No descartan una complicidad oficial

16 ene. 2011 - de los hermanos Juliá y de Miret, se había informado que la cocaína fue subida en la escala de Cabo. Verde. El juez Catania comenzó la inves ...
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INFORMACION GENERAL

I

Domingo 16 de enero de 2011

Narcotráfico y escándalo | Allanamientos en Ezeiza y en Morón por el contrabando de cocaína a España

No descartan una complicidad oficial “La plata no es problema; ¿cuánto me cobrás?”

Continuación de la Pág. 1, Col. 5 hacer el procedimiento porque la firma no tiene oficinas comerciales en la estación aérea. En la base aérea de Morón, los investigadores allanaron el aeródromo donde estuvo el jet Bombardier Challenger 604 desde el 6 de noviembre hasta el 30 de diciembre pasado. El juez Catania, su secretario Martín Castellano y el fiscal Miguel Schamun tratan de determinar si los 944 kg de cocaína que se decomisaron en el aeropuerto El Prat, de Barcelona, fueron embarcados en la aeronave antes de salir del país. “No hay certeza aún, pero la hipótesis más firme es que la droga fue cargada en la Argentina. Los allanamientos se hicieron para reconstruir los controles que los organismos oficiales hicieron sobre la aeronave”, explicó a LA NACION una fuente de la investigación. Los pesquisas quieren reconstruir las casi 50 horas que el avión de los Juliá estuvo en Ezeiza. Desde la base aérea de Morón llegó el 30 de diciembre pasado. A las 20.44 del 1° de este mes, la aeronave despegó del Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini. En el declaración general del vuelo figuraban Eduardo Juliá como piloto, Matías Miret como copiloto y Gustavo Juliá como único pasajero. En Ezeiza, el avión no habría estado en ningún hangar. Permaneció las casi 50 horas estacionado en el sector 25, cerca de la terminal A. “La idea es reconstruir todos los movimientos. Saber qué controles se hicieron y qué organismos oficiales se encargaron de hacerlos. Si la droga fue cargada en la Argentina, los controles fallaron por omisión o complicidad”, aseguró a LA NACION una fuente de la investigación. Los allanamientos comenzaron cerca del mediodía y se prolongaron durante varias horas. Los detectives de la Gendarmería Nacional se llevaron documentación de todas las dependencias oficiales donde se hicieron los procedimientos.

Relato de un piloto que negoció con Juliá GABRIEL DI NICOLA LA NACION

MIGUEL ACEVEDO RIU

Los detectives de la Gendarmería Nacional se retiran del aeropuerto internacional de Ezeiza con documentación para la causa en el aeropuerto africano de la Isla de Sal, en Cabo Verde. En un primer momento, cuando se conoció la noticia de la detención de los hermanos Juliá y de Miret, se había informado que la cocaína fue subida en la escala de Cabo Verde. El juez Catania comenzó la investigación tras una presentación que hizo la PSA. Después de las primeras investigaciones comenzó a crecer la hipótesis de que la droga fue embarcada en la Argentina.

Planos

Sin hangares

El fiscal Schamun le había solicitado al juez Catania los planos del aeropuerto internacional de Ezeiza y de la base militar lindera. En la planilla de “movimientos por matrícula del avión” se afirma que la aeronave no tenía carga. La documentación está sellada por organismos nacionales, como la ANAC. La PSA y la Aduana también firmaron documentación sobre el jet de lujo. De las oficinas de AA2000, los investigadores se llevaron documentación e imágenes digitales que registraron los movimientos que hubo en el lugar donde estuvo estacionado el avión desde el 30 de diciembre hasta las 20.44 del 1° de este mes, momento del despegue hacia Barcelona, con escala previa

“En el aeropuerto Amílcar Cabral de la Isla de Sal, en Cabo Verde, no hay hangares y hay mucho movimiento porque es una estación aérea utilizada para la recarga de combustible. Es casi imposible que hayan cargado la cocaína a la vista de todos. Para embarcar casi una tonelada de droga deben haber utilizado un lugar donde el avión pudiera estar oculto”, explicó a LA NACION un piloto con 35 años de experiencia y que utilizó la mayoría de las veces Cabo Verde para la recarga de combustible en sus vuelos hacia Europa (como se informa por separado). “Si vas a Barcelona u otras ciudades de Europa más alejadas siempre se elige la Isla de Sal como escala. Salvo cuando volás a Madrid, podés

Claves ➔ Allanamientos: por orden

del juez Alejandro Catania, la Gendarmería Nacional hizo ocho allanamientos: siete en el aeropuerto internacional de Ezeiza y uno en la base aérea de Morón.

➔Documentación: con el material

secuestrado ayer, el juez Catania intenta determinar si fallaron los controles o si los sospechosos detenidos en el aeropuerto de Barcelona contaron con complicidad de organismos oficiales para despegar con los 944 kg de cocaína.

➔ Hipótesis: los investigadores

tienen indicios de que los 944 kg de cocaína fueron cargados en la Argentina y no en la escala en la Isla de Sal, en Cabo Verde, como se había informado en un primer momento.

➔ Dudas: si la cocaína se cargó en

la Argentina se debe determinar en qué lugar fue cargada. Se sospecha que pudo haber sido en la base aérea de Morón. Allí la aeronave permaneció en un hangar. En cambio, en el aeropuerto internacional de Ezeiza, el lujoso avión que piloteaban los Juliá habría estado unas 50 horas, entre el 30 de diciembre pasado y el 1°, en el sector 25 de la pista.

➔ Ocultamiento: el juez Catania

espera con urgencia que desde España le comuniquen cómo estaba oculta la droga en el avión. Hasta ahora no se tiene esa información, sólo un escrito donde se dice que en una inspección la policía halló los estupefacientes “ocultos”, pero sin especificar.

➔ Análisis: desde ayer, Catania

y su secretario, Martín Castellano, analizan toda la documentación secuestrada en los allanamientos en Ezeiza, en Morón, en la empresa de Juliá y en los domicilios de los tres sospechosos, detenidos en Barcelona desde el 2 de este mes.

bajar en la ciudad brasileña de Recife para cargar combustible”, agregó el experimentado aviador. Los investigadores del caso en la Argentina tienen indicios de que la droga no fue subida en la escala de la Isla de Sal. Ahora tratan de determinar si los estupefacientes fueron embarcados en Ezeiza o en Morón. Los cañones apuntan principalmente a la base aérea del oeste del conurbano bonaerense. Antes de volar a Cabo Verde y a Barcelona, el jet Bombardier Challenger 604 hizo un viaje de cabotaje. Según informaron a LA NACION fuentes oficiales, el 7 de diciembre pasado voló a Mar del Plata. Un día después, según información oficial, Gustavo Juliá viajó en Aerolíneas Argentinas hacia Madrid. Volvió al país tres días más tarde. El 13 de diciembre pasado, Gustavo Juliá volvió a viajar a España, en esa oportunidad, eligió la compañía Iberia. Pero no fue solo, voló en compañía de su hermano, Eduardo. Juntos regresaron a la Argentina el 17 de diciembre pasado. “Las sospechas nos indican que en esos dos viajes los hermanos Juliá terminaron de cerrar el negocio del contrabando de estupefacientes. Estaban seguros de que no los iban a descubrir”, afirmó a LA NACION una fuente del caso.

“Los hermanos Juliá entraban y salían muy seguido del hangar donde estaba guardado el avión en la base aérea de Morón”

ARCHIVO

La fachada del aeropuerto de la Isla de Sal, en Cabo Verde, Africa

El Gobierno, preocupado por que no lo roce el delito La primera medida fue saber si se había usado el avión de los Juliá

Protagonistas

CARLOS BETTINI EMBAJADOR ARGENTINO EN MADRID

MARIANA VERON LA NACION El gobierno nacional sigue con preocupación y extremo cuidado la investigación iniciada a partir de la detención de los tres argentinos con 944 kilogramos de cocaína, que llegaron al aeropuerto de Barcelona hace dos semanas. La presidenta Cristina Kirchner ordenó a buena parte de su gabinete seguir de cerca el caso para evitar que el affaire del “vuelo blanco” roce a su administración. Quien la mantiene informada a cada minuto de las repercusiones en España es el embajador en Madrid, Carlos Bettini, amigo personal de la jefa de Estado. Todos los detalles que surgen allí llegaron esta semana a la Casa Rosada gracias a los reiterados contactos de Bettini con la Presidenta. La preocupación en Balcarce 50 alcanzó a todas las áreas. Incluso, a la Secretaría General de la Presidencia, que conduce Oscar Parrilli. Según supo LA NACION de altas fuentes oficiales, en el Gobierno se chequeó hasta si Cristina Kirchner había usado alguna vez aviones de la flota de la empresa Medical Jet, perteneciente a los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá. Es habitual que la Casa Rosada alquile naves para el traslado tanto de la Presidenta como de parte de los ministros del gabinete nacional para movilizarlos cuando no alcanzan los aviones propios, como el Tango 01, el T02, el T03 y el T10. El Gobierno se molestó cuando trascendió que el ex presidente Néstor Kirchner, en 2002, había alquilado

durante su campaña presidencial aviones a esa misma empresa para contratar vuelos en su carrera proselitista. De allí que se decidió extremar las medidas. Según dijeron a LA NACION en Balcarce 50, no encontraron ninguna contratación que involucrara a los aviones de la empresa de los Juliá, ahora en investigación judicial, con los vuelos presidenciales. Como primera medida, Cristina Kirchner ordenó a la ministra de Seguridad, Nilda Garré, que rea-

En la Casa Rosada se quiere mostrar que el Gobierno tomó nota de las sospechas que giran en torno de la Fuerza Aérea en este affaire lice un rediseño de los códigos de procedimiento en el control aeroportuario. La iniciativa, según contaron fuentes oficiales, fue mostrar que la Casa Rosada tomaba cartas en el asunto apenas comenzó a haber serios indicios de que la droga podría haber sido cargada en la Argentina. En el Gobierno ven con sospecha algunas últimas novedades que involucran a la Fuerza Aérea en este nuevo escándalo de contrabando, no sólo porque el avión Challenger 604, propiedad de los hermanos Juliá, estuvo estacionado en los hangares de Morón, sino porque a eso le suman el robo de municiones

Tiene 59 años. Desde hace 35 vuela aviones. Es uno de los tres pilotos de la Argentina que tiene las habilitaciones para volar desde los Estados Unidos el modelo de jet privado secuestrado en España con 944 kg de cocaína. Gustavo Juliá, preso en Barcelona, lo quiso contratar cuando decidió adquirir la aeronave. “Mirá que te voy a pagar. Por la plata no hay problema. Decime cuánto querés cobrar”, le dijo los últimos días de octubre pasado el empresario sospechado de contrabando de estupefacientes. El piloto, cuya identidad LA NACION mantiene en reserva, no aceptó la propuesta para traer desde los Estados Unidos el Bombardier Challenger 604. Pero mientras se tomó unos días para pensarlo, le entregó a un amigo en común los datos de la matrícula y sus habilitaciones para el seguro del leasing del avión. Por esa razón, hoy teme que su identidad y sus datos estén incorporados en el expediente judicial en España. La primera reunión entre el experimentado piloto y Juliá fue en un bar de la Avenida del Libertador al

y las roturas en el avión presidencial Tango 02, en la I Brigada Aérea de El Palomar. Esos episodios derivaron en la decisión de la jefa del Estado de echar al brigadier Daniel Rodríguez, jefe de esa unidad.

Este funcionario es quien mantiene informada permanentemente a la Presidenta sobre las novedades que surgen en España respecto del escándalo por la detención de un vuelo con droga procedente de la Argentina.

Bajo la lupa En sintonía con los reacomodamientos de piezas dentro del equipo de gobierno en las segundas líneas, LA NACION pudo saber que la Presidenta había puesto la lupa sobre otras dependencias, como la Aduana y la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Hubo versiones, incluso, sobre una reunión en la quinta de Olivos, el miércoles pasado, con la directora de Aduana, María Ayerán, pero en la Casa Rosada dijeron desconocer tal encuentro. Además de las acciones encomendadas a Garré, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, por orden de la Presidenta, planteó públicamente que la droga cargada en el avión rumbo a Barcelona podría haber salido de la Argentina. El Gobierno no quiere dar pasos en falso y, por eso, tampoco descarta ninguna hipótesis. En toda esta discusión, también intervino el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Es que él acercó a Alejandro Granados, director de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) e hijo del intendente de Ezeiza, a ese cargo del que depende el control de los perfiles profesionales de los pilotos y de los planes de vuelo, y dentro de cuya órbita también estaba el aeródromo de Morón.

OSCAR PARRILLI SECRETARIO GENERAL DE LA PRESIDENCIA

Fue uno de los encargados de chequear si Cristina Kirchner había viajado alguna vez en los aviones de alquiler de Medical Jet. La respuesta que le dieron a la Presidenta es que no hay registros de que ello haya sucedido.

NILDA GARRE MINISTRA DE SEGURIDAD

La Presidenta le ordenó que se rediseñen los códigos de procedimiento en el control aeroportuario, como una muestra de que la Casa Rosada está tomando medidas al respecto.

14.000, en Acassuso, San Isidro, como se dijo, durante la última semana de octubre pasado. “No acepté la propuesta. Le recomendé un piloto canadiense de origen hindú al amigo en común que tengo con Juliá. Pero tampoco lo contrataron”, relató a LA NACION el piloto, que estuvo en la Guerra de Malvinas. El amigo en común entre el aviador y Juliá es un experimentado conocedor del mercado aeronáutico. En la actualidad, trabaja para un poderoso empresario. “Después de la reunión con Juliá, [el amigo en común] me llamó varias veces. Quería que aceptara traer el jet desde los Estados Unidos. Me repetía que nadie se tenía que enterar de que él estaba involucrado en el leasing del avión”, sostuvo el experimentado piloto. Desde un primer momento, Juliá y ese amigo en común le contaron que la aeronave iba ser enviada a la base aérea de Morón (allanada ayer por la Justicia entre otras dependencias oficiales). “No querían que se corriera la noticia de que el avión estaba en la Argentina”, agregó. No supo nada más de los Juliá hasta que recibió una comunicación telefónica del hermano de Matías Miret, uno de los tres detenidos en Barcelona. “Me enteré de lo que había pasado antes de que se hiciera público. «Pepe» Miret me llamó y me contó que el hermano estaba preso en España. Me preguntó si podía averiguar algo. Enseguida me volvió a llamar, y me dijo: «Ya sé lo que pasó, es un problema de estupefacientes. Parece que llevaban 900 kg de cocaína».” Matías Miret ya tenía alquilada una casa en Punta del Este para pasar sus vacaciones en familia. Retrasó su descanso por el vuelo a Barcelona con los hermanos Juliá. “Mi hermano le dijo a su esposa que le había salido un vuelo. Que con ese dinero las vacaciones le iban a salir gratis”, le contó “Pepe” Miret al piloto con el que dialogó LA NACION. Por su experiencia, el aviador sostiene que es muy difícil que la droga haya sido cargada en la escala de Cabo Verde, en Africa. Desde que se hizo público el escándalo del contrabando de estupefacientes en el avión de los Juliá, el aviador tentado para traer el jet de los Estados Unidos recibió información de que los hermanos Juliá entraban y salían de la base aérea de Morón. “Me contaron que en el hangar donde estaba el avión había un gran movimiento. Es obvio que si la droga fue cargada en la Argentina necesitaban un lugar tranquilo para poder hacer el embarque, un sitio en el que nadie los molestara o los descubriera”, dijo a LA NACION el piloto que estuvo a punto de ser contratado por los Juliá.