Plazo perentorio - ObreroFiel

encargado del departamento, por exceso de trabajo, lo guardó con intención de presentárselo a mi hija después. Otro día llegó uno más. Y se fueron acumulando de manera que el hombre ya temía mencionar que existiera un rezago de tal naturaleza, porque conocía el problema que les iba a generar. Y se llegó el día.
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Plazo perentorio Por Arlina Cantú Lectura Bíblica: Tito 3:1-5 Texto para memorizar: Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad... Tito 2:15 Las grandes empresas norteamericanas que han venido a asentarse en el territorio mexicano buscando mano de obra barata, son de gran ayuda para un sector enorme de la población trabajadora. La franja fronteriza del lado mexicano cuenta ya con un gran número de parques industriales en los que funcionan empresas de maquila para un sin fin de objetos que se comercializan en el mundo entero. Pero el hecho de ser benéficas para la población no significa que estén autorizadas para evadir el pago de los impuestos que les fija el gobierno por el hecho de ser extranjeros. Dios ha permitido que mi hija labore en una de ellas. En su tiempo, el Señor mostró su poder grandioso para llevarla hasta un sitio de honor dentro del organigrama de la compañía. Pero a la par del honor existen las obligaciones que de pronto la sorprenden por el compromiso que representan. Uno de los rubros en los que todas las empresas deben cubrir sus cuotas con exagerada puntualidad es el de la seguridad social. Todos los empleados y los obreros disfrutan de un servicio médico gratuito que, de igual manera, cubre el pago de las incapacidades temporales o permanentes. El departamento de finanzas debe ser meticulosamente cumplido con el pago de cualquier requerimiento que el instituto les haga llegar. Y aquí fue donde el equipo que encabeza mi hija, falló. Un día llegó un documento que enviaba el Instituto Mexicano del Seguro Social y el encargado del departamento, por exceso de trabajo, lo guardó con intención de presentárselo a mi hija después. Otro día llegó uno más. Y se fueron acumulando de manera que el hombre ya temía mencionar que existiera un rezago de tal naturaleza, porque conocía el problema que les iba a generar. Y se llegó el día. El Instituto hizo llegar un documento que mencionaba el plazo perentorio en el que debían liquidar su adeudo acumulado. Grande fue la angustia de mi hija por un problema que no esperaba tener. Y es claro que, siendo su madre, me angustié con ella. Eran dos o tres días, no más, los que les habían concedido para cubrir un adeudo que alcanzaba los cientos de miles de pesos. Por supuesto que por un empleado se puso en peligro el trabajo de varios. Sería inútil mencionar el enojo del director general y la posibilidad latente de que los dueños estuvieran dispuestos a dispendiar tal cantidad que pudo haberse economizado si se hubieran realizado los trámites a tiempo.

Comencé a orar con todo mi corazón, a rogar al Señor que los estadounidenses –dueños de la empresa- accedieran a pagar ese dinero y que el puesto de mi hija no corriera ningún peligro. Pasó un día y otro y ella no mencionaba que las cosas se hubieran arreglado. Pero mi fe seguía creyendo en un Dios todopoderoso y lleno de bondad que respondería a mi esperanza puesta en él. En ningún instante mi fe dudó, sino que rogué que esa respuesta sirviera para que mi hija también fortaleciera su fe y tomara conciencia de los cuidados que Dios le brinda. Los abogados aconsejaron algún recurso legal que, aparentemente, no fue aceptado por el instituto y el plazo se venció. Y ese día, ese bendito día, el Señor manifestó su poder. La respuesta en dinero, de parte de los dueños, llegó. Mi hija me llamó desde la calle cuando iba a las oficinas de la institución a liquidar el adeudo. Gracias sean dadas a Dios que es el dueño del oro y de la plata. Que gobierna con sabiduría la creación. Y que da a sus hijos la oportunidad de tomar experiencia de los sucesos diarios para no faltar al cumplimiento de su deber. OREMOS POR LOS EMPLEADOS QUE PAGAN LOS IMPUESTOS EN LAS EMPRESAS. Usado con permiso. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.