ESPECTACULOS
Sábado 27 de agosto de 2011
((((( MUY BUENA TEATRO
Matar cansa UNIPERSONAL
Diego Gentile en una suerte de stand up, pero ligado con la muerte
Un trío atractivo: Santiago Loza, Flores Cárdenas y Diego Gentile AUTOR: SANTIAGO LOZA L INTERPRETE: DIEGO GENTILE L DISEÑO DE VESTUARIO: CECILIA ZUVIALDE L DISEÑO DE LUCES: MATIAS SENDON L DIRECCION: MARTIN FLORES CARDENAS L SALA: ESPACIO CALLEJON (HUMAHUACA 3759) L FUNCIONES: LUNES, A LAS 21 L DURACION: 55 MINUTOS L
Un nuevo drama de Santiago Loza (su tercera producción en cartel y está a punto de estrenar otra pieza en el marco del FIBA). Sin duda un autor muy activo que está siendo convocado por diversos directores. En este caso, parece que Martín Flores Cárdenas fue quien lo provocó a producir este relato. Una pieza literaria exquisita, con unos toques de teatralidad tan exactamente construidos que resulta imposible no dejarse atrapar por ella. En la escena un hombre narra, en un espacio sumamente despojado, la historia de un segundo hombre: un delincuente, un asesino que fue sumando víctimas con una tranquilidad inconcebible. O sí, teniendo en cuenta su forma de ser, de actuar; reconociendo el mundo de donde provi-
no o el que fue construyendo. Quien cuenta la historia está fascinado con ese delincuente. El tan desvalido, opaco, parece sólo apasionarse cuando describe algunos actos del otro y hasta lo hace en sus detalles más pequeños, más sórdidos. Los planos se confunden por momentos: ¿quién es en verdad ese narrador que admira a un hombre tan desaforado ¿Es su mejor amigo?, ¿su mejor víctima? Idolatra la muerte desde un lugar tan reservado que hasta provoca una tensión inesperada. Incomoda observarlo. Quizá sea capaz de violentarse delante de nosotros y sin ninguna responsabilidad. Pero no lo hace. Un trío muy atractivo da vida a ese texto tan provocador. Flores Cárdenas (director) parece descubrir hasta los mínimos
detalles internos de la conducta de ese personaje tan pequeño, y a la vez tan demoledor. Es muy rico ese juego que crea y que se aproxima a un stand up, pero ligado con la muerte. Diego Gentile (actor) narra con mucha seguridad. En todo momento, de su relato fluyen imágenes muy potentes que engrandecerá con pequeños gestos, con unas muy marcadas inflexiones de voz que marcarán unas pequeñas pausas; por demás enriquecedoras para el desarrollo de esa intriga. Matías Sendón (iluminación) construye una pequeña dramaturgia con ese cenital que posibilitará descubrir, también de manera minuciosa, los latidos de esos mundos tan opuestos que van creciendo en la escena.
Carlos Pacheco
TEATRO
((((( MUY BUENA
COMEDIA DRAMATICA
Reflejos
Puro texto e interpretaciones en esta obra de Matías Feldman L AUTOR Y DIRECTOR: MATIAS FELDMAN L INTERPRETES: MAITINA DE MARCO, JAVIER DROLAS, JULIANA MURAS, LUCIANO SUARDI Y LORENA VEGA L SALA: CLUB DE TEATRO DEFENSORES DE BRAVARD (BRAVARD 1178) L FUNCIONES: SABADOS, A LAS 22 (RESERVAS: 3533-2386)
En una sala pequeña ubicada en una calle que apenas tiene una cuadra y media de vida, cinco actores copan un mínimo espacio iluminado por apenas seis bombitas de luz. Cuatro sillas y una mesita son los únicos elementos escenográficos a la vista de los cincuenta espectadores que se ubican de un lado y del otro de un espacio escénico que, en otros tiempos, supo ser el living de una señorial casa de Parque Centenario. Pura síntesis. Allí, ahora toma vida una trama que no requiere más recursos que esos intérpretes cuyos sentimientos y movimientos se producen voluntariamente como respuesta consciente a un estímulo externo. O sea, casi la definición opuesta al término “reflejo” de esta obra llamada Reflejos. Cuatro de estos personajes trabajan en una misma empresa. Hay jefes que deciden; hay uno que sugiere decisiones; hay empleados que obedecen. Y –claro está– hay disputas, estrategias, rencores, secretos, celos. El combo no termina allí: como pasa en las mejores familias (y en las mejores empresas), hay triángulos amorosos y un puesto vacante. O sea, cartón lleno para una situación que se cocina a fuego lento y que, llegado el momento, estalla en sentidos y en todos los sentidos. Fuera de ese círculo vicioso (y tan efectivo) hay un solo personaje: la madre del que debe proponer quién será el que cuenta con el beneplácito de una empresa que desconocemos qué hace y que poco importa. La madre en cuestión es una volada que debe lidiar con imágenes proféticas que presagian esa calamidad que se va cocinando lentamente. Hacia esa situación apunta Matías Feldman, autor y director del proyecto que todos los sábados sube en la sala que posee a metros de la avenida Warnes.
Juliana Muras y Javier Drolas, en Reflejos Todo comienza con pasos de comedias en medio de puertas que se abren y se cierran como si se tratara de un vodevil. Sin embargo, a medida que avanza la acción, se produce un corrimiento hacia terrenos de una incómoda densidad cuyo disparador es el sinuoso mundo de las relaciones laborales. Pero va más allá que eso. De hecho, algunas simples preguntas sobre cómo sobrevivir a la pérdida del ser amado hacen que el rumbo de la obra transite una interesante variedad de capas que le permiten expandirse en medio de ese mínimo espacio escénico.
Ellos/ellas En el plano actoral, Maitina De Marco, Javier Drolas, Juliana Muras, Luciano Suardi y Lorena Vega (como ya lo han demostrado en Cómo estar juntos, en Exhibición y Desfile, en El matadero, en Los sensuales y en Afuera, respectivamente) se transforman en piezas clave para una trama que va adqui-
riendo una densidad reconocible en nuestro cotidiano. A lo largo de este viaje que propone Feldman, sale a relucir una interesante variedad de recursos. La proximidad con el público suma una incomodidad extraña. Hasta el ver a espectadores sentados en el lado opuesto (como se aprecia en la foto) hace que Reflejos se transforme en una reflexión sobre los límites de la ficción. Probablemente, la experiencia lograría mayor efecto con una mayor síntesis dramática. Ciertos resultados (sala llena, para un trabajo estrenado hace ya dos años) podrían desmentir esa hipótesis. Lo cierto es que el trabajo de Matías Feldman y de esos cinco actores en ese tránsito que va desde la representación de un simple cotidiano laboral hasta la irrupción de lo trágico convierte a Reflejos en un hecho sumamente potente y de una extraña teatralidad.
Alejandro Cruz
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