PLENITUD ESPIRITUAL
Monseñor Juan Carlos Ruta será recordado (y venerado) como el Teólogo de La Plata, con prestigio internacional. Sus estudios, cursos, libros y homilías continúan siendo tema de interés, en modo especial cuando se intercambian ideas .acerca de controversias en la religión y en lo que él llamó: La existencia como tarea sacramental. Quienes disfrutamos la gracia de acercarnos a él, lo seguiremos evocando como el Padre Ruta, Ruta, Juan Carlos o Juan, atentos a su pensamiento sobre una situación que le parecía tremenda y peligrosa, "por no decir más", como es la del divorcio entre Religión y Vida. El sacerdote que fue, apoyado por una profunda fe, no lo apartó de las cuestiones humanas, de charlas sobre las más diversas cuestiones donde salía a relucir su capacidad espiritual para comprender, perdonar y enseñar. Además, solía internarse en textos literarios, poesías, el teatro y obras musicales clásicas. Los que pasábamos por su casa, de la calle 61 entre 4 y 5, podíamos oír sinfonías o solos de violín que, seguramente acompañaban su actividad desde la mañana, con momentos ocupados en ejercicios gimnásticos. No todos tienen presente su labor actoral en el teatro Don Bosco o su integración a los Exploradores agrupación que lo contó como un Teniente que sabía orientar a niños y adolescentes. Esa constituyó, de alguna manera, su formación juvenil, previa a su incorporación, ya Bachiller, al Seminario donde, incluso, aprendió otros idiomas. Si se repasan sus escritos se encontrarán referencias a lo que puede vincularse con lo cotidiano: desde sus sentimientos hacia la perra Cachirla hasta su tributo al mate, circunstancias que facilitan percibir que, a pesar de lo que podríamos llamar su intelectualidad calificada, no se desprendió de las sensaciones comunes aunque convencido de que el obrar de Dios nos muestra una paciente y progresiva pedagogía que toma al hombre en sus realidades y condicionamientos culturales, sociales y religiosos, y lo va educando en la comprensión de los designios sa1víficos. Como queda expresado, su trayectoria en el campo del cristianismo adquirió un relieve que lo distinguió (y distingue), tanto cuando estuvo al frente de la Junta Catequística Arquidiocesana y del Instituto de
Teología de La Plata, al igual que en las misas diarias y en constantes reflexiones que sirvieron para orientar el itinerario de creyentes y no tan creyentes, siempre fiel a su frase: "Dios es ágape" . Fue una vida intensa en todos los aspectos. No supo de claudicaciones, ni siquiera en aquellos días en que su salud presentaba altibajos. Y lo singularnes que no se apartó de La Plata, a la que tuvo como centro de sus principales manifestaciones, confesando que como teólogo, que tiene necesariamente que estar en una dimensión universal, espacial y temporal, no dejaba de mirar "a la ciudad, a esta ciudad". Con justicia y oportunidad; Monseñor Juan Carlos Ruta fue declarado Ciudadano Ilustre de La Plata, día en que recibió las felicitaciones de quienes eran sus amigos, fieles de distintas iglesias y gente del pueblo que lo quería y admiraba.
Enrique Sureda 2 abril 2009