Mueren tres delincuentes y un policía luego de un asalto

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Información general

Martes 25 de marzo de 2008

LA NACION/Página 17

Extraño caso en la costa atlántica

Conmoción en Ramos Mejía

Hallan estrangulada a una chica en la playa de Santa Teresita Se cree que sufrió un ataque sexual Por Ramiro Sagasti De la Redacción de LA NACION

La camioneta en la que murieron dos de los ladrones que vaciaban la casa

LA PLATA.– Una adolescente de 16 años fue encontrada muerta, ayer, en un médano de Santa Teresita, en la calle 36 y la costanera, muy cerca de la calle 12, la principal del balneario. Según los primeros informes, la víctima habría sido estrangulada con el cordón de una zapatilla, como Natalia Mellman, otra menor raptada y asesinada en febrero de 2001, en Miramar, caso por el cual hay policías bonaerenses condenados. Hay otro punto de contacto entre ambos casos. Según fuentes policiales, en este hecho también se investiga si la adolescente, identificada como Mara Sofía Matheu, fue violada. Hacía pocos meses que Mara vivía en esa ciudad balnearia con sus padres y su hermano. Anteanoche, la adolescente salió de su casa, en la calle 9 al 700, hacia un cíber, en el centro. No volvió a su casa. Por la mañana, el padre hizo la denuncia en la comisaría. Empezaron a buscarla. Aproximadamente al mediodía, un turista vio un cuerpo sobre la arena y le avisó a un guardavidas. Pocos minutos después, la policía confirmó que se trataba de Mara. Vestía la misma ropa que había mencionado el padre: una

Escenas de dolor por la muerte del policía FOTOS DE TELAM Y DYN

Mueren tres delincuentes y un policía luego de un asalto Sorprenden a los ladrones cuando se llevaban electrodomésticos de una casa En un terrible tiroteo, en el que se intercambiaron más de 50 disparos de escopetas y pistolas, tres delincuentes fueron abatidos cuando terminaban de robar a una familia en su casa en Ramos Mejía, en tanto que también murió un policía que los enfrentó. El episodio ocurrió poco después de las 11, en la vivienda situada en la calle Alsina 1022, casi esquina Lamadrid, de esa ciudad del oeste del Gran Buenos Aires. Según informaron a LA NACION fuentes policiales, una mujer llamó por teléfono al número de emergencias 911 para avisar que tres hombres sospechosos estaban cargando una camioneta en la puerta de una casa en esa zona. La vivienda estaba vacía, porque sus ocupantes, al parecer, se habían ausentado por el fin de semana largo. Una camioneta policial se acercó al lugar y vio a los ladrones que estaban terminando de cargar electrodomésticos y otros efectos de valor.

Uno de los policías que iba a bordo pidió refuerzos y puso pie en tierra, mientras les dio la voz de alto. Sacó su arma y trató de detenerlos, pero recibió una descarga de disparos. Así se produjo un intenso tiroteo, mientras se oía el ulular de las sirenas de otras camionetas y patrulleros de la policía bonaerense que llegaban al lugar. Tras el intercambio de disparos, la policía mató a los tres delincuentes. Uno de ellos fue alcanzado a balazos en el interior de la camioneta Renault Kangoo, color gris, en la que se estaban llevando el botín. Otro recibió un tiro, a unos 30 metros del vehículo, mientras trataba de escapar. Un tercer delincuente, según informó la policía, fue trasladado herido al Instituto de Traumatología de Haedo, donde falleció. Además fue muerto de cinco tiros el policía Claudio Rover, de 38

años, quien –según el Ministerio de Seguridad bonaerense– era separado y padre de seis hijos. Luego, en la escena del tiroteo, se advirtió a muchos hombres y mujeres policías consternados por la muerte de su compañero. Una policía de la comisaría de Lomas del Mirador resultó herida en un tobillo cuando, en la esquina de San Martín y Humboldt, volcó el patrullero en el que viajaba, que estaba por llegar al lugar del tiroteo. La policía identificó a uno de los delincuentes abatido como Mario Corvalán, de 38 años, quien tenía antecedentes penales por otros enfrentamientos armados con la policía en Moreno, de donde era oriundo. El tiroteo, que duró más de diez minutos, alteró a todo el barrio. Los vecinos, que descansaban por el feriado, primero se refugiaron en sus viviendas al oír los tiros y luego salieron a la calle. Manifestaron que

la zona es mayormente tranquila, aunque dijeron que hay robos en algunas casas. El caso es investigado por la comisaría 2a. de Ramos Mejía, la policía distrital de La Matanza y la fiscalía en turno de ese departamento judicial. Hace, por lo menos, ocho años que en la provincia de Buenos Aires no ocurre un tiroteo de esa magnitud. El antecedente más cercano es de 2000, cuando hubo tres ladrones y un policía muertos, en un tiroteo en el que fueron sorprendidos varios delincuentes que asaltaron un banco en Los Polvorines. Siempre se sospechó que se trató de una trampa policial. El otro tiroteo, con siete delincuentes muertos, ocurrió en noviembre de 1996, en Avellaneda, y se lo recuerda como “la masacre de Andreani”, en la que un grupo de policías habría armado un supuesto asalto en un sucursal de una empresa de correo.

pollera de jean celeste, una musculosa verde, una campera y zapatillas blancas. El cuerpo yacía boca abajo y, según fuentes del caso, le habían arrancado la bombacha. Además, tenía golpes en la cara y uno de los cordones de sus zapatillas le rodeaba el cuello. Según los primeros informes, la adolescente fue asesinada durante la madrugada. El cadáver fue trasladado a la Asesoría Pericial de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, en La Plata, para determinar si, como se presume, fue estrangulada y violada. Hasta anoche, según fuentes del caso, el fiscal Diego Zapiola y el jefe de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Dolores, Claudio Jaidar, no contaban con pistas que condujeran la investigación hacia algún sospechoso. Por el momento, agregaron los informantes, los investigadores pondrán la lupa sobre las personas a las que frecuentaba la víctima. Además de la pista del eventual ataque sexual, está la del robo, aunque los investigadores creen que Mara Matheu salió de su casa sin otro elemento de valor que algo de dinero en efectivo para pagar el tiempo de uso de la computadora en el cíber. “La víctima salió sola, a pie y sin cartera ni teléfono celular”, precisó uno de los investigadores de este crimen que conmovió al balneario.

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Detectives de la policía científica retiran el cuerpo de los médanos

Sería el “hombre araña”

Condena ejemplar en San Isidro

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Debido a la gravedad del trauma sufrido por cada una de 23 las víctimas, y para preservar sus identidades, sólo fueron identificadas con una inicial. Tan profundo fue el daño provocado por el violador en las mujeres de las que abusó, que, si bien pasaron tres o cuatro años entre los hechos y el juicio, durante el debate algunas rompieron en llanto al recordar los ataques sufridos; otras no soportaron estar frente a frente con el hombre que las había vejado y otras, incluso, ocultaron a sus familias los motivos reales que las obligaban a concurrir a los tribunales de San Isidro. “A mi familia le dije que vine a la audiencia por un robo”, dijo una de ellas. “No pude salir a trabajar; no pude salir sola a la calle; cambió mi salud mental; me costó mucho relacionarme”, expresó V. En tanto que C. recordó: “Al principio, después del

Vallejos, de 34 años y padre de cuatro hijos, había llegado al juicio oral acusado de haber violado a 26 mujeres en Villa Adelina, Boulogne y Martínez. Se lo condenó por 23 hechos, debido a que una de las víctimas no lo reconoció y otras dos, que no habían podido ser localizadas, no se presentaron a declarar. Hasta entonces, la condena más dura por violación había sido de 38 años de prisión, aplicada en septiembre de 2007 a un ladrón que había robado en una casa de La Plata y abusado de una jubilada, de una adolescente y de una menor. “Tengo pánico y miedo todo el tiempo. Me enojaba conmigo misma. En un shopping o en el colectivo, cuando veía a un hombre con un gorro que se acercaba, me producía ataques de pánico. Y tenía problemas con mi pareja. Tengo miedo de la gente y rechazo a los hombres en general. Estuve con psicóloga. Cuando fue la rueda de reconocimiento y lo vi, pensé: «Ya lo agarraron; se terminó todo». Pero no fue así: los problemas siguieron. Mi novio no

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Daño profundo

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20 de febrero de 2004, San Martín y Olazábal

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Cuando el 20 de febrero último el Tribunal Oral Nº 1 de San Isidro resolvió condenar a 45 años de cárcel a un acusado de violar a 23 mujeres en la zona norte del Gran Buenos Aires, tomó una decisión sin antecedentes no sólo por el monto de la pena impuesta, sino porque, además, los magistrados consideraron agravante la extensión de los daños psicológicos causados a las víctimas. “Soy una persona cerrada que no puede relacionarse. Me parece que todos me señalan y siento que el que se me acerca me quiere hacer algo. Lo me pasó me causó mucha vergüenza. Estar aquí [por el hecho de declarar en el juicio] me da vergüenza. Tengo un hijo de cuatro años. Tenía miedo de tocarlo y de contagiarlo. Tuve problemas con mi marido porque tenía problemas para mantener relaciones con él. Tuve que dejar el trabajo para no venir a la zona”, relató durante el debate P., una de las mujeres de las que abusó el acusado, Hugo Gerardo Vallejos Martínez.

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De la Redacción de LA NACION

hecho, durante tres meses, tuve la sensación de que era perseguida”. M. fue categórica: “Ser violada es lo peor que le puede pasar a una mujer”. Todos estos fragmentos de las declaraciones testimoniales de cada una de las víctimas fueron tomados por la jueza María Elena Márquez para fundamentar la existencia de agravantes en los actos de Vallejos. “Valoro como agravante la extensión del daño causado a las víctimas, el cual se acredita no sólo por el relato, en lo que se refiere a cada una de ellas, sino porque esta circunstancia fue una constante en cada una de ellas. Lo que demuestra un comportamiento en el acusado con la suficiente intensidad como para dejar una impronta negativa en la psiquis de cada una de sus víctimas”, expresó en la resolución la jueza Márquez. Sus colegas, Juan Carlos Tarsia y Federico Ecke, coincidieron con esas consideraciones.

Fecha y lugar de los hechos

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Por Gustavo Carabajal

Si bien concentró la mayoría de los hechos en Boulogne, Hugo Vallejos fue condenado por otras cinco violaciones cometidas en la zona de Martínez, por dos casos de abusos en Munro, otro en Olivos y el restante en Lomas de San Isidro.

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Lo sentenciaron a 45 años de cárcel

Matan a un delincuente de 16 años en La Plata

Dónde fueron los ataques

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El daño psíquico en las víctimas, agravante para un violador serial

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LA NACION

superó lo que pasó y eso provocó problemas”, afirmó la víctima identificada como S.

Tres bicicletas Durante el juicio oral se determinó que Vallejos acechaba a sus víctimas cuando se dirigía a trabajar, en una verdulería situada en la zona de Martínez. Utilizó tres bicicletas distintas en los tres años transcurridos entre la primera y la última violación, y usaba un gorro negro con la inscripción de los Chicago Bulls y otro con el escudo de River. La zona situada cerca del Shopping Soleil y el área adyacente a Thames y la colectora de Panamericana, o el puente de Capitán Juan de San Martín y Panamericana, en Boulogne, fue el área que el ahora condenado habría convertido en su coto de

caza, en procura de víctimas de sus ataques. Allí cometió al menos 13 de las 23 violaciones por las cuales fue sentenciado. “No volví a subir a un colectivo, a menos que fuera acompañada. Comencé a usar el auto, pero tengo miedo de salir de noche. Siempre voy acompañada. Tengo miedo de hacer amistades. Parece que fuera paranoica o loca, por tener miedo siempre. Si veo en la televisión una noticia sobre una violación vuelvo a pensar en lo que me pasó. Tengo miedo constantemente y vivo perseguida”, recordó C. Según declaró la mayoría de las víctimas, Vallejos las interceptaba cerca de las paradas de colectivos, simulaba estar armado y las amenazaba con que las asesinaría si gritaban o se resistían.

En todos los casos, las obligaba a que se comportaran como si fueran una pareja de novios. Así, las llevaba hasta un terreno baldío o hacia garajes de casas abandonadas, donde las violaba. Luego se apoderaba de los teléfonos celulares, del dinero que las víctimas llevaban encima y se escapaba con la misma bicicleta con la que las había seguido. Así, Vallejos habría actuado entre 2003 y 2005. “No puedo salir sola a la mañana. Tengo miedo. No curso materias a la noche. Tengo la sensación de que en cualquier momento me pueden invadir. Tengo una sensación de impotencia. Estuve y estoy haciendo tratamiento psicológico”, dijo C., que fue violada en abril de 2005. Pasados casi tres años, ni la condena basta para que las heridas de esta mujeres cierren.

LA PLATA.– Un policía federal mató ayer en esta ciudad a un adolescente de 16 años que, se sospecha, sería el asaltante y violador al que aquí llamaban “el hombre araña”, informó ayer la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) local. El policía quedó detenido. El muerto, identificado como Nelson Aramayo, era el principal sospechoso de varios robos, una violación y otros intentos de abuso sexual cometidos en edificios a los que el autor accedía por escalamiento. El último hecho ocurrió ayer, a la 1.50, en un edificio situado en la calle 10 N° 1571, entre 64 y 65. Según el jefe de la DDI, Héctor Mauriño, el delincuente trepó por uno de los balcones del primer piso e intentó entrar en el departamento D, por la ventana. En la vivienda estaban una mujer de 38 años y su hija, de 20. Empezaron a gritar, pidiendo auxilio. La madre, además, tomó una escoba y golpeó al delincuente hasta obligarlo a salir. Los gritos de las dos mujeres habían alertado al vecino del departamento C: el oficial subinspector Luis Javier Ojeda, que trabaja en la comisaría 25ª de la Capital. El policía salió al balcón con su pistola Bersa Thunder 9 mm. Le apuntó al sospechoso y dio la voz de alto. Después disparó tres tiros y el sospechoso cayó, con una herida en la cabeza. Los investigadores se incautaron de un plomo de un proyectil de 9 mm y tres vainas servidas de ese calibre: una estaba en el balcón del policía; otra en la vereda, y la tercera, en la calle. Los peritos, según los informes de la policía, también determinaron que la bala que terminó con la vida del adolescente había entrado por la zona occipital y salido por el hueso frontal; es decir que el presunto “hombre araña” estaba de espaldas a Ojeda. El oficial fue detenido por homicidio. Según la policía, al lado del muerto se halló un revólver calibre 32, sin proyectiles. Aramayo fue reconocido por el oficial Guillermo Valdez, de la seccional 2ª, que lo había detenido el 13 de este mes, cuando escalaba un edificio. El adolescente estuvo pocos días en un instituto de menores, hasta que escapó.