marina abramovic

a pensadores de todas las disciplinas a presentar obras de más de seis ... grandes estados del noreste y sus centros artísticos e intelectuales, y porque el valle del ... al espacio central para ver la obra en exhibición, ir a la biblioteca o al café.
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El spa cultural de

MARINA ABRAMOVIC Por Catalina Jaramillo

La artista ya ha recolectado parte de los 20 millones que le costará construir el Marina Abramovic Institute (MAI) un centro de arte en la ciudad de Hudson, Nueva York, que invita a pensadores de todas las disciplinas a presentar obras de más de seis horas de duración y que obligará al visitante a entregarse al presente.

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ace cuatro años Marina Abramovic, artista serbia de 68 años, tuvo su primera retrospectiva en Estados Unidos en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) llamada La artista está presente.

le sentara en frente. Para sorpresa de todos, la silla de enfrente nunca estuvo vacía en los tres meses, o 716 horas, que duró la exhibición. Los atareados neoyorquinos se hicieron el tiempo para hacer largas colas que salían del museo para experimentar lo que fuera que sucediera en esos momentos frente a la artista. Sin duda, ninguno olvidará esos minutos. Muchos lloraron.

La muestra incluía videos, fotografías y remontajes en vivo de las inquietantes performances que comenzó a realizar a fines de los años 70, donde incesantemente experimentaba con los límites del cuerpo y de la mente, y con la relación artista-espectador. Un video mostraba cuando le pidió a la audiencia de una galería que hicieran con ella lo que quisieran usando objetos que incluían tijeras, cuchillos y una pistola cargada. Uno de los remontajes era una mujer desnuda crucificada en la pared, performance que hizo en 1977. En otra, el público tenía que caminar por un estrecho pasillo entre dos personas desnudas.

Fue esa vivencia lo que motivó a la artista, convertida en celebridad, a crear un centro para lo que llama trabajo inmaterial de larga duración, performances de más de seis horas donde el artista y el espectador pueden tener la misma experiencia, borrando la línea que los separa. Fue entonces que comenzó a soñar con un centro abierto a la colaboración de pensadores de distintas disciplinas, donde todos pudieran proponer trabajos que unieran el arte, la ciencia y el espíritu. Un centro de educación donde pudiera transmitir lo que ha llamado el Método Abramovic, que obliga a sus participantes a detenerse y concentrarse en el presente. Su idea, en definitiva y en sus palabras, era crear una especie de spa cultural.

Pero la obra con la que recorrió los medios de todo el mundo fue la que realizó ella misma en el segundo piso del MoMA, que consistía en sentarse en silencio en una silla y mirar fijamente a los ojos a quien se

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Detox en el Hudson A casi dos años de su retrospectiva en el MoMa, Abramovic encontró un antiguo teatro de 3.036 metros cuadrados abandonado en Hudson, una ciudad de seis mil habitantes, dos horas al norte de Manhattan. El lugar le pareció perfecto por estar ubicado estratégicamente entre los grandes estados del noreste y sus centros artísticos e intelectuales, y porque el valle del río Hudson es uno de los lugares favoritos cuando los neoyorquinos buscan un poco de paz. Para remodelar el edificio construido en 1929, Abramovic eligió a la oficina de arquitectura de Ram Koolkaas, Office for Metropolitan Architecture (OMA), donó $1,5 millones al instituto y abrió un Kickstarter, plataforma de financiamiento colectivo, donde consiguió $661.452 dólares de 4.765 colaboradores.

“Yo creo que cuando uno llega a cierta edad y has ganado cierto conocimiento, tienes que confiar en ese conocimiento incondicionalmente y ponerlo a la disposición de las nuevas generaciones de artistas, el público o cualquier persona”, dice la artista.

El edificio del MAI, que en total costará 20 millones de dólares, tendrá dos pisos. El primero para la exhibición y el segundo para preparar a la audiencia a observar obras de larga duración con el Método Abramovic, que busca aumentar la conciencia del presente mediante ejercicios que prueban los límites del cuerpo y de la mente. La idea, explica la artista, es que en vez de hacer diez cosas al diez por ciento, como estamos acostumbrados, hagamos una cosa al cien por ciento. “Estamos equipados con tecnologías que nos ahorran tiempo, pero de alguna manera tenemos menos y menos tiempo”, dice. Su método, agrega, es un antídoto contra esa picazón distractora.

El método se aplicará en un recorrido de dos horas, en silencio, por distintas salas. Primero el visitante debe dejar todo lo que trae, ponerse un delantal blanco de laboratorio -que crea un espíritu de experimentación- y audífonos con cancelación de ruido, y firmar un contrato estableciendo que va a pasar, al menos, las siguientes seis horas en el instituto. Luego un guía lo llevará de cuarto en cuarto a un ritmo establecido para que la conciencia de tiempo desaparezca. En la primera hay que tomar agua lo más lento y conscientemente posible. En la segunda sentarse en silencio en una cámara de cristales. En la tercera, pararse debajo de torres de cobre que emiten un fuerte campo magnético. En la cuarta, mirar fijamente a los ojos a una persona sentada en frente. En la quinta, escuchar instalaciones sonoras y en la última, acostarse en una cama de madera bajo grandes cristales de cuarzo. Al final, los visitantes reciben un certificado y pueden volver al espacio central para ver la obra en exhibición, ir a la biblioteca o al café.

El MAI, que hoy existe sólo en su versión digital, ofrece espacio y recursos para artistas, científicos y pensadores que quieran co-crear y desarrollar nuevos proyectos; organiza charlas, talleres, iniciativas comunitarias, programas públicos y clases de educación continua; y cuenta con un archivo de trabajos inmateriales de larga duración, tanto de Abramovic como de otros artistas. “El instituto está abierto a todos, a cualquier persona que quiera tener una experiencia, de cualquier cultura, nivel socioeconómico, raza, lenguaje. Las puertas están abiertas”, dice la artista.

Desde octubre hasta el 6 de diciembre Abramovic está presentando la muestra “Generador” en la galería Sean Kelly en Nueva York. En la muestra, un máximo de 68 visitantes pueden estar simultáneamente en la galería con los ojos vendados y con audífonos con cancelación de ruido. La idea es enfocarse en la nada y forzar la introspección.

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