oficiante de lenguajes

1 ago. 2009 - Vicente Irrazábal, curadora de la mues- tra titulada Entre el sueño y la realidad-. Aída Carballo (1916-1985). El núcleo de la muestra son las ...
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ARTE Una lupa sobre los artistas y las obras que dejan huella en la Argentina y en el resto del mundo

RETRATO CON NARICES (1964). Colección Palais de Glace

EL EROS CULTURAL (1980). lápiz y acuarela sobre papel. Colección particular

OFICIANTE DE LENGUAJES Los dibujos y grabados de Aída Carballo reunidos en la Fundación Osde recuperan la obra ejemplar de una artista dotada, que supo mirar el mundo con otros ojos y convertirlo en imágenes poderosas POR ELBA PÉREZ Para La Nacion

22 | adn | Sábado 1º de agosto de 2009

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ucho de azar y del necesario, obstinado rigor, hicieron posible la muestra de Aída Carballo que ofrece hasta fines de agosto el Espacio de Arte de Fundación Osde. La institución es perita en recobrar y poner en valor facetas raigales -y desatendidas – de lo más granado y singular del arte argentino. Buena parte de este mérito corresponde a la responsable del área, María Teresa Constantin y su equipo de colaboradores. El azar intervino cuando un médico veterinario preguntó por el valor de obras obsequiadas por una cliente que le confiaba la salud de las mascotas que poblaban su casa, patios y terrazas constituyendo un zoo módico en pleno barrio de Almagro. Honorarios o regalos, el lote espléndido era obra -y elecciónde Aída Carballo. Una vez más la Meiga -hechicera

bienhechora de la mitología celta- hacía asomar a su avatar porteño: Aída Zulema Carballo. Luego fue la investigación y búsqueda de un corpus creativo disperso o ignorado. La tarea fue encomendada a Gabriela Vicente Irrazábal, curadora de la muestra titulada Entre el sueño y la realidadAída Carballo (1916-1985). El núcleo de la muestra son las series de dibujos y grabados( Los locos,Los amantes,Los levitantes,Los colectiveros,Las muñecas), cerámicas y El Rey artificial, ejemplar único e inédito del texto caligrafíco de Manuel Mujica Láinez, asistido por su “amiga y compinche” quien halló equivalencias mágicas en los miniados virtuales que exceden con creces la ilustración. Manucho detectó la calidad inédita de Aída y desde su columna de La Nación impulsó el reconocimiento de Aída. Ella era oficiante de lenguajes

–dibujo, grabado- postergados por la insensibilidad e ignorancia de quienes privilegian la exclusividad de la obra única y la perdurabilidad del soporte, como garantes de eventual rentabilidad. La denominación de las series orienta sobre la índole de la temática. Pero debe tomarse como referencia, al pie de la línea pero no al pie de la palabra. Aída sabía que figuración y abstracción eran términos precarios,sin desbastar. Tampoco incurrió en la narrativa autorreferente o anecdótica, a sabiendas de que el trazo,el temple del color bastaban al ojo sensible para detectar la autoría y la intención. Ambas son marcas ineludibles en esta obra ejemplar. Aída tenía una pupila sagaz para apropiarse del mundo, la naturaleza y de los propios entresijos, por dolorosos que estos fueran. Buenos Aires fue su modo de estar en el mundo y los aspec-