Recrudece la ola de secuestros exprés

víctimas de la actual ola de secues- tros exprés. También fueron secuestrados un joyero de San Isidro, una pareja en. Parque Chacabuco, un vecino de Flo-.
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INFORMACION GENERAL

I

Domingo 31 de julio de 2011

INSEGURIDAD s HUBO ONCE CASOS EN DIEZ DIAS

Recrudece la ola de secuestros exprés Continuación de la Pág. 1, Col. 5 hechos de privación ilegal de la libertad, las autoridades tuvieron en cuenta la duración y la ausencia de un llamado extorsivo. César Rodríguez, un empresario de Haedo; José María, de Capital; Cecilia, una vecina de Almagro; Evangelina Scavaglieri, de La Tablada; un taxista de Belgrano, y el coreógrafo y bailarín de tango Juan Carlos Copes fueron algunas de las víctimas de la actual ola de secuestros exprés. También fueron secuestrados un joyero de San Isidro, una pareja en Parque Chacabuco, un vecino de Florida, un médico en Ramos Mejía y un habitante de Lomas de Zamora. Todos ellos pueden dar cuenta de que la extorsión existió. Los delincuentes los amenazaron con que si no entregaban dinero, la clave de la tarjeta de débito o el automóvil, o si no los llevaban a sus casas, los mataban. O sea que fueron extorsionados por los malvivientes que los tenían cautivos. Según fuentes policiales, uno de los elementos que provocó este cambio en la forma de operar de los secuestradores es el factor económico. “Los malvivientes que se dedican a cometer esta clase de delitos saben que la gente tiene más plata en la casa porque en los cajeros automáticos no permiten realizar extracciones superiores a dos mil pesos”, expresó un investigador de la policía bonaerense. Otro de los factores que provocó el crecimiento de esta modalidad delictiva está relacionado con los robos de automóviles. Debido a las nuevas tecnologías que incorporaron el sistema de llaves computadorizadas a los vehículos de alta gama, estos rodados ya no pueden ser robados con “yuga” o “ganzúa”, cuando están estacionados en la vía pública. Entonces, los asaltantes comenzaron a robar a mano armada para obligar a los dueños de los vehículos a que les entregaran las llaves. En casos como el de Evangelina Scavaglieri, de La Tablada, el robo de un automóvil se transformó en un secuestró exprés. La mujer fue interceptada por un grupo de delincuentes cuando salía de la casa de su suegra, la obligaron a abordar su Chevrolet Cruze y la llevaron cautiva junto con su hijo, de 11 años. Una hora después, ambos rehenes fueron liberados sanos y salvos en Villa Lugano. Los secuestradores se

llevaron el automóvil de la mujer. Al igual que en varios de los 11 secuestros exprés relevados por LA NACION en los últimos diez días, el caso de Scavaglieri puso al descubierto serias falencias en los controles policiales. Los malvivientes que tomaron cautiva a la mujer en La Tablada pasaron con total impunidad desde esa localidad hacia la Capital, sin que los policías asignados a los puestos en los cruces de la avenida General Paz revisaran el vehículo. Esta circunstancia se repitió en el secuestro del empresario César Rodríguez, quien fue tomado cautivo cuando salía de la Autopista del Oeste. En el trayecto hacia su casa, en Haedo, y hacia la vivienda de su hijo, en Castelar, pasó por un control policial y a ningún uniformado le llamó la atención el hecho de que en un automóvil de alta gama, cupé, diseñado para el conductor y un acompañante fueran cuatro personas. A Rodríguez lo secuestraron en el cruce de la Autopista del Oeste y la avenida General Paz, una zona en la que, al igual que el cruce con la Panamericana, no hay vigilancia debido a que es un área gris, donde ni la Policía Federal ni la bonaerense se hacen cargo de patrullar. “Uno tiene la sensación de que pueden estar con vos diez días dando vueltas y nadie se va a dar cuenta. Tienen vía libre”, dijo José María, de 37 años, que estuvo cautivo dentro de su propio auto, junto con su hija, de seis años (ver nota aparte).

Dinero en la casa “También influyó en el crecimiento de esta modalidad delictiva el cambio de hábitos de la gente. Hace ocho años, no había tantas personas bancarizadas. Además, en esa época, los 1000 o 1500 pesos que tenían como límite de extracción los cajeros automáticos representaban para una gran parte de los trabajadores la totalidad de sueldo. Pero, debido a la inflación, esa cantidad de dinero constituye en muchos casos la mitad o un 30 por ciento de los sueldos. Por eso, la mayoría de la gente volvió a llevar dinero a su casa y los delincuentes van donde está la plata”, explicó un investigador de la Policía Federal. Los secuestros exprés también dejan secuelas en las víctimas, así lo resumió José María: “Cuando te obligan a ir a un cajero o a tu casa y te roban, es como pagar tu propio rescate”.

“Mi hija se siente aterrada”

José María, secuestrado con su hija en San Cristóbal FOTOS DE HERNAN ZENTENO Y MIGUEL ACEVEDO RIU

César, capturado en Liners y liberado en La Matanza

José María estaba en una plaza de Parque Patricios con su hija de seis años, cuando vio a un uniformado. Entonces, dijo: “¿Ves? Si ese día hubiera estado el policía, nada habría pasado”. La niña le respondió: “Papá, justo me hablaste de este tema cuando yo ya me estaba olvidando”. La hija de José María, un empresario de 37 años que prefiere no dar a conocer su apellido, quería olvidarse de una pesadilla que vivieron fueron cuando durante más de una hora, en su propio automóvil, fueron cautivos de dos delincuentes que los llevaron a extraer dinero de un cajero automático. Dos semanas después, sigue aterrada. “Los delincuentes fueron muy perversos”, dijo a LA NACION el empresario. Y no exageró. En un momento, uno de los ladrones le espetó: “No te hagas el b... porque no sería bueno que la nena viera cómo matan al padre”. José María aún no puede entender cómo los secuestraron. Todo ocurrió el 16 de este mes a las 7.30, cuando él y su hija se habían bajado

El empresario que festeja estar vivo Hoy, César Rodríguez hará una fiesta en su casa de Haedo. Recibirá a su familia y a sus amigos para celebrar que está vivo. “Durante el tiempo que estuve en el baúl del auto, pensé que me mataban”, dijo a LA NACION Rodríguez, de 45 años, empresario de la carne. El hombre estuvo cautivo casi dos horas en el baúl de su cupé Hyundai Génesis blanca. Pero su pesadilla duró otras dos horas más. Los delincuentes lo interceptaron en la avenida General Paz, a metros de la autopista del Oeste, a la altura de Liniers. Los ladrones vaciaron su casa y la de su hijo, de 24 años. “No miento

del Volkswagen Golf modelo 96, destruido por el último granizo. Habían caminado pocos metros en dirección al Instituto San Cristóbal, en Jujuy 1241, cuando fueron interceptados por dos delincuentes armados que los obligaron a subir al vehículo. Lo obligaron a ir a un cajero automático y le robaron 1000 pesos. “A dos semanas del secuestro, mi hija se siente aterrada y yo, con la sensación de sentir en carne propia la ausencia del Estado. Que la inseguridad sea un tema complejo no exime a gobernantes y jueces de su obligación y autoridad para operar sobre lo urgente. Violencia e impunidad requieren ser erradicadas de nuestra sociedad”, sostuvo el empresario. Y agregó: “Vivimos hostigados por los impuestos y somos el principal sostén de un sistema que, lejos de ampararnos, nos castiga y priva de nuestros beneficios como contribuyentes y, poco a poco, de nuestros propios derechos constitucionales. Pagamos seguridad que no tenemos”.

“No quiero estar paranoica”

cuando digo que me robaron hasta los calzoncillos”, enfatizó. Rodríguez está convencido de que la “facultad de la calle” lo salvó. Está seguro de que supo hablarles a los delincuentes para no ponerlos nerviosos y así evitar que lo mataran. “Dejé que fueran a mi casa porque vivo solo”, sostuvo. A Rodríguez lo invitaron a participar de marchas para denunciar que Haedo es una zona liberada, pero él no acepto. No le echa la culpa a la policía. Siente que lo que le pasó le podía haber ocurrido en cualquier otro lugar. “Voy a festejar que tengo una nueva vida”, insistió.

Cada vez que va a entrar en el edificio donde vive, Cecilia mira para todos lados, aunque se resiste a vivir con miedo. “Mis energías están puestas en evitar estar paranoica.” Cecilia, tiene 40 años y vive en Almagro. Prefiere no dar a conocer su apellido. Fue víctima de esta modalidad que no tiene freno: los secuestros exprés. Junto con su cuñado fueron llevados por un delincuente de 35 años y por otro de 15, que había salido el día anterior de un instituto de menores, a un cajero automático. “A mi cuñado lo hicieron bajar del auto. A mí me mantuvieron cautiva y, en un momento, uno de

OPINION

los ladrones me dijo: «¿Cuánta plata hay en tu casa? Ahora le pedimos 10.000 pesos a tu novio».” A diferencia de otros casos, los delincuentes finalmente fueron detenidos en Yerbal y Boyacá, en Flores. Un policía de civil que circulaba detrás del vehículo donde estaba Cecilia advirtió la situación. Además, el cuñado, una vez libre, dio aviso a dos uniformados que estaban en Caballito. “La gente que conozco se impresiona mucho con lo que viví”, contó Cecilia.

Informes y textos de Gabriel Di Nicola

Los hechos

Delitos que producen daños perdurables

19 de julio

De San Cristóbal a Villa Madero José María, un empresario de 37 años, fue secuestrado cuando dejaba a su hija, de 6 años, en la puerta del colegio, en San Cristóbal. Los delincuentes lo obligaron a retirar dinero de un cajero automático y los abandonaron en Villa Madero. 21 de julio

LUIS CAYUELA PARA LA NACION Tomamos conocimiento diariamente, por nuestra actividad, de un notorio incremento de hechos que comúnmente son denominados “secuestros exprés”. A estos sucesos se los encuadra legalmente como privación ilegal de la libertad (artículo 141 del Código Penal) y no como secuestro extorsivo (artículo 170 del Código Penal). Diversas son las implicancias que esto trae aparejadas, fundamentalmente en las penas que se van a imponer al autor de uno u otro de estos hechos. Así, vemos que en el delito mencionado en primer término, en su figura básica o simple, tiene prevista una pena de seis meses a tres años de prisión, mientras en el segundo supuesto encontramos que su pena parte de un mínimo de cinco años y llega hasta los 15 años de prisión. Entiendo que a quien sufre una privación ilegal de su libertad se la encierra en un baño o dentro del baúl de un auto, mientras que quien es víctima de un secuestro extorsivo padece una intimidación que estará presente durante el cautiverio y que seguramente producirá gravísimas secuelas. Adviértase que a la persona se la obliga a realizar actos como entregar claves bancarias, se la lleva a su domicilio y se la hace participar del raid delictivo con los riesgos que ello implica; es decir, se coloca al sujeto pasivo en una situación de indefensión total. Reitero: este daño es difícil de superar con el correr del tiempo. Las circunstancias actuales hacen que este delito haya reaparecido en la vida cotidiana de los argentinos; las causas habría que buscarlas en la rotación que hacen las bandas organizadas de las posibilidades de éxito de la modalidad delictiva que adopten. Asimismo, advierto que una comunicación equivocada de la dis-

minución de los índices delictivos o de su menor gravedad influye notoriamente.

Prudencia No me resulta prudente incluir en estadísticas casos similares de privación ilegal de la libertad, cuando en realidad son legalmente llamados secuestros extorsivos. Mientras uno es excarcelable, el otro no lo es y, generalmente, este último ingresa en la figura agravada del secuestro, cuya pena se elevará en su mínimo y máximo desde los diez hasta 25 años de prisión o reclusión. Al considerar los dichos de las víctimas, de quienes no tenemos motivo para descreer, los hechos son,

Si bien las cámaras de seguridad y la policía producen una prevención, no son medidas suficientes a manera de ejemplo, cometidos por tres o más personas. Normalmente, se cruza un automóvil del que descienden dos sujetos armados: uno toma el volante y el otro reduce a la víctima y el vehículo de apoyo sigue sus pasos. En en estos casos, se va desdibujando la figura de privación ilegal de la libertad. Además, si bien las cámaras de seguridad y los efectivos policiales producen una prevención por sí solas, estas medidas no son suficientes y, por lo tanto, entiendo que resulta necesaria una ampliación de los organismos de prevención, sin reducción nocturna, los que deben realizar un rotar continuo, sorpresivo y que no pueda ser advertido en las zonas que se ven afectadas por esta clase de delitos.

El autor es juez de la Cámara Penal de San Isidro

De Belgrano a San Fernando Un taxista, de 40 años, fue secuestrado en Belgrano por dos delincuentes que lo llevaron cautivo hasta San Fernando y le exigieron que entregara la recaudación del día para no matarlo. Por este hecho hay un detenido, que había salido una semana antes de la cárcel de Campana, donde estuvo preso, acusado de integrar la banda de Raúl “Chirola” Monti, que se dedicaba a cometer secuestros exprés en 2002. 22 de julio

De Ramos Mejía a Morón El coreógrafo y bailarín de tango Juan Carlos Copes fue tomado cautivo cuando manejaba su automóvil por Ramos Mejía. Los delincuentes lo obligaron a ir a su casa, en Morón, y allí le pegaron y robaron 700 pesos y alhajas. 23 de julio

De La Tablada a Villa Lugano Evangelina Scavaglieri y su hijo, de 11 años, fueron tomados cautivos por un grupo de delincuentes que los interceptó cuando salían de la casa de un familiar en La Tablada. Para obligarla a que entregara su Chevrolet Cruze, los malvivientes obligaron a la mujer a llevarlos a Villa Lugano. Allí la liberaron junto con su hijo. 24 de julio

De Liniers a Haedo César Rodríguez, un empresario, de 45 años, fue secuestrado en el cruce de la avenida General Paz y la Autopista del Oeste. Los delincuentes lo obligaron a llevarlo a su casa de Haedo y, después, a la casa de su hijo en Castelar. La víctima y los secuestradores pasaron por un control policial y nadie los paró.