demográficos junto con los rasgos de personalidad están relacionados con el nivel de resiliencia en este colectivo. Su primera hipótesis fue que la edad de los agentes está relacionada con la resiliencia. Como segunda hipótesis se plantea que el nivel educativo está relacionado con la resiliencia. La tercera hipótesis fue que los agentes casados pueden ser mucho más resilientes que los agentes con otro estado civil. La cuarta hipótesis, propone que habría asociaciones estadísticamente significativas entre las dimensiones y subdimensiones de personalidad y resiliencia. La última hipótesis sugiere que la resiliencia sería explicada en mayor medida por los factores epigenéticos y en particular, la combinación de aspectos socio-demográficos y de personalidad. Para esta investigación se analizó una muestra de 348 agentes, todos hombres, de edad comprendida entre 23 y 38 años, donde la mayoría eran solteros, consideraban su nivel de ingresos como “medio”, tenían pareja y vivían acompañados; un 92,9 % tenían estudios básicos o de grado medio. Se les evaluó mediante una hoja de datos sociodemográficos, una Escala de Resiliencia y el Big Five Questionnaire. Como conclusión se obtuvo que: 1.- la edad podría ser una variable moduladora del nivel de resiliencia. Esto se puede expli-

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car si se considera la resiliencia como un proceso dinámico que se desarrolla a lo largo de toda la vida. 2.- Otro factor modulador es el nivel académico ya que puede estar implicado en determinadas habilidades cognitivas. 3.- El estado civil no está asociado a mayores niveles de resiliencia. 4.- Efectivamente, algunos rasgos de personalidad sí están relacionados con mayores niveles de resiliencia. Por ejemplo, la energía, el tesón y la estabilidad emocional junto con la dominancia, la escrupulosidad, perseverancia y el control de impulsos y emociones. Los resultados del análisis de regresión múltiple realizados en este estudio muestran que el modelo más predictivo y que explica el 66% de la varianza en la resiliencia, vendría dado por cuatro variables: la edad y el nivel académico como variables socio-demográficas; el tesón y el control de las emociones como rasgos de personalidad. Se demuestra en este estudio que el control de las emociones y la capacidad de autorregulación son algunas de las características de personalidad que hacen más resilientes al colectivo de la policía. Como limitaciones de este estudio obtenemos que la muestra está constituida sólo por hombres, a pesar de que hay estudios que han demostrado que los niveles de resiliencia se incrementan con la edad pero que no presentan relación con el género. Además, sólo se han realizado pruebas de autoinformes para recoger datos por los que se pueden provocar sesgos en las respuestas de los participantes, exacerbar la varianza común y aumentar artificialmente las correlaciones entre variables y el diseño de la investigación ha sido transversal y no longitudinal. Otra de las limitaciones es que todos los participantes de la muestra pertenecen a las Unidades de Intervención Policial del Cuerpo Nacional de Policía por lo que los resultados podrían ser contrastados con miembros de otros cuerpos de seguridad. 3. Factores de vulnerabilidad o riesgo En los últimos años, se han analizado numerosas investigaciones para esclarecer cuáles

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son los factores de vulnerabilidad o de riesgo para evitar enfermedades relacionadas con el estrés crónico (ansiedad, depresión). Esta información también ha permitido avanzar en el conocimiento de los factores de protección frente al estrés. A continuación mostramos una tabla con algunos de ellos: Factores de riesgo

Factores de protección

Número de experiencias traumáticas.

Ejercicio físico.

Experiencias traumáticas con identificación de un familiar (hijos, sobrinos, etc.).

Red Social.

Riesgo grave propia integridad Unidad familiar/Entorno física. familiar estable. Saber que la víctima fallece tras rescate.

Formación profesional continua.

Saber que la víctima que fallece es un menor.

Personalidad positiva.

Ser agredido físicamente por ciudadanos.

Uso del sentido del humor (incluso negro).

Desprecio del trabajo realizado por los ciudadanos.

Capacidad de solución de problemas y de relativizar.

Conflictos laborales.

Capacidad de diálogo y de evitar confrontaciones.

No respaldo de la Justicia en las intervenciones.

Intercambio de opiniones con compañeros (Debrifing).

No respaldo de los superiores. Autocontrol y capacidad de análisis de los problemas. Uso político de la policía.

Periodos de vacaciones sin tener información laboral (=desintoxicación).

Falta de recursos materiales a Técnicas de meditación. la hora de resolver problemas. Falta de HH.SS. y capacidad de diálogo.

Descanso.

Personalidad conflictiva (introvertida, baja tolerancia a la frustración, falta de autocontrol).

Entre 2005 y 2012 se produjeron 17.223 bajas laborales por problemas psicológicos relacionados con el estrés, donde un 20% de los encuestados aseguraban haber sufrido

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algún tipo de acoso laboral, un 32% reconocía que la relación con sus superiores era mala o muy mala y un 22% aseguraba no estar satisfecho con su trabajo. Cuando la exposición a una situación estresante supera la capacidad del intervencionista para resolver la situación (resiliencia), en nuestro estudio son los agentes de policía, puede provocar múltiples reacciones en diferentes niveles (Lorenzo Ruiz, 2016): A nivel físico, que aparecen en primer lugar, son: 33Aumento del ritmo cardíaco, respiratorio y presión sanguínea. 33Náuseas, trastornos digestivos, diarreas y pérdida de apetito. 33Sudores o escalofríos. 33Temblores musculares. 33Insomnio. 33Aumento de los niveles de las hormonas relacionadas con el estrés. A nivel comportamental: 33Aislamiento de la familia y amigos. 33Incremento de uso de alcohol, drogas o tabaco. 33Hiperactividad. 33Incapacidad para descansar. 33Periodos de llanto. A nivel psicológico: 33Flashback. 33Sueños recurrentes sobre lo sucedido. 33Confusión y problemas de concentración. 33Desorientación. 33Pensamientos negativos e intrusivos respecto al suceso y así mismo. 33Ideación suicida. 33Lentitud de pensamiento. 33Amnesia retrograda y selectiva. 33Identificación con las víctimas.

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33Tristeza, cambio de humor. 33Depresión. 33Apatía. 33Sentimientos de impotencia, vulnerabilidad, inadecuación. 33Anestesia afectiva. 33Miedo a perder el control. 33Irritabilidad, agresividad. 4. El cortisol (la hormona del estrés) Desde el punto de vista de la Psicofisiología, nuestro organismo ante una situación estresante o traumática produce una reacción de hiperactividad del Sistema Nervioso Central y del Eje Hipotálamo-Hipofisiario-Adrenal que se traduce en un aumento del cortisol o también conocida como “Hormona del estrés”. Las hormonas son sustancias segregadas de manera involuntaria por nuestro organismo que nos permiten autorregularnos a la hora de afrontar situaciones diarias; son “mensajeros químicos” los cuales nos hacen reaccionar ante situaciones estresantes, por ejemplo, con sudoración, palpitación, llantos, sensación de angustia o mareos. La sede central de estas sustancias se encuentra en el Sistema Nervioso y es el motivo por el que cuando hay una situación de alarma nuestro cerebro procesa esa información de peligro y da la orden a las glándulas suprarrenales para que libren a la hormona del estrés: el cortisol. Más específicamente, el cortisol es secretado en la zona reticular y se almacena en la corteza suprarrenal. La liberación está controlada por el hipotálamo y reacciona ante las situaciones de estrés, segregando la hormona liberadora de corticotropina (CRH) y desencadenando la secreción en la hipófisis de la hormona suprarrenal corticotropina (ACTH). El cortisol libera glucosa en sangre con el objetivo de aportar más energía al organismo y poder reaccionar eficazmente al estresor, teniendo una vida media de 60 a 90 minutos. Cuando la situación de estrés se cronifica, y con

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ello los altos niveles de cortisol, se producen alteraciones muy importantes en el organismo y especialmente en el cerebro (hipocampo). Según los estudios de Andrew, Burchfiel (2007), donde analiza la relación entre cortisol y agentes de policía que están diagnosticados de trastorno de estrés post-traumático (TEPT), se obtiene que éstos presentan niveles más altos de cortisol en sangre en el momento de despertarse que la población normal y los agentes de policías diagnosticados con un TEPT grave, mostraron una respuesta embotada o más lenta a la hora de metabolizar el cortisol en comparación con los caso de TEPT más leves. En relación al papel tan importante que juega en nuestro organismo el Eje Hipotálamo-Hipofisario ante las respuestas de estrés, no quisiéramos dejar de explicar de la manera más completa posible, qué pasa en nuestro cerebro cuándo percibimos una situación de emergencia o desastre. Pues bien, el impacto sensorial de una situación de estas características llega en milésimas de segundos a los lóbulos frontales (corteza cerebral) que son quienes hacen una evaluación racional del mismo y modulan la respuesta del eje hipotálamo-hipofisario y Sistema Autónomo. Toda esa cantidad de información, recibida de manera rápida, en poco tiempo y que nos amenaza y confunde (pesada), hace que los lóbulos frontales se bloqueen (es lo que les suele pasar a muchas personas cuando sufren una crisis: su respuesta racional se queda anulada). Nuestro cerebro tiene un mecanismo de seguridad ante este “bloqueo de la racionalidad” y es el eje hipotálamo hipofisario que activa al sistema límbico. Una vez activado el sistema límbico, se activan la respuesta endocrina que desencadena las respuestas de “escape o lucha” provocando la descarga catecolaminérgica y de la hormona del estrés: el cortisol.

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En resumen, cuando una persona se encuentra desbordada por una situación de emergencia o crisis, es el sistema límbico el que dirige su conducta y por eso las personas que no están entrenadas pueden responder emocionalmente o instintivamente (gritando, corriendo, peleando o llorando). La pregunta es cómo se puede conseguir que los servicios de emergencias, (policías, bomberos, sanitarios -médicos, DUE, psicólogos de emergencias- etc.) puedan ser efectivos en situaciones donde la mayoría de las personas huyen por su respuesta emocional. Pues bien, según Cortés Trujillo (2003) el sistema límbico también es el área primaria del Sistema Nervioso Central donde se procesa la memoria, y sobre todo, donde se procesa la memoria relacionada con el aprendizaje práctico y repetitivo. Esa es la clave para poder superar las reacciones de crisis ante emergencias: el entrenamiento y la práctica sistemática de ejecuciones y condicionamientos repetitivos de respuestas adaptativas. Esa práctica sistemática de respuestas adaptativas llega a inhibir las respuestas emocionales del sistema límbico, dando prioridad a las repuestas mecáni-

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cas aprendidas y repetitivas. Los profesionales de las emergencias aprenden a través de los simulacros y la racionalización permanente del evento que se quiere aprender a controlar. Sus sistemas límbicos han aprendido un repertorio de respuesta mecánicas frente a las crisis, introducidas y consolidadas mediante la práctica sistemática y por eso son capaces de dominar e inhibir sus respuestas emocionales. El problema se produce cuando la situación de estrés se prolonga durante mucho tiempo. Ese desgaste de energía unido a la secreción crónica de cortisol, que es necesario para afrontar al estresor, va a producir ciertos desajustes que se traducirán en los siguientes síntomas: 33Problemas en la conciliación del sueño. 33Sensación de cansancio y agotamiento. 33Problemas de memoria, concentración y aprendizaje. 33Estado de ánimo variable: predominio de la ira y la agresividad. 33Dolores físicos. Si estos síntomas se mantienen a lo largo del tiempo debido a que la situación estre-

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sante se prolonga, se agravará la situación pudiéndose originar cuadros de ansiedad, depresión y una debilitación del sistema inmunitario que hará que seamos más vulnerables a enfermedades. 5. Conclusiones Como hemos podido comprobar a lo largo de la información aportada en este artículo, los agentes de seguridad sufren alteraciones psicológicas y fisiológicas debido a las características que conlleva su trabajo. Muchas de estas alteraciones pueden llegar incluso a posibles tendencias suicidas, difíciles de detectar o prevenir, puesto que no existen programas específicamente dirigidos a evitar posibles casos de suicidios. Para poder superar o adaptarse positivamente a la cantidad de situaciones adversas a las que los policías se enfrentan diariamente es importantísimo el concepto de resiliencia. Dicho concepto está, según muchos estudios, vinculado a diversos factores de tipo individual, cultural, familiar e incluso socio-demográficos. Las reacciones a nivel físico, comportamental o psicológico en una situación estresante o traumática tienen una base psicofisiológica. Cuando una persona se enfrenta a este tipo de realidad, se produce una reacción de hiperactividad del Sistema Nervioso Central y, por tanto, un incremento del cortisol (hormona del estrés). Cuando se origina el aumento de esta hormona en situaciones de emergencia o crisis, las personas que no están formadas o preparadas para afrontarlas, reaccionan de manera emocional o instintiva. Por tanto, para finalizar podemos afirmar que para que los servicios de emergencia (policías, bomberos, psicólogos, sanitarios) puedan responder de manera efectiva, debe existir un entrenamiento y práctica metódi-

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ca de actuaciones y adecuaciones repetitivas de respuestas adaptativas. Si se lleva a cabo este tipo de entrenamiento podrá alcanzarse un grado eficaz de contención de respuestas de tipo emocional y así utilizar las respuestas aprendidas. Referencias bibliográficas Acquadro Maran, Varetto, Zedda y Leraci (2015). Ocuaptional stress, anxiety anda coping strategies in police officers. Occupational Medicine. 65: 466-473. Álvarez Gallego, Fernández Ríos (1991). El Síndrome del Burnout o el desgaste profesional. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 11, 39: 257-265. Brufao Curiel (1994). Una aproximación a las enfermedades profesionales del policía. 7: 251-263. Becoña (2006). Resiliencia: Definición, características y utilidad del concepto. 11,3:125-146. Casado Morales, F. (2010). Salud, Ira y Estrategias de afrontamiento en agentes de policía. EduPsykhé 9,1: 43-60. Ceballos-Espinoza (2013). El suicidio en Chile. Una aproximación al perfil suicida a partir del análisis de notas suicidas. Vol 10, 1: 77-92. Castro Bejarano, Orjuela Gómez, Lozano Ariza, Avedaño Prieto, Vargas Espinosa (2011). Estado de salud de una muestra de policías y su relación con variables policiales. 8, 1: 53-71. Cortés Trujillo (2003). La Percepción Psicológica del Riesgo y el Desastre, Cuadernos de Crisis, 2, 1: 32-35.

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De la Fuente Solana, Aguayo Extremera, Vargas Pecino, Cañadas de la Fuente (2013). Prevalence and risk factors of burnouts síndrome among Spanish police Officers. Psicothema, 25,4: 488-493. De Puelles Casenave (2009). Exigencia y Carga emocional del trabajo policial: la intervención policial ante catástrofes y emergencias masivas. 9: 171-196. García Albuerne, Pérez Nieto, Albacete Carreño (2013). Diferencias en riesgos psicosociales y estrés laboral percibido en los cuerpos de policía local atendiendo al género y la antigüedad. 31: 291-298. Lippincott Williams, Wilkins. Suicidality among police (2008). Current Opinion in Psychiatry. 21: 505-509. Lorenzo Ruíz (2016). Prevención del estrés en situaciones de Emergencia. 2: 16-17. López Ibor (2012). Suicidio: problemas clínicos y médico-legales. 38, 4: 129-130. Martinussen M, Riachardsen AM, Burke RJ. (2007). Jobs demands, jobs resources and burnout among police officers. Crimininal Justice 35: 35-239.

Andrew M., Burchfiel C., Hartley T., Luenda C. (2007). Post-traumatic stress symptoms and cortisol patterns among police officers. Policimg. An International Journal of Police Strategies y Management. 30, 2: 189-202. Rodríguez Escobar, Medina Pérez, Rozo David, Sánchez García (2013). Ideación suicida y factores asociados en un grupo de policías de Pererira-Colombia, 13 ,2: 279-539. Marmar R., McCaslin et al (2006). Predictors of Psottraumatic Stress in Police anda Other First Respondes. New York Academy of Sciences. 1071: 1-18. Sánchez Teruel, Robles Bello (2014). Personalidad y Resiliencia en un cuerpo especial de la Policia Nacional de España. Journal of Work and Organizational Psychology 30: 75-81. Swatt ML., Gibson CL. y Piquero NL. (2007). Exploring the utility of general strain theory in explaining problematic alcohol consumption by police officers. Criminal Justice 35: 596-611.

Correo electrónico En Junta de Gobierno de fecha 9 de marzo de 2007 se aprobó que el único medio de comunicación oficial desde el COPAO es el correo electrónico. Algunos servidores pueden considerar el correo del servidor del COP como spam o correo no deseado, para que esto no ocurra se puede incluir el correo [email protected] en contactos.

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Micromachismos: Violencias invisibles Cecilia Pereda Castillo. Colegiada nº AO06732 Miembro de la Comisión de Igualdad y Género del COPAO en Almería

¿Para qué hablar de micromachismos? Sobre todo para darlos a conocer, para identificarlos, para ponerles nombre, para saber que existen y para saber qué son, cómo se producen, mantienen y reproducen, cuáles son sus efectos y qué cambios o mejoras podemos hacer. Para responsabilizarnos mujeres y hombres, a nivel privado e individual en la creación de una sociedad más igualitaria libre de violencia; y a nivel profesional (en este caso particular de la Psicología), para conocer cómo pueden afectar los micromachismos en las relaciones de los individuos, pudiendo generar problemas relacionales, conflictos en la convivencia, malestar emocional, entre otros motivos de consulta o intervención. Se ha pretendido que se identifiquen no sólo a nivel de relación de pareja y convivencia, sino también los que surgen en otros contextos de la sociedad (amistades, familia, trabajo, ocio, publicidad, instituciones…). 1. Definición y conceptos generales

femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vía pública o privada. La violencia contra las mujeres es una expresión de la relación de desigualdad entre varones y mujeres. Es una violencia basada en la afirmación de la superioridad de un sexo sobre otro: de los varones sobre las mujeres. Afecta a toda la organización de nuestra sociedad y, por tanto, debemos analizarla dentro del contexto social en el que vivimos. La violencia está incorporada en la identidad masculina como forma de resolver conflictos. Desde pequeños los niños aprenden a responder agresivamente y se entrenan, a través de juegos, en ganar, luchar, competir, imponer, conquistar... Mientras que las niñas aprenden a ceder, pactar, cooperar, entregar, cuidar… aspectos que son considerados de menor valor por el hecho de no favorecer la consecución del éxito y el poder.

• Violencia de género1

• Tipos de violencia de género2

El artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de las Naciones Unidas (1993), considera que la violencia contra las mujeres es: todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo

a) Violencia física: cualquier acto de fuerza contra el cuerpo de la mujer, con resultado o riesgo de producir lesión física o daño, ejercida por quien sea o haya sido su cónyuge o esté o haya estado ligado a ella por análoga relación de afectividad, aún sin convivencia.

1 Guía Didáctica: Construyendo la igualdad, prevenimos la violencia de género (p. 26). Dirigida al alumnado de Secundaria. Dirección General de la Mujer. Comunidad de Madrid. 2006.

2 Clasificación recogida en la Ley 13/2008, de 26 de noviembre, de Medidas de prevención y protección integral contra la Violencia de Género.

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b) Violencia psicológica: toda conducta, verbal o no verbal, que produzca en la mujer desvalorización o sufrimiento, a través de amenazas, humillaciones o vejaciones, exigencia de obediencia o sumisión, coerción, insultos, aislamiento, culpabilización o limitaciones de su ámbito de libertad, ejercida por quien esté o haya estado ligado a ella por análoga relación de afectividad, aún sin convivencia. c) Violencia económica: privación intencionada, y no justificada legalmente, de recursos para el bienestar físico o psicológico de la mujer y de sus hijas e hijos o la discriminación en la disposición de los recursos compartidos en el ámbito de la pareja. d) Violencia sexual y abusos sexuales: que incluyen cualquier acto de naturaleza sexual forzada por el (presunto) agresor o no consentida por la mujer, abarcando la imposición, mediante la fuerza o con intimidación, de relaciones sexuales no consentidas, y el abuso sexual, con independencia de que el (presunto) agresor guarde o no relación conyugal, de pareja, afectiva o de parentesco con la víctima. • Violencia doméstica3 La violencia doméstica o también llamada intrafamiliar persigue el control en el ámbito de las relaciones familiares y está determinada por el género y la generación. Tiene lugar entre los miembros de una familia, padres-hijas/hijos, hijos/hijas-padres, abuelas/abuelos-nietos/nietas, nietos/nietas-padres, y parejas homosexuales. • Sistema sexo-género -- Sexos: Diferencias biológicas universales (macho-hembra). Alude a aspectos físicos, biológicos, anatómicos. Categorías rígidas porque se nace. No necesariamente determina los comportamientos. 3 Art. 173.2 sobre el delito de maltrato habitual en el ámbito familiar, del Código Penal Español.

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-- Géneros: Categorías socioculturales (femenino-masculino). Construcción cultural que hace una sociedad a partir de las diferencias biológicas (sexos) y en base se atribuyen papeles, roles, responsabilidades, valores, atributos, comportamientos... y, puede dar lugar a desigualdades sociales. Culturalmente determina los comportamientos. Las diferencias sociales y culturales entre hombres y mujeres varían de una sociedad a otra y, al ser una construcción social, pueden modificarse. Roles de género Papeles, funciones, actividades y responsabilidades que se atribuyen socialmente a hombres y mujeres. - Tipo de roles: a) Roles productivos: son trabajos retribuidos económicamente, que realizan tanto mujeres como hombres, generando un ingreso. El trabajo productivo de las mujeres en ocasiones está infravalorado y poco remunerado. Considerándolo como fuente secundaria de ingresos al hogar. b) Roles reproductivos: abarca la maternidad/responsabilidades de la crianza y los roles domésticos desempeñados generalmente por las mujeres, de quienes se espera que reproduzcan y sustenten la mano de obra. Aunque en la práctica constituyan un trabajo, se les diferencia de los denominados “productivos”, porque no se consideran un “trabajo-empleo” remunerados económicamente. c) Roles comunitarios: son los desempeñados principalmente por las mujeres en la comunidad, como extensión de los roles reproductivos. Organizar eventos, cumpleaños, cenas, celebraciones, actividades culturales, etc.

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• Estereotipos de género

masculino, es decir, en la idea de autoridad y liderazgo del varón. La extensión del patriarcado es universal y abarca a todo tipo de sociedades. Las distintas formas de sometimiento femenino aparecen tanto en las sociedades primitivas como en las más desarrolladas con ligeras diferencias.

Son los que transmiten y perpetúan los roles de género. Conjunto de creencias INTEGRADAS profundamente en el subconsciente colectivo e individual a través de las cuales se emiten juicios y se manifiesta la visión de la realidad que se tiene. Se construyen sobre la base de factores ideológicos, históricos, religiosos, étnicos, económicos y culturales, que luego se traducen en desigualdades sociales, económicas y políticas.

• Machismo

Son las ideas y creencias aceptadas en la sociedad sobre cómo han de ser y comportarse los hombres y las mujeres.

Según la RAE, define machismo como: la actitud de prepotencia de los hombres respecto de las mujeres.

• Desigualdad de género4

Se trata de un conjunto de prácticas, comportamientos y dichos que resultan ofensivos contra el género femenino. Es un tipo de violencia que discrimina a la mujer, e incluso a los hombres homosexuales. También puede hablarse de machismo contra los denominados metrosexuales o todo hombre cuya conducta exhibe alguna característica que suele estar asociada a la feminidad.

Cuando los individuos a los que se les atribuye un género determinado no tienen acceso a posibilidades sociales de igual nivel que los individuos de otro género. (P. ej.: desigualdad salario laboral; techo de cristal (ascenso laboral). • Poder y patriarcado Los hombres han dominado el espacio público y también han ejercido su poder en el ámbito privado. Este poder ha dado origen a un sistema de jerarquías que se conoce como patriarcado. - - Sistema Patriarcal 5: resistencia y cambio en las relaciones de poder. Tal y como hemos ido viendo, la causa originaria de la violencia de género, del sometimiento de las mujeres y de la dominación masculina, es debida al sistema del patriarca o, que podría definirse como una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en el poder 4 Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva de Mujeres y Hombres. 5 Concepto de Patriarcado: http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1396.

En la actualidad, puede afirmarse que el machismo6, no se basa ya tanto en la idea de la superioridad del hombre sobre la mujer, sino más bien, en la necesidad de unión masculina como defensa ante el avance de las mujeres, en la convicción de que el nuevo escenario de igualdad que se está creando, significa una pérdida para los hombres. • Feminismo Según la RAE define feminismo como: “la Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”. 6 García Domínguez, A. (2010). La influencia de la cultura machista en la violencia de género (p. 10). Trabajador Social. Experto en Género e Igualdad de Oportunidades. Miembro de la Coordinadora Estatal de Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE).

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2. Micromachismos7 Los micromachismos (en adelante mM) “… son pequeños y cotidianos ejercicios del poder de dominio, comportamientos suaves o de bajísima intensidad con las mujeres. Formas y modos, …., de abuso e imposición de las propias razones, en la vida cotidiana, que permiten hacer lo que se quiere e impiden que ellas puedan hacerlo de igual modo. Son hábiles artes, comportamientos sutiles o insidiosos, reiterativos y casi invisibles que los varones ejecutan permanentemente quizás no tanto para sojuzgar como para oponerse al cambio femenino”8. Con estos comportamientos los hombres buscan: 33Imponer y mantener su dominio y supuesta superioridad sobre la mujer. 33Reafirmar o recuperar dicho dominio ante la mujer que se rebela. 33Resistirse al aumento de poder de la mujer. 33Aprovecharse del trabajo cuidador de la mujer. ¿Qué son los micromachismos? 33Una expresión de violencia invisible, casi no se notan y están normalizados. 33Asentados en la creencia masculina de su superioridad sobre las mujeres. 33Incluso los hombres considerados más progresistas los realizan. 33Comportamientos manipulativos dirigidos hacia las mujeres. 7 Luis Bonino Méndez, psicoterapeuta, especialista en varones, masculinidad y en relaciones de género, miembro activo del movimiento de Hombres por la Igualdad. Es coordinador del Centro de estudios de la Condición Masculina de Madrid, dedicado a la investigación, la docencia en temas relacionados con las problemáticas de los varones y de las relaciones entre las mujeres y los varones. Fue el primero en acuñar este término. 8 Bonino, L. (2008). Micromachismos, el poder masculino en la pareja "moderna", en Voces de hombres por la igualdad. Comp. J.A. Lozoya y J.C. Bedoya. Edición electrónica de Chema Espada.

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33Producen efecto porque se repiten muchas veces. 33Pretensión: perpetuar los roles tradicionales de género. 33Intención (no expresada): conservar su posición superior y de dominio, para intentar mantener mayores ventajas, comodidades y derechos. 33Son armas, trucos, tretas, trampas, estrategias que los hombres utilizan para seguir ejecutando su “autoridad” sobre las mujeres, pero de una manera menos grave ante los ojos de la sociedad. 33No siempre son conscientes. Son dispositivos mentales, corporales incorporados y automatizados en el proceso de “hacerse hombre” frente a las mujeres. 3. Tipos de micromachismos9 a) Coercitivos Su característica particular es que en ellos el varón usa la fuerza. No la fuerza física sino la moral, la psíquica, la económica o la de la propia personalidad para intentar doblegar a la mujer, limitar su libertad, expoliar sus pensamientos, su tiempo o su espacio, y restringir su capacidad de decisión. Ejemplos: • Intimidación: arte en el que la mirada, el tono de voz, postura y cualquier otro indicador verbal o gestual pueda servir para atemorizar. 9 Bonino, L . (1998). Micromachismos, la violencia invisible en la pareja. Versión actualizada y ampliada, presentada en las Jornadas sobre hombres e igualdad en la Univ. de Zaragoza. Versión original se publicó en 1996 en el Libro de ponencias de primeras Jornadas sobre Violencia de Género, Dir. Gral. valenciana de la Mujer. Pp 25-45, y en The European Profeminist men´s Network. CD-Rom nº1, Bruselas: C&S.

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• Control del dinero: no información sobre el uso del dinero en común, control de gastos y exigencia de detallarlos, negación del valor económico del trabajo reproductivo. • Insistencia abusiva: ganar por cansancio. • Imposición de la intimidad: seducción forzada cuando él quiere sexo. • Toma o abandona repentinamente el mando: tomar decisiones sin consultar, ocupar espacios comunes, opinar sin que se lo pidan, monopolizar, etc. • Apelación al argumento lógico: tener la única y mejor razón. Por ejemplo: lugar de vacaciones o “lo que dices son tonterías”. • Uso expansivo del espacio: monopolizar el mando de la televisión, utilizar el sillón del salón, invasión de la ropa masculina por toda la casa, etc. • Uso abusivo del tiempo: utilizar los fines de semana para sus aficiones, o llegar a casa tarde después del trabajo, estar fuera de casa porque hay algo ineludible que tiene que hacer. Los estudios demuestran que los hombres tienen más tiempo para ellos y menos tiempo para lo doméstico, a costa de ellas. b) Encubiertos Son insidiosos y sutiles y tienen como objetivo la IMPOSICIÓN de las verdades masculinas y fuerza a la mujer a estar disponible como él quiera. Se trata de RAZONES inamovibles que llevan a la mujer a coartar sus deseos y hacer lo que él quiera. Provoca al no percibirse en el momento pero si sentir sus efectos coaccionantes, normalmente la mujer reacciona tardíamente con mal humor, frialdad y estallido de rabia “sin motivo”.

Ejemplos: • Creación de falta de intimidad: intentan controlar las reglas de diálogo a través de la distancia, logrando que la mujer se acomode a los deseos de él. 33 Silencio: permanecer en silencio, no es sólo no hablar, sino no sentirse obligado a hablar, dar explicaciones, dar información de sí, y por tanto imponer el no diálogo y obligar a la mujer a llenar el hueco comunicativo. “Expectativa de telepatía”. 33 Aislamiento, malhumor: se pone distancia física y/o mental, y se impone a la mujer el no acercamiento. 33 Avaricia de reconocimiento y disponibilidad: ninguneo, hambre de afecto, conducta al acecho (no toma la iniciativa en alguna responsabilidad familiar, espera resultado y luego crítica). • Seudonegociación: como es políticamente incorrecto ser inflexible, se cubren las apariencias, se habla del problema, pero realmente no quiere negociar. Y muchas veces va acompañada de culpar a la mujer (¡si me lo hubieses dicho de otra manera, lo habría hecho!). • Inocentización culpabilizadora: no sabes hacerlo, está mal hecho, estás tonta, eres mala, exageras, estás loca. Al culpabilizar a la mujer nunca se siente culpable ni responsable de lo sucedido. • Paternalismo: lo hace por ella, no con ella (aniñarla). • Abuso de la capacidad femenina de cuidados: exigencia, generalmente no verbal de ocuparse de la familia de él. La figura de “ayudante” en lo doméstico y crianza.

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• Autoindulgencia y autojustificación: 1. Echar balones fuera: sirve para diluir la propia responsabilidad cuando se le reclama por algo que no ha hecho o ha hecho mal (“No me dijiste”, “es tu culpa”, “si… pero…”). 2. Hacerse el tonto y el bueno: para eludir sus responsabilidades (“no tengo tiempo”, “no sirvo para eso”, “no sé hacerlo”, “me olvidé pero sin mala intención”). 3. Impericias selectivas: declararse inexperto (“Es muy difícil planchar”, “no me queda bien”), ocultando que no le gusta y traspasando la labor a la mujer. 4. Minusvaloración de los propios errores: pero se exageran los de la mujer. 5. Delegar responsabilidades por propios errores: (“¿dónde pusiste…?”). En realidad él no sabe dónde están sus cosas pero es más fácil responsabilizarla a ella. 6. Engaños y mentiras: (“no me di cuenta”, “no me acordé”). c) Utilitarios10 Son las estrategias de imposición de sobrecarga por evitación de responsabilidades. Ejemplos: Lo que no se hace: -- No responsabilizarse de lo doméstico: el varón se define como “ayudante” de la mujer, lo que le obliga a ella a ejercer la “gerencia del hogar”, teniendo que organizar e indicar a los demás (ayudantes), lo que deben hacer, con la sobrecarga consiguiente. 10 Bonino, L. (2008). Micromachismos, el poder masculino en la pareja "moderna", en Voces de hombres por la igualdad. Comp. J.A. Lozoya y J.C. Bedoya. Edición electrónica de Chema Espada (p. 97-100).

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-- Aprovechamiento de las capacidades femeninas de servicio: se adaptan a los roles tradicionales de "él proveedor, ella cuidadora". Por tanto, las mujeres ejercen los siguientes roles de servicio: madre, cocinera, esposa, asistente, gestora, psicóloga, acompañante social, secretaria, telefonista, guarda ropa... -- Naturalización y aprovechamiento del rol de cuidadora: delegación del trabajo de cuidado de los vínculos y las personas. Requerimiento abusivo solapados. Presión invisible. Al no ser esos pedidos explícitamente, también requieren ser agradecidos, lleva a las mujeres a atender “naturalmente”, el teléfono, levantarse de la mesa si falta algo, acompañar al hombre al médico. La pregunta frecuente ¿dónde está...? (lleva implícito: búscamelo y dámelo), sin buscar previamente y el rol del “niño tirano”, en el que se colocan los varones al enfermarse. Negación de la reciprocidad del cuidado. Se le niega en la práctica el derecho de ser cuidada, cuando la mujer necesita atención por estar enferma. -- Naturalización y aprovechamiento de la ayuda al marido en lo laboral: varones con pequeñas empresas o que no trabajan por cuenta ajena, consiguen gratuitamente gestoras, secretarias, enfermeras, asesoras, contables, administrativas, etc. d) De crisis Se utilizan en períodos en los que las relaciones de pareja entra en dirección a una mayor igualdad: un aumento de la autonomía femenina, o una disminución de la sensación de control y dominio del varón debido, por ejemplo, a razones de pérdida laboral o de limitación física. Ejemplos: -- Hipercontrol: Este mM consiste en aumentar el control sobre las actividades, tiempos

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o espacios de la mujer, frente al temor que el aumento real o relativo de poder de ella pueda dejarlo a él en un segundo lugar e inferiorizado. -- Seudoapoyo: Apoyos que se enuncian sin ir acompañados de acciones cooperativas, realizados con mujeres que acrecientan su ingreso al espacio público. Se evita con ello la oposición frontal, y no se ayuda a la mujer a repartir su carga doméstica y tener más tiempo. -- Rehuir la crítica y la negociación: Con este mM se intenta acallar los reclamos de la mujer respecto a las actitudes dominantes del varón y evitar el cambio, sosteniendo que él no lo deseó. Se acompañan generalmente de culpabilización hacia el cambio femenino. Algunas frases que reflejan esta maniobra son: “¿por qué debería cambiar si tú cambias? ¡Es tu problema! ¿De qué te quejas si me conociste así? ¡Si no hubieras cambiado todo estaría bien!”. -- Promesas y hacer méritos: Maniobras en las que frente a reclamos de la mujer el varón realiza modificaciones puntuales que implican ceder posiciones provisoriamente por conveniencia, sin cuestionarse la creencia errónea de la “naturalidad” de la tenencia de dicha posición. Estos cambios suelen dejar de realizarse cuando la mujer deja de enfadarse y acepta darle “otra oportunidad”. Algunos ejemplos: hacer regalos, prometer ser un buen hombre, ponerse seductor y atento, hacer cambios superficiales, reconocer errores frente a amenazas de abandono. -- Victimismo: Por este mM el varón se declara víctima inocente de los cambios y “locuras” de la mujer, con culpabilización acompañante para intentar doblegarla. Si finalmente él se decide a algún cambio, lo vive como un gran sacrificio, por lo que no

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se le puede pedir mucho, esperando ser aplaudido por pequeños cambios y frustrándose si no lo hacen. "¡No te conformas con nada!" es una frase manipulativa habitual utilizada en esta situación. -- Dar lástima: Cuando el varón realiza este mM procura que se apenen de él para lograr que la mujer ceda. Para ello, puede, desde buscar aliados que comprueben lo “bueno” que él es (y lo “mala” que es ella), hasta comportamientos autolesivos tales como accidentes, aumento de adicciones, enfermedades, amenazas de suicidio, que apelan a la predisposición femenina al cuidado y le inducen a pensar que sin ella él podría terminar muy mal. El varón exhibe en estos últimos comportamientos manipulativos. -- Resistencia pasiva y distanciamiento: el fin es debilitar las fuerzas que la mujer está utilizando para aumentar su autonomía, con frases como “tú sabrás lo que haces”. -- Darse tiempo: ante la exigencia de cambio de la mujer, reconoce que es razonable pero no lo lleva a la práctica hasta que algo le obliga como el hartazgo femenino o un ultimátum. Aquí el hombre se impone, decidiendo el cuándo y con esperanza que la mujer desista por cansancio. La forma de dilatar el cambio o el diálogo: “necesito tiempo”, “ya hablaremos”, “ya veremos”, “lo pensaré”. O negarse a ayuda terapéutica o posponerlo. -- Aguantar el enviste: aguantar lo que haya que aguantar hasta que ella se canse. -- Refugio en el estilo: “¡si me lo pidieras sin chillar...!”.

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4. Efectos de micromachismos11 • Efectos en la mujer: 1. Sobreesfuerzo psicofísico, con disminución de reservas emocionales y de energía para sí misma y sus intereses. 2. Inhibición del poder personal, enlentecimiento del desarrollo personal, limitación de su libertad. 3. Inhibición de lucidez mental (tontificación). 4. Deterioro de autoestima y autocredibilidad y aumento de desmoralización e inseguridad. Malestar difuso, irritabilidad crónica, hartazgo “sin motivo”, del que se sienten culpables. • Efectos en el hombre: 1. Aumento o conservación de suposición superior y de dominio. 2. Afirmación de su identidad masculina. 3. Aislamiento receloso creciente. • Efectos en las parejas: 1. Relaciones asimétricas, antidemocráticas, disfuncionales, donde la autonomía y desarrollo del varón se realiza a costa del de la mujer. 2. Encarrilar paulatinamente la relación hacia los intereses del varón. 3. Mujer etiquetada como culpable de la crisis o deterioro del vínculo. Es ella la que se queja y reclama, la que provoca el malestar. 4. Guerra fría, convivencia sin diálogo ni colaboración, se siembra terreno para otros abusos o ruptura. 11 Bonino, L. (1998). Micromachismos, la violencia invisible en la pareja. Versión actualizada y ampliada, presentada en Jornadas sobre Hombres e Igualdad en Univ. de Zaragoza. Versión original se publicó en 1996 en Libro de ponencias de primeras Jornadas sobre Violencia de Género, Dir. Gral. valenciana de la Mujer. Pp 25-45, y en The European Profeminist men´s Network. CD-Rom nº1, Bruselas: C&S. (p. 14-15).

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Referencias Bibliográficas Bergara, A., Riviere, J. y Bacete, R. (2008). Los hombres, la igualdad y las nuevas masculinidades. Instituto Vasco de la Mujer Manuel Iradier. Vitoria-Gasteiz: Ed. Emakunde. Bonino, L. (1998). Micromachismos, la violencia invisible en la pareja. Versión actualizada y ampliada, presentada en Jornadas sobre Hombres e Igualdad en Univ. de Zaragoza. Versión original se publicó en 1996 en Libro de ponencias de primeras Jornadas sobre Violencia de Género, 25-45. Dir. Gral. valenciana de la Mujer y en The European Profeminist men´s Network. CD-Rom nº1, Bruselas: C&S. Bonino, L. (2008). Micromachismos, el poder masculino en la pareja "moderna". Voces de hombres por la igualdad. Comp. Lozoya, J.A. y Bedoya, J.C. (p.95) Concepto de Patriarcado: http://www. mujeresenred.net/spip.php?article1396 Ferrer-Pérez, V.A., Boch-Fiol, E., Navarro-Guzmán, C., Ramis-Palmer, M.C. y Garica-Buades, M.E. (2008). Los micromachismos o microviolencia en la relación de pareja: Una aproximación empírica. Universitat de les Illes Balears. Anales de psicología, 24(2), 341-252. García Domínguez, A. (2010). La influencia de la cultura machista en la violencia de género (p. 10). AHIGE (Asociación de Hombres por la Igualdad de Género). Guía Didáctica (2006). Construyendo la igualdad, prevenimos la violencia de género. Dirigida al alumnado de Secundaria. Dirección General de la Mujer. Comunidad de Madrid.

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Ley 13/2008, de 26 de noviembre, de Medidas de prevención y protección integral contra la Violencia de Género. BOE nº 38 de 13 de febrero de 2008. Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de protección integral contra la Violencia de Género. BOE nº 313, de 29 de diciembre de 2004. Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre. Art. 173.2 sobre el delito de maltrato habitual en el ámbito familiar del Código Penal Español. Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva de Mujeres y Hombres. Mayobre, P. Micromachismos invisibles. Los otros rostros del patriarcado. Universidad de Vigo http://webs.uvigo.es/pmayobre/index.htm Micromachismo. Nuria Varela. http://nuriavarela.com/dia-12-micromachismos/ Ponencia presentada en el VI Congreso Estatal de Isonomía sobre Igualdad entre Mujeres y Hombres. “Miedos, culpas, violencias invisibles y su impacto en la vida de las

mujeres: ¡A vueltas con el amor!”. 16 – 18 septiembre 2009. Castellón de la Plana. España. Suárez Villegas, J. C. (2013). El micromachismo en la publicidad. Nuevas estrategias para viejos estereotipos: “mi marido me ayuda” y “el elogio de la maternidad”. Pensar la publicidad 7,2. p. p. 239-251 Transversalidad de Género. Métodos y Técnicas. Instituto Andaluz de la Mujer. Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía. Varela, N. Micromachismo. http://nuriavarela. com/dia-12-micromachismos/

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La importancia de la formación en la intervención psicológica en catástrofes Aída Herrera Pérez. Colegiada nº AO04413 Vocal de la Sección Profesional de la Intervención Psicológica en Catástrofes, Crisis y Emergencias del COPAO María del Carmen Romero Velasco. Colegiada nº AO01086 Coordinadora la Sección Profesional de la Intervención Psicológica en Catástrofes, Crisis y Emergencias del COPAO en Granada La Psicología de Emergencias y Desastres se define como “la rama de la psicología que abarca el estudio del comportamiento y el modo de reacción de los individuos, grupos o colectivos humanos en las diferentes fases de una situación de emergencias o desastres” (Acevedo y Martínez, 2007). El profesional de la psicología es uno más de los distintos intervinientes en situaciones de catástrofe o desastre, por lo que debe estar preparado concienzudamente para estas activaciones. Su rol tiene que basarse en la normalización de la vida y la mente de las personas que están viviendo la tragedia en esos escenarios de horror. Estos profesionales tienen que dominar tanto los primeros auxilios psicológicos como la intervención psicológica avanzada; conocer los procesos de duelo a la perfección, y las técnicas de desmovilización psicológica en situaciones críticas, deben saber manejar los diferentes episodios traumáticos con los que se encuentren, enfrentarse a los estados de ansiedad y ataques de pánico, desconsolación, necesidad de escucha, etc. en situaciones calamitosas. En definitiva, el objetivo del profesional de la emergencia está en regular las crisis emocionales y psicológicas tanto a nivel individual como, sobre todo, a nivel del grupo en general que esté a cargo, lo cual implica también una excelencia en la gestión de tiempos y recursos. Conscientes de esta situación, el Ilustre Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental ofrecerá un Máster en Psicología de

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Catástrofes, Crisis y Emergencias, que está previsto para octubre de 2017. El Máster será de 65 ECTS (53 lectivos – 36 online, 7 presenciales, 10 créditos de prácticas presenciales – y 12 de Trabajo Fin de Máster) y pretende potenciar los valores, conocimientos y habilidades de los participantes para la intervención en situaciones de desastres. Para ello, consta, además de las horas lectivas, de talleres prácticos y de role-playing, donde se fortalecerán las capacidades de autocontrol emocional, estrés, auto-conocimiento, análisis y síntesis, trabajos en grupo, escuchas activas, control de los tiempos, habilidades, empatías, gestión de la información, organización y planificación, solución de problemas, y todas aquellas capacidades que, entendemos, debe conocer un profesional de la Psicología de Catástrofes. Para favorecer que esta formación llegue al máximo de profesionales en este ámbito, además de ser un máster a nivel internacional, se impartirá en dos modalidades, es decir, semipresencial o sólo online e irá dirigido a licenciados/das, graduados/das en Psicología y estudiantes del segundo ciclo de carrera interesados/das en adquirir la formación necesaria para poder intervenir en situaciones traumáticas, tanto con las víctimas de un incidente grave, como con sus familiares, y con el resto de los intervinientes profesionales o voluntarios que estén interviniendo de alguna manera en el siniestro.

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Los métodos didácticos utilizados durante el desarrollo del programa se basarán en una combinación de metodología y recursos, planteando unidades o cursos en las que el profesor introduce y desarrolla conceptos y contenidos acompañando su producción académica con documentación de apoyo que tendrá como fin contribuir a profundizar el estudio del tema. Habrá video-conferencias-foros en los que el profesor compartirá sus experiencias y resolverá casos prácticos acercando, de este modo, el mundo laboral a los alumnos y dando lugar a foros de debate. Tendremos evaluaciones periódicas tras cada unidad y un contacto continuo entre los propios alumnos. Este Máster consta de 7 módulos que desglosan de forma interdisciplinar los distintos ámbitos y sectores afectados. Su duración es de 20 meses y al final de este periodo el estudiante culminará sus estudios con la elaboración de un trabajo final que será tutelado a través de la plataforma virtual y valedero para la obtención del título de Máster en Psicología de Catástrofes, Crisis y Emergencias. El primer módulo es el de la INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA AVANZADA, donde se revisarán temas básicos relacionados con los primeros auxilios psicológicos, las comunicaciones en las diferentes situaciones de emergencia y temas relacionados con la deontología. En el segundo módulo se abordarán las diferentes LEGISLACIONES Y PLANES DE EMERGENCIAS, en diferentes partes de España, Europa y Sudamérica. El módulo tres consta de dos asignaturas, una de ella relacionada con el estrés postraumático y la otra con el duelo. El módulo cuatro abarca LA ACTUACIÓN DE LA MEDICINA DE URGENCIAS Y FORENSE, así como LA NEUROPSICOLOGÍA y consta de tres asignaturas. El módulo cinco lleva dos asignaturas, una sobre RESILIENCIA y otra sobre MULTICULTURALIDAD. El módulo seis trata sobre la INTERVENCIÓN CON INTERVINIENTES que abarcará temas sobre la relación con los medios de comunicación, reacciones de los intervinientes y el manejo de estrés con los gestores. Y el módulo siete INTERVENCIONES, con seis asignaturas tratará sobre violencia género,

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suicidio, intervenciones de la unidad militar, raptos, secuestros, terrorismo, bulling; y se detallarán minuciosamente las grandes catástrofes que ha sufrido nuestro país, como el 11M, el accidente de Angroix, accidente Germanwings, terremoto de Lorca y accidente del Madrid Arena. Las prácticas se llevarán a cabo en situaciones de ejercicios de simulacro y en casos reales, si los hubiera. Serán ejercicios en zona cero, en colegios de enseñanza, aeropuertos, ayuntamientos, salas de familiares en simulación, salas de víctimas en simulación, etc. El Máster cuenta tanto con primeras figuras a nivel nacional, europeo y sudamericano en materia de emergencias, crisis y catástrofes, con vasta experiencia docente y en el ejercicio de la profesión, como con la colaboración de importantes empresas e instituciones, por ejemplo la Guardia Civil, la Universidad Jaume I de Castellón, la Universidad de Granada, el Instituto de Medicina Legal, los Coordinadores Provinciales de los Colegios Oficiales de Psicología, Cruz Roja, Federation Psychologists Association (EFPA), Unida Militar de Emergencia (UME), Servicio de Emergencia 112, 061, el Instituto Español de Estudios Estratégicos, Red de Radio de Emergencia de Málaga (REMER) y la Asociación Víctimas de Terrorismo, entre otros. Queremos que al finalizar el curso, el alumno conozca los objetivos y actuaciones ante una situación de crisis y emergencias y esté capacitado para que su actuación evite la cronificación de estados patológicos consecuentes al evento crítico que están sufriendo las víctimas o los familiares; que sea capaz de diseñar programas preventivos y de autocuidado, manejo de las diferentes técnicas durante y post intervención y ayudar a las víctimas y familiares a fortalecer sus estrategias de enfrentamiento a situaciones críticas. Creemos que la Psicología de Catástrofes, Crisis y Emergencias acaba de empezar y tiene un gran camino por recorrer, con infinitas salidas laborales.

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