4
|
espectáculos
| Viernes 30 de agosto de 2013
Pantallas Diego Batlle
Algunas chicas es la única representante local en la selección oficial de Venecia
Misterios del alma femenina
L
a Mostra de Venecia no es particularmente amigable con el cine latinoamericano (la presencia desde hace años es casi siempre mínima) y, en ese contexto, la Argentina no es la excepción. En esta 70ª edición –que comenzó anteanoche con la presentación de Gravity y la presencia de George Clooney– es Santiago Palavecino el solitario representante nacional en la sección oficial con Algunas chicas, su tercer largometraje tras la elogiada ópera prima Otra vuelta y la bastante denostada El nuevo mundo. “No siento revancha, creo que los directores tenemos derecho a equivocarnos, a aprender de nuestros errores, a probar, a no quedarnos en
nuestras certezas, a no ser timoratos ni calculadores y, tras una experiencia que considero fallida, ahora sí tengo una nueva película que me representa a mí y a todos quienes la hicimos”, dice –en diálogo con la nacion– este cineasta nacido hace 38 años en Chacabuco. Si bien es un habitué del circuito de festivales (pasó con sus anteriores proyectos por Cannes, San Sebastián y varios otros), Palavecino tendrá hoy –en una función matutina en la Sala Grande del Lido– su debut absoluto en la Mostra con el estreno mundial de Algunas chicas, que compite en Horizontes (La reconstrucción, de Juan Taratuto, participa en la sección paralela Jornadas de los Autores).
El film –que tiene cuatro protagonistas femeninas– arranca con la llegada de Celina, una cirujana porteña en plena crisis matrimonial, a la casa –ubicada en una zona boscosa– de una vieja amiga de los tiempos universitarios a quien hace mucho que no ve. Más allá de sus propios traumas, secretos y miserias íntimas, se encontrará allí con un contexto bastante desolador, ya que Paula, la hijastra adolescente de su amiga, sufre una profunda angustia y viene incluso de un intento de suicidio. El panorama se completa con la aparición en la zona de dos amigas de Paula: la mística Nené y la cínica María. Todas ellas conformarán una suerte de clan disfuncional y perturbador (inicia-
rán prácticas de tiro y compartirán miedos, angustias y tensiones). Thriller psicológico lleno de climas oníricos (pesadillescos), Algunas chicas es una película de atmósferas surreales sobre estados de ánimo y códigos femeninos con personajes que atraviesan situaciones emocionales bastante extremas. Gracias al aporte de sus talentosas actrices, de su virtuoso director de fotografía (Fernando Lockett) y a las búsquedas narrativas (con mucho de experimentación) de Palavecino el resultado es en muchos pasajes fascinante. A la hora de buscar referencias e inspiraciones, Palavecino –un cinéfilo que se formó y durante mucho tiempo dio clases en la FUC– no duda en citar a Twin Peaks, la serie de David Lynch que lo marcó a fuego a principios de los 90. “Durante la gestación de este film volví también a los directores que amé durante mi formación y por las que decidí dedicarme al cine: David Cronenberg, Jacques Tourneur, Otto Preminger, Jean-Luc Godard y, sobre todo, Maurice Pialat, cuyas películas fueron muy importantes durante el largo proceso creativo de seis meses de ensayos con las actrices”, indica. Cecilia Rainero, Agostina López, Agustina Muñoz y Ailín Salas son las protagonistas del film, aunque en interesantes personajes secundarios aparecen, por ejemplo, Germán de Silva, Alan Pauls y Edgardo Cozarinsky. “Me interesa explorar temas y universos desconocidos, que no alcanzo a entender del todo y, en ese sentido, quería retratar algo que veía en muchas mujeres de mi generación: una depresión más o menos explícita. Eran los misterios de la intimidad femenina, habitada por placeres y tristezas, los que quería retratar (nunca explicar) en Algunas chicas.” ß
Roby Davidson y Mia Wasikowska
tiziana fabi/afv
La política llegó a Venecia VENECIA (DPA).– William Friedkin, el hombre que hizo estremecer a millones con El exorcista, mostró ayer su rostro más político en la Mostra de Venecia, donde aseguró que su país, Estados Unidos, “no puede ser la policía del mundo”. Alarmado por los tambores de guerra que suenan en Siria, Friedkin destacó la vigencia de Sorcerer (Carga maldita, 1977), la película que se reestrena restaurada en el certamen. El realizador celebrará su cumpleaños número 78 con el León de Oro a la trayectoria. Encantado con el reconocimiento que le brinda el certamen italiano, el cineasta defendió la película que ayer reestrenó en Venecia, y que además es uno sus largometrajes favoritos. Sorcerer es un angustioso thriller sobre unos trabajadores a los que les ofrecen transportar una peligrosa dinamita atravesando una jungla en dos viejos camiones y que contó con un reparto internacional encabezado
por Roy Scheider y Paco Rabal. El realizador, que siempre mantuvo las distancias con los grandes estudios de Hollywood, también arremetió contra su forma de trabajar. “Hoy en día son grandes casinos, y con ello no quiero decir burdeles, sino que allí se hacen grandes apuestas. Hollywood podría hacer mil películas con lo que gasta sólo en una”, comentó. Les tocó a dos mujeres singulares abrir ayer la competición de la Mostra: la escritora australiana Roby Davidson y la actriz Mia Wasikowska, quien la interpreta en Tracks, película que narra cómo la primera cruzó a pie el desierto australiano con cuatro camellos en 1977. “No podía pensar en una mejor actriz para hacerlo”, dijo Davidson de Wasikowska, de sonrisa dulce y aspecto etéreo, pero que se está especializando en dar vida a jóvenes determinadas en films como Jane Eyre y Alicia en el país de las maravillas. ß