Espectáculos
Página 8/Sección 4/LA NACION
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Viernes 25 de mayo de 2007
Martín Fierro: interminable y desabrida ceremonia
Al filo de las 2 de la madrugada de ayer, el elenco en pleno de Montecristo subió al escenario para recibir el Martín Fierro de oro FOTOS DE MARCELO GOMEZ
Montecristo, el gran ganador en una reunión de camaradería Los invitados, otra vez, prestaron poca atención a lo que pasaba en el escenario A las 23.15 de anteanoche, casi al un revés. Es cierto que ninguno de mismo tiempo en que se anunciaba los dos cometió errores al anunciar por América el Martín Fierro para los premios y que se mostraron más Algo habrán hecho como mejor pro- que desenvueltos, pero no pudieron grama televisivo de interés general evitar que el tedio y la reiteración en la temporada 2006, el cronista se transformaran en los denominaGuillermo López, de Caiga quien dores comunes de la velada. Frente caiga, adelantó desde la pantalla de a cada primer plano de las cámaras Telefé, junto a la alfombra roja, en se veían sólo gestos de aburrimiento, una aparición grabada poco antes, indiferencia o mohínes de toda clase, que Montecristo se convertiría en el síntoma inequívoco de que nada de ganador de oro de este año, como fi- lo que ocurría en el escenario desnalmente ocurrió en el cierre de la pertaba la atención de la mayoría de noche más importante del año para los invitados, ni siquiera el divertido clip de apertura en el que a través de la radio y la TV local. La estatuilla para Algo habrán he- un montaje de imágenes se resumió cho fue la única que quedó sin entre- todo un año televisivo. gar, luego del público y sonado rechaEn este panorama, Aptra volvió a zo de Mario Pergolini a la decisión aplicar en el reparto de premios su rede la Asociación de Periodistas de la conocida ley de las compensaciones, Televisión y Radiofonía Argentinas tratando de que nadie quedara con las (Aptra) de incluir al ciclo en el rubro manos vacías. Que Montecristo haya por el que compitió. Pero, aun así, la ganado el oro resulta más que razoproductora Cuatro Cabezas no igno- nable por suma de estatuillas (siete ró anteanoche la ceremonia de los en total, el número más alto) y por la Martín Fierro y la siguió casi en vivo repercusión del programa fuera de –aunque sólo desde la calle– a través la pantalla, derechos humanos mede un equipo móvil de CQC. diante. Detrás de la telenovela del Si nadie, siquiera quienes habían año, la muy valiosa miniserie Vienrechazado frontalmente las decisio- tos de agua (mencionada también nes de Aptra, quiso perderse los ava- en un momento como aspirante al tares del Martín Fierro fue porque, premio mayor) obtuvo una merecida como dijo Susana Giménez al reci- cosecha como producción integral y bir una justificada distinción por sus Sos mi vida se consagró de lejos como 20 años en la pantalla chica, “ésta es la gran telecomedia de 2006. la única fiesta importante que teneEl salomónico reparto incluyó hasmos en el año, en la que nos vemos ta a los ausentes (Pergolini, Sofovich, Tinelli), pero dejó cierta frustración todos”. Quedó claro, entonces, que lo que en el mejor programa de TV del año vimos anteanoche a lo largo de casi pasado, Hermanos & detectives, cuyo cinco horas interminables fue más único galardón quedó en manos de un encuentro de camaradería que Rodrigo de la Serna. Por otra parte, una auténtica entrega de premios. resultaron excesivas las tres distinEl mundillo de la TV –con los acto- ciones a los informativos de Amérires a la cabeza– tuvo su fiesta priva- ca, y el doble reconocimiento a RSM da y encontró una vez más en Aptra habla a las claras del estado en que se la logística ideal para llevarla a ca- encuentra el humor televisivo, cada bo. Los organizadores disfrutaron de vez más dependiente de la autorrenuevo lo que más les gusta: ser anfi- ferencialidad del medio. triones del máximo encuentro anual Y junto a meritorios reconocide la farándula y sentirse parte de mientos (Roberto Carnaghi, Arana ella confraternizando en mesas y y Oreiro, Científicos industria arpasillos con los fagentina) ni siquiera mosos y saludándoSusana Giménez se los en muchos casos quedó sin su estacon gran efusividad tuilla especial. Se la (y las cámaras bien entregó Mirtha Lecerca) cuando se digrand, quien recirigían a recibir los birá la suya dentro premios. Los rubros de un año –como se ■ Fue lo más actorales con quinteencargó ella misma visto de antetos en vez de ternas se de recordar– cuanayer, pero la explican en el hecho do festeje sus cuatro puntos fiesta de más décadas frente a la de contar con la mabajo rating de pantalla. yor cantidad posible los últimos de celebridades preFinalmente, hubo cinco años sentes, por más que más de una confu(pues llegó a no aparezca como el sión. En el premio argumento más lógico que se llevó la eficaz 37,7 en 2006) a la hora de premiar. Viviana Saccone, Los ganadores ha¿cómo se entiende blaron para sí mismos, porque a ex- que dos actrices (Saccone y Paola cepción del momento del premio a Krum) puedan aspirar al premio de Susana Giménez nadie parecía pres- mejor actriz protagónica de telenovetar atención al escenario. Ni siquiera la por el mismo título, Montecristo? los discursos más valiosos (la cálida Que se sepa, una novela tuvo, tiene Cristina Banegas, la emocionada y y tendrá un solo protagonista (perrisueña Erica Rivas y la sensibilizada sonaje principal de la acción, según Cristina Mucci, que pidió la rehabili- el Diccionario de la Lengua Españotación del premio al mejor programa la). Y a propósito del programa más cultural) despertaron la atención de distinguido de la noche, el presidente los asistentes, concentrados en char- de Aptra, Carlos Sciacaluga, se molas de ocasión, cotilleos, llamadas te- lestó en su discurso con los medios lefónicas o saludos al paso. que objetaron la decisión de la entiLa disposición del gigantesco sa- dad de no dar un premio específico lón de la Rural no hizo más que refor- este año a los programas culturales zar este panorama. Todas las mesas y recordó –como para demostrar que tenían ubicaciones que daban la es- allí están atentos al tema– la “agonía” palda al escenario y éste, para quie- del Teatro Cervantes. Si esto es así, ¿por qué ignoraron nes estaban en las ubicaciones más lejanas, parecía a un campo de dis- tantos años de relevante labor teatral en el caso de la notable actriz María tancia. Así fueron estériles varios pedidos Onetto, insólitamente premiada aquí de los simpáticos Marley y Mariana como “revelación”? Fabbiani para que luego de los cortes No fue el único contrasentido de publicitarios los invitados regresa- una reunión fraternal –con premios ran a sus lugares. Al no lograr ni es- incluidos–, transmitida en vivo y en te objetivo ni el de reducir el tiempo directo durante casi cinco horas basde los agradecimientos –en algunos tante desabridas. casos, inacabables–, el cometido de ambos puede ser entendido como Marcelo Stiletano
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Natalia Oreiro lució un espectacular vestido de Galliano
En el aire Moda y belleza en los Martín Fierro
Mariana Fabbiani, con las dos estatuillas recibidas por RSM
Mónica Gutiérrez, con su MF
■ Listo para usar. “Es un Galliano, pero lo compré”, aclaró Natalia Oreiro cada vez que le preguntaron por su impresionante vestido blanco. Y así, los diseñadores internacionales tuvieron su espacio en la fiesta porteña. Susana Giménez se vistió con un diseño de Roberto Cavalli, y Mariana Fabbiani paseó toda la noche un diseño que los representantes de Carolina Herrera en la Argentina eligieron especialmente para ella. *
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■ Tacos que matan. “Pierdo la coherencia por el dolor”, decía Carola Reyna y no se trataba de un parlamento para la ficción, sino de la verdadera tortura que sus zapatos le habían infligido después de más de cinco horas de fiesta. No fue la única que sufrió por el calzado. La actriz María Onetto llegó corriendo a la ceremonia luego de finalizar la función de su obra La muerte de un viajante y con los apuros se le rompió el taco de su zapato. Entonces tuvo que llegar rengueando hasta su mesa, donde todas las mujeres presentes ofrecieron prestarle los suyos en el caso de que ganara el premio revelación. Cuando se oyó su nombre, Onetto subió como si tal cosa luciendo los tacos de Adriana Lorenzón, la generosa guionista de Montecristo.
El equipo de la miniserie Vientos de agua, que ganó cinco estatuillas
La hoguera de las vanidades de Fierro Nominados, estrellas y personajes de la noche de la televisión y la radio El mismo lugar donde hace un par mesas de Telefé y América. Al frente de semanas se apiñaban libros y vi- y a la derecha con una alfombra roja sitantes de la Feria del Libro, ante- como puesto de frontera, se acomodaanoche fue el escenario de la fiesta ban los artistas y directivos de Canal de la TV y la radio. El enorme pabe- 13 y Canal 9. Y al fondo, las mesas de llón amarillo de la Rural, vacío de la gente de radio, la más ruidosa de la stands y de gente, parecía aun más noche por entusiasmo y por necesigrande de lo que es. Caminar por allí dad. Es que están tan lejos del escenacinco minutos antes de las 21 daba una rio que si no gritan nadie los escucha. sensación de irrealidad sólo compa- Y a su alrededor todo transcurre en rable a la de un aeropuerto en medio una nebulosa de nervios, excitación de la noche. Claro que apenas se fran- y alegrías esporádicas. queaban las puertas del salón todo cambiaba radicalmente. Lo despojado se volvía confuso amontonamiento de personal de seguridad, de camarógrafos, técnicos, mozos, invitados y sí, por ahí también estaban las estrellas. Aunque no muchas llegaron temprano. Como si respetar los horarios no formara parte de los requerimientos de ser famoso. A pesar de estar nominados, o tal vez justamente por estarlo, muchos llegaban cuando las cámaras ya habían captado varios espacios vacíos en las mesas. Por la TV, el desorden que impera en la entrega de los Martín Fierro es evidente, pero nada iguala a lo que sucede en vivo y en directo. Para empezar, cabe aclarar que no se trató de un solo salón sino de por lo menos tres. Por un lado, al frente y sobre el costado izquierdo del escenario, estaba Mirtha y Susana, dos divas se saludan el espacio compartido por las
Lo primero que se nota al acercarse a las mesas es que los ánimos de los nominados son volátiles. Una terna perdida hunde a un grupo de esperanzados aspirantes a pesimistas perdedores. Cuando a Montecristo se le escaparon los premios para sus guionistas, actriz de reparto, director y producción integral, la decepción era evidente en las tres mesas ocupadas por el equipo. Nada lograba sacudir la sensación de que el Oro se alejaba hacia el otro costado del salón. Más precisamente hacia la mesa de Vientos de agua, en la que su creador y director Juan José Campanella se divertía gritando “merecidísimo” a todos los ganadores. Incluso se escuchó su grito de guerra cuando fue anunciado que finalmente, después de mucho sufrir, Montecristo se había quedado con el codiciado Oro. Antes, una serie de rumores crecían como olas dentro del salón y estallaban a la vera del escenario: “ Lo gana Montecristo, lo gana Vientos de agua, Antonio Carrizo, Natalia Oreiro, TVR” , afirmaba alguno y muchos lo repetían. Claro que más allá de quienes pugnaban por las estatuillas, muchas otras disputas se dirimieron en el auditorio de la Rural. Como si se tratara de un rey que vuelve del exilio, Jorge Rial se sentó en una de las mejores mesas del salón, se pasó toda la ceremonia fu-
mando un puro y conferenciando con quien se pusiera en su camino. De una supuesta burla a espaldas de su rival Viviana Canosa, a una charla con Claudio Villarruel pasó a saludar a Pablo Echarri y luego utilizó su teléfono celular para fotografiar a Mónica Ayos y su marido Diego Olivera, que festejó como propio el triunfo de Montecristo. Es que él fue el protagonista de la tira de Telefé en su versión mexicana. A esa misma mesa, la de Sos mi vida, se acercó Susana Giménez luego de recibir el homenaje a su carrera televisiva. Minutos después, la diva se había ido para no volver, sin esperar la entrega del premio máximo de la noche. Antes, desde su llegada a la mesa que custodiaban sus amigos vestidos de estricto smoking, Susana había sido la más saludada. El altar al que había que rendir pleitesía para que el ritual de los Martín Fierro estuviera completo. Minutos antes del cierre de la larga ceremonia, mientras muchos periodistas entraban raudos a ser testigos directos del momento más esperado de la noche, muchos invitados recorrían el camino inverso. Sus lugares eran ocupados por los cansados técnicos que, apagadas las cámaras, bebían de las copas de vino y champagne de quienes ya no estaban. Y arriba del escenario Pablo Echarri exigía: “Saquen fotos, muchachos, saquen fotos”.
Natalia Trzenko