Día de la Lealtad peronista
“¡Para Perón que lo mira por tevé!” Por Anahi N. Rohani
“¡Perón Peroooon, qué grande soooo! ¡Perón Perooooon, qué grande soooo!” Saltaban y saltaban los (así llamados) peronistas, claramente exasperados por el intenso efecto de unas vasitos de tinto y varios choris. “¡Aguante Perón, carajo!¡Perón peroooon, qué grande soooo! ¡Perón, peroooon, qué grande sooooo!” “Ejem, ejem…¡ay!, ¡pará!”, decía el flaquito reportero de CQC, del que sólo se escuchaba esa suave súplica en el micrófono. De él, ni rastros. En cambio se veían 20 hombres pelilargos, ojos perdidos, caras rebosantes de alegría y de un color rojo intenso; con camisetas de boca, de estudiantes, de argentina; gorritos chistosos, panzas prominentes (sí, las típicas “buzardas”) y la incesante repetición de la marcha peronista. El reportero logró reestablecerse y de repente apareció en cámara. Sí, un no muy liviano “peronista” lo había tomado como apoyo para saltar más alto. El periodista se arregló el flequillo, sonrió a la cámara y le preguntó a su muy excitado entrevistado: “¿Qué dijo Per…” ”¡Aguante Perón carajo!”, le interrumpió en un histérico grito, casi comiéndose el micrófono. Claramente, el alcohol causa estragos. “¡Eeeeh!¡vamoooo!” grita el resto, haciendo gestos de asentimiento, orgullosos por lo que el compañero había dicho. “¡Perón peroooon qué grande soooo! ¡Perón Peroooon qué grande soooo!” Se unió la multitud en un solo coro, un poco dispar, pero coro al fin. ¿Qué fue de la entrevista? Un fiasco. Sí, estos son los festejos de la conmemoración anual del 17 de octubre, día de la lealtad peronista, cuando una multitud de más de 300.000 argentinos se reunieron en las afueras de la Casa de Gobierno para pedir la liberación del General Perón, apresado por el gobierno militar. Pero no se crea que los argentinos no respetan los símbolos. No, de hecho si hay algo que sabemos hacer es festejar. Choris y damajuanas no faltaron, si hasta un vendedor ambulante de ropa interior femenina había ahí. Con mucho sentimiento hablaban Chiche Duhalde por un lado, el ex presidente Kirchner por el otro, la Presidenta en el Estadio San Miguel, en Malvinas y Jorge Busti en Concordia, porque hubieron cuatro actos distintos. Mientras tanto, los asistentes (que bajaban en multitudes desde colectivos enviados y pagados por valla a saber quién) estaban más preocupados por saludar a la cámara y al flaquito reportero de CQC. “¿Si les doy un sanguchito y un vasito de gaseosa, se irían del acto?” “Seeee”, respondió un grupo numeroso que acababa de bajar del ómnibus que los traía, antes de entrar al acto de Chiche Duhalde. Y al compás de la música “Perón Perooon” el reportero entregaba sándwiches y vasos de gaseosa y ellos felices se volvían para su casa. “Eh no, ¡pará!, ¡la mesa no flaco!, ¡no me llevés la mesa!” terminó gritando el periodista. “¡Devolvemela, tengo que volver al canal con la mesa!”, pero era demasiado tarde, el chico tenía varios metros de delantera, llevando la mesa en la cabeza. Curioso lo que dijo la Real Academia Española con respecto a la lealtad: “Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo” ¿Será que avisaba con anticipación de estos sucesos o todo parecido con la realidad es mera coincidencia?