MOTHER MARIA DA PURIFICAÇÃO GODINHO KNEW that

MOTHER MARIA DA PURIFICAÇÃO GODINHO KNEW that Jacinta was a very special child. She took notes of all her conversations and dealings with her during ...
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P REPARING FOR THE C ONSECRATION OF THE A RCHDIOCESE OF S AN F RANCISCO TO THE I MMACULATE H EART OF M ARY Part 43

MOTHER MARIA DA PURIFICAÇÃO GODINHO KNEW that Jacinta was a very special child. She took notes of all her conversations and dealings with her during her 12 days' stay at the orphanage, from January 22February 2, 1920. She recalled that a wealthy woman approached Jacinta while she was waiting in the parlor of the orphanage. The woman told Jacinta about her eye troubles and asked her to pray for her. She gave her a two-dollar bill. Jacinta did not speak and the lady went away sad. The child gave the money immediately to the mother superior, who told her to give it to her mother. "No," Jacinta replied, "this is for you. You are having so much trouble with me." Later, the superior asked Jacinta why she did not answer the woman with eye trouble. "Look, my dear Mother, I have prayed much for her," the nine-year old girl replied. "I didn't say anything then as I was afraid I might forget it, I had so many pains." The young child had learned quickly to distinguish between love and sentimentality. Jacinta's mother remained in Lisbon only a few days, to ensure that Jacinta was in good care. Jacinta was quite happy at the orphanage. She loved the mother superior, who was a real spiritual mother to the child. She also enjoyed the company of the other children. What she loved most was that she lived in the same house as Jesus, present in the Blessed Sacrament in the chapel. She could adore the Eucharistic Jesus from a little balcony, near her bedroom and overlooking the sanctuary of the chapel. She spent every possible moment adoring Our Lord, Whom she received every morning in Holy Communion, when she had

to be carried to the altar rail. She went to a nearby church early one morning for confession. "What a nice priest," she recalled. "He was so kind. He asked me many things, so many things." During her time adoring the Blessed Sacrament, Jacinta witnessed the lack of proper reverence of visitors to the orphanage's chapel. "My dear Mother, don't allow that," she begged the superior. "They must act before the Blessed Sacrament as is proper. Everyone must be quiet in church; they must not speak. If these poor people knew what was waiting for them!" Again, Jacinta returned in her mind to the vision of Hell. The superior would then speak with the visitors, sometimes without success. Jacinta would want to know how the correction went. When told they would not listen, she encouraged the superior, her face filled with sorrow at the irreverence, "Patience. Our Lady is pleased with you. Will you tell the Cardinal? Yes? Our Lady does not want us to talk in church." It is clear that in her final days Jacinta had become something of a prophet, bearing messages from Our Lady for the whole Church. †

LA MADRE MARÍA DA PURIFICACIÓN GODINHO SABÍA que Jacinta era una niña muy especial. Tomó notas de todas sus conversaciones y tratos con ella durante los 12 días de permanencia en el orfanato, del 22 de enero al 2 de febrero de 1920. Recordó que una mujer adinerada se acercó a Jacinta mientras esperaba en el salón del orfanato. La mujer le contó a Jacinta de sus problemas en sus ojos y le pidió que orara por ella. Ella le dio un billete de dos dólares. Jacinta no habló y la señora se marchó triste. La niña entregó el dinero inmediatamente a la madre superiora, quien le dijo que lo diera a su madre. –“No -respondió Jacinta-, esto es para ti. Tú estás teniendo muchos problemas conmigo.” Más tarde, la superiora le preguntó a Jacinta por qué ella no contestó a la mujer con problemas en sus ojos. "Mira, mi querida Madre, yo he rezado mucho por ella", contestó la niña de nueve años. “Yo no le dije nada entonces, porque tenía miedo de olvidarlo, yo tenía mucho dolor." La niña había aprendido rápidamente a distinguir entre amor y sentimentalismo. La madre de Jacinta permaneció en Lisboa solamente unos días, para asegurarse de que Jacinta estuviera bien cuidada. Jacinta estaba muy feliz en el orfanato. Ella amaba a la madre superiora, que era una verdadera madre espiritual para la niña. Ella también disfrutó de la compañía de los otros niños. Lo que más amaba era que vivía en la misma casa que Jesús, presente en el Santísimo Sacramento en la capilla. Ella podía adorar a Jesús Eucarístico desde un pequeño balcón, cerca de su dormitorio y con vistas al santuario de la capilla. Ella pasaba todo el tiempo posible adorando a Nuestro Señor, a quien recibía todas las mañanas en la Sagrada Comunión, que tenía que ser llevada a la reja del altar. Ella fue a una iglesia cercana temprano una mañana para la confesión. "Qué buen sacerdote", recordó. "Él fue tan amable, me preguntó muchas cosas, tantas cosas". Durante su tiempo adorando al Santísimo Sacramento, Jacinta fue testigo de la falta de reverencia de los visitantes a la capilla del orfanato. “-Mi querida Madre, no permitas eso- “le rogó a la superiora. "Deben actuar ante el Santísimo Sacramento como es propio. Todos deben estar callados en la iglesia, no deben hablar. ¡Si estas pobres personas supieran lo que les espera!" Una vez más, Jacinta regresó en su mente a la visión del Infierno. La superiora entonces hablaba con los visitantes, algunas veces sin éxito. Jacinta querría saber cómo fue la corrección. Cuando le dijeron que no querían escuchar, alentó a la superiora, con el rostro lleno de dolor por la irreverencia: "Paciencia, Nuestra Señora está contenta contigo, ¿le dirás al Cardenal? ... Sí. Nuestra Señora no quiere que hablemos en la iglesia. “Es evidente que en sus últimos días Jacinta se había convertido en algo de profeta, llevando mensajes de Nuestra Señora para toda la Iglesia. †