Exterior
Domingo 8 de julio de 2007
LA NACION/Página 3
Una elección global sin precedente: a través de la Web y de celulares
Proclaman las siete nuevas maravillas que tiene el mundo
El día en que Internet se anticipó a la Unesco
Votaron casi 100 millones de personas
Por Susana Reinoso
LISBOA.– La Gran Muralla, de China; el monumento de Petra, de Jordania; la estatua del Cristo Redentor, de Brasil; las ruinas de Machu Picchu, de Perú; la pirámide de Chichen Itzá de México; el Coliseo, de Roma, y el Taj Mahal, de la India fueron proclamados ayer las nuevas siete maravillas del mundo, tras una elección global que involucró a casi 100 millones de personas en todo el planeta. Las maravillas, tres de las cuales se encuentran en América latina, fueron anunciadas en ese orden, en una espectacular ceremonia que tuvo lugar en el Estadio de La Luz en Lisboa, conducida por el actor británico Ben Kingsley y la actriz india Aishwarya Rai, y en la que actuaron Jennifer Lopez, el tenor español José Carreras y el bailarín Joaquín Cortés, entre otros. Los sufragios fueron emitidos a través de Internet y por mensajes de texto de teléfonos celulares, dijo la organización sin fines de lucro que realizó la encuesta. Entre los lugares eliminados, estaban las estatuas de la Isla de Pascua, en Chile; la Acrópolis, de Atenas, en Grecia; Angkor, en Camboya; Hagia Sophia, en Turquía, y el Kremlin y la catedral de San Basilio, en Rusia. La campaña para determinar las nuevas siete maravillas del mundo la inició en 1999 el aventurero y millonario suizo Bernard Weber. Su fundación, llamada New7Wonders, recibió alrededor de 200 nominaciones de todo el mundo. La lista de candidatos fue reducida a 21 a comienzos del año pasado y la votación se realizó a lo largo de los últimos seis años, pero recién ganó fuerza en los meses más recientes. La fundación de Weber, encargada de organizar el acontecimiento, recibió críticas de quienes consideraban que el acto que tuvo lugar ayer tenía fines comerciales en lugar de los proclamados fines de promoción cultural. De hecho, la votación no obtuvo el apoyo de la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). “Esta campaña no es ni democrática ni científica”, dijo ayer Nicole Bolomey, una especialista de la Unesco que consideró que la atención se centró en un pequeño
número de monumentos ya muy célebres, desviando así la mirada de lugares que están en peligro, lo cual es una actitud opuesta a la que guía a la Unesco para definir el patrimonio de la humanidad. “El Taj Mahal no corre peligro de derrumbarse mañana, mientras que muchos sitios en la India están en peligro”, explicó. Sin embargo, la fundación que dirige Weber ha dicho que el 50% de los derechos de transmisión de la ceremonia de ayer, que llegó a 70 países, se utilizarán para reconstruir los budas de Bamiyan de Afganistán, destruidos por los talibanes en 2001. Además, Weber contó con el apoyo de los países involucrados porque, según se estima, la elección incrementará sus ingresos en materia de turismo. Ayer, en Cuzco, miles de personas se abrazaron cuando se anunció la elección de la ciudadela inca de Machu Picchu. Escenas similares se vivieron en el centro arqueológico de Chichen Itzá, donde unas 7000 personas estallaron de júbilo, y en Río de Janeiro, donde el presidente Luiz Inacio Lula da Silva -cuyo gobierno invirtió fuerte en la promoción de su postulante- saludó en una nota oficial la elección del Cristo Redentor. Las nuevas siete maravillas seleccionadas ayer reemplazan a la lista original de siete maravillas, que incluía a la Gran Pirámide de Gizeh, de Egipto; los Jardines Colgantes, de Babilonia; la estatua de Zeus, en Olimpia; el Templo de Artemisa, en Efeso (actual Turquía); el Mausoleo, en Halicarnaso (actual Turquía); el Coloso, de Rodas (Grecia), y el faro de Alejandría (Egipto). Se estima que estas maravillas, que se encontraban todas en el Mediterráneo, fueron elegidas por una sola persona que, según muchos, sería el antiguo escritor griego Antipater de Sidón. Actualmente, queda una sola de las antiguas maravillas del mundo en pie: la pirámide de Gizeh. Por este motivo, se le otorgó el título de “maravilla honorífica del mundo” y quedó fuera del concurso. La decisión se produjo en respuesta a varias manifestaciones que se produjeron en Egipto. Agencias AP, AFP, DPA y EFE
De la Redacción de LA NACION
FOTOS DE EFE, AP Y REUTERS
La Gran Muralla china fue la primera de las nuevas maravillas anunciadas en Lisboa
Petra, otro de los sitios elegidos
En Río, homenaje al Cristo Redentor
Chichen Itzá: orgullo mexicano
El Coliseo romano
Algarabía cerca de Machu Picchu
El Taj Mahal, en la India
Se hablará durante algún tiempo del 7 de julio de 2007 como el día de la “participación global” o de “la ciudadanía global” para comentar la excepcional votación de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, producida por más de 100 millones de individuos de los más diversos países. Y será recordado, además, como el día en que Internet le arrebató el protagonismo a una de las instituciones internacionales más respetadas: la Unesco. Ya habrá tiempo para medir los riesgos y ventajas de tamaña intervención mundial. Lo interesante de este acontecimiento surge al reconstruir los hechos: un día apareció en Internet la iniciativa generada por un suizo, a quien en la propia Web, se le atribuye la condición de “aventurero y ciudadano global”. Con una variada carrera como realizador de cine, curador de museo, aviador y explorador, capaz de expresarse en cinco lenguas, este suizo radicado en Canadá ha invertido gran parte de su vida en viajar por el mundo y sedimentar luego los saberes de otras culturas. Con esa perspectiva amplia de la vida, a Weber se le ocurrió renovar las Siete Maravillas de la Antigüedad, porque la mayoría de ellas –con excepción de la Gran Pirámide de Gizeh– habían colapsado. Y –aunque será difícil saber qué medio lo recogió primero– la prensa, la televisión y las radios de todo el mundo lo reprodujeron ad infinitum. Luego se sumaron las instituciones culturales de todos los países que querían anotar sus propios monumentos en la exclusiva lista. Como la sociedad de la información es, en esencia, una sociedad en red, la iniciativa reverberó entre millones de usuarios. De modo que, detrás de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, la noticia que deslumbra es que millones de personas, sin otra frontera que la impuesta por la ancha brecha digital [seguramente los africanos votaron menos que los europeos], se conectaron con la propuesta de Weber. La Unesco le critica a Weber su afán mediático y –todavía no probado– lucrativo. Pero ¿por cuánto tiempo podrá ignorar esta votación global?