NOTA DE TAPA Por Rosalía Draletti

Quiero un AMOR real Podés lograr que esa búsqueda incansable termine. Se trata de dejar de idealizar, aceptar la realidad y practicar la compasión. Un informe a fondo que te guiará en el camino para encontrar una pareja auténtica.

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emos películas románticas, leemos historias que parecen cuentos de hadas y a menudo nos hacemos un modelo mental de lo que debería ser el amor ideal. Cuando empezamos una relación, esas fantasías parecen cumplirse, todo es color de rosa, y creemos que finalmente llegó a nuestras vidas la persona perfecta. Luego, a medida que pasa el tiempo, vemos nuestras expectativas defraudadas, nos sentimos tristes, frustrados, y se va diluyendo nuestra esperanza de encontrar el romance. ¿Qué hacemos ante estas circunstancias? Si hay algo que caracteriza a un ideal es, justamente, la imposibilidad de alcanzarlo. Por eso, el primer paso en la búsqueda del amor real es desterrar los preconceptos que tenemos al respecto. Por eso, según precisa la Lic. Adriana Martínez, psicoanalista y Coordinadora Asistencial de Fundación Buenos Aires, es muy común que las personas tiendan a aferrarse al ideal. “Idealizar al inicio de una relación es esperable, pero esto en poco tiempo tiende a aterrizar en la realidad. Aceptar y permitir que esto suceda forma parte de establecer una relación madura, en términos de construcción, en lugar de que sea pura magia”. Al contrario de lo que vemos en las novelas, el amor no se trata sólo de seducción, conquista y deseo; el afecto que perdura necesita de otros elementos como la tolerancia, el entendimiento y el respeto mutuo.

Para el psiquiatra Jorge Moreno, autor de “Yo no quiero un amor para toda la vida (quiero un amor real)”, hay que tomar el ideal como “un faro, un objetivo, pero no absoluto”, porque de lo contrario, cualquier grieta en ese modelo será considerado como un fracaso. “Si se juzga a una relación únicamente desde el punto de vista del ideal, el peligro que se corre es que veamos cualquier vicisitud como una catástrofe y terminemos arruinando las cosas”, sostiene el especialista. Pocos vínculos son tan complejos como el amoroso, donde se trata de hacer “combinar” dos seres distintos, ambos con sus propios defectos, virtudes, miedos y egoísmos. Sin embargo, en cada persona hay también virtudes únicas y maravillosas, y parte del secreto para lograr una pareja exitosa es aprender a encontrar el equilibrio y aceptar, con cariño, las dos caras del ser amado.

¿La media naranja? Uno de los errores más comunes a la hora de plantear una relación es el de creer que andamos por el mundo en búsqueda de ese otro que puede completarnos. Lo primero que debemos entender es que cada ser humano está completo en sí mismo y que no necesita de alguien que llegue para llenar lo que falta. Este tipo de creencias redunda en muchas frustraciones, porque sentimos que si no encontramos esa “media naranja” nos quedamos vacíos. Es necesario de-

jar atrás la idea de una pareja simbiótica, donde los dos se funden para formar una sola persona. Lo que sí es cierto es que el otro debe complementarnos, pero jamás anulando nuestra individualidad. Además, el mito del alma gemela nos limita al momento de consolidar el vínculo. Nos hace creer que hay alguien indicado allí, esperando, y que nuestra única tarea consiste en buscar hasta encontrar esa persona que nos calce perfecto. Nada más lejos de la realidad: el amor se trabaja y se construye día a día, en una suma de placeres y desdichas. No existe la culpa del azar o de la mala suerte que no nos trajo a la persona indicada: el amor es fruto del trabajo entre dos personas para aprender a quererse, respetarse, aceptarse y ejercitar la tolerancia.

Cómo evolucionar de a dos Así como las personas transitan diferentes etapas a lo largo de la vida, el vínculo amoroso también va cambiando con el tiempo. Las parejas suelen mirar atrás y sentir nostalgia de su pasado, de la etapa del enamoramiento cuando todo era novedad y sorpresas. Sin embargo, sería imposible pensar una vida entera de a dos con la incertidumbre de los primeros días. Si aprendemos a apreciarlo, el paso del tiempo nos traerá momentos maravillosos que fortalecen el amor. Como señala la Lic. María Gabriela Fernández, del Centro de Estudios Hémera, los rasgos distintivos de las parejas

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que perduran son la picardía, la complicidad y el compañerismo que persisten. “La complicidad significa muchas cosas: confianza, códigos en común, algo que hace sentir a la pareja unida. Más allá de las diferencias que pudiera haber, ambos están siempre del mismo lado de la vereda”. Por eso, no hay que temerle al paso del tiempo ni huir cuando la relación empieza a demandar compromiso. Una pareja de muchos años nos brinda tranquilidad, un espacio familiar y reconfortante en donde nos sentimos cómodos. Las parejas que funcionan saben capitalizar la historia que tienen en común, comparten proyectos, conocen el gesto que hace sonreír al otro y lo que le hace enojar.

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“Es necesario dejar atrás la idea de una pareja simbiótica. Lo que sí es cierto es que el otro debe complementarnos, pero jamás anulando nuestra individualidad”.

Como explica la Lic. Patricia Faur en su libro “Amores posibles: cómo hacer que las parejas funcionen bien”, “los años nos llevan a adoptar una visión menos cinematográfica del amor, pero no por eso menos placentera”.

El sexo según pasan los años Una de las inquietudes más frecuentes en las parejas es la disminución del deseo luego de muchos años de convivencia. Es una realidad: los encuentros íntimos tienden a ser cada vez menos frecuentes o se vuelven mecánicos, y la pasión ya no es la misma. Así lo indica Faur: “la convivencia, la rutina, la excesiva familiaridad, la ternura, la falta de novedad y de sorpresa conspiran contra el deseo”. Si el deseo se define por el anhelo de tener algo, la seguridad de una relación estable lo apaga. Sin embargo, existen claves a tener en cuenta para mantener una libido alta, incluso si llevamos varios años con el otro.

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¡A desterrar mitos! Si lo que buscamos es encontrar un amor real, es fundamental aflojar esos conceptos férreos que nos traban a la hora de encarar y consolidar un romance. Para Faur, las parejas más exitosas son las que están conformadas por personas que están “erotizadas con su propia vida”; es decir, que viven apasionadamente sus proyectos en forma independiente y no buscan la intensidad en el otro, sino en ellos mismos. Cuando ambos en la pareja están satisfechos en el aspecto individual, eso se refleja en la cama y el erotismo se mantiene vivo. A pesar de que el sexo se incorpora como parte de la rutina, no debemos restarle importancia a este espacio de conexión con el otro. Es importante que, aunque haya hijos en la casa, los dos sepan encontrar momentos de intimidad y nunca los pierdan. El acercamiento no tiene que ser sólo sexual; se trata de gestos cotidianos que envíen al otro la señal de que aún lo deseamos como hombre o mujer, y no sólo como parte del “paquete familiar”. Una caricia, un beso algo más subido de tono al volver del trabajo, alguna sorpresa como un conjunto de lencería nuevo, son pequeños detalles que se pueden incor-

Mito 1: La pareja perfecta Simplemente no existe. Empezando por nosotros mismos, ningún hombre o mujer está exento de defectos, y sucede lo mismo con las parejas: todas las relaciones tienen problemas y atraviesan momentos difíciles. Siempre habrá algo del otro que nos haga ruido, pero, cuando hay en juego un proyecto conjunto, lo mejor es perseverar en el amor. Mito 2: El amor romántico dura toda la vida Diversos estudios indican que el período de “amor-pasión”, es decir, el enamoramiento de los primeros tiempos, dura entre 3 y 18 meses. Esto no quiere decir que, después, no pueda haber amor, sino que el desenfreno inicial da paso a otro estadío, más calmo y profundo. Mito 3: Sólo hay un amor para toda la vida Seguramente haya existido algún romance que nos marcó, personas más importantes que otras, y algunas que nunca hemos olvidado. Sin embargo, es falso que sólo podamos amar de verdad una vez en la vida. Todas las relaciones son nuevas, inspiran sentimientos distintos y de todas aprendemos algo. Mito 4: El amor supera todos los obstáculos Es un sentimiento que puede apoderarse de nosotros y hasta hacernos cometer locuras. Pero exageramos al suponer que el amor puede solucionar cualquier conflicto. Cuando hay maltrato, violencia o diferencias irreconciliables en la pareja, por más que haya amor, lo más sano es romper el vínculo. Mito 5: Quien ama, no mira a nadie más Puede resultar polémico, pero debemos entender que la atracción sexual es algo natural que no siempre significa amor. Todos podemos notar cuando alguien nos atrae, y no por eso culpar, sentirnos culpables, o suponer que derivará en una infidelidad.

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Juntos a la par “¿Cómo lo lograron?”, nos preguntamos, cuando vemos a una pareja de ancianos, que caminan de la mano por la calle. A pesar de que cada relación es un mundo, existen algunos elementos clave para que perdure con éxito. • Mantener vidas independientes además de la vida en común es imprescindible. Los amigos, el trabajo y los intereses propios airean la relación y generan el espacio necesario para que el otro conserve la intriga y la pasión. • No descuidar la seducción. Por más que se conozcan el uno al otro desde hace años, es vital mantener la coquetería y los detalles románticos para con el otro. • Establecer contratos sobre bases sólidas. No es cierto que, cuando hay amor, las palabras sobren. Por el contrario, son más necesarias que nunca en una relación que se proyecta hacia el futuro. • Mantener vivo el fuego: aunque sea con menos frecuencia, debemos alimentar nuestra vida sexual, cambiando de escenario de vez en cuando, o actuando de manera impulsiva. El sexo en las parejas duraderas no tiene por qué ser aburrido, y cuenta con la ventaja de que cada uno conoce los gustos del otro. • Aprender a perdonar. De la mano de la tolerancia, viene la capacidad de perdonar al ser amado, imprescindible en una relación a largo plazo. No significa olvidar lo que pasó, sino desprenderse de los sentimientos que nos apagan y nos llenan de ira.

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“El amor se trabaja y se dejar que el vínculo fluya. “Si uno construye día a día, en una suma arranca con la idea de que en una relación ocasional, en uno, dos o de placeres y desdichas. tres encuentros, ya puede enconOtro elemento que aviva el fuego Es fruto del trabajo entre dos trar una pareja, está mal enfocado. en las parejas es la distancia. Sí, personas para aprender Una pareja es un caminar conjunto, vemos al otro todos los días o varios un proceso”. días de la semana, conocemos casi a quererse, respetarse, todo lo que piensa y hace, pero es muy aceptarse y ejercitar saludable que cada uno mantenga en su En medio de esa búsqueda, primero es la tolerancia”. imaginación un espacio propio exclusifundamental apuntalarnos nosotros misporar fácilmente a la rutina para añadirle un poco de picante.

vo; un lugar donde se alojen fantasías y pensamientos que no compartimos con nadie. Saber que la otra persona tiene un mundo interior es profundamente erotizante: queremos entrar, saber que hay ahí, y se genera un punto de tensión que predispone al romance. Las salidas en grupo también funcionan como un fuerte afrodisíaco. Interactuar con otras personas u otras parejas airea la relación y fortalece el vínculo. En una reunión, podemos ver al otro en plena vida social, cómo se mueve entre los demás, e incluso notar cómo es deseado por otras mujeres u hombres. En palabras de Faur, “el espacio abierto al mundo hace que la pareja se defina como una célula cómplice en relación a los terceros. Son dos porque hay otros”. Además, la gran ventaja de los vínculos duraderos es la comunicación. Hay que ser capaces de plantear al otro cuando algo de la vida sexual no nos satisface. El sexo no es sólo un acto físico: hay en juego una conexión muy personal que se relaciona directamente con la buena comunicación. Probá sincerarte con vos mismo acerca de lo que realmente sentís y, luego, conversarlo con una actitud positiva y buscando mejorar la situación.

Buscar y encontrar Moreno sostiene que el amor para toda la vida sí existe, pero que se construye paso a paso, sin imponer presiones desde el comienzo. “Cuando uno dice ‘cues-

ta encontrar una pareja’, ya está arrancando con un objetivo. Uno de repente no encuentra una pareja, sino una persona”. Así, lo recomendable es tomarse el tiempo necesario para conocer al otro y

mos. La persona que los demás ven al conocernos equivale a la persona que nosotros creemos que somos. Si actuamos con inseguridad, encontraremos parejas que reafirmen esa idea y la fomenten, sin saberlo. Si creemos que sólo servimos para un segundo plano, probablemente emitiremos esa señal y no nos tomen en serio.

El romance no pasó de moda Podrá parecer anticuado, rebuscado y hasta cursi. Sin embargo, aún hoy, los jóvenes valorizan los pequeños gestos románticos que encienden la chispa del amor, como una flor, una carta o una cena a la luz de las velas. ¿La única premisa? Que sean inesperados, espontáneos y, sobre todo, sinceros. Pero ¿cómo entienden el romance las nuevas generaciones y cómo lo demuestran? Para el psicólogo Nerio Lema, “al momento de demostrarlo, todo vale, desde un gesto simple hasta un regalo o propuesta compleja. Es bueno conocer qué le gusta al otro para sorprenderlo; a veces, no es necesario nada material, y otras, tal vez, sea indispensable”. Según un estudio realizado recientemente sobre este tema, el 82% de los chicos y chicas quieren que el romance vuelva a estar de moda. En la primera cita, el 33% de los hombres y mujeres coinciden en que lo más importante es el primer beso. Una flor suelta, si es espontánea y por impulso, tiene mucho más significado para las mujeres que un ramo entero para las mujeres. Además, las salidas más votadas fueron una caminata a la luz de la luna y una cena iluminada con velas. “Dentro de las estrategias para atraer a una persona, la mirada cumple un rol fundamental. En una cena íntima, sostener el contacto visual y expresar lo que uno siente es lo más importante”, aconseja Lema. En definitiva, las investigaciones demuestran que el romance nunca pasa de moda y que los gestos amorosos, por pequeños que sean, siempre son importantes. Fuente: Estudio de la consultora Brain Juicer para Impulse. Asesoramiento: Nerio Lema, Lic. en Psicología, docente de Psicología, Filosofía y Formación para la vida.

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Por eso, estar seguros de quiénes somos y de lo que merecemos es el primer paso para llegar a conocer el amor real. Date una dosis de cariño para con vos: la necesitarás a la hora de encarar una relación. Al amarte, de pronto sos capaz de amar a otros, porque ¿cómo se puede dar amor si uno cree que no vale nada?, ¿y qué fuerza tendría el amor hacia alguien que no lo vale? Una vez que hemos encontrado a una persona con quien nos gustaría formar una pareja, comienza el proceso de enamoramiento y conocimiento del otro. Intentemos ser realistas en esta etapa, no exigir que nos dé lo que nosotros no tenemos ni podemos dar, ni tirar todo por la borda al primer indicio de que algo no

“Cuando ambos en la pareja están satisfechos en el aspecto individual, eso se refleja en la cama y el erotismo se mantiene vivo”.

sale como queríamos. Como señalábamos antes, el amor exitoso es fruto de dos personas que saben adaptarse la una a la otra, no sin ceder antes algunas cosas, y siempre teniendo en

cuenta que el otro es alguien real, con virtudes y defectos, al igual que nosotros. Si ponemos todas nuestras expectativas y demasiadas condiciones en cada romance que empezamos, lo más probable es que salgamos desilusionados. En ese sentido, es fundamental que cambiemos nuestra forma de encarar a la pareja. No se trata de ceder ni dejar de creer en el amor, sino de aceptar la realidad para poder generar vínculos estables. Asimismo, como afirma la Lic. Martínez, también es importante evitar la negación cuando aparezcan rasgos en el otro que nos disgusten, nos ahorrará grandes decepciones futuras. La búsqueda de la pareja es la búsqueda de alguien con quien compartir, por elección y no por necesidad. Alguien con quien deseamos estar porque nos sentimos bien, en igualdad de condiciones. El camino para encontrar un amor nunca debe ser desesperado, ni estar marcado por presiones de ningún tipo, como la edad o la inquietud porque otros tienen pareja y nosotros no. Conocer el propio ritmo y entender el del otro es fundamental. Luego, el amor llega a su tiempo, si estamos abiertos a darlo y recibirlo, y probablemente no sea como el ideal que habíamos visto en tantas películas. Será distinto, imperfecto, a veces costoso y, otras, profundamente placentero, pero sin dudas valdrá la pena luchar por él.

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